Get On Up

“The Funk don't Quit”

¿Qué puede haber más jugoso, que encarnar las luces y sombras de un artista genial, y a la vez controvertido?
Las vidas tranquilas y corrientes no interesan al cine.
Son aquellos personajes de incuestionable talento pero alma torturada los que conmueven a las audiencias, interesan a los estudios, y hacen la boca agua a los intérpretes.
Y es curioso, como la mayoría de las personas que suelen destacar por encima de las demás en una misma materia, han tenido una infancia poco agraciada, creo que éste es el motivo que las hace doblar esfuerzos para demostrar que pueden hacerse un nombre, a pesar de las adversidades:
Un chico negro que habita en una cabaña, cuya madre lo abandona, y que no tiene precisamente el cariño de su padre; criado por una tía, cuyo negocio era el alcohol y la prostitución...
No era de extrañar, que muy joven se metiera en problemas, y acabara en la cárcel.
Pero por fortuna, apareció la música en su vida, y él nació para la música, todo esto transformó su propósito a raíz de aquí.
Enorme leyenda, mito entre los mitos, considerado como una de las figuras más influyentes en la música popular estadounidense de los últimos 50 años, James Brown, fue aclamado en todo el mundo como “The Godfather Of Soul”, gracias a su voz áspera, y sus ritmos revolucionarios, siendo el gran inspirador de nuevos géneros como el rap, el funk, y la música disco, además de sus innovaciones, y la personalidad en el estilo, también caló en el rock, la música africana contemporánea, y el house.
James Brown, consiguió llevar sus modos de iglesia, inspirados en el góspel al rhythm and blues, que en los años 60, ya con conciencia racial, se transformó en lo que se denominaría posteriormente como “soul”, e inundó el planeta.
Desarrolló el ritmo concentrado en estado puro que se bautizó como “funk”, y que mantendría su gancho hasta el presente.
Cabe destacar que en los 70, el “funk” tuvo como “hijo” a la comercial música disco, el “afrobeat”, y sirvió de base para la fundación del hip-hop, de los cuales, miles de temas de rap, parten de grabaciones del genial Brown.
Por llamarlo de alguna manera, el “funk” es una creación colectiva:
Todos los instrumentos se concentran en generar un cierto ritmo, a expensas de la melodía; por lo que James Brown tuvo la genialidad de implicar a instrumentistas imaginativos; incluso muchos pasos de “breakdance”, provienen directa o indirectamente de los frenéticos movimientos de baile de “Mr. Dynamite”
Además de ser un gran cantante, y un excelente “showman”, James Brown sabía tocar la batería, la guitarra, el piano, y el órgano; también era el compositor de casi todos sus temas, y el productor de gran parte de sus discos.
Sin embargo, no sabía solfeo, y sus conocimientos de armonía eran instintivos, por lo que siempre necesitó a su lado un director musical que tradujera sus ideas a lenguaje musical, y le asesora en cuestiones de armonía.
James Brown, recibió a lo largo de su vida muchos sobrenombres, parte de ellos creados por el mismo, ampulosos y superlativos.
Sin embargo, el común de los aficionados a la música, y de sus compañeros de profesión, lo aceptaron con respeto.
La escucha de sus discos es excitante, pero la energía que desprendía sobre el escenario, convencía a cualquier escéptico:
“Mr. Dynamite” era la mejor máquina de bailar que ha existido.
En sus conciertos, se entregaba a su público sin medida, tanto que en ocasiones desfallecía, y le tenían que inyectar glucosa para que volviera en sí.
La fecha de inicio de su carrera profesional, se puede situar en el año 1953, cuando se une al grupo de Bobby Byrd, y lo transforma en “The Famous Flames”
En 1958, se lanza el primer #1 de James Brown, “Try me” y “It's A Man's, Man's, Man's World”
En la década de los 60, el llamado “The Godfather Of Soul”, inicia con unas regulares incursiones en el Top 10 de las listas R&B, pero James Brown quiere más, y hace una gran apuesta:
Sufragar todos los gastos para publicar un disco que muestre su poderío en directo.
Así nace “Live At The Apollo”, un disco grabado en el año 1962, en el legendario teatro neoyorkino.
Ese álbum, ha pasado a la historia como un registro histórico, y en su momento, le supuso entrar en la lista pop, durante 14 semanas, y alcanzar el #2.
Hay que tener en cuenta que esta lista era “un cajón de sastre” donde entraba todo lo que más se vendía.
Ese disco, también es testimonio de los años en los que forjó su reputación como “showman” demoledor, capaz de vaciarse en el escenario, y dar al público lo que espera recibir, y mucho más.
“The Godfather Of Soul”, tenía en mente, que el público recibiera una tromba impactante, perfectamente sincronizada, construida entorno a riffs repetitivos que engancharan al alma del oyente, y con un estilo único, y claramente distintos al resto de artistas y grupos de la época.
Sin duda lo consiguió.
Ya consolidado como una de las más brillantes y explosivas estrellas del Soul, no fue sino hasta 1965, cuando con “Papa’s Got A Brand New Bag”, hace algo realmente original.
La resaltación del ritmo sobre la melodía, una musculosa línea de bajo de Bernard Odum, compases en síncopa, y el rasgueo de guitarra de Jimmy Nolan, ex guitarra del grande blanco del R&B de los 40s y 50s, Johnny Otis, haciendo de puente, se hicieron notar en esta composición.
El “funk” fue una verdadera bocanada de aire fresco frente a la dulzona música para gente de color de entonces, el “doo wop” y el estilo Motown, y además de un rescate de la herencia de la acidez urbana del Jazz y la poliritmia de los ritmos afrocubanos como la rumba y el mambo.
Así Brown fue también, de los primeros artistas negros en reflejar la problemática social de la población negra de los 60, a través de sus canciones.
En 1968, y en medio de enormes tensiones raciales, “The Godfather Of Soul” lanzó el tema “Say It Loud - I'm Black And I'm Proud”, algo que luego serviría de inspiración para otros intérpretes, como Marvin Gaye.
James Brown pensaba que la letra de una canción sí podía conseguir importantes cambios, y de hecho lo es.
Hasta los primeros años de 1970, Brown era famoso solo por su show y sus sencillos, antes que por sus álbumes, con la excepción de sus LPs en directo:
6 de sus sencillos, y 4 de sus álbumes, aparecieron en la lista de Rolling Stone Magazine's, entre “Las 500 Mejores Canciones de Todos Los Tiempos”:
“Papa's Got A Brand New Bag” (1965), “I Got You (I Feel Good)” (1965), “It's A Man's Man's Man's World” (1966), “Say It Loud - I'm Black And I'm Proud” (1968), “Get Up (I Feel Like Being A) Sex Machine” (1970), etc.
Sus sonidos discordantes, capturaron el “Groove” de la contracultura, y además, inspiraron a músicos tan disímbolos como:
Mick Jagger, Serge Gainsbourg, David Bowie, Prince, Michael Jackson, o Bruno Mars.
Da igual que género de música sea de tu agrado, qué tipo de baile te haga suspirar y mover tus pies con emoción frenética, que canciones te hagan soñar y cantar hasta quedar afónico, incluso, no importa que no seas un individuo de apetencia musical, de devoción por esa tendencia bella de arte en movimiento, y que tus oídos no sepan apreciar la locura encantadora de sentir el ritmo de las notas musicales en divina sintonía exquisita, todo ello queda aparcado, pues la simple pronunciación de dicho nombre, ya denota un lugar en el olimpo de los dioses, donde sólo los elegidos, exclusivos, y de portentoso talento en su especialidad llegan a coronar, en eso, hay unanimidad incuestionable de todos los presentes, pasados conocedores, y futuros afortunados.
“Mr. Dynamite”, tras problemas personales con drogas, alcohol, y mujeres, y una larga lista de éxitos, falleció el día de Navidad de 2006, a los 73 años, con mucho “Groove”, y dejando una huella imborrable en el mundo de la música.
Como él mismo dijo en una ocasión:
“Pagué el precio por ser el mejor”
“One day, everybody going to know your name”
Get On Up es un drama musical del año 2014, dirigido por Tate Taylor.
Protagonizado por Chadwick Boseman, David Andrew Nash, Nelsan Ellis, Viola Davis, Octavia Spencer, Jill Scott, Tika Sumpter, Dan Aykroyd, Keith Robinson, Lennie James, Fred Melamed, Craig Robinson, Josh Hopkins, Brandon Smith, Aunjanue Ellis, Tariq Trotter, Aloe Blacc, Nick Eversman, J.D. Evermore, Carol Lee, Cleta Elaine Ellington, entre otros.
El guión es de Jez Butterworth, John-Henry Butterworth, sobre una historia de Steven Baigelman, Jez Butterworth, y John-Henry Butterworth.
El 22 de octubre de 2012, se anunció que Tate Taylor sería el director de la película biográfica, que en ese momento no tenía aún un título definido, y que se trataría de un biopic sobre James Brown; se uniría también a la producción, el cantante de los Rolling Stones, Mick Jagger; y la productora Imagine Entertainment, y su productor, Brian Grazer.
Como explicaba el propio Jagger en una entrevista con la revista “Rolling Stone”:
“James Brown es un hombre que surgió de la nada, que no era nada, y que quiso ser alguien.
Quiso triunfar, y por eso trabajó duro, sobreponiéndose a muchos obstáculos”
Get On Up está basada en la extraordinaria trayectoria del “Padrino del Soul”, y se adentra sin temor en la música, la vida, y los estados de ánimo de James Brown (Chadwick Boseman), guiando al público en un viaje desde la dura infancia del cantante, hasta que se convierte en una de las figuras más influyentes del siglo XX.
Get On Up, se concentra en su amistad con Bobby Byrd (Nelsan Ellis), un músico que conoció mientras estuvo en prisión, y que le cambiaría la vida; y su deterioro a través de las décadas, como ser humano, y artista.
Prácticamente hasta su muerte en 2006, Brown siguió trabajando y dejando su alma en el escenario, y ese es el principal legado que captura Get On Up, y nos deja como “I Feel Good”, uno de los mayores éxitos de Brown.
No hay duda que James Brown fue inspiración de decenas de músicos conocidos, tanto en ritmo como en baile.
Muchas son las peculiaridades de éste artista, y por eso es de buen recibo echarle un vistazo a la obra de Tate Taylor, que logra sacar lo mejor del artista con un montaje excepcional, probablemente, lo más brillante de ella, junto a la actuación de Chadwick Boseman.
Así, Taylor nos propone un ejercicio de acercamiento al interior y la naturaleza más humana del mito Brown; y aquellos que desconozcan la figura del personaje; es un buen momento para ponerse al día con una de las grandes leyendas musicales de los 60, y el género Motown.
Cómo dijo un grande de la música; que sería de ésta sin el Soul.
Un homenaje, de otra leyenda viva del Rock, Mick Jagger, a este gran artista que fue James Brown.
“If it sound good and it feel good, then it's musical”
¿Es posible para una sola película, captar a James Brown en todas sus múltiples contradicciones y reinvenciones?
Probablemente no; pero Get On Up hace un intento encomiable, y a ratos efectivo.
“No te fijes en la letra; escucha el ritmo”, le dice el representante de James Brown, a un escéptico promotor musical, cuando le presenta la canción “Please, Please, Please” en 1956.
Esas palabras podrían resumir el espíritu de Get On Up, y la atinada decisión de su director, Tate Taylor, de no hacer una biografía cronológica de Brown.
Tratar de capturar en una narración lineal, esa fuerza indomable de la naturaleza que era el artista afroamericano, hubiera sido un error.
Solo su magistral música, pudo contener a Brown en vida, y solo a través de su música, podemos entenderlo ahora.
El llamado “Padrino del Soul”, era nada menos que la voz de su raza, alzándose por encima de la opresión sus tiempos.
En ese sentido, los personajes más destacados de Get On Up, son las diferentes épocas que le tocó vivir, y sobrevivir.
Así nos guían temas como:
“Caldonia”, “Please, Please, Please”, “Super Bad”, “Try me”, “Soul Power”, “Get Up (I feel like being a sex machine)”
Alucinante, y con un sonido perfecto, Get On Up es sensato y coherente con una figura de la historia de la música negra esencial; una referencia legendaria de cientos de bandas de los 80, 90, y este siglo XXI; un magnífico retrato socio-cultural de un tiempo compulso en la historia de los EEUU, son las vinculaciones del propio James Brown y el debate racial, así como el conflicto bélico de Vietnam, y el parricidio del Dr. Martin Luther King, Jr., tras su pérdida.
Subidas y bajadas de un genio, que murió como lo que fue toda su vida:
Fuego y ritmo.
Por ello, Tate Taylor apuesta por una narración, tan de boga, por la ficción televisiva:
“Flash forwards y flashbacks”
El recurso de ir hacia delante en el tiempo, y hacia atrás, haciéndonos entrever la difícil infancia de Brown, se dan cuenta y, puede hacernos entender, de donde provenían esa fuerza y rabia.
El viaje rebobina hacia atrás, para describirnos al pequeño James.
En ese medio rural de Carolina del Sur, donde James Brown convive con un padre adultero y alcohólico, Joseph “Joe” Brown (Lennie James) o Susie Brown (Viola Davis)
Además, de una madre prostituta que los abandona…
Estos viven en la más absoluta indigencia y la miseria de la vieja “América Profunda”, una época donde La Segunda Guerra Mundial condiciona todo.
La situación del pequeño James Brown, fue lo más parecido a un relato dickensiano:
Abandonado por su padre, y al lado de su madre en un burdel, donde se ganaba la vida con la visita de soldados que volvían de permiso de La Segunda Guerra Mundial.
Aquel prostíbulo lo manejaba una Madame.
Ésta, le gustaba el chaval, su brío y arrojo, en su manera de trabajar, atrayendo a los soldados hacía su casa, y lo mimaba con buenas propinas.
Empero, Brown tenía un don que le lleva un día una iglesia, y, en mitad del éxtasis de los participantes, ve como un carismático predicador que le trasmite el espíritu del sonido góspel, y la pasión por el baile.
El viaje nos lleva a Brown a 1949, con un plano que se aprecia como el joven bailarín, ya es un joven de 17 que rompe la ventanilla de un coche, para robar una chamarra…
La policía lo persigue, y termina en el calabozo de La Comisaria del Condado; a la espera de que sea internado en una prisión/reformatorio junto a otros de su edad.
La ley de entonces, en Carolina del Sur, permitía llevar a una persona mayor de 17 años a la cárcel; por lo que la situación del joven pintaba muy fea, pues, como mínimo, le caerían 4 años, y una posible remisión de la libertad condicional, si mantenía un buen comportamiento.
En uno de los descansos del correccional, se organiza un pequeño concierto de Góspel/homilía, donde, la casualidad de las casualidades, James Brown entra en contacto con su mano derecha a lo largo de su carrera musical:
Bobby Byrd.
Prosiguiendo con la narración, nos encontramos con un momento para todo devoto del Rock:
El minuto, donde el albur hace que Brown conozca a Little Richard.
A partir de ese instante, Get On Up toma una velocidad de crucero, donde veremos el ascenso de esta estrella a lo largo de los 60, y como se convierte en una superestrella mediática, llegados los 70, en medio mundo.
Después, en la segunda parte, vemos como el metraje tiende a la pesadez y la reiteración de determinadas actuaciones, o tics del propio Brown.
A pesar de sus más de 2 horas, amén, del terrorífico error sobre la verdadera repercusión en la vida musical y el estrellado del manager de Brown:
Ben Bart (Dan Aykroyd)
Y es que, sobre la relación personal con el propio Brown, pone de manifiesto una especie de karma muy paternal de Bart con Brown.
Como dato, en Get On Up se deja entrever, que James Brown llegó a estar en el funeral del mismo Ben Bart, con un afligimiento terrible, en un cementerio judío…
Un asunto que los familiares de Bart han criticado con ahínco, a la productora del film, pues James Brown jamás estuvo en el sepelio de Bart.
Aún más, a sabiendas, de que uno de los personajes, que está detrás de esta realización es Mick Jagger.
Por ello podemos decir que Get On Up fue hecho para fans del fulgor escénico de James Brown; y para retratarlo, Jagger y Grazer se decantaron por un actor como Chadwick Boseman, curiosamente nacido en una localidad del sur de Estados Unidos, a pocas millas del lugar de nacimiento del mismo Brown, que pudiera identificarse con el personaje.
Es, además, un actor en pleno crecimiento, reconocido por la crítica por su brillante papel en “42” (2013), una historia de béisbol, con una fuerte carga racial implícita, como la que tuvo que soportar James Brown en su trayectoria.
El torbellino interpretativo de Chadwick Boseman, está fuera de serie desde la primera escena hasta la última.
El actor tiene su mejor actuación hasta la fecha, ya que no solo imita la voz rota de Brown, sino que baila milimétricamente tal y como “El Padrino del Soul” lo hacía, algo que no era nada fácil, y que a día de hoy, sigue siendo de asombro si vemos algunas de sus actuaciones grabadas en directo.
“Chad fue el primero en decirnos que él no era bailarín, pero después de haber trabajado durante 6 semanas en ello, se había metido completamente en el personaje”, dijo Jagger.
Una joya de actor que se mete en la piel de la pantera de Carolina del Sur; alguien podrá decir que es lamentablemente cochambroso, y puede que esté en lo cierto.
Pero el personaje deja bien claro, cuáles son sus sentimientos, y su manera de vivir:
Su música; el Soul fue él.
James Brown era una locura, un tipo que llegaba hasta el final, y no le ponía reparos a lo que pretendía.
Respecto al resto del reparto, volvemos a recuperar a Dan Aykroyd con un papel entrañable, y es que nos cae bien donde esté.
Junto a él, las 2 protagonistas de la anterior cinta de Tate Taylor, “The Help” (2011):
Viola Davis como Susie Brown y Octavia Spencer como Tía Honey Washington, de forma mucho más secundaria, pero perfectas en sus roles.
No obstante, el secundario que más luce en pantalla es Nelsan Ellis, en el papel de Bobby Byrd, amigo de Brown, mano derecha, y segunda voz de su banda, “The Flames”, y acompañándolo también en solitario.
Por eso, Get On Up se centra mayormente en esa relación de hermanos y respeto, con alguna subida de tono en la que Brown no solo apodaba como “Señor” a su amigo, sino que él requería ser llamado “Mister Brown”, incluso por sus más cercanos.
Un detalle muy curioso, es que James Brown habla a la cámara, como rompiendo la cuarta pared, y da la sensación de cercanía, como si un amigo te contase su vida, una vida que aquí repasan sin entrar en temas escabrosos, lo poco que nos muestra Tate Taylor, la punta del iceberg.
Y es muy normal que en Hollywood no se mojen en esta clase de películas, pues son siempre políticamente correctos; y eso puede pasarle factura; porque no añade nada nuevo al género del biopic.
La asepsia con la que se ha dejado fuera los aspectos más oscuros, del personaje y constante relación con la violencia de género; todo ello bajo el efecto de drogas realmente poderosas y demoledoras que hicieron mella en el astro; y falla en esconder en demasía toda la oscuridad que rodeaba a Brown en sus últimos momentos:
Su declive como persona, acusado de maltrato, estando en prisión varias veces, y su adicción a las drogas.
Todo esto se ve, pero muy fugazmente.
Get On Up, no muestra un equilibrio en éstos detalles, ya que trata de encumbrar su vuelco hacia su raza tras la muerte de Martin Luther King, Jr., su intento de abogar por la paz, convirtiéndose en leyenda, y señalado por otros tantos.
El guión, no se deja casi nada en el tintero, centrándose sobre todo, en la relación entre los miembros del grupo y su familia.
Así veremos la relación de amistad y de altivez que muestra hacia su descubridor, el también músico Bobby Byrd, o también los conflictos internos con la otra voz autorizada del grupo, si es que había alguna fuera de la del propio Brown; el enorme saxofonista y todavía vivo, Maceo Parker (Craig Robinson); sin olvidar el trato con su representante y amigo Ben Bart; su segunda mujer, Deidre “Dee-Dee” Jeakins (Jill Scott), o su madre y tía, Viola Davis y Octavia Spencer respectivamente.
Evidentemente, Get On Up no trascenderá por ningún motivo, pero será recordada con cariño, por ser una biografía rítmica, movida, y con un soul electrificante de uno de los artistas más reconocidos de la historia de la música.
El biopic que Hollywood le debía a la música, y a James Brown, está más que conseguido, y nadie puede negar esto, ya que como película, puede no ser fabulosa, pero como historia es digna y merecedora de atención.
Una vez más, con demasiada información que procesar, para al final quedarse con lo que mejor conocíamos de “El Padrino del Soul”:
Su música.
La banda sonora de Get On Up, aunque compuesta por Thomas Newman, está claramente ensombrecida por el compendio y el repertorio de temas de Brown, en lo que es una buena banda sonora recopilatoria de sus mejores canciones, incluyendo algunas de sus actuaciones en directo.
Un álbum de 20 canciones, que resume perfectamente su trayectoria, y que nos encanta.
Para los no conocedores del artista, es una buena oportunidad de gozar de su música y su ritmo, imposible de no mover los pies con ella.
Bien, con esos defectos y otras grandes virtudes, como el montaje final del producto, sale victorioso gracias a una excelente banda sonora, al rematar costuras que se han quedado fuera de la sarga mencionada anteriormente.
En definitiva, la vida de James Brown, no solo fue motivo de inspiración para la comunidad afroamericana de Estados Unidos, sino para grupos foráneos, leyendas como los propios The Rolling Stones de Mick Jagger, que reconoce que “El Padrino del Soul” fue una influencia directa en cuestiones como la forma de conectar con el público, “la forma en que los conquistaba, la forma en que les decía lo que tenían que hacer”, como el mismo Jagger reconocería.
“Are they shooting at us?
They trying to kill James Brown today.
You want to go down in history as the man who killed the funk?”
Hablar de James Brown, es sin duda hablar del “funk”, del vigor, de la energía, de “Mr. Dynamite”, del “Padrino del Soul” y de “El Hombre más Trabajador del Mundo”; apodos que fortaleció en base a una dedicación constante, obsesiva, y un estilo provocativo que cimentó encima del escenario, su hábitat natural desde el 46 hasta el 2006.
Fenómeno de masas, y trasgresor en el mundo musical, James Brown consolidó y promulgó un estilo que posteriormente cientos de solistas y grupos han tratado de imitar.
Él hizo algo casi irrepetible, fruto de la valentía, de la fe en sus posibilidades, y fruto sobre todo de un talento innato descomunal.
James Brown fue el producto de una vida fingida, entre la desgracia del precio de la orfandad, y el hecho de su reconocimiento como una de las grandes influencias dentro del Rock & Roll.
Toda la música de baile posterior a James Brown, es en parte deudora de su estilo nervioso y repetitivo, ejemplificado en su clásico “Sex Machine”, que no llegó a las listas de éxitos, por problemas con los conservadores comités de moral estadounidenses.
Y es que “The King OF Soul” buscaba el momento adecuado para grabar muchos de sus más grandes clásicos que se hicieron en la “carretera”, entre actuación y actuación; y no podía ser de otra manera.
Brown se había ganado a pulso el título de “The Hardest-Working Man In Show Business”, debido a la intensidad de sus actuaciones, y el número de conciertos:
Más de 300 en sus buenos años; pues le gustaba alardear de la afilada precisión de sus bandas, sometidas a disciplina férrea, rayando lo militar:
Impuso multas por retrasos, descuidos indumentarios, fallos musicales; y si el culpable se resistía, podía llegar a ponerse violento.
Cabe señalar, que desde adolescente, Brown pasó 3 años en una correccional juvenil de California por robo de autos.
Ni la fama, el dinero, ni el desarrollo de su talento lo alejaron totalmente de sus problemas con la ley.
A partir de entonces “The Godfather Of Soul” mantuvo un perfil más discreto.
Ingresó al Salón de La Fama del Rock and Roll, se presentó varias veces en Las Vegas, y pareció tranquilizarse al llegar los nietos.
Ya había visitado el hospital varias veces, aunque su energía parecía no disminuir.
Sin embargo, el domingo 24 de diciembre de 2006, James Brown, “The Godfather Of Soul”, es internado en el Emory Crawford Long Hospital, a causa de una neumonía que lo aquejaba.
A pesar de los intentos de los médicos, el corazón de “Mr. Dynamite” dejó de latir en la madrugada de Navidad, a la 01:45am, a los 73 años.
Su amigo y compañero Charles Bobbit, se encontraba con él en el momento de su fallecimiento.
Cuando James Brown murió, mucha gente se echó a la calle para guiar su ataúd hasta El Teatro Apollo donde fue velado; porque Mr. Brown consiguió alcanzar una posición hegemónica durante la segunda mitad del siglo XX, el cual quedó marcado por la emergencia de la música afroamericana.
Su influencia en la música ha sido tal, que músicos como Michael Jackson, de quien heredó sus pasos de baile “Moonwalk” incluido, le han reconocido como un gran inspirador en sus carreras; siendo el artista más “sampleado” de la historia; sino escúchese “Justify My Love” de Madonna.
Sus voces, y también porciones de sus canciones, se pueden escuchar en temas de hip hop, hip house, house, acid house, y muchísimos más estilos que se desarrollaron, por él, durante los años 80 y 90.
La propia opinión, de James Brown, respecto a este “saqueo”, fue evolucionando con el tiempo...
Primero, lo recibió con sorpresa, luego reclamó sus derechos, y finalmente aceptó que si no podía recibir dinero por cada “sampler” que se había hecho de él, al menos gracias a ello, seguía siendo un artista cotizado, sus viejos discos se seguían vendiendo, y sus conciertos se llenaban de gente joven entusiasmada con sus canciones; o sea que todos ganando.
Una vez James Brown dijo:
“Lo que me conviene es desaparecer, llamando la atención lo menos posible”
Y fracasó en ese intento.

“He's a show-stopper.
It's a miracle!”



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