Hunger

“Difference of opinion”

Robert George Sands, en irlandés Roibeárd Gearóid Ó Seachnasaigh conocido popularmente como Bobby Sands nació un 09 de marzo de 1954, en Irlanda del Norte, fue miembro del IRA Provisional (Ejército Republicano Irlandés provisional) y Parlamentario Británico, fallecido durante las huelgas de hambre de 1981 en la prisión de Maze, conocida como Long Kesh.
Sands y al menos otros cinco miembros del IRA fueron acusados de participar en un tiroteo contra la Royal Ulster Constabulary.
Aunque no pudo demostrarse su participación activa en el mismo, Sands fue acusado por posesión de armas de fuego en el juicio, y condenado a 14 años en HM Prison Maze.
En prisión, Sands se dedicó a escribir, adentrándose tanto el periodismo como en la poesía.
A finales de 1980, Sands fue elegido Oficial al mando de los presos del IRA internados en Long Kesh, sucediendo a Brendan Hugues, que estaba tomando parte en la Primera Huelga de Hambre.
Sands fue el principal líder del IRA durante la huelga de hambre, en la que los republicanos irlandeses protestaban contra la retirada del Estatus de Categoría Especial, similar al de prisioneros de guerra, a los miembros de organizaciones paramilitares nacionalistas irlandesas.
En el transcurso de esa huelga, Sands consiguió ser elegido miembro del Parlamento Británico.
La victoria electoral de Sands hizo concebir esperanzas de una salida negociada al conflicto, pero Margaret Thatcher se mantuvo firme en su decisión de no conceder las demandas de los huelguistas.
La Dama de Hierro declaró:
"No estamos preparados para considerar estatus de categoría especial a ciertos grupos de personas que cumplen sentencia por crímenes.
Crimen es crimen, no es política"
Estas protestas dieron comienzo en 1976 con la llamada “Protesta de la Manta”, negándose los presos del IRA a vestir los uniformes de presidiarios y sustituyéndolos por mantas.
En 1978, después de que varios internos hubieran sido atacados cuando vaciaban sus orinales, dio comienzo la “Protesta Sucia”, durante la que los prisioneros se negaron a lavarse y embadurnaron las paredes de sus celdas con sus propios excrementos.
Finalmente, y ante el poco éxito de estas medidas, en 1981 los presos del IRA decidieron iniciar una Huelga de Hambre que daría comienzo el 01 de marzo.
Sands, en su calidad de Oficial al Mando, sería el primero, y dio la orden de que el resto de presos se unieran a la huelga progresivamente para maximizar el interés de la opinión pública.
La Huelga se centraba sobre "Five Demands":
1. Derecho a no vestir uniforme presidiarios;
2. Derecho a no realizar trabajo en prisión;
3. Derecho a la libre asociación con otros presos y a la organización de actividades educativas y recreativas;
4. Derecho a una visita, carta, y paquete por semana;
5. Plena restitución de la remisión perdida durante la protesta.
El motivo de la huelga era el deseo de los prisioneros de ser reconocidos como presos políticos, o prisioneros de guerra, y no como criminales comunes.
El Washington Post, no obstante, publicó que el propósito de los huelguistas era conseguir publicidad a nivel internacional.
Tres semanas después, el 05 de mayo de 1981, Bobby Sands fallecía en el hospital de la cárcel tras 66 días en huelga de hambre, a la edad de 27 años.
El informe original establecía que la causa de la muerte había sido "inanición auto impuesta", aunque fue enmendado posteriormente tras las protestas de los familiares, estableciéndose simplemente como "inanición"
Su muerte provocó la incorporación de nuevos reclutas a las filas del IRA y un resurgir de la actividad paramilitar de la organización.
La huelga llamó la atención mundial de los medios de comunicación hacia el conflicto irlandés.
Aunque diez hombres perdieron la vida durante el transcurso de la huelga, otros trece iniciaron la protesta, pero fueron retirados por motivos médicos o mediación de las familias.
Muchos de ellos padecen de secuelas relacionadas con el largo período de inanición, como problemas digestivos, de visión e incapacidades físicas y neurológicas.
La muerte de Sands provocó el estallido de disturbios en las zonas más nacionalistas de Irlanda del Norte.
Unas 100.000 personas flanquearon la comitiva funeraria de Sands, que fue enterrado en el 'New Republican Plot', donde descansaban los restos de otros 76 nacionalistas.
Sands fue miembro del Parlamento de Westminster durante veinticinco días, aunque nunca ocupó su escaño ni juro su cargo.
Preguntada sobre el asunto en la Cámara de los Comunes el 05 de mayo, la Primera Ministra Margaret Thatcher declaró:
"El Sr. Sands era un criminal convicto.
Eligió llevarse su propia vida.
Una opción que su organización no dejó tomar a muchas de sus víctimas"
El anuncio oficial del fallecimiento de Sands en la Cámara de los Comunes omitió la tradicional expresión de pésame y simpatía para con la familia de la víctima.
Sin embargo, la huelga en sí fue una victoria pírrica para el gobierno británico.
Thatcher se convirtió en una figura odiada por los republicanos a un nivel similar a Oliver Cromwell.
Danny Morrison la describió como:
"La mayor bastarda que nunca hemos conocido"
La condena internacional fue extensa, y las relaciones entre los gobiernos británico e irlandés quedaron seriamente deterioradas.
Al igual que tras la implantación de la “Política De Internamiento” en 1971 y el “Domingo Sangriento” de 1972, el número de miembros del IRA se incrementó notablemente, produciéndose un nuevo crecimiento de la actividad paramilitar.
Años más tarde, el IRA trató de vengarse de Thatcher mediante un atentado con bomba en el Hotel Brighton, donde el Partido Conservador celebraba su conferencia.
En el atentado fallecieron cinco personas, y la propia Margaret Thatcher salvó su vida por muy poco.
“I always felt that thief next to Jesus got off lightly”
Hunger es una ENORME película dramática de 2008, dirigida por Steve McQueen, y escrita por él mismo junto a Enda Walsh.
La aclamada ópera prima del director y guionista Steve McQueen describe la vida en una cárcel de máxima seguridad a través de los emotivos acontecimientos que tuvieron lugar en 1981 con motivo de la huelga de hambre del IRA, liderada por Bobby Sands, interpretado por un ENORME Michael Fassbender.
Protagonizada por Michael Fassbender, Liam Cunningham, Liam McMahon, Lalor Roddy, Stuart Graham, Brian Milligan, Dennis McCambridge, Helena Bereen, Nadia Cameron-Blakey, Rory Mullen, entre otros.
Desde un punto de vista épico, Hunger narra lo que ocurre cuando se obliga al cuerpo y a la mente a actuar por encima del límite...
También, Hunger es probablemente la película sobre terrorismo más concisa y, al mismo tiempo, más demoledora de las que se hayan filmado hasta la fecha.
La acción de Hunger se sitúa en el marco de los últimos meses de las denominadas “Blanket Protest” (Protesta De La Manta) y “Dirty Protest” (Protesta Sucia), protagonizadas por presos republicanos irlandeses entre 1976 y 1981 en la prisión de Maze, en Irlanda del Norte.
Los reclusos republicanos recurrieron a estas protestas con el fin de reivindicar su carácter de presos políticos después de que el gobierno británico suprimiese el “estatus de categoría especial” para todos los prisioneros paramilitares en 1976.
Ante la ausencia de resultados, la protesta aumentó optándose en octubre de 1980 por una huelga de hambre que concluiría en diciembre, al creer los republicanos que finalmente se había llegado a un acuerdo con el gobierno británico que permitiría la satisfacción de sus exigencias.
Las promesas no se materializaron y en marzo del 1981 el “Officer Commanding” del PIRA en Maze, Bobby Sands, comenzó una nueva huelga de hambre que se cobraría su propia vida y la de otros nueve presos republicanos.
La trama de Hunger está constituida por tres bloques o etapas:
Vida:
La primera parte, la lucha y la convicción por mantener y dignificar la vida.
Ilustra el día a día de la conflictiva coexistencia de guardas y reclusos en la prisión de Maze, también conocida como Long Kesh.
En esta primera parte, se introduce a los personajes del guardia de prisiones Raymond Lohan (Stuart Graham) y los presos republicanos Davey Gillen (Brian Milligan) y Gerry Campbell (Liam McMahon), condenados a seis y doce años, respectivamente.
La primera aparición en pantalla del personaje principal de la trama, Bobby Sands (ENORME Michael Fassbender), sobreviene en la secuencia que sirve de transición entre el primer y el segundo acto, en la que un cuerpo especial antidisturbios somete a los presidiarios republicanos a un brutal y vejatorio control de seguridad, para, posteriormente, asearlos mediante el uso de la fuerza.
Debate:
La segunda la decisión, el debate profundo entre la vida y muerte, entre lo correcto y lo incorrecto entre las motivaciones personales y las colectivas.
Esta etapa se corresponde con una intensa escena de veintitrés minutos, diecisiete y medio de ellos en un único plano, en la que Bobby Sands y el Padre Dominic Moran (Liam Cunningham) discuten acerca de la decisión del primero de iniciar una nueva huelga de hambre en prisión, que podría llegar a involucrar hasta a setenta y cinco miembros del PIRA y en INLA.
O, en otras palabras, un religioso y un preso católicos debatiendo acerca de la moralidad del suicidio.
Este larguísimo diálogo es fundamental para la comprensión y el desarrollo de toda la trama, ya que arroja luz acerca del contexto histórico, político y social en que se sitúa la misma, así como esclarece y construye la psicología y motivaciones de ambos personajes.
Finalmente, Muerte:
La tercer parte nos muestra el final el desenlace fatal que tiempo después y tras cobrar varias vidas hasta la del protagonista obtiene su recompensa.
Durante el último tercio de la obra, somos testigos de la paulatina e inclemente demacración del cuerpo de Sands hasta su inexorable muerte:
“Un retrato expresionista de la muerte”
El gran atractivo de Hunger, por lo tanto, radica en su singularidad creativa, en el particular tratamiento formal con el que Steve McQueen aborda este terrible acontecimiento del trágico conflicto norirlandés, un suceso descrito por el propio artista como:
“El episodio más importante de la historia británica reciente”
Hunger podría definirse como un film atrevido donde no se habla de justicia o injusticia, sino de sentimientos, miedos, principios y creencias.
Su director muestra una imagen de la gente leal al Reino Unido inflexible e inquebrantable, donde la tremenda presión social pudo empujar a determinados colectivos, en concreto a presos del IRA, a actuar de un modo impensable en condiciones normales.
Entre las actuaciones quisiera destacar el ENORME e IMPACTANTE trabajo de Michael Fassbender, que pone en riesgo su salud para dar vida al personaje, Fassbender tuvo que adelgazar 16 kilos para rodar las escenas finales.
Para ello, daba largos paseos, se ejercitaba con un vídeo de yoga y sólo comía una lata de sardinas cada noche.
De todas formas, siempre estuvo bajo supervisión médica.
Y el trabajo interpretativo de Stuart Graham, que hace de funcionario de prisiones, cuyos gestos impasibles y fría expresión de dolor contenido pone los pelos de punta.
Tras casi una hora de película, con apenas alguna frase aislada, llama la atención el absoluto aislamiento de los personajes, que apenas interaccionan o se comunican, pero que intuimos claramente como parte de un grupo, lo cual, se manifiesta en las escenas conjuntas de los policías y en una de las mejores escenas de Hunger, la reunión en misa de los presos, que no hacen caso al pobre cura, sino que se pasan mensajes unos a otros.
Hunger contiene la secuencia sin cortes y cámara fija más larga de la historia: 16'50 minutos.
Para rodarla, el actor que interpreta al cura (Liam Cunningham) se fue a vivir con el actor que interpreta a Bobby Sands (Michael Fassbender), llegando a preparar la escena 13 veces al día, puesto que se trata de un largo diálogo entre los dos personajes.
Hunger se recrea en el silencio, en las pausas, en la tranquilidad.
No hay música, ni falta que hace.
Poco hay que decir ante las espeluznantes imágenes que van a sucederse.
Hunger contiene fragmentos de discursos de Thatcher, quien siempre actuó de un modo firme, completamente falta de compasión, transformando las llamadas a la humanidad de Sands (busca la compasión, cómo ella dice) en odio o, cuanto menos, repugnancia promoviendo la más absoluta supraindividualidad.
Hunger viene a intentar aportar cierta claridad sobre un tiempo muy oscuro de la historia reciente de Europa.
Los individuos que vemos en Hunger son deudores de unos agudos marcos de referencia firmemente asentados en la mentalidad de la sociedad norirlandesa durante largo tiempo, los procesos en los que participan parecieron imparables e inevitables, tal y como quiere mostrar Sands con su determinación.
Por fortuna las cosas en Irlanda del Norte son muy diferentes hoy por hoy.
“So what happened to your eye, Bobby?”
“El cuerpo como escenario de conflicto” es una frase importante que reúne en si la trama de Hunger ya que como lo muestran una serie de acontecimientos que suceden allí, como el trato de los presos dados por las altas autoridades, el castigo impuesto y las condiciones de cautiverio que estos fueron sometidos su condición como personas privadas de su libertad en condiciones poco deseables, dieron lugar a que los presos tomaran una trascedente decisión para su vida propia de quien iba a realizar este acto, y para quienes le favorecía, y el desacuerdo de aquellas personas que les parecía absurda la tonta idea de realizar una huelga de hambre, tal vez no pensaba en su familia en el dolor que les podía causar, al ser cristiano al estar en paz con Dios, para Sands solo importaba su condición nada mas, varios meses realizo este acto, llego a contraer mas enfermedades que deterioraban mas su vida, sus condiciones físicas eran mínimas, además del dolor que este pudo haber sentido, en verdad es impresionante observar a una persona sometida a estas condiciones con el objetivo de ver algunos, si su propósitos fueron escuchados.
Hunger es como un puñetazo directo al estómago, te deja sin respiración.
Su director demuestra en su primer trabajo un estilo visual y un sentido de la estética poderosísimos, apoyados en un guion sin fisuras y muy personal, sin casi diálogos, concediendo a la imagen todo el protagonismo.
Hunger avanza en silencio, y a pesar de eso, sus personajes te atrapan.
En Hunger el dolor, la lucha, la tragedia, la violencia o la intolerancia de aquel nefasto tiempo se hiende en la piel y carne de los guardias y presos de la prisión de Maze.
Las heridas de los prisioneros republicanos son las llagas de un pueblo enfrentado durante décadas.
Los frágiles caminos hacia la paz se resquebrajan al tiempo que se consume el cuerpo agónico de Bobby Sands.
El cuerpo es el campo de acción, batalla, escritura y expresión.
Esos cuadros llenos de crudeza, la misma que reflejan las extraordinarias interpretaciones.
El difícil trabajo de filmar la violencia en su máxima expresión, sin conceder artificios al presentarla al espectador, pero Hunger defiende en primer lugar su forma de narrar los pormenores de ese suceso mayor a partir de un in crescendo dramático relativamente sutil, en el que los puntos de vista se dispersan, se colocan bajo la misma aprensión o ensimismamiento de esos personajes que se la pasan dentro de ese orden carcelario en una batalla de resistencia que solo estalla en contados casos, por supuesto con una brutalidad filmada en secas pero certeras escenas que no resultan nada incoherentes con la tendencia hacia la abstracción de la que McQueen nos hace partícipes.
En Hunger las emociones diversas que podrían despertar en forma de la crónica de una gesta política, son enterradas, contenidas bajo un tono claudicante y en un inicio nada romantizado.
Algo remarcado por aquellos fragmentos en off de discursos de la recordada Dama de Hierro sobre el carácter criminal y no político del accionar violentista en ese dominio del Reino Unido.
El mérito de Hunger en toda esta parte consiste en que la supresión de explicaciones le otorga a la apariencia de ser un retrato sobre la alienación de los individuos convertidos en instrumentos de esas decisiones políticas mayores que apenas se manifiestan en el metódico accionar de los reclusos políticos en pos de reivindicar sus derechos como tales, o en los sistemáticos actos de disuasión, o de represión de sus custodios, en una competencia de resistencia llevada con subrepticio malestar, delatado apenas en la triste frialdad de la rutina, ya sea laboral, o la que se perpetúa en los interiores de celdas embadurnadas de heces y de preparación de mensajes a distribuirse como en cualquier base de operaciones.
También Hunger es, ante todo, un estudio del cuerpo humano.
Desde el primer plano del film, en el que el guardia Raymond Lohan baña en agua caliente sus nudillos destrozados, la obra de Steve McQueen plantea una reflexión acerca de los límites del cuerpo humano, tanto desde el punto de vista de la fisiología como de la moralidad.
Así como todo lo que atañe a las consecuencias físicas como resultado de una huelga de hambre.
También Hunger debe ser considerada, a pesar de sus singularidades estéticas y creativas, una obra de carácter histórico.
Para ello, citaré las seis convenciones básicas, a la hora de establecer una narración histórica.
De acuerdo con Hunger, la Historia es contada en el cine:
1. Como una historia moral.
2. Mediante una historia de personas.
3. Presenta una historia cerrada, terminada y completa.
4. El relato es dramático y emocional.
5. Muestra la Historia como un proceso.
6. Se centra en lo superficial, en el aspecto del mundo.
Hunger es además, un inolvidable retrato de la masculinidad maltratada y auto maltratada, un visceral despertar de los recuerdos reprimidos.
Las relaciones entre los personajes masculinos se caracterizan por la crueldad, la brutalidad, el desprecio, la humillación… en definitiva, por la carencia absoluta de humanidad.
Su convivencia se rige por una despiadada lucha de poder y autoridad.
Si bien los guardias manifiestan su dominio sobre los presos a través de la degradación y el maltrato físico, los reclusos republicanos sacrifican su cuerpo como expresión última de su libertad.
En contraposición a la idea platónica del cuerpo como prisión del alma, los miembros del IRA revelan, a través de su carne, la voluntad de su alma.
Así, mientras los guardias ejercen su autoritarismo mediante la vejación y la violencia sobre los prisioneros; estos someten sus cuerpos a un “automaltrato” extremo, privándolo de cualquier tipo de condiciones higiénicas, enfrentándose desnudos a los guardias en una lucha desigual, utilizándolo de “almacén” de contrabando y, finalmente, condenándolo a una agónica huelga de hambre suicida.
Su cuerpo es su alma, pero también es su arma.
Excrementos, orines, saliva, ano, fosas nasales… todo ello forma parte de su lucha, sus reivindicaciones, su resistencia.
Los cuerpos de los prisioneros y los de sus seres queridos se transforman en dispositivos se transforman en dispositivos de transmisión:
Pasan diminutos mensajes a través de los besos.
Los presos se oponen a lavarse el pelo o afeitarse.
Su apariencia tribal es la expresión de la disensión, un rechazo a fingir que la vida en prisión es civilizada.
Hunger concluye con el “retrato expresionista de la muerte” se aproxima en su concepción fílmica a los paradigmas de “la nueva carne”, una expresión estética cinematográfica heredera del universo artístico contemporáneo, donde caben la representación obscena del dolor (físico y espiritual), la ruptura de fronteras entre diferentes artes y el encuentro entre arte popular y elitista.
Esta corriente estética, cuyo impulsor y máximo exponente fue el cineasta canadiense David Cronenberg, está influenciada por el romanticismo y el mito fáustico del hombre capaz, contra Dios, de tomar las riendas de su destino, incluyendo su propio cuerpo como objeto de transformación.
Resulta de lo más pertinente la matización “contra Dios”, ya que, durante la discusión entre Bobby Sands y el Padre Moran, el preso pregunta irónicamente al sacerdote si Dios va a castigarlo en el caso de que muera en la huelga de hambre.
E, instantes antes, el religioso había preguntado al miembro del PIRA si era su intención la de convertirse en “mártir”
Una vez más, la dimensión teológica se manifiesta como guardiana de la ética del cuerpo, tal y como ocurre respecto al sexo.
El cuerpo, la carne y la piel de Bobby Sands se convierten de este modo en un campo de batalla, en el escenario del conflicto entre británicos y republicanos irlandeses, entre presos y carceleros, entre libertad y opresión, vida y muerte, lo divino y lo terrenal.
Como todo campo de batalla, su superficie es arrasada, devastada, aniquilada, privada de vida, reducida a escombros, a cenizas.
¿Hay esperanzas de vida en esas circunstancias?
Quizás, nosotros que a veces nos lamentamos por nuestras vidas pero lo tenemos todo y no nos damos de cuenta, esas personas no tenían nada , aun así se aferraron a la vida, aunque eso les costara la misma; sino lo hacían continuaría reinando la injusticia y alguien tenía que sacrificarse por la causa.
He aquí en pocas palabras el aspecto de Bobby en el lecho de su muerte, además de causarnos lastima, nos atemoriza pensar que hay tanta crueldad, frialdad e indiferencia con nuestros semejantes.
¿Acaso no sentimos como sienten los demás?
Todos somos seres humanos y merecemos como tal un trato humano, por Dios!!!
Políticamente, Hunger, desde el orden con el que habita sus rutinas el comandante policiaco hasta los espacios de una prisión de primer mundo cuya asepsia eventual causa asco.
La mierda, los orines, las execraciones todas son las 99 tesis posteadas en el culo de Thatcher.
Pero encima de esta poesía estética está la filosófica, la forma en la que el niño Bobby decide por el bien de sus compañeros y del potrillo abortado, ahogar a éste, es concluyente:
Nos ofrece algo parecido a un por qué, a una causa de una lucha que recurre a las primitivas formas de rabia y odio, sin capacidad para el razonamiento.
“Tienes un hijo que atender” dice el reverendo Moran.
“Eso es una argucia sentimental, típico de un sacerdote”, sentencia Bobby.
El pequeño lo ve morir, y el padre sabe que es por el bien de su hijo:
No se trata de elegir a la libertad por encima de la vida, sino de elegir a una vida libre.
Ser llamado delincuente común, cuando se es uno político, podría parecer cosa de una nimiedad ridícula.
Sabemos que los estatutos políticos solamente surgen de la elección de los hombres libres; en ese sentido, era imposible que los rebeldes republicanos tuviesen un carácter de ciudadanos.
Al fin de cuentas la misma lógica de los discursos nos llevan a un espacio vacío en donde el poder no puede ensañarse contra lo que no existe y que solamente lo puede hacer llamándole enemigo del Estado.
Pero no lo hace, opta por la ficción y da una cara al mundo que ya conocemos, una Inglaterra justa y prospera.
No se quería más que el poder instaurado reconociese al IRA como un oponente político no criminal.
La imputación objetiva del Derecho Penal, les daría la razón.
Pero todos ellos no pueden saber que se siente ser objeto del escarnio del orgullo británico.
Sabemos que ninguna forma de justicia surge sin la necesidad de venganza.

“We only smoke the Lamentations”


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