The Graduate
“Mrs. Robinson, you're trying to seduce me...
Aren't you?”
La segunda mitad de los años 60, cuando no existían, teóricamente, tantas libertades de carácter sexual; “nace” el derecho a la libertad sexual, el cual se refiere, al derecho del individuo, y aunque está relacionado, no debe confundirse con el amor libre, ni la liberación sexual, o revolución sexual de la segunda mitad del siglo XX, ni tampoco con la práctica de relaciones sexuales libres, la promiscuidad, las relaciones sexuales prematrimoniales o extramatrimoniales, el comportamiento sexual entre heterosexuales u homosexuales, o cualquier otra práctica sexual.
Era una época que dio grandes figuras para la historia, en todo tipo de contextos:
Jim Morrison, Richard Nixon, The Beatles, Rolling Stones, Ernesto “Ché” Guevara, Elvis Presley, Fidel Castro, John Fitzgerald Kennedy...
La revolución sexual, vivió su máximo apogeo en esos años, coincidiendo con el comienzo del movimiento hippie.
Varias fueron las causas de desatarían la revolución sexual:
La aparición de la píldora anticonceptiva, que aumentó las relaciones sexuales extra matrimoniales, permitiendo a millones de personas, practicar el sexo con fines placenteros, y no reproductivos.
La píldora dio a la mujer, mayor libertad sexual, repercutiendo en su cambio de rol sexual, de pasivo a activo.
El movimiento hippie, que luchaba en defensa de los derechos civiles y de la libertad sexual, poniendo en entredicho, la moralidad preestablecida en la sociedad americana.
La revolución sexual, junto con el movimiento hippie, propiciaron una significativa explosión demográfica en esta década, además de un fuerte cambio de los valores sociales, morales, culturales, y políticos de la época.
En el año 1960, se legaliza en Estados Unidos, el uso de la píldora anticonceptiva; y en 1965, ve la luz “Cosmopolitan” convirtiéndose en la primera revista para mujeres, donde se habla abiertamente sobre el sexo, y las relaciones prematrimoniales.
En el año 1967, en San Francisco, Estados Unidos, se vive “El Verano del Amor” donde más de 10,000 jóvenes, reivindican el movimiento hippie, bajo el lema:
“Hacer el amor y no la guerra”
Posteriormente, en 1973, se legaliza el aborto en Estados Unidos, pese a las protestas de católicos, y conservadores.
Y en 1974, la Asociación de Psiquiatría norteamericana, excluye las relaciones homosexuales, de las enfermedades mentales.
Por su parte, se le conoce como “Pre-Code Hollywood” al periodo cinematográfico, entre 1920 y 1934, en el que la producción cinematográfica en Estados Unidos, no se regía bajo ningún parámetro de censura en los medios audiovisuales, y la aplicación del Código de Producción de Películas, Motion Picture Production Code, que recogía las directrices de censura, siendo frecuente, la representación de diversas temáticas lascivas, como:
El sexo explícito, la violencia, y el consumo de drogas.
Los años de producción cinematográfica del Pre-Code, se ven influenciados por la temática de la literatura “pulp” comercial, entre las clases inferiores de Estados Unidos, en los años de los “Roaring Twenties”
El periodo de producción de cinematografía obscena, sin embargo, terminó con la aplicación definitiva del Código Hays, para regular los parámetros que definieron la producción audiovisual hasta 1967, que negaban el retrato de promiscuidad y violencia en las películas.
El periodo del cine clásico de Hollywood, fue el periodo en el que se produjeron gran cantidad de títulos cinematográficos, que eran altamente reconocidos por la audiencia, y altamente remunerados, debido a la reciente cotidianidad del cine.
El periodo del “Pre-Code” comenzaba a ser abandonado, debido a los estragos de La Segunda Guerra Mundial, por lo que de nuevo, comenzaba a sexualizarse la producción fílmica, en películas comerciales, en los que se encuentran algunos títulos de películas como:
“The Seven Year Itch” (1955), “Cat On A Hot Tin Roof” (1958), “Some Like It Hot” (1958), “Lolita” (1962), “Scorpio Rising” (1963) y “The Leather Boys” (1964); todos ellos, títulos controvertidos por contener un subtexto relacionado, explícitamente con la sexualidad.
Es hasta 1967, que se abandona por completo El Código Hays, que censuraba la producción cinematográfica, y reaparecen diversos géneros del cine de explotación, con temas altamente lascivos.
Hay que aclarar que el sentido de la revolución sexual, no consiste en disolución de costumbres, y en completa licitud.
Sería mejor, que esto fuera una marcha de protesta contra la hipocresía de los políticos, que la juventud no podía tragar, contra el estilo de vida que imponían a la gente, contra manipulación de la gente, contra la privación de la gente de su felicidad.
Se suponía, que hubo falta de renunciarse a las normas estrictas de la conducta no natural de las personas, que estaban tan acostumbradas a esto, y es lo que les hacía miserables durante largo tiempo.
La revolución sexual, no era el derecho de cada uno, a hacer el sexo en grupos, en cualquier lugar público, ante todo era una revolución mental.
Precisamente, gracias a la revolución sexual, hoy en día nosotros podemos comprometernos en un matrimonio desigual, llevar una vida más libre, crear unas familias no tradicionales; las mujeres hoy en día, pueden controlar la natalidad, hablar sobre sus necesidades sexuales, y sobre los problemas sin dañar su reputación, dar a la luz al niño sin matrimonio, ellas hoy en día, tienen el derecho de hacer carreras, vivir con el hombre sin casarse etc.
Hoy en día, el sexo no es pecado.
Pero la revolución sexual había traído no sólo las ventajas…
La actitud simple de la gente al sexo, provocó el crecimiento de enfermedades de transmisión sexual, y al desarrollo de los problemas psicológicos.
El modelo de la familia tradicional, poco a poco se destruye.
El fortalecimiento de feminismo deshabituó a muchos hombres de la galantería.
La verdad consiste en que los años 60, influyeron mucho en el desarrollo de nuestra sociedad.
“This is Benjamin.
He's a little worried about his future”
The Graduate es una película de comedia estadounidense, del año 1967, dirigida por Mike Nichols.
Protagonizada por Dustin Hoffman, Anne Bancroft, Katharine Ross, William Daniels, Murray Hamilton, Elizabeth Wilson, Buck Henry, Brian Avery, Walter Brooke, Norman Fell, Alice Ghostley, Marion Lorne, Eddra Gale, Richard Dreyfuss, Mike Farrell, Elaine May, Ben Murphy, Kevin Tighe, entre otros.
El guión es de Calder Willingham y Buck Henry, basados en la novela del mismo nombre de Charles Webb; novela semi autobiográfica de Webb, quien vendió los derechos de adaptación al cine, y la propiedad intelectual de los personajes, antes de publicar el libro por $20,000.
No sacando el provecho suficiente, del espectacular éxito cosechado por The Graduate, a finales de los años 60.
“The Graduate” fue el primer libro, y el primer gran éxito editorial de su autor, Charles Webb, publicado en 1963, sobre un personaje muy peculiar, que puso en ella, parte de sus recuerdos, pero sobre todo, su actitud ante la vida.
Webb se graduó en 1961, rechazó la herencia de su padre, un médico acomodado, y sacó a sus hijos de la escuela, para educarlos personalmente con su esposa.
Todo esto fue un acierto en toda regla de la MGM, que hizo una apuesta arriesgada, al comprar los derechos de la novela de Charles Webb, a pesar de ser una obra casi desconocida en el momento.
The Graduate ganó un Premio Oscar como Mejor Director, y obtuvo 6 candidaturas más:
Mejor película, guión adaptado, actor (Dustin Hoffman), actriz (Anne Bancroft), actriz de reparto (Katharine Ross), y fotografía.
Para Nichols, el éxito de The Graduate, significó convertirse en director-estrella, en unos momentos en que la teoría de los autores, empezaba a inquietar positivamente a los jefes de los estudios.
Fue el primer director, después de Orson Welles, en tener derecho al “Final Cut”, iniciando así, una tendencia que continuaría con gente como:
Francis Ford Coppola, Robert Altman, o Paul Mazursky; demás de ser Nichols, una de las pocas personalidades, en poseer los 4 grandes premios de ese país:
Oscar, Tony, Grammy, y Emmy.
The Graduate suma drama, romance, sátira social, y comedia; elogia a la juventud, apuesta por ella, defiende sus valores, y emocionalmente, se pone de su parte.
Producida antes del “Mayo Francés” de 1968, The Graduate se inspira en los ideales de cambio, ruptura, y liberación, que lo hicieron posible.
The Graduate fue todo un “boom” en taquilla, el mayor éxito del año, y de hecho, si ajustamos lo recaudado a la inflación, sigue siendo uno de los mayores éxitos en la historia del cine en EEUU.
Lo primero que hay que hacer, al comentar The Graduate, es meterse en la época en la que se hizo, en 1967.
A mi modo de ver, The Graduate se centra en las emociones del protagonista, las distintas maneras de comportarse antes diferentes personas, las relaciones interpersonales, la interiorización de roles, y la incomunicación social y familiar, todo ello, reflejado en el rostro de un impecable Dustin Hoffman.
Cada línea y cada plano, llevan consigo un chiste, una ironía, y un comentario ácido.
Editada en 1963, casi de modo profético, The Graduate nos narraba, la difícil y vital decisión de todo joven, en algún momento de su existencia:
“¿Qué voy a hacer con mi vida?”
El calificativo de profético, deriva del hecho de que, toda una generación de jóvenes de finales de los 60, se vieron identificados con el protagonista de la narración, y lo que es más importante, les sirvió de inspiración para el resto de sus días.
Hasta la actualidad, The Graduate es considerada la primera película del nuevo cine americano, y un clásico del cine norteamericano, influenciado por lo que se denominó “La Nueva Ola del Cine Francés”, caracterizada porque los directores, empezaron a salir de los grandes estudios cinematográficos, y a contar historias cotidianas, con producciones de menor presupuesto.
The Graduate se rueda en escenarios naturales de California, L.A., San Francisco, Berkeley, Santa Bárbara, La Verne... y en estudio.
La acción dramática, tiene lugar en California, L.A., Berkeley, San Francisco, Santa Bárbara... en 1967.
Benjamin “Ben” Braddock (Dustin Hoffman), con 21 años, acaba de graduarse de una universidad, sin nombre, en el nordeste de Estados Unidos, y vuelve a casa, a pasar unas vacaciones.
El matrimonio Robinson, amigos de sus padres desde hace años, se interesa por él.
El marido quiere que salga con su hija Elaine (Katharine Ross), mientras que su esposa, la señora Robinson (Anne Bancroft) desea tener relaciones sexuales con él.
Después de encontrarse varias veces con la señora Robinson, quien le prohíbe ver a su hija, Benjamin se enamora de Elaine.
Cuando todo sale a la luz, Benjamin se encuentra solo y abandonado.
Aun así, lucha para ver a Elaine, y expresarle sus sentimientos.
El argumento esconde una historia oculta respecto a Elaine y a Benjamin, historia que parece conocer muy bien Mrs. Robinson, y que parece ser la verdadera razón de su oposición a la relación entre ambos.
Cuál sea esta historia oculta, es un misterio, dado que nada se dice expresamente; quizá un dato sea, el de la concepción de Elaine en un Ford, historia que sí se cuenta, y que al parecer, precipitó y obligó a Mrs. Robinson, a una boda sin amor...
En lo personal, todos tenemos una etapa, en la que vamos un poco a la deriva, sin rumbo.
En The Graduate, el comienzo es una burla, de un mundo donde no se dice nada...
Y se nos ahorra oír lo que dicen, es un murmullo que no es más que ruido.
Oímos a través del protagonista, y al igual que él, no escuchamos nada…
La mentira, el engaño, el amor, y la inmadurez, se mezclan para darnos un resultado triste y lamentable, que nos llega a lo más profundo del corazón.
Benjamin, es el que más madura en The Graduate.
Nos muestra a un joven estudiante, tranquilo y pacífico, pero con un terrible dolor inexplicable…
Él necesita satisfacer la necesidad de sacar afuera, todo eso que lo afecta, sentir la sensación de madurez, y convertirse en un joven maduro e independiente.
Para ello, él siente que la solución es tener relaciones sexuales...
Y comienza una relación diaria, con una mujer muy mayor, una mujer experimentada, pero que es aún más inmadura que Benjamin.
Pero Benjamin, al conocer a una joven preciosa, se da cuenta de que ese era su verdadera solución, el amor, no el sexo, el amor verdadero.
Desde ese momento, comienza a desarrollarse un triángulo amoroso lamentable, llenó de confusiones, mentiras, verdades reveladas, tormento, dolor, tristeza, alegría, madurez, persecución, rechazo, y todos esos problemas que se originan al meterse con una mujer madura, y luego con su adorable y hermosa hija…
Así pues, The Graduate, nos muestra la transformación de un joven a un hombre, lo cual es muy excitante.
Dustin Hoffman, que encarna al joven graduado, Benjamin Braddock, realiza una soberbia interpretación de un joven, supuestamente triunfante, pues reúne todos los méritos que auguran un futuro halagüeño, pero que, harto de dudas existenciales, vaga “a la deriva”
Ben evoluciona gradualmente, madura, y se convierte en una persona despierta, segura, y decidida.
Encarna las características de la generación de jóvenes estadounidenses, nacidos en los años de la posguerra de La Segunda Guerra Mundial, con rebeldía, búsqueda de nuevos valores, sinceridad, liberación sexual, desaliento, desidia, etc.
Hijo único de padres disfuncionales, éstos quieren imponer al hijo sus pautas de conducta, sus criterios, los requerimientos de sus intereses, sus visiones materialistas, interesadas, y egoístas.
No entienden, y no ven con buenos ojos, las ansias de libertad e independencia del hijo, al que continúan tratando como a un niño.
Por ello, Ben mira a su alrededor, y no entiende nada.
Acaba de terminar sus estudios, es un estudiante brillante, con un futuro prometedor:
“Plastics!”, le sugiere un amigo de sus padres, con aire de estar abriéndole las puertas del paraíso.
Todas las muestras de afecto, todas las palmadas en la espalda, todo el ruido de su entorno, solo contribuyen a aumentar su confusión, su desorientación, y su desamparo.
No consigue compartir el entusiasmo de sus padres, todo orgullo, a los que mira como si fueran “seres extraterrestres”
No sabe quién es, no sabe dónde está, ni dónde quiere ir, ni qué quiere hacer.
Mira a su alrededor, y no entiende nada…
Se zambulle en la piscina de sus padres, dejando pasar el tiempo con indolencia, y fingiendo que nada le importa.
Se pone las gafas de sol, a modo de barrera contra el mundo, soporta con estoicismo, el ridículo de pasear desde la cocina hasta el jardín, con un traje de submarinista, que no ha pedido, ni desea tener.
Es el éxito en el que los demás desean mirarse, pero no hace más que seguir el camino marcado, tal vez, por falta de arrojo, para construirse uno él mismo.
El buzo dentro de la pecera, en la secuencia que abre The Graduate, con el rostro ensimismado de Ben en primer plano, es el símbolo de su aislamiento.
El silencio abombado que se produce cuando mete la cabeza bajo el agua, es el único lugar donde se siente seguro.
“Ben, ¿qué estás haciendo?”, le pregunta su padre.
“Bueno”, dice él, “sólo estoy flotando aquí, en la piscina”
Todo el mundo le cae mal, todo el mundo le molesta.
Su único contacto, aparentemente humano, es la relación con la señora Robinson, que le manipula, le utiliza, y le humilla, además de darle lo que cualquier chico de su edad querría, pero sin hablarle.
Solo en una ocasión, logra que ella le conteste, siendo el principio del fin.
Dustin Hoffman, es el paradigma de una generación de jóvenes, alienada por la sociedad de sus mayores, y que se cuestiona constantemente:
¿Cuál puede ser su futuro?
El Sr. y la Sra. Braddock (William Daniels y Elizabeth Wilson, respectivamente) son esos padres cariñosos y orgullosos de su vástago.
Han alcanzado cierto status de respetabilidad en la comunidad en la que viven, gracias, en gran parte, a las buenas relaciones que procuran mantener y fortalecer con los vecinos y amigos.
Ellos, como otros, no comprenden el comportamiento de Ben, pero el joven tampoco los entiende a ellos.
El Sr. Robinson (Murray Hamilton) es ese hombre “hecho a sí mismo”, que ha conseguido todo lo que tiene:
Una bonita familia, y una vida cómoda; en base únicamente a su esfuerzo.
Echa de menos haber disfrutado más de su juventud, y por eso aconseja a Ben que lo haga.
La Sra. Robinson es esa mujer de clase, respetada en la sociedad, que vive una vida “perfecta”, de casada con familia, llena de lujos y comodidades, pero que, en el fondo, se siente totalmente insatisfecha y vacía.
De otro modo, pero al igual que Ben, vaga “a la deriva”
La Sra. Robinson, es una mujer hecha y derecha, que intenta vivir aquello que se le escapó durante su juventud.
Está atrapada en una vida perfecta, en una casa perfecta, y con un marido perfecto, pero que no la hacen feliz.
Haciendo uso de una concepción estrecha y egocéntrica, y abusando de su posición, la Sra. Robinson somete al joven, a un proceso de seducción y acoso sexual, que pone de manifiesto, las debilidades y carencias de la familia de EEUU convencional:
Alcoholismo, infidelidades, deslealtades, rupturas, adulterio, individualismo, materialismo, desafecto, y disfuncionalidad, en relación con los fines que se consideran propios de la misma:
Realización personal, amor y afecto, educación y defensa de los hijos, apoyo a la maduración de los mismos, etc.
Las relaciones de la alcohólica insatisfecha Mrs. Robinson con su marido, o la superficialidad de los padres de la pareja, son un reflejo de una generación conservadora que se resiste a cualquier cambio, y que vive frívolamente entre fiestas, cócteles, barbacoas, espectaculares mansiones, y automóviles de lujo.
Katharine Ross, encarna a esa chica dulce, y hasta ingenua, que destinada a estudiar y convertirse en otra ama de casa, se verá inmersa en un triángulo amoroso convulso y viciado, afilado y amargo, del que saldrá convertida en uno de sus vértices.
¿Y sí?
The Graduate no termina con un beso, y un fundido en negro.
Pues escuchamos “The Sound Of Silence” mientras la pareja se va, sentados en la última banca del bus.
Les vemos las caras, e intentamos descifrar lo que piensan... y no lo sabemos.
Queda una vida por delante, no sabemos dónde los lleve el camino.
Ellos tampoco.
Quizás ni ellos saben qué pensar.
Es en el plano final, cuando los enamorados huyen de la boda, así como de la gente que les persigue, que se suben al primer autobús que pasa, y se sientan atrás del todo.
Han huido de la mentira, están juntos, pero:
¿Están felices?
Aparentemente no.
Se muestran serios, tienen miedo, miedo de que no vuelvan a sentir lo que sienten en ese instante, miedo de convertirse en los Robinson, en un matrimonio infeliz.
Y es cuando comienza a sonar “The Sound Of Silence”, y entonces miran de nuevo para atrás, se vuelven a mirar pero... ya no sonríen...
Ese plano, es el mejor de The Graduate, pues nos muestra a 2 jóvenes que se han “graduado”, se han independizado, han ido en contra de los deseos de todos, para estar juntos.
Pero en cambio, cuando al final lo consiguen... no tienen nada que decirse.
Yo creo que es un final muy, muy triste.
Su futuro es incierto, pero tristemente, no les queda otro remedio que esperar a que les ocurra lo que a la señora Robinson, y que cuando crezcan, y lleven años conviviendo juntos, ellos pasen a ser los desapasionados, y busquen la felicidad de una forma externa a su posible matrimonio.
No es de extrañar, que The Graduate fuera todo un escándalo para “La América Profunda” en aquellos entonces, en los que gobernaba Lyndon B. Johnson, heredero del asesinato de Kennedy; pues supone una película rompedora, al mostrar a las familias de EEUU de clase media-alta, con todos sus problemas, divorcio, adulterio, alcoholismo... situaciones políticamente incorrectas.
Por ello impactó con fuerza en los cerebros más beatos de esa “América Profunda”
Haciendo ver que el mundo “posible”, está estratificado en el éxito empresarial, y todo lo que ello conlleva:
Un vacío moral, una insensibilidad general, una estupidez desesperante, que alcanza a determinadas necesidades sexuales, exentas de pasión, y quienes se resistan, lo pagarán caro.
The Graduate es un film de enfrentamiento generacional, sin complacencias ni dogmatismos.
El argumento refleja, con singular talento, a las 2 generaciones:
Por una parte, una madre, experimentada y cínica; y su hija, inocente en apariencia, que rivalizan por el mismo hombre, con armas diferentes, a cual más ilícita.
Por otra parte, 2 escenarios californianos:
El materialista de Los Angeles, en contraste con el idealista de Berkeley, sugieren más que muestran, la revolución que entonces se cocía en aquella Universidad, y también, la ambigüedad moral de Benjamin, un personaje que se mueve dubitativamente, entre su educación, hogar y Universidad conservadora, sus instintos, y lo que de alguna manera está descubriendo y asimilando de su entorno generacional.
The Graduate se presenta, en un contexto político trágico para Estados Unidos, en plena Guerra de Vietnam, sin embargo, el director Mike Nichols, solo se dedica a mostrar lo que hacen las clases pudientes de la sociedad de EEUU, y el estilo de vida poco moralista y absorto de la realidad estadounidense de la época de la producción.
“Would you like me to seduce you?”
Las relaciones sexuales, mantenidas entre un tímido e inseguro joven, y una neurótica y alcohólica mujer, son simplemente el pretexto de Mike Nichols, director de origen alemán, que obtuvo el Oscar como Mejor Director por este trabajo, para reflexionar sobre la confusión vital de la juventud de su contexto, las relaciones interpersonales, la interiorización de roles, y la incomunicación social y familiar.
Los diálogos, son ocurrentes, punzantes, y divertidos.
Se presentan salpicados de ironía y humor, y son cálidos, naturales, y próximos.
Ponen al servicio de la sátira, y del sentido del humor, roces y choques de los jóvenes con los mayores, ocurrencias basada en las ansias de independencia juveniles, la lucha entre 2 maneras de entender la vida, por parte de 2 generaciones, la sorpresa de los mayores, ante las reacciones espontáneas de los jóvenes, la incompatibilidad entre las actitudes egoístas y las idealistas, las impositivas y las liberales, las hipócritas y las sinceras.
Recurre en ocasiones, a la exageración, la desmesura, y el despropósito, aunque siempre, de modo elegante y refinado.
La suma de efectos derivados de los planteamientos de The Graduate, culmina en una larga secuencia, que hacia el final, aporta una aceleración e intensificación de los vectores, y líneas de fuerza del relato.
The Graduate, fue el escándalo cinematográfico del año 1967; pues trata una historia de amor y adulterio, en forma de comedia elegante, pero lo que de verdad escandalizó en su momento, fue que se mostrara de una forma tan clara, la relación sexual tabú entre Benjamin y alguien que en la película representa, que le dobla la edad.
Que una película tratara un adulterio de estas características, que Mrs. Robinson fuera incluso, amiga de los padres de Benjamin, y que miles de espectadores vieran, cómo en las casas de las mejores familias, siempre quedan rincones oscuros y sucios, eso, fue un verdadero escándalo…
Existen parejas que han desafiado las convenciones sociales, juntándose a pesar de una notable diferencia de edad.
En estos casos, los psicólogos explican la fascinación de un joven hacia una mujer madura, por el deseo de recrear una figura maternal, pero se destaca más tradicional la aceptación, cuando el hombre es la persona mayor.
Pero cuando se trata de una mujer madura, generalmente se sospecha que el joven fue manipulado y seducido por la mujer, aprovechando la inexperiencia de éste, según ocurre en The Graduate.
The Graduate, plantea una lánguida perspectiva futura, reflejada en las circunstancias vitales del verdadero protagonista, el rostro de Hoffman, faz que traza el desaliento y la desidia de toda una generación.
La primera parte de The Graduate, es ágil y divertida.
En ella, vemos a un joven inexperto, aunque se las da de experimentado, e inseguro, que dejará muchas escenas cómicas, porque no sabe qué hacer con esa mujer que conoce desde niño, y que se le insinúa a cada instante.
Y es que poco tardará en caer en las redes de la Sra. Robinson, para convertirse en todo un gigoló, que trasnocha un día sí, y otro también.
Su vida sigue sin rumbo, pero eso ya no le preocupa.
Las cosas cambiarán, cuando aparezca una meta que alcanzar, un objetivo que conseguir:
Elaine, la hija de su amante.
A partir de este momento, The Graduate adquiere un tono más dramático, e incluso desesperante para el protagonista, que se muestra firme y decidido, para conseguir lo que quiere.
La mordaz visión de Nichols, va mostrando la alienación del recién graduado.
Su conversión bufonesca, como principal atracción del núcleo social de su familia, le lleva a representar situaciones cercanas al ridículo, que sirven para manifestar la vacuidad y apariencia, en la que se sustenta la esencia de su vida familiar y, en definitiva, de la sociedad de la época, expuesta también en las magníficas composiciones de Simon & Garfunkel, especialmente en la canción “The Sound Of Silence”
The Graduate capta la esencia principal del camino de la juventud hacia la madurez, de manera audaz, utilizando argumentos y escenas, que satirizan el sexo, o la seducción elocuentemente.
Hoffman puede que haya estado un poco viejo para el papel, pero encaja perfectamente en el mismo, haciéndolo creíble, y que si eso fue creíble, Anne Bancroft siempre será recordada como Mrs. Robinson, por su atracción seductora e intrigante.
En lo técnico, Mike Nichols se maneja con la puesta en escena audiovisual, de manera admirable, empleando como nunca en su vida, las herramientas más puramente cinematográficas, como son:
El encuadre, el espacio, y el ritmo.
Sobre todo en su primera mitad, la cámara y el montaje de Nichols, pueden calificarse de audaces.
Es notable, la presentación de la sombría señora Robinson, que en un fabuloso plano, queda completamente diferenciada del resto de los asistentes a la fiesta, o la forma en que, con el encuadre cerrado en el rostro de Braddock, sentimos su creciente agobio.
Sin olvidar ese instante estupendo, en que la madura señora, por fin se desnuda delante de Benjamin, que no puede evitar, al igual que nosotros, fugaces visiones del cuerpo desnudo de su futura amante, y pesadilla.
Nichols no tiene miedo de situarse en el punto de vista de Benjamin, siempre que le es posible, buscando nuestra identificación con él, viendo el drama, a través de sus ojos, siendo partícipes de su vacío emocional, de su languidez moral.
Por ello, era inevitable, que algunos establecieran vínculos con una imagen nítida de la muerte definitiva del llamado “Sueño Americano”
Todo gracias al entonces, innovador y estimulante montaje de Sam O’Steen; con una carrera posterior, bastante consistente, que repetía el éxito en una nueva colaboración con Mike Nichols, tras el debut de este con “Who’s Affraid Of Virginia Woolf?” (1966)
Especiales, de hecho tanto que han quedado en la memoria, son los planos en los que enlaza la presencia de Ben en la cocina, en la piscina, y en la cama del hotel, con la lata de gaseosa, a modo de símbolo fálico/consumismo, o aquellos frenéticos planos y contraplanos de los protagonistas; y la fotografía de Robert Surtees, es simplemente inmejorable.
Como en muchas otras películas, The Graduate ahonda en esa calidez, y en esa nostalgia de la historia.
Logra retratar en cada escenario, piscina, hotel-hall, o habitación, universidad, iglesia, o simplemente, la calle; un momento único en la vida de cada personaje.
Como curiosidad, en el famoso cartel promocional de The Graduate, la pierna de mujer en primer plano, no es de la protagonista Anne Bancroft, como siempre se pensó, sino de una modelo, ya que por problemas de agenda, Bancroft no pudo acudir a la sesión fotográfica.
La modelo fue Linda Gray, popular décadas después, por su papel de Sue Ellen, en la teleserie Dallas.
Gray confirmó este secreto, en el año 2013.
Además The Graduate posee errores en la geografía:
Cuando Ben es visto cruzando El Puente de La Bahía de Oakland, en su camino a Berkeley, conduce en la parte superior de dicho puente, que lleva el tráfico hacia el oeste de Oakland hasta San Francisco.
Si realmente fuese así, lo estaría llevando fuera de Berkeley.
La única manera de llegar a Berkeley por El Bay Bridge, es ir en dirección este, y todo este tráfico se realiza sólo en el piso inferior del puente…
En una nota similar, el túnel que pasa Hoffman con su auto, para detener la boda de Elaine en Santa Bárbara, está en realidad, 30 millas al norte de la ciudad, sobre la autopista 101 Norte, justo después de Gaviota, lo que significa que habría pasado ya su destino...
En lo que respecta al casting, cuando rodaron The Graduate, Dustin Hoffman tenía 30 años, Katharine Ross tenía 27, y Anne Bancroft, 36; sin embargo, en The Graduate, la diferencia de edad es mayor.
En la realidad, Katharine Ross tenía sólo 9 años menos que su madre en la ficción.
The Graduate significó el debut en la pantalla grande, para un joven Dustin Hoffman, pues tiene su mérito conseguir que nos creamos que, a sus 31 años cumplidos, era un inocente recién graduado universitario...
Por otra parte, Alfa Romeo lanzó al mercado de EEUU, la edición “Graduate” del Spider como tributo a The Graduate, de un Alfa Romeo Spider 1600, también conocido como “Duetto”
Como curiosidad, la aparición de un jovencísimo, este sí, Richard Dreyfuss que, con apenas 20 años, debutaba en el cine, en la escena de Hoffman y Ross en el departamento universitario, cuando el casero y varios estudiantes, deciden llamar a la policía.
El director, intentó apabullar en los aspectos psicológicos de The Graduate, y lo logró de una manera que ni él mismo pensó que podía, ya solamente en los créditos se ve, cuando notamos que ninguno de los “adultos” tienen nombre, solo apellido, quizá dándole importancia a la juventud, o las múltiples escenas que involucran un vientre y juventud, como la obsesión de Ben por las piscinas, o las escenas que van desde el vientre de los personajes, y terminan con el vientre de Mrs. Robinson…
Además de un manejo impecable de las cámaras, véase una escena en la que Ben corre desaforado por una acera, en dirección a la cámara, que está situada lejos y fue filmado con zoom, en la escena se ven los esfuerzos de Ben por correr, pero pareciera que no se moviera, lo cual es una bella, y exacta metáfora, a lo que le está sucediendo a la vida de Ben en ese momento.
Quizás, estos aspectos, y toda The Graduate en sí, fueron los que le dieron el Oscar al director Mike Nichols, al poner un ritmo que nunca cae.
Y es que pocas actrices hubiesen podido interpretar, de forma impecable como lo hizo Anne Bancroft, a la maquiavélica Mrs. Robinson, un personaje al que se le dedica una canción en The Graduate, personaje que ha traspasado el mismo argumento, convirtiéndose en un icono del cine, y que frecuentemente utilizamos hoy en día, para referirnos a un tipo de mujer madura, sexual, algo perversa, y seductora.
La forma en que Mrs. Robinson seduce al joven Benjamin, es de una sutileza irónica tal, que provoca el placer de asistir a unos primeros minutos realmente graciosos; empleando esta, sus armas de mujer, de la forma más suave y engañosa, suficientes para atrapar al confuso, inseguro, y un tanto bobalicón personaje de Ben, interpretado por Hoffman, con mucho toque, brío, y personalidad, imprimiéndole, con sabiduría, la dosis justa de comicidad.
The Graduate consigue además, una notable caracterización de personajes, me refiero a los formados por los padres de Ben, y amigos de estos, ligeramente exagerados, para darle ese toque chistoso y exasperante que consigue enloquecer y agobiar al joven protagonista.
Mi escena favorita, cualquier encuadre con Hoffman y Bancroft, impagables.
La banda sonora de The Graduate, está compuesta por canciones del dúo Simon & Garfunkel, que fueron compuestas por Paul Simon.
La mayoría de las canciones, ya habían sido publicadas anteriormente, menos el éxito “Mrs. Robinson” que fue escrito para The Graduate.
Todo empezó en 1967, el director Mike Nichols, les encargó que compusieran una serie de temas para una película que iba a dirigir.
Paul se puso enseguida manos a la obra, y compuso un tema que se llamaba “Mrs. Roosevelt” y se lo entregó a Mike.
Éste, al escucharlo, consideró que reflejaba la personalidad de un personaje de la película, y el tema acabó por titularse “Mrs. Robinson”, al igual que la protagonista del largometraje.
Y es que el tema más popular del disco, es “Mrs. Robinson”
Esta canción, curiosamente, nunca se escuchó completa en The Graduate, en el disco hay un tema instrumental más completo, y otra versión reducida para utilizarla en The Graduate.
La banda sonora, estuvo 9 semanas en la primera posición de los listados de grandes éxitos, y logró ser Disco de Oro.
Además, el tema “Mrs. Robinson” consiguió 2 Grammys.
A resaltar la primera escena, cuando suena de fondo “The Sound Of Silence”, que es de esas canciones que pasan a ser parte importante de la vida, con una letra grandiosa, sobre la falta de comunicación, e incapacidad de expresión entre las personas.
Otra de las grandes composiciones de Simon, que aparecen en The Graduate, es “Scarborough Fair”, una pieza que contiene una tremenda armonía vocal, y que encaja perfecto en una melancólica escena de Benjamin.
Además de estas canciones, la música incidental, el score, corría a cargo de Dave Grusin, que con The Graduate, iniciaba una carrera plagada de éxitos, principalmente, a finales de los 70, y principios de los 80.”
“Benjamin, I am not trying to seduce you”
47 años desde que se estrenó The Graduate, no estoy muy seguro de que, a estas alturas, quepa algún comentario crítico acerca de la segunda película como director de Mike Nichols, y probablemente, la más famosa e importante de todas ellas.
Pero quizás, sí quepa preguntarse, si su tema, o su discurso, mensaje, como lo queramos llamar, continúa vigente, tanto tiempo después, teniendo en cuenta lo que The Graduate significó en su momento, por su velada crítica a una sociedad burguesa, aletargada, y como siempre, decadente.
Un cine casi subversivo, que en su descripción de una serie de caracteres, a cada cual más mezquino, y trágicamente imperfecto, no dejaba títere con cabeza.
Pero:
¿Realmente The Graduate es una película tan valiosa como dijeron?
¿Tan feroz, tan valiente?
El vacío artístico visible en el Hollywood, de mediados de los años 60, permitió a cineastas jóvenes, instaurar una nueva forma de hacer cine.
En 1967, Arthur Penn realizó con “Bonnie and Clyde”, una película de gánsteres, cuya posición escéptica “anti-establishment”, rompiendo tabúes de Hollywood, y con un estilo de narración lírico y moderno, conectó con el espíritu de su tiempo.
El mismo año, Mike Nichols sedujo con The Graduate, en la que Dustin Hoffman, una revelación para el público y los críticos, componía un personaje rebelde contra el mundo aburrido, rancio, y pequeño burgués, de la generación de sus padres.
Este cine, inscrito en la contra-cultura, e influido por el neorrealismo italiano, y “La Nouvelle Vague” francesa, se caracteriza por la potenciación del papel de los realizadores, en el seno de los grandes estudios de EEUU, y la representación, bajo un nuevo radicalismo, de temas hasta entonces tabú, como la violencia o la sexualidad.
El “nuevo Hollywood” también renovó los géneros de cine clásico, western, cine negro, o los “deconstruyó” liberándolos de sus convenciones.
A diferencia de otros films de la época, la historia de The Graduate, posee una segunda lectura, ya que sugiere la situación de los EEUU en los 60, y los problemas de los jóvenes para encontrar su lugar en aquella sociedad caduca, a través de una rebelión aparentemente silenciosa.
Pues Benjamin, no es puro ni inocente sino que, al acostarse con la vieja amiga de casa, muestra su amoralidad…
No es tampoco ningún idealista, ni tiene algún compromiso.
No proclama su indignación contra La Guerra de Vietnam, ni contra la explotación del Tercer Mundo, ni aboga por una sociedad mejor, que erradique la miseria.
Es entonces, cuando empieza a emerger con mayor extensión, el cine que recibe la influencia, muchas veces, puramente mimética, de los movimientos renovadores europeos, y que en busca de unos modales menos académicos, trata de incorporar la “conciencia de la escritura” característica de aquellos, y el inevitable reflejo del lenguaje televisivo.
Se persigue una formalización más libre, a medio camino entre la psicodelia, a golpe de zoom, la desarticulación de los moldes temporales, inherentes al montaje clásico, y todo tipo de coqueteos formalistas, dentro de unas ficciones que empiezan a revestirse de una estética manierista, frecuentemente ensimismada, y cada vez más independiente de los cauces narrativos y dramáticos a los que arropa.
A partir de The Graduate, muchos directores empezaron a utilizar la música pop en sus películas, y otros, se la jugaron llamando a músicos famosos, que nada tenían que ver con las películas, para que compusiesen la banda sonora del film en cuestión.
Lo que en los años 60 era, el no va más del modernismo cinematográfico, la audacia en los temas, su tratamiento, parecen hoy de otro siglo.
Entonces, en la época del movimiento pacifista, hippie, “haz el amor y no la guerra” etc., el poner en solfa la clase alta de los Estados Unidos, era un deporte.
Hoy ya no llama la atención de nadie, a nadie escandaliza el personaje de Anne Bancroft, dipsómana, fumadora empedernida, adicta al sexo como se dice ahora, frustrada…
El personaje de Hoffman, es el hijo lógico de aquella generación, cuando menos confuso, indeciso, sin autoestima, teniéndolo todo, no sabe qué hacer con ello, para no convertirse en una copia de sus mayores.
Su escapatoria, la Sra. Robinson, es falsa, una huida hacia delante...
Los atrevimientos formales de The Graduate, hoy ya no escandalizan a nadie, tanto en el tema, como en la forma.
Las referencias continuas a Berkeley, entonces “La Meca de los movimientos pacifistas” ya no dicen nada a las actuales generaciones; para colmo, las escenas rodadas atribuidas a Berkeley, lo fueron en otro sitio...
Para quienes no la han visto, la historia puede sonar demasiado sencilla, o a cliché...
Pero el tratamiento de Nichols y su guión, hacen que The Graduate sea un testimonio de la sociedad de los años 60, transformándose en una obra que traspasa generaciones, y que no pierde su vitalidad.
Y todo hay que decirlo:
The Graduate no sería tan indispensable, sin la música de Simon & Garfunkel, uno de los dúos más grandes de la música del siglo XX.
Hacia 1967, ya poseían un prestigio como iconos generacionales, sin embargo, la inclusión de sus temas en The Graduate, consagró definitivamente a Paul Simon como genial compositor, y Art Garfunkel como una de las mejores voces.
“Is that what you're trying to tell me?”
Aren't you?”
La segunda mitad de los años 60, cuando no existían, teóricamente, tantas libertades de carácter sexual; “nace” el derecho a la libertad sexual, el cual se refiere, al derecho del individuo, y aunque está relacionado, no debe confundirse con el amor libre, ni la liberación sexual, o revolución sexual de la segunda mitad del siglo XX, ni tampoco con la práctica de relaciones sexuales libres, la promiscuidad, las relaciones sexuales prematrimoniales o extramatrimoniales, el comportamiento sexual entre heterosexuales u homosexuales, o cualquier otra práctica sexual.
Era una época que dio grandes figuras para la historia, en todo tipo de contextos:
Jim Morrison, Richard Nixon, The Beatles, Rolling Stones, Ernesto “Ché” Guevara, Elvis Presley, Fidel Castro, John Fitzgerald Kennedy...
La revolución sexual, vivió su máximo apogeo en esos años, coincidiendo con el comienzo del movimiento hippie.
Varias fueron las causas de desatarían la revolución sexual:
La aparición de la píldora anticonceptiva, que aumentó las relaciones sexuales extra matrimoniales, permitiendo a millones de personas, practicar el sexo con fines placenteros, y no reproductivos.
La píldora dio a la mujer, mayor libertad sexual, repercutiendo en su cambio de rol sexual, de pasivo a activo.
El movimiento hippie, que luchaba en defensa de los derechos civiles y de la libertad sexual, poniendo en entredicho, la moralidad preestablecida en la sociedad americana.
La revolución sexual, junto con el movimiento hippie, propiciaron una significativa explosión demográfica en esta década, además de un fuerte cambio de los valores sociales, morales, culturales, y políticos de la época.
En el año 1960, se legaliza en Estados Unidos, el uso de la píldora anticonceptiva; y en 1965, ve la luz “Cosmopolitan” convirtiéndose en la primera revista para mujeres, donde se habla abiertamente sobre el sexo, y las relaciones prematrimoniales.
En el año 1967, en San Francisco, Estados Unidos, se vive “El Verano del Amor” donde más de 10,000 jóvenes, reivindican el movimiento hippie, bajo el lema:
“Hacer el amor y no la guerra”
Posteriormente, en 1973, se legaliza el aborto en Estados Unidos, pese a las protestas de católicos, y conservadores.
Y en 1974, la Asociación de Psiquiatría norteamericana, excluye las relaciones homosexuales, de las enfermedades mentales.
Por su parte, se le conoce como “Pre-Code Hollywood” al periodo cinematográfico, entre 1920 y 1934, en el que la producción cinematográfica en Estados Unidos, no se regía bajo ningún parámetro de censura en los medios audiovisuales, y la aplicación del Código de Producción de Películas, Motion Picture Production Code, que recogía las directrices de censura, siendo frecuente, la representación de diversas temáticas lascivas, como:
El sexo explícito, la violencia, y el consumo de drogas.
Los años de producción cinematográfica del Pre-Code, se ven influenciados por la temática de la literatura “pulp” comercial, entre las clases inferiores de Estados Unidos, en los años de los “Roaring Twenties”
El periodo de producción de cinematografía obscena, sin embargo, terminó con la aplicación definitiva del Código Hays, para regular los parámetros que definieron la producción audiovisual hasta 1967, que negaban el retrato de promiscuidad y violencia en las películas.
El periodo del cine clásico de Hollywood, fue el periodo en el que se produjeron gran cantidad de títulos cinematográficos, que eran altamente reconocidos por la audiencia, y altamente remunerados, debido a la reciente cotidianidad del cine.
El periodo del “Pre-Code” comenzaba a ser abandonado, debido a los estragos de La Segunda Guerra Mundial, por lo que de nuevo, comenzaba a sexualizarse la producción fílmica, en películas comerciales, en los que se encuentran algunos títulos de películas como:
“The Seven Year Itch” (1955), “Cat On A Hot Tin Roof” (1958), “Some Like It Hot” (1958), “Lolita” (1962), “Scorpio Rising” (1963) y “The Leather Boys” (1964); todos ellos, títulos controvertidos por contener un subtexto relacionado, explícitamente con la sexualidad.
Es hasta 1967, que se abandona por completo El Código Hays, que censuraba la producción cinematográfica, y reaparecen diversos géneros del cine de explotación, con temas altamente lascivos.
Hay que aclarar que el sentido de la revolución sexual, no consiste en disolución de costumbres, y en completa licitud.
Sería mejor, que esto fuera una marcha de protesta contra la hipocresía de los políticos, que la juventud no podía tragar, contra el estilo de vida que imponían a la gente, contra manipulación de la gente, contra la privación de la gente de su felicidad.
Se suponía, que hubo falta de renunciarse a las normas estrictas de la conducta no natural de las personas, que estaban tan acostumbradas a esto, y es lo que les hacía miserables durante largo tiempo.
La revolución sexual, no era el derecho de cada uno, a hacer el sexo en grupos, en cualquier lugar público, ante todo era una revolución mental.
Precisamente, gracias a la revolución sexual, hoy en día nosotros podemos comprometernos en un matrimonio desigual, llevar una vida más libre, crear unas familias no tradicionales; las mujeres hoy en día, pueden controlar la natalidad, hablar sobre sus necesidades sexuales, y sobre los problemas sin dañar su reputación, dar a la luz al niño sin matrimonio, ellas hoy en día, tienen el derecho de hacer carreras, vivir con el hombre sin casarse etc.
Hoy en día, el sexo no es pecado.
Pero la revolución sexual había traído no sólo las ventajas…
La actitud simple de la gente al sexo, provocó el crecimiento de enfermedades de transmisión sexual, y al desarrollo de los problemas psicológicos.
El modelo de la familia tradicional, poco a poco se destruye.
El fortalecimiento de feminismo deshabituó a muchos hombres de la galantería.
La verdad consiste en que los años 60, influyeron mucho en el desarrollo de nuestra sociedad.
“This is Benjamin.
He's a little worried about his future”
The Graduate es una película de comedia estadounidense, del año 1967, dirigida por Mike Nichols.
Protagonizada por Dustin Hoffman, Anne Bancroft, Katharine Ross, William Daniels, Murray Hamilton, Elizabeth Wilson, Buck Henry, Brian Avery, Walter Brooke, Norman Fell, Alice Ghostley, Marion Lorne, Eddra Gale, Richard Dreyfuss, Mike Farrell, Elaine May, Ben Murphy, Kevin Tighe, entre otros.
El guión es de Calder Willingham y Buck Henry, basados en la novela del mismo nombre de Charles Webb; novela semi autobiográfica de Webb, quien vendió los derechos de adaptación al cine, y la propiedad intelectual de los personajes, antes de publicar el libro por $20,000.
No sacando el provecho suficiente, del espectacular éxito cosechado por The Graduate, a finales de los años 60.
“The Graduate” fue el primer libro, y el primer gran éxito editorial de su autor, Charles Webb, publicado en 1963, sobre un personaje muy peculiar, que puso en ella, parte de sus recuerdos, pero sobre todo, su actitud ante la vida.
Webb se graduó en 1961, rechazó la herencia de su padre, un médico acomodado, y sacó a sus hijos de la escuela, para educarlos personalmente con su esposa.
Todo esto fue un acierto en toda regla de la MGM, que hizo una apuesta arriesgada, al comprar los derechos de la novela de Charles Webb, a pesar de ser una obra casi desconocida en el momento.
The Graduate ganó un Premio Oscar como Mejor Director, y obtuvo 6 candidaturas más:
Mejor película, guión adaptado, actor (Dustin Hoffman), actriz (Anne Bancroft), actriz de reparto (Katharine Ross), y fotografía.
Para Nichols, el éxito de The Graduate, significó convertirse en director-estrella, en unos momentos en que la teoría de los autores, empezaba a inquietar positivamente a los jefes de los estudios.
Fue el primer director, después de Orson Welles, en tener derecho al “Final Cut”, iniciando así, una tendencia que continuaría con gente como:
Francis Ford Coppola, Robert Altman, o Paul Mazursky; demás de ser Nichols, una de las pocas personalidades, en poseer los 4 grandes premios de ese país:
Oscar, Tony, Grammy, y Emmy.
The Graduate suma drama, romance, sátira social, y comedia; elogia a la juventud, apuesta por ella, defiende sus valores, y emocionalmente, se pone de su parte.
Producida antes del “Mayo Francés” de 1968, The Graduate se inspira en los ideales de cambio, ruptura, y liberación, que lo hicieron posible.
The Graduate fue todo un “boom” en taquilla, el mayor éxito del año, y de hecho, si ajustamos lo recaudado a la inflación, sigue siendo uno de los mayores éxitos en la historia del cine en EEUU.
Lo primero que hay que hacer, al comentar The Graduate, es meterse en la época en la que se hizo, en 1967.
A mi modo de ver, The Graduate se centra en las emociones del protagonista, las distintas maneras de comportarse antes diferentes personas, las relaciones interpersonales, la interiorización de roles, y la incomunicación social y familiar, todo ello, reflejado en el rostro de un impecable Dustin Hoffman.
Cada línea y cada plano, llevan consigo un chiste, una ironía, y un comentario ácido.
Editada en 1963, casi de modo profético, The Graduate nos narraba, la difícil y vital decisión de todo joven, en algún momento de su existencia:
“¿Qué voy a hacer con mi vida?”
El calificativo de profético, deriva del hecho de que, toda una generación de jóvenes de finales de los 60, se vieron identificados con el protagonista de la narración, y lo que es más importante, les sirvió de inspiración para el resto de sus días.
Hasta la actualidad, The Graduate es considerada la primera película del nuevo cine americano, y un clásico del cine norteamericano, influenciado por lo que se denominó “La Nueva Ola del Cine Francés”, caracterizada porque los directores, empezaron a salir de los grandes estudios cinematográficos, y a contar historias cotidianas, con producciones de menor presupuesto.
The Graduate se rueda en escenarios naturales de California, L.A., San Francisco, Berkeley, Santa Bárbara, La Verne... y en estudio.
La acción dramática, tiene lugar en California, L.A., Berkeley, San Francisco, Santa Bárbara... en 1967.
Benjamin “Ben” Braddock (Dustin Hoffman), con 21 años, acaba de graduarse de una universidad, sin nombre, en el nordeste de Estados Unidos, y vuelve a casa, a pasar unas vacaciones.
El matrimonio Robinson, amigos de sus padres desde hace años, se interesa por él.
El marido quiere que salga con su hija Elaine (Katharine Ross), mientras que su esposa, la señora Robinson (Anne Bancroft) desea tener relaciones sexuales con él.
Después de encontrarse varias veces con la señora Robinson, quien le prohíbe ver a su hija, Benjamin se enamora de Elaine.
Cuando todo sale a la luz, Benjamin se encuentra solo y abandonado.
Aun así, lucha para ver a Elaine, y expresarle sus sentimientos.
El argumento esconde una historia oculta respecto a Elaine y a Benjamin, historia que parece conocer muy bien Mrs. Robinson, y que parece ser la verdadera razón de su oposición a la relación entre ambos.
Cuál sea esta historia oculta, es un misterio, dado que nada se dice expresamente; quizá un dato sea, el de la concepción de Elaine en un Ford, historia que sí se cuenta, y que al parecer, precipitó y obligó a Mrs. Robinson, a una boda sin amor...
En lo personal, todos tenemos una etapa, en la que vamos un poco a la deriva, sin rumbo.
En The Graduate, el comienzo es una burla, de un mundo donde no se dice nada...
Y se nos ahorra oír lo que dicen, es un murmullo que no es más que ruido.
Oímos a través del protagonista, y al igual que él, no escuchamos nada…
La mentira, el engaño, el amor, y la inmadurez, se mezclan para darnos un resultado triste y lamentable, que nos llega a lo más profundo del corazón.
Benjamin, es el que más madura en The Graduate.
Nos muestra a un joven estudiante, tranquilo y pacífico, pero con un terrible dolor inexplicable…
Él necesita satisfacer la necesidad de sacar afuera, todo eso que lo afecta, sentir la sensación de madurez, y convertirse en un joven maduro e independiente.
Para ello, él siente que la solución es tener relaciones sexuales...
Y comienza una relación diaria, con una mujer muy mayor, una mujer experimentada, pero que es aún más inmadura que Benjamin.
Pero Benjamin, al conocer a una joven preciosa, se da cuenta de que ese era su verdadera solución, el amor, no el sexo, el amor verdadero.
Desde ese momento, comienza a desarrollarse un triángulo amoroso lamentable, llenó de confusiones, mentiras, verdades reveladas, tormento, dolor, tristeza, alegría, madurez, persecución, rechazo, y todos esos problemas que se originan al meterse con una mujer madura, y luego con su adorable y hermosa hija…
Así pues, The Graduate, nos muestra la transformación de un joven a un hombre, lo cual es muy excitante.
Dustin Hoffman, que encarna al joven graduado, Benjamin Braddock, realiza una soberbia interpretación de un joven, supuestamente triunfante, pues reúne todos los méritos que auguran un futuro halagüeño, pero que, harto de dudas existenciales, vaga “a la deriva”
Ben evoluciona gradualmente, madura, y se convierte en una persona despierta, segura, y decidida.
Encarna las características de la generación de jóvenes estadounidenses, nacidos en los años de la posguerra de La Segunda Guerra Mundial, con rebeldía, búsqueda de nuevos valores, sinceridad, liberación sexual, desaliento, desidia, etc.
Hijo único de padres disfuncionales, éstos quieren imponer al hijo sus pautas de conducta, sus criterios, los requerimientos de sus intereses, sus visiones materialistas, interesadas, y egoístas.
No entienden, y no ven con buenos ojos, las ansias de libertad e independencia del hijo, al que continúan tratando como a un niño.
Por ello, Ben mira a su alrededor, y no entiende nada.
Acaba de terminar sus estudios, es un estudiante brillante, con un futuro prometedor:
“Plastics!”, le sugiere un amigo de sus padres, con aire de estar abriéndole las puertas del paraíso.
Todas las muestras de afecto, todas las palmadas en la espalda, todo el ruido de su entorno, solo contribuyen a aumentar su confusión, su desorientación, y su desamparo.
No consigue compartir el entusiasmo de sus padres, todo orgullo, a los que mira como si fueran “seres extraterrestres”
No sabe quién es, no sabe dónde está, ni dónde quiere ir, ni qué quiere hacer.
Mira a su alrededor, y no entiende nada…
Se zambulle en la piscina de sus padres, dejando pasar el tiempo con indolencia, y fingiendo que nada le importa.
Se pone las gafas de sol, a modo de barrera contra el mundo, soporta con estoicismo, el ridículo de pasear desde la cocina hasta el jardín, con un traje de submarinista, que no ha pedido, ni desea tener.
Es el éxito en el que los demás desean mirarse, pero no hace más que seguir el camino marcado, tal vez, por falta de arrojo, para construirse uno él mismo.
El buzo dentro de la pecera, en la secuencia que abre The Graduate, con el rostro ensimismado de Ben en primer plano, es el símbolo de su aislamiento.
El silencio abombado que se produce cuando mete la cabeza bajo el agua, es el único lugar donde se siente seguro.
“Ben, ¿qué estás haciendo?”, le pregunta su padre.
“Bueno”, dice él, “sólo estoy flotando aquí, en la piscina”
Todo el mundo le cae mal, todo el mundo le molesta.
Su único contacto, aparentemente humano, es la relación con la señora Robinson, que le manipula, le utiliza, y le humilla, además de darle lo que cualquier chico de su edad querría, pero sin hablarle.
Solo en una ocasión, logra que ella le conteste, siendo el principio del fin.
Dustin Hoffman, es el paradigma de una generación de jóvenes, alienada por la sociedad de sus mayores, y que se cuestiona constantemente:
¿Cuál puede ser su futuro?
El Sr. y la Sra. Braddock (William Daniels y Elizabeth Wilson, respectivamente) son esos padres cariñosos y orgullosos de su vástago.
Han alcanzado cierto status de respetabilidad en la comunidad en la que viven, gracias, en gran parte, a las buenas relaciones que procuran mantener y fortalecer con los vecinos y amigos.
Ellos, como otros, no comprenden el comportamiento de Ben, pero el joven tampoco los entiende a ellos.
El Sr. Robinson (Murray Hamilton) es ese hombre “hecho a sí mismo”, que ha conseguido todo lo que tiene:
Una bonita familia, y una vida cómoda; en base únicamente a su esfuerzo.
Echa de menos haber disfrutado más de su juventud, y por eso aconseja a Ben que lo haga.
La Sra. Robinson es esa mujer de clase, respetada en la sociedad, que vive una vida “perfecta”, de casada con familia, llena de lujos y comodidades, pero que, en el fondo, se siente totalmente insatisfecha y vacía.
De otro modo, pero al igual que Ben, vaga “a la deriva”
La Sra. Robinson, es una mujer hecha y derecha, que intenta vivir aquello que se le escapó durante su juventud.
Está atrapada en una vida perfecta, en una casa perfecta, y con un marido perfecto, pero que no la hacen feliz.
Haciendo uso de una concepción estrecha y egocéntrica, y abusando de su posición, la Sra. Robinson somete al joven, a un proceso de seducción y acoso sexual, que pone de manifiesto, las debilidades y carencias de la familia de EEUU convencional:
Alcoholismo, infidelidades, deslealtades, rupturas, adulterio, individualismo, materialismo, desafecto, y disfuncionalidad, en relación con los fines que se consideran propios de la misma:
Realización personal, amor y afecto, educación y defensa de los hijos, apoyo a la maduración de los mismos, etc.
Las relaciones de la alcohólica insatisfecha Mrs. Robinson con su marido, o la superficialidad de los padres de la pareja, son un reflejo de una generación conservadora que se resiste a cualquier cambio, y que vive frívolamente entre fiestas, cócteles, barbacoas, espectaculares mansiones, y automóviles de lujo.
Katharine Ross, encarna a esa chica dulce, y hasta ingenua, que destinada a estudiar y convertirse en otra ama de casa, se verá inmersa en un triángulo amoroso convulso y viciado, afilado y amargo, del que saldrá convertida en uno de sus vértices.
¿Y sí?
The Graduate no termina con un beso, y un fundido en negro.
Pues escuchamos “The Sound Of Silence” mientras la pareja se va, sentados en la última banca del bus.
Les vemos las caras, e intentamos descifrar lo que piensan... y no lo sabemos.
Queda una vida por delante, no sabemos dónde los lleve el camino.
Ellos tampoco.
Quizás ni ellos saben qué pensar.
Es en el plano final, cuando los enamorados huyen de la boda, así como de la gente que les persigue, que se suben al primer autobús que pasa, y se sientan atrás del todo.
Han huido de la mentira, están juntos, pero:
¿Están felices?
Aparentemente no.
Se muestran serios, tienen miedo, miedo de que no vuelvan a sentir lo que sienten en ese instante, miedo de convertirse en los Robinson, en un matrimonio infeliz.
Y es cuando comienza a sonar “The Sound Of Silence”, y entonces miran de nuevo para atrás, se vuelven a mirar pero... ya no sonríen...
Ese plano, es el mejor de The Graduate, pues nos muestra a 2 jóvenes que se han “graduado”, se han independizado, han ido en contra de los deseos de todos, para estar juntos.
Pero en cambio, cuando al final lo consiguen... no tienen nada que decirse.
Yo creo que es un final muy, muy triste.
Su futuro es incierto, pero tristemente, no les queda otro remedio que esperar a que les ocurra lo que a la señora Robinson, y que cuando crezcan, y lleven años conviviendo juntos, ellos pasen a ser los desapasionados, y busquen la felicidad de una forma externa a su posible matrimonio.
No es de extrañar, que The Graduate fuera todo un escándalo para “La América Profunda” en aquellos entonces, en los que gobernaba Lyndon B. Johnson, heredero del asesinato de Kennedy; pues supone una película rompedora, al mostrar a las familias de EEUU de clase media-alta, con todos sus problemas, divorcio, adulterio, alcoholismo... situaciones políticamente incorrectas.
Por ello impactó con fuerza en los cerebros más beatos de esa “América Profunda”
Haciendo ver que el mundo “posible”, está estratificado en el éxito empresarial, y todo lo que ello conlleva:
Un vacío moral, una insensibilidad general, una estupidez desesperante, que alcanza a determinadas necesidades sexuales, exentas de pasión, y quienes se resistan, lo pagarán caro.
The Graduate es un film de enfrentamiento generacional, sin complacencias ni dogmatismos.
El argumento refleja, con singular talento, a las 2 generaciones:
Por una parte, una madre, experimentada y cínica; y su hija, inocente en apariencia, que rivalizan por el mismo hombre, con armas diferentes, a cual más ilícita.
Por otra parte, 2 escenarios californianos:
El materialista de Los Angeles, en contraste con el idealista de Berkeley, sugieren más que muestran, la revolución que entonces se cocía en aquella Universidad, y también, la ambigüedad moral de Benjamin, un personaje que se mueve dubitativamente, entre su educación, hogar y Universidad conservadora, sus instintos, y lo que de alguna manera está descubriendo y asimilando de su entorno generacional.
The Graduate se presenta, en un contexto político trágico para Estados Unidos, en plena Guerra de Vietnam, sin embargo, el director Mike Nichols, solo se dedica a mostrar lo que hacen las clases pudientes de la sociedad de EEUU, y el estilo de vida poco moralista y absorto de la realidad estadounidense de la época de la producción.
“Would you like me to seduce you?”
Las relaciones sexuales, mantenidas entre un tímido e inseguro joven, y una neurótica y alcohólica mujer, son simplemente el pretexto de Mike Nichols, director de origen alemán, que obtuvo el Oscar como Mejor Director por este trabajo, para reflexionar sobre la confusión vital de la juventud de su contexto, las relaciones interpersonales, la interiorización de roles, y la incomunicación social y familiar.
Los diálogos, son ocurrentes, punzantes, y divertidos.
Se presentan salpicados de ironía y humor, y son cálidos, naturales, y próximos.
Ponen al servicio de la sátira, y del sentido del humor, roces y choques de los jóvenes con los mayores, ocurrencias basada en las ansias de independencia juveniles, la lucha entre 2 maneras de entender la vida, por parte de 2 generaciones, la sorpresa de los mayores, ante las reacciones espontáneas de los jóvenes, la incompatibilidad entre las actitudes egoístas y las idealistas, las impositivas y las liberales, las hipócritas y las sinceras.
Recurre en ocasiones, a la exageración, la desmesura, y el despropósito, aunque siempre, de modo elegante y refinado.
La suma de efectos derivados de los planteamientos de The Graduate, culmina en una larga secuencia, que hacia el final, aporta una aceleración e intensificación de los vectores, y líneas de fuerza del relato.
The Graduate, fue el escándalo cinematográfico del año 1967; pues trata una historia de amor y adulterio, en forma de comedia elegante, pero lo que de verdad escandalizó en su momento, fue que se mostrara de una forma tan clara, la relación sexual tabú entre Benjamin y alguien que en la película representa, que le dobla la edad.
Que una película tratara un adulterio de estas características, que Mrs. Robinson fuera incluso, amiga de los padres de Benjamin, y que miles de espectadores vieran, cómo en las casas de las mejores familias, siempre quedan rincones oscuros y sucios, eso, fue un verdadero escándalo…
Existen parejas que han desafiado las convenciones sociales, juntándose a pesar de una notable diferencia de edad.
En estos casos, los psicólogos explican la fascinación de un joven hacia una mujer madura, por el deseo de recrear una figura maternal, pero se destaca más tradicional la aceptación, cuando el hombre es la persona mayor.
Pero cuando se trata de una mujer madura, generalmente se sospecha que el joven fue manipulado y seducido por la mujer, aprovechando la inexperiencia de éste, según ocurre en The Graduate.
The Graduate, plantea una lánguida perspectiva futura, reflejada en las circunstancias vitales del verdadero protagonista, el rostro de Hoffman, faz que traza el desaliento y la desidia de toda una generación.
La primera parte de The Graduate, es ágil y divertida.
En ella, vemos a un joven inexperto, aunque se las da de experimentado, e inseguro, que dejará muchas escenas cómicas, porque no sabe qué hacer con esa mujer que conoce desde niño, y que se le insinúa a cada instante.
Y es que poco tardará en caer en las redes de la Sra. Robinson, para convertirse en todo un gigoló, que trasnocha un día sí, y otro también.
Su vida sigue sin rumbo, pero eso ya no le preocupa.
Las cosas cambiarán, cuando aparezca una meta que alcanzar, un objetivo que conseguir:
Elaine, la hija de su amante.
A partir de este momento, The Graduate adquiere un tono más dramático, e incluso desesperante para el protagonista, que se muestra firme y decidido, para conseguir lo que quiere.
La mordaz visión de Nichols, va mostrando la alienación del recién graduado.
Su conversión bufonesca, como principal atracción del núcleo social de su familia, le lleva a representar situaciones cercanas al ridículo, que sirven para manifestar la vacuidad y apariencia, en la que se sustenta la esencia de su vida familiar y, en definitiva, de la sociedad de la época, expuesta también en las magníficas composiciones de Simon & Garfunkel, especialmente en la canción “The Sound Of Silence”
The Graduate capta la esencia principal del camino de la juventud hacia la madurez, de manera audaz, utilizando argumentos y escenas, que satirizan el sexo, o la seducción elocuentemente.
Hoffman puede que haya estado un poco viejo para el papel, pero encaja perfectamente en el mismo, haciéndolo creíble, y que si eso fue creíble, Anne Bancroft siempre será recordada como Mrs. Robinson, por su atracción seductora e intrigante.
En lo técnico, Mike Nichols se maneja con la puesta en escena audiovisual, de manera admirable, empleando como nunca en su vida, las herramientas más puramente cinematográficas, como son:
El encuadre, el espacio, y el ritmo.
Sobre todo en su primera mitad, la cámara y el montaje de Nichols, pueden calificarse de audaces.
Es notable, la presentación de la sombría señora Robinson, que en un fabuloso plano, queda completamente diferenciada del resto de los asistentes a la fiesta, o la forma en que, con el encuadre cerrado en el rostro de Braddock, sentimos su creciente agobio.
Sin olvidar ese instante estupendo, en que la madura señora, por fin se desnuda delante de Benjamin, que no puede evitar, al igual que nosotros, fugaces visiones del cuerpo desnudo de su futura amante, y pesadilla.
Nichols no tiene miedo de situarse en el punto de vista de Benjamin, siempre que le es posible, buscando nuestra identificación con él, viendo el drama, a través de sus ojos, siendo partícipes de su vacío emocional, de su languidez moral.
Por ello, era inevitable, que algunos establecieran vínculos con una imagen nítida de la muerte definitiva del llamado “Sueño Americano”
Todo gracias al entonces, innovador y estimulante montaje de Sam O’Steen; con una carrera posterior, bastante consistente, que repetía el éxito en una nueva colaboración con Mike Nichols, tras el debut de este con “Who’s Affraid Of Virginia Woolf?” (1966)
Especiales, de hecho tanto que han quedado en la memoria, son los planos en los que enlaza la presencia de Ben en la cocina, en la piscina, y en la cama del hotel, con la lata de gaseosa, a modo de símbolo fálico/consumismo, o aquellos frenéticos planos y contraplanos de los protagonistas; y la fotografía de Robert Surtees, es simplemente inmejorable.
Como en muchas otras películas, The Graduate ahonda en esa calidez, y en esa nostalgia de la historia.
Logra retratar en cada escenario, piscina, hotel-hall, o habitación, universidad, iglesia, o simplemente, la calle; un momento único en la vida de cada personaje.
Como curiosidad, en el famoso cartel promocional de The Graduate, la pierna de mujer en primer plano, no es de la protagonista Anne Bancroft, como siempre se pensó, sino de una modelo, ya que por problemas de agenda, Bancroft no pudo acudir a la sesión fotográfica.
La modelo fue Linda Gray, popular décadas después, por su papel de Sue Ellen, en la teleserie Dallas.
Gray confirmó este secreto, en el año 2013.
Además The Graduate posee errores en la geografía:
Cuando Ben es visto cruzando El Puente de La Bahía de Oakland, en su camino a Berkeley, conduce en la parte superior de dicho puente, que lleva el tráfico hacia el oeste de Oakland hasta San Francisco.
Si realmente fuese así, lo estaría llevando fuera de Berkeley.
La única manera de llegar a Berkeley por El Bay Bridge, es ir en dirección este, y todo este tráfico se realiza sólo en el piso inferior del puente…
En una nota similar, el túnel que pasa Hoffman con su auto, para detener la boda de Elaine en Santa Bárbara, está en realidad, 30 millas al norte de la ciudad, sobre la autopista 101 Norte, justo después de Gaviota, lo que significa que habría pasado ya su destino...
En lo que respecta al casting, cuando rodaron The Graduate, Dustin Hoffman tenía 30 años, Katharine Ross tenía 27, y Anne Bancroft, 36; sin embargo, en The Graduate, la diferencia de edad es mayor.
En la realidad, Katharine Ross tenía sólo 9 años menos que su madre en la ficción.
The Graduate significó el debut en la pantalla grande, para un joven Dustin Hoffman, pues tiene su mérito conseguir que nos creamos que, a sus 31 años cumplidos, era un inocente recién graduado universitario...
Por otra parte, Alfa Romeo lanzó al mercado de EEUU, la edición “Graduate” del Spider como tributo a The Graduate, de un Alfa Romeo Spider 1600, también conocido como “Duetto”
Como curiosidad, la aparición de un jovencísimo, este sí, Richard Dreyfuss que, con apenas 20 años, debutaba en el cine, en la escena de Hoffman y Ross en el departamento universitario, cuando el casero y varios estudiantes, deciden llamar a la policía.
El director, intentó apabullar en los aspectos psicológicos de The Graduate, y lo logró de una manera que ni él mismo pensó que podía, ya solamente en los créditos se ve, cuando notamos que ninguno de los “adultos” tienen nombre, solo apellido, quizá dándole importancia a la juventud, o las múltiples escenas que involucran un vientre y juventud, como la obsesión de Ben por las piscinas, o las escenas que van desde el vientre de los personajes, y terminan con el vientre de Mrs. Robinson…
Además de un manejo impecable de las cámaras, véase una escena en la que Ben corre desaforado por una acera, en dirección a la cámara, que está situada lejos y fue filmado con zoom, en la escena se ven los esfuerzos de Ben por correr, pero pareciera que no se moviera, lo cual es una bella, y exacta metáfora, a lo que le está sucediendo a la vida de Ben en ese momento.
Quizás, estos aspectos, y toda The Graduate en sí, fueron los que le dieron el Oscar al director Mike Nichols, al poner un ritmo que nunca cae.
Y es que pocas actrices hubiesen podido interpretar, de forma impecable como lo hizo Anne Bancroft, a la maquiavélica Mrs. Robinson, un personaje al que se le dedica una canción en The Graduate, personaje que ha traspasado el mismo argumento, convirtiéndose en un icono del cine, y que frecuentemente utilizamos hoy en día, para referirnos a un tipo de mujer madura, sexual, algo perversa, y seductora.
La forma en que Mrs. Robinson seduce al joven Benjamin, es de una sutileza irónica tal, que provoca el placer de asistir a unos primeros minutos realmente graciosos; empleando esta, sus armas de mujer, de la forma más suave y engañosa, suficientes para atrapar al confuso, inseguro, y un tanto bobalicón personaje de Ben, interpretado por Hoffman, con mucho toque, brío, y personalidad, imprimiéndole, con sabiduría, la dosis justa de comicidad.
The Graduate consigue además, una notable caracterización de personajes, me refiero a los formados por los padres de Ben, y amigos de estos, ligeramente exagerados, para darle ese toque chistoso y exasperante que consigue enloquecer y agobiar al joven protagonista.
Mi escena favorita, cualquier encuadre con Hoffman y Bancroft, impagables.
La banda sonora de The Graduate, está compuesta por canciones del dúo Simon & Garfunkel, que fueron compuestas por Paul Simon.
La mayoría de las canciones, ya habían sido publicadas anteriormente, menos el éxito “Mrs. Robinson” que fue escrito para The Graduate.
Todo empezó en 1967, el director Mike Nichols, les encargó que compusieran una serie de temas para una película que iba a dirigir.
Paul se puso enseguida manos a la obra, y compuso un tema que se llamaba “Mrs. Roosevelt” y se lo entregó a Mike.
Éste, al escucharlo, consideró que reflejaba la personalidad de un personaje de la película, y el tema acabó por titularse “Mrs. Robinson”, al igual que la protagonista del largometraje.
Y es que el tema más popular del disco, es “Mrs. Robinson”
Esta canción, curiosamente, nunca se escuchó completa en The Graduate, en el disco hay un tema instrumental más completo, y otra versión reducida para utilizarla en The Graduate.
La banda sonora, estuvo 9 semanas en la primera posición de los listados de grandes éxitos, y logró ser Disco de Oro.
Además, el tema “Mrs. Robinson” consiguió 2 Grammys.
A resaltar la primera escena, cuando suena de fondo “The Sound Of Silence”, que es de esas canciones que pasan a ser parte importante de la vida, con una letra grandiosa, sobre la falta de comunicación, e incapacidad de expresión entre las personas.
Otra de las grandes composiciones de Simon, que aparecen en The Graduate, es “Scarborough Fair”, una pieza que contiene una tremenda armonía vocal, y que encaja perfecto en una melancólica escena de Benjamin.
Además de estas canciones, la música incidental, el score, corría a cargo de Dave Grusin, que con The Graduate, iniciaba una carrera plagada de éxitos, principalmente, a finales de los 70, y principios de los 80.”
“Benjamin, I am not trying to seduce you”
47 años desde que se estrenó The Graduate, no estoy muy seguro de que, a estas alturas, quepa algún comentario crítico acerca de la segunda película como director de Mike Nichols, y probablemente, la más famosa e importante de todas ellas.
Pero quizás, sí quepa preguntarse, si su tema, o su discurso, mensaje, como lo queramos llamar, continúa vigente, tanto tiempo después, teniendo en cuenta lo que The Graduate significó en su momento, por su velada crítica a una sociedad burguesa, aletargada, y como siempre, decadente.
Un cine casi subversivo, que en su descripción de una serie de caracteres, a cada cual más mezquino, y trágicamente imperfecto, no dejaba títere con cabeza.
Pero:
¿Realmente The Graduate es una película tan valiosa como dijeron?
¿Tan feroz, tan valiente?
El vacío artístico visible en el Hollywood, de mediados de los años 60, permitió a cineastas jóvenes, instaurar una nueva forma de hacer cine.
En 1967, Arthur Penn realizó con “Bonnie and Clyde”, una película de gánsteres, cuya posición escéptica “anti-establishment”, rompiendo tabúes de Hollywood, y con un estilo de narración lírico y moderno, conectó con el espíritu de su tiempo.
El mismo año, Mike Nichols sedujo con The Graduate, en la que Dustin Hoffman, una revelación para el público y los críticos, componía un personaje rebelde contra el mundo aburrido, rancio, y pequeño burgués, de la generación de sus padres.
Este cine, inscrito en la contra-cultura, e influido por el neorrealismo italiano, y “La Nouvelle Vague” francesa, se caracteriza por la potenciación del papel de los realizadores, en el seno de los grandes estudios de EEUU, y la representación, bajo un nuevo radicalismo, de temas hasta entonces tabú, como la violencia o la sexualidad.
El “nuevo Hollywood” también renovó los géneros de cine clásico, western, cine negro, o los “deconstruyó” liberándolos de sus convenciones.
A diferencia de otros films de la época, la historia de The Graduate, posee una segunda lectura, ya que sugiere la situación de los EEUU en los 60, y los problemas de los jóvenes para encontrar su lugar en aquella sociedad caduca, a través de una rebelión aparentemente silenciosa.
Pues Benjamin, no es puro ni inocente sino que, al acostarse con la vieja amiga de casa, muestra su amoralidad…
No es tampoco ningún idealista, ni tiene algún compromiso.
No proclama su indignación contra La Guerra de Vietnam, ni contra la explotación del Tercer Mundo, ni aboga por una sociedad mejor, que erradique la miseria.
Es entonces, cuando empieza a emerger con mayor extensión, el cine que recibe la influencia, muchas veces, puramente mimética, de los movimientos renovadores europeos, y que en busca de unos modales menos académicos, trata de incorporar la “conciencia de la escritura” característica de aquellos, y el inevitable reflejo del lenguaje televisivo.
Se persigue una formalización más libre, a medio camino entre la psicodelia, a golpe de zoom, la desarticulación de los moldes temporales, inherentes al montaje clásico, y todo tipo de coqueteos formalistas, dentro de unas ficciones que empiezan a revestirse de una estética manierista, frecuentemente ensimismada, y cada vez más independiente de los cauces narrativos y dramáticos a los que arropa.
A partir de The Graduate, muchos directores empezaron a utilizar la música pop en sus películas, y otros, se la jugaron llamando a músicos famosos, que nada tenían que ver con las películas, para que compusiesen la banda sonora del film en cuestión.
Lo que en los años 60 era, el no va más del modernismo cinematográfico, la audacia en los temas, su tratamiento, parecen hoy de otro siglo.
Entonces, en la época del movimiento pacifista, hippie, “haz el amor y no la guerra” etc., el poner en solfa la clase alta de los Estados Unidos, era un deporte.
Hoy ya no llama la atención de nadie, a nadie escandaliza el personaje de Anne Bancroft, dipsómana, fumadora empedernida, adicta al sexo como se dice ahora, frustrada…
El personaje de Hoffman, es el hijo lógico de aquella generación, cuando menos confuso, indeciso, sin autoestima, teniéndolo todo, no sabe qué hacer con ello, para no convertirse en una copia de sus mayores.
Su escapatoria, la Sra. Robinson, es falsa, una huida hacia delante...
Los atrevimientos formales de The Graduate, hoy ya no escandalizan a nadie, tanto en el tema, como en la forma.
Las referencias continuas a Berkeley, entonces “La Meca de los movimientos pacifistas” ya no dicen nada a las actuales generaciones; para colmo, las escenas rodadas atribuidas a Berkeley, lo fueron en otro sitio...
Para quienes no la han visto, la historia puede sonar demasiado sencilla, o a cliché...
Pero el tratamiento de Nichols y su guión, hacen que The Graduate sea un testimonio de la sociedad de los años 60, transformándose en una obra que traspasa generaciones, y que no pierde su vitalidad.
Y todo hay que decirlo:
The Graduate no sería tan indispensable, sin la música de Simon & Garfunkel, uno de los dúos más grandes de la música del siglo XX.
Hacia 1967, ya poseían un prestigio como iconos generacionales, sin embargo, la inclusión de sus temas en The Graduate, consagró definitivamente a Paul Simon como genial compositor, y Art Garfunkel como una de las mejores voces.
“Is that what you're trying to tell me?”
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