Body Of Lies

“Trust no one.
Deceive everyone”

Es curiosa y lamentable, la eterna capacidad del ser humano para exterminar a sus semejantes.
Millones de años de “evolución”, no han servido sino para que las maneras de acabar con los demás de manera violenta, se hayan multiplicado en sus formas y motivaciones.
Si hay un país obsesionado en erradicar el terrorismo, ese es Estados Unidos; que tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, el gobierno se llenó de furia y de venganza, y decidió llevar grandes aglomeraciones de sus tropas a diferentes países árabes, para comenzar o recomenzar una guerra contra los terroristas de Al Qaeda.
Con ese tema, una vez más, Hollywood se centra en esta guerra sucia, exprimiendo una temática que ya comienza a resultar reiterativa por lo excesivo; a falta de ideas…
Pero este cine “de Estado”, parte con una buena ventaja:
En principio, hacer películas contra los soviéticos, no era nada fácil, porque estos disponían, o al menos se beneficiaban de todo un contrapoder político, que sería la difusión por parte de los partidos comunistas de las bondades del socialismo…
Naturalmente, El Islam carece de algo así, y eso no deja de ser una ventaja, porque el resultado es que nos podemos tragar cualquier discurso que se haga sobre él.
Y ya son varias las películas que afincan su trama en el conflicto actual que hay entre Estados Unidos y el Medio Oriente, algunas son buenas, pero sin perder nunca la seriedad, otras son más dramáticas, para ser más tomadas en serio.
“You Americans, you are incapable of secrecy because you are a democracy”
Body Of Lies es una película de acción, del año 2008, dirigida por Ridley Scott.
Protagonizada por Leonardo DiCaprio, Russell Crowe, Mark Strong, Michael Gaston, Ali Suliman, Golshifteh Farahani, Sami Samir, Alon Aboutboul, Kais Nashif, Oscar Isaac, Simon McBurney, Michael Stuhlbarg, Giannina Facio, entre otros.
El guión es de William Monahan, basado en la novela del mismo nombre, escrita por David Ignatius, antiguo columnista de asuntos internacionales del diario The Washington Post, y publicada en 2007; sobre un operativo de La CIA, quien llega a Jordania para seguir a un terrorista de alto rango; siendo una crítica feroz contra la guerra, la burocracia, los militares... y la política de EEUU en general.
“Un tema que siempre me ha interesado como escritor, es la mentira y el proceso mediante el cual, engañamos a nuestros adversarios” afirma David Ignatius.
“Comencé a plantearme, cómo podría infiltrarme en una organización que fuera prácticamente impenetrable.
Si no puedes introducirte en ella:
¿Podrías hacerles creer que estás dentro?
El negocio del espionaje, se parece mucho al periodismo, se trata de identificar a las personas que tienen la información, ganarse su confianza, y hacerles cruzar la línea, y contarte cosas que a priori no tenían intención de contarte”, agregó el periodista, que es un veterano que cubrió los casos de La CIA y Oriente Medio durante 10 años para The Wall Street Journal, antes de unirse a The Washington Post, donde en la actualidad, es editor asociado y columnista.
Scott, que leyó el libro cuando aún estaba en versión galerada, afirma que “ofrece una perspectiva incisiva inusual, sobre lo que ocurre en primera línea de fuego, y sobre las personas en primera línea de fuego que marcan la diferencia”
Y fue esa agresiva y visceral perspectiva de las vidas reales de los espías del Servicio de Inteligencia, lo que intrigó a Scott:
“Me gustaba la idea de explorar el contraste entre el hombre de campo, y el hombre al mando”, afirma.
“La información es lo esencial”, dice el director; “y eso significa, que no puedes confiar en nadie, ni siquiera en tu mejor amigo.
Baja la guardia un segundo, y te estarán utilizando.
Y si diriges una organización importante para la seguridad nacional, sin esa actitud serías débil y vulnerable.
De eso se trata”
El guionista William Monahan precisa:
“La historia muestra el mundo del Servicio de Inteligencia, más o menos como es, como mínimo, con más pragmatismo y menos implicación política de la que se puede encontrar en La CIA real.
Me atraía la fragilidad de su cabecilla, ya que todos conocemos a alguien como él.
La historia del “peón”, me resultaba atractiva, porque en última instancia, todo es cuestión de la conciencia individual”, dijo.
El productor, Donald De Line afirma que “el libro de David es un inteligente y pulido “thriller” de espionaje, acerca de la clase de personas, y los niveles de engaño que son necesarios para penetrar en un país, una cultura, y por último, el enemigo.
Nos pareció que tenía muchos puntos favorables, para convertirse en un gran guión cinematográfico”
La producción, tuvo lugar en Washington D.C. y Marruecos; y sigue a Roger Ferris (Leonardo DiCaprio), el mejor agente de La CIA.
Su trabajo lo lleva de Oriente Medio a Washington.
Cada uno de sus pasos, depende de una voz al otro lado de un teléfono:
La del veterano, Ed Hoffman (Russell Crowe), responsable de las operaciones de La Agencia en todo Oriente Medio.
Desde su confortable casa, Hoffman le sigue la pista a un líder terrorista que está sembrando el terror mediante atentados con bomba, y parece capaz de eludir a la red de inteligencia más sofisticada del mundo.
Para sacar a los terroristas de su madriguera, Ferris tendrá que entrar en su turbio mundo...
Así vemos espionaje y terrorismo que convergen en una película que se aleja de panfletos, y se dedica a mostrar de un modo lo más realista posible, teniendo en cuenta que es una película dirigida a las grandes masas, la lucha contra los grupos terroristas de Oriente Medio.
“You're a fat fucking piece of shit.
We do this shit for a living.
Go on a Goddam diet!”
Body Of Lies trabaja duro para resultar políticamente vigente, y moralmente pertinente, y también, experta en cómo funcionan el espionaje, el terrorismo, La CIA y la política en Oriente Próximo.
Aquí, Monahan brindó un correcto guión, donde supo introducir un poco de todo sobre la temática terrorista post 9/11, y más allá de que el filme cae en un pequeño bache en la mitad de su metraje, justo cuando se desarrolla en demasía a los personajes centrales; pero que en líneas generales, llega a buen puerto, ya que la historia que se narra, está bastante bien estructurada, y posee un muy buen comienzo, esos primeros 40 minutos son impecables; y un muy buen tramo final, donde todo el despliegue de subtramas, cierran de manera coherente.
Por lejos, lo mejor es la excelente dirección de Ridley Scott, sobre todo en aspectos técnicos, ya que su manejo de cámaras es impecable, y las 5 o 6 escenas de acción que se desarrollan, son de una factura fílmica excelente.
Acompañado por una más que correcta dirección de fotografía, a cargo de Alexander Witt, quien por lo general, se ha encargado casi siempre de la segunda unidad de fotografía en filmes de notable calidad, Ridley Scott redondeó una más que eficiente labor detrás de cámara.
Y arranca cumpliendo a la perfección con todos los elementos exigibles a un buen “thriller” de espionaje de comienzos del siglo XXI:
Aspiración a cierto realismo visual, con su suciedad, cámara nerviosa... unida a una actitud crítica y descreída hacia las técnicas que usan, hoy en día, Los Servicios de Inteligencia.
Con la inmolación de un grupo de islamistas, tras verse rodeados por la policía en su apartamento en Manchester, donde preparaban un atentado; una potente escena introductoria que demuestra la globalización del terrorismo y de la célula islámica comandada por su líder Al-Saleem (Alon Abutbul), objetivo de La CIA; 2 hombres, son los principales responsables de darle caza:
Roger Ferris y Ed Hoffman.
El paso siguiente, es constantemente agitado, y mantiene la tensión y la relación estrecha entre los 2 personajes principales, al tenerlos en países diferentes:
El primero, es un agente que se encarga de operar en el terreno; mientras que Hoffman es el que da las órdenes.
Unas órdenes que da es un su mayoría, no tan sólo a miles de kilómetros de distancia, sino desde su casa, llevando a su hijo al colegio, o viendo a su hija jugando al fútbol desde la más absoluta frialdad y comodidad digna de un burócrata, a la hora de dar las indicaciones a Ferris, e incluso preparar operaciones paralelas a la principal, que perjudican en el trabajo de su agente de campo.
Unas formas de trabajar y de dar órdenes poco elogiables por parte de una organización tan importante como La CIA, un aspecto que se remarca de manera destacada.
El espía de La CIA, Roger Ferris, diseña un audaz plan para atraer al líder terrorista Al-Saleem, fuera de su escondite, haciéndole creer que una organización rival, y completamente falsa, se ha vuelto tan mortífera y efectiva como la suya.
Pero los artificios que tan hábilmente idea el agente, se ven imbuidos por varias capas de argucias, perpetradas simultáneamente por su superior, Ed Hoffman.
Este implacable estratega, no se detendrá ante nada, en nombre de la seguridad nacional, incluso si ello implica sacrificar a su mejor hombre de campo.
A medida que el irreversible plan de Ferris gana impulso, los conflictos con sus 2 aliados más cercanos, amenazan con converger con una crisis de conciencia, que le deja en una posición terriblemente vulnerable.
¿Le traicionará Hoffman, como ha hecho con muchos otros?
Mientras tanto, si El Jefe del Servicio de Inteligencia jordano, Hani Salaam (Mark Strong) descubre que Ferris dirige una operación secreta para atrapar a Al-Saleem, la esperanza de vida de éste en Jordania, podría medirse en minutos.
El desprecio de Hoffman, por el coste en vidas humanas de sus operaciones secretas, no es lo único que preocupa a Ferris.
En el mortífero mundo de doble juego en que habitan estos hombres, confiar en alguien, incluso en la persona que presuntamente te respalda, puede resultar fatal.
Aunque Ferris debe confiar en cierta medida, en que Hoffman le proteja cuando él no puede hacerlo, conoce demasiado bien los juegos psicológicos y de poder de Hoffman, así como sus cuestionables tácticas, que comprometen el cultivado servicio de información de Ferris, y la facilidad con que sacrifica a las personas que dejan de serle útiles.
En última instancia, la supervivencia de Ferris, y el éxito de su misión, dependerán de la única persona que conoce en quien puede confiar:
Él mismo.
Body Of Lies permite múltiples interpretaciones y visiones:
Muestra de qué son capaces los funcionarios de La CIA para alcanzar sus propósitos, pero también expone la brutalidad y el horror del terrorismo.
El tema central en el que se basa el conflicto, como su título lo sugiere, es el engaño, y como a veces se tienen que traicionar a los supuestos aliados y amigos en La Guerra Contra El Terrorismo; y también sostiene la idea, de que a veces el ingenio, y el saber usar a las personas, sirven más que la tecnología y los recursos monetarios para alcanzar un fin.
Body Of Lies nos habla, de manera crítica, sobre la manera de actuar de los EEUU contra los terroristas islámicos, y de cómo colaboran con los diferentes gobiernos de los países implicados, como Jordania, y de las “redes de mentiras” que entre estos supuestos colaboradores se forman, y donde el verdadero sufridor, es el agente que está en suelo enemigo; y se beneficia, más allá del interesante argumento, de la agilidad en como suceden los acontecimientos, y de la incorporación de un tercer personaje:
Hani Salaam, Jefe de Inteligencia jordano, que complementa a los 2 principales, y que conforme avanza el metraje, adquiere más protagonismo.
Por otro lado, al tratarse de un filme de espías, las escenas de acción no escasean, secuencias que Scott rueda apoyándose en la tensión previa, y a las que le da bastante dinamismo, y que ayudan a que el filme no acabe encallándose.
El monólogo inicial de Hoffman, sobre La Guerra Contra El Terrorismo que proponen algunos grupos islámicos, con una interesante reflexión acerca de la confrontación entre hombres del futuro, “agencias de inteligencia”, y hombres del pasado, “organizaciones terroristas que prefieren contactar cara a cara y desestimar la tecnología para comunicarse para no ser identificados”; y la creación de un célula islamista ficticia, para conseguir detener a Al-Saleem; son 2 de las principales bazas.
Todas las subtramas, desembocan hacia la principal, encontrar a Al-Saleem, incluida la tópica, pero efectiva trama amorosa entre Ferris y Aisha (Golshifteh Farahani), la enfermera jordana, de origen iraní.
Ridley Scott, sin lograr escenas particularmente deslumbrantes, va construyendo una película de una gran sofisticación visual, donde con gran facilidad, penetramos en el día a día del espionaje contemporáneo en Oriente Medio.
Quizás, toda la media hora inicial, sea lo más atractivo, no en el sentido de que el argumento enganche, pues pasarán cosas mucho más interesantes más adelante, sino en el de maravillarnos con la capacidad de Scott, para hacernos amena una concatenación de hechos que no llevan a ningún sitio.
Durante su primera parte, lo que nos ofrece, es un apretado resumen de la situación mundial, de los métodos para luchar contra una amenaza radicalmente nueva, y de la mentalidad de los “nuevos soldados”, que estos nuevos tiempos requieren.
En esa novedad, con aspiraciones documentales, es donde radica el principal interés.
No hay nada para objetar en el rubro actuaciones, ya que tanto Russell Crowe como Leonardo DiCaprio, han estado sumamente correctos en sus roles protagónicos.
Por el lado de Crowe, hay que decir que se desempeña muy bien en el típico papel de burócrata, que dirige todo desde una línea segura, mientras otros arriesgan con su vida, las estratagemas que La CIA plantea.
Y nos pone 2 personajes contrastantes en el mismo lado:
Ferris, el hombre de La CIA en el suelo, es un arabista dedicado, fluido en el idioma; que se basa en la confianza, el conocimiento local y la inteligencia humana.
Hoffman, su superior, que vive entre su casa en Washington, DC; y en La CIA en Virginia, es más maquiavélico:
Autoriza el engaño, de doble cruce, y la violencia por teléfono, y sin escrúpulos.
Él es un consumidor estadounidense de tecnología avanzada, como de grandes cantidades de alimentos, y eso se muestra en su sobrepeso.
Al principio, Hoffman explica a sus superiores, que la retirada de los terroristas de los métodos de comunicación de edad “pre-tech”, hace inútiles las herramientas de la alta especificación utiliza La CIA, y aumenta el valor de los métodos de inteligencia humana de Ferris.
Evitan los teléfonos móviles y ordenadores, que prefieren la comunicación cara a cara, y mensajes escritos codificados.
Por el contrario, los estadounidenses utilizan avanzados sistemas de comunicación, véase a Hoffman y Ferris que hablan regularmente por teléfono; y vigilancia como aviones de espionaje a gran altitud, que ofrecen un punto de vista a lo largo, como si fuera un “Big Brother” de alta tecnología.
Esta fue la sugerencia de Scott, que La CIA tuviera la tecnología, pero no la inteligencia humana para luchar adecuadamente contra el terrorismo en el Medio Oriente; a pesar de la distancia a Hoffman, la fuerza y las consecuencias no deseadas de sus esquemas, a menudo son transmitidas por el azar.
La diferencia está subrayada, cuando Ferris, sufriendo credibilidad, es debilitado, con colegas heridos y riesgo personal, que recuerda que “somos una organización orientada a los resultados”
Russell Crowe comentó:
“Obviamente, Body Of Lies es una película, y no se pueden considerar hechos reales, pero para mí era importante, que la gente se hiciera una idea de lo que supone, en términos de engaño, dirigir una organización como La CIA, especialmente en un lugar donde existe un arraigado conflicto cultural.
Tienes que mantener una perspectiva muy alejada, para ver por dónde van los tiros”
Hoffman es hoy, en cierto modo, más importante que los militares, los políticos, los diplomáticos, o los agentes sobre el terreno.
En realidad, todos ellos no son sino colaboradores de hombres como Hoffman, que son quienes de hecho, dirigen la gigantesca máquina bélica en Oriente Medio.
Vemos en este personaje, la precisa materialización de una revolución de las cualidades, y modo de vida del dirigente.
El personaje de DiCaprio, por contra, representa un cierto pasado, un anacronismo.
De hecho, Hoffman podría trabajar para una multinacional de la informática, y tendría una carrera similar, y pensaría poco más o menos lo mismo.
Hoffman es un prototipo destacado del nuevo triunfador, hogareño, afable, que viste informal, y teletrabaja.
Su estilo de vida, con esposa e hijos, es característico de la clase media-alta de Estados Unidos, pero ya también de todo el mundo.
Desengañémonos.
Su forma de pensar y su estilo de vida, son los del futuro al que todos aspiran.
Hoffman es el técnico brillante y organizador, que piensa en términos globales, y está obsesionado por los resultados.
Y es precisamente su falta de lastre psicológico y anímico, lo que le da la desenvoltura con que maneja la maquinaria técnica y organizativa de los servicios de inteligencia.
Puede que nos deshagamos de dictadores o terroristas, y sea lo que fuere lo que pueda pasarle a un Hoffman en particular, así al nuestro las cosas se le tuercen, los tipos como él, seguirán mucho tiempo entre nosotros, “salvando la civilización”, como irónicamente desde el jardín le dicen a su esposa, justificando el por qué se han levantado una mañana tan temprano...
Nada desdeñable, es la aparición de Mark Strong como Hani Salaam, un hombre elegante y calmado, al que no le gustan que le engañen, o le traicionen.
El impecablemente artificioso y refinado Hani, es tan sutil y sereno como Hoffman, obstinado y descarado.
No obstante, hay algo amenazador tras la elegancia de Hani, que esconde una ferocidad propia del hombre que ejerce un poder en Jordania, sólo superado por El Rey.
Strong resalta:
“Creo que el hecho de que Hani se preocupe tanto sobre sí mismo, implica que es igual de meticuloso en su trabajo.
Es alguien con quien no deberías meterte”
Cierran el reparto, la actriz iraní, Golshifteh Farahani que interpreta a Aisha en su debut cinematográfico en Hollywood; Ali Suliman como Omar Sadiki, el cebo involuntario que Roger Ferris utiliza en su tarea de atraer al terrorista Al-Saleem fuera de su escondite; Alon Aboutboul como el enigmático, Al-Saleem; Oscar Isaac como Bassam, el aliado de Ferris en Samarra; y Simon McBurney como Garland, la plataforma de campaña unipersonal, que manipula la tecnología para hacer que Sadiki parezca una amenaza para Al-Saleem.
Podríamos cuestionar, las motivaciones del personaje de DiCaprio, que se derivan de la trama romántica.
Él es un hombre divorciado, que se encuentra muy solo, y es entonces, cuando aparece el personaje de Aisha.
No digo que el amor a primera vista no sea posible, pero nos lo presentan todo como un mero interés por comenzar a conocerla, y luego Ferris da la vida por ella…
El personaje de Golshifteh Farahani, no está muy bien retratado, y se nota que está muy metido a la fuerza.
¿Quién se va a creer, que un espía tan avezado, se dedique a pasear con su chica por ahí, poniéndole sencillo a cualquier terrorista para que la secuestre?
Los de La CIA son tan duros, que tienen la orden de matar a su compañero, si este termina siendo capturado por el enemigo, para que no le puedan sacar información a base de golpes, pero luego van y se entregan a los terroristas de turno, a cambio de que éstos liberen a una mujer…
La escena de casi el final, con Leo salvado “in extremis” de la tortura y la muerte en mitad del desierto, es de risa floja; además que se fracasa a la hora de profundizar en el conflicto árabe-estadounidense en toda su fuerza, dejándose algunos apartados en el camino, o desarrollándolos de manera simple o precipitada.
Otro problema es que muchas veces no te enteras de las cosas, porque va un poco rápido, pero claro, eso favorece a que la obra no se haga pesada.
Lo que sí se puede ver como razonable, son las 3 reflexiones que se propone:
1. Que el poderío de las armas modernas, no dan la ventaja que se piensa.
2. Que la intolerancia a la cultura ajena, genera aún más odio.
3. Que los burócratas occidentales, son como los propios terroristas.
Las escenas de Russell Crowe, mandando matar a gente, sin escrúpulos ni remordimientos, mientras es muy atento con una señora que tiene al lado, o mientras está acostando, y cuidando a sus hijos, son perfectas.
Me ha gustado, cómo describe ese contraste entre el mundo pobre, y el mundo acomodado.
La escena final, en que torturan a Leonardo DiCaprio, y éste, mediante “flashbacks”, recuerda cuando torturaba él, es genial; pues demuestra que el gobierno usa los mismos métodos que los terroristas a los que tanto les recrimina.
Transmite fielmente, la sensación de que llegados a un punto, después de tanta atrocidad, es necesaria una situación extrema, para poder recordar la propia humanidad, y sentir empatía con nuestros semejantes.
Genial la frase al final, cuando tienen la conversación el espía y su jefe:
“¡A nadie le gusta Oriente Medio!
A lo que él responde:
“¡Quizás ese es tu problema!
También, cabe destacar cómo “secuestran” a Leonardo DiCaprio, ante la impotencia, aunque tampoco se preocupe demasiado, de Russell Crowe, que pese a sus satélites de $200 millones, lo pierde entre la gran nube de polvo levantada en medio del desierto, por los 4 todoterrenos Toyota de los terroristas.
Y llama la atención, cómo los grandes jefes, responsables de la política antiterrorista, sacrifican a sus mejores hombres como peones de ajedrez, cuando ya no les son útiles.
La sangre fría que tienen al torturar prisioneros, o interrogar a chivatos, y deshacerse de ellos sin contemplaciones.
La poderosa tecnología que emplean para liquidar terroristas, gracias a sofisticados satélites que localizan a cualquiera, con tan sólo usar el móvil.
Cierto, que Body Of Lies no cuenta nada que no sepamos, pero aun así, la trama es interesante por estar de plena actualidad, abordando el terrorismo internacional, y la relativa facilidad de los integristas, para cometer sangrientos atentados en cualquier parte.
“Ain't nobody likes the Middle East, buddy.
There's nothing here to like”
En la actualidad, en el oscuro submundo del espionaje mundial de alto riesgo, el poder no se mide en términos de armamento o tecnología, sino en términos de la cantidad de información vital, que una persona puede adquirir, y controlar de forma real o simulada.
Un dato real e interesante, es el grupo terrorista ISIS, también llamado Estado Islámico, se ha convertido en la versión 2.0 de Al Qaeda.
El Estado Islámico de Irak y Siria (ISIS), se cuenta, es una creación de la inteligencia de Estados Unidos.
Una banda de piratas, aparentemente imparable, que comenzó a saquear Siria e Irak, alcanzando su punto culminante con demostraciones incontrolables de terror.
Tal parece, era originalmente, una entidad afiliada a Al Qaeda, creada por la inteligencia de Estados Unidos, con el apoyo del MI6 británico, el Mossad de Israel, la Inteligencia Inter-Servicios de Pakistán (ISI), y la Inteligencia de Arabia Saudita (GIP).
Y no pasó mucho tiempo, antes de que la gente comenzara a percatarse del hecho obvio, de que esta crisis de ISIS, fue inducida por Occidente y sus aliados de los Estados del Golfo, que proporcionaron los argumentos necesarios, para llevar a cabo los planes largamente deseados por parte de Washington, de intervenir militarmente en Siria.
Luego vinieron las decapitaciones, protagonizadas por el británico, yihadista John, en una serie de vídeos en los que aparentemente se mostraban a víctimas estadounidenses y británicas, que sentaron las bases para influir en la opinión pública por etapas, y reforzar el establecimiento de más ataques aéreos liderados por Estados Unidos.
Videos que según muchos medios alternativos, serían completamente falsos...
Por otro lado, algunos medios alternativos, revelaron que Israel está profundamente involucrado en ayudar a la insurgencia islámica en Siria.
Estos medios afirman que ISIS, podría estar regresando a Libia, con el fin de atraer hacia allí, una nueva campaña aérea de La OTAN, en el norte de África.
Lo que parece indiscutible, es que la historia de ISIS, continuará desarrollándose; al fin y al cabo, según se ha informado:
“El gobierno de Obama, se está preparando para llevar a cabo una campaña contra El Estado Islámico en Irak y Siria, que pueden tomar años en completarse, lo que requiere un esfuerzo sostenido, que podría durar hasta después de que el Presidente Obama haya dejado el cargo, de acuerdo con altos funcionarios del gobierno”
Estamos pues, ante un conflicto de “carácter hereditario”, supuestamente creado con el fin de sentar las bases argumentales para intervenir militarmente en esta región, a corto y medio plazo.
¿Qué sucederá, si este conflicto es heredado por un Presidente aún más belicista que Obama, como podría ser el caso de Donald Trump?
En definitiva, la incursión de las brigadas del Estado Islámico en Irak, a partir de junio 2014, fue parte de una operación de inteligencia militar, cuidadosamente planeada y secretamente apoyada por los EEUU, La OTAN e Israel.
El mandato de lucha contra el terrorismo, es una ficción.
Estados Unidos, es el estado patrocinador #1 del terrorismo.
El Estado Islámico, está protegido por ellos y sus aliados; porque si hubieran querido eliminar las brigadas de ISIS, bien podrían haber bombardeado sus convoyes de camionetas de Toyota, cuando cruzaron el desierto de Siria a Irak.
El tiempo dirá…
Cualquiera que se atreva a cuestionar la validez de La Guerra Contra El Terrorismo, se marca como terrorista, y se somete a las leyes antiterroristas.
El objetivo último de La Guerra Contra El Terrorismo, es someter a los ciudadanos, despolitizar totalmente la vida social en los Estados Unidos, evitar que la gente piense, y conceptualice, desde el análisis de los hechos, y cuestionar la legitimidad del orden social inquisitorial que gobierna los Estados Unidos y otros países.
Así se llega a esa teoría de la conspiración, que sostiene que EEUU creó ISIS.
Puede ser una exageración… pero sí es verdad que EEUU ha creado las condiciones para que nazca con sus guerras y alianzas.
Y cuidado en mezclar ISIS, yihadismo, e inmigración.
Las mentiras y la irresponsabilidad política, tampoco ganan guerras, solo pierden elecciones.
Por tanto, dedicarse al espionaje en el siglo XXI, en una de las regiones más peligrosas del planeta, implica obtener información por todos los medios necesarios, y poner tu vida contra las cuerdas, en un mundo donde la información que conoces, puede ser tu mejor activo... o tu peor responsabilidad.

“I and the public know what all schoolchildren learn, those to whom evil is done, do evil in return”
W.H. Auden



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