A Perfect World
“Never underestimate the kindness of the common man”
Resulta que la Congregación Cristiana de los Testigos de Jehová, o mejor conocidos como Testigos de Jehová, es el nombre que recibe una organización religiosa internacional con sede central en Brooklyn, Nueva York (Estados Unidos), caracterizada por sus enseñanzas rigurosamente fundamentadas en la Biblia, son principalmente conocidos por su celosa obra de predicación mundial, la cual realizan de casa en casa.
Debido a su estricta neutralidad en asuntos políticos y militares sus actividades han sido prohibidas en algunos países.
Entre sus prohibiciones, si bien pueden cambiar con el tiempo, están:
No se debe cantar nada que ensalce la patria, la bandera o cualquier otra cosa, se prohíbe manifestar alegría cantando, ni mencionar a Dios.
No se deben leer novelas de ficción, ni libros mundanos, ni prensa mundana, ni oír radio o ver televisión, al menos es aconsejable no hacerlo.
No celebran la Navidad ni en el cumpleaños ni aniversarios de bodas, ni se deben hacer regalos.
Las mujeres no deben usar pantalones.
Los hombres ni bigote, ni barba, ni pelo largo.
No se debe uno casar con quien no sea Testigo de Jehová, ni se puede romper un compromiso matrimonial.
Hacer amistades íntimas es peligro de sectarismo.
No se puede brindar levantando las copas.
No se puede ser deportista porque crea nacionalismo.
No se puede cazar o pescar por deporte.
No se puede participar en loterías o juegos por dinero.
No participar ni apoyar las Olimpiadas porque son adoración pagana.
No se pueden organizar fiestas sociales con amigos y menos aún con los no Testigos.
No puede bautizarse ni ser Testigo quien fume tabaco.
No se debe dar limosna a los mendigos.
No debe jugarse al ajedrez.
No se debe vestir de luto.
No hay que colaborar en campañas caritativas.
No hay que dejarse poner transfusiones de sangre ni suero, antes dejarse morir, por tanto, no hay que ir a hospitales religiosos para curarse.
Es obligatorio enseñar la Biblia a los hijos aun cuando sea preciso hacerlo con el látigo en la mano.
Es obligatoria la asistencia a las reuniones de los Testigos, so pena de ser castigado.
Hay que bautizarse como Testigo, de otra forma no hay posibilidad de salvación.
Hay que predicar siempre, aunque se esté cansado o sin ganas.
Hay que asistir a todas las asambleas.
No se puede llevar nada de oro.
No se puede servir en ningún ejército…
Si bien en la película que analizaremos no entra en juego los dogmas de los Testigos de Jehová, es preciso conocer sus prohibiciones para saber el por qué de ciertos momentos importantes en el desarrollo de la trama que nos ocupa.
Por otro lado, las relaciones de amistad entre un niño y un adulto han tenido cierta tradición literaria y cinematográfica en el género de aventuras y concretamente en el subgénero de aventuras introspectivas.
Así autores como Charles Dickens, Rudyard Kipling, Jules Verne o Patrick O'Brien dedicaron una o varias de sus novelas a este tipo de relaciones y algunas fueron llevadas al cine.
“The idea is that an understanding of the particular behavioral case histories should, in parole situations, help the subject to avoid habitual traps and, in penal escape situations could, conversely, identify those self-same traps as an aid to apprehension”
A Perfect World es una película dramática dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Kevin Costner, Clint Eastwood, Laura Dern, T.J. Lowther, Keith Szarabajka, Leo Burmester, Paul Hewitt, Bradley Whitford, Bruce McGill, Jennifer Griffin, Kevin Jamal Woods, Mary Alice y Wayne Dehart.
El guión es obra de John Lee Hancock.
A Perfect World es un policial con estructura de “road movie”, y es a la vez un drama de relaciones personales y una crítica a la sociedad estadounidense y sus rígidos modelos morales.
A Perfect World da muestras de la extraña versatilidad que Clint Eastwood se ha encargado de mostrarnos en su dilatada trayectoria como actor, director y productor de cine, ya entrado en años, logrando sacudirse totalmente de aquella imagen de chico malo de películas de western y policiacas, tomado más en serio que en aquellos fantásticos personajes.
Sus películas llevarán siempre su sello de autor, estas se identifican fácilmente por tramas inextricables y personajes excelentemente elaborados y conmovedores, producto generalmente del destino que les ha deparado sus vidas.
Ambientada en 1963, la trama de A Perfect World gira en torno a Robert 'Butch' Haynes (Kevin Costner) quien es un inteligente y peligroso recluso que junto a Terry Pugh (Keith Szarabajka ) logran escapar de una penitenciaría de Huntsville.
Mientras buscaban en un vehículo Ford (por cierta obsesión de Butch) en un vecindario, Terry se mete a la cocina de una Testigo de Jehová, y los vecinos se dan cuenta por lo que tienen que escapar, y es cuando deciden llevarse consigo a un niño de 8 años, Phillip ‘Buzz’ Perry (T.J. Lowther ) que vive en ese núcleo familiar de unas estrictas convicciones religiosas al ser Testigos de Jehová.
A diferencia de Butch, Terry es una persona que no piensa mucho y es un criminal en sentido estricto, por lo que Haynes tiene que decidir en abandonarlo.
Mientras tanto el jefe de los Rangers de Texas Red Garnett (Clint Eastwood ) y una nueva detective Sally Gerber (Laura Dern ), van detrás del rastro de Butch, en una “moderna” casa rodante con tecnología de primera.
A la vez Butch siente placer en brindarle al chico las cosas que nunca ha tenido, más que nada pensando en su propio pasado donde tampoco tuvo esas cosas.
A medida que los sucesos transcurren se irán revelando situaciones del pasado, porque Butch es de tal o cual manera, y del pasado que lo une a Red.
En el desenlace de A Perfect World, Red querrá enmendar un error de su pasado, pero un error de un oficial del FBI no le dará la oportunidad.
A Perfect World es la aventura que viven ambos fugitivos en su viaje de huida hacia Alaska.
Butch ha tenido una vida difícil y con la delincuencia presente en él desde bien pequeño, con una clara falta de una figura paterna, por lo que tiene una inmediata conexión con el niño al que ve un poco perdido en el mundo y del que le da pena que se haya privado de tantas cosas interesantes por la religión de su madre: celebrar Halloween, navidad, cumpleaños, ir a una feria, son cosas que Buzz nunca ha disfrutado.
El niño empatiza con él por la novedad, por la "libertad" que encuentra a su lado, por poder permitirse un capricho a la vez que una maldad imposible de realizar junto a su madre.
Así entre aventuras, robos y mutuas confidencias se creará una amistad tan bonita como extraña.
¿Síndrome de Estocolmo?
Puede ser, pero sin duda es uno de los casos de Síndrome de Estocolmo más bonitos que he visto.
En la vida real no sucede así, porque, cómo les diría... este mundo nuestro no es perfecto.
En el otro aspecto, Terry, el otro criminal es muy rudo, tal vez se logra ver su personalidad y cómo fue éste criado en la manera de cómo trata a Buzz, es decir, el intento de violación, la sutil homosexualidad, la cobardía, etc. quizás se debe a comportamientos dados en el seno familiar que le marcó de por vida siendo Terry muy pequeño y que causó que cayera en la cárcel hasta encontrar su trágico y muy predecible final con la muerte.
Por otro lado, Butch, en lugar de responderle cosas del tipo "Cállate niño, y deja ya de preguntar", como hacen muchos padres con sus hijos en la actualidad, coartando su curiosidad y su ansia por conocer, que es lo mejor que puede tener niño, le responderá siempre con calma, incluso aunque acabe de frustrarle un polvo, y el chico le pregunte cosas como:
«¿Le estabas besando el trasero?», que también se las trae.
En parte, Butch ve en Philip un reflejo de sí mismo, pues su padre, del que sólo conserva una postal, que al final cumplirá un papel determinante, que le envió desde Alaska, también se marchó de casa cuando él era pequeño.
Aquí vemos la importancia de los padres ausentes y presentes en la educación de los hijos.
Es también por eso, que Butch le pide que haga una lista con las cosas que siempre ha querido hacer, por ejemplo, por culpa de su religión, como el "trick or treat" de la noche de Halloween, comer algodón de azúcar o subir en la montaña rusa, tratando de que el chico obtenga la felicidad que él no pudo alcanzar.
Al igual que los dos fugitivos se van conociendo un poco mejor a medida que el viaje avanza, también existe una mejor relación entre sus perseguidores.
Mientras éstos siguen de cerca el rastro de Butch a través del cadáver de Terry, o las llamadas recibidas que informan de que el niño ha robado un disfraz de Casper el fantasma, ya que tampoco pudo disfrazarse en Halloween, aprovecha ahora que todo está permitido, Red empieza a tomar en mayor consideración los consejos de Sally, a medida que ve que ésta va acertando en lo referente al comportamiento de Butch.
En otro orden de cosas, A Perfect World trata por encima, pero cabe destacarlo, el papel de la religión a la que se tilda de prohibir hacer cosas, una auténtica crítica extraordinaria que puede llegar a pasar por alto, sin olvidarnos de la crítica que se hace a los padres que maltratan a sus hijos, y como los niños ven y viven el maltrato.
Ahora, A Perfect World, el título que da vida a este film es una frase que surge en un diálogo entre algunos de los agentes que buscan el perfil psicológico del fugitivo Butch Haynes.
Una irónica expresión para enfatizar el significado contrario:
“La imperfección es lo que caracteriza el mundo”
Probablemente, estemos en “un mundo perfecto” ante la mejor interpretación de Kevin Costner de su carrera, lo cual implica la verosimilitud de su personaje.
Esto y la química con T.J. Lowther (el pequeño Buzz) provocan que los derroteros melodramáticos hacia los que se encamina el desenlace sean del todo creíbles y que el espectador se sienta partícipe de los sentimientos que se desarrollan entre ellos.
Que Clint Eastwood decidiera intervenir por primera vez, y creo que única, como secundario en una de sus películas es todo un acierto.
Como acertados son también los magníficos diálogos que auspiciados por un guión sin fisuras llevan al público a interesarse por la historia hasta el último segundo del metraje.
Con un ritmo narrativo impecable donde Eastwood se maneja como uno de los maestros actuales en su faceta de director, A Perfect World ofrece un ramillete de otras virtudes que se manifiestan en los escenarios utilizados para el rodaje como las planicies de Texas o los vergeles de Carolina del Sur y Alabama, que se manifiesta también en la fotografía de Jack Green o en la equilibrada y por momentos lírica música de Lennie Niehaus bajo composiciones del mismísimo Clint Eastwood.
“You know, Phillip, you have a goddamned red, white and blue American right to eat cotton candy and ride roller coasters”
A Perfect World se centra principalmente en las relaciones humanas, y en particular también toca el tema de los malos tratos a menores, de los cuales hay varios ejemplos:
En primer lugar, los maltratos psicológicos:
Es el caso de la propia madre de Philip, que por una razón tan estúpida como una religión (es una opinión personal) cohíbe a su hijo de tal manera que no puede hacer las mismas cosas que cualquier otro niño de su edad, en definitiva, lo convierte en un niño diferente y marginado a ojos de sus compañeros, entre otros, los que tiran globos de agua contra su cristal en la noche de Halloween.
Luego están los maltratos físicos:
En primer lugar aparece Terry, la violencia pura y dura, que es ajusticiado por Butch, que posteriormente reconocerá que es su segundo asesinato; el otro fue un hombre que también maltrataba, aunque en aquella ocasión a su madre, prostituta.
Después, una típica familia que les recoge por el camino, tras averiarse el Ford que habían robado, en la que la madre zarandea violentamente a la hija pequeña simplemente porque ha derramado el zumo sobre la tapicería nueva del coche de su padre, aquí Butch decide llevarse el coche y dejarlos allí plantados con todo el equipaje.
Y por último, en la parte más tensa de A Perfect World, en casa de Mack y Lottie, que viven con su nieto de seis años, lo que empieza con Butch bailando con Lottie al compás de un viejo disco sencillo, la inolvidable canción la compuso el propio Eastwood, mientras los dos chavales se ríen a carcajadas, se transforma en una auténtica tortura psicológica en el momento en que Mack pega a su nieto porque no hace inmediatamente lo que le ha mandado.
Si hay una cosa que Butch no soporte es exactamente eso:
«La gente como usted me da náuseas» le dice a Mack mientras le está atando, para matarle después, con la misma canción en el tocadiscos, que ahora suena sobre un fondo completamente distinto.
Sin embargo, será el pequeño Philip el que dé por zanjada esta excelente secuencia, salvando la vida de Mack, cuando en un despiste de Butch le coja su pistola (fuera de plano) y dispare contra él, para a continuación salir corriendo de la casa con lágrimas en los ojos, tirando el revólver en el pozo y después lanzando lejos las llaves del coche.
Aquí vemos como muera la inocencia, ante tanta violencia, y el inocente se vuelve violento, en cierta manera.
Finalmente, con Butch herido y tendido sobre el césped, y el chico a su lado, llorando a lágrima viva, totalmente arrepentido de lo que ha hecho y siendo perdonado por Butch:
«Si tenía que ocurrir, me alegro de que hayas sido tu»
Llegamos a la parte final de A Perfect World, donde la agonía de Butch se convierte también en agonía para el espectador, pero en el buen sentido de la palabra, es decir, deseando que el sufrimiento se acabe, para Butch y para el chico, aunque todo desemboque en la predestinada muerte del protagonista.
Al final vemos como la realidad se muestra ante nuestros ojos con toda su crueldad y también ante los ojos de los niños.
A Perfect World muestra con un toque de ternura como los niños fantasean con el mundo que les rodea, como les gustan cosas como el algodón de caramelo y cosas poco significantes, pero que en el fondo son felices y se encariñan mucho con las personas que les hacen serlo, y nosotros los más adultos nos encariñamos con ellos pronto.
Y ese es el eje central de A Perfect World; los niños, que siempre necesitan su imaginación y su ingenuidad, y además una figura paterna a su lado, es algo que les marca mucho si no está.
La infancia perdida, uno de los temas que más obsesionan a Eastwood, se cristaliza en los instantes más violentos de A Perfect World, una violencia implícita que alcanza su cenit en la impresionante secuencia en la casa de la familia negra, probablemente la secuencia más violenta de la década de los 90 por la indescriptible incomodidad que emana.
Se trata de la explosión psicótica de Haynes, que pretende acabar con lo que considera un mal padre, encontrándose con el inesperado disparo por parte de Phillip, ya anunciado en su primer encuentro en casa del segundo, cuando Haynes le pide que le apunte con una pistola.
El mensaje no puede ser más claro:
Haynes trata de borrar las huellas de la mala paternidad, y es él quien termina abatido por su pequeño compañero, que le considera como el padre que nunca tuvo.
La agonía se extiende al exterior, cuando Haynes y Phillip terminan al pie de un árbol, y la policía ha cercado el lugar.
Sin caer en el sentimentalismo barato, Eastwood consigue una emotividad fuera de lo común, sobre todo en el momento en el que Phillip le pregunta a Haynes si quiere que le disparen.
Sólo con el entendimiento por parte de Phillip de la drástica situación y las intenciones de Haynes, el emotivo abrazo del primero tiene un sentido completo y supone su primer paso de verdad hacia la madurez.
Por el camino de A Perfect World quedan alusiones a un país que estaba a punto de derrumbarse, el asesinato de J.F. Kennedy, maravillosas metáforas sobre el paso del tiempo, un coche es una máquina del tiempo, y cómo no, al lejano western, esa excelente secuencia nocturna a la luz de una hoguera, en la que Garrett y Gerber se sinceran es impagable.
A Perfect World habla sobre todo de amor, amistad y camaradería.
También habla de la maduración de un niño que en pocos días descubre muchas cosas; de la importancia para los niños y adolescentes de los juegos, los disfraces, la diversión, el entretenimiento y las atracciones de feria; de la trascendencia de los traumas de la infancia y sus secuelas; de la inconveniencia de los códigos morales que impiden juegos y entretenimientos del todo inocentes; del mayor valor de los acuerdos en relación con las acciones impacientes y sobradamente expeditivas; del trasfondo biográfico de las conductas criminales; de las causas psiquiátricas que se ocultan con frecuencia tras ellas; de la amplitud de las posibilidades de redención de la persona humana, etc.
A Perfect World rechaza el fanatismo, con especial referencia al fanatismo religioso y pseudoreligioso; normas morales basadas en fundamentos no racionales o irracionales; el matonismo de algunos agentes gubernamentales; el oportunismo exagerado de algunos políticos, etc.
En fin, la película sugiere un mundo perfecto…
“I need me a time machine with a loud radio to take me where I'm going”
Resulta que la Congregación Cristiana de los Testigos de Jehová, o mejor conocidos como Testigos de Jehová, es el nombre que recibe una organización religiosa internacional con sede central en Brooklyn, Nueva York (Estados Unidos), caracterizada por sus enseñanzas rigurosamente fundamentadas en la Biblia, son principalmente conocidos por su celosa obra de predicación mundial, la cual realizan de casa en casa.
Debido a su estricta neutralidad en asuntos políticos y militares sus actividades han sido prohibidas en algunos países.
Entre sus prohibiciones, si bien pueden cambiar con el tiempo, están:
No se debe cantar nada que ensalce la patria, la bandera o cualquier otra cosa, se prohíbe manifestar alegría cantando, ni mencionar a Dios.
No se deben leer novelas de ficción, ni libros mundanos, ni prensa mundana, ni oír radio o ver televisión, al menos es aconsejable no hacerlo.
No celebran la Navidad ni en el cumpleaños ni aniversarios de bodas, ni se deben hacer regalos.
Las mujeres no deben usar pantalones.
Los hombres ni bigote, ni barba, ni pelo largo.
No se debe uno casar con quien no sea Testigo de Jehová, ni se puede romper un compromiso matrimonial.
Hacer amistades íntimas es peligro de sectarismo.
No se puede brindar levantando las copas.
No se puede ser deportista porque crea nacionalismo.
No se puede cazar o pescar por deporte.
No se puede participar en loterías o juegos por dinero.
No participar ni apoyar las Olimpiadas porque son adoración pagana.
No se pueden organizar fiestas sociales con amigos y menos aún con los no Testigos.
No puede bautizarse ni ser Testigo quien fume tabaco.
No se debe dar limosna a los mendigos.
No debe jugarse al ajedrez.
No se debe vestir de luto.
No hay que colaborar en campañas caritativas.
No hay que dejarse poner transfusiones de sangre ni suero, antes dejarse morir, por tanto, no hay que ir a hospitales religiosos para curarse.
Es obligatorio enseñar la Biblia a los hijos aun cuando sea preciso hacerlo con el látigo en la mano.
Es obligatoria la asistencia a las reuniones de los Testigos, so pena de ser castigado.
Hay que bautizarse como Testigo, de otra forma no hay posibilidad de salvación.
Hay que predicar siempre, aunque se esté cansado o sin ganas.
Hay que asistir a todas las asambleas.
No se puede llevar nada de oro.
No se puede servir en ningún ejército…
Si bien en la película que analizaremos no entra en juego los dogmas de los Testigos de Jehová, es preciso conocer sus prohibiciones para saber el por qué de ciertos momentos importantes en el desarrollo de la trama que nos ocupa.
Por otro lado, las relaciones de amistad entre un niño y un adulto han tenido cierta tradición literaria y cinematográfica en el género de aventuras y concretamente en el subgénero de aventuras introspectivas.
Así autores como Charles Dickens, Rudyard Kipling, Jules Verne o Patrick O'Brien dedicaron una o varias de sus novelas a este tipo de relaciones y algunas fueron llevadas al cine.
“The idea is that an understanding of the particular behavioral case histories should, in parole situations, help the subject to avoid habitual traps and, in penal escape situations could, conversely, identify those self-same traps as an aid to apprehension”
A Perfect World es una película dramática dirigida por Clint Eastwood y protagonizada por Kevin Costner, Clint Eastwood, Laura Dern, T.J. Lowther, Keith Szarabajka, Leo Burmester, Paul Hewitt, Bradley Whitford, Bruce McGill, Jennifer Griffin, Kevin Jamal Woods, Mary Alice y Wayne Dehart.
El guión es obra de John Lee Hancock.
A Perfect World es un policial con estructura de “road movie”, y es a la vez un drama de relaciones personales y una crítica a la sociedad estadounidense y sus rígidos modelos morales.
A Perfect World da muestras de la extraña versatilidad que Clint Eastwood se ha encargado de mostrarnos en su dilatada trayectoria como actor, director y productor de cine, ya entrado en años, logrando sacudirse totalmente de aquella imagen de chico malo de películas de western y policiacas, tomado más en serio que en aquellos fantásticos personajes.
Sus películas llevarán siempre su sello de autor, estas se identifican fácilmente por tramas inextricables y personajes excelentemente elaborados y conmovedores, producto generalmente del destino que les ha deparado sus vidas.
Ambientada en 1963, la trama de A Perfect World gira en torno a Robert 'Butch' Haynes (Kevin Costner) quien es un inteligente y peligroso recluso que junto a Terry Pugh (Keith Szarabajka ) logran escapar de una penitenciaría de Huntsville.
Mientras buscaban en un vehículo Ford (por cierta obsesión de Butch) en un vecindario, Terry se mete a la cocina de una Testigo de Jehová, y los vecinos se dan cuenta por lo que tienen que escapar, y es cuando deciden llevarse consigo a un niño de 8 años, Phillip ‘Buzz’ Perry (T.J. Lowther ) que vive en ese núcleo familiar de unas estrictas convicciones religiosas al ser Testigos de Jehová.
A diferencia de Butch, Terry es una persona que no piensa mucho y es un criminal en sentido estricto, por lo que Haynes tiene que decidir en abandonarlo.
Mientras tanto el jefe de los Rangers de Texas Red Garnett (Clint Eastwood ) y una nueva detective Sally Gerber (Laura Dern ), van detrás del rastro de Butch, en una “moderna” casa rodante con tecnología de primera.
A la vez Butch siente placer en brindarle al chico las cosas que nunca ha tenido, más que nada pensando en su propio pasado donde tampoco tuvo esas cosas.
A medida que los sucesos transcurren se irán revelando situaciones del pasado, porque Butch es de tal o cual manera, y del pasado que lo une a Red.
En el desenlace de A Perfect World, Red querrá enmendar un error de su pasado, pero un error de un oficial del FBI no le dará la oportunidad.
A Perfect World es la aventura que viven ambos fugitivos en su viaje de huida hacia Alaska.
Butch ha tenido una vida difícil y con la delincuencia presente en él desde bien pequeño, con una clara falta de una figura paterna, por lo que tiene una inmediata conexión con el niño al que ve un poco perdido en el mundo y del que le da pena que se haya privado de tantas cosas interesantes por la religión de su madre: celebrar Halloween, navidad, cumpleaños, ir a una feria, son cosas que Buzz nunca ha disfrutado.
El niño empatiza con él por la novedad, por la "libertad" que encuentra a su lado, por poder permitirse un capricho a la vez que una maldad imposible de realizar junto a su madre.
Así entre aventuras, robos y mutuas confidencias se creará una amistad tan bonita como extraña.
¿Síndrome de Estocolmo?
Puede ser, pero sin duda es uno de los casos de Síndrome de Estocolmo más bonitos que he visto.
En la vida real no sucede así, porque, cómo les diría... este mundo nuestro no es perfecto.
En el otro aspecto, Terry, el otro criminal es muy rudo, tal vez se logra ver su personalidad y cómo fue éste criado en la manera de cómo trata a Buzz, es decir, el intento de violación, la sutil homosexualidad, la cobardía, etc. quizás se debe a comportamientos dados en el seno familiar que le marcó de por vida siendo Terry muy pequeño y que causó que cayera en la cárcel hasta encontrar su trágico y muy predecible final con la muerte.
Por otro lado, Butch, en lugar de responderle cosas del tipo "Cállate niño, y deja ya de preguntar", como hacen muchos padres con sus hijos en la actualidad, coartando su curiosidad y su ansia por conocer, que es lo mejor que puede tener niño, le responderá siempre con calma, incluso aunque acabe de frustrarle un polvo, y el chico le pregunte cosas como:
«¿Le estabas besando el trasero?», que también se las trae.
En parte, Butch ve en Philip un reflejo de sí mismo, pues su padre, del que sólo conserva una postal, que al final cumplirá un papel determinante, que le envió desde Alaska, también se marchó de casa cuando él era pequeño.
Aquí vemos la importancia de los padres ausentes y presentes en la educación de los hijos.
Es también por eso, que Butch le pide que haga una lista con las cosas que siempre ha querido hacer, por ejemplo, por culpa de su religión, como el "trick or treat" de la noche de Halloween, comer algodón de azúcar o subir en la montaña rusa, tratando de que el chico obtenga la felicidad que él no pudo alcanzar.
Al igual que los dos fugitivos se van conociendo un poco mejor a medida que el viaje avanza, también existe una mejor relación entre sus perseguidores.
Mientras éstos siguen de cerca el rastro de Butch a través del cadáver de Terry, o las llamadas recibidas que informan de que el niño ha robado un disfraz de Casper el fantasma, ya que tampoco pudo disfrazarse en Halloween, aprovecha ahora que todo está permitido, Red empieza a tomar en mayor consideración los consejos de Sally, a medida que ve que ésta va acertando en lo referente al comportamiento de Butch.
En otro orden de cosas, A Perfect World trata por encima, pero cabe destacarlo, el papel de la religión a la que se tilda de prohibir hacer cosas, una auténtica crítica extraordinaria que puede llegar a pasar por alto, sin olvidarnos de la crítica que se hace a los padres que maltratan a sus hijos, y como los niños ven y viven el maltrato.
Ahora, A Perfect World, el título que da vida a este film es una frase que surge en un diálogo entre algunos de los agentes que buscan el perfil psicológico del fugitivo Butch Haynes.
Una irónica expresión para enfatizar el significado contrario:
“La imperfección es lo que caracteriza el mundo”
Probablemente, estemos en “un mundo perfecto” ante la mejor interpretación de Kevin Costner de su carrera, lo cual implica la verosimilitud de su personaje.
Esto y la química con T.J. Lowther (el pequeño Buzz) provocan que los derroteros melodramáticos hacia los que se encamina el desenlace sean del todo creíbles y que el espectador se sienta partícipe de los sentimientos que se desarrollan entre ellos.
Que Clint Eastwood decidiera intervenir por primera vez, y creo que única, como secundario en una de sus películas es todo un acierto.
Como acertados son también los magníficos diálogos que auspiciados por un guión sin fisuras llevan al público a interesarse por la historia hasta el último segundo del metraje.
Con un ritmo narrativo impecable donde Eastwood se maneja como uno de los maestros actuales en su faceta de director, A Perfect World ofrece un ramillete de otras virtudes que se manifiestan en los escenarios utilizados para el rodaje como las planicies de Texas o los vergeles de Carolina del Sur y Alabama, que se manifiesta también en la fotografía de Jack Green o en la equilibrada y por momentos lírica música de Lennie Niehaus bajo composiciones del mismísimo Clint Eastwood.
“You know, Phillip, you have a goddamned red, white and blue American right to eat cotton candy and ride roller coasters”
A Perfect World se centra principalmente en las relaciones humanas, y en particular también toca el tema de los malos tratos a menores, de los cuales hay varios ejemplos:
En primer lugar, los maltratos psicológicos:
Es el caso de la propia madre de Philip, que por una razón tan estúpida como una religión (es una opinión personal) cohíbe a su hijo de tal manera que no puede hacer las mismas cosas que cualquier otro niño de su edad, en definitiva, lo convierte en un niño diferente y marginado a ojos de sus compañeros, entre otros, los que tiran globos de agua contra su cristal en la noche de Halloween.
Luego están los maltratos físicos:
En primer lugar aparece Terry, la violencia pura y dura, que es ajusticiado por Butch, que posteriormente reconocerá que es su segundo asesinato; el otro fue un hombre que también maltrataba, aunque en aquella ocasión a su madre, prostituta.
Después, una típica familia que les recoge por el camino, tras averiarse el Ford que habían robado, en la que la madre zarandea violentamente a la hija pequeña simplemente porque ha derramado el zumo sobre la tapicería nueva del coche de su padre, aquí Butch decide llevarse el coche y dejarlos allí plantados con todo el equipaje.
Y por último, en la parte más tensa de A Perfect World, en casa de Mack y Lottie, que viven con su nieto de seis años, lo que empieza con Butch bailando con Lottie al compás de un viejo disco sencillo, la inolvidable canción la compuso el propio Eastwood, mientras los dos chavales se ríen a carcajadas, se transforma en una auténtica tortura psicológica en el momento en que Mack pega a su nieto porque no hace inmediatamente lo que le ha mandado.
Si hay una cosa que Butch no soporte es exactamente eso:
«La gente como usted me da náuseas» le dice a Mack mientras le está atando, para matarle después, con la misma canción en el tocadiscos, que ahora suena sobre un fondo completamente distinto.
Sin embargo, será el pequeño Philip el que dé por zanjada esta excelente secuencia, salvando la vida de Mack, cuando en un despiste de Butch le coja su pistola (fuera de plano) y dispare contra él, para a continuación salir corriendo de la casa con lágrimas en los ojos, tirando el revólver en el pozo y después lanzando lejos las llaves del coche.
Aquí vemos como muera la inocencia, ante tanta violencia, y el inocente se vuelve violento, en cierta manera.
Finalmente, con Butch herido y tendido sobre el césped, y el chico a su lado, llorando a lágrima viva, totalmente arrepentido de lo que ha hecho y siendo perdonado por Butch:
«Si tenía que ocurrir, me alegro de que hayas sido tu»
Llegamos a la parte final de A Perfect World, donde la agonía de Butch se convierte también en agonía para el espectador, pero en el buen sentido de la palabra, es decir, deseando que el sufrimiento se acabe, para Butch y para el chico, aunque todo desemboque en la predestinada muerte del protagonista.
Al final vemos como la realidad se muestra ante nuestros ojos con toda su crueldad y también ante los ojos de los niños.
A Perfect World muestra con un toque de ternura como los niños fantasean con el mundo que les rodea, como les gustan cosas como el algodón de caramelo y cosas poco significantes, pero que en el fondo son felices y se encariñan mucho con las personas que les hacen serlo, y nosotros los más adultos nos encariñamos con ellos pronto.
Y ese es el eje central de A Perfect World; los niños, que siempre necesitan su imaginación y su ingenuidad, y además una figura paterna a su lado, es algo que les marca mucho si no está.
La infancia perdida, uno de los temas que más obsesionan a Eastwood, se cristaliza en los instantes más violentos de A Perfect World, una violencia implícita que alcanza su cenit en la impresionante secuencia en la casa de la familia negra, probablemente la secuencia más violenta de la década de los 90 por la indescriptible incomodidad que emana.
Se trata de la explosión psicótica de Haynes, que pretende acabar con lo que considera un mal padre, encontrándose con el inesperado disparo por parte de Phillip, ya anunciado en su primer encuentro en casa del segundo, cuando Haynes le pide que le apunte con una pistola.
El mensaje no puede ser más claro:
Haynes trata de borrar las huellas de la mala paternidad, y es él quien termina abatido por su pequeño compañero, que le considera como el padre que nunca tuvo.
La agonía se extiende al exterior, cuando Haynes y Phillip terminan al pie de un árbol, y la policía ha cercado el lugar.
Sin caer en el sentimentalismo barato, Eastwood consigue una emotividad fuera de lo común, sobre todo en el momento en el que Phillip le pregunta a Haynes si quiere que le disparen.
Sólo con el entendimiento por parte de Phillip de la drástica situación y las intenciones de Haynes, el emotivo abrazo del primero tiene un sentido completo y supone su primer paso de verdad hacia la madurez.
Por el camino de A Perfect World quedan alusiones a un país que estaba a punto de derrumbarse, el asesinato de J.F. Kennedy, maravillosas metáforas sobre el paso del tiempo, un coche es una máquina del tiempo, y cómo no, al lejano western, esa excelente secuencia nocturna a la luz de una hoguera, en la que Garrett y Gerber se sinceran es impagable.
A Perfect World habla sobre todo de amor, amistad y camaradería.
También habla de la maduración de un niño que en pocos días descubre muchas cosas; de la importancia para los niños y adolescentes de los juegos, los disfraces, la diversión, el entretenimiento y las atracciones de feria; de la trascendencia de los traumas de la infancia y sus secuelas; de la inconveniencia de los códigos morales que impiden juegos y entretenimientos del todo inocentes; del mayor valor de los acuerdos en relación con las acciones impacientes y sobradamente expeditivas; del trasfondo biográfico de las conductas criminales; de las causas psiquiátricas que se ocultan con frecuencia tras ellas; de la amplitud de las posibilidades de redención de la persona humana, etc.
A Perfect World rechaza el fanatismo, con especial referencia al fanatismo religioso y pseudoreligioso; normas morales basadas en fundamentos no racionales o irracionales; el matonismo de algunos agentes gubernamentales; el oportunismo exagerado de algunos políticos, etc.
En fin, la película sugiere un mundo perfecto…
“I need me a time machine with a loud radio to take me where I'm going”
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