The Sixth Sense

“I see dead people”

Somos hijos de Occidente, y eso para bien o para mal lo llevamos muy adentro y a todas partes.
Ésa es nuestra cruz.
En la época que nos ha tocado vivir, la pesada lona de la posmodernidad ha aplastado a la gente definitivamente en el desencanto más absoluto.
A consecuencia de esta condición, y después de tantas atrocidades que se han cometido, se cometen y se seguirán cometiendo hasta el final, parece ser que la única solución que nos queda es zambullirnos en el pozo del hedonismo para no salir jamás.
En los tiempos de la Ilustración el hombre blanco quiso montarse en el tren del progreso, dejando atrás el oscuro y mágico pasado para establecer una nueva civilización en base a dos principios imprescindibles para lograr dicho objetivo: la razón y la ciencia.
El progreso tecno científico había empezado.
Entretanto, los filósofos siguieron siendo parte importante del mundo, con sus ejercicios de metafísica, ya que había que seguir rebuscando con ahínco en nuestro trastero más íntimo al plantear preguntas y más preguntas.
La cuestión es que después vino la teoría del positivismo con Auguste Comte, y consensuaron que sólo importaba lo que pudiésemos ver y lo que pudiésemos demostrar objetivamente, rechazando de una manera contundente lo que no es físico, mágico y profundo.
En definitiva, justamente eso es lo que nos hace distintos de los demás mamíferos que habitan en el planeta, lo que nos convierte en “seres humanos”
Pues bien, el progreso ha dado sus frutos, esto es, si el ojo humano no puede ver algo, ni siquiera con ayuda tecnológica, es que lógicamente no existe nada de eso.
Por su parte, el sexto sentido se refiere a la capacidad de intuir, del latín "in" y "tueri", lo que es mirar hacia adentro ciertas circunstancias.
Es una sensación difícil de explicar porque no forma parte del proceso de información intelectual racional; se presenta de pronto, a veces inesperadamente pero que nos proporciona información que consideramos adecuada y certera, así que debemos tomarla en cuenta para prevenir momentos desagradables.
La intuición se percibe independiente de nuestros cinco sentidos y eso por eso que se le llama sexto sentido.
Algunas personas tienen más afinado su sexto sentido que otras, esto se debe a que en su memoria además de datos se encuentran vivencias de situaciones y formas de resolución de conflictos que surgieron en el pasado.
Sin embargo, algunos estudiosos del tema, en el intento de explicarla, han hecho una clasificación que facilita las cosas, diciendo que existen tres tipos:
Intuición emocional:
Es algo que se siente, por ejemplo, sensación de depresión o de felicidad ante la expectativa de algo que va a ocurrir; esa voz interna que a veces nos alerta de que algo va a suceder; por ejemplo, de que alguien nos va a llamar por teléfono o que el timbre de la casa va a sonar.
Intuición física:
La forma de comunicación es a través del cuerpo, es decir, se sienten ciertas sensaciones en el cuerpo que están asociadas a algo que quizás está ocurriendo en otro lugar, a otra persona conocida o que va a ocurrir en un futuro.
Un ejemplo de esto es cuando se siente un nudo en la garganta o estremecimiento del cuerpo por algo que no sucede frente a nosotros.
Intuición mental:
Cuando se reciben pensamientos o ideas de algo que se va a hacer.
Generalmente se presenta en el trabajo, en un proceso fundamentalmente creativo.
En realidad, la mayoría tenemos los tres tipos de percepción combinados y los experimentamos a través de nuestros sentidos.
Algunos usando más las imágenes, otros más a través del olfato o del tacto creando a veces una barrera protectora.
Psicólogos y psiquiatras afirman que uno de los mecanismos que utilizamos para defender nuestro “yo” es mediante la negación de una realidad, o tratando de que ésta no sea mal vivida por el ser humano.
Para lograrlo se desarrollan mecanismos de defensa en los que la intuición participa ayudando a captar una situación, hecho o persona que podría resultar peligrosa.
Nuestros sentidos no nos engañan y muchas veces ese escalofrío que nos recorre el cuerpo ante la mirada de un extraño tiene algo de realidad; la intuición es activa y es una forma de búsqueda de información dentro de uno mismo, que muchas veces no aprovechamos porque no le damos la importancia que tiene.
A menudo el miedo a que nuestra intuición tenga una realidad justificada nos hace bloquearla, negarla, obstaculizando su reflexión.
Sin embargo, existen otras corrientes de pensamiento que afirman que la intuición es la interpretación que nuestro cerebro da a las señales recibidas por los sentidos en los que normalmente no nos detenemos a pensar.
Sería algo así como si entráramos en un sitio oscuro y al hacerlo intuimos que hay un peligro, lo cual llega a producirse por el hecho de haber captado inconscientemente el olor de algún animal y esto es lo que nos avisa de la amenaza.
Normalmente estamos acostumbrados a fiarnos de la lógica, del razonamiento y no ponemos la atención debida a lo que perciben nuestros sentidos.
Pero éstos continúan funcionando y emitiendo señales que, al no detenerse a pensarlas, tan sólo pueden manifestarse en forma de intuición.
The Sixth Sense, historia de terror sobrenatural, ha conseguido la difícil tarea de renovar el género con unos ingredientes que evitan ante todo el taquillazo fácil del miedo adolescente.
Nos encontramos ante un terror adulto y mucho más trascendental: la sobrecogedora historia de un niño que es capaz de conectarse con el más allá y se ve superado por esa pavorosa situación.
A comprenderla le intentará ayudar un psiquiatra que, asimismo, se encontrará ante un caso más complicado de lo que creía.
Y es que a través del niño encontrará respuesta a una de las cuestiones eternamente reiteradas y retóricas de la Humanidad a lo largo de toda su historia:
¿Hay vida tras la muerte?
The Sixth Sense es una brillante obra maestra del suspenso, con una trama novedosa e imprevisible, que mezcla elementos paranormales densos, oscura ambientación, estética, y un desenlace monumental de esos que quedarán inscritos en la historia del cine.
“It's getting cold”
The Sixth Sense es una película norteamericana del género de suspense de 1999 dirigida por el realizador hindú M. Night Shyamalan, sobre un guion original propio y que relata la experiencia que un psicólogo intenta descubrir al tratar de ayudar a un niño acerca de la terrible verdad de los poderes sobrenaturales que éste posee.
Está protagonizada por Bruce Willis, ENORME Toni Collette, GIGANTE Haley Joel Osment, Olivia Williams, Trevor Morgan, Donnie Wahlberg, Peter Tambakis, Jeffrey Zubernis, Bruce Norris y KaDee Strickland.
Su estreno provocó un fenómeno de público y de crítica, algo poco visto en ese entonces con respecto a las películas de su género, que mezcla el drama con el suspenso y el terror.
Su terror psicológico, compuesto con los sustos y efectos especiales justos, vuelve los ojos a aquellos directores como Jacques Torneur, que practicaban aquello de "sugerir en vez de mostrar" con grandes resultados.
El director, además, escribió un estupendo guión que recupera un imaginario que, aunque vestido con prendas del género de terror, remite a lo religioso.
Es entonces, una inteligente y al mismo tiempo estupenda película de miedo, y es que de verdad el director de origen hindú sorprendió a propios y extraños con esta fenomenal historia.
Una historia de terror, de intriga, y hasta de fantasmas si se tercia.
Además el dominio del tempo para narrar la historia es impresionante, ya que controla en grado sumo el volumen de información que debe tener el espectador para que el relato funcione a las mil maravillas.
Su juego se basa en la fusión de géneros y en la construcción a partir de premisas argumentales.
Estas premisas están en boca del personaje de Haley Joel Osment: (los muertos) ven lo que ellos quieren, no se ven entre ellos.
Por eso The Sixth Sense da las pistas para que el final no sea sólo sorprendente.
Los inadvertidos pueden sorprenderse, los otros, los que entendieron las pistas, confirman su teoría.
Ambos salen satisfechos, ¿por qué?
Porque The Sixth Sense, injustamente valorada sólo por el final, explota magistralmente otros conflictos, porque introduce una trama dentro de otra sin que se note, porque lo terrorífico se convierte en natural, y lo natural en inapropiado.
El terror no está en ver muertos, sino en lo terrorífico de las acciones de ciertos vivos.
Muchos se decepcionan de The Sixth Sense porque anticipan el final.
Son los mismos que cuando viajan, o cuando hacen el amor, están ansiosos por llegar al final, sin disfrutar del viaje.
Y este es un viaje que vale la pena, sobre todo para aprender cómo se construye una trama con materias tan diversas.
Otra aportación al género es la trama paralela a la principal.
Idea ingeniosa y efectiva, ya que a un adulto es complicado subyugarle con cuentos de fantasmas.
Aquí, el guión da lugar a la historia de una mujer, cuyo marido la ha dejado tirada con un niño pequeño (mermando así su autoestima, entre otras cosas), y cuyo hijo se comporta de modo extraño, es incapaz de hacer amigos, aparece magullado sin razón conocida y, para colmo, en ocasiones… le encuentra temblando de miedo.
La angustia de esta mujer (estupenda Toni Collette) que no sabe qué le ocurre a su hijo ni cómo ayudarle, terror inspirado en la realidad, se entrelaza armoniosamente con la trama fantasmal, terror inspirado en lo fantástico.
Otro gran acierto del guión es que la trama fantástica no se derrite en efectismos y aspavientos, si no que desmenuza pausadamente un montón de misterios cotidianos y domésticos que todo el mundo, creo yo, ha experimentado alguna vez en su vida.
Comenzaremos hablando de los títulos de crédito que desde el principio nos anticipan el aspecto general de The Sixth Sense.
Un fondo negro, puesto que se trata de un film oscuro.
Los nombres aparecen con lentitud, como el ritmo que caracterizará a The Sixth Sense, y desaparecen mediante un fundido en negro.
Modo de transición que se utilizará mucho, lo que le da un estilo lento.
Si se utilizara más el corte directo imprimiría un carácter dinámico, y esto no es aparentemente lo que se busca.
Cuando aparece el título de The Sixth Sense, las letras son recorridas por una sombra, sombra que simboliza la aparición de los fantasmas.
Además la música de los créditos también anuncia el suspense que recorrerá toda The Sixth Sense.
Cuando aparece el título, la música sigue el siguiente esquema, como anunciando que vamos a encontrarnos sobresaltos:
Música durante los nombres (Lineal)
Música del título (Estridente y puntual)
Música durante los nombres (Lineal)
Los nombres se van agrandando y dirigiéndose al espectador, como si quisieran tocarnos, invitándonos a formar parte de The Sixth Sense.
M. Night Shyamalan logra mantener al espectador atento a las variantes, y no decepciona en ningún momento, todo basado en un guión muy bien pergeñado, donde cada mínimo detalle está perfectamente conseguido, y en donde no hay lugar para la improvisación, sino que más bien aquí se evidencia un trabajo muy cuidado, en cada fotograma, en cada escena, en el más ínfimo detalle, todo debe encajar con la precisión exacta para que resulte un filme distinto, de esos que sólo se ven muy de vez en cuando y que te dejan con una sensación de satisfacción y con la necesidad de recurrir a varios visionados más para ir reafirmando y apropiando la trama en sí.
En The Sixth Sense cobran una importancia mayúscula la primera y la última imagen.
La primera imagen se abre en negro y poco a poco se va haciendo la luz, proveniente de una bombilla.
En esta sola imagen se nos presenta toda la estructura de The Sixth Sense, se partirá de la oscuridad y el desconocimiento absoluto para ir encontrando poco a poco la luz, las respuestas.
La última escena, en la que Malcom descubre que es un fantasma, finaliza con un fundido a blanco, simbolizando que todo ha quedado clarificado, por fin a Malcom se le ha encendido la bombilla (metafóricamente), y se ha dado cuenta de todo.
De modo que The Sixth Sense comienza en negro, con total oscuridad, en la que nadie sabe nada, y acaba con un fundido a blanco, cuando todo ha quedado aclarado.
Siguiendo con la gestión de la información, es muy importante acercarnos a dos puntos muy significativos.
Estos puntos anticipan lo que va a pasar, de modo que van acumulando suspense:
En primer lugar, hablamos del frío.
La llegada del frío anticipa siempre la aparición de un fantasma que está molesto.
Esto se nos muestra en primer lugar a través de un termómetro.
Cole está de noche en el baño y vemos en un primer plano como la temperatura del termómetro comienza a bajar, por tanto al espectador ya se le anticipa información, algo raro está sucediendo, por tanto imaginamos que algo más va a pasar.
Por tanto, cada vez que el niño comienza a tener frío y a salirle vaho por la boca, el espectador ya está en tensión.
En vez de dar la sorpresa al espectador y que de repente aparezca el fantasma, al público se le pone en aviso, lo que aumenta el suspense.
En segundo lugar, se aportan pistas de vestuario y atrezzo que indican lo que va a suceder.
El color rojo será una de las claves de The Sixth Sense, servirá para indicar momentos y situaciones de explosión emocional.
Indica algo del mundo real que ha sido influenciado por el otro mundo, o la cercanía de un peligro.
A modo de ejemplo podríamos hablar del vestido rojo de Anna (mujer de Malcom) que lleva puesto cuando aparece él; la casa de ambos es roja; el pomo da la puerta es rojo; las pastillas antidepresivas de Anna son rojas…
Cabe destacar por la gran expresividad y emotividad que emana, la secuencia del velatorio.
En ésta, Malcom y Cole van a un velatorio para desvelar una información:
Quién asesinó a una niña cuyo fantasma pidió ayuda a Cole.
La asesina era la madrastra, y esto el espectador lo sabe nada más entrar en el velatorio, puesto que todas las personas van de negro y la única que va de rojo y está rodeada por dos grandes centros de rosas rojas es la madrastra.
Paréntesis:
Interesante el uso que se le da al Síndrome de Münchhausen por poder (MSBP), llamado también Münchhausen Syndrome by power o by proxy, como una forma de maltrato infantil por proximidad.
Es un trastorno en el que una persona deliberadamente causa lesión, enfermedad o trastorno a otra persona, con el objeto de llamar la atención o lograr algún otro beneficio personal.
El "Münchhausen" por poder ha sido descrito por muchos autores como una de las formas más dañinas de abuso infantil.
El cuidador suele ser el padre, madre, tutor o su cónyuge y la víctima suele ser un niño o adulto vulnerable.
La mayoría de los casos involucran la inducción de la enfermedad física, aunque también es posible la inducción de condiciones que aparentan ser genéticas, o de desorden psicológico.
Toda la información ya se la ha dado al espectador con este vestuario y atrezzo, pero ahora queda el suspense.
¿Cómo descubrirá Cole la verdad, cómo desenmascarará a la asesina?
Pero sin duda alguna hay dos momentos en el film donde el rojo adquiere una mayor importancia, y es precisamente en los momentos de mayor suspense en The Sixth Sense:
En el primero de ellos, todas las pistas de color rojo ponen en preaviso al espectador, éste sabe que algo va a pasar. Cole se encuentra en una fiesta de cumpleaños, un globo rojo está suelto y asciende al techo a través de una escalera roja y para terminar el cuadro Cole lleva puesto un jersey rojo.
La escalera puede simbolizar también los recovecos de la mente.
Y es que cuanta más acumulación de rojo más nos acercamos al peligro.
El suspense aumenta, todo es rojo y está claro que está a punto de suceder algo.
Entonces Cole oye la voz de un hombre dentro de una especie de armario, y es encerrado por unos niños en ese mismo armario, Cole comienza a gritar desesperadamente.
Y nosotros no sabemos lo que está pasando dentro, sólo vemos la puerta.
El segundo es aún más claro, puesto que el primer plano de la secuencia es de un tono rojo, pues Cole está dentro de una tienda de campaña roja que tiene en su habitación.
La tienda puede ser su espacio interior, intocable, su privacidad.
El suspense se logra porque sabes que hay un fantasma y sabes que está a punto de aparecer.
Cole sale de la tienda para ir a la habitación de su madre y vuelve corriendo a la tienda, el espectador sabe que Cole se ha metido en la boca del lobo, y efectivamente cuando Cole enciende su linterna dentro de la tienda de campaña, encuentra allí al fantasma.
En vez de sorprendernos con el fantasma, lo que hubiese durado unos segundos, nos mantienen en suspense durante varios minutos.
Como curiosidad el niño tiene un mechón blanco, este mechón es característico de personas que están expuestas a un gran stress, situaciones tensas, es producido por una despigmentación del cabello por perdida de melanina (pigmento que da el color)
Ese stress puede también ser provocado por agentes externos, del entorno que también causan stress como: la soltería de la madre, el abandono del padre, la falta de amigos, el descubrimiento sexual, etc.
En mi opinión, en The Sixth Sense se elige el color rojo como demarcador porque simboliza la sangre, la muerte.
En cuanto a los ambientes recreados para crear suspense, se nos ofrece una visión grisácea de Filadelfia, se puede decir que casi gótica, sus estatuas, sus edificios, sus calles invadidas por la tonalidad grisácea del otoño, comunicando un aire de melancolía y tristeza, de soledad.
The Sixth Sense tiene un acusado tono crepuscular.
Las hojas caídas de los árboles ayudan a crear este efecto.
Las casas son oscuras, apenas se divisan ventanas.
El hogar de Cole da sensación de ser poco seguro, con tanta oscuridad, interminables pasillos, habitaciones austeras, desorden…
Además la habitación del niño se encuentra muy alejada de la de su madre, lo que aporta un mayor sentido de soledad y peligro.
Con los encuadres también se crea suspense, por poner un ejemplo, en las dos secuencias de mayor tensión, son recogidas por encuadres diferentes, la primera con un encuadre desde debajo de la escalera en espiral, que deja entrever lo peligroso de la ascensión de esta escalera (conocimiento/percepción); y la segunda con un encuadre de manera que la cámara se encuentra ladeada, con lo que la visión del pasillo que recorre Cole resulta mucho más tenebrosa (razón/realidad)
Dejando de lado el maravilloso argumento, me baso en las sólidas actuaciones que hacen que The Sixth Sense cobre vitalidad y un tenor de convicción casi excelente, en donde la maravillosa interpretación de un ENORME Haley Joel Osment nos deja perplejos con su desempeño.
En realidad me ha maravillado también la actuación de Bruce Willis, quien logra una química idónea en el protagónico con el niño, otorgándole a The Sixth Sense un realce superlativo.
Willis nunca me ha gustado pero acá se muestra diferente a lo que usualmente registra, aunque no me lo creo con esa sonrisa burlona de: “esto yo no me lo trago”
Por otra parte, la actuación de Osment es escalofriante, el realismo con que interpreta su personaje, sus expresiones, sus movimientos, etc.
Y la Collette, toda una actriz consagrada, de hecho, creíble, reflexiva y austera en momento adecuados, fascinante.
Cabe mencionar que la música de James Newton Howard es el complemento ideal para las situaciones que se van desarrollando, una banda sonora llena de intriga, de tensa agudeza en momentos claves donde hace falta el sonido oportuno para lograr el susto.
The Sixth Sense fue nominada a 6 Premios de la Academia como: Mejor película, dirección y mejor guión original (M. Night Shyamalan), mejor actor de reparto (Haley Joel Osment), mejor actriz de reparto (Toni Collette) y mejor edición (Andrew Mondshein)
En resumen, The Sixth Sense nos presenta el mundo de la infancia, el sentido de la vida y de la muerte, la fuerza de la fe y del amor.
The Sixth Sense no quiere quedarse en la superficie sino profundizar en interesantes cuestiones:
La necesidad de redención para lograr una paz con nosotros mismos, como símbolo de auto seguridad; la existencia de otro mundo tan perturbador como placentero, tan oscuro como luminoso, plataforma etérea y fascinante para que convivan lo más negativo con su reverso; la existencia de un sexto sentido, aquel que quizás solo poseen unos pocos privilegiados, que les permite una hipersensibilidad maravillosa y terrorífica a un tiempo; el análisis sobre la sensación de miedo dónde se mezcla lo más angustioso e insoportable con lo más poético e inigualable.
Tenemos ante nosotros un poético estudio del proceso de aceptación de todo aquello que más nos cuesta asumir, aprender a vivir con ello y crecer interiormente buscando el modo de resolverlo.
Lo que de verdad me ha interesado es el estudio que de las relaciones humanas ha realizado el director, enfrentándose así a múltiples cuestiones que nos rodean en nuestra vida cotidiana.
Nuestro miedo a morir, y qué forma más hermosa de hacerlo, porque termina siendo un sencillo punto de partida, a partir del cual tienen lugar notables ramificaciones:
La angustiosa soledad de la infancia, la dificultad de ser madre soltera, la frustración de perder el matrimonio por causa del trabajo, etc.
Eso para empezar, pero hay más lecturas, de gran profundidad y calado emocional.
La más importante de todas ellas la necesidad de comunicación entre familiares, entre amigos y entre extraños.
En la comunicación está la clave del fin de la angustia de Cole, llave de su libertad sugerida por su psicólogo/amigo el doctor Malcolm Crowe, no solamente respecto a los fantasmas que le acosan con sus terribles historias, también y sobre todo con su madre, con la que sufre una complicada y tensa relación.
Y para finalizar consigo mismo, pues deja de sentirse un loco y encuentra una motivación para seguir adelante.
Apología de la sencillez (divina virtud)
Así, sin necesidad de dotes extrasensoriales de ningún tipo, no nos será difícil encontrar la extremada lucidez de su mensaje: el poder del miedo y la necesidad de combatirlo, de cara, sin importar los pasos en falso, pero intentando, poquito a poco, llegar a comprender qué se espera de nosotros y qué será lo que acatemos, hasta dónde estamos dispuestos a dejarnos llevar por el temor y desde qué momento podemos sentirnos inmunes a sus caprichos y deseos.
El niño de esta obra, quizá por puro e inocente, lo consigue, consigue deshacerse de ese pesado manto que es no coincidir con uno mismo y recelar hasta de tu propia sombra (¿y si me envuelve?)
El adulto, sin embargo, llega un poco tarde, y los años de amargura y estupor, innecesarios, no se los quita nadie.
Es cierto que el dolor es parte importante del aprendizaje, de ahí cierta frase que en este caso adquiere una significación impresionante: en efecto:
"No hay mayor ciego que el que no quiere ver"
Lo perdiste todo y sólo queda el largo y escarpado reto de aceptarlo.
Arrójale un beso y despídete de ella.
The Sixth Sense nos dice de un sexto sentido:
¿Sentido de poder comunicarnos con el más allá?
¿De nosotros como espectadores ver detalles usando nuestra intuición?
¿Ir más allá de lo que intuimos y sacar nuestras propias conclusiones?
Que les ha parecido a ustedes…

“De profundis clamo ad te, domine”


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