if....

“Wisdom is the principal thing; therefore get wisdom:
And with all thy getting get understanding - Proverbs IV: 7”

Hubo un tiempo, nadie podría negarlo, en que ciertas culturas europeas, la inglesa entre ellas, fueron causantes de un deplorable apocamiento del espíritu ciudadano.
Las aristocracias, incapaces de fuerza moral, se revistieron de fuerza física, y sirviéndose del autoritarismo, la prepotencia y el afán de poder, hicieron que el pueblo llevara la peor parte, pues, el propósito de la subyugación por parte de aquellos “hombres de presa” como les llamaba Nietzsche, era preservar a toda costa sus privilegios, y garantizar que las cosas continuaran como entonces:
“El rico en su castillo y el pobre en su tugurio”
El gobierno, la iglesia y los militares, constituían el poder visible, y su régimen de obediencia llegaba a las instituciones educativas, porque sólo de esta manera, todo seguiría bajo su control.
Pero de lo que se olvidaron, o no sabían los regímenes autoritarios es que, el ímpetu de libertad, puede acallarse en algunos, pero jamás en todos los hombres y siempre, indefectiblemente, surgirá la resistencia.
Porque la libertad es como la naturaleza, se les puede vulnerar, pero no se les puede arrasar definitivamente, porque ambas son derechos inalienables de toda la humanidad.
El término “public school”, se refiere al grupo de escuelas independientes privadas de pago, más antiguas, más caras y exclusivas del Reino Unido, particularmente de Inglaterra, a las que asisten principalmente niños con edades de 13 a 18 años.
Tradicionalmente, éstas eran internados de chicos, aunque la mayoría ahora permiten alumnos externos, y muchas se han convertido parcial o completamente en mixtas.
Surgieron de las antiguas escuelas de caridad, establecidas para educar a escolares pobres, usando el término “public” para indicar que el acceso a ellas, no estaba restringido sobre la base de la religión, la ocupación o el lugar de domicilio.
Entre las más conocidas, figuran escuelas como:
Eton, Harrow, Rugby, Westminster, Winchester, Worth y Dulwich entre otras.
La influencia que ejercen estas escuelas en la vida política y social del Reino Unido, desde hace años, es significativa, como se puede ver, por ejemplo, cuando en la apertura del Parlamento Británico en 1867, de los 458 miembros de La Cámara Alta, la “House of Lords”, 172 habían estudiado en Eton, 39 en Harrow, 23 en Westminster, 8 en Winchester, 7 en Charterhouse, 4 en Rugby, 2 en St. Paul y uno en Shrewsbury.
Y es que las escuelas públicas, han tenido una fuerte asociación con las clases dominantes.
Históricamente los hijos de las clases alta y media-alta, como los hijos de los funcionarios y administradores de alto rango del Imperio Británico, fueron educados en Inglaterra bajo esas escuelas, mientras que sus padres estaban en puestos en el extranjero.
Para el 2010, más de la mitad de los ministros del gabinete del gobierno, se había educado en las escuelas públicas.
Sin embargo, las escuelas públicas, especialmente los internados, han sido a veces comparadas por sus alumnos o ex-alumnos, con las cárceles o Campos de Concentración.
“Which side will you be on?”
if.... es un drama del año 1968, dirigido por Lindsay Anderson.
Protagonizado por Malcolm McDowell, David Wood, Richard Warwick, Robert Swann, Christine Noonan, Hugh Thomas, Rupert Webster, Peter Jeffrey, Anthony Nicholls, Arthur Lowe, Mona Washbourne, Sean Bury, entre otros.
El guión es de David Sherwin y John Howlett, basados en la obra “Crusaders” de David Sherwin, e inspirado en el cortometraje de Jean Vigo “Zero for Conduct” (1933)
El título de la película, fue sugerido por el secretario del Memorial Films, cuando escuchó a Lindsay Anderson y David Sherwin, debatir posibles títulos...
Por lo que if…. parece empezar una frase como:
“Si esto ocurriera…”, recreando con verosimilitud una época que, por fortuna, el resurgimiento de las democracias, ha dejado un tanto atrás, habiendo podido pasar de las dictaduras a los gobiernos elegidos por el pueblo; del dios verdugo e intimidante, a un Dios “más amoroso”; y de la autoridad impuesta, a una obediencia persuasiva, estimulada por el ejemplo, en el entendimiento y el amor...
Que en algunos lugares haya caído en el otro extremo, el caos y el desorden, es evidencia simple de la carencia de estos valores, encabezados por El Estado, la familia y los docentes.
Particularmente, el filme se asienta en principios liberales y anárquicos, visibles desde la misma estructura del filme, con elementos surreales y ambiguos, cambios intempestivos del color al blanco y negro, irreverente sexualidad… y pretendida aniquilación de las instituciones, con que solían expresarse los “angry young men” o “jóvenes airados” de los años 60, de los cuales hizo parte central el director Lindsay Anderson, uno de los fundadores del controvertido movimiento “Free Cinema” inglés; e hizo famosa por su representación de una insurrección salvaje en el internado, a unos ficticios chicos, que le trajo un certificado X.
En su momento, estaban los hechos del mayo de 1968, protestas en Francia, por un director que está fuertemente asociado con la contracultura de 1960.
Como era de suponerse, mientras la crítica aplaudía el filme por considerarlo fiel reflejo de una época y una sociedad decadentes, algunos gobiernos buscaron como excusa, sus ligeros y pundonorosos desnudos, para clasificarlo de inmoral.
Para ese “lobby”, había que alejarla de la juventud, pero era más sano invocar la moral que la política...
Como apoyo, EL Festival Internacional de Cine de Cannes, le otorgó la prestigiosa Palme d’Or.
Ampliamente considerado película de culto, if.... refleja el ambiente cultural y político de su época:
Recordemos que eran los años 60, con los hippies y la contracultura, The Beatles, pero también con los radicales políticos que simpatizaban con Mao Zedong y El Che Guevara, que querían reconstruir el mundo a sangre y fuego.
Vemos la guerra, al principio sólo ideológica, entre estudiantes y profesores, ilustrada con un método muy particular, donde varias escenas están filmadas en blanco y negro, aunque la mayor parte del filme es a color, mostrándonos el choque entre 2 mundos, 2 maneras de ver la realidad.
Pero también fue polémica, porque arremete contra la enseñanza superior, y hace una sátira violenta y sin matices de los colegios superiores y del “establishment” británico, y la religión.
De hecho, un embajador británico la llamó “un insulto a la nación” y el Lord  John Brabourne, leído un primer borrador, la llamó:
“El guión más malo y pervertido que he leído nunca.
Nunca debería ver la luz del día”
Por su parte, Paramount odiaba la película cuando lo vieron, y trataron de quitarla de los cines.
Sin embargo, una de sus películas insignias, “Barbarella” (1968), resultó ser un fracaso espectacular, por lo que necesitaban reemplazarla en los cines con otra cosa… y de mala gana,  mantuvieron if.... y se sorprendieron al ver que se convertía en un gran éxito de crítica y público.
if.... es la primera película de la llamada “Mick Travis Trilogy”, protagonizada por Malcolm McDowell como Mick Travis, comprende:
“O Lucky Man!” (1973) y “Britannia Hospital” (1982)
Estas 2 películas, sin embargo, no siguen la misma continuidad de la primera película, y tienen poco en común, que no sea el protagonista, Mick Travis, y varios personajes con nombres idénticos, en funciones similares.
if.... se rodó en la vieja escuela Cheltenham, así como Aldenham School, en Inglaterra.
Aquí, un internado es el lugar donde ocurre casi toda la historia, y donde los alumnos que residen, deben comportarse siguiendo unas reglas muy estrictas del profesorado.
La disciplina es algo ejemplar para los responsables del lugar, y no dudarán a la hora de escarmentar a sus pupilos, si eso les ayuda a tener mejores modales y rendimiento académico.
Los novatos, son los que peor lo tienen, ya que son tratados como sirvientes por los llamados “celadores”, que también siguen con su nivel de estudios, a los que deben afeitar, asear o hasta calentar la taza del baño...
Y hay otros alumnos que también se encargan de que todo esté en orden en las habitaciones que les corresponden, y son los que dependen de la conducta de sus compañeros, para subir a la categoría de “celador”, como Stephans (Guy Ross), que lo tiene un poco difícil con el trío protagonista, ya que no les hace mucha gracia que sea tan pesado con sus exigencias, avisándole de que pueden complicarle su ascenso.
El trio en particular, está conformado por:
Mick Travis (Malcolm McDowell), Wallace (Richard Warwick), y Johnny (David Wood), que se rebela contra el profesorado y la dirección, que mantienen una disciplina rayada en el terror.
Son libre pensantes, y amantes de la libertad, permanecen al margen de esa imposición a la que consideran hipócrita y salvajemente inestable, mientras que, por el otro lado, y con el apoyo del rectorado, Rowntree (Robert Swann), azota con total albedrío su vara con autoridad como máximo representante de los alumnos ante el director y los despreocupados maestros, limitados a enseñar.
Dentro de este internado, hay personajes y conflictos de todo tipo, no solo por el duro régimen, si no por temas indirectos como los de la iglesia, el sexo, las drogas, el alcohol, la homosexualidad, el maltrato, el deseo de libertad, y una serie de largas cosas que le dan a if…. un aroma siempre interesante y expectante.
La sublevación comienza a pequeña escala, con detalles menores, como faltar a las clases, pronto se convierte en una rebelión violenta y sangrienta.
Nadie se libra de críticas en esta sátira vivaz, y con muchas situaciones fascinantes entre los jóvenes y sus diálogos reflexivos.
Con muy poco dinero, con escenarios muy limitados, personajes de lo más particulares, if.... tiene un aire surrealista, que se genera en momentos raros o abruptos, mejor dicho, abordando muchos temas bastante polémicos en su época, en instituciones tradicionales.
Sea ambientada en un internado o una escuela militar y religiosa, para sólo chicos… es una combinación terrible, y lo vemos en el afiche promocional, que preguntaba:
“¿De qué lado estarías?”
La pregunta, ahora, tal vez debería ser:
¿De qué lado hemos estado, y qué ganamos con eso?
Esa imagen congelada, de un rostro entre angelical y mefistofélico, cuando el apoteósico final se consuma, provoca simultáneamente un sentimiento de liberación y de horror, y como si no fuera poco, nos deja pensando.
Acaso eso, dejarnos pensando, haya sido uno de las objetivos del Free Cinema.
Acaso la vida real imitó al cine, desde Columbine...
“The thing I hate about you, Rowntree, is the way you give Coca-Cola to your scum, and your best teddy bear to Oxfam, and expect us to lick your frigid fingers for the rest of your frigid life”
if… es, posiblemente, debido a su discurso anticonformista y a su pretensión renovadora, uno de los buques insignia del Free Cinema.
David Sherwin escribió la obra “Crusaders”, narrando sus experiencias en la Escuela Tonbridge en Kent.
En 1960, él y su amigo y coguionista, John Howlett, lo llevó al director Seth Holt; y este se sentía calificado para dirigir la película, pero se ofreció a producirla.
También, se la llevaron a Nicholas Ray, que le gustó, pero tuvo un ataque de nervios… por lo que Holt presentó a Sherwin con Lindsay Anderson, en un bar Soho.
Lindsay Gordon Anderson, fue un director de cine, teatro y documentales, crítico de cine, y uno de los mayores exponentes de los movimientos Free Cinema y The British New Wave; y Anderson llamó la atención en su película, por su apoyo a los “angry young men” o “jóvenes enfurecidos”, un colectivo que firmó un manifiesto que contaba, entre otras firmas, la de escritores o dramaturgos como:
Alan Sillitoe y Harold Pinter.
Estos expresaban la disconformidad de las clases bajas ante un sistema establecido desde hacía siglos, como muestra de una justificación basada en pilares del asentamiento del Imperio Británico.
La estructura de if…. se divide en varios capítulos que van detallando lo que se plasma en cada uno de ellos, hasta llegar al desarrollo de esa rebelión.
Pero en síntesis, es un trabajo destacable, con un mensaje crítico a muchos aspectos de la sociedad, y que muestra a una institución fundada bajo las tradiciones, de patria, libertad, etc., con 2 de los grupos que más han hecho daño al mundo:
La religión y la guerra, representada en la parte militar del internado.
Un discurso que puede parecer viejo y superado, pero sería muy apresurado lanzar esa afirmación.
La acción toma lugar en un “college” o colegio privado, la institución ideal para que Anderson encierre en sus frías paredes, a una masa de jóvenes divididos en “juniors” y “seniors”
Cada grupo, está dividido y controlado por otros estudiantes que ejercen de brutales encargados, y esto solo es el principio de un sistema jerárquico que llega hasta una dirección que permanece aislada a los problemas internos, pero que soluciona templadamente los percances con sermones acompañados de coros en la misa matutina diaria.
Michael Arnold “Mick” Travis, es un adolescente contestatario, que regresa, tras las vacaciones de verano, al rígido internado masculino en el que hace sus estudios.
Son todos jóvenes acomodados, que ven pasar sus días entre los muros de esta prestigiosa institución inglesa, en la que la religión y la vida militar, hacen parte integral de su formación.
Corre el año de 1968 y, sin embargo, poco o nada parecen saber al interior de ese internado, de los cambios que están sucediendo en el mundo, y de las nuevas pulsiones e inquietudes que están surgiendo entre los jóvenes.
En el internado, se mantienen aferrados a una disciplina férrea y abusiva, en la que los castigos físicos, las jerarquías, los abusos del poder y las delaciones, hacen parte de la educación.
El problema  es que Travis y sus amigos, ya están empezando a hastiarse de todo esto, y querrán llevar su descontento, gradualmente, hasta las últimas consecuencias.
La fría cotidianidad de este instituto, es subrayada por el director, gracias a unos sorpresivos cambios al blanco y negro, que acentúan la sensación de pasado, de rutina tediosa, y sin sentido.
Sin embargo, lo más original, es sin duda, cómo en este entorno rígido y represivo, Anderson empezará a incluir escenas que comenzarán a alejarse de la realidad, para entrar al terreno de lo puramente alegórico.
Baste mencionar aquí, la escena de Travis y la hermosa muchacha en la cafetería, en la que se convierten en una especie de fieras que se atacan, o el momento en el que la profesora desnuda recorre los pasillos vacíos, mientras todos se han ido a jugar a la “guerra”
De igual manera, es muy interesante también, ver el papel de las mujeres; ya que son un elemento ajeno al establecimiento educativo.
Al interior, solo está la profesora, que es un tanto acosada por los alumnos adolescentes “atestosteronados”, y la monja que los examina en busca de enfermedades desagradables, y las fotografías de modelos que Travis y sus amigos ven en el refugio que han sabido crearse.
Sin embargo, en otros de esos momentos, llenos de simbolismo e irrealidad, será la misteriosa muchacha de la cafetería (Christine Noonan), quien jugará un papel fundamental en la rebelión que comenzará a gestarse.
Así que, de una u otra manera, será la mujer, la misma que solo puede ingresar al universo masculino del internado para cumplir papeles preestablecidos y tradicionales, una de las fuerzas necesarias para llevar a cabo la insurrección y la encargada de poner fin a la representación de la autoridad.
Afuera de los muros, se respiran nuevos aires, y a esta institución acartonada hay que enseñarle que su fin está cerca.
Travis y sus amigos, se disponen a mostrarles que no todo puede ceñirse a ciertos parámetros, y que lo que servía hace 200 años, no tiene por qué ser necesariamente válido en la actualidad.
Es, de esa manera, que puede pensarse en el sugestivo título de la cinta, que podría entenderse como:
“…y sí…”
¿…y si nos rebeláramos?
¿…y si rompiéramos el molde?
¿…y si buscáramos destruir un modelo desde sus cimientos?
if.... sigue haciéndonos reflexionar por su representación de la barbarie social, tanto por la brutalidad institucionalizada, representada por la escuela y sus autoridades, como por la respuesta que esta produce entre la juventud.
Un salvajismo casual, informal, aparentemente tan parte de la sociedad, que lo aceptamos como parte del sistema.
El ambiguo enfoque de Lindsay Anderson hacia la violencia, es totalmente coherente con el tono de sátira negra que respira todo el metraje, que refleja el objetivo por parte de una juventud insatisfecha, de tomar el control de la sociedad; siendo una metáfora de los cambios que ocurren en todo el mundo, en 1968, pero que Anderson lleva más allá de la mera protesta, culminando en una demostración de rebeldía a ultranza, que sigue siendo uno de los puntos culminantes del cine de descontento juvenil.
Porque muestra un ambiente represivo:
La vieja escuela, el viejo sistema educativo, aún sigue vigente, en esta ocasión en los famosos internados de Europa, específicamente en Gran Bretaña.
Observamos la supremacía de las estructuras de poder, que de los directivos pasa a los jefes de casa, y luego a los celadores, quienes se encargan de custodiar y mantener el orden a los demás estudiantes de todos los grados.
Tomando a los nuevos y menores, como sirvientes.
Vemos como la misma estructura cerrada del sistema, los va amoldando poco a poco, y el miedo se difunde entre los estudiantes.
Ya en esta ocasión, observamos la violencia directa entre los mismos estudiantes, aún con distinción de grados, y con un poder concedido por los directivos sobre los demás estudiantes.
Todo es una cadena, en que los nuevos, que son maltratados, tendrán que trabajar para ser celadores y jefes de escuela en el futuro, y cuando lleguen a ese punto, seguirán trazando el círculo para vengarse de lo que les hicieron pasar.
En este ambiente represivo, generacional y sin fin, se encuentra un joven de espíritu libre y transgresor:
Mick Travis, que no se ha dejado adoctrinar, y se rebela contra el orden establecido.
Es una “oveja descarriada”, que no soporta la hipocresía de los que tienen el poder, y no cree en falsos ídolos, por lo que va contagiando poco a poco a unos cuantos, para rebelarse contra el sistema, contra todas las consecuencias que esas acciones traen.
En uno de las primeras escenas, el espectador ya puede divisar, casi de sopetón, como al pasar, un póster de Ernesto “Che” Guevara y su mirada altiva perdida en el horizonte, contrastando con la rigidez y los convencionalismos propios de un tradicional colegio británico.
Que la película date de 1968, un año después de la muerte del argentino, y en plena efervescencia de las revueltas juveniles, pone de manifiesto que if…. es, quiérase o no, hija de un tiempo, que no es el nuestro, testimonio vivo de una época signada por sueños colectivos inconclusos, y que de manera irónica ha vuelto a ponerse “de moda”
Mientras se visualiza, es imposible despojarse del contexto histórico, social y político que la enmarca, y quizás por eso no haya envejecido del todo bien, o sí...
A diferencia de, por ejemplo, “A Clockwork Orange” (1971), una narración en la que la violencia y la rebelión igualmente emergen con una fuerza que fluye desde las entrañas de la inadaptación adolescente.
Si bien, el Mick Travis que también compone Malcolm McDowell, recostado en su cama, y rodeado de afiches revolucionarios, al tiempo que escucha en el tocadiscos, una versión de la misa en latín sobre la base de canciones tradicionales congoleñas, puede concebirse como una prefiguración del legendario Alex DeLarge, completamente obsesionado con Ludwig van Beethoven, lo cierto es que el filme de Kubrick, de ningún modo es esclavo de un tiempo histórico; por el contrario, sus imágenes aparecen y reaparecen en nuestras retinas, con una facilidad atemporal.
Así las cosas, if…. se estructura casi como una novela, diseccionada en capítulos que nunca pierden el hilo de continuidad.
Al inicio, cuando se nos introduce en el primer día, luego de las vacaciones de verano, nos sentimos tan perplejos y desorientados como el pequeño Jute (Sean Bury), ante los gritos de la autoridad:
“Run! Run in the corridor!”
Pronto cae en la cuenta, que el internado masculino, y sus arcaicas reglas disciplinarias, representan un sistema conservador y obsoleto, que más temprano que tarde, será puesto en jaque por los alumnos menos sumisos.
En términos estéticos y técnicos, el aparente clasicismo del comienzo, poco a poco termina por ceder y troncar en una narración dotada de mayor libertad, con toques de sutil surrealismo, a medida que el protagonista y sus compañeros toman conciencia, e internalizan la desobediencia concebida como modo de rebelión.
Los sueños de insurrección anclados en la mente de Mick Travis, tienen en efecto, su contrapartida en proyecciones oníricas, que se convierten en las secuencias más gozosas.
No hay que descuidar el abordaje sobre juventud y masculinidad que, sin ser muy profundo, if…. efectúa de soslayo, en sus casi 2 horas de metraje.
Anderson retrata, “verbi gratia”, el temor sagrado e hipócrita a la homosexualidad, la jerarquización entre pares, y la crueldad inherente en esas relaciones desprovistas de fraternidad.
Y muestra su mordaz carta de sorpresa, en un progresivo relato decadente, con escenas en blanco y negro, que resaltan cada aspecto negativo de las situaciones como la de la puritana mujer del decano, caminando desnuda entre los vestuarios de los estudiantes, mientras estos están de maniobras militares supervisadas por el cura, que muestra cuán gélidas y restrictivas pueden ser los muros y techos de lo que debería ser una cuna de expansión y conocimiento.
He querido ver en la inclusión de la joven muchacha de la cafetería, el símbolo exterior que representa la libertad y el estímulo inductor a rebelarse.
Siempre que aparece en escena, es indicativo de momentos oníricos, y surreales.
Se muestran elementos que sugieren libertad sexual, homosexualidad o pedofilia, y en ella, el poder, la decisión al aborto, a mostrar su cuerpo, etc.
if.... representó el debut de:
Malcolm McDowell, David Wood, Richard Warwick, Robert Swann, y Christine Noonan.
Muy especialmente, la actuación de McDowell, llamó la atención de Stanley Kubrick, quien posteriormente lo eligió para su adaptación de la novela de Anthony Burgess, “A Clockwork Orange” (1971)
De hecho, después de haber sido dado el guión de Kubrick, McDowell estaba seguro de cómo iba a interpretar el papel de Alex, y así se puso en contacto Lindsay Anderson, pidiendo consejo.
if.... también ofrece el primer caso de una mujer desnuda en frontal completo en una película, aprobada por El Consejo de Clasificación de Películas Británicas.
Para achacarle algo, if.... tiene un ritmo cansino, sumamente denso, y que no acaba por avanzar mucho en cuanto a dinámica y acontecimientos que a simple vista debería proponer; y uno supone que, luego de tantos acontecimientos, la cosa estallara de forma grande, pero se entiende el poco presupuesto invertido, tenemos un desenlace algo débil y precoz.
Es rara, pero no es mala; en sí, es una sátira de lo más atrevida y valorable, a la que le falta un buen punto de despegue alto, pero en general completa un aprobado total en todo; y a 50 años de su estreno, todavía hay partes que sorprenden por su espíritu insurgente:
Mick, diciéndoles a sus amigos que no existen “las guerras equivocadas”, y que “un hombre puede cambiar el mundo con una bala en el lugar correcto”
O el poderoso clímax, en el que Mick y su grupo encuentran un montón de armas y bombas en el sótano de la escuela, y comienzan a disparar contra profesores, alumnos y padres, durante un acto escolar.
Después, estos profesores, padres y alumnos, toman sus propias armas y responden al fuego, hay una imagen muy bizarra de una viejita disparando una ametralladora y gritando:
“¡Bastardos!”
El filme termina ahí, en medio de esta batalla campal, sin mostrarnos quién gana, o si gana alguien…
O talvez de eso se trata, autodestrucción pura y dura.
Por último, destacar la pieza de música que se repite en la película, el “Sanctus” de La Missa Luba.
Esta versión de la misa en latín, al estilo africano, cantada por un coro de niños congoleños, había estado en la lista de singles del Reino Unido en la década de 1960, todo un éxito para la música clásica en los filmes de este categoría.
“War is the last possible creative act”
En las escuelas estatales, y también en las escuelas privadas, donde al menos una parte de los fondos procedían de gobierno, el castigo corporal fue prohibido por El Parlamento británico en 1986.
En otras escuelas privadas, fue prohibida hasta 1998, en Inglaterra y Gales; en el 2000 en Escocia, y 2003 en Irlanda del Norte.
Las escuelas, tenían que mantener un registro de los castigos infligidos, y hay informes de prensa de ejemplos de estos “libros de castigo”
El instrumento usado en muchas escuelas estatales y privadas, en Inglaterra y Gales, era a menudo un caña que golpeaba ya sea a través de las manos del estudiante, o especialmente en el caso de los adolescentes, las nalgas.
Los funcionarios escolares y los políticos, a menudo cuentan anécdotas personales para argumentar que el castigo corporal en la escuela, mejora el comportamiento y el rendimiento de los estudiantes.
Sin embargo, hay una falta de evidencia empírica, que muestra que el castigo corporal conduce a un mejor control en el aula.
En particular, la evidencia no sugiere que mejora el desarrollo del carácter moral, aumenta el respeto de los estudiantes para profesores u otras figuras de autoridad, u ofrece una mayor seguridad para los maestros.
Un número de sociedades médicas, pediátricas o psicológicas, han emitido declaraciones opuestas a todos los castigos corporales en las escuelas, citando los resultados más pobres, tales como el rendimiento académico, los aumentos en el comportamiento antisocial, lesiones a los estudiantes, y un ambiente de aprendizaje poco acogedor.
De acuerdo con La Academia Americana de Pediatría (AAP), la investigación muestra que el castigo corporal, es menos eficaz que otros métodos de manejo de la conducta en las escuelas, y “alabar, discusiones con respecto a los valores y modelos de conducta positivos, hacen más para desarrollar el carácter, el respeto y los valores, que lo que hace el castigo corporal2
Se dice que la evidencia vincula el castigo corporal de los estudiantes, a una serie de resultados adversos, incluyendo, “aumento de la conducta agresiva y destructiva, el aumento de la conducta disruptiva en el aula, vandalismo, bajo rendimiento escolar, poca capacidad de atención, aumento de la tasa de abandono escolar, deserciones escolares, y la fobia escolar, baja autoestima, ansiedad, quejas somáticas, depresión, suicidio, y las represalias contra los maestros”
La AAP recomienda una serie de alternativas al castigo corporal, que incluye diversas estrategias no violentas, como el manejo de la conducta, modificaciones en el entorno escolar, y un mayor apoyo a los maestros.
La película if.... retrata una guerra civil incipiente; no una guerra en el sentido estricto del término, sino, como diría Enzensberger, “un conflicto molecular, construido a partir de pequeñas rebeliones y estallidos aislados, aparentemente inconexos, pero que son la manifestación de un descontento y un malestar generalizados”
Así, la violencia que esos jóvenes rebeldes ejercen, parece ajustarse a la máxima de Nietzsche, según la cual:
“Sólo los bárbaros pueden defenderse”
Cabe preguntarse entonces, sí una sociedad más compasiva y justa, habría podido evitar tal respuesta, y todos queremos creer que sí, necesitamos pensar que sí; pero también es verdad, que toda sociedad es una fórmula para administrar el poder, y que todo poder genera resistencia.

“One man can change the world with a bullet in the right place”



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