Il Grande Silenzio

“Questa caccia all'uomo è disumana”

El western fue durante muchas décadas, el género de cine de Hollywood por antonomasia, pues con él, los cineastas estadounidenses podían narrar una etapa histórica representativa de su nación.
Se plasmaba El Salvaje Oeste, de un modo romántico, con vaqueros, forajidos y toda una galería de personajes, hoy en día estereotipados, que idealizaban la vida en aquellos tiempos.
Por su parte, el spaghetti western, es el término que se le dio a los filmes del oeste, rodados en Italia.
Era una expresión vejatoria, creada por los EEUU, ante la creencia que el género era de su propiedad, y no sería hasta el estreno de “Per un pugno di dollari” (1964) de Sergio Leone, que se empezaría a tomar en serio a este tipo de producciones.
Leone asentaría algunas de las características habituales del sub género, es decir:
Usaría una exacerbada violencia en sus películas, ralentizaría los planos, sobre todo los planos de miradas, con el fin de poner al espectador en tensión; y daría un papel protagonista a la música, nacida de las manos y la sensibilidad del compositor italiano Ennio Morricone; así como el uso de una violencia sin concesiones, la presentación de una realidad cruda, la dilatación del tiempo, o un carácter general artificioso e incluso burlesco; elementos que distanciarían las producciones hollywoodenses de las italianas.
Sin embargo, el factor más diferenciador, sería la visión desoladora de lo que el lejano oeste se suponía que era, como si de un pasado distópico se tratara, alejado del romanticismo de los estadounidenses.
Aquí entra Sergio Corbucci, cuando realiza “Il Grande Silenzio”, llevando estos elementos a una cota devastadora; y tomando como referencia, hechos históricos acontecidos por La Gran Ventisca de 1899, un acontecimiento sin precedentes, por el clima invernal que afectó el sur de Estados Unidos.
Lo que lo hizo histórica, era tanto la gravedad de clima invernal, como la extensión de las zonas afectada, sobre todo en los estados del sur.
El evento comenzó el 11 de febrero, como una severa ola de frío en el que todos los estados de la costa este, de Florida a Maine; recibieron temperaturas bajo cero.
“Una volta, il mio marito mi ha detto di questo uomo.
Si vendica nostri torti.
E gli assassini di taglie sicuro fanno tremare quando appare.
Lo chiamano “Silenzio”
Perché ovunque vada, il silenzio della morte segue”
Il Grande Silenzio es un western italiano, del año 1968, dirigido por Sergio Corbucci.
Protagonizado por Jean-Louis Trintignant, Klaus Kinski, Luigi Pistilli, Marisa Merlini, Frank Wolff, Mario Brega, Raf Baldassarre, Spartaco Conversi, Vonetta McGee, entre otros.
El guión es de Sergio Corbucci, Vittoriano Petrilli, Mario Amendola y Bruno Corbucci.
Se cree que el director Sergio Corbucci, quería hacer un western durante una tormenta de nieve, para que pudiera visitar las estaciones de esquí dentro de Los Dolomitas italianos, lo que le permitía irse de vacaciones, mientras hacía una película.
Il Grande Silenzio es una coproducción Italia-Francia-Adelphia Compagnia Cinematografica S.p.A. Roma/Les Films Corona París, cuyos interiores fueron rodados en los estudios Elios Films de Roma; y los exteriores en Las Dolomitas, una cadena montañosa de Italia; en el pueblo Cortina d'Ampezzo, en la región del Véneto, al norte de Italia, pero se nos dice que la acción toma lugar en Utah, EEUU, durante La Gran Nevada de 1899,en los escenarios fríos e inhóspitos de un pueblillo llamado Snow Hill.
Corbucci, era un director adelantado a su época, y los finales de sus películas eran diferentes a lo que se esperaba en aquellos tiempos; separándose un poco de la tónica habitual de los spaghetti westerns mediterráneos, la película está rodeada de un aura dramática desde el principio, sin el humor típico del género, y mostrando escenarios totalmente nevados e inhóspitos.
Debido a la violencia explícita de la que hacía gala, para la mentalidad de la época; el director Sergio Corbucci se vio presionado a grabar un final alternativo, menos sangriento y dramático, en el que el desenlace de los acontecimientos, cambia radicalmente.
De hecho, el tráiler italiano, incluye una valoración atribuida al cofundador de la 20th Century Fox, el distribuidor de la película en Italia y otros territorios; Darryl F. Zanuck, que dice:
“El mejor spaghetti western de los últimos tiempos”
Pero en realidad, Zanuck se ofendió por la película, y se negó a lanzarla en los Estados Unidos; siendo censurada, incluso no llegó a estrenarse en algunos países, cómo fue el caso de España, debido a su violencia explícita.
Il Grande Silenzio es una simple historia de venganza, con motivación derivada de un trauma infantil, y lanza un mensaje contra la pena de muerte y la legitimidad que iguala al criminal con su persecutor.
Estamos en la última década de 1800, del siglo XIX, en la frontera entre México y Estados Unidos, con una gran nevada que obliga a los criminales a dejar las montañas donde viven, y bajar al valle.
De esta situación, se aprovechan los cazadores de recompensas sin escrúpulos, que matan por unos pocos dólares.
Vemos a Gordon/“Silenzio” (Jean-Louis Trintignant), un pistolero solitario y mudo, que es contratado por Pauline Middleton (Vonetta McGee), para vengar la muerte de su marido, a mano de los matones de Henry Pollycut (Luigi Pistilli)
Pollycut, quería la mano de Pauline, por lo que indirectamente asesina a su marido, por lo que ella, con su corazón destrozado, lo único que desea es la venganza; y contrata a un hombre del que la gente comenta:
“El silencio y la muerte caminan a su lado”, un hábil pistolero, al cual han llamado “Silenzio”, debido a que perdió el habla cuando era un niño, en manos de un caza recompensas, el cual mataron a sus padres, y cortaron sus cuerdas vocales en aquel entonces.
A su vez, Silenzio tratará de oponerse a la matanza que tiene lugar en la zona, enfrentándose a Tigrero (Klaus Kinski), el más sanguinario de los cazadores de recompensas, y un puto psicópata.
Él tiene miedo de Silenzio, y está aliado con Pollycut, en el cobro de las recompensas; y quiere acabar con Walter, el jefe de los demás forajidos, con la ayuda de los demás caza recompensas.
La labor de Silenzio será entonces detener la masacre que está por venir, sobre todo, cuando se da cuenta de que los fugitivos son hombres que han robado comida para intentar sobrevivir al invierno.
Todo ello nos llevará a  un final jodidamente impresionante, además de totalmente imprevisible.
Las masacres de 1899, año de La Gran Ventisca, por fin trajeron una encarnizada condena pública de los asesinos, que bajo el falso pretexto de la legalidad, hicieron del crimen violento, un estilo de vida rentable.
Durante muchos años, “El Silenzio” se apoderó de Snow Hill, lo que alimentó la leyenda:
“Las botas de los hombres podrán remover el polvo de este lugar durante miles de años, pero ningún hombre podrá jamás limpiar las manchas de sangre de la pobre gente que cayó aquí”
Il Grande Silenzio, es en cierto modo un western crepuscular, pues su discurso principal se basa en el fin de la era de los pistoleros y del viejo oeste, frente a la llegada de la civilización y el progreso; una nueva época en la que los protagonistas de aquel salvaje oeste, difícilmente tendrán cabida, estando destinados a desaparecer; pero a diferencia de otros westerns crepusculares, que suelen acercarse a esta época con la mirada nostálgica del perdedor y la esperanza de un futuro mejor para aquellos que consigan adaptarse y redimirse, cansados de tanta violencia y muerte.
Il Grande Silenzio, no es sino una cara oculta y negra de ese crepúsculo, una visión violenta, cruel y desesperanzada, en la que no hay redención posible salvo la muerte.
El final de la historia, es lo que la convierte en una obra maestra, en una pieza de denuncia, acerca de ese sistema legal y las barbaridades hechas “de acuerdo a la ley”
También Il Grande Silenzio es un canto lúgubre, calmado y poético, cuyo “silencio” final, redime la obra de un autor inclasificable, que permitió al spaghetti western convertir el caos temático y contextual, en autoría reivindicable.
“C'è una taglia su ciascuno di essi.
Torneremo e raccogliere 'em poi... tutti a norma di legge”
El cine de Sergio Corbucci, es ante todo heterogéneo, pues en él, confluyen tanto esa forma personalísima de entender el oeste, y aquí nos deja una obra con una mayor carga dramática, con visos de tragedia griega; y una profundización más compleja en la psicología de los personajes, de los que no goza ninguna de las demás obras del director.
Il Grande Silenzio, es uno de los spaghetti westerns más extraños y pesimistas que se hayan realizado en la historia del cine, subgénero en el que las historias solían carecer de profundidad, debido a que la principal función era entregar una ensalada de tiros, solían reconocerse por su final feliz, con personajes fanfarrones y chulescos, y un carácter que, más que misógino, algo de lo que Sergio Leone fue acusado, podría decirse “asexuado”, y cierto tono épico que era rebajado por la comicidad de varias secuencias.
Pues Corbucci rompió con esa tendencia en Il Grande Silenzio, y realizó una cinta alejada de convencionalismos, ya que, para empezar, se lleva la historia del desierto a la nieve más extrema, y donde la profundidad de la historia triunfa por encima de la puesta en escena, y la épica queda borrada de un plumazo, debido al elemento negativista que pesa sobre toda la historia.
Así Corbucci se aleja voluntariamente de esos pueblos fronterizos sucios y polvorientos, y nos lleva a parajes gélidos, a zonas montañosas con varios metros nieve, en los que hasta las armas se congelan, y los caballos son plato de primera necesidad para los vagabundos que se esconden allí.
Claro, que lo extremo de las temperaturas, les obliga a acercarse a los pueblos donde son atrapados por cazadores de recompensas.
Para el invierno del 1899, y como parte de la historia oscura del oeste estadounidense, cuando las fronteras con México llegaban hasta los territorios del estado de Oregón, surgieron uno tipos de forajidos muy particulares.
Entre ellos, los soldados desertores de La Guerra Civil Estadounidense, ocurrida entre 1861 y 1865; ladrones por necesidad de subsistencia, y todo aquel “non grato” para el gobierno.
Para la eliminación de los mismos, el gobierno le puso precio a sus cabezas.
Esto dio pie al surgimiento de un grupo de despiadados y sanguinarios caza recompensas, hombres sin escrúpulos, que matan por unos cuantos dólares, sin importar el crimen, o la inocencia del inculpado.
Ambientada en la nevada ciudad de Snow Hill, Il Grande Silenzio nos cuenta la historia de un pueblo asfixiado por el cacique local, hasta el punto de que muchos de sus ciudadanos, se han visto obligados a robar para poder subsistir.
Aprovechando esta situación, el cacique, que es la máxima autoridad en este pueblo en el que no hay ley, pone precio a sus cabezas, al tiempo que mantiene en nómina a los caza recompensas, para que puedan hacer de las suyas, gracias al marco legal que les ampara.
Mientras tanto, el presidente ha prometido una futura amnistía general como prueba de que el salvaje oeste llega a su fin, y ésta ha desencadenado una cacería de hombres, impropia del oeste civilizado, que se avecina.
Para poner fin a esta caza indiscriminada, el gobernador envía al Sheriff Gedeon Corbett (Frank Wolff), que pueda controlar la situación en Snow Hill.
En este contexto de violencia y corrupción, hace acto de presencia Silenzio, que tendrá como objetivo, vengar una muerte injusta, perpetrada por uno de estos caza recompensas.
La violencia campa a sus anchas en el pueblo en cuestión, hostigada por la autoridad local, y donde la presencia de una mujer, será el detonante de los acontecimientos:
La tortura del protagonista, condicionará el desenlace final, entre otros.
Sergio Corbucci rodea a este anti héroe de un halo de misterio y de tragedia:
Silenzio mata, sí, pero con elegancia y hasta con piedad, y la violencia toma un aire menos sanguinario, pero más tenebroso.
El director lo hace por una arriesgada puesta en escena; quizás, lo más interesante, es que la película comienza con un color blanco que casi parece el verdadero protagonista al comienzo, aunque poco a poco se va cambiando a el negro, conforme se acerca el final de la historia, como si la tragedia final se fuera haciendo dueña de las imágenes.
Pero en esta evolución, podemos apreciar una mayor elegancia en cuanto a la dirección, un acertado desarrollo del guión, y una atmósfera y ambientación más densas y realistas, por no hablar de la muy acertada planificación de la violencia, que no llega a convertirse en el auténtico baño de sangre injustificado, consiguiendo con todo ello, un film repleto de momentos destacables, escenas de gran lirismo, y una profundidad superior al resto de su filmografía; donde el amor traspasa fronteras raciales, algo avanzadísimo en la mentalidad mediterránea de la época; y al final, nadie sale victorioso, que es en realidad el resultado de cualquier batalla.
Todo ello, acaba consiguiendo un efecto de realismo que favorece la historia que nos está contando.
Visualmente destaca el diseño de fotografía y la ambientación.
Como curiosidad, las escenas se grabaron de noche, para disimular la nieve falsa, y en algunas escenas, se utilizó espuma de afeitar para realzarla.
La mayoría de las escenas de Snow Hill, filmadas en Elios, y las rodadas por la noche, para que la falsa nieve pareciera más convincente; con 26 toneladas de crema de afeitar utilizadas para dar a la calle un aspecto nevado.
Los diseños de vestuario de Enrico Job, fueron influenciados por estilos de moda hippie, incluyendo silenciadores, chales y trajes de piel y cuero.
De hecho, Corbucci era conocido por estar muy en contra de la subcultura hippie.
Al igual que otros westerns, fue rodada sin sonido, muda, para que el doblaje de post-producción pudiera ser realizado en varios idiomas.
En un momento de la producción, el actor Frank Wolff, tuvo que ser impedido de estrangular a Klaus Kinski, cuando éste insultaba su herencia judía, diciéndole:
“No quiero trabajar con un judío sucio como tú, soy alemán, y odio a los judíos”
Tras el incidente, Wolff se negó a hablar con Kinski, a menos que lo exigiera el guión.
Por su parte, Kinski más tarde declaró, que insultó a Wolff porque quería estimularlo y ayudarlo a ponerse en el carácter...
Después de la finalización de la película, Il Grande Silenzio fue, según el procedimiento estándar para un spaghetti western, editado en su forma final, completada y doblada en 5 idiomas:
Italiano, francés, español, alemán e inglés.
Las versiones subtituladas, fueron creadas para los mercados extranjeros para las además versiones dobladas.
Como dato, varios de los nombres de los personajes, también fueron cambiados de los originales de Corbucci, según los doblajes.
Cabe destacar los exteriores fríos y bastos de las montañas, que contrastan con unos interiores oscuros y claustrofóbicos, siendo ambos reflejos de la historia:
Por fuera, se exteriorizan los sentimientos animales de los humanos; mientras que por dentro, las leyes retorcidas del pueblo de Snow Hill, oprimen la pequeña comunidad.
Hay también en ello, un tono realista de la narración, pues el director no tiene miramientos a la hora de suavizar la historia ni sus imágenes, que caen presas de una desazón que se apodera de la historia desde el primer minuto, y solo la suelta al final, para hundirla en un pozo abismal.
Por otra parte, Corbucci planifica con elegancia, sin miedo a utilizar unos notorios “zooms” que se convierten en estilo propio, sello también de los spaghetti western; y rueda la violencia sin heroicidades, para realzar la frialdad del acto.
El director, también tiende a dilatar el relato cuando lo cree necesario, con un ritmo pausado pero nunca lento, y en ningún caso, sin llegar a extremos.
Frente a los paisajes blancos, helados, tenemos unos interiores oscuros muy cerrados, casi claustrofóbicos, que parecen ser un reflejo de la dudosa moralidad de los personajes que los pueblan.
Nuevamente, de puertas para adentro, la ley encorseta a los hombres, los oprime.
De puertas para fuera, lo extremo de su clima, parece querer indicarnos que en situaciones extremas, los hombres también llevan hasta el extremos sus instintos más básicos, ya sea el de supervivencia, ya sea el de enriquecerse, o el de la avaricia.
Se trata pues de una narrativa realista, envolviéndolo todo de una cierta desazón y de un tremendo pesimismo, que ni siquiera rompe en el tramo final del metraje.
Y es que Corbucci, como tantos otros realizadores de western, habla en esta película acerca de ese choque entre fuerzas, de la violencia imperante en una nación joven, y de cómo las leyes llegan al salvaje oeste, en el que tener un arma, te posibilita poder matar a alguien, “si es en defensa propia”
Del reparto, para 1967, tener actores destacados en spaghetti westerns actuando en inglés, era una práctica creciente, porque se creía que permitía la comercialización internacional.
Según Sergio Corbucci, Marcello Mastroianni le dio la idea de un pistolero mudo, cuando el actor le dijo que siempre había querido hacer un western, pero desafortunadamente no hablaba inglés… y cuando Corbucci conoció a Jean-Louis Trintignant, supo que tampoco hablaba inglés...
Debido a que tenía una fascinación con los personajes con una debilidad incapacitante, Corbucci decidió que este era el momento para convertir el taciturno héroe del spaghetti western, en un mudo.
En ese momento, Trintignant era conocido por su papel en el drama romántico, aclamado por la crítica, y oscarizada “Un Homme et Une Femme” (1966), y se cree que había aceptado el papel, en apoyo del coproductor Robert Dorfmann, que era un amigo suyo.
Il Grande Silenzio, sería también su único papel en un spaghetti western.
Lo primero que asalta en esta película, es el hecho que Corbucci sustituye los yermos inmensos por la dureza del invierno, y sus paisajes nevados.
Il Grande Silenzio narra una historia pesimista, trágica, una en la que ni lo épico, ni mucho menos los héroes tienen cabida.
Es innegable el carácter estereotipado de los personajes, habitual en estas producciones, pero sobresale la profundización dramática que les da, pues ellos son víctimas de los duros días que les han tocado vivir; y si los pueblerinos roban, es porque no tienen otra vía de subsistencia, del mismo modo que Silenzio solo decide ayudar a Pauline, cuando esta contrata sus servicios.
Silenzio, cuyo nombre real permanece en las sombras, es un personaje al que le sigue un halo misterioso.
Es un antihéroe, pues su moralidad es cuestionada en más de una ocasión, dado que mata a cambio de dinero, como todo caza recompensas, pero lo que lo diferencia de los villanos, es que no se regodea de sus asesinatos, ni disfruta de los baños de sangre, sino que para él, matar es un acto elegante y preciso, acertando cada tiro con una parquedad por otra parte siniestra.
Jean-Louis Trintignant, lo interpreta con la calma y frialdad que le caracterizan.
Es raro ver un asomo de sentimiento cruzar su rostro, hecho que junto a su imperturbabilidad, y “silencio” perpetuo, lo convierten en un fantasma vagabundo que erra por los nevados paisajes montañosos.
Pese a no poder servirse de la palabra, el actor francés borda su actuación.
Por entonces corría el rumor, de que impuso esta característica a su personaje, para ahorrarse la tarea de tener que aprender diálogo alguno…
Comparar a Silenzio con otros protagonistas del western, puede analizarse en términos freudianos:
Está vestido de negro, como la creación anterior de Corbucci, “Django” (1966); es extremadamente rápido y preciso con su arma, y es anti heroico, compartiendo algunas de sus características con Tigrero, pues ambos matarán a otras personas basándose en que recibirán pago.
Sin embargo, a diferencia de otros personajes del western, “fuertes y silenciosos”, como Django o el Joe de Leone, Silenzio es completamente mudo, dándole una sensación de vulnerabilidad y sensibilidad.
A diferencia de los revólveres Colt Single Action Army, utilizados por sus compañeros protagonistas en westerns, y los otros personajes de la película; la elección de Silenzio de la arma, es una semiautomática Mauser C96, cuya velocidad rápida de disparo, le da una ventaja injusta sobre sus oponentes.
Por tanto, su puntería proviene en parte de la destreza tecnológica, y no de la física.
Como Django, y Joe antes que él, las manos de Silenzio se lesionan antes del clímax, lo que impide su puntería.
Sin embargo, un vínculo de venganza contra los asesinos de recompensas, es debido a su garganta cortada.
Por tanto, Silenzio frecuentemente dispara a los pulgares de sus enemigos, haciéndolos incapaces de usar una pistola.
Además, a diferencia de Django y Joe, ni su voluntad de sobrevivir ni su armamento avanzado, lo puede salvar en el duelo final contra Tigrero.
Este último, le disparará en los pulgares, a modo de una “castración simbólica”
De todas maneras, y teniendo en cuenta el “hándicap” que supone encarnar a un mudo, el personaje del vengador silente, funciona estupendamente, eso sí, más como perfecto catalizador del resto, está mejor desarrollado, y es más humano; a caracteres que son más que una entidad con personalidad propia en sí misma.
Al otro lado del espectro, tenemos a otro personaje del que solo sabemos su apodo.
Se trata de Tigrero, muy bien interpretado por Klaus Kinski; es un personaje tan inteligente como despiadado, sin ningún tipo de escrúpulos cuando se trata de hacer sufrir a sus víctimas, o de manipular a sus adversarios, y no dudará en poner en jaque a todos aquellos que se crucen en su camino.
Es un personaje claramente desagradable, y falto de escrúpulos, que es la cabeza visible del grupo de cazadores de recompensas; alguien tan terroríficamente racional, que es capaz de ir sembrando los caminos de cadáveres, para más tarde ir recolectándolos tranquilamente en diligencia, como dice:
“No hay problema, la nieve los mantiene frescos”; o de no enfrentarse con Silenzio en primera instancia, a pesar de que es consciente de que su vida corre un alto riesgo, si con su muerte no va a obtener beneficio económico alguno.
Klaus Kinski, que encarna a uno de los mejores villanos de todo el western italiano, su caracterización de Tigrero, se basa parcialmente en Gorca, el vampiro interpretado por Boris Karloff, en “I tre volti della paura” (1963)
Como dato, según su autobiografía “Kinski Uncut”, Kinski tuvo una aventura en el set, con la actriz Sherene Miller durante el rodaje de Cortina, mientras que su esposa Brigitte y su hija Nastassja, disfrutaban del trineo en la nieve.
Todo un divo alemán, como ningún otro.
De los demás miembros del elenco, fueron actores de personaje establecidos dentro o fuera del género spaghetti western, que incluye a:
Frank Wolff, en el personaje del Sheriff Gedeon Corbett, bonachón y buena persona, pero demasiado ingenuo; cuya personalidad del representante de la ley, está habitualmente relegada dentro del western, a apariciones esporádicas o meramente circunstanciales, como después de una pelea en el salón o un tiroteo, éstos aparecen tan pronto como desaparecen; y en el oeste gélidamente crepuscular de Il Grande Silenzio, donde los caza recompensas cada vez están peor vistos, y los “civiles” sólo pueden utilizar el revolver en defensa propia, se hace necesaria la figura del defensor de la ley que, aunque cómico en la forma y torpe en sus acciones, tal y como lo encarna Wolff, acaba resultando un personaje fundamental, positivo, e incluso observado con cierto cariño.
Y quizás, el único atisbo de optimismo que nos encontramos en esta dura obra, representante de las leyes constitucionales, que llegan desde el este, a un lugar habitado por seres salvajes, ajenos a cualquier ley del mundo civilizado.
Con él, Il Grande Silenzio posee un mensaje muy pesimista, siendo el sheriff del pueblo, el único personaje optimista.
Así llega a Snow Hill, Utah, para acabar con el desmadre de los caza recompensas; pero es apresado por los hombres de Walter, que le quitan el caballo, para comérselo…
Tigrero no le cae nada bien, por lo que le arresta, y se le lleva detenido, pero él mismo Tigrero acaba con su vida.
Luigi Pistilli, como Henry Pollycut, el Banquero, tendero, cacique local, y juez de paz, es un aprovechado que se quiere tirar a Pauline.
A éste le falta el pulgar de una mano, de un tiro que le pegó Silenzio.
Carlo D’Angelo es el gobernador; Marisa Merlini es Régine la mujer del Saloon; Spartaco Conversi es Walter, el jefe de los forajidos, amnistiados; que le quitan el caballo al sheriff, para hacer bistecs, ya que viven en las montañas nevadas al refugio de los caza recompensas; pues lo único que quieren es comer.
Los forajidos, como grupo, se ven casi convertidos en zombies, desorientados y hambrientos entre la nieve, son las víctimas, el pueblo que es masacrado por dinero.
Mario Brega es Martin, el sheriff, que mata a la familia de Silenzio, y le rebana el cuello cuando era un niño, dejándolo mudo.
Il Grande Silenzio, como ocurre con muchos de los westerns de Corbucci, es conocido por sus representaciones de personajes femeninos, fuertemente queridos.
Mientras que en los films de Sergio Leone, la mujer no tenía sitio.
Y aquí sí que tiene vital importancia:
La relación entre Silenzio y la bellísima Pauline, es más carnal que de amor, destacando la pulsión erótica entre ambos.
Las miradas entre ellos poseen una carga sexual muy elevada.
Porque busca la venganza por la muerte de su marido, a través del “silencio”; se enamora de él, a través del dolor compartido y la soledad; y lo apoya hasta que ambos son asesinados por Tigrero.
Pauline juega un papel vital en la narrativa de la película; también se muestra que está fácilmente en control de su sexualidad, como se ve en sus negativas a convertirse en amante de Pollycut, y su seducción de Silenzio, mientras tiende a sus heridas.
Pauline, también es afroamericana, y su escena de amor interracial con Silenzio, ha sido vista como altamente subversiva, tanto en el contexto del western, y el cine comercial en general.
Vonetta McGee, era una actriz desconocida y amateur, que se había trasladado a Roma para encontrar trabajo en Cinecittà, y fue elegida como Pauline, en su primer papel en la película.
Después de aparecer en Il Grande Silenzio; se convirtió en una actriz importante en el género “blaxploitation”
En Il Grande Silenzio, a la cuestión racial se le suma la importancia que se le otorga en esta ocasión a la mujer, algo inusitado en el spaghetti western, donde esta figura ha sido ignorada, cuando no directamente maltratada, casi por costumbre.
Relación ésta, que no carece de ambigüedad desde el preciso momento en que no queda demasiado claro, si el cariño que le dispensa a Silenzio, está movido en un principio por la soledad, el miedo y/o la búsqueda de protección a la que le han conducido la viudez; o existen razones más oscuras y/o retorcidas, como pudiera ser el pago, en especie, por supuesto, de los servicios por los que el hábil pistolero ha sido contratado.
Al respecto, Corbucci comentó más adelante:
“La gente no va al cine a ver escenas de amor.
Luis Buñuel tenía razón, cuando dijo que “lo más embarazoso, para un cineasta, es apuntar una cámara a una pareja besándose”
Nada es más banal que un beso.
Generalmente no puedes tener escenas de amor en historias basadas en la acción, aunque en Il Grande Silenzio filmé una hermosa escena de amor entre una mujer negra y un mudo.
Había algo muy hermoso y muy mórbido al respecto.
Esta fue la única escena de amor que he incluido en una película de este género, donde las mujeres son generalmente extrañas”
Indudablemente, y de manera general, los personajes siguen siendo estereotipados, pero les aguarda un destino diferente al que estamos acostumbrados en el subgénero.
Como errores de producción notables, encontramos la cantidad de nieve que se muestra que está cayendo en varios de los escenarios de la ciudad, varía de manera inconsistente.
Como dato del final, en la que Silenzio, Pauline y los forajidos, son asesinados por Tigrero y su pandilla, fue pensado por Sergio Corbucci, como una referencia explícita a las muertes de Ernesto “Che” Guevara, y Malcolm X.
El número de cadáveres mostrados, suman casi los 43, e incluyen las 11 muertes de Silenzio; y las 8 de Tigrero.
Pero Il Grande Silenzio es mucho más desesperanzador, porque la muerte del protagonista, no sirve para cambiar las cosas.
En el final alternativo “feliz”, en el cual, Silenzio, Pauline y Corbett sobreviven; Silenzio despacha a la pandilla de Tigrero con 15 balas de su Mauser C96; 5 más de las que esa arma puede cargar; pues la pistola de disparo rápido de Silenzio, es una Mauser C96 de 7,63 mm, apodada “Broomhandle” por su distintivo agarre de madera.
La pistola, fue producida por primera vez en 1896, 2 años antes de los acontecimientos de la película; y respecto a las armas, resulta raro que a Frank Wolff se le congele el arma, y no pueda disparar por no llevarla protegida del frio en su caballo; y sin embargo, Kinski tenga el rifle enterrado en la nieve durante días, y al desenterrarlo, dispare perfectamente…
También, llama la atención la fuerte carga ideológica al plantear la dicotomía entre ley y justicia, y la visión pesimista que el autor tiene de la creación de los EEUU.
De esta forma, Corbucci nos presenta un pueblo, como ejemplo de lo que eran los EEUU, en el que la ley está al servicio de los poderosos, para proteger sus intereses y sus propiedades, de tal forma que éstos pueden contratar a asesinos para que, de forma “legal”, acaben con los elementos que les incomodan.
Las muertes de Silenzio, Pauline y los forajidos, a manos de Tigrero y su pandilla, es una culminación de los elementos subversivos de Il Grande Silenzio, y su postura antiautoritaria.
Aunque matar a personajes simpáticos o protagonistas, no era una nueva táctica para Corbucci; el contexto político juega un papel importante en la presentación de sus preocupaciones temáticas, siendo el mensaje moral, que a veces, aunque sabes que fracasarás, todavía haces lo correcto.
También añade que, al enfrentarse a un enemigo imbatible, y morir en el duelo, Silenzio se convierte en el héroe más noble de cualquier western hasta ese momento.
No es de extrañar que Il Grande Silenzio haya influido en las obras de Quentin Tarantino, quien describió la película como su “western de nieve” favorito.
Y ha rendido homenaje a la película, en “Django Unchained” (2012) y “The Hateful Eight” (2015), tanto que se enorgullece de rendirles tributo, lo hace sin rodeos, y se encarga de que el espectador sea quien indague qué películas traerá o trajo a colación, para que también las disfrute.
Porque Il Grande Silenzio es el cenit de “The Hateful Eight” (2015) a toda regla.
Por último, Ennio Morricone se encarga de la banda sonora, en la que cambia sus lirismos habituales, por una partitura sobria y atmosférica, que dibuja la desesperanza que se huele en toda la película.
Como siempre en sus trabajos, la música es brillante, y se convierte en un personaje más de la historia.
Nuevamente, nunca defrauda.
“Il vecchio West è finito.
Dobbiamo imparare a vivere con persone di tutte le razze e convinzioni, e si uniscono per creare un nuovo Occidente”
Si el western es por sí mismo, el género cinematográfico por excelencia, podemos afirmar que el spaghetti western es la sublimación de todos los valores de la leyenda, siendo una visión casi infantil de la historia del oeste norteamericano, contada a modo de cuento, con un halo poético bastante desvirtuado, quien realizó aquí un profundo análisis de la condición humana en un western puramente humanista, como una suerte de Robin Hood.
Evidentemente, las cintas de este género, tienen a hombres materialistas al frente, personas que actúan por dinero, y no por sentimientos.
Aquí, Corbucci humaniza al protagonista, y huye de eso; y otorga un toque empático a Silenzio, permitiéndole sentir algo dentro de sí mismo, más allá del mero interés en el recuento de billetes, algo que más o menos es lo que ejemplifica el violento Tigrero, que parece ver las personas, en ocasiones, más como las cantidades de dinero, que podría ingresar por ellos, que como verdaderos seres humanos.
Corbucci coloca al hombre, como centro de todo, y su fetiche son las manos.
En el cine de Corbucci, lo que importa son las propias manos, es el hombre quien ejecuta y mata; y no sus armas, meras herramientas supletorias, y por tanto, no hay mayor castigo que perderlas, que sin ellas, no pueden manejar las herramientas que son las pistolas.
Dicho esto, el carácter cuasi heroico que se le da al protagonista al final, con un sacrificio en el sentido más cristiano de la palabra, lo convierte en uno de los epílogos más amargos y descorazonadores que se recuerdan.

“I massacri del 1898, anno del Grande Blizzard, infine, portato avanti feroce condanna pubblica degli assassini di taglie, che, con il pretesto di falsa legalità, hanno reso l'omicidio violento un modo proficuo di vita.
Per molti anni c'era un cartello assicella a Snow Hill che ha effettuato questa leggenda:
Stivali da uomo può cacciare la polvere di questo luogo per mille anni, ma nulla l'uomo può mai fare spazzerà via il sangue macchie del folk poveri caduti qui”


Comentarios

  1. Muchas gracia por tu aporte Alvaro Alberto, definitivamente esta es una película imprescindible para todo gran fanático del spaghetti western. Ya se ha anunciado la restauración en 4k de il grande silenzio espero que este disponible antes de finalizar el 2017. http://www.schnittberichte.com/news.php?ID=11792

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