3 Bodas de Más

“¿Hay algo peor que la boda de un ex?
La boda de tres...”

Una nueva generación de realizadores ha cambiado la figura femenina en las películas.
Adiós a la mujer como objeto de deseo, demos la bienvenida a mujeres reales y actuales; se acabó que ellas sean princesitas desvalidas, ahora ellas mandan, dicen palabrotas, se acuestan con quien quieren y cuando quieren, y es su punto de vista, el que las películas toman.
Son irónicas y con muy mala suerte, pero se las coge cariño.
Esta generación, ha puesto patas arriba la comedia romántica, le ha puesto los cuernos, y se ha ido con un humor mucho más inteligente, aderezado con brochazos de trazo grueso.
Esta nueva representación, se ha convertido en un fenómeno de masas, y estas películas son capaces de recaudar muchos millones de dólares, demostrando que el cine protagonizado por mujeres, es igual de taquillero, a pesar de que los estudios sigan mostrando una aplastante mayoría de cine masculino.
El sexo, es otra de las constantes en este cine.
Si en las comedias románticas de los 90, todo se ventilaba en un encuentro platónico, solucionado con una elipsis, en estas películas se habla de ello, y lo mejor, se muestra y mucho, algo que hasta ahora estaba reservado para personajes masculinos.
Antes, esto era cosa de hombres, pero gracias a la comedia de Hollywood, hemos visto que la mujer ya puede hablar de sexo libremente, sin que se considere grotesco.
Esto ocurría en la vida real, pero no se había trasladado a la pantalla; y más si se tocan temas asociados al sentimiento, como lo es la ruptura de la pareja.
“Romper contigo me hizo madurar”
3 Bodas de Más es una comedia española del año 2013, dirigida por Javier Ruiz Caldera.
Protagonizada por Inma Cuesta, Martiño Rivas, Quim Gutiérrez, Paco León, Berto Romero, Rossy de Palma, María Botto, Laura Sánchez, Sílvia Abril, Bárbara Santa-Cruz, Bruno Sevilla, Octavi Pujades, Mauro Muñiz de Urquiza, Joaquín Reyes, entre otros.
El guión es de Pablo Alén y Breixo Corral, que lo tiene todo:
Desde hits ochenteros, sexo, drogas, mierda, sexo bruto, treintañera desnortada y patosa, blandenguería pringosa sentimental, bodas, por supuesto, maternidad histérica, jefas brujas, ex abominables, porno, YouTube, redes sociales, que las mujeres no saben aparcar, casi todos los hombres son estúpidos y/o miserables, el mundo está lleno de zorras, hay que creer en uno mismo, ¿libros de autoayuda quizás?, no hay que ser tan buena, que acabas siendo tonta, teniendo sexo con putos a ser posible, gimnasio, perros, cómicos televisivos, colorín, algún modelito, pijerío... y así hasta el infinito; un muestrario abracadabrante, y exacto con transexuales, políticos, pelotazos, adolescentes empalmados, resacas, músculos sin cerebro, flipadas místico-folladoras, príncipe azul, surf... sobre todo lo que conocemos, vemos, somos, compramos, consumimos, pensamos, deseamos, nos gustaría, creemos, nos hacen creer, soñamos, asentimos, wasapeamos, copiamos, americanizamos/españolizamos, modernizamos... esa cosa difusa y, a la vez, precisa que nos define, y no dice nada, ese ejército de tópicos adiestrados que supuestamente nos entienden y clasifican, esa ristra de chorradas que deberían hacernos reír, afirmar complacidos, que sí, que lo entendemos, y que gusto que haya otros que nos lo den debidamente presentado, hay que reconocerlo, magníficamente, con estilo, inteligencia, equilibrio, ni demasiado bestia ni demasiado floja, ni demasiado larga/corta/pesada/incorrecta/correcta... humildad, certeza, y rigor convencional.
Tan solo 7 semanas de rodaje en Sitges y Casteldefels, han sido suficientes para lanzar un producto atractivo y entretenido, que tuvo una buena acogida entre el público, siendo nominada a 7 Premios Goya, aunque no lograra ganar ninguna de dichas candidaturas, quedando a las puertas del premio.
La acción sigue a Ruth Belloso (Inma Cuesta), una joven investigadora en una universidad, que asistirá a las sucesivas bodas de sus ex, de los que fueron los “hombres de su vida”, sin que ella consiga encontrar a su media naranja.
¿Hay algo peor que tu ex novio se case con otra y te invite a su boda?
Sí, que te pase 3 veces en un mes, no saber decir que no, y que el único al que consigas convencer para que te acompañe, sea el nuevo becario, Dani (Martiño Rivas)
Así vamos a las bodas de un egoísta irresponsable, Pedro (Berto Romero); un inmaduro Mikel (Paco León), un surfista vasco, que ha decidido sentar la cabeza tras fumarse todo lo fumable; y un transexual, Álex (Laura Sánchez), que se ha hecho una operación de cambio de sexo, para casarse con un hombre, que engañaba a Ruth, en el lapso de descubrir su verdadera identidad sexual; componen el retablo de joyas con las que Ruth ha compartido buena parte de su vida.
Son 3 ex novios para 3 bodas.
Ruth, que es una mujer dependiente e incapaz de vivir una temporada en soledad, acepta ir a las 3 bodas, aunque es consciente de que le va a doler ver, cómo sus ex novios inician sus respectivas vidas de casados.
Así ahogará sus penas con los cócteles más alcohólicos, acostándose con desconocidos…
Y a todos ellos, se agrega Jonás (Quim Gutiérrez), que realiza un trabajo aceptable, adoptando el papel de un cirujano plástico que cautiva a Ruth, y ofrece la réplica perfecta para este dúo que goza de excelente química en la pantalla.
Los novios de Ruth, acabarán de perfilar su personaje, hablándonos de su pasado, y nos haremos una idea completa de su personalidad, y de cómo ésta ha ido variando a lo largo de los años, gracias a las relaciones que ha ido manteniendo con sus parejas.
Un cóctel explosivo para Ruth, que tendrá que enfrentarse a su pasado, y decidir con quién quiere compartir su futuro, provocando que durante la asistencia a las bodas, ocurran multitud de sucesos descabellados, cuya conclusión final será el debate interno de la protagonista, sobre a quién quiere con ella en su futuro.
3 Bodas de Más, resulta una película muy imaginativa, a veces sarcástica, y a veces parodia de los rasgos y el carácter de la vida amorosa contemporánea; con personas que no son lo que parecen, engaños, malentendidos, miedo al rechazo, falta de compromiso, en fin, el pan nuestro de cada día; para mostrarnos lo difícil que resulta poder reconocer a esa persona especial que, muchas veces, no está tan lejos como podría parecer.
Todo ello aderezado con un sentido del humor salvaje, soez y ordinario, pero también irónico y mordaz.
“¡Páralo, que el niño está empalmao!”
3 Bodas de Más, coge una fórmula tópica y predecible que siempre funciona, le añade momentos divertidos y un ritmo narrativo en sus situaciones, que la convierten en muy entretenida.
Y es que lo de “disfrazar” de fea a una belleza, en este caso Inma Cuesta, suele salir bien, porque el público masculino cree que se la podría ligar; y al femenino le suele atraer ese personaje con el que identificarse, que busca al “Príncipe Azul”, el cual suele estar enfrente todo el tiempo, hasta que la protagonista caiga en ello.
Todo ello sumado a la inseguridad y tumbos amorosos en el camino, que por motivos diferentes, suele gustar tanto a ellos como a ellas.
Una película que nos muestra las miserias humanas en su vertiente más hilarante:
Humor grueso, que milagrosamente no se hace zafio por el tono amable de la película; y halla un lugar de encuentro, donde el exceso tiene 2 caras:
Primero, dibuja un modelo social, que sigue enfrentándose a la modernidad sin tener muy claro de qué se está hablando; y segundo, deja en evidencia un universo superficial, donde las relaciones humanas y sentimentales, continúan instaladas en una inmadurez permanente.
Los diálogos no tienen desperdicio, no solo por el humor, los giros de la trama o, como decíamos, esa frescura que emana de las situaciones extremas, sino por la naturalidad con la que los actores los hacen suyos.
Una comedia que cambia de aspecto prácticamente en cada escena, y asume diversas personalidades, sin importarle demasiado eso que llaman, “unidad de estilo”, quizá porque ya no exista.
El marco narrativo, acoge a una bióloga tímida y desdichada en amores, una desbordante Inma Cuesta, que se ve inmersa en las celebraciones de boda de 3 de sus ex, y en diversos encuentros con otros hombres que irrumpen en su vida.
La naturaleza episódica y fragmentaria de la trama, se manifiesta en las 3 secuencias de las bodas propiamente dichas, que exploran 3 caras de lo hortera en intensidad decreciente, y con júbilo a veces lindante con el delirio:
En la primera, un surfista celebra una gran fiesta en la playa; en la segunda, un pueblo de “La España Profunda”, es el escenario de una ceremonia pintada con matices ferozmente expresionistas, goyescos; en la tercera, la más corta, todo se resuelve con un detalle salvaje, la coronación de una serie de chistes escatológicos que puntúan toda la película.
Lo divertido de todo, es el epílogo, donde 25 años antes, nos damos cuenta que los padres de Ruth se separaron, y antes de irse, su padre le hizo prometer que ella no sería como las demás mujeres, que agobian a los hombres, y no les dejan respirar; y que no tratará de hacer cambiar a sus novios; situación que explica, por qué el personaje de Inma Cuesta, es como es.
Así, la estructura viene definida en su título.
Serán 3 los escenarios principales, y las partes de la película en las que el personaje de Ruth, se verá sumergido en situaciones de lo más esperpénticas, para hablarnos de aquellas relaciones de pareja que no aportan nada.
La combinación de temática ultra recurrente, como los enlaces matrimoniales de terceros, y las cosas del querer y la maduración, la amabilidad estructural e inevitable chascarrillo grueso, funciona muy bien.
El funcionamiento de los ex novios en la trama, es muy oportuno.
Por un lado, sirven para retratar distintos momentos pasados de la vida de Ruth, porque cada novio no tiene nada que ver con el anterior, desde el surfero colgado de Paco León, al pusilánime listillo que hace Berto Romero, pasando por el transexual de pueblo, al que da vida Laura Sánchez.
Por otro, cada una de las bodas de estos personajes, es el catalizador para un momento clave de la historia, los puntos de giro.
Es un marco genial para hacer eso, porque permite que cada cosa suceda en un lugar y unas circunstancias muy diferentes, por tanto, con gags distintos y, sin embargo, siempre con esa idea de superar miserias personales.
De todas formas, de los 3 ex, hay uno que destaca inevitablemente sobre el resto, Berto Romero.
Es el más relevante, porque la película empieza con su ruptura, y porque es con el que culmina el cambio de Ruth.
Su personaje es genial, y tanto su escena de apertura como la broma con el perro, son de los que quedan para el recuerdo.
Sin embargo, la trama amorosa de Ruth, es quizás la parte más débil, porque es la que se ve venir en todo momento.
Es donde la parte de fórmula se ve más claramente, pero también es verdad, que quizás a este tipo de películas, uno no les pide tanto una capacidad de sorpresa como de diversión, y a este respecto, 3 Bodas de Más se reserva un gag brutal y muy políticamente incorrecto, en la revelación clave de esta trama amorosa.
Pero para más INRI, se desaprovecha a varios personajes secundarios, que sí arrancan unas cuantas sonrisas, como el de Sara (María Botto) su jefa, o el de Lucía (Silvia Abril)
Y llegamos a lo mejor, que reside en la tonalidad precisa del conjunto, con gags controlados y sin espectaculares situaciones cómicas; en la elegancia de la puesta en escena, con el acompañamiento de la cámara, y la música seleccionada, muy ochentera, donde destaca “Carrie” de Europe, que su protagonista canta a voz en grito mientras conduce.
Otras piezas son:
“Total Eclipse Of The Heart” de Bonnie Tyler; o “Enamorado de la moda juvenil” de Radio Futura, a Texas, KC & The Sunshine Band, o José Luis Rodríguez “El Puma”, o finalmente, el tema creado por Linda Miranda llamado “Ruido de Naves que Parten”, a una versión del “Everybody Hurts” de R.E.M. y “We Belong” de Pat Benatar; así como alabo la inclusión de música clásica para adornar las situaciones:
La Obertura de la ópera de Mozart, “Le Nozze di Figaro”, o “El Bolero” de Maurice Ravel.
Lo más rescatable de esta comedia, es que nunca se toma muy en serio, por el contrario, parece tomarle el gusto a reírse de los tópicos del género, escabullendo siempre a cualquier posibilidad de volverse solemne o reflexiva, dejando los momentos discursivos, en los hilarantes diálogos a cargo del personaje de la madre de Ruth, interpretada con mucha precisión por Rossy de Palma.
En su contenido, podemos ver ciertos mensajes cercanos a nosotros, como el ninguneo al que se ve afectada la protagonista por parte de su jefa, o ciertos momentos donde acude sola, pareciendo una “rara” en mitad de la fiesta.
Junto a esto, hay algunos momentos de humor, bien llevados y exagerados, como el momento/baño/mantón en la boda de Alex, o descubrir cómo quedó inválida la novia de Jonás…
Y la nota acerca a la cultura digital del consumo de contenidos audiovisuales a la carta, de manera innovadora y creíble.
Sin embargo, otros momentos no son tan acertados, y eso es lo que hace que la película no despunte.
El recurso de la canción de “Carrie” de Europe, resulta un guiño efectivo para aquella generación que recién entra en la cuarentena, con la que 3 Bodas de Más conectará especialmente.
“¿Por qué no se va a casar un surfer?
¡Esos son prejuicios!”
Todos queremos ser felices, y creemos que tener una pareja nos dará esa felicidad que tanto buscamos…
Todo va bien, mientras la tenemos, pero:
¿Qué pasa cuando esta relación se acaba, cuándo la persona en la que hemos puesto tantas expectativas y sueños, se va de nuestro lado, y nos deja?
¿Cómo nos enfrentamos a situaciones como éstas, cómo vivimos la vida a partir de ese momento?
El dolor de terminar una relación de pareja, es enorme.
Se rompen las ilusiones, el proyecto a futuro… se enfrentan las expectativas a la realidad.
Nos quedamos otra vez solos con nosotros mismos, y además, con una serie de interrogantes, algunos arrepentimientos, mucho miedo.
No es una tarea fácil desde ningún punto de vista; sin embargo, todo esto repercute en nuestra salud física y mental.
Recuerda que toda experiencia es momentánea... y que nada es para siempre.
¿Y por qué es esto?
¿Por qué sentimos tanto dolor?
La gran mayoría cree, que porque hemos perdido a la persona que “nos hace felices”, o que nos da seguridad, amor o compañía.
Pero, qué tal si esta no es la causa real de nuestro dolor…
¿Qué tal si está en nuestras manos, el sentirnos bien independientemente de que esa persona esté o no a nuestro lado?
Repito, una ruptura de pareja, implica un proceso de duelo por la pérdida de quien amamos.
Hay que rehacer la vida, y reconstruir la cotidianeidad paso a paso, puesto que a partir de ese momento, el proyecto vital vuelve a ser individual.
Asimismo, las nuevas tecnologías parecen que han ayudado a que sea más fácil terminar una relación:
Se calcula que 28 millones de parejas rompen al año por causas derivadas de Facebook o Whatsapp…
Si además ha sido el otro, quien ha elegido unilateralmente abandonar el viaje en común, la dificultad para aceptar la ruptura, es significativamente mayor.
Cuando la otra parte “lo deja”, pueden aflorar sentimientos de culpabilidad, “podría haber hecho algo para impedirlo”; abandono, “me ha dejado completamente solo”; baja autoestima, “¿quién me va a querer a mí ahora?”; y así.
Algunos de estos pensamientos son irracionales, porque distorsionan la realidad, y acentúan el dolor de la pérdida; por tanto, evita al máximo los estímulos o situaciones que te recuerdan a tu ex.
Es normal la tentación de meterse en Facebook, a ver qué está haciendo, ver fotos o llamar por teléfono, “era” el hábito.
Pero esto solo hará más difícil superarlo, te creará más dolor, y alargará la recuperación.
No se trata de olvidar, al fin y al cabo, es alguien que compartió parte de tu vida, sino de crear una nueva vida, de superar la situación.
Será especialmente importante al principio, evitar lugares que compartían, o ver fotos... y con el tiempo, no será tan doloroso.
Otras cosas que puedes hacer, cuando observes que estas a punto de “caer en la tentación” de ver fotos, visitar el Facebook, llamar… ponte inmediatamente a hacer otra cosa.
Por ejemplo, si vas a entrar en su Facebook, apaga el ordenador, y sal a hacer deporte… o a caminar.
Será tu decisión deshacerte de objetos como fotos o ropa; y a veces es mejor hacerlo.
Y por aquello del INRI, no vayas a la boda de tu ex, más si eres demasiado sentimental, y sabes que no podrás manejar la situación.
Aunque a veces no tengamos claro cómo superar una ruptura, y como en cualquier situación conflictiva, ten paciencia, y se tolerante contigo mismo.
No te pongas una fecha límite para encontrarte bien, y no desesperes si pasado cierto tiempo, siguen existiendo momentos de recuerdo y melancolía.
Es lógico que esto suceda, ya que has compartido un tiempo y vivencias muy privadas con esta persona, pero llegará el día en que el recuerdo no escueza tanto.
Si tienes experiencias previas en rupturas sentimentales, o pérdidas de alguien o algo de valor, sabrás que esto es así.
La realidad es que, en este momento, esa persona ya no está a tu lado, y puedes vivirlo de 2 maneras:
Con sufrimiento, dolor y resentimiento; o puedes aceptar y “amar” esta nueva etapa de tu vida, sacar lo mejor de ella, disfrutar de tu compañía, y apreciar los regalos que esta nueva experiencia te trae; o mejor aún, abrir el corazón a alguien más…
¿Qué eliges?

“¡Sí cariño, te rompo, te rompo!”



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