The COOK, The THIEF, His WIFE & Her LOVER

“Lust...
Murder...
Dessert.
Bon Appetit!”

La historia del Séptimo Arte, está muy unida a la gastronomía, y en algo más de un siglo de existencia, ha proporcionado al espectador, miles de secuencias irrepetibles e inolvidables, que le han enseñado a apreciar la buena mesa, y conocer el historial culinario de otras culturas y épocas.
La gastronomía, es y ha sido arte desde los primeros momentos de la historia del medio fílmico, recordar la ya consabida referencia a los días finales de 1895, cuando los hermanos Lumière filmaron en su casa a un bebé comiendo; hasta los últimos días del cine mudo; que muchos incluso hoy exaltan con nostalgia.
Durante el siglo XX, la presentación de alimentos en la gran pantalla, fue una metáfora gráfica de la pobreza, la riqueza, la codicia, la lujuria, el sexo, la pérdida, la muerte, e incluso la contradicción de los seres humanos.
Entre las manifestaciones típicas del cine mudo, por ejemplo, merecen la pena recordar las célebres guerras de tortas de crema, que causaban gran hilaridad entre la audiencia.
Sin embargo, las películas en blanco y negro, todavía no mostraban la fuerza gráfica que tiene la gastronomía, debido a imágenes y escenas muy poco atractivas, ya que los directores de aquella época, no prestaban demasiada atención a este apartado.
En estos días de blanco y negro, y damiselas atadas a las vías del tren, hay algunas memorables escenas con comidas, e incluso algunos interesantes simbolismos.
Sin embargo, los comienzos del cine fueron bastante modestos en la cocina, e incluso era común, que las escenas que ocurrían en una cocina, tuvieran los sartenes y ollas simplemente pintados en el set.
Con la llegada del color en 1935, los alimentos y la comida empezaron a mostrar todo su esplendor en la pantalla grande, y desde entonces, la gastronomía aparece vinculada a todo tipo de historias, que reproducen el humor, ironía o dramatismo de la existencia humana.
Una relación de películas en las que la comida es protagonista total o parcialmente, la mayoría vistas con merecido interés, ya sea desde un punto de vista jocoso y vital, como filosófico, existencial, o simbólico.
Finalmente, el cine ha sido, en muchas ocasiones, el vehículo perfecto para introducir lo grotesco, lo excesivo, y a veces lo brutal; y con ello, hay platos apetitosos, misteriosos, sexys, o directamente repugnantes.
“He's dead.
They stuffed him with pages torn from his favourite book.
Could you cook him?”
The COOK, The THIEF, His WIFE & Her LOVER es una comedia británica del año 1989, escrita y dirigida por Peter Greenaway.
Protagonizada por Richard Bohringer, Michael Gambon, Helen Mirren, Alan Howard, Tim Roth, Ciaran Hinds, Gary Olsen, Ron Cook, Ian Dury, Ewan Stewart, Diane Langton, Liz Smith, entre otros.
La obra de Greenaway, mezcla comedia, drama y horror, cargada de simbolismos, en un gran restaurante con aspecto teatral, con una historia cruda e impactante; un humor negro, tanto por sus representaciones de canibalismo y desnudos frontales, como por su abundante y con frecuencia impresionante cinematografía y formalismo; pero también es romántica, sarcástica, inteligente, “gore”, divertida y nada regular, pese a lo difícil de entremezclar tanto.
Greenaway dice hacer cine para innovar, para encontrar una nueva forma de comprometer a los sentidos, no sólo visualmente; y aquí casi se llega a oler, a sufrir, y a sentir.
Como dato de producción, su metraje original es de 124 minutos; pero debido al contenido, la MPAA dio a Miramax, la posibilidad de elegir una calificación “X”, o ir sin clasificación, “sólo para adultos”, para su presentación en salas.
Sin valoración, se eligió a la luz de la calificación “X”, más asociada con las películas pornográficas; por tanto, existen 2 versiones de The COOK, The THIEF, His WIFE & Her LOVER que fueron puestas en libertad en VHS, en la década de 1990:
Uno de ellos, era un corte de clasificación “R” de 95 minutos, sobre todo para las grandes cadenas de tiendas de video; y el otro era la versión original.
La acción sigue a Albert Spica (Michael Gambon), un delincuente que tiene un restaurante de clase alta llamado “Le Hollandais”; dirigido por un chef francés, Richard Boarst (Richard Bohringer), en el que se reúne habitualmente con sus cómplices, y otros maleantes.
Spica goza abusando de su poder, maltratando al personal, con excepción del chef, a sus matones, y a veces a los propios clientes.
También se deleita humillando a su esposa, Georgina Spica (Helen Mirren)
Por lo que ésta comienza una relación secreta con un cliente habitual del restaurante, Michael (Alan Howard), que es un hombre absolutamente distinto a Spica:
Es calmado, refinado, culto, subrepticiamente muestra su interés por la mujer del bandido.
Así, ambos se convierten en amantes en la propia cocina del lugar, con la complicidad del chef y los suyos.
Spica, finalmente descubre la infidelidad de su esposa, y toma una terrible venganza contra la pareja.
La esposa, sin embargo, prepara a su vez su propia revancha, que ejecutará con la ayuda del chef, en una escena final, que es a la vez terrible y de gran belleza formal.
The COOK, The THIEF, His WIFE & Her LOVER es una producción sumamente cargada de elementos insinuantes, que requieren de saberes previos, para lograr el entendimiento y disfrute completo de la obra, por lo que está dirigida a un público selecto e instruido en múltiples aspectos que van desde saberes sobre pintura, política, historia, psicología, hasta gastronomía; y es también, una película fascinante sobre el comportamiento primitivo del ser humano; que demuestra que la evolución es nefasta para algunas emociones:
Somos humanos, pero al mismo tiempo, somos animales.
“I think those Ethiopians enjoy starving.
Keeps them thin and graceful”
Por su formación académica, estudió arte y pintura en el Walthamstow College of Art; el cine del director británico, Peter Greenaway, posee una visión vanguardista, que busca ser innovadora, y alejarse de las formas narrativas tradicionales.
Esto le ha acarreado tanto simpatías como aversiones.
Y su obra, sobre todo la que ha realizado en años recientes, no es fácil de acceder o de comprender a cabalidad, por su elevado contenido y referentes intelectuales, por lo que de alguna forma, el suyo es un cine para públicos restringidos, muy particulares.
Ello le ha costado, que sus películas hayan sido calificadas como “elitistas”, “pretenciosas”, “snobs”, entre otros.
Sin embargo, durante la década de los 80, el cine de Greenaway gozó de una gran proyección, y éxito a nivel mundial; y su objetivo ha sido claro desde el principio:
Violar las fronteras entre las disciplinas, para desarrollar un género que “permita fusionar pintura y cine, en virtud de las referencias, y asociaciones cruzadas”
El singular Greenaway, firma así, una inclasificable, interesante, y excesiva película en torno a la comida, al amor, y al erotismo;  no apta para paladares sensibles.
La escatología, la obsesión por la imagen, los cambios de actitud, y la venganza, están presentes en cada sección; las cuales están divididas como en un menú de un restaurante, y por días; que conforman el sentido ilimitado de la mentalidad del director.
Sobre una anécdota en apariencia sencilla, los amoríos secretos entre la esposa de un criminal y un caballero culto, solapados por el cocinero, que es a la vez empleado del mafioso; se construye un relato de alcances cuasi-operísticos, cuya acción ocurre casi por completo en el restaurante; y que es a la vez, un ejercicio de barroquismo e impresionante despliegue formal.
La riqueza plástica de The COOK, The THIEF, His WIFE & Her LOVER es simplemente exuberante.
El realizador, haciendo equipo con su colaborador de muchos años, el ya fallecido fotógrafo francés, Sacha Vierny, y con el “enfant terrible” de la moda Jean-Paul Gaultier, arma paletas en colores cromáticos, de forma que en cada elemento del escenario, predomina un solo color:
Azul suburbio para la entrada del restaurante; rojo burgués para el interior del mismo; verde vegetal para la cocina; y blanco inodoro para los sanitarios.
En su primera colaboración con un cineasta, Jean-Paul Gaultier viste a su protagonista, Georgina, en alta moda extravagante, que cambia de color según el escenario; con un vestuario tan simbólico, como cualquier otro elemento en ella, donde muchas veces, la ropa habla por su protagonista, sin que ésta tenga que pronunciar una palabra.
A su vez, el uso de la psicología de los colores, para establecer el ambiente en cada habitación, acompañando ese juego con un despampanante vestuario a tono, es un deleite para la vista.
Por ejemplo, la cocina se presenta en colores verdes, que refieren a la naturaleza, ya que se trata del lugar donde los amantes dan rienda suelta a sus deseos; y el rojo del comedor, representa la violencia y la sangre, acorde con el lugar donde se desarrollan los actos malévolos y delictivos del grupo mafioso.
Además, resulta interesante la hipótesis del cocinero, sobre lo oneroso del consumo de alimentos de color negro, como el caviar y las trufas, a causa de la relación conceptual entre ese color y la muerte.
Es así, que los alimentos negros evocan a la muerte, y su consumo se transforma en una manera de desafiarla.
La comida, merece mención especial, porqué toda la truculenta acción como de tragedia jacobea, transcurre en “Le Hollandais”, un exquisito restaurante de alta cocina francesa, donde a los elaboradísimos platos de autor, propuestos por el chef, artista y creador, se contraponen a la ignorancia del glotón ladrón, estableciendo además, un cierto paralelismo con los clientes que tienen más dinero que buen gusto.
La disposición de la escenografía, y un peculiar uso de la cámara, generan la ilusión de una experiencia teatral, que desde el principio sumerge al espectador, en ese dulce encandilamiento que provoca la apertura de un telón.
Cada escenario, es presentado por medio de espectaculares “travellings” laterales, situados desde el punto de vista del espectador, y cuyo suave movimiento, da la sensación de estar viendo un enorme fresco colgado en una pared, y recorrerlo como si se caminara a lo largo de él.
El concepto de orden, también es visible en sus personajes de forma cardinal, dan sentido al film, representando diferentes aspectos de la naturaleza humana:
La creatividad y sensibilidad artística del cocinero; la brutalidad y la maldad del ladrón; el deseo y la sexualidad de su esposa; y la bondad y el amor del amante.
Personajes y conceptos que se oponen, se confrontan y se aniquilan mutuamente, pero que también se complementan, se buscan, se aman, y coexisten entre sí:
La brutalidad junto a la creatividad, lo vulgar junto a lo refinado, el sexo junto a la muerte, y lo excelso junto a lo grosero.
En términos generales, podríamos considerarla, como una película sobre el maltrato psicológico y físico, que emite un cruel y sádico dueño de un restaurante, el cual, a lo único que respeta, es a la comida.
Todo lo demás, amigos, empleados, e incluso su esposa, son secundarios e indispensables para él.
La primera escena en ese sentido es magistral, con música clásica a todo volumen, mientras perros, cual animales de la noche, devoraban la basura.
A escasos metros, se encontraba el ladrón con sus demás hombres, humillando a un trabajador suyo.
Desde ese instante, empezamos a conocer el desagradable carácter del personaje:
El ladrón, Albert, el dueño de un prestigioso “Restaurante de 5 Estrellas”, el cual obviamente contaba con una cocina enorme.
El ladrón, suele comer allí con su mujer y sus amigos todos los días; así, en el transcurso de los días, el espectador se dará cuenta de la personalidad del ladrón:
Un semidios que trata a las demás personas como sus esclavos, abusando tiranamente de su poder; mientras todos los que lo rodeaban, sienten un gran odio hacia él.
Albert Spica, es el eje central de la acción, capaz de sembrar el terror, allá donde va de forma inesperada, sin motivos, con un sadismo de manual de psiquiatría, un sujeto egocéntrico y peligroso, cuyas observaciones culinarias, lo hacen “especial”
Así entra en su restaurante, y hace lo que se le ocurre, en la cocina o en la mesa, le da igual quien sea que tenga al lado, su falta de respeto por el prójimo, es absoluta:
Humilla, insulta, acapara, y apalea todo lo que le rodea, convirtiéndole en un ser despreciable y temido por todo aquel que se cruza en su camino.
Y no tiene decoro alguno, ni límites en cuanto a sus propósitos ser refiere.
Albert es así.
Su mujer, Georgina, es una distinguida mujer con gustos refinados, en cuanto a ropa, comida, y demás banalidades.
Siempre se muestra sumisa con respecto a su esposo, y al final, ella confiesa que se intentó librar de él muchas veces escapando, pero él siempre, con sus amigos, la encontraban, y ella recibía semejante golpiza posteriormente.
Georgina es por supuesto, la que más sufre esclavitud.
Su vida es miserable, hasta que conoce a Michael, un habitual cliente del restaurante de su esposo, y comienzan a verse a escondidas en ese mismo lugar.
Delante de las narices de este, ella y Michael, empiezan una aventura.
Un triángulo amoroso; pero no cualquier triángulo.
El amante, Michael, es un culto hombre que le gustaba leer y comer en el restaurante de Albert.
Ahí conoce a Georgina, y desde el primer día, empiezan a frecuentarse a escondidas, al principio en el baño, luego en la cocina.
Siempre, cada encuentro, a excepción del primero, terminaba en sexo…
Lo curioso es que al principio, ellos no mencionaban palabra alguna, hasta que un día, Michael fue invitado por el mismo Albert a su mesa, y sin querer, cada amante conoce el nombre del otro, y un poco de su vida.
Por último, el cocinero, Richard, es el jefe del restaurante, respetado tanto por los demás cocineros y meseros, como por la misma clientela, ya que tenía una fama de cocinar cosas raras y experimentales, pero con gran sabor y estilo.
Descubrimos que, al igual que los demás, odia desde el fondo de su corazón a Albert, y por eso apoyaba a Georgina en sus encuentros íntimos con su amante.
Son las pasiones de cada uno de los protagonistas, lo que hacen caminar a la narración:
Todos sufren, viven, y mueren por las pasiones que dan sentido a su vida:
La esposa y el amante, por la necesidad física que tiene uno por el otro; y el ladrón por la comida.
Tomemos el ejemplo de este último, Spica maltrata a su mujer, porque es infértil y su único refugio es la comida, sin ella no es nada, su hombría es proporcional a la cantidad de personas que invita a disfrutar la cena con él, y a sus malos modales en la mesa.
Es esta misma pasión, la que termina por consumirlo.
Así los demás protagonistas, al amante sus libros y a la esposa su amante.
Ese romance coexiste, con la relación de abuso a la que Albert somete a su esposa, y la lucha de ella por liberarse.
En esta relación, aparece constantemente el enfrentamiento de pares binarios:
Hombre /mujer, amor/odio, lo bello/lo grotesco…
La tranquila y seria Georgina, frente a su violento y burlón marido.
Lo delicado del sexo con el amante, en contraposición con el toqueteo indeseado de Albert.
El amor, en contraposición al abuso.
Cada personaje, se desarrolla de manera adecuada, y Greenaway le da a cada uno dimensión; por ejemplo, Georgina Spica pasa de ser la esposa sumida a rebelarse a través del sexo, para finalmente convertirse en una vengadora sin piedad.
Y, quizás, el más apetitoso de los análisis posibles, sea el de la sátira política:
Crítica a las clases acomodadas del Reino Unido de Margaret Thatcher, que ve el realizador como impías y derrochadoras.
No debemos olvidar, que The COOK, The THIEF, His WIFE & Her LOVER, surge en el mismo año en que finaliza La Era Thatcher; y el mismo Greenaway aclara, que fue filmada como respuesta al conservadurismo desarrollado por ese gobierno.
Albert Spica, el ladrón rebosante de codicia y egoísmo, constituye una sátira de los nuevos ricos que surgieron durante ese período, al calor del desarrollo de políticas conservadoras que requerían de un creciente individualismo social como soporte ideológico.
Es en este marco, que el consumo toma una importancia fundamental en esta historia.
El consumo de la comida, del alcohol, del cuerpo del otro, de su sexo, todo consumo se presenta como exceso, hasta el punto de convertir el consumo de heces, de libros, o incluso de la carne humana, en un mecanismo de ejercicio del poder.
La doctrina de control social, el consumismo, y la promoción del individualismo para destruir los mecanismos colectivos de resistencia de los pueblos, son herramientas de la cuales, las corrientes conservadoras se han valido desde hace décadas, en todo el mundo.
Ese camino, sólo puede llevar a la descomposición cultural, a la ruptura de los lazos sociales.
Y una vez llegado ese punto, donde lo único que vale es el interés propio, el “otro” sólo puede aparecer como objeto de consumo, y no como un semejante.
Por otro lado, esta gran creación, presenta una fuerte crítica a la modernidad, en relación al duelo entre pasión y razón, desde una postura, si se puede decir, postmoderna y romántica, en tanto que pone en duelo las pasiones, presentadas simbólicamente mediante la comida, la cocina, el restaurante, y la misma lujuria y la razón, por su parte, presentada desde el personaje:
Michael, la literatura y la misma Revolución Francesa.
Y no sólo pone en duelo la pasión con la razón, sino que la pasión termina venciendo la razón, de ahí que se diga que toma una postura postmoderna y “romántica”, polémica y para algunos contextos “antimoral”
Durante el metraje, se presenta un duelo entre pasión y razón.
El cuadro barroco del pintor flamenco, Frans Hals, llamado “The Banquet of the Officers of St George Militar Company” (1616), hace referencia simbólicamente a la modernidad, la razón, la milicia, y la burguesía, contrastado con la acción que se da en el entorno donde está expuesto:
Un restaurante, donde la comida, según palabras textuales del dueño, Albert, es la mayor de sus pasiones.
Con alusiones explícitas a una etapa pictórica; la cocina recuerda más a lo humano de Velásquez, y el comedor a lo sofisticado de Rembrandt; con una fotografía sublime, como el momento en que Robert descubre los “affaires” de su esposa, y su ira impregna toda la pantalla en un rojo terrorífico, es impagable.
Sorprende lo ambiguo de su tratamiento, tan explícito de una época, el “cinquecento”, y a su vez, la intención de ser dadaísta y deconstructivista.
No sabes, si alabar la estética o detestarla, y acabar con ese decorado tan absurdo y empalagoso como su dueño.
Otro elemento simbólico, que evidencia duelo, es un diálogo muy particular:
Michael, un cliente que lee libros en una de las mesas del restaurante; Albert, el dueño del restaurante, lo mira con desprecio, y bota uno de sus libros al piso y dice:
“Esto no es una biblioteca, es un restaurante”
Cuando mira a un cocinero, y comenta:
“Esto está crudo, ásalo con puré de guisantes”
Esto va más allá de una broma pesada al cliente lector, se está enfrentando la comida, las pasiones, y los libros, la razón, por lo que es notable que los antagónicos de la historia sean:
Michael/La Razón, y Albert/La Pasión.
Por otro lado, además del duelo, se evidencia la postura postmoderna y romántica, entendida como el desencantamiento de la razón; del director y la producción en varios momentos metafóricos.
El más notorio, es tal vez cuando Albert asesina lentamente a Michael, forzándolo a comerse sus propios libros.
El acto de comer, hace alusión directa en este caso, a las pasiones que son expresadas simbólicamente, como en la comida; y los libros hacen referencia a la razón.
El hecho de morirse comiéndose literalmente los libros, implica ese desencantamiento de la razón, ese puñal que la razón le clavó al hombre, y es más evidente aún, cuando el último papel de un libro que le meten en la boca, es sobre La Revolución Francesa, un símbolo fuerte de la modernidad y del conflicto bélico que la razón trajo consigo.
También, se evidencia en el final, cuando Albert forzadamente, come del cuerpo de Michael, que está repleto de libros, ha sido rellenado con libros, la pasión/Albert, devora la razón/Michael.
Albert es pasión, y Michael es razón, pero entonces, qué papel juega Georgina dentro de éste duelo...
Ella representa a la humanidad, el duelo al que se ve expuesta entre la razón y el deseo, en este caso, entendido el deseo como las pasiones.
Todo ello, entonces, combinado en un impresionante lienzo, que avanza a través de suculentos banquetes, brutalidades y vulgaridades varias, momentos escatológicos, alardes de poder, amor y sexo desbordado, violencia y crueldad sin freno, acompañados por las impecables composiciones musicales de Michael Nyman, que pueden cansar por el tono operístico irritante, y segundo porque lo recurrente, mismos planos, mismo tono interpretativo de ciertos personajes, misma partitura musical... que puede llegar a hastiar.
Al final, todo confluye en una climática venganza, sublime y bella, pero a la vez grotesca y estremecedora, en uno de los finales más recordados en la historia de la cinematografía mundial y gastronómico.
The COOK, The THIEF, His WIFE & Her LOVER desea repugnarnos hasta que admitamos que todos somos parte de esa sociedad, de ese restaurante lujoso, de esa cena típica.
Muchos no podrán aguantar ver el declive social que aquí se representa.
Otros apreciarán la moraleja que el director presenta en una bandeja preciosa, y entenderán que el salvajismo, es también parte del ser humano.
“Try the cock, Albert.
It's a delicacy, and you know where it's been”
De acuerdo con el escritor Jeremy Iggers:
“La comida como un tópico de investigación filosófica, es un asunto de gran actualidad, porque los alimentos y la gastronomía, ocupan un rol en nuestra cultura, que hace unas décadas era ocupado por el sexo.
La gastronomía, ha sido erotizada y convertida en fuente de enorme ansiedad en las sociedades occidentales, y esto se debe a un desplazamiento fundamental de cómo nos definimos a nosotros mismos.
Hace una generación o dos, nuestra identidad individual se definía mayormente por los roles sociales y relaciones, de aquí el énfasis en el sexo, pero actualmente está más relacionada con lo que consumimos.
Al igual que con el sexo, y un lugar de resguardo, sin comida no podemos sobrevivir, pero en tiempos actuales, esto sobrepasa las meras necesidades físicas para servir de medio para interconectar a la gente, ayudando a resolver los conflictos dentro de las relaciones humanas, y reanimando el cuerpo y alma de los individuos”

“Now I've given you a good dinner, you can have a nice drink”



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