Boy Interrupted

“Juzgar si la vida es o no digna de vivir es la respuesta fundamental a la suma de preguntas filosóficas.
Todo lo demás es tontería”
Albert Camus.

La adolescencia es un proceso intenso de cambios a todo nivel: corporal, psíquico, afectivo, familiar, social y que el suicidio, usualmente es pensado, y en algunos casos se lleva a cabo en esta etapa como un comportamiento para contrarrestar la impotencia que se siente ante un problema existencialista.
Además de estos se toman claramente en cuenta los importantes los antecedentes patológicos, particularmente los trastornos afectivos y el abuso de alcohol y drogas.
En la misma, el adolescente debe definir su identidad sexual y su personalidad.
Por otra parte, el Trastorno Bipolar es una condición médica de la que en los últimos años se ha dado a conocer con mayor frecuencia, aunque la misma es un desorden antiguamente conocido como el trastorno maniaco-depresivo o la psicosis maniaco-depresiva.
La bipolaridad es un desorden en la que el individuo que la padece presenta unas manifestaciones extremas de dos estados de ánimo principales, las cuales se conocen como el polo depresivo, y el polo maníaco o de euforia.
Estos estados de ánimo fluctúan en la persona de forma cíclica e inconsistente, en la que por momentos sufre de una depresión grave o crónica, y de repente puede presentarse totalmente eufórico.
Uno de los indicativos principales de una persona que padece de bipolaridad es que la misma presenta estos polos de forma extrema y exagerada.
La persona puede sufrir de episodios de depresión severa en ciclos promedio de entre una a dos semanas, y luego pasa a un episodio de euforia extrema en ciclos de la misma duración en promedio.
El diagnosticar esta condición en una persona no es fácil, ya que los síntomas son similares a las de otras condiciones del estado de ánimo como lo son la depresión, el trastorno obsesivo/compulsivo, entre otros.
En términos generales, en el polo depresivo se manifiestan los síntomas comunes de la depresión, pero de forma intensa y extrema.
Los siguientes síntomas deben estar presentes hasta por periodos de dos semanas. Entre los más comunes se encuentran:
Falta de interés o placer, sentimientos de tristeza y vació constante, irritabilidad en algunos casos (mayormente en adolescentes), pérdida o aumento de peso significativo sin dieta alguna, cambios en los patrones de sueño, tanto como insomnio o dormir demasiado, lentitud en los movimientos y expresiones pausadas, dificultad para concentrarse, fatiga o pérdida de energía, cansancio extremo, sentimientos de culpabilidad, pobre autoestima, sentimientos de minusvalía, dificultad para tomar decisiones, pensamientos de muerte y/o suicidio con o sin plan definido.
En términos generales, en el polo maníaco o eufórico se manifiestan los síntomas de un estado anímico anormal o persistentemente elevado, al punto de que lo lleva a un grado de irritabilidad e intolerancia por parte de quienes lo rodean.
Estos síntomas están presentes mayormente en ciclos de por lo menos una semana.
Entre los síntomas más comunes se encuentran:
Autoestima exageradamente alta, delirios de grandeza, poca necesidad de sueño (con dos o tres horas de sueño la persona se siente que ha descansado lo suficiente), hablar demasiado, de forma persistente, expresión de ideas al grado acelerado en que surgen los pensamientos, distracción persistente, su atención se torna en aspectos poco importantes, aceleración exagerada en los movimientos, incremento en actividades específicas al grado de ser compulsivas, como lo son eventos sociales, exceso de trabajo, hipersexualidad, actividad sexual de forma anormal y exagerada.
En investigaciones realizadas se ha determinado una relación entre la deficiencia del Carbonato de Litio con la bipolaridad.
Esta sustancia puede ser una de las causas de la condición cuando esta sustancia neurotransmisora no se distribuye adecuadamente a través de los nervios en el cerebro.
El tratamiento para el Trastorno Bipolar es sumamente importante, ya que un tratamiento deficiente o inapropiado puede llegar a ser una de las condiciones psiquiátricas más devastadoras y catastróficas en la persona que la padece.
Los psiquiatras utilizan con mucha frecuencia el carbonato de litio (un tipo de sal natural) para el mejoramiento y el control de los síntomas de bipolaridad, ya que es una sustancia relativamente económica, haciéndolo un tratamiento accesible para las personas que sufren la condición.
Sin embargo, no se ha podido probar a ciencia cierta que una deficiencia de litio en sangre resulte en la causa principal de bipolaridad.
Una mera muestra de sangre para determinar los niveles de litio en una persona no es prueba suficiente, ni tampoco la única fuente para diagnosticar esta condición.
Se requiere de un monitoreo constante y pruebas de sangre de forma periódica para poder determinar la dosis necesaria que la persona necesita.
Es necesario hacer énfasis de que el tratamiento para combatir el Trastorno Bipolar es un proceso a largo plazo y en algunos casos, el tratamiento se requiere que sea de por vida.
La persona que sufre de la condición comenzará a sentir una mejoría considerable entre cuatro a seis semanas luego de comenzar a tomar sus medicamentos.
Está comprobado que la bipolaridad se da por un desequilibrio químico en ciertas aéreas del cerebro, que generan reacciones "incorrectas"
Generalmente se receta tratamiento a base de litio, que regula la composición química y a su vez reacomoda las reacciones del cerebro y sus órganos conjuntos.
Los adolescentes con riesgo suicida poseen poca tolerancia a la frustración, actitudes súper perfeccionistas, son críticos, rígidos intelectualmente que no toleran el más mínimo fracaso, y a veces están convencidos de su propia maldad y no se sienten queridos.
El suicidio aparece frecuentemente como la falta de un lugar propio en el mundo, en el colegio, peligro si fue expulsado, o en su casa, o simplemente por el entorno familiar o genético…
Las razones de un suicidio son tantas que nadie las sabe, desde un interior abatido, hasta la continuidad de una “tradición” familiar…
Con Dios o sin él, muchos han perdido la vida voluntariamente, su vida ha sido interrumpida y no sabemos de primera mano:
¿Por qué?
Boy Interrupted es un documental del 2009 producido y dirigida por Dana Perry; director de fotografía, Hart Perry, con música compuesta por Michael Bacon.
Los Perry, una familia estadounidense ligada al arte y bastante acomodada (Perry Films), siempre eligieron los mejores colegios y, al momento de descubrir la enfermedad de su hijo Evan, decidieron solicitar la ayuda de los mejores doctores.
Pero aún así, las variables de la vida, ni ellos, ni el dinero, las podían manejar.
Boy Interrupted revela la oscura visión que tenía de la vida el joven Evan Scott Perry, protagonista del documental, y quien desde temprana edad se cuestionó el hecho de vivir.
Boy Interrupted trata la historia de Evan Scott Perry (1990-2005) un niño de New York que desde temprana edad tuvo profundos pensamientos existencialistas, muchos de ellos ligados a la muerte y muchas otras ligadas por depresiones.
A Evan se le detectó una avanzada bipolaridad, a los 7 años, el niño aún mostraba actitudes adolescentes, escuchaba Nirvana y su favorito era el cantante Bob Dylan.
La depresión hizo que renuncie a su infancia.
Mientras los otros chicos jugaban, él se dedicaba a escribir, a componer canciones y en más de una ocasión intentó suicidarse.
Su madre tomó fotografías de sus varios intentos ya que a nadie le parecía posible que eso un niño tan pequeño tenga pensamientos “tan oscuros”
Evan sentía curiosidad por la muerte desde pequeño.
En los videos que incluye el filme Boy Interrupted, la propia madre de Evan Perry va atando cabos.
Esas señales que suelen palpitar delante de las narices y que, sin embargo, el ser humano sólo comprende en su profunda dimensión cuando ya no queda tiempo para revertirlas.
"Tengo un rifle", dice el rubio chico durante un día de playa con su familia.
Y cuando le preguntan para qué lo necesita no titubea frente a la cámara:
"Para matarte"
Pasarán algunos años para que ese niño, que parecía ver la muerte como un juego de vaqueros, se lance por la ventana.
Con 15 años y víctima de un trastorno bipolar, su madre y cineasta, Dana Perry, decidió hacer un documental para tratar de entender su abandono.
"Alguien quiso a Evan lo suficiente como para recordarlo por siempre", explica sobre su réquiem visual y las imágenes de una aparente vida feliz y acomodada se fusionan con testimonios escritos en un cuaderno escolar:
"Quiero morir sin dolor, ser perdonado.
Que sigan con sus vidas, lo siento, pero es lo mejor para todos", confesó.
Boy Interrupted también es un profundo viaje a la mente y sus misterios.
Y a los primeros síntomas de una “enfermedad” psiquiátrica que lleva al paciente a padecer cambios radicales de ánimo: desde una depresión tan negra como la noche a períodos de euforia.
"No podía creer que Evan se había suicidado, era un chico tan lindo, tan popular con las chicas", dice Dana Perry en el documental Boy Interrupted que comienza con la estremecedora escena de sus padres cortando maderas para una obra en nombre de su hijo y que luego registra su funeral.
La pérdida de un hijo es uno de los dolores más difíciles de superar.
Una estadística acusa que el 34% sostiene que el duelo por la pérdida de ser un querido no termina jamás, mientras el 68% logra seguir adelante, fundamentalmente porque cree que hay vida después de la muerte.
A manera de crítica por Boy Interrupted, puede que Dana Perry forma parte de este último porcentaje.
Mas que mal, hacer un documental sobre su hijo suicida, no es otra cosa que un intento desesperado de perpetuarlo, llorarlo, invocarlo, aunque sea sólo la sombra de su recuerdo la que regrese.
La idea del suicidio me parece terrible, pero más terrible me parece vivir sin ganas de vivir.
Prefiero pensar que cada uno puede dejarlo cuando quiera, y que el debate de dios-dueño-de-la-vida ya está más que superado a estas alturas.
Lo triste de esto no es quien se va, que a fin de cuentas cumple su deseo, sino los que sufren con su partida.
Les queda un dolor de ausencia y fracaso, como si se considerasen responsables de no haber hecho un poco más feliz en vida al que se marcha.
Lo que pasa es que hay personas que no están hechas para ser felices, o que no lo serían con todas las maravillas del mundo.
Hay personas a las que se les tuerce tanto todo que no hay manera de remontar, y no siempre hay manera digna, no nos llevemos a engaño.
Los hay que lo intentan y nunca lo logran.
Yo los veo y no me consiento la injusticia de prohibirles la Salida.
Algunos dirán que es lo fácil, escapar, pero:
¿Qué tiene de malo?
¿Por qué lo fácil no puede ser lo mejor?
¿Por qué no reconocer que a veces no hay más alternativa, y que lo único que nos motiva es el egoísmo, el deseo de tenerlos por siempre, no importa si quieren morir?
No podemos responsabilizarnos ni culparnos de las decisiones de los otros, ni entregar a una divinidad que no responde la propiedad de algo tan privilegiado como personal.
Sólo cuando nos libremos de estos prejuicios, podremos ver el suicidio como lo que es.
Una muerte y nada más, otro tabú que nos persigue y atemoriza y que nos resistimos a naturalizar.
¿Cobardía?
¿Valentía?
Hay que ponernos en la situación de quien lo padece…
Cómo cuesta tanto llegar a ese punto.
Todos tenemos nuestros días buenos y nuestros días tristes y oscuros, y no por eso me voy a matar.
Pero:
¿Qué tal si no tengo motivos para seguir viviendo?
Me internarías en un hospital psiquiátrico en contra de mi voluntad y deseo de acabar con mi vida.
Si me quieres tanto, porque me das la espalda en momentos en que necesito encontrar mi paz interior, y morir.
Después de todo, todos moriremos algún día.
¿Qué malo hay en decidir por mi cuenta el día de mi muerte, si me siento preparado para ello?
Nadie tiene la responsabilidad de cargar con los problemas de los demás.
El suicida esconde sus intenciones bajo un velo impuesto por la sociedad misma.
No hay nada que nadie pueda hacer por disipar aquella idea que ya está puesta como un gusano en la mente de quien va a tomar esa decisión, pero:
¿Hay algo que la familia y los amigos podemos hacer aparte de preocuparnos?

Nota suicida de Evan (15 años)

Seis cosas por las cual morir:
1. Temor al fracaso.
2. La falta de confianza en los amigos.
3. ¿Trabajar duro para qué?
4. No ser capaz de encajar.
5. Saber que todas las cosas malas son verdaderas, ser holgazán, perdedor, feo, y estúpido.
6. ¿Qué sentido tiene?

Seis cosas por las cual vivir:
1. Tener potencial para ser algo.
2. El amor de la gente en la que confío.
3. El futuro.
4. Encontrar amigos confiables.
5. Traerá tristeza a la familia.
6. Más tarde me sentiré mejor.

Entonces, seis cosas por las cual morir y seis cosas por las cual vivir.

Cosas que quiero:
* Que la Preparatoria York nunca sepa por qué y cómo morí.
* Ser olvidado.
* Solamente la familia está invitada al funeral.
* Y finalmente para todos, que sigan adelante y sepan que lo siento pero esto es lo mejor.


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