The Devil Wears Prada

“This... stuff'?
Oh.
Okay.
I see.
You think this has nothing to do with you.
You go to your closet and you select...
I don't know... that lumpy blue sweater, for instance because you're trying to tell the world that you take yourself too seriously to care about what you put on your back.
But what you don't know is that that sweater is not just blue, it's not turquoise.
It's not lapis.
It's actually cerulean.
And you're also blithely unaware of the fact that in 2002, Oscar de la Renta did a collection of cerulean gowns.
And then I think it was Yves Saint Laurent... wasn't it who showed cerulean military jackets?
I think we need a jacket here.
And then cerulean quickly showed up in the collections of eight different designers.
And then it, uh, filtered down through the department stores and then trickled on down into some tragic Casual Corner where you, no doubt, fished it out of some clearance bin.
However, that blue represents millions of dollars and countless jobs and it's sort of comical how you think that you've made a choice that exempts you from the fashion industry when, in fact, you're wearing the sweater that was selected for you by the people in this room from a pile of stuff”

Si quieres algo en la vida tienes que ser divino, bello y estéticamente bien cuidado, en el caso de las mujeres calzar tacones de 10 centímetros aunque te jodas la columna, vestir de Prada como mínimo, perfumarte con Chanel, leer el “libro” Vogue, colgarte un bolso de Louis Vuitton, unas gafas de Dolce & Gabbana, poner carita de ángel, ser sumisa y obediente, dulce, dulce, dulce ¡empalagosa! con tu pareja, que siempre estará ahí para protegerte, en fin, gastarte no menos de un puñado de dinero al mes en compras y más compras para llenar un fondo de armario como tipo “Sex In The City” y ser comprensivo, comprensivo, comprensivo hasta convertirte en un ser que pierda su voluntad, autocontrol y soberanía cediendo únicamente a los caprichos de los demás; así sean todos unos tiranos, tú aguanta y nunca protestes.
No te reveles!
No está de moda...
No exijas tus derechos!
Eso es para aquellos amargados que no llevan la fabulosa vida que tú conquistarás comportándote como un alienado.
Sino no eres de los que tiene dinero para “vivir la moda”, pues confórmate usando “Acetatos” o “Forever”, o esas marcas plásticas que abundan los escaparates de tiendas tercer mundistas.
Es que la moda es perversa, es cruel, y tiene fecha de caducidad, así como lo es la belleza física y actualmente lo es también el amor, por la falta de escrúpulos y la pérdida del idealismo convertido en billetera, de cuyo dinero, alguna vez se gastará por completo y que dejará un amargo sabor en la boca.
Los tiempos han cambiado damas y caballeros, lo que antes era considerado moda, ahora se ha convertido en un circo de piel expuesta, como prostitución al mejor postor.
“See, I'm on this new diet.
Well, I don't eat anything.
And right before I feel I'm going to faint, I eat a cube of cheese.
I'm one stomach flu away from my goal weight”
La moda, del francés, “mode” y éste del latín, “modus”, modo o medida, indica en su significado más amplio una elección o, mejor dicho, un mecanismo regulador de elecciones, realizadas en función de criterios subjetivos asociados al gusto colectivo.
La moda son aquellas tendencias repetitivas, ya sea de ropa, accesorios, estilos de vida y maneras de comportarse, que marcan o modifican la conducta de las personas.
La moda en términos de ropa, se define como aquellas tendencias y géneros en masa que la gente adopta o deja de usar.
La moda se refiere a las costumbres que marcan alguna época o lugar específicos, en especial aquellas relacionadas con el vestir o adornar.
La moda para muchos puede ser un juego de vida como para los diseñadores y los modelos.
Los estilos y tendencias deben ir de acuerdo con la persona que ocupa determinada prenda: las personas se tienen que ubicar en su edad, trabajo y/o gusto por la moda.
Para que alguien se pueda ver moderno, se tiene que ver bien, no sólo es llevar ropa de la tendencia que llegó al mercado sino que tiene que coincidir con su carácter, fisonomía, edad, pero por sobre todo, se tiene que sentir bien consigo mismo.
Para ello es importante conocer que existen diferentes tipos de cuerpo y que a cada uno le corresponde algo específico para resaltar sus mejores atributos y esconder sus pequeños defectos.
Estaríamos en un error cuando hablamos de moda y sólo pensamos en la pasarela o en grandes escaparates de ésta o aquella marca de confección.
La moda representa todo lo relacionado con modos de vivir, con distintas culturas, abarcando todo lo que se refiere a nuestra existencia.
Esto último no es una exageración ya que un en el principio de los tiempos, cuando el hombre buscaba refugio en las cavernas, las modas se hacían presentes en actividades como contar las jornadas de caza pintando las paredes de las viviendas, y más tarde con la decoración de sus cuerpos, imitando tal vez a los animales que se embadurnaban de barro para protegerse de los insectos. Posiblemente estas actividades constituyeron "modas" en su tiempo, aunque hoy en día se siguen practicando en muchas tribus de Australia, África, Oceanía, etc.
Todo esto nos demuestra que la moda y la evolución humana van de la mano y que no se podrían entender la una sin la otra.
Durante cientos de años fueron los monarcas y los nobles los que marcaron las pautas de la moda.
En el siglo XVII, Luis XIII, rey de Francia, decidió ocultar su calvicie con una peluca.
Al poco tiempo, los nobles europeos comenzaron a afeitarse la cabeza y seguir su ejemplo, imponiendo un estilo que duró más de una centuria.
En el siglo XIX, las revistas femeninas comenzaron a promocionar las nuevas tendencias e incluso a ofrecer patrones económicos para que las mujeres pudieran confeccionarse su propia ropa.
Con la llegada del siglo XX y la popularidad del cine y la televisión, las estrellas de la pantalla se convirtieron en ídolos internacionales y empezaron a imponer la moda.
Lo mismo sucedió con los músicos famosos, los cuales pusieron en boga estilos radicales que la juventud no tardó en imitar.
Hoy en día, la situación apenas ha cambiado.
Los anunciantes se valen eficazmente de desfiles de modelos, atractivas revistas de papel satinado, carteleras, escaparates y anuncios televisivos para crear una demanda de prendas nuevas.
“Everybody wants to be us”
Resulta que Anna Wintour OBE (1949- ) es la editora general de la edición norteamericana de la revista Vogue, puesto que ha ocupado desde 1988.
Nativa de Londres, de padre inglés y madre norteamericana, comenzó a interesarse en la moda mientras era una adolescente y le aconsejaba a su padre Charles, editor del periódico Evening Standard formas en las que podía mejorar la publicación atrayendo a los jóvenes británicos de mediados de los años 1960.
Como una de sus predecesoras; Diana Vreeland, ella misma se ha convertido en un icono de la moda.
Su estilo de corte de pelo milimétrico, cortado con maquinilla y el uso de lentes oscuros en lugares cerrados se han convertido en una imagen común que se despliega a lo largo de las primeras filas de los desfiles de modas de los mejores diseñadores del mundo.
Se ha convertido en una institución comparable con la revista que ella misma edita.
Aclamada mundialmente por su buen ojo para las tendencias de moda y por el apoyo que brinda a jóvenes diseñadores, su personalidad fría y demandante le ha valido el mote de "Nuclear Wintour"
En 2007, "The September Issue", contenía el récord de 832 páginas impresas, el número de hojas en una revista más grande de todos los tiempos.
También desarrolló la creación de tres títulos alternos a su revista: Teen Vogue, Vogue Living y Men's Vogue.
Su éxito por expandir la marca de Vogue le valió el título de "editora del año" por la revista AdAge.
El periódico The Guardian la ha llamado la "Alcaldesa No Oficial" de la ciudad de Nueva York.
Tras bastidores, se ha encargado de que casas de moda contraten a jóvenes y frescos diseñadores como John Galliano, quien le debe su trabajo en Christian Dior.
Convenció a Donald Trump para que dejara a Marc Jacobs utilizar un salón de fiestas en el Hotel Plaza para un desfile, cuando él y su socio no tenían mucho dinero.
Recientemente convenció a la marca Brook Brothers para que contratasen al relativamente desconocido Thom Browne.
Su protegida en Vogue, Plum Skyes se convirtió en una exitosa novelista.
Wintour, tiene un salario estimado en $5 millones de dólares al año, y también cuenta con generosos beneficios, como un presupuesto de $50,000 dólares para ropa, un chofer y una suite en el Hotel Ritz de París mientras asiste la semana de la moda en esa ciudad.
Se casó con el psiquiatra infantil David Shaffer en 1984 tuvo dos hijos, Charles (Charlie) y Katherine (conocida como Bee)
Su éxito en Vogue y su apoyo a la industria de la moda y filantropía son innegables, pero muchos han criticado a Wintour.
La mayoría de las críticas gira alrededor de su personalidad.
A menudo ha sido descrita como una perfeccionista que, como rutina, hace peticiones imposibles y arbitrarias a aquellos que trabajan para ella y a menudo trata mal a sus subordinados.
Se dice también que ejerce un gran control en su imagen pública.
Algunos críticos la han acusado debido a que las celebridades y no las modelos son la portada de Vogue.
En efecto, varias mujeres famosas han agraciado la portada de Vogue bajo la dirección de Wintour, desde actrices ganadoras del Oscar: Nicole Kidman, Charlize Theron, Kate Winslet y Angelina Jolie, hasta celebridades como Melania Trump, Blake Lively y políticos Hillary Clinton.
Otro escritor para la revista se quejó del hecho de que Wintour excluyera a las mujeres trabajadoras ordinarias, muchas de las cuales son suscriptoras regulares de las páginas.
Es un obsesionada con reflejar sólo las aspiraciones de cierta clase de lectora.
Algunas de sus intervenciones en favor de diseñadores, particularmente en el caso de Georgina Chapman también han sido criticadas por estar motivados por conexiones personales en lugar de talento ya que Chapman sale con el magnate de los medios, Harvey Weinstein.
A mediados del 2006 la versión fílmica The Devil Wears Prada fue lanzada con gran éxito comercial.
Curiosamente, Mrs. Wintour asistió a la premiare, vestida de Prada.
“Hell on Heels”
The Devil Wears Prada (2006) es una película de comedia dramática dirigida por David Frankel, con un guión de Aline Brosh McKenna y Don Roos, basada en la novela homónima de la periodista Lauren Weisberger, quien a su vez se inspiró en vivencias propias.
La "mala" del relato sería su exjefa, Anna Wintour, conocida por sus críticas implacables y su férreo carácter, para quien había trabajado en la revista Vogue.
Tanto el libro como la película son una sátira del mundo de la moda, por lo que siguen la línea de la película Prêt-à-porter dirigida por Robert Altman.
La elección de "Prada" en el título buscaba puramente imprimir un toque de distinción y exclusividad.
Protagonizada por una ENORME e IRREPETIBLE Meryl Streep, Anne Hathaway, Stanley Tucci, Simon Baker, Emily Blunt, Alexie Gilmore, Adrian Grenier, Rebecca Mader, Tracie Thoms, Heidi Klum, Rich Sommer, Daniel Sunjata, Gisele Bündchen y Jimena Hoyos.
Existe en el guión una mordacidad latente, una ligera pero aceptable crítica de la sociedad contemporánea encubierta en el mundo de la moda, que nos enseña un mundo de glamur en donde se manejan situaciones de envidias, poder, explotación, relaciones laborales y las ambiciones personales.
Lo más llamativo de The Devil Wears Prada es, valga la paradoja, la ausencia de vistosidad.
Ni grandes secuencias en las que los vestidos sean los protagonistas, cualquier cinta de Audrey Hepburn luce mucho más con sólo cinco cambios de ropa, ni un agobio desmesurado con terminología de diseñador y pasarela.
The Devil Wears Prada es un cara a cara entre dos personalidades diferentes unidas por un vínculo común, la ambición personal, el desenlace deja claro las dos visiones y de paso el efecto de esto en los que nos rodean.
Miranda (Meryl Streep) y Andrea (Ann Hathaway) se echan un pulso profesional que les hará verse a sí mismas como son.
Por el camino se corrompe la inocencia, los valores e incluso parte de la humanidad.
The Devil Wears Prada critica no al mundo de la moda, sino al sistema.
Pretende, más allá de su aparente factura de comedia hollywoodiense clásica, hacer un análisis y un recorrido por uno de los mundos más influyentes y denostados del circo actual: la moda.
Algo que en tantas ocasiones se tacha de frívolo e innecesario, es, sin embargo, el eje de muchas vidas y de infinitos puestos de trabajo, de influencia incuestionable en cada rincón de la tierra y de trascendencia por encima de su fama.
Todo esto lo explica Meryl Streep en un momento, y aquello que comenta en defensa de una profesión y un estilo de vida, es lo mismo que podría decirse de The Devil Wears Prada.
Por eso The Devil Wears Prada es mucho más de lo que aparenta, pues es capaz de retratar a la perfección la jungla urbana de las pasarelas, las revistas, los representantes, las dobles morales laborales y la dedicación absoluta a un campo que genera millones de dólares diarios.
La interpretación de Streep recibió críticas delirantes de los críticos, y más tarde, obtuvo nominaciones, incluyendo uno para los premios Óscar 2006 como mejor actriz principal y la película al mejor diseño de vestuario, obviamente.
Streep realiza un personaje totalmente original, empático y redondo, curiosamente, la oficina de Priestly en The Devil Wears Prada muestra similitudes obvias con la oficina de Anna Wintour.
Streep niega que su interpretación haya estado basada en Wintour, a quien la actriz afirma haber conocido sólo hasta la proyección del filme.
Afirmó que no tenía interés en hacer un documental sobre la editora de Vogue, prefiriendo tomar la inspiración para el personaje creando una amalgama de jefes que conoció a lo largo de su vida.
The Devil Wears Prada es una de las películas con alto presupuesto en la carrera de Streep.
The Devil Wears Prada está ambientada en el mundo de la moda, la mayoría de diseñadores y otros notables de la moda evitaron aparecer como ellos mismos por temor a disgustar a la editora estadounidense Anna Wintour de Vogue, quien es ampliamente considerada como la inspiración para Priestly.
No obstante, muchos diseñadores permitieron su ropa y accesorios para ser usados en The Devil Wears Prada, convirtiéndola en la película con vestuario más caro en la historia.
Más tarde, Wintour superó su inicial escepticismo, diciendo que le gustó la película y Streep en particular.
Meryl Streep como Miranda Priestly es la editora de la revista Runway.
Temida por su frialdad y respetada por su personal y muchos en el mundo de la moda, y su influencia es lo suficientemente potente como para rehacer una sesión de fotos de 300.000 dólares con impunidad y llevar a un diseñador a rehacer una colección completa con solo fruncir los labios.
Sin embargo adora a sus consentidas hijas gemelas.
Miranda Priestly quien, entre muchas otras similitudes con Wintour, es británica, tiene dos hijos y es miembro del consejo del Museo Metropolitano de Arte.
Priestly es presentada como una tirana/diablo que hace peticiones imposibles a sus subordinados, dándoles prácticamente ninguna información o tiempo para realizarlas y luego los regaña por no haber hecho bien el trabajo.
Acusaciones similares se han hecho contra Wintour por sus ex trabajadores, normalmente de forma anónima.
La Miranda de Streep se mueve en el filo entre lo cómicamente vil y lo verdaderamente triste, aunque también es cuestión de carácter personal y entera dedicación, lo que se llama “high standard” y que a muchos de los mortales no es difícil comprender.
Una parte clave del increíble talento de Meryl radica en su habilidad para mezclar la comedia y el drama.
Puede descubrir lo que es divertido en la realidad, de modo que nunca lo percibes como algo forzado.
Es una adicta al trabajo y alguien que cuenta con una tremenda cantidad de poder y lo sabe.
Todo el mundo que trabaja para ella ha de estar a su altura y entera disposición, de forma que no es la clase de persona a la que querrías encontrarte de mal humor.
Hablar de este estiloso demonio en un futuro será hablar de Meryl Streep quien resulta innegable su capacidad camaleónica y en este caso aprueba la asignatura de estilo con una nota elevada.
La Miranda de Streep, aun con poca presencia en pantalla, inunda los minutos que le son reservados y da una clase de elegancia al resto del elenco.
Esta Cruella de Vil que desearía hacerse un abrigo con las pieles de sus empleados consigue a partir de miradas bajas, movimientos felinos y voz susurrante más matices en pocos segundos que Hathaway y sus gestos de sufrimiento en todas las secuencias.
Cabe destacar el tono de voz usado por Meryl en la personificación de Miranda, por tanto es OBLIGATORIO visionarla en idioma original para no perder el esfuerzo y dedicación que la actriz hizo en The Devil Wears Prada.
Las personas difícilmente cambian su personalidad, el personaje de Meryl, Miranda, sigue siendo déspota, arrogante y calculadora hasta después del final, no cambia por la relación con Andy, como en otra comedia cursi hubiera ocurrido.
Su creación aquí es un estudio casi antropológico de la mujer moderna y de la ambición, un retrato en profundidad de la dragona encarada en un mundo de hombres, y de la verdadera mujer escondida detrás de caras firmas, temida reputación y personalidad de hierro.
Por otra parte, Anne Hathaway como Andrea "Andy" Sachs es una mujer joven y de personalidad honesta, recién graduada de la Universidad Northwestern y aspirante a periodista que a pesar de no tener un conocimiento real a lo que a moda se refiere, es contratada como asistente personal de la poderosa y exigente Miranda.
Ella está experimentando ese proceso, iniciación, que todos vivimos cuando conseguimos nuestro primer empleo y descubrimos cómo es el mundo real.
Nos topamos con elecciones morales y éticas que nunca nos habíamos planteado y aprendemos sobre nosotros mismos.
Si tienes más de 21 años, probablemente hayas tenido algunas de las experiencias de Andy.
Andy no acepta un no por respuesta y quizás no sea la chica mejor vestida en la oficina, pero es inteligente y trabajará duro.
Esto impresiona a una mujer a la que a nadie se le ocurriría preguntarle algo, y mucho menos osaría contradecir.
Miranda le da una oportunidad porque no encaja en el modelo típico de empleada de Runway.
Por una vez, Miranda, conocida por su impredecibilidad, contrata a la "chica inteligente y gorda" en vez de la "elegante, delgada y decepcionante" tipología que normalmente va tras ella.
El personaje de Anne, Andrea (Andy), se deja llevar por el deseo, “tentación diabólica”, y se entrega en una noche a un dios griego, a un Eros, en un furtivo encuentro sexual, muy acercado a lo real.
Andy pierde a su novio, el dios romano, siguen de amigos pero no juntos, por su adicción al trabajo pierde a su pareja, real también.
La antagonista, Emily Blunt como Emily Charlton es la “asistonta” principal de Miranda Priestly, que trata de mantenerse en todo momento en la cúspide de su puesto, tolera la rudeza y los insultos de su jefa para ir a la semana de la moda de París en otoño.
Es fría pero ella también le afecta el proceso de transformación de Andy y la hace recapacitar en sus propias actitudes aun que no lo exteriorice a los demás.
Stanley Tucci como Nigel es el director de arte de Runway y la única persona en la revista que Andrea siente que puede confiar, a pesar de que la crítica bastante por su forma de vestir y su peso.
Tucci tiene un frívolo papel como cuasi-mentor de la muchacha, pero lo enfrenta con sinceridad y humor sardónico.
Tucci consigue que este Pigmalión, no caiga por momentos en la mediocridad más absoluta.
Simon Baker como Christian Thompson es un joven y prometedor escritor.
Andrea se siente cada vez más atraída a él, dios de la lujuria, sobre todo después de su ayuda para obtener el manuscrito de Harry Potter que Miranda pide para sus hijas.
Él le insinúa que la puede ayudar a ser una periodista de renombre pero se devela por un precio a cambio.
Adrian Grenier como Nate Cooper es el novio de Andrea, un chef en un restaurante de Manhattan que finalmente rompe con ella debido a que Andrea se ha transformado en una mujer gobernada por su jefa y que le da más importancia a su trabajo que a su relación.
En el final de The Devil Wears Prada él le pide que vuelvan a salir y que se mude con él a Boston, pero ella rechaza su oferta y se queda en Nueva York para seguir trabajando como periodista.
“That's what happens when you start doing well at work.
Let me know when your entire life goes up in smoke: then it's time for a promotion”
The Devil Wears Prada constó de 2 bandas sonoras, una fue compuesta por Theodore Shapiro, y la otra fue una selección de canciones escogidas por la supervisora musical Julia Michels.
A destacar 2 canciones del ícono de la moda, Madonna The Queen Of Pop y una canción del súper estilizado Jay Kay junto a Jamiroquai.
El mundo de la moda por algunas personas criticada y para otras atractivas.
The Devil Wears Prada se enfoca mucho en la moda, la fotografía y la alta costura pero también nos muestra lo cruel que puede ser este mundo donde para conseguir un trabajo hay que parecernos a unas “Barbies” y unos “Ken”, aquí podemos ver que para conseguir sueños dejamos a tras a la gente que queremos, aunque esta joven se dio cuenta de que ha perdido en el amor, no deja que todas sus decisiones sean manipuladas por el juego de la moda, así que lo deja todo por conseguir lo que en realidad le gusta.
Una escena buenísima es cuando Anne Hathaway le dice a Emily:
"Estás tan delgada..." y esta le responde:
"¿En serio?
Sigo una dieta muy estricta, bueno, no como nada y cuando veo que estoy a punto de desfallecer me como un quesito.
Solo me queda una gripe para alcanzar mi meta", en ese momento la cosa es bastante cómica pero en el fondo la cosa tiene narices, apología a la anorexia.
La escena más importante de The Devil Wears Prada es en París cuando aparece Meryl sin maquillaje dejando ver que su personaje es de carne y hueso.
También destacar al final cuando Streep está hecha polvo en el coche porque se va a divorciar y porque casi pierde el empleo, en definitiva mucho dinero y mucha moda y mucho glamur pero está absolutamente destrozada y Hathaway dice algo así como:
"Si realmente merece la pena" y la Streep suelta:
"Todo el mundo desea ser nosotras" y sale del coche con una sonrisa ante los paparazzi, que gran verdad y cuanta falsedad.
¿Acaso tenemos que triunfar por encima de todo?
¿Si no llevas la talla “x” estás gorda y es preciso hacer todo lo posible por conseguir esa imagen?
¿Es preferible dejar el trabajo para conservar a nuestra pareja/familia/amigos o mantenerlo y perderlos?
¿Tenemos que estar satisfechos con un trabajo basura sólo porque nuestro jefe es lo máximo en su entorno?
¿Hay que renunciar a nuestra personalidad, forma de ser o de vestir para conseguir un puesto de trabajo?
¿Es The Devil Wears Prada una crítica despiadada o un homenaje al mundo de la moda?
¿La dignidad de las personas tiene un precio?
¿Cuál es el límite entre reto y suplicio por aguantar la prepotencia de personas con puestos de mayor jerarquía?
¿Cambiar para ser aceptado?
¿Olvidar los valores y la ética para alcanzar metas en el ámbito laboral?...
Todo depende del perfil de cada quien…
¿La soledad viene con el éxito y más tratándose de personas inteligentes y trabajadoras?
Parece que sí, es un hecho que con más frecuencia se presenta.
Sobretodo las mujeres, que no quedan exentas de las jugarretas, la envidia es algo muy común entre ellas.
¿Quién es capaz de renunciar al éxito y reconocimiento?
Casi nadie.
La apariencia no lo es todo.

“Yes, because that's really what this whole multibillion-dollar industry is all about, isn't it?
Inner beauty”


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