La Dictadura Perfecta

“Los mexicanos, estamos dispuestos a hacer todos los trabajos sucios, que ni los negros quieren hacer”

Una de las obligaciones esenciales de los medios de comunicación, es observar a los diferentes poderes, con la intención de detectar, denunciar, y analizar los posibles abusos, injusticias, fraudes, errores, y torpezas.
Por eso, salvo cuando los medios se abandonan al servilismo, o a la ceguera ideológica, las relaciones entre el poder político y la prensa, nunca han sido fáciles.
Los gobernantes temen la capacidad de los medios para desnudar sus debilidades, e influir en la opinión pública y, de un modo más o menos sutil, a menudo procuran establecer complicidades con algunos de esos medios.
La prioridad de la prensa, debería ser buscar la verdad y contarla pero, con cierta frecuencia, esa tarea se ve desvirtuada por sus servidumbres políticas o económicas, o por su afinidad o lejanía al poder.
El momento tan convulso que atraviesan la clase política y los medios de comunicación, invita más que nunca, a reflexionar sobre esas relaciones como un modo de entender un poco mejor nuestra época.
Una “dictadura perfecta”, es aquella que se ha sabido mantener en el poder, a pesar del autoritarismo que ejerce en la población, quien, confundida, no logra reconocerla.
Es la que arroja la piedra, y esconde la mano entre una multitud, para que los agredidos no puedan reaccionar.
De esa manera, los ostentadores del poder, se perpetúan continuamente.
Si bien, contamos con nuevos medios de información, como son las redes sociales, la televisión sigue siendo mayor, en cuanto a usuarios se refiere, y por tanto, tiene una mayor influencia sobre la opinión pública, pero las televisoras no sólo son poseedoras de la opinión pública, sino inclusive de los medios de producción, pues cuentan con bancos, casas de bolsa, casinos, laboratorios farmacéuticos, empresas de telefonía o Internet, y no nos olvidemos de sus tan famosas “fundaciones”, que no descarto la labor humanitaria que hacen, pero a mi parecer, lucran con las necesidades de las personas, así bien lo dijo La ONU en su recomendación de “no apoyar al Teletón”
Pero esa es otra historia que contar…
Hoy, los medios de comunicación, manejan caprichosamente la agenda pública, imponen temas y tópicos a los que la sociedad no puede abstraerse, crean héroes, y fabrican villanos a su antojo.
Cuando deciden exaltar o minimizar algún asunto, a excepción de una muy privilegiada minoría bien informada, la mayoría de la población responde a su discrecional manejo de la información.
Así, “El fin justifica los medios”, que es una frase atribuida al pensador renacentista Nicolás Maquiavelo; en su obra más conocida, “El Príncipe”, que presenta, cómo el político consigue el poder y se mantiene en él, sin decirnos si los medios empleados son éticos o no; por lo que lo deja a juicio del lector.
“La televisión ya puso un Presidente...
¿Lo volverá a hacer?”
La Dictadura Perfecta es una comedia mexicana del año 2014, dirigida por Luis Estrada.
Protagonizada por Damián Alcázar, Alfonso Herrera, Osvaldo Benavides, Joaquín Cosío, Tony Dalton, Silvia Navarro, Sergio Mayer, Saúl Lisazo, Flavio Medina, Salvador Sánchez, Enrique Arreola, Arath de la Torre, Noé Hernández, Dagoberto Gama, María Rojo, Sonia Couoh, Luis Fernando Peña, Gustavo Sánchez Parra, Hernán Mendoza, Livia Brito, Itatí Cantoral, Jorge Poza, Kiara Coussirat, Karol Coussirat, Roger Cudney, Ingrid Martz, Javier Escobar, Johanna Murillo, Sophie Alexander-Katz, Guillermo Larrea, Juan Pablo Medina, Humberto Busto, Tony Flores, entre otros.
El guión es de Luis Estrada y Jaime Sampietro; y es apenas una excusa cómica, para construir un drama social, que si te lo tomas en serio, puede provocarte una severa depresión, respecto a lo que es “el ser humano”
El título “La Dictadura Perfecta”, se desprende de una frase que el escritor peruano Mario Vargas Llosa, usó para describir el gobierno del Partido Revolucionario Institucional en México:
“Yo no creo que se pueda exonerar a México de esa tradición de dictaduras latinoamericanas…
México es la dictadura perfecta.
La dictadura perfecta no es el comunismo.
No es La URSS.
No es Fidel Castro.
La dictadura perfecta es México…
Tiene la permanencia, no de un hombre, pero sí de un partido que es inamovible”
Como dato, La Dictadura Perfecta pertenece a una tetralogía de películas de Estrada, acerca del gobierno mexicano, todas en manera de sátira, reflejando la corrupción por parte del gobierno hacia el pueblo mexicano.
La tetralogía, comenzó en 1999 con el filme “La Ley de Herodes”, que habla de la corrupción durante el largo mandato del PRI.
Posteriormente se le sumó en 2006, “Un Mundo Maravilloso”, en donde el gobierno finge una mejora en la situación de México.
En 2010, se les unió “El Infierno”, en donde se hablaba del narcotráfico y el crimen organizado, que afectaba fuertemente al país.
Y finalmente, en 2014, se dio finalizada con La Dictadura Perfecta, acerca de cómo una televisora puede controlar al gobierno y al pueblo de México.
Cabe mencionar, que en las 4 cintas, el protagonista fue el actor Damián Alcázar.
También, hay algunos actores que han aparecido en 2 o más de las películas.
Como frecuente colaborador, también cuenta con Bandidos Films, que ha producido todas las películas; pero La Dictadura Perfecta, guarda una relación con “La Ley de Herodes” (1999), debido a que ambos antagonistas comparten el apellido Vargas:
Juan Vargas en “La Ley de Herodes” (1999), y Carmelo Vargas en esta, lo cual pudiera interpretarse en algún parentesco familiar entre dichos personajes, “una continuidad política” ficticia…
Además, en ambos casos, el papel fue interpretado por el actor Damián Alcázar.
Filmada en Durango, en México D.F., y en los Estudios Churubusco, ubicados en Coyoacán, Distrito Federal; La Dictadura Perfecta no es más que una sátira, que relata cómo ficción, noticias de los últimos tiempos, y como los medios de comunicación, desvían la atención de lo realmente grave, que ocurre dentro de las fronteras mexicanas:
Tras un error cometido por El Presidente de La República, Enrique Peña Nieto (Sergio Mayer), una televisora intenta desviar la atención de su error, revelando un video que involucra crímenes del Gobernador, Carmelo “El Gober” Vargas (Damián Alcázar)
Posteriormente, El Gobernador, preocupado por su futuro político, pues quiere ser Presidente de La República; decide negociar una cantidad exorbitante con los dueños de la televisora, precisamente para limpiar su imagen pública, no solo en su estado, o contra sus adversarios, sino que pretende que en todo el país se le admire, y se borre esa imagen falsa, según él, de corrupto y hasta inepto; por lo que necesitará de la ayuda de:
Un alto dirigente, José Hartmann (Tony Dalton), Director de TVMX, cadena televisiva que fue pieza fundamental para convertirlo en Jefe del Ejecutivo.
Uno de sus hombres de confianza, el productor y consejero, Carlos Rojo (Alfonso Herrera)
El conductor del noticiero, 24hrs en 30min, Javier Pérez Harris (Saúl Lisazo)
Y su reportero estrella, Ricardo Díaz (Osvaldo Benavides); así como de todo su gabinete de gobernación.
De esta manera, Luis Estrada vuelve a ser crítico, y expositor de los modos y formas en que el gobierno maneja al país en sus diferentes instancias, federales y estatales:
Corrupción, acuerdos políticos, asesinatos a diestra y siniestra, tratos entre la televisora, Televisa; y el gobierno, PRI; montajes televisivos, difamaciones, etc.
Esa característica, ha sido lo largo de los años, el motor principal del cine de Estrada:
Exponer hechos, aunque no proponga soluciones.
Y así, llegar al final que contiene el sello distintivo de Luis Estrada, provocando risas, pero a la vez, una honda reflexión sobre la situación política y social en México:
¿Qué tanto es real, y qué ficción?
¿Cuál es la diferencia?
“El que no tranza, no avanza”
La Dictadura Perfecta, es una farsa que se alimenta de la realidad, y al mismo tiempo se ve superada por ésta.
Una sátira política, que confronta temas serios, de manera cómica, entretenida e inteligente; pero a su vez, es una afrenta al poder, expone la corruptela que inicia en El Gobierno Federal, sin importar su color, y baja a los estados…
No obstante, la centra en el papel manipulador de la televisión, en clara alusión a Televisa, para imponer al Presidente, o doblegar la opinión pública a su antojo, mediante “estrategias publicitarias”, camufladas de noticias y reportajes.
Como es evidente, Estrada nutre su guión, de todo chisme, hecho, noticia, puntada, y ocurrencia atribuida al Presidente en funciones, Enrique Peña Nieto y su partido, en el último par de años.
Todo cabe en esta supuesta farsa, sabiéndolo acomodar, más porque La Dictadura Perfecta se extiende más allá de las 2 horas y media.
Y es que el realizador, parece estar más interesado en hacer un panfleto lleno de viñetas, que en entregar un mensaje, sobre todo, porque los hechos reales superan por mucho a su ficción.
La realidad es tan desvergonzada, que siempre va un par de pasos adelante…
En la primera etapa de su producción, por ejemplo, siendo financiada por Televisa, mediante el apoyo EFICINE Art.226, sin embargo, al ver el resultado final, la televisora más poderosa del país, quitó dicho financiamiento, naturalmente, la versión final no fue de su agrado; y según los medios de comunicación, reportaron que a algunos de los actores que participan, y tienen una relación con Televisa, les fue prohibido hacer promoción...
Si los medios disponen de poder, también lo hacen de dinero a manos llenas, pueden llegar a cobrar favores con sus contactos con la policía, el ejército, y la clase política, y es ahí donde el director Estrada, demuestra que le sobra coraje para echar a andar un proyecto que hiere susceptibilidades, y elude de forma casi directa, a figuras intocables que pueden sentirse perjudicadas por su manejo de la ficción…
Parecería contradictorio en cierto sentido, que aunado al hecho anterior, en La Dictadura Perfecta hayan participado actores de Televisa, cuando la cinta es denunciante de la misma empresa, en una perspectiva personal, creo que nada tendría que ver una cosa con la otra, y al final, el resultado que vemos en pantalla, es consecuencia de un sueldo privado, mismo que cada actor se gana en su desempeño en escena, merecidamente o no, y por tanto, la intencionalidad de la cinta recae en el director; es él quien tiene el peso mayoritario de la funcionalidad.
Así las cosas, el comportamiento de los protagonistas que manejan el sistema político mexicano, causan revuelo:
Escándalos sexuales, asesinatos, y todo  tipo de corrupción.
Para la sociedad mexicana, no repercute en el ámbito social, ni tampoco impacta en las decisiones políticas; pero si critica la relación entre la televisión y el poder político en México, y la manipulación de los medios de comunicación sobre la sociedad, siendo estos, algunos de los planteamientos que presenta el autor.
Y es que estas situaciones, pueden resultar inmensamente cotidianas:
“Creo que en este país, la televisión se convirtió en uno de los poderes predominantes, yo creo que su influencia es enorme… se han convertido en un factor político determinante, la experiencia que vivimos en la elección pasada, para algunos, sí sentimos que fue un factor que pudo inclinar la balanza hacia un lado, en un proceso de ir posicionando a un candidato”, sostuvo Estrada.
Y después de una larga y documentada investigación sobre la materia, y tomando como referencia, muchos de los casos reales que han marcado la vida pública del país en los pasados años, en los que los medios han mostrado su doble moral, y su enorme poder e influencia; La Dictadura Perfecta pretende hacer una reflexión ácida, crítica y aguda, sobre el fenómeno de la manipulación, e invitar al espectador, a tratar de entender los cómo, y los porqués de la perversa relación entre el poder político, y los medios de comunicación.
Efectivamente, los aspectos más centrales de la narración, están tomados de escándalos reales en la política mexicana.
Son decenas, los puntos en que La Dictadura Perfecta se conecta con hechos reales del país, lo que tal vez, sólo pueda apreciar adecuadamente un mexicano:
“Ya ni los negros”:
Esta frase fue usada por Vicente Fox Quesada durante su gobierno.
Al igual que en La Dictadura Perfecta, causó revuelo, al considerase como un comentario racista.
Los video escándalos:
En La Dictadura Perfecta, se observa al gobernador Carmelo Vargas, recibiendo dinero de “El Mazacote” (Hernán Mendoza), un presunto narcotraficante.
Esto tiene paralelismo, con el vídeo que fue presentado en El Mañanero, el 23 de marzo de 2004, donde se aprecia a René Bejarano, recibiendo fajos de billetes en un maletín, por parte del empresario argentino, Carlos Ahumada.
Los Contratos entre Televisa y el PRI-PVEM:
Después de los video escándalos, Carmelo Vargas solicita ayuda a Televisión Mexicana, TVMX, para limpiar su imagen, y buscar La Presidencia de La República.
Los correspondientes contratos de este acuerdo, se filtran, y el diputado Agustín Morales (Joaquín Cosío), intenta que se den a conocer.
En la realidad, se dieron a conocer los contratos que Televisa tenía para trabajar a favor del candidato, Enrique Peña Nieto.
Estos, fueron escaneados y presentados en el periódico inglés, The Guardian.
Fernández Noroña, increpa a panistas:
Durante La Dictadura Perfecta, el diputado Agustín Morales, se presenta en El Congreso del estado, solicitando la renuncia del Gobernador Vargas, mientras hay empujones y gritos por parte de sus colegas políticos.
En varias participaciones que tuvo en La Cámara Baja, Fernández Noroña criticó a Calderón, y a varios diputados panistas, y en varias comparecencias, se escuchan gritos y abucheos de la oposición.
El Caso Paulette Gebara Farah:
Durante La Dictadura Perfecta, en la escena donde el diputado Agustín Morales, sufre un atentado, TVMX decide utilizar el secuestro de las hijas del matrimonio Garza, como cortina de humo, dando una cobertura total en el programa 24hrs en 30min, para tapar este caso, y otros delitos del Gobernador Vargas.
Esto tiene cierto paralelismo con El Caso de La Niña Paulette, que fue un hecho periodístico, con bastantes huecos durante el proceso judicial, y con un veredicto poco creíble.
Al igual que su homólogo fílmico, el proceso tuvo un seguimiento continuo por parte de la empresa Televisa; y en La Dictadura Perfecta, se le conoce a este proceso como “La Caja China”
El Caso Florence Cassez:
Al llegar el asunto del secuestro de las niñas Garza, a un fin anticlimático que no esperaba Carlos Rojo, el productor de TVMX, los ejecutivos de la misma, deciden montar un rescate, con toques de cinta de acción, usando elementos de la policía federal, para elevar la audiencia que les faltaba, y poder cerrar este tema de manera exitosa.
Esta escena, refleja el evento en que el gobierno decidió hacer un montaje de un operativo, que atrapó a una banda de secuestradores, donde estaba involucrada la ciudadana francesa, Florence Cassez, radicada en México en 2005.
Cuando se descubrió dicho montaje en 2013, los secuestradores fueron liberados, por la evidente manipulación de pruebas del gobierno mexicano.
Angélica Rivera:
Para poder completar el dinero del rescate de las hijas de la familia Garza, el gobernador le pide un favor al productor en secreto…
Casi al final de La Dictadura Perfecta, vemos al Gobernador Vargas en su campaña electoral, rumbo a La Presidencia de La República, acompañado de Jazmín (Livia Brito), la estrella de la telenovela “Los Pobres También Aman”, donde al parecer, ambos ya se encuentran casados.
Esto refleja el matrimonio que sostiene el actual Presidente Peña Nieto, con la actriz de telenovelas, Angélica Rivera.
“La Señora de La Casa”:
En una entrevista al Presidente en La Dictadura Perfecta, se le pregunta sobre la importancia de los cambios económicos, y como afectarían a la población mexicana; contestando que él “no era la señora de la casa”
Durante su campaña electoral, Enrique Peña Nieto contestó lo mismo, cuando se le preguntó sobre la canasta básica.
Este comentario, fue objeto de burlas e indignación en redes sociales, debido a la connotación machista.
“Otro peligro para México”:
Después de una visita que hizo el diputado Agustín Morales, al productor Carlos Rojo, para hacerle entrega de material multimedia, que pone en evidencia los crímenes planeados por El Gobernador Carmelo Vargas; Carlos Rojo dice en voz baja:
“Otro peligro para México”
Andrés Manuel López Obrador, en su condición de candidato a La Presidencia de México, en el año 2006, fue constante y públicamente calificado como:
“Un peligro para México”, por los políticos adeptos al PAN, debido a sus abiertas intenciones de hacer importantes modificaciones a la infraestructura del país, en caso de ganar La Presidencia.
Así, ejemplo hay muchos más…
Y en términos cinematográficos, la narrativa en gran parte del filme, es fluida, aunque por momentos, la prolongación de algunas escenas o momentos que son triviales, están demás, lo que alarga desmesuradamente al filme.
Por otro lado, conjuntar un reparto de las características que el guión requería, fue en extremo complicado.
Dado el gran número de personajes que intervienen, así como la necedad del director, de tener actores de reconocida trayectoria, hasta para los papeles más pequeños, obligó a un largo proceso de selección, en el que afortunadamente, a los conocidos actores de las anteriores películas de Estrada, se sumaron nuevos y jóvenes talentos, provenientes de diferentes medios y trayectorias.
Encabezados de nuevo por el gran Damián Alcázar, en su 6ª colaboración con Estrada; donde vuelve a interpretar a un personaje por demás violento, pero sobrio, alegre, y “pelado”, una fichita de gobernador.
Joaquín Cosío, el inolvidable “Cochiloco”; los consagrados:
Dagoberto Gama, Enrique Arreola, Noé Hernández, Jorge Zárate; y los reconocidos primeros actores:
Salvador Sánchez y María Rojo; se sumaron:
Alfonso Herrera, en el que seguramente será su rol de consagración; el talentoso y galán, Osvaldo Benavides; así como una pareja que para el director fue toda una revelación, por su enorme talento y apasionada entrega:
Silvia Navarro y Flavio Medina.
El primer actor, Saúl Lisazo, que interpreta de manera notable, al conductor estelar de un noticiero; y Arath de la Torre, Tony Dalton y Sergio Mayer, nos ofrecen grandes interpretaciones, que seguro darán mucho que hablar.
Mención aparte merecen las estrellas de la conmovedora telenovela “Los Pobres También Aman”, en la qué:
Livia Brito, Jorge Poza, e Itatí Cantoral, recrean con talento y entrega, una historia dentro de la película, que le da un giro inesperado al conflicto principal.
Y por último, en breves pero relevantes participaciones, que redondean una película, que puede ser considerada de ensamble y coral:
Gustavo Sánchez Parra, Luis Fernando Peña, Sonia Couoh, Sophie Alexander, Johanna Murillo, Ingrid Martz, y Juan Pablo Medina.
Sobra decir, que en el fondo, La Dictadura Perfecta tiene una clara tendencia izquierdista, y en contra total del sistema, pues ha criticado duramente al PRI y sus gobiernos, como lo hizo Estrada en “La Ley de Herodes” (1999), a la administración PANista de Vicente Fox en “Un Mundo Maravilloso” (2006), y al Presidente Calderón, en su lucha contra el narcotráfico en “El Infierno” (2010), vamos, le conocemos el estilo, y lo hemos gozado en más de una ocasión, pero lo que en cada película era disfrutado y reconocido como valiente e innovador, en La Dictadura Perfecta es repetitivo, y ya “huele” a cansado y aburrido, además que es larga, en por ejemplo, de lo que no funciona del todo, es la trama del secuestro de las niñas, alargada a la manera de las telenovelas, y con bastantes escenas innecesarias, metidas con calzador, como los flirteos del reportero con la madre, el romance de ésta con algún novio, etc., en detrimento del ritmo y tono de una película vendida como una comedia, cuando en realidad es un ataque al Presidente Peña Nieto…
Pero no seamos ilusos, La Dictadura Perfecta es un filme que recrea, a través de la ficción, la forma en que Televisa participó directamente en el proyecto de colocar a Peña Nieto en Los Pinos.
Incluso, el inicio de la película, auguraba algo más sustancioso y osado al respecto.
La caracterización e interpretación de Sergio Mayer, por ejemplo, hasta en sus limitaciones o gracias a ellas, hacen que el retrato de Peña Nieto sea escalofriantemente preciso, aunque la frase de los “negros”, y el acento sean de Fox; el físico, el peinado, la gesticulación y el acento, son de Enrique.
No hay duda, que se trata de él, pero La Dictadura Perfecta habría sido aún más provocador, por tanto más de confrontación, más arriesgado, y en términos de producción, habría sido mucho más costoso, el desplegar secuencias del Presidente de gira, en reuniones, en salones lujosos, aviones, etc., y llevar la trama por esos rumbos…
Estrada indicó, que si bien La Dictadura Perfecta es una sátira política, la cinta sí busca retratar el periodo de gobierno actual, encabezado por El Presidente Enrique Peña Nieto, y la “experiencia de estar viviendo momentos muy complicados para este país.
Habrá personas que lean la película, casi hasta de una manera como si estuviera presenciando un reportaje, o un documental, porque La Dictadura Perfecta tiene muchos referentes de un país, y un tiempo; y el país es este, y el tiempo es este”, dijo el director.
La crítica, si bien es ácida, y aborda temas graves, profundiza menos en los personajes, comparado con otros trabajos de Estrada.
Ocasionalmente, amplifica el cinismo a exageraciones tales, que pierde toda sutileza, y puede generar el efecto contrario al deseado.
La Dictadura Perfecta, es una película que critica el populismo y la demagogia con que se nos gobierna, a través de formas populistas y demagogas.
Y en última instancia, lo que hace es hablar de hombres sin escrúpulos, sin madre, que tienen como único móvil, el binomio del poder y el dinero; el poder que brinda el dinero a quien lo tiene, y el dinero que se obtiene cuando se detenta el poder.
Un círculo que obnubila, fanatiza, y por cuya obtención y defensa, se es capaz de lo que sea, de colapsar un país completo, por ejemplo.
Y al hacerlo, repasa el papel que juegan los medios de comunicación en su rol de cómplice:
Manipulando la verdad, urdiendo narrativas para moldear los gustos, preferencias, y disposiciones de la gente, sobre lo que debe creer y querer.
Así, La Dictadura Perfecta es importante, y su valor recae en ser crítica inmediata, y presentar hechos aun frescos en la memoria de los mexicanos, es decir, ya no hay situaciones “generales” como en sus anteriores cintas, ahora hay casos concretos, iniciando con los vídeo escándalos de René Bejarano, simulaciones de detenciones de capos de la droga, El Caso de la niña Paulette, o bien el montaje de Florence Cassez…
Mejor aún, el actual Gobierno de La República, es expuesto en 2 momentos, cuando Enrique Peña Nieto fue gobernador del Estado de México, y ahora en su faceta Presidencial.
Como ya les mencione, el cine de Estrada se caracteriza por poner sobre la mesa, problemas sumamente visibles del país, y en estricto sentido, no aportar soluciones, y eso en muchos, no termina de gustar, pero en el caso particular, con una exposición tan directa y particular de casos concretos sobre las practicas del gobierno, tendría que estar intencionada a que el espectador reflexione, y no sólo con La Dictadura Perfecta, sino con cualquiera que se vea, sobre lo que vive y lo que está representado aquí; y debemos tratar de entender, el cómo y él porqué de esta relación, la del poder político y los medios de comunicación.
“En esta historia, todos los nombres son ficticios, los hechos sospechosamente verdaderos, cualquier parecido o semejanza con la realidad, no es mera coincidencia”
México es un país, en el que más del 70% de la población, solo obtiene su visión de la realidad a través de la televisión, por lo que esta se vuelve un instrumento que puede llegar a ser muy perverso.
La inseguridad y la violencia, se sienten como nunca antes, y los ciudadanos padecen una amarga indefensión.
No creen en las autoridades, se está perdiendo todo resquicio de fe en la justicia.
Y hoy, El Gobierno Priista regresó con una versión, que ni las voces más pesimistas imaginaban:
Cínico, decidido a reclamar por las buenas, las malas, o las que sean necesarias, la imagen de pluralidad y búsqueda de acuerdos artificiosos, por ejemplo; lo que les habían quitado, y creen les pertenece:
El poder absoluto para hacer, cuanto antes, lo que se les pegue la gana con México.
El país cambió, pero ellos no…
Y están dispuestos a lo que sea, retrocesos necesarios incluidos, para devolverle al país, la fisonomía y estructura política que se ajuste a sus ambiciones y perversiones.
Los partidos de oposición, sumidos en una generalizada crisis de identidad y de valores, han sido comparsas, en el mejor de los escenarios.
Y para recuperar el poder, El PRI contó con la invaluable, inigualable ayuda de las 2 opulentas cadenas televisivas mexicanas, principalmente de Televisa.
El infausto, pérfido e inmoral matrimonio entre 3, contribuyó decididamente, para colocar en Los Pinos, a un político que Televisa fue educando, preparando, apoyando, cuidando desde su administración en el gobierno del Estado de México.
Un largo sexenio, tuvieron para dejarlo listo, valga la expresión, para casarlo con una de sus actrices, y convertirlos en la pareja ideal para la masa, para hacerlo omnipresente en las casas de todos los mexicanos, en sus restaurantes, bares, tiendas, por doquier, para empacarlo como un producto a la altura de los contenidos que ofrecen, es decir, de muy baja calidad, pero amoldado al gusto de los millones de personas que tienen hipnotizados todos los días frente a su televisor.
A cambio, El Gobierno del Estado de México, erogó millones y millones de pesos del erario, bajo rubros como asesorías, campañas publicitarias, y de “marketing” algunas en formas de espacios editoriales dentro de sus noticieros, de promoción disfrazada de entrevistas, gestorías de imagen, y todo lo que se les fuera ocurriendo.
Los 2 de la mano, felices, como en final de telenovela, consiguieron regresarle la presidencia al PRI, bajo el compromiso de cogobernar este país.
En cuanto llegaron, la cobertura mediática del país cambió de forma dramática.
Los noticieros televisivos, principalmente el nocturno de Televisa, parecen voceros de La Presidencia Priista, como en los tiempos de Zabludovsky, o peor; se silenció de inmediato la campaña informativa existente en el sexenio previo, en el que se hablaba todos los días, sobre los muertos que el narcotráfico produce; se empeñan diariamente en crear la idea, de que el país camina y prospera bajo un clima de paz, y lo hacen aguantándose la risa.
Cada día, les cuesta más trabajo empatar la realidad con la ficción, que ellos siguen intentando establecer.
Parece que los guiones, hablar de ideas o conceptos, sería un despropósito, incluso mal escritos, y se les están agotando.
Y en ésas está México; en la manipulación informativa descarada.
Así, los medios en manos de los poderes fácticos, manipulan los mensajes, las imágenes, la trayectoria personal del político, de tal modo que, ante la sociedad, pueden convertir al villano en héroe.

“La gente se cree todo lo que ve”



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