Die Weisse Massai (The White Masai)

En el comienzo, Dios creó a los masai y luego creó el ganado para que viviera con ellos; todo el ganado del mundo es suyo por derecho divino.
Un día, cuando las lluvias eran escasas, un grupo de "moran", que son los guerreros masai, descubrieron a un anciano llamado Ole Mweia sentado en lo más alto de los montes de Ngong, la intrincada cadena de verdes colinas al lado del Great Rift Valley.
Dominando desde allí el vasto paisaje de lagos volcanes, aquella figura humana era la del enviado de Dios, investido con oderes para traer la lluvia y predecir el futuro.
El fue el primero, y el más grande, en la larga línea de los "laibon" o profetas masai, que tan poderosamente han influido y aconsejado a este pueblo en la guerra y en la paz.
Los masai o masais, también se escribe frecuentemente maasai, son un pueblo estimado en unos 883.000 individuos, que viven en Kenia meridional y en Tanzania septentrional, se caracterizan por ser muy altos.
Hablan maa, que es una lengua nilótica oriental, si bien muchos de ellos son capaces de expresarse correctamente en suajili e inglés.
La mayoría de los masais mantienen su religión tradicional, aunque algunos han adoptado alguna forma de cristianismo.
Acostumbran vestir una tela anudada sobre los hombros de vivos colores, generalmente roja y con diseños geométricos, sobre otras piezas de ropa.
Coleccionan un gran número de danzas rituales y cánticos, que efectúan frente a los turistas a cambio de dinero y otros beneficios económicos.
Por lo general, no se dejan fotografiar salvo que se les otorgue un pequeño pago como compensación.
Una de las principales características que siempre definieron los perfiles culturales de los masais, diferenciándoles de las otras culturas de la región, ha sido su profundo desprecio por la agricultura, considerándola una actividad indigna e impura para una aristocracia ganadera como lo son ellos, rechazando también radicalmente los productos de la tierra cultivados como fuente alimenticia.
Los masais viven desde siempre arraigados exclusivamente a su ganado, llegando a establecer con él una relación afectiva en la que el hombre puede llegar a sentir mayor cariño por sus bueyes que por su mujer.
Es un dato significativo que en el idioma Maa hombres y bueyes se designan de la misma manera.
Por lo tanto el ganado es para ellos, una manera unificada, el símbolo más representativo de riqueza y poder.
Cuando los masais entraban en relación con otras culturas del entorno geográfico y conocían sus formas de vida los consideraban inferiores, llegando a la convicción absoluta de que ellos constituían una raza superior.
Los masai son conocidos por su esbeltez, elegancia de sus movimientos y belleza.
Aun muy jóvenes, alrededor de 14 años, los hombres de las tribus empiezan su periodo de iniciación y viven separados de la familia para ser educados, crecer, madurar y ser un masai digno y poder optar por una esposa de su etnia.
Entre los masai se llevan a cabo varias ceremonias o ritos, fuertemente relacionados con la edad.
Uno de ellos es el rito de iniciación, que convierte a los muchachos de 16 años en jóvenes guerreros o moran.
Durante la importante ceremonia, los jóvenes son circuncidados al amanecer y recluidos todos juntos (manyatta) para pasar un periodo de convalecencia.
Cuando la herida está cicatrizada los jóvenes se dedican a cazar pájaros con los que decorar su cabeza, que ha sido convenientemente rapada.
Pero todavía no se considerarán guerreros hasta que su pelo crezca y pueda ser recogido en pequeñas trenzas.
Tras la circuncisión, los chicos se convierten en guerreros menores.
También está extendida la práctica de la ablación a las niñas.
Todo el grupo de edad dejará de ser guerrero, para adquirir responsabilidades en la vida social del poblado: familia, hijos y ganado.
Es a partir de este momento cuando podrán casarse, a veces con varias esposas, y vivir con sus familias.
Las mujeres están sometidas al dominio del hombre dentro de una sociedad patriarcal fuerte.
Para convertirse en mujeres aptas para el matrimonio y la procreación en su rito de iniciación, a los 15 años, sufren la extirpación clitórica (ablación) y luego las enseñan a cuidar del ganado.
El matrimonio de la mujer lo decide su padre cuando ella es todavía muy niña.
Los hombres se suelen casar a los treinta años o antes si tiene suficiente número de animales para dar la dote a su futuro suegro y poder mantener a la que será su mujer.
Las relaciones sexuales fuera del matrimonio están permitidas siempre que la mujer sea pre púber o mayor en la menopausia, para evitar los hijos fuera del matrimonio.
La mujer es acogida el día de la boda en casa de los parientes de su futuro esposo con insultos y le arrojaran estiércol.
Simboliza la vida difícil que comienza y se hace como símbolo de que deben fortalecer su carácter.
El día de la boda, la novia será sometida a la larga ceremonia, las mujeres de su familia la envuelven con toallas de color y la adornan con cuentas de piedras de colores en mayoría, se calzara y tomara su garrote de pastora, el padre que da su bendición y soplara leche de vaca en el cuello.
Cuando ha salido de la casa no puede arrepentirse y volver, porque se convertiría en una piedra.
En el camino a la casa del futuro esposo, las mujeres le harán regalos de boda, cabras y terneros.
El novio la espera asando cabritillo en la barbacoa, las mujeres preparan huevos con harina para el banquete.
La novia entra a la casa de su marido y toma asiento en una colchoneta mullida, él le ofrece leche de una calabaza, y a los niños curiosos que se acercan.
La mujer es considerada un bien personal del hombre hasta el punto que es ofrecida en señal de hospitalidad pudiendo ser poseída por cualquier amigo guerrero del marido que esté de paso por el poblado.
Una de las características del aspecto físico de las mujeres es que llevan la cabeza rapada.
Los masai tienen varias mujeres, pues la poligamia está permitida, siempre que pague la dote y sea capaz de mantenerlas, el número de mujeres de un hombre y el numero de vacas, indica la riqueza al grupo social.
El número de cabañas varía dependiendo del número de esposas e hijos.
La cabaña de la primera esposa debe ser colocada en un punto específico que generalmente se encuentra a la derecha del esposo, mientras que la segunda esposa se pondrá a la izquierda.
Por otro lado, dicen que el amor lo puede todo.
Cuando te enamoras tan de prisa eres capaz de cambiar tu vida por completo.
¿Es posible salvaguardar el amor de un abismo cultural?
¿Qué somos en realidad?
Die Weisse Massai (The White Masai) es una película alemana de 2005 dirigida por Hermine Huntgeburth.
Protagonizada por Nina Hoss, Jacky Ido, Katja Flint, Antonio Prester, Janek Rieke, entre otros.
Die Weisse Massai (The White Masai) está basada en la novela homónima de Corienne Hofmann.
Curiosamente, el actor Jacky Ido fue elegido después de una larga serie de castings.
Se consideró tener a un Samburu, pero hubiera sido muy complicado para entenderlo y para que comprendiera la complejidad del personaje.
Al poseer raíces europeas y africanas, Jacky fue ideal.
Estuvo en Kenia bastante tiempo antes de que comenzara el rodaje, y se compenetró con la cultura.
Él es un héroe comprensivo, grande, apuesto, y no americano, lo cual era importante, pues la diferencia entre africanos y europeos no es tan marcada como la que existe entre africanos y americanos.
La aventura que llevó al personaje femenino del cielo al infierno duró cuatro años.
Fue una mujer valerosa y resuelta, él un guerrero orgulloso y una gran historia del amor en medio del impresionante paisaje de África son los elementos de este éxito internacional.
El libro se ha traducido a 16 idiomas, y más de 4 millones de copias se han vendido por todo el mundo hasta la fecha.
Desde entonces, Corienne Hofmann ha escrito otros dos libros, “Zurück Aus Afrika” (De Vuelta En África) y “Wiedersehen In Barsaloi” (Nos Vemos En Barsaloi)
Die Weisse Massai (The White Masai) está hablada en Alemán, Swahili e Inglés, y contiene una buena cantidad de tomas paisajísticas y muestra mucho de la cultura del pueblo africano donde se desarrolla.
Die Weisse Massai (The White Masai) es un drama de interesante planteo, donde la toma de decisiones cobra vital importancia en un guión que se entromete en la elección de vida de una joven suiza que decide dejar todo por irse a vivir a Kenia con un guerrero Masai.
A nivel de temática, Die Weisse Massai (The White Masai) es interesante porque aborda un tema con una realidad necesaria para huir del “Sueño Americano”
La idea de que allí en un país subdesarrollado viviremos mejor porque no habrá estrés, estaremos en vivo contacto con la naturaleza y nos inspiraremos en ella alcanzando la plenitud espiritual.
Die Weisse Massai (The White Masai) hace realidad este sueño y de ella aprendemos que una cosa es soñar y otra cosa muy distinta es hacerlo realidad y vivirlo.
Die Weisse Massai (The White Masai) aborda el tema del amor de una manera muy sutil.
Veremos que el significado de amor varía mucho según la cultura en la cual nos encontramos.
Die Weisse Massai (The White Masai) es, obviamente, la historia dolorosa de un fracaso.
Por una parte, es la historia banal de cómo el amor, por más erótico o romántico que sea, lleva las de perder frente a las prácticas, ideas y sentimientos que forman el conjunto de la vida.
Por otra, demuestra a nivel individual la existencia de límites infranqueables para las metas de fraternidad, convivencia y asimilación universales planteadas por la ideología eurocéntrica poscolonial.
Todo dicho con agudeza y delicadeza a la vez, y con la sensibilidad y generosidad de quien ha creído posible superar esos límites.
Un ejemplo de ello es su dieta:
El samburu subsiste de la leche mezclada con sangre, carne de cabra, y té con azúcar, algo inimaginable para nosotros los occidentales.
Así entrarán en conflicto el choque de creencias, de culturas, de estilos y calidades de vida, de pensamientos, de proyectos, y de ideologías para vivir la cotidianeidad que se presenta.
Los paisajes naturales y la ambientación son sencillamente absorbentes, tanto como ese contraste surgido de las relaciones sexuales interraciales entre una delicada rubia de ojos celestes y un espécimen negro fornido de dos metros de altura.
Las diferencias culturales son también enormes; por ejemplo, la sexualidad se entiende de una forma completamente distinta y hay mucho sitio para malentendidos.
Aunque hay relaciones prematrimoniales, no existen conceptos tales como “amor en la pareja”
Die Weisse Massai (The White Masai) es una película romántica, pero con fuertes dosis de drama que nos saca de la fantasía y nos coloca en un mundo más realístico, donde nuestra princesa no siempre termina con una sonrisa en su rostro.
Die Weisse Massai (The White Masai) es más que un simple entretenimiento es una película para reflexionar.
Die Weisse Massai (The White Masai) narra la historia real de la autora, Corienne Hofmann, (Carola en el film) una mujer suiza enamorada de África.
Carola (Nina Hoss) y su novio Marco viajan a Kenia en 1988 y en Mombasa, conoce a un guerrero samburu Lemalian (Jacky Ido), etnia derivada directamente de los masai, Lketinga, quien se acerca, la mira detenidamente y es el hombre del que se enamora a primera vista y sin mediar palabras, a despecho de su novio Marco.
Ambos se entregan a una noche de sexual desenfreno y Carola queda prendada en sus sentimientos.
De regreso en Suiza, debe confesarle a su novio lo que ocurre, y deciden separarse ya que se da cuenta que está como poseída por el guerrero de ébano.
Los padres y amigos de Carola no pueden volver a hacerla cambiar de opinión, ella liquida todas sus posesiones y decide abandonarlo todo e irse a buscarlo a Kenia, a la aldea Barsaloi.
Carola logra ubicar al Lketinga; pero ella se da cuenta que los Masai aman de otro modo, las muestras de afecto y ternura no existen, solo el sexo, además el Lketinga es polígamo y tiene que aceptar compartirlo con otras mujeres.
Al llegar a la choza de su suegra, esta le dice que ya está embarazada y el Lketinga se llena de celos.
Tiene un hijo, Napirai, y convive con los masai y tiene que aceptar costumbres primitivas, se enferma de malaria, hay falta de higiene, aislamiento, desnutrición; pero las diferencias culturales y los celos del marido terminan destruyendo la relación que a toda costa Carola intenta mantener a flote.
Una mañana, el Lketinga se presenta vestido de ropas de blanco, unos blue jeans y esto hace "despertar" a Carola como si un hechizo se hubiera roto dentro de ella como un espejo.
Y todo termina en 1993.
Así pues, en retrospectiva, y en medio del romance y el drama, Carola y Lemalian deciden unir sus vidas y vivir en Barsaloi, la aldea de la tribu del africano.
A pesar de la pasión que surge entre ellos, el choque cultural los lleva a situaciones bastante tensas.
Y es que Hofmann se enfrentó a una vida muy dura para una occidental.
Los samburu viven en cabañas y subsisten básicamente de leche mezclada con sangre, carne de cabra y té con azúcar.
En el caso de la sexualidad, las diferencias culturales son también muy notables.
Pese a que permiten las relaciones prematrimoniales, no existe el romanticismo como se entiende en occidente, por ejemplo, no se besan en la boca.
Hofmann intentó llevar algunos de los avances del mundo occidental a su pequeño poblado.
Se compró un coche para poder ir a la ciudad por alimentos y montó una tienda en el poblado, entre otras cosas.
Pero a pesar del abismo tan grande entre sus culturas, ambos aprenden del otro.
Para recordar Die Weisse Massai (The White Masai) hay escenas como la tozudez de Carola.
Hay ciertas mujeres que tienen vocación de salvadoras, de educadoras y quieren transformar al hombre que aman pero esta mujer definitivamente es la campeona:
El abismo que hay entre la sociedad suiza y la masai es igual a la que hay entre dos especies diferentes.
A mí Die Weisse Massai (The White Masai) me deja un claro mensaje sobre las consecuencias de la toma de decisiones, sobre el ir a vivir la vida a mil kilómetros por hora sin la debida planificación, sobre el amor a primera vista y sobre el dominio de la pasión carnal por encima de lo que la razón dicta.
Die Weisse Massai (The White Masai) es un interesante ejercicio reflexivo que nos transporta a un terreno salvaje, tanto desde la barbarie y la precariedad de las civilizaciones del tercer mundo como desde el vertiginoso torbellino de pasiones que se desata en el fragor del relato.
Como sea, este choque de ideologías, de costumbres y todo lo que representa a las culturas me ha parecido por demás interesante.
También, a pesar del alto contenido cultural, pienso que se pudo mostrar aspectos más positivos de la cultura africana.
En Die Weisse Massai (The White Masai) podemos comprobar cómo se puede aprender a comprender y a conocer las costumbres de otras culturas, y con ello ser capaces de vencer todas esas barreras, o por lo menos comprenderlas y respetarlas, para poder llegar a convivir con personas diferentes a nosotros.
La cultura masai está desapareciendo debido a la invasión de la cultura occidental dentro del país y se está luchando por mantenerla.
¿Conseguiría el vínculo que los había unido de una forma tan inusual y fulminante, vencerlo todo y encontrar un resquicio, un respiradero con el que poder re-oxigenarse y purificarse de vibraciones negativas?
Carola saltó del trampolín, se lió la manta a la cabeza, abandonó su entorno cómodo y se zambulló en una cultura radicalmente distinta y todavía muy primitiva.
Fue valiente, o temeraria.
Furor uterino o no, cualquiera no tiene el valor de hacer lo que ella hizo.
¿Estaba loca de atar?
Seguro que sí.
El amor es así de impulsivo y misterioso.
Al menos ella cometió su locura de amor, le saliera bien o mal.
Apuesto a que se habría arrepentido terriblemente si no lo hubiera hecho.
Creo que tenía que hacerlo, porque el corazón es así de raro.
Sin perder cierto tono documental, en Die Weisse Massai (The White Masai) no hay grandes escenas de amor, ni cenas con velas, aunque sí algún que otro escarceo sexual rodado con la mano firme de una aguda mente femenina, gran cantidad de panorámicas del paisaje keniata, aunque sin las típicas jirafas, cebras y demás, que colaboran en gran medida a construir ese ambiente exótico, y sobre todo, una nada disimulada y constante atención a las bellas formas y hechuras del negro Jacky Ido.
Cosa muy comprensible, y dicho esto desde la más pura perspectiva fisiológica.
La historia de la verdadera Carola Hofmann fue más dura de lo que se muestra en las pantallas de cine
Aunque en Die Weisse Massai (The White Masai) se reflejan muchos problemas interculturales, también se ha intentado suavizar o maquillar muchos aspectos de la verdadera historia y por lo tanto de la verdadera cultura masai.
En Die Weisse Massai (The White Masai) hemos conocido a un Lemalian, que pese a mantener sus costumbres, muchas de ellas incomprensibles para nosotros, está muy “occidentalizado” sobre todo en lo que a relaciones de pareja se refiere.
En Die Weisse Massai (The White Masai) se retoca y omite partes de la realidad, como los problemas de drogas de Lemalian y otras costumbres, para que sea más “agradable” o para conseguir enganchar al público y que este pueda comprender algo que a primera vista no es comprensible.
En el cine las historias de amor son lo que vende.
Cualquier película tiene una trama o subtrama en la que el argumento es amoroso.
La tesis de Die Weisse Massai (The White Masai) es el amor, el amor en su vertiente de valentía, de osadía, de utopía; pero también el amor tras la primera etapa de atracción física y de intensas emociones sexuales que a menudo son confundidas con sentimientos duraderos, el amor que tiene que vérselas con la vida cotidiana, la armonización de dos personalidades de culturas y vidas completamente diferentes y dificilísimas de mezclar; es decir, todo eso que frustra demasiadas uniones conyugales idealizadas en el reflejo de la mirada del otro, un beso o el físico hipnotizador.
Carola queda loquita de amor por un hombre como él, y él embrujado de amor por una mujer como ella; más como dice la protagonista misma de esta historia, en un momento del film:
«Empecé a darme cuenta que algunas cosas no son tan sencillas como el besar»
Al empezar a ver Die Weisse Massai (The White Masai) uno puede hacerse cruces creyendo que una vez más nos van a descubrir las bondades de andar en taparrabos en contraposición a la malignidad inherente de ponerse lo que tradicionalmente llamamos "ropa"
Pero no, muy al contrario, en el ámbito, digamos antropológico, Die Weisse Massai (The White Masai) se limita a retratar el choque cultural entre la mujer emancipada, culta, moderna y la tribu de las vacas.
No es que Die Weisse Massai (The White Masai) se meta muy a fondo a juzgar las condiciones físicas y morales en las que viven los masai, pero tampoco renuncia a retratar realidades como la ablación femenina, el machismo inherente a estas culturas primitivas, la superstición presente en todo aspecto de la vida, la corrupción, caciquismo y usos mafiosos de las superestructuras, y otras muchas lindezas que todos podemos imaginar.
Digamos que todos estos factores funcionan únicamente como telón de fondo del auténtico meollo de la cuestión, aunque siempre servirán para reflexionar la influencia de occidente en el tercer mundo.
El hombre, que durante todo el metraje prácticamente no se quita su traje regional, de no pocas similitudes con el escocés, síntoma de lo "ceñido" que está a su forma de vida, así a primeras parece que no debiera estar demasiado de acuerdo con desposarse de una mujer blanca como Carola, y mucho menos "dejarle" que tenga su propia tienda.
Parece lógico esperar que pusiera a la mujer a despiojar reses o algo por el estilo, siendo ella “civilizada”…
Con la consigna, inventada, “empresaria una vez, empresaria siempre”, lo primero que hace la suiza al llegar a su nuevo poblado es abrir allí una tienda de surtido variado, y además lo suizo, con lo poco "pegados" que están ellos al dinero.
De ahí que parte de la crítica haya calificado la actitud de la protagonista como de auténtico "neocolonialismo", debido a la manera en que intenta reeducar a Lemalian.
Pero no será para tanto.
Establecer una relación no significa renunciar a la propia personalidad, aunque tampoco machacar la personalidad del "contrario"
Y si bien es verdad que ella le enseña a hacer el amor "dulcemente", siempre por el bien común, también es cierto que es ella la que se va al poblado en vez de trasladarlo a él a la gran ciudad, vaya lo uno por lo otro.
Además, quien diga eso, se verá movido seguramente por la ignorancia.
La ignorancia de no saber que en la historia real esta “buena” mujer aceptó que su guerrero se beneficiara a otras mujeres de la tribu por ser respetuosa con las costumbres del lugar.
Esto no sale en Die Weisse Massai (The White Masai), claro; hubiera sido un repelente para el público femenino occidental.
Afortunadamente, y pese a las muchísimas diferencias de idiosincrasia, el amor siempre triunfa.
Aunque sólo sea por un rato.
Die Weisse Massai (The White Masai) no hace más que retomar una vez más la trama del amor obstaculizado por mil trabas que se oponen a la realización sentimental, aunque en esta ocasión la traba consiste exactamente en que los dos amantes parecen de dos planetas diferentes en todos los aspectos.
En la realidad, pasados 14 años, Hofmann volvió a África a reencontrase con su marido, que ya la había perdonado.
"Noté muchos cambios y mezcla de avances tecnológicos con su cultura ancestral.
Los niños ahora van a la escuela, pero después no encuentran trabajos y se dan a la bebida; a la vez, siguen practicando la ablación", concluyó Hofmann, quien se identifica "con cada frase" de su libro autobiográfico y con Die Weisse Massai (The White Masai)
Están desapareciendo las costumbres y cultura singulares de los masai.
En ciertos lugares ya no pueden deambular con libertad con sus animales en busca de nuevos pastos, parte de su territorio se han transformado en reservas naturales, el aumento de la agricultura reduce las zonas libres de pastos y no les permiten quemar el bosque para crear pastizales, los poblados precisan de mucho espacio para alojar a una población cada vez mayor.
Las sequías y los bajos precios que pagan las empresas internacionales por los terneros y toros, un euro el kilo, están creándoles dificultades económicas.
Sin embargo, cuando se trasladan a las grandes ciudades, les afectaran los problemas del cruel mundo moderno.
Allí no hay vacas que cuidar, ni espacio libre para construir, ni árboles donde se puedan recoger los frutos libremente, ni nada para cazar… ni aire puro… ni alegría para cantar.
Cada cultura es el reflejo de las creencias, del contexto, de la época, de la zona, de la religión, de los medios disponibles, etc.
De la sociedad del lugar y estos son reflejo de la cultura.

"Sé que nunca volverás"


Comentarios

Entradas populares