Green Street Hooligans

“You don't run, not when you're with us...
You stand your ground and fight!”

El fútbol ha tenido un difícil traslado a la gran pantalla; la mayoría de películas que se han realizado, no han sabido captar la tensión, emoción y el sentimiento que se vive en los terrenos de juego; aun así, el cine nos ha dejado películas más que interesantes.
El término “Hooligan” está aceptado por La Real Academia Española, que lo define así:
“Hincha británico de comportamiento violento y agresivo” de hecho, “Hooligan” es un anglicismo utilizado para referirse a aquella persona que produce disturbios, o realiza actos vandálicos, “hooliganismo”, que en ocasiones pueden derivar en tragedias; aunque destaca a partir de la década de 1960, ya en 1912, hubo que suspender un partido entre Liverpool y Manchester United debido al hooliganismo.
Sin embargo, en una de las primeras referencias, el libro “Hooligan Nights”, publicado 1899, el autor afirmaba que el término tenía su origen en un delincuente común de Southwark, Londres, llamado Patrick Hooligan, que mató a un policía, y murió en la cárcel…
Se dice, en general, que los grupos violentos ingleses, prefieren llamarse a sí mismos “The Firm” o “La Firma”, en el sentido comercial de ser un grupo que busca financiar sus traslados y actividades.
La prensa oficial, y los portavoces del Buckingham Palace, identificaron este término, con la creciente ola de marginalidad, sobre todo en los otros grandes centros industriales; así pues, se asoció con una determinada vestimenta, un argot, unas pautas de conducta, y ciertos barrios.
Incluso, llegó a englobar diversas acciones como robos, prostitución, atracos a ciudadanos en la vía pública, o el percibir los subsidios oficiales destinados a los desocupados; por lo que no hubo una clara intención de diferenciar a los grupos violentos, de los actos relacionados con el mundo del fútbol.
De este modo, los hooligans propiamente dichos, los desocupados, o excluidos del sistema, fueron asimilados en todo el mundo, a las barras bravas de Sudamérica, y ultras del resto de Europa.
Estos aficionados agresivos, seguidores de un equipo en concreto, suelen enfrentarse a menudo, con los grupos del equipo contrario durante el encuentro.
La tensión aumenta durante los llamados “clásicos” o “derbys”, que son encuentros entre equipos de la misma ciudad, o equipos con una gran competencia histórica.
Estos encuentros violentos entre grupos, han dado lugar a numerosas muertes, un promedio de media docena al año en la década del 90; y a tragedias a lo largo de la historia del fútbol inglés, y fútbol en general.
A partir de los años 1960, muchas subculturas juveniles como los “skinhead”, “herbert”, “mod”, “punk” o “rude boy”, se han visto ligadas al movimiento hooligan.
En Costa Rica, en particular, es muy usual ver que los clubes que tengan su propia barra o grupo organizado de hinchas, con las mismas costumbres sudamericanas.
Estas se dan en primera división, segunda división, tercera división, y clubes pequeños de barrio.
Actualmente, es muy común ver grupos organizados de hinchas en otros deportes, pero con una mezcla con un poco de folklore costarricense, como lo son las cimarronas.
Las principales barras de los clubes de la primera división en Costa Rica son:
La “Ultra Morada” del Saprissa, “La 12” de Liga Deportiva Alajuelense, “La Garra” del Club Sport Herediano, la “Fuerza Azul” del Club Sport Cartaginés, y “Los Coyotes” de Liberia.
“Fuck it, I will take you with me.
You might learn something...”
Green Street Hooligans es un drama del año 2005, dirigido por Lexi Alexander.
Protagonizado por Elijah Wood, Charlie Hunnam, Claire Forlani, Marc Warren, Leo Gregory, Geoff Bell, Kieran Bew, Henry Goodman, Christopher Hehir, Terence Jay, Rafe Spall, entre otros.
El guión es de Lexi Alexander, Dougie Brimson, y Joshua Shelov; que trata el tema del hooliganismo que se vive en el fútbol de Inglaterra, y cuenta la historia de un estadounidense que llega al Reino Unido, tras ser expulsado de Harvard, y ya en Londres, entra en este mundo de los hooligans que apoyan, en este caso, al West Ham United.
La historia fue desarrollada por Alexander, sobre la base de su propia experiencia con su hermano; pues Lexi se inició siendo la que cuidaba al bebé de su hermano, cuando este asistía a partidos de fútbol.
Para la producción, no dispuesta a rodar la película con actores de habla alemana, Lexi decidió adaptar el corazón de la historia, en el mundo del vandalismo inglés.
Durante la investigación de la materia en los foros de internet británicos, ella se encontró con un hooligan, como se describe a sí mismo, que la instó a ponerse en contacto con el autor Dougie Brimson; quien más tarde admitió, que había sido el gamberro que había hecho inicialmente de contacto, y había utilizado una identidad falsa para sondear a Alexander, y establecer tanto su identidad y su credibilidad.
Brimson escribió el guión inicial, pero más tarde, Alexander reclutó a otro escritor, Josh Shelov, para ayudar con la estructura y la trama, mientras que Brimson ofreció asesoramiento técnico.
Sin embargo, poco de su reescritura, quedó en el corte final, a causa de la falta de comprensión, tanto de fútbol como de la cultura gamberra; y Brimson asumió como escritor principal del guión.
¿Por qué se usó “Green Street”?
Green Street, es la calle localizada en London Borough of Newham, en la ciudad de Londres, donde se encuentra situado el estadio del West Ham, Upton Park; a lo largo del metraje, vemos al Green Street Elite, el cual está vagamente inspirado en la West Ham Inter City Firm, que combate con otras “firmas”, tales como:
El Chelsea F.C's Headhunters, Tottenham Hotspur's Yid Army; Birmingham City's Zulus, Manchester United's Red Army, y Millwall's Bushwackers.
Alexander, marcó a toda una generación con Green Street Hooligans, que presentó sobre la mesa del cine, las intrahistorias del fútbol, cuando las pasiones se entremezclan, e incluso, dejan de lado el deporte.
La producción tuvo un gasto final de $346.830, al ser una película de corte independiente, pero acabó recaudando en taquilla, $3,154.346; es decir, un éxito rotundo, que además sirvió para abrirse camino, y quedar en la cima como una de las obras cinematográficas más representativas del mundo del fútbol; que muy curiosamente, es una producción estadounidense, donde el fútbol no es el deporte mayoritario, pero que sin embargo, se ha convertido en un clásico del aficionado general.
La acción inicia después de haber sido expulsado de Harvard, Matthew “Matt” Buckner (Elijah Wood), se muda con su hermana Shannon (Claire Forlani) y su esposo Steve Dunham (Marc Warren)
Peter “Pete” Dunham (Charlie Hunnam), el cuñado de Shannon, y sus amigos, pertenecen a un grupo de hooligans, por lo que Matt se ve inmerso en este mundo, donde estos personajes ponen a prueba su lealtad, amistad, y honor.
Pete, quien es líder de la Green Street Elite, la firma de West Ham United, lo introduce en este mundo con el apodo de “The Yank”; así, Matt conocerá desde adentro, el mundo de las firmas, que es así como se hacen llamar, para que se les diferencia de las bandas o “gangs” estadounidenses.
Lo de ellos es el honor y el orgullo, y nada de usar armas de fuego:
“Si eres hombre, con tus puños te debe bastar”
Pero no todos los miembros del grupo le reciben con los brazos abiertos...
Cuando uno de sus enemigos descubre cierta información sobre su vida, se inicia una serie de violentos, y trágicos acontecimientos.
Creo que por lo general, la gran mayoría de la gente desconoce por completo lo que es realmente el mundo hooligan y ultra, su cultura, su trasfondo social, sus causas, el por qué son así, etc.
La mayoría se dejan llevar por prejuicios y tópicos que a menudo no son ciertos; y por ello, películas como esta, creo que son necesarias, siempre que la traten desde un punto de vista realista, y sin ningún prejuicio.
Green Street Hooligans atrapa a conocidos y extraños del “Deporte Rey”, en un drama que refleja la brutalidad que alcanzan algunas rivalidades futbolísticas, que sobrepasan lo deportivo, para entrar en el ego de lo propio, por encima del resto.
El mensaje está bien claro:
La violencia sólo engendra violencia, y hay que saber retirarse a tiempo, cuando la vida te pone ante una situación que implique el uso de la misma.
“I've never lived closer to danger, but I've never felt safer”
Green Street Hooligans es una interesante producción por varias razones:
Primero y principalmente, porque se adentra en la problemática de las pandillas que se forman detrás de los equipos de la liga de fútbol inglesa, y también, porque estudia de manera bastante eficaz, aunque al fin y al cabo termine siendo sólo una obra de ficción; como la psicología del ser humano puede sufrir profundos cambios en determinados momentos de la vida, sin siquiera estar preparados para los mismos.
En éste caso, su directora decidió tocar el tema de 2 maneras específicas:
La primera, mostrando la violencia de los distintos grupos de pandillas, pero también mostrando la lealtad que éstos mismos grupos pregonan, llevando el amor por su equipo, a un límite de locura difícil de analizar de manera objetiva.
La narración de Green Street Hooligans, corre a cargo de “Matt The Yank”, y se apoya bastante bien al explicarnos mejor el contenido, y contar su vida como lo escribe en su diario; un drama que transcurre principalmente en El Reino Unido, sumergiéndose en el mundo del hooliganismo localizado en el fútbol.
Matt, es un estudiante de periodismo, expulsado de Harvard, que decide viajar a Londres, y visitar a su hermana para conocer a su sobrino y a su cuñado, Steve Dunham.
Una vez allí, conoce a Pete Dunham, cuñado de su hermana, con quien decide ir a un partido de fútbol, sumergiéndole así, de forma automática, en el mundo de los hooligans ingleses, con sus conocidas consecuencias.
El desarrollo del metraje, refleja muy de cerca la gravedad de muchas de sus situaciones, de sus enfrentamientos, de la violencia que llegan a adquirir, cuando se enfrentan entre grupos bajo la excusa y el idioma, según ellos, del fútbol.
Con 2 rivales principalmente, presentados en el West Ham y Millwall de la ciudad de Londres; y quizás, se trate de una de las rivalidades más vibrantes, pasionales, y peligrosas del fútbol inglés.
Todo aficionado al mundo del fútbol ha visto Green Street Hooligans, y ha conocido el romanticismo de un estadio como Upton Park, con su mágico ambiente bañado en “pompas de jabón” que otorgan un aura familiar.
Ha conocido a un equipo como el Millwall, que pese a estar actualmente en la Championship, segunda categoría inglesa, tiene el “prestigio” de tener en sus gradas, a una de las aficiones más violentas de la capital y del país.
Pese a no estar en el primer escalón, uno escucha o lee “Millwall”, y acaba pensando en esta película, que marcó a una generación de aficionados.
También, hay que aclarar, que el verdadero nombre de la firma del West Ham, es “Intercity Farm”, y la del Millwall es “The Dockers”
El haber elegido “las firmas” de West Ham y del Millwall, como principal rivalidad de Green Street Hooligans no es casualidad, ya que la de estos 2 equipos, es una de las más importantes y violentas de todo Londres.
Los enfrentamientos entre estos 2 bandos, se remonta a principios del siglo pasado, y se acrecentó en la década del 1960, cuando se convocó a una huelga general en Inglaterra.
Los estibadores del puerto, hinchas del Millwall, acataron la medida, mientras que los metalúrgicos, hinchas del West Ham, no.
El cántico “I’m forever blowing bubbles”, que es característico de la afición del West Ham.
Así, Green Street Hooligans lleva al espectador a ese ambiente de fútbol británico, de futbol inglés, que sobrepasa el deporte, y le instaura peso casi cultural.
Como puntos fuertes, el guión, entre los que podríamos destacar sobre todo, los cambios psicológicos que Matt va sufriendo, conforme va adentrándose más y más en el mundo de la pandilla del West Ham United, como también el hecho de que a pesar de la criminalidad de los actos de los Hooligans, Alexander narre de impecable manera, la lealtad que los miembros de cada firma tienen entre sí, una especie de “Código de Honor”, llevado al extremo de la locura.
Más allá de que Lexi Alexander no tome partido sobre una problemática muy grande como para tratarla en una cinta de ficción, su tratamiento en la misma, es bastante valiente en cierto sentido, mostrando en muchos pasajes, la estupidez de la violencia extrema y el sin sentido de que muchos de su personajes sólo viven para sus respectivas pandillas, y la consecuente defensa de sus territorios.
En definitiva, estamos ante una cinta filmada de manera bastante cruda, en cuanto a la violencia exhibida, pero necesaria para entender aunque sea un poco más de éstas problemáticas en el que el mundo del fútbol está inmerso, y que vuelvo a repetir, lamentablemente no sólo se limita a lo que el filme muestra del fútbol inglés, sino que es muchísimo más grande, y que abarca numerosos problemas sociales.
Green Street Hooligans también echa por tierra muchos estereotipos:
Los hooligans ingleses, no son grandes, gordos, rapados, y tatuados hasta las cejas; algunos hay así, claro, pero la mayoría suelen ir bastante discretos al fútbol, la mayoría se han adherido a la cultura “casual”, la cual se refleja perfectamente aquí.
Son jóvenes bien vestidos, y estéticamente muy pulcros.
Otro mito que derriba, es que los hooligans no van pegando “a todo lo que se mueve”, los hooligans se pelean con hooligans contrarios, no con hinchas “normales”
El realismo de Green Street Hooligans es tal, que incluso las marcas de ropa utilizadas en la misma, son las que suelen utilizar los auténticos hooligans ingleses en la actualidad; como Stone Island, Burberry, o Ralph Lauren, demuestra que los que se encargaron de hacer la producción, sabían de lo que hablaban.
También, la traición del amigo a causa de la envidia que le genera la llegada del “yankee” es bastante ficticia, pues cuesta creer que un hooligan inglés actúe así en la actualidad, a causa de esta razón.
Por otro lado, la educación que se muestra en la escena del metro, al dejar sentarse a la señora; la profesión de piloto aéreo de uno de los hooligans; y la actitud de chicos correctos y simpáticos cuando no es “día de fútbol”, demuestran que no son monstruos, sino humanos con una afición muy mal vista.
Del reparto, Charlie Hunnam actúa con una excepcional naturalidad, robando cada una de las escenas en las que aparece, y en las que no, no puedes dejar de pensar en él.
Elijah Wood, su labor es muy correcta, ya que el papel que le tocaba interpretar, no era del todo sencillo, por tratarse de un muchacho sin ningún tipo de violencia en el pasado, que de pronto, casi por cuestiones del destino, empieza a meterse más y más, en el problemático mundo que la cinta plantea.
En ese sentido, la interpretación de Wood ha sido muy buena, sin mucho que reclamarle a un actor que cumple sin mayores inconvenientes, más si ha tratado de alejarse de su papel de “Frodo Baggins”
Como dato, los 2 actores protagonistas, Elijah Wood y Charlie Hunnam, pasaron tiempo con vándalos que eran reales, aparte de la real Green Street Elite (GSE)
El GSE, ayudó como consultora a los 2 actores, en el asunto de cómo hacerse un hooligans.
Sin embargo, Elijah Wood dijo después de la película, que le tiene un mayor respeto, por el acceso a los partidos de fútbol, y lo verdaderamente electrizante que pueden ser los partidos.
No obstante, si algo le podemos achacar, es el final en el baño del restaurante, que fue cero creíble, que Matt, con esa simple conversación grabada con el drogadicto, vaya a limpiar su nombre, ya que el drogo es de padres ricos he influyentes, y fácilmente podrían contratar un ejército de abogados que desacreditarían esa corta charla que se grabó…
Sin embargo, queda la amenaza física no llevada a cabo, y eso puede ser suficiente para cuidarse los dientes…
En definitiva, Green Street Hooligans, es una buena representación de lo que puede ser un grupo de Ultras tipo en los días de hoy, en la cuna del fútbol, y para más INRI, en una ciudad como Londres, en los que cuenta con bastantes equipos y fuertes rivalidades locales, y encima, en un equipo como el West Ham, de los que ganan títulos a cuentagotas, y por tanto, más fiel tiene que ser la hinchada...
Se apoye o no se apoye la violencia en el deporte, se cuestione o no se cuestione; Green Street Hooligans ayudará a entender el fenómeno, mostrando al espectador, cómo ve el fútbol un hooligan en la actualidad.
Hay escenas muy bien dirigidas y planeadas, como las de las peleas, especialmente la final, y las historias emocionales de los personajes funcionan bien, como la de Steve; o menos bien, como el distanciamiento del protagonista con su padre…
Pero qué conclusión me dejó Green Street Hooligans:
¿A estos fanáticos, de verdad les importa el juego?
Más que eso, pareciera que Green Street Hooligans acaba siendo más un himno a la lealtad, que a la libertad y al respeto.
La guinda de esa confusión, la tiene un epílogo que casi sirve de moraleja positiva ante unos comportamientos más que cuestionables.
Yo pienso que los hooligans solo buscan la violencia, los golpes, y la sangre, aunque el equipo al que estén defendiendo sea malo, lo que vale es pegar y ya; triste, ¿no?
Y es que el fútbol es solo un juego, y no se debe uno apasionar tanto, como para llegar a matar a quien no apoye a tú equipo; pero hoy se ha vuelto otra cosa...
“More like the Israelis and the Palestinians”
En la realidad, en el año 2000, durante la decisión de La UEFA sobre la adjudicación de La Copa Mundial de Fútbol de 2006, la candidatura de Inglaterra, se vio gravemente comprometida, debido a unos altercados producidos en Charleroi y Bruselas, por parte de hooligans ingleses.
Finalmente, en una ajustada final, salió elegida Alemania sobre Sudáfrica, que obtendría finalmente la organización de La Copa Mundial de Fútbol de 2010.
El punto fuerte de Alemania, era su política “anti-hooligan”, que tuvo una gran aceptación; por ello, para El Reino Unido, más de 3.000 personas, se vieron obligadas a entregar sus pasaportes, y no les fueron devueltos hasta el término del Mundial, para evitar altercados.
A las puertas del Mundial de Fútbol en Rusia, en el 2018; en la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), el hooliganismo (хулиганство) se consideraba una falta criminal bajo El Código Penal de las Repúblicas Soviéticas.
Y lo definió como “cualquier conducta que deliberadamente viole el orden público, y exprese faltas de respeto explícitas hacia los pilares de la sociedad”; un amplio rango de conductas, como la vagancia, el acoso, y lenguaje vulgar.
Frecuentemente, esta ley fue utilizada en contra de disidentes políticos…
El Hooliganismo, aún se mantiene cubierto bajo los códigos administrativos y criminales de Rusia, y es aplicable a personas mayores de 16 años.
Sin embargo, el Hooliganismo es frecuentemente usado por las autoridades rusas para encubrir la verdadera naturaleza de burlas xenófobas, quizás con motivo de disminuir la seriedad de las ofensas cometidas.
Por otra parte, aunque el movimiento hooligan no se manifestó hasta la década de los 80 en los Balcanes, lo cierto es que su aparición fue extremadamente virulenta.
Los altercados entre hinchas croatas y serbios, en la antigua Yugoslavia, eran fiel reflejo del ambiente de crispación reinante.
Tanto es así, que durante la separación de ambas partes, La UEFA decidió prohibir que los partidos del campeonato europeo, se jugasen en estadios yugoslavos, hasta el fin del conflicto.
En Italia, este fenómeno es inusitadamente violento, lo que ha llevado a crear una legislación específica para este tipo de conflictos.
En ella se contempla el uso de tornos eléctricos, video-vigilancia, y la inclusión del nombre del comprador, y su asiento en la entrada.
Todo ello para facilitar la tarea de identificación de hooligans.
Más aún, en El Estadio Olímpico de Roma, se han instalado unas sillas especiales llamadas “anti-hooligans”, que no pueden ser arrancadas y tiradas.
Se encuentran en una parte del estadio, con el propósito de recibir a las aficiones de equipos ingleses.
Como eventos en que los hooligans han estado involucrados, está “La Tragedia de Heysel”, que fueron los sucesos acontecidos el 29 de mayo de 1985, en El Estadio de Heysel de Bruselas, en Bélgica, en el que murieron 39 aficionados:
32 italianos seguidores de la Juventus, 4 belgas, 2 franceses, y 1 británico; a causa de una avalancha de aficionados en los prolegómenos de La Final de La Copa de Europa, hoy Liga de Campeones de La UEFA; entre el Liverpool y la Juventus de Turín.
Los sucesos causaron además 600 heridos de diversa consideración; por lo que La UEFA sancionó a los clubes ingleses, sin poder disputar competiciones europeas, y les conminó a tomar severas medidas para frenar la violencia de sus aficionados radicales, los denominados “hooligans”
La sanción se debió, a que la tragedia de Heysel no fue considerada un hecho aislado, sino el punto culminante a varios años en los que los aficionados ingleses habían protagonizado episodios de violencia en los estadios, especialmente cuando se desplazaban a animar a sus equipos a competiciones internacionales, fuera de Las Islas Británicas.
La sanción de 10 años, aunque posteriormente le fue rebajada a 6; provocó una grave crisis en el fútbol inglés; cuyos aficionados fueron estigmatizados; y se generalizó el apelativo de “hooligans” o “gamberros” a todos los “supporters” o “aficionados”
A pesar de todo ello, el gobierno británico no tomó severas medidas hasta 4 años más tarde…
Cuando tuvo que suceder “La Tragedia de Hillsborough” en 1989, en el que fallecieron 96 aficionados ingleses, concretamente del Liverpool FC, para que el gobierno de Margaret Thatcher se decidiese a actuar con contundencia, y dictara la “Football Spectators Act” y “El Informe Taylor” para erradicar el fenómeno del hooliganismo, y mejorar la seguridad en los estadios.
La FIFA, por su parte, tuvo que redoblar sus esfuerzos para mejorar la imagen del fútbol, y puso en marcha una campaña mundial denominada “Fair Play”, en favor del juego limpio.

“I'm forever blowing bubbles
Pretty bubbles in the air
They fly so high
They reach the sky
And like my dreams they fade and die
Fortune's always hiding, I've looked everywhere
I'm forever blowing bubbles, pretty bubbles in the air.
United!
United!”



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