We Are Your Friends

“All you need is a laptop, some talent, and one track”

La Generación Y, también conocida como Generación del Milenio, o “Milenial” es la cohorte demográfica que sigue a La Generación X.
No hay fechas precisas respecto a cuándo La Generación Y comienza y termina; los comentaristas utilizan las fechas de nacimiento, desde comienzos de la década de 1980/1981 hasta 2000s.
En los medios de difusión, mucho se habla de estos individuos como “Digital Natives” lo que significa que, para ellos, el empleo de la tecnología es parte de su vida ordinaria, pues desde sus primeros años de edad, han nacido y se han criado con al menos un dispositivo electrónico al alcance de la mano, y para ellos, las nuevas tecnologías no son misteriosas ni complicadas prácticas a las que es preciso adaptarse.
A nivel mundial, esta generación se caracteriza por el empleo continuo de teléfonos inteligentes, uso de redes sociales, un patrón de consumo que descansa fuertemente en el “boca a boca”; así como apego a la tecnología, lo que ha dado origen a los estudios sobre “Fear of Being Offline” (FOBO)
Muchos melómanos de esta generación, son DJs.
Un “disc jockey”, también conocido con la abreviatura de DJ, es una persona que selecciona y mezcla música grabada, propia, o de otros compositores y/o artistas para audiencias, y fiestas.
Originalmente, el término “disc” o comúnmente “disk” en inglés estadounidense, se refería a los discos fonográficos, y no a los posteriores discos compactos.
Hoy, el término incluye cualquier tipo de reproducción de música, independientemente del medio que se use.
En particular, la música electrónica de baile, EDM, por sus siglas en inglés de “electronic dance music”, es un conjunto de géneros de música electrónica, como el house, techno, trance, eurodance, italo-disco, drum and bass, el híbrido dance-pop, entre otros; orientada principalmente al baile, y se caracteriza por estar realizada con sonidos sintéticos y ritmos bien marcados y repetitivos, con letras pegadizas, cuando no es música instrumental.
Para el año 2005, ser DJ evolucionó hacia el uso de los archivos digitales de MP3, los cuales introdujeron una transformación mayor dentro de ese mundo; y con el desarrollo del software, los smartphones, el USB, y otros archivos digitales, se ha hecho más fácil y económico a partir de 2007, el ser un DJ, debido a que a diferencia de décadas anteriores, entre los años 1947 y 2005, existen herramientas que permiten mezclar música sin hardware externo.
Así, el auge de la música electrónica, a principios de la década de 1990, y la creación de famosos festivales musicales a fines de la misma, por todo el mundo, han popularizado la imagen del DJ, sobre todo en las generaciones más jóvenes.
Pero un DJ, no es solo “pinchar música”, tiene la obligación de saber de audio y sonido, una obligación que se tiene que cumplir sin escusas.
No se trata se llegar el nivel de ingeniero, sino de tener las bases de lo cual llamas “profesión”
Al final de todo, a la pista de baile no le importa qué uses, o cuánto gastes en ello, ni las fotos que tomes…
A la pista de baile le interesan los resultados, y eso se enfoca ser DJ.
“Oh, I'm a loser?
Says the guy with drug dealer friends and no car”
We Are Your Friends es un drama del año 2015, dirigido por Max Joseph.
Protagonizado por Zac Efron, Wes Bentley, Emily Ratajkowski, Jon Bernthal, Shiloh Fernandez, Alicia Coppola, Jonny Weston, Jon Abrahams, Diana Prince, Jacqui Holland, Lauryn Morse, Stacey Bender, Karen Ann Cabrera, Korrina Rico, Scarlett Benchley, Alex Shaffer, Tina Grimm, Marianne Bourg, entre otros.
El guión es de Joseph y Meaghan Oppenheimer, sobre una historia de Richard Silverman; el cual sigue a un DJ joven, tratando de triunfar en la industria musical; los obstáculos que encuentra en su camino, la influencia de un carismático productor musical, hasta llegar al éxito.
Este tipo de género, que mezcla drama y comedia, es el que la mayoría de las personas disfrutan, con una buena risa, y una historia sencilla, a veces son necesarias para relajarse, pasar un buen rato, liberar endorfinas, y olvidarse del estrés diario.
La historia, está contextualizada en el mundo de la música electrónica que tanto está de moda, porque ahora todos somos DJ…
El lugar al que se circunscribe, es El Valle de San Fernando, California, esa franja de tierra al otro lado de Hollywood, cuna de la pornografía.
Vemos a 4 amigos:
Cole Carter (Zac Efron), Ollie (Shiloh Fernandez), Mason (Jonny Weston), y Squirrel (Alex Shaffer), que pertenecen a una clase social más bien baja; son los marginados del sistema, jóvenes desorientados que llevan vidas grises, aunque se convencen de lo contrario.
Mientras uno vende drogas, el otro sólo se preocupa por llenar el club con jóvenes guapas, y otro más no está muy convencido de cómo embona en todo esto.
Por ahí también hay un empresario de bienes raíces… Paige (Jon Bernthal)
Y lo único que tienen como vía de escape estos 4 amigos, es el “Social”, la fiesta a la que van a bailar y a divertirse todos los jueves.
Pero la acción se centra en Cole Carter, un joven DJ de 23 años de edad, que lucha por su sueño, de convertirse en un importante productor discográfico.
Cuando James Reed (Wes Bentley), un DJ más experimentado, se convierte en su mentor, Cole conecta con la novia de James, Sophie (Emily Ratajkowski)
El popular músico, advierte el potencial talento de Cole, y decide apadrinarlo para perfeccionarlo en el arte de pinchar discos, pues James pertenece a la generación analógica de disc jockeys; mientras Cole a la digital.
El choque entre estas 2 tradiciones, se ve cuando James le dice a Cole, que una buena canción, no se hace con sonidos de la computadora, sino con sonidos de instrumentos reales.
Pero paralelamente a ello, la relación de Cole con Sophie florece, y se rompe el vínculo con su mentor, lo que obliga a Cole, a tomar parte en las decisiones difíciles sobre su futuro.
Mientras sus sueños se cristalizan, el joven y sus amigos, viven en el desparpajo, los tragos son gratis en un club de poca monta, los ligues están a la orden de la noche, los estupefacientes son sus aliados para tener verdaderas alucinaciones; aparentemente no hay nada de malo en ello.
A través de ciertas situaciones, así como una que otra noche teñida en colores neón, Cole se irá involucrando con la gente adecuada, para poder explotar su talento como creador, y como ensamblador de canciones.
En un momento, él comprende que el “track” perfecto, y el que lo llevará a la gloria, tiene que ser un mix de los sonidos que lo rodean a diario:
El de una moneda dando vueltas en una mesa, la voz de su amada, el sonido de una perforadora en el techo de una casa, el latido de su corazón… es ahí donde se encuentra escondida la clave del éxito de la música para pastillas.
Paralelo a esto, se topará con las desavenencias, encrucijadas morales, con algunos “beats” de existencialismo.
Todo con un ritmo fluido, orgánico y armonioso, donde el armado de las canciones para los DJ, y lo que define su estilo, tiene un abordaje interesante y digerible para todos.
El director, Max Joseph, sabe captar el aire melancólico de la tardes de San Fernando, la atmósfera cargada de nostalgia de esos días en los que los amigos andan a la deriva, buscando ser alguien.
También, es destacable la importancia que le da al sonido hacia el final, acompañado de una estética visual marca MTV, que a muchos puristas de la imagen, puede molestar.
Pero es la historia de una persona que busca su camino, que cree que está destinado a la grandeza, y que finalmente, no era así, estaba destinado a apreciar la grandeza que dejaba atrás.
We Are Your Friends no sólo busca ser graciosa, sino que plantea una encrucijada, en la que todos nos podemos encontrar alguna vez, entre el amor, la lealtad, y el futuro; por lo que tiene una nota válida, perdurable, entre la fiesta y la locura nocturna, esa será la de que, pase lo que pase, no se debe olvidar quién eres, y de dónde vienes.
“The world is yours”
We Are Your Friends, es el debut como director de Max Joseph; y cuenta el paso a la madurez de un joven, que intenta salir adelante pinchando música en fiestas de todo pelaje.
“Es una historia sobre la transición al mundo de los adultos”, relataba el director.
Y Joseph conoce bien al público juvenil, sabe que es lo que quieren ver, y lo que los inspira.
Es precisamente, en esas partes, donde We Are Your Friends brilla, y se siente genuina; los escasos momentos en donde logra alejarse de los clichés de la juventud, y explora la esencia de la música, a través de las aspiraciones personales y profesionales de Cole; y a su vez intenta 2 cosas:
Ser una cinta sobre música, y a la vez ser un drama juvenil.
La primera parte, se concentra tal como el título anticipa, en la música, los amigos y, claro, la fiesta.
La segunda, inesperadamente, se convierte en un drama adolescente.
Da la impresión, de que a la mitad del guión, los realizadores se dieron cuenta de que la trama era demasiado superficial, y decidieron meterle una dosis de drama apresurado en el desenlace…
La escena final funciona como el eslabón que une a estas 2 temáticas, pero no lo logra al 100%, pues para este momento, la moraleja que la historia plantea, no logra trascender debido a esta confusión.
Todo el metraje, se reduce a la búsqueda del “one track to start”, nunca lo niegan, no lo esconden, simplemente te llevan por un paseo en la vida de un joven DJ, que está buscando ese sonido que lo va a hacer ganador y especial.
A través de la vida de Cole, somos testigos de las noches inacabables, fugaces, llenas de color y luz; y las mañanas tras la fiesta, plagadas de luz, con aire de sueño, del que no se acaba de despertar, tan comunes hoy en día, donde no se lleva la sutileza o la contención.
Podría decirse que aquí está el retrato generacional del “nuevo milenio”, y muchos alzarán la ceja, porque se cree que se habla de banalidades tales como “salir de fiesta” o “ser el próximo DJ de éxito”
Pero reflejaban una realidad, la incansable necesidad de evadir un entorno que nunca será tan bueno como cuando la música empieza a sonar.
El desencantamiento, es nota común hacia unos amigos que han madurado demasiado rápido, hacia un trabajo que ni llena ni recompensa, y hacia, como siempre, una chica:
Emily Ratajkowski, probablemente nunca gane un Oscar, pero aquí es perfecta siendo Sophie; la perfecta encarnación del sueño adolescente, una chica con la que deseas compartir copas hasta el amanecer, y olvidarte de que el día de mañana, no reserva nada mucho mejor.
La noche en Las Vegas que comparten Cole y ella, es pura ensoñación, la clase de noche, en la que por una vez, Cole fue tan grande como pudo soñar.
Del otro lado está James, el DJ de moda, y finalmente mentor en ese, puede que banal arte, por no mencionar dueño de Sophie, y de la calma más grande que cualquiera puede tener, como es la calma de sentirse adorado, y no tener que dar respuestas a nadie.
Wes Bentley, recupera carisma actoral, mientras Cole le odia en la sombra, y le cree acomodado a su éxito, pero la historia guarda una última y demoledora sorpresa por mano de James:
Ni todo es tan color de rosa, ni el mundo será siempre el edén que hemos imaginado; y supone una paliza moral, por no contar la física de Cole, el darse cuenta de que la madurez no garantiza el billete dorado a ninguna parte.
De que los sueños serán tan grandes, como sea la realidad para alojarlos, y esta es extremadamente, enormemente, pequeña.
En cambio, el proceso de formación del DJ, luce más atractivo, con fórmulas para hacer bailar a las masas, para entrar en sus corazones, y para componer hits con personalidad.
Un “ABC” nada despreciable para cualquier proceso creativo, con Wes Bentley como guía, el personaje más logrado del filme.
En paralelo, hay un mundo de drogas, sexo, excesos, y ritmos que van “in crescendo”, hasta hacernos mover los pies en la butaca.
Una especie de banda musical, que suena demasiado fuerte para el resto de las respuestas cinematográficas, que termina diciéndonos, que siempre podemos ser mejores ¿músicos, personas?
Frases e ideas sueltas, para un drama de amigos que va del descontrol, a la fórmula pacata sin anestesia.
Hablando del elenco, Zac Efron nos muestra que tiene potencial dramático; de hecho, para preparar su papel, Efron recibió lecciones de DJ, y mezcla del conocido DJ Alesso.
En cuanto a la protagonista femenina, la modelo convertida en actriz, Emily Ratajkowski, tiene mucho camino por recorrer en términos de actuación, pero tiene madera para convertirse en la nueva “It girl” de Hollywood.
El resto de personajes, lo componen jóvenes de clase media baja que buscan su identidad en Los Angeles; la tienen difícil:
No estudian, y tienen una enorme avidez por el dinero, por lo que sus ambiciones reales, sus gustos, y deseos más profundos, siempre están en riesgo de pasar a un segundo plano.
Con toques fácilmente bombardeables, tenemos clips de fiestas, de descontrol, lugares comunes, incluso en la historia, juventud moderna abierta al escrutinio público de quienes como adultos, hoy olvidamos el pasado reciente, etc.
Pero también en el estilo, We Are Your Friends tiene un pequeño triunfo; mezcla técnicas visuales, que aunque sean un breve oasis en medio del metraje, con el sonido de la electrónica obtienen un pulgar arriba, que lamentablemente luego se pierde en el todo.
De hecho, en taquilla no le fue tan bien, recaudando un total de $1,8 millones de los $6 millones de presupuesto.
El público, le ha dado la espalda a esta historia de un DJ que para convertirse en una superestrella, tan sólo necesitaba “un portátil, algo de talento, y una canción”, como rezaba el eslogan; la típica historia hollywoodiense, de un chico que quiere triunfar, encuentra a un mentor, un DJ retirado con problemas, y con historia de amor de por medio.
Y al parecer, a los verdaderos amantes de la música electrónica, no les agrado mucho la forma en que se hizo ver a los DJ en We Are Your Friends…
Un relato que no se asemeja mucho a la realidad de miles de DJ, que trabajan duro cada día por perseguir sus sueños.
Probablemente, el fracaso podría ser atribuido a que lanzaron donde decía que, “para ser DJ sólo necesitas una computadora, algo de talento, y una canción”, que no fue bien recibida especialmente por los DJ, quienes en su mayoría, atacaron la obra cinematográfica.
La música es, pues, un telón de fondo.
We Are Your Friends, podría haber utilizado todos los hits que ahora más lo petan en la EDM, contar con cameos de algunas de sus estrellas, pues están Nicky Romero, Alesso y Dillon Francis, pero de manera testimonial; utilizar toda clase de referencias musicales en sus diálogos, para que des un leve codazo de excitación.
Pero no hay nada del entusiasmo que genera una música puramente lúdica.
No sólo por el tono, sino por la evolución de los protagonistas, que es plana, o lo que es lo mismo, nula.
Tanto que los amigos quedan de lado, el de bienes raíces se desaparece, la chica queda como una zorra, o al menos que los DJ la compartan como “fluffer” y queda en nada la cercanía que rinda tributo a un amigo muerto por saber qué, al final de una historia que no se sabe porque “nosotros somos sus amigos”; y hecha por la borda, el inmenso potencial de la música a la que intenta engrandecer.
Y es que pocos géneros musicales, se me ocurren capaces de brindar una experiencia sensorial potente y vertiginosa, como la que malgastan acá.
Por el contrario, la historia salta de la trama romántica más predecible jamás concebida, a una especie de refrito, en un triste intento de dotar de profundidad a una serie personajes antipáticos e indistinguibles; y naufraga en falta de profundidad con los personajes, en ahondar en el origen de los mismos, y su relación fraternal, pues simplemente están, y desaparecen; un “gang” de perdedores, malhechores y bandidos buenos para nada, que quieren que la vida les pase por encima.
No hay más que algún atisbo de reflexión, pero incipiente.
La música, te hace pensar en otro tipo de tratamiento que hubiera derivado en una película muchísimo más emocionante y divertida; y es que además de todo lo dicho, es mortalmente aburrida e intrascendente.
No existe un solo momento mínimamente memorable, ni ninguna interpretación que no pase de aceptable.
Abordar el proceso de elaboración de un set, como una ciencia, no fue mala idea, al menos no hasta que se les va la olla…
En la hora y media que dura We Are Your Friends, vemos una discoteca en California, una fiesta privada en casa del veterano DJ, un festival en Las Vegas, y poco más…
Al final, intentan decirte que han madurado un poco, pero es imposible creérselo.
Lo que hace We Are Your Friends digna de su tiempo, es la habilidad de Joseph, en la transmisión de la euforia de la música y el baile, en el contexto de una película real.
Y, sí, hay momentos que parece que lo intenta, pero son ridículos por recordar demasiado a recursos que se han hecho antes y mejor.
Por ejemplo, al principio, cuando utiliza una “voz en off” para explicar lo que es El Valle de San Fernando, un lugar con muchos rodajes porno, y el mejor sushi del país, o el texto escrito en pantalla en esas escenas de oficina del trabajo de día que tiene el protagonista, con un jefe muy cabrón que chupa las desgracias de la gente para hacerse rico… o el momento animado en la galería de arte, que representan las alucinaciones PCP de Cole.
La fenciclidina, contracción del nombre químico fenilciclohexilpiperidina, conocida por su abreviatura del inglés, PCP, es una droga disociativa, usada como agente anestésico, que posee efectos alucinógenos y neurotóxicos.
Se le conoce comúnmente como “Polvo de Ángel”, “Hierba Mala”, o “Píldora de La Paz”, y se supone, me contaron, que produce los efectos vistos en pantalla... por lo que se usó la técnica llamada “Rotoscoping” para conseguir este efecto.
Son buenos intentos, pero el momento en el que Cole, el joven DJ, le cuenta a Sophie, qué es esto de “pinchar”, resulta absolutamente ridículo, o cuando explica las diferencias de los BPMs en cada género…
Aunque parezca interesante, no llega más allá de la emoción que le imprime Efron.
Y la escena final, logra lo que se esperó todo el metraje, y es sentir esa “alma”, como lo llaman, de la canción, y entender como el Dj es un músico que deja la piel en el escenario.
Por último, el “soundtrack” oficial, logró colocarse en el puesto #1 del chart Dance/Electronic de Billboard; y siendo honestos, la gran respuesta hacia la banda sonora, era de esperarse, pues artistas como Tchami, Hook N Sling, Carnage, incluso Deorro, quien fue el encargado de producir el tema principal, logran que el álbum sea una auténtica bomba.
“You're not a real man until you're 27”
¿Qué es lo que realmente te llama más la atención, cuando te planteas ser disc jockey?
¿Realmente amas la música, más que otra cosa; o el propósito real es alcanzar la fama a cualquier precio?
Es una pregunta retórica, pero has de plantearte sinceramente, si quieres ejercer la profesión, porque tu cuerpo te lo pide, y no puedes vivir sin ello.
Como cualquier profesión en esta vida, encuentras a personas que no tuvieron más remedio que formar parte de ella, las que lo hacen porque no encuentran otra cosa mejor; y los que han vivido con y para ese propósito, principalmente la necesidad imperiosa de querer compartir las emociones y sentimientos que te transmite la música con los demás.
Sin ese Don sectario musical, acabarás convirtiéndote en otro autómata pinchadiscos.
¿Qué es lo que hay que tener para ser un buen DJ, para animar a las masas, y hacerlas bailar toda la noche?
Se podría decir que hay 2 tipos de DJ, parados en 2 paradigmas distintos:
Los que ponen la música que la gente quiere; y los que ponen la propia.
Dentro de estos 2 grupos, podrá haber subdivisiones, o diferentes teorías, pero el control de la bandeja, siempre lo tiene una persona con auriculares, que adopta una de estas 2 maneras de sacudir la pista, de estas 2 filosofías para hacer bailar.
Nadie sabe exactamente, porqué un DJ se convierte en un GRAN DJ.
Lo único que se aprecia a simple vista, es el talento que posee, y la pasión que emana en cada una de sus sesiones, al igual que ocurre con los grandes músicos, un sentido estético muy desarrollado, un amor inhumando hacia la música que además emana un aura de emoción que se contagia a los demás.
Es necesaria la habilidad de identificar timbres y tonos, un gran sentido del ritmo, una memoria musical espléndida, así muchas más capacidades…
La obsesión de los grandes DJ, de enfocar el camino exclusivamente hacia esa vía, les ayuda a conseguir más tiempo, experiencia y aprendizaje en la carrera del disc jockey, dejando a un lado todo lo demás, a veces con preocupación, los hay que equiparan el hecho de buscar discos nuevos con el sexo…
Un gran DJ, no busca la fama, ni el dinero ni el poder, simplemente hacen lo que más les gusta, y con el tiempo, por arte de magia, se encuentran en las primeras clasificaciones de los disc jockeys más populares y exitosos.
Cuando el DJ está realmente ante el público en la sala, y comienza a interactuar con ellos a través de la música, es cuando realmente comienza a acumular experiencia y creatividad, una labor de aprendizaje continuo durante toda la carrera del DJ.
Actualmente los disc jockeys han alcanzado su madurez, al relevar a las bandas musicales en el mercado discográfico, y de eventos.
Ahora, además de convivir los álbumes tradicionales, con las recopilaciones hechas por DJ, las recopilaciones han ganado un terreno gigantesco ante los álbumes, convirtiéndose en el referente de la música actual, y de moda.
Por tanto, el disc jockey, ha conseguido al fin, la reputación y respeto que se merecía.
Todo esto, en comparación a sus inicios, donde recogía los vasos, y servía en la barra, además de actuar en la cabina, ahora se ha convertido en el personaje más rico que cualquiera en el club.
Ahora, los grandes DJ saben que pueden jugar con su público, al igual que ellos saben que les harán sentir emociones como si se trataran de su amante, se ha abierto la alfombra roja a los disc jockeys, ofreciéndoles entrar en el loco mundo de la fama.
Sin embargo, veremos que ocurre en unos años…
No nos damos cuenta, pero el tiempo se nos escapa; y es la juventud, pero también su efervescencia, su impulso, sus maravillosas, terribles y precipitadas oportunidades y consecuencias; un modo de vida, una manera de leer el mundo, pero también un momento que no sobrevivirá al tiempo.
Porque hasta la fiebre de una juventud puede encapsularse en una melodía, y puede vivir para siempre; inspirando a otros, para que se den cuenta de que no estaremos más vivos de lo que estamos ahora.

“Are we ever going to be better than this?”



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