Подземље (Underground)

“Рат нема рата док је брат убија брата”
(Una guerra no es guerra hasta que el hermano mata a su hermano)

La historia de la ex-Yugoslavia, ha estado lamentablemente caracterizada por los constantes conflictos bélicos y enfrentamientos, tanto externos como internos, que de alguna manera marcaron la forma de concebir al mundo de muchos de sus ciudadanos.
Yugoslavia es el resultado de guerras que no han terminado nunca, de procesos de construcción nacional que no han sido terminados, un territorio donde el resto de Europa, ha echado toda su basura.
En Yugoslavia, el principal problema ha sido siempre, hacer funcionar las cosas más pequeñas de la vida cotidiana.
Cuando la guerra acabe, probablemente serán los EEUU, los alemanes, los franceses y los ingleses, los que organizarán la vida en su propio interés.
El Estado Yugoslavo Unificado e Independiente, data sólo de 1918.
Hasta esa fecha, las regiones que formarían Yugoslavia, habían estado repartidas principalmente entre El Imperio Otomano, Austria y Hungría.
El 6 de Abril de 1941, se produjo el ataque relámpago alemán contra Yugoslavia.
El Ejército Yugoslavo fue vencido rápidamente, y el país capituló 11 días más tarde, el 17 de Abril, siendo repartido entre Alemania, Italia, Hungría, Albania, convertida en italiana, y Bulgaria.
Los ocupantes, se aprovechaban de la oposición entre las distintas nacionalidades, y llevaban una política antijudía y anti gitana, de distinta intensidad según las regiones.
El Gobierno legal, con El Rey Petar II Karađorđević, marchó al exilio a Londres, con lo que la oposición entre croatas y serbios se mantuvo en el extranjero.
En Yugoslavia, mientras, se desarrollaron 2 movimientos de resistencia:
Los Chetniks, del General serbio Mihailović y poco favorable a la guerrilla; y el animado por Josip Broz Tito, desde El Partido Comunista, que organizó el movimiento de guerrillas sin distinción de nacionalidades ni religiones.
Al principio, los 2 movimientos trataron de colaborar, pero muy pronto entraron en abierta oposición.
En 1943, El Consejo Antifascista se transformó en El Comité Nacional de Liberación; además de dirigir eficazmente la lucha, organizaba El Frente Popular y anulaba El Gobierno del Rey Petar II Karađorđević en el exilio.
Tito, apoyado por Los Aliados, desplazó a Mihailović, recuperó Belgrado, y con ayuda soviética, liberó totalmente Yugoslavia.
La guerra afectó duramente a Yugoslavia, pues el 10% de su población desapareció, y las pérdidas materiales fueron enormes.
En 1945, se formó un gobierno provisional presidido por Tito, que tomó medidas políticas, sociales y económicas para consolidar la hegemonía política de los comunistas.
El Frente Popular, que agrupaba al Partido Comunista y a políticos de diversos partidos, venció en las elecciones, abolió la monarquía, y proclamó La República Federal Popular, integrada por Serbia, Croacia,  Eslovenia, Montenegro, Macedonia y Bosnia-Herzegovina, más las 2 regiones autónomas de Kosovo y Voivodina .
Se ratificó a Tito como Jefe del Gobierno, y se aprobó una Constitución.
Se tomaron diversas medidas sobre la propiedad, la reforma agraria y la estructura política, mientras los comunistas perseguían a todos sus adversarios.
Mihailović, jefe de las milicias serbias, los Chetniks, durante la guerra, fue ejecutado tras ser acusado de colaboración con los alemanes.
Yugoslavia desarrolló estrechos lazos con La URSS, de la que recibía una importante ayuda económica; sin embargo, la crisis entre ambos países estalló en 1948, a propósito de la federación balcánica con Bulgaria y Albania, a la que Stalin era hostil.
La ruptura con Moscú, acompañada de un bloqueo económico por parte de los otros países socialistas, obligó a Tito a modificar su política, y solicitar ayuda de Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia, aunque esto no le impidió mantener su postura independiente, y su ideología comunista.
Después de 1960, se abrió un periodo marcado por un desarrollo de la democratización.
Una nueva Constitución instituyó una república “socialista”, haciendo hincapié en la democracia directa, y la autonomía de las repúblicas.
Pero el problema del nacionalismo continuaba, y condujo en el curso de los años 70, a una crisis caracterizada principalmente por la destitución de dirigentes croatas.
También se desarrolló una lucha contra el liberalismo, en la destitución de dirigentes serbios; el tecnocratismo y los komiformistas.
La Constitución de 1974, reforzó los derechos de las repúblicas pero, al mismo tiempo, garantizó la autogestión y la unidad del sistema.
Tras la muerte de Tito, en Mayo de 1980, entró en funcionamiento el colectivo presidencial, encabezado en turnos anuales por cada uno de sus 8 miembros, representantes de las 6 repúblicas y las 2 regiones autónomas de Kosovo y Voivodina.
Aunque esta alternancia había sido deseada por el propio Tito, los dirigentes se habían comprometido a seguir su política de gobierno.
Pero con la desaparición de Tito, supuso el inicio de una larga crisis política, agravada por una situación económica, progresivamente deteriorada.
La carencia económica empeoró especialmente en las repúblicas más atrasadas, y exacerbó los sentimientos nacionalistas de las más ricas:
Eslovenia y Croacia, que reclamaron una fórmula de independencia, o una confederación.
Serbia, se oponía sus pretensiones, y en 1989, se produjeron los primeros choques nacionalistas en Kosovo, provincia autónoma de Serbia, de mayoría musulmana.
En 1990, se inició la verdadera crisis con la descomposición de La Liga Comunista; y en Junio de 1991, Eslovenia y Croacia, se declararon independientes, y poco después, tuvo lugar el primer conflicto de milicianos eslovenos y croatas con El Ejército Federal, controlado por Serbia.
Por mediación de La Comunidad Europea, se logró un cese de hostilidades, y el inicio de negociaciones para terminar con La Guerra Civil desatada entre Serbia y Croacia.
La paz se restableció fácilmente en Eslovenia, sin población serbia, pero en Croacia, la comunidad serbia con 12% de la población, rechazó la integración en un estado croata independiente.
El presidente croata, formó un ejército, y pidió ayuda a La Comunidad Europea, que fue incapaz de detener el conflicto interétnico.
Tras lograr un cese de hostilidades entre Croacia y Serbia, por mediación de La ONU, los países de La CE reconocieron a las repúblicas, eslovena y croata, y se firmó un acta de disolución de la federación yugoslava, en enero de 1992.
La guerra, cada vez más sanguinaria, prosiguió ahora en Bosnia-Herzegovina, tras proclamar esta república su independencia.
Los serbio-bosnios, practicaron una política de terror, para desplazar a las poblaciones croatas y musulmanas.
Yugoslavia quedó reducida a Serbia y Montenegro que, en abril de 1992, constituyeron La República Federal de Yugoslavia, con Slobodan Milosević como Jefe del Estado.
La ONU, conocedora de la labor de “limpieza étnica” que se estaba llevando a cabo en Bosnia-Herzegovina, no reconoció la nueva Yugoslavia, y acordó su bloqueo económico en abril de 1993, a fin de evitar el apoyo militar que prestaba a los serbio-bosnios.
Estas sanciones afectaron duramente la economía, especialmente en Montenegro, donde se desarrolló el mercado negro, y se forzó al paro a la mitad de la población.
Las sanciones fueron desvirtuadas por un intenso contrabando, potenciaron a los extremistas, y reforzaron el apoyo interno a Milisević.
En 1995, los serbio-bosnios ocuparon las ciudades bosnias protegidas por La ONU, La OTAN bombardeó las posiciones serbias, y éstos aceptaron negociar.
El presidente de EEUU, Bill Clinton, convocó a los presidentes serbio-bosnio, serbio y croata, a una conferencia de paz en Dayton, que puso fin al conflicto, en noviembre de 1995.
“Нека Тхе Вилд Лифе политике почети”
(Que comience la vida salvaje de la política)
Подземље (Underground) es una fantasía y comedia yugoslava, del año 1995, dirigida por Emir Kusturica.
Protagonizada por Miki Manojlović, Lazar Ristovski, Mirjana Joković, Slavko Stimac, Ernst Stötzner, Srdjan Todorović, Mirjana Karanović, Milena Pavlović, Danilo “Bata” Stojković, Bora Todorović, Davor Dujmović, entre otros.
El guión es de Dusan Kovacević y Emir Kusturica, basados en una novela y obra de teatro de Dusan Kavacević.
Подземље (Underground) también es conocida por el subtítulo:
“Била једном једна земља” o “Érase una vez un solo país”
La película utiliza la épica de 2 amigos para retratar la historia de Yugoslavia desde el comienzo de La Segunda Guerra Mundial, hasta el inicio de Las Guerras Yugoslavas; siendo una coproducción internacional con empresas de Yugoslavia/Serbia, Francia, Alemania, República Checa y Hungría.
Su director, Emir Kusturica, encontró el embrión de la historia en un trabajo escrito hace 20 años por Dusan Kovacević, quien escribió una pieza para el teatro acerca de un hombre que mantiene escondido a un grupo de personas, diciéndoles que la guerra continuaba, aun habiendo acabado.
Esta es la única idea que se mantiene de aquella obra.
El resto ha cambiado para reflejar una sociedad consumida por la mentira, por la manipulación de imágenes, de información y de personas, y para hacer una tragicómica disección de personajes que resultan al mismo tiempo simpáticos y aborrecibles.
En Подземље (Underground), Kusturica nos narra con su peculiar estilo anárquico, una dura historia que se inicia en La Segunda Guerra Mundial y se extiende hasta 4 décadas después.
El rodaje comenzó en el otoño de 1993, y terminó hasta la primavera de 1995.
Se empezó a rodar cuando algunos se empeñaban en mantener esa Patria al precio que fuera, y con la sangre de quien fuera, y se estrenó con los cañones todavía humeantes.
El corte del director, comprendía más de 320 minutos; y la versión para la televisión, alcanza las 5 horas
En entrevistas, Kusturica declaró, que su versión original era para más de 320 minutos, y que se vio obligado a cortar por los coproductores; sin embargo, el director amenazó con abandonar la producción, cuando los críticos de Serbia denunciaron su obra épica, como “propaganda en favor de una Yugoslavia unida”
En 1996, los miembros de La Junta Yugoslava de La Academia de Arte de Cine y Ciencia (aFun), la votaron 3ª Mejor Película Serbia del periodo 1947-1995.
La Radio Televisión Estatal de Serbia, tuvo un pequeño papel en la financiación de la película, tanto que alquiló los equipos al Ejército Yugoslavo como accesorios.
El director, se enfrenta aquí con una mirada crítica al pueblo serbio, con la que ganó muchos enemigos.
Por ello mismo se fue a vivir a Francia; porque habla sobre el régimen yugoslavo del mariscal Tito, quien se mantuvo en el poder desde La Segunda Guerra Mundial hasta su muerte.
A pesar de que pueda parecer una película dramática, el director ha plasmado este drama a través de dosis cómicas, que la hacen amena al espectador, como es habitual en Kusturica, aglutina grandes dosis de humor negro, sátira y drama a partes iguales, predominando el realismo mágico tan característico en su obra, elementos todos ellos que hacen más llevadero un duro relato bélico, tan complejo y violento, como es el de Yugoslavia.
Precisamente, toda la polémica surgida a raíz del estreno de Подземље (Underground) tuvo que ver con que La Guerra de Yugoslavia se encontraba en un momento de especial violencia, y acusaron a Kusturica de otorgarle al film una visión demasiado a favor del lado serbio, ya que el director, aunque nacido bosnio, siempre ha optado por opciones pro-yugoslavas.
Si a las ideas políticas pro-serbias de Kusturica, le sumamos un extenso y trepidante metraje, donde el alcohol, el sexo, la fiesta y las danzas balcánicas no dejan un momento de respiro, es comprensible que a Подземље (Underground) le saliesen muchos detractores.
Pero si hay algún “anti” en Подземље (Underground), es:
Anti genocidio, en forma de anti nazismo, anti estalinismo, “anti-titismo”,  y sobre todo, anti nacionalismo, sea éste de la parte de Yugoslavia que sea.
Lo que algunos le reprochan en el fondo, es no ser anti ningún pueblo, y sentir nostalgia de la armonía internacional en la que nació y creció el director.
No obstante Подземље (Underground) fue seleccionada como la entrada de Serbia en la categoría de mejor película extranjera en el premio Oscar, pero no fue aceptada como candidato; y sí obtuvo la prestigiosa Palme d’Or del Festival Internacional de Cine de Cannes; siendo su 2º premio para Kusturica, después de “Otac na službenom putu” (When Father Was Away on Business – 1985), por lo que Kusturica es uno de los 7 realizadores en recibir 2 Palme d’Or.
Y es que Подземље (Underground), es el ejemplo más inclasificable y ecléctico que ha dado el género bélico en el cine moderno, un apabullante “mix” que suma al género desolador, drama y vitriólico humor negro, para realizar un ajustado diagnóstico sobre lo incorregible de la condición humana, a pesar del transcurrir del tiempo.
Su brillante y retorcida premisa, abarca desde el realismo hasta la fantasía, pasando por lo grotesco en casi 3 horas de imágenes memorables.
Rodada en Praga, Berlín, Plovdin, Sofía, y Belgrado, retrata y satiriza la historia de Yugoslavia, siendo dividido en 3 partes o actos:
1. “La Guerra”, se refiere a La Segunda Guerra Mundial, en el periodo comprendido de 1941 a 1961.
2. “La Guerra Fría”, el periodo del gobierno de Josip Broz Tito, de 1961 a 1992.
3. “La Guerra” con Las Guerras Yugoslavas, de 1992 a 1995.
Las 3 partes suman 54 años de historia.
La acción principal tiene lugar en Belgrado, entre el 6 de abril de 1941, durante el bombardeo nazi de la ciudad, y una fecha indefinida de 1995.
Un poeta, Marko Dren (Miki Manojlović), es Oficial del Partido Comunista, que subirá peldaños al convertirse en un traficante de armas; y Petar Popara “Blacky” (Lazar Ristovski), un electricista que se inscribe en El Partido Comunista antes de La Segunda Guerra Mundial, y termina como un patriota de Serbia, durante Las Guerras Yugoslavas.
Ambos son delincuentes y amigos, y luchan contra los alemanes.
Petar resulta herido y, para salvarse, se refugia en un sótano junto a un grupo de partisanos y familiares.
Allí ocultos, deben fabricar armas para la guerra.
Pero Marko los engaña, para que sigan fabricando armas 20 años después de la guerra, y haciéndoles creer que aún no ha terminado, y que sólo han pasado 15 años...
Nacerán niños que no conocerán el sol, y otros morirán creyendo que la guerra contra los nazis, aún continúa.
Para todos ellos, la dominación soviética y El Telón de Acero son desconocidos.
Por otro lado, Marko se convierte en un héroe, allá afuera, y terminada la guerra, se convierte en uno de los favoritos de Tito de la Yugoslavia comunista; porque el destino de Petar, ha resultado muy distinto...
Подземље (Underground) es un filme sobre perdedores, de estos pueblos llevados por la historia, mantenidos en la ignorancia, que salen de repente de un sótano, y que la luz los ciega, dejándolos locos.
Es también una muestra de la cultura de clanes, ancestral, tradicional, que entra violentamente en la modernidad, sin tener ni la infraestructura ni los modos de pensamiento que le permitirían sobrevivir en el mundo postindustrial de la revolución de la información.
El director, nos hace sentir la nostalgia del paraíso perdido, o el temor del infierno, no por estrategias intelectuales, sino por sensaciones e imágenes oníricas.
Dedicada a Gandhi, Подземље (Underground) constituye un alegato demoledor contra los absurdos de la guerra, y a favor de la paz.
Exalta la alegría instintiva de la población, su tesón, sus ansias de supervivencia y su enorme capacidad de sufrimiento.
El relato suma realismo y surrealismo, lo que permite al autor encauzar la narración por unas vías sarcásticas, ácidamente burlescas, y dolorosamente humorísticas.
El elemento central del drama, viene dado por el aprovechamiento como negocio de la generosidad patriótica de unos partisanos, víctimas de una prolongada explotación fraudulenta.
Toda una cruel parábola sobre la ignorancia, a la que los políticos someten al pueblo mientras ellos lucran.
La amistad traicionada, el amor no correspondido, el odio enquistado, las ganas de medrar de unos, la desidia de otros, y el engaño continuado, entre otros detalles, parecen ser las claves de la eterna guerra entre los pueblos de Los Balcanes.
Problemas extensivos a otras partes del mundo, pero pocas veces tan bien como en este singular film.
Una obra maestra a toda regla, para ver de pie durante sus 3 horas de metraje, y no parar de reír, con ironía, ante el desparpajo y lo ridículo de la guerra; que muy en el fondo, es un tratado político crudo y real.
“Bila jednom jedna zemlja…”
(Había una vez un país...)
Подземље (Underground) es un circo sardónico, un zoológico humano, un carrusel de máscaras; una broma musical, un manicomio “neo-berlanguiano”, un guiñol caricaturesco… un desenfreno histérico, una sátira burda, una romería fiestera, excesiva y disparatada; a modo de un desorbitado tebeo yugoslavo, concebido desde la pirotecnia visual del prestigioso director, Emir Kusturica; que posee un universo personal propio que asoma en todas sus obras.
Como Burton, Almodóvar o Terry Gilliam, por citar 3 directores tan dispares como reconocibles; sus films tienen una inconfundible marca de la casa.
Kusturica, podría definirse como una versión balcánica de Fellini, ya que hace un cine caótico y libre como la vida de sus personajes; amantes de la libertad y la buena vida, pero que irremediablemente se ven inmersos en los conflictos propios del avispero de Los Balcanes.
Emir Kusturica era para 1995, año en que su cinta, Подземље (Underground) viera la luz, uno de los cineastas contemporáneos más brillantes y originales de entonces, dueño de un estilo único, de su propio lenguaje, y que presentaba un retrato de su tierra, Sarajevo, Bosnia, con una fuerza tal, que era sin duda el cineasta referente de Los Balcanes.
Y aquí supera con creces el reto de ambientar su film en 3 periodos históricos diferentes, con el consecuente trabajo de ambientación y vestuarios que ello conlleva, así mismo, la fotografía de Vilko Filac desprende un tono mágico acorde con la gran cantidad de escenas oníricas que el film atesora, ya sea en las oscuridad del sótano que da título a la película, o en las escenas diurnas tan evocadoras a orillas del Danubio.
Puesto que el filme se presenta como una metáfora de la historia de Yugoslavia, desde 1941 a 1991, se hace imprescindible un conocimiento de los principales hechos históricos ocurridos durante estos años; haciendo un recorrido metafórico sobre 50 años de historia de yugoslava, y recurre a esta estructura metafórica porque, como él mismo indica:
“Cuando una guerra estalla, es imposible hablar de ella directamente en un filme”
Por lo que Подземље (Underground) supone una revisión crítica, en tono satírico y tragicómico, de un sistema político y de la identidad de un pueblo.
Un relato sobre la ambición y la dignidad, el sentido de la historia, o las fronteras que separan la realidad de la ficción.
Es la historia de un conflicto sin fin.
Los carteles nos indican pues, 3 momentos del mismo:
1. La Guerra, refiriéndose a La Segunda Guerra Mundial, que es la lucha de la resistencia contra la invasión alemana en 1941.
2. La Guerra Fría, nos muestra el periodo comunista de Tito, el tiempo de la mentira y de la manipulación.
3. La Guerra, refiriéndose a La Guerra de Los Balcanes.
Siendo también 3 los protagonistas principales:
Blacky es líder de la resistencia, un ingenuo idealista enamorado de los placeres de la vida.
Marko, el personaje más perverso, sólo piensa en Natalija (Mirjana Joković), y en enriquecerse con el tráfico de armas, aunque también tiene su lado noble.
Y Natalija, es una frívola actriz, ligera de piernas, seducida por el poder, que fácil cambia de bandos, y que sólo piensa en ella misma.
Lejos de los conflictos ideológico-políticos, ella vela por su hermano minusválido, y sobre todo por su propia carrera, siendo mala actriz, con una constancia loable.
Mientras Marko y Blacky son líderes naturales:
Marko, más bien comisario político, manipulador y vividor; y Blacky más bien jefe de banda, siempre preparado para la acción.
Подземље (Underground) sitúa de golpe su argumento en el encuentro de toda una tradición de cine de propaganda.
Durante este tiempo, Marko y Natalija, los manipuladores, viven en la abundancia y el confort moderno, disfrutando de todas las ventajas del poder y la gloria.
Porque lo que sostiene al régimen, es la leyenda de las grandes hazañas de la resistencia.
Mientras Blacky es el rey del sótano, el jefecillo de un taller de las dimensiones de un país.
No trabaja, controla, hace discursos, promete futuros admirables de liberación...
De cierta manera, Blacky es el patriarca de un clan, que intenta monopolizar a las mujeres, instaurar su propia dinastía, asentar su reino en la violencia infligida al enemigo, etc.
Es una gran riqueza, el hecho de no oponerle totalmente a Marko.
En realidad, los 2 son complementarios:
Uno explota los “pañoleros” que fabrican fusiles para el provecho de la burocracia de Tito; el otro, más refinado, se embolsa los beneficios, pero se le ve claramente que maneja la imagen de su compadre, con el cinismo y la pesadez que la propaganda titista confería a la puesta en escena de sus mitos.
En un análisis más profundo, podríamos intuir que los verdaderos villanos de la película, son la guerra y los sistemas políticos y, por contraposición, las víctimas son todos, los habitantes del sótano y, más generalmente, el pueblo yugoslavo.
No hay héroes de verdad en esta historia, y probablemente ése sea parte del mensaje del autor, que no hay héroes en ninguna guerra, sólo víctimas.
Soni, el mono, también es uno de los personajes centrales; es un mono que observa y ve las cosas.
Además, es el único que sobrevive, y el que nos va a dar el sentimiento de la pérdida de lo humano; pues se convierte en el símbolo de la humanidad perdida, tremenda ironía al ponerlo en un chimpancé.
Él se mete a un tanque, y dispara sin saber a dónde, abriendo la puerta de escape en el sótano de manera casual.
En este punto podemos separar 2 ramas:
Por un lado volvemos a la estupidez, el sinsentido de la guerra, disparar sin saber a dónde; y por otro, tal vez está representando el hecho de que la gente inocente puede traer abajo las grandes mentiras de los sistemas políticos.
En segundo lugar, Soni, al ser el único que sobrevive, y tratándose de un mono, está encarnando la deshumanización producida por la guerra.
Todos los humanos han muerto en esta absurda lucha de poderes y mentiras, y sólo un animal, desprovisto de ese instinto homicida, propio del hombre, ha logrado mantenerse con vida.
El hecho de que el cineasta haya decidido contar 50 años de historia yugoslava, tomando como muestra humana, una actriz de pierna ligera, un truhan vividor y oportunista, y un electricista heroico y un poco ingenuo, muestra ya hasta qué punto está alejado de toda preocupación hagiográfica.
Porque Tito había fundado su dictadura sobre un culto exagerado a su persona, pero también sobre su biografía personal, en tanto la encarnación de la idea yugoslava.
Incluso tras La Segunda Guerra Mundial, la base de la Yugoslavia nueva, fue la leyenda de Tito, jefe de los partisanos.
Los 2 pilares ideológicos del régimen, serían pues la prohibición de toda reivindicación nacionalista, y la epopeya de los partisanos comunistas que lucharon “solos” contra los nazis.
De cierta manera, es esta reducción, la que da a la farsa toda su fuerza.
El cineasta observa en relación a la historia:
“He evitado voluntariamente describir la historia desde cualquier punto de vista, he guardado una distancia irónica, pues en la historia de Yugoslavia, los culpables de las masacres cambian continuamente”
Para Kusturica, la historia es una farsa, una mentira, un eslogan que defiende los intereses de los poderosos con la ayuda de los mitos.
Tito impuso al pueblo, a partir de La Segunda Guerra Mundial, su visión de la historia.
En la escuela, todo lo que había pasado antes de Tito, desapareció totalmente, y es hoy, cuando el pueblo descubre que la historia ha sido mucho más larga.
Esto aparece reflejado en la película mediante el juego que se da entre realidad y ficción:
Nos encontramos con unas personas que han vivido 20 años en un sótano, y que al salir de él por accidente, comprenden que todo aquello era una ficción.
He aquí la teoría del director sobre la Yugoslavia de Tito:
“Todo era falso, ficticio, y la gente entró en la ficción, como si fuera realidad”
Resulta curioso, que la única secuencia de la película donde se ve la lucha de los partisanos contra los nazis, sea precisamente la del rodaje de un filme de propaganda.
Según Kusturica, “el lenguaje político está hecho para que las mentiras parezcan reales”, y Подземље (Underground) trata del lenguaje político en general, de este veneno que transforma las mentiras en poder, y en verdad.
Подземље (Underground) inicia adentrándonos desde el comienzo en la realidad retratada, hay barahúnda algarabía, tanto que se declara “dedicada a nuestros padres y sus hijos”
Es el 4 de abril de 1941, con La Segunda Guerra Mundial ya habiendo estallado; el mayor conflicto humano hasta la fecha, llegando con toda su fuerza a Los Balcanes, y con gente sencilla, en un pueblo, celebrando una noche enajenadamente, no se sabe qué…
Pues bien, se inicia el primer segmento, “Guerra”
El director, sin ambages ni pérdidas de tiempo, nos expone el contexto de su filme, la sangrienta guerra, sus bombardeos, sus disparos, su sufrimiento; todo se muestra crudo y brutal desde el comienzo, alternando esas fuertes y realistas imágenes, con gente del pueblo, gente sencilla, los protagonistas de nuestra historia, ellos se desenvuelven en ese infernal entorno.
Y desde las primeras tomas, somos informados de ello, cuando apreciemos las maquinarias de destrucción, e intercala el balcánico correctamente imágenes de archivo, donde se aprecian los aviones B-52, las fortalezas volantes e infernales soltando muchos explosivos; imágenes evidentemente de archivo, pero que incrementan el realismo y el efecto buscado en esas primeras secuencias.
Es correcto el recurso del director, y consigue transmitir la seriedad y gravedad del tema.
Como emplazamiento importante, el zoológico es asolado por las bombas, el humor es seguido por el realismo desgarrador de la guerra, y la posterior reclusión de Blacky, junto a su mejor amigo Marko, en el sótano-taller de armas, es una gran manera de simbolizar a la Yugoslavia de esos momentos.
El nacimiento del hijo de Blacky se produce, y su crianza es realizada siempre subterráneamente.
Ese niño, simbolizará a todo un país posteriormente, y más que a un país, a todo un pueblo, a una enorme masa humana que rebasa las fronteras políticas, geográficas, que a luz de ciertas barbaries, se sienten ridículas, e ignorantes.
Muy significativo viene a ser Jovan (Srdjan Todorović), el hijo de Blacky, cuyo universo y vida se supedita a ese sótano, y una vez que sale al mundo ¿real?, se encuentra con un mundo extraño, un mundo donde La Luna es El Sol, donde un venado es un caballo, esta es la manera satírica en que Kusturica siente que los ojos yugoslavos veían al mundo en ese entonces.
Cuando Jovan sale al exterior, ve su primer amanecer, Yugoslavia misma está despertando, está teniendo su primer amanecer de una nueva era; los simbolismos en el filme, y en la obra del balcánico, son tan abundantes como agradables, justificándose de este modo el título de la película.
Y abajo, la misma enajenación y trapisonda observaremos, todos bajo tierra, en el refugio de guerra, tocando música vernácula, como en la superficie, desatándose un conflicto físico entre jugadores, apostadores, un micro mundo donde Marko y Blacky siguen siendo los señores, peces en el agua.
Sucede que, mientras todos los demás se mantienen perennemente bajo tierra, ellos salen a la superficie, incluso yendo al teatro, y generando otra de las secuencias tragicómicas por excelencia.
El irreverente Blacky, va a buscar a su amada Natalija al teatro donde ella está actuando, interrumpe la función, desata hilarantes situaciones, hasta que liquida con frialdad a un nazi, aunque su pretendida finalmente no le corresponda; es una surreal hilaridad, como suele ser habitual en Kusturica.
La guerra termina, pero Blacky se mantiene en el sótano fabricando las armas, y el gran tanque es el símbolo de la guerra, en el claustro del sótano, el elemento que hace que ese claustro represente de una manera total a Yugoslavia:
Escondida en lo subterráneo, con una siempre presente y asfixiante guerra que se palpa hasta en el encierro.
Pero sucede que Blacky es herido, por lo que debe recuperarse en el sótano, siendo glorificado como héroe nacional por Marko, dándolo por muerto…
Y para ello, se rueda un filme en su honor, un rodaje en el que nuestros protagonistas protagonizan otra historia, su propia historia presentada al pueblo, y el ingenioso bosnio remarca su artilugio narrativo al hacer que los propios actores de la vida real, encarnen con correcto disimulo, en el filme, a sus contrapartes, de una manera tan hilarante como correcta.
De ese modo, apreciaremos a un cineasta haciendo su trabajo, realizando primeros planos, planos generales, e incluso veremos la cámara deslizándose para realizar sus “travellings”, un rodaje se lleva a cabo dentro de otro rodaje, un recurso interesante, que más de una vez observaremos en cintas memorables, ahora siendo Emir, quien recurra a este recurso, en el que un rodaje traza un paralelo a la realidad, con todo lo que esto implica.
Juega Kusturica con la realidad misma, y con su propio rol, el del cineasta, el de narrador, jugando y fundiendo 2 corrientes, 2 realidades; algo habitual en él, y es particularmente deliciosa la secuencia en que Blacky ejecuta con balas de verdad al oficial nazi durante el rodaje, junto su versión cinematográfica, y el director pierde el control, y desea que se aproveche ese anárquico momento, mientras el actor clama:
“A esto llamas dirigir... Dios”
Un humor 100% Kusturica.
Como se dijo, tenemos 3 protagonistas:
Marko, Blacky y Natalija, ellos 3 serán los hilos conductores de la acción.
Blacky es casi un ser indestructible, y en él, se ve retratada mucha de toda la Yugoslavia de Kusturica, y mucho del humor del filme; soporta electroshocks, rompe botellas con su cabeza, soporta una granada explotando dentro de la maleta donde iba él escondido, es un personaje pues, casi indestructible, como si fuese el espíritu de Yugoslavia, resistiéndose a su funesto destino de resquebrajarse.
Y nuevamente tiene fuerte contenido político.
En él se vierte otra vez el respeto al mariscal Tito, el orgullo y el respeto y servicio al poder rojo, mientas la majestuosa y poderosa “Sinfonía del Nuevo Mundo” de Dvorak, retumba ambientando imágenes de los camaradas, las autoridades socialistas que se mueven para contrarrestar al enemigo alemán, entre ellos, por supuesto, Marko.
Además, Blacky se convertirá en estrecho colaborador de Tito…
La adhesión hacia Tito, es febril en el filme, si bien Kusturica es un verdadero camaleón, y no podamos aventurarnos a tentar una filiación definitiva suya, nos va deslizando su sentir, y su parecer de los históricos eventos sucedidos en su tierra.
En ese sentido, pareciera esforzarse por ser una suerte de compendio, una suerte de receptáculo de todo el sentir del bloque europeo que representa, viendo imágenes diversas de las principales ciudades europeas, Zagreb, Belgrado, entre otras, y sus sendas reacciones a los eventos globales de la guerra; es como si persiguiera ser un grito generalizado del sentir de las personas ante los aciagos acontecimientos.
En el tercer apartado, nuevamente guerra, mucho tiempo ha pasado:
Ivan, perdido y buscado por su padre, encuentra a su Soni, sale a la superficie, y entre muerte y miseria, descubre a su traidor hermano Marko, tratando con el odiado enemigo.
Ivan arremete contra su hermano, poderosísima figura nace en la que se nos dice, “Dios aquí no está”
Dios lo observa todo, ante la patética situación de los reclamos de su hermano, Marko responde que “Dios lo ve todo”, que no lo golpee, para segundos después apreciar un inmenso crucifijo de piedra, que ha caído, el crucifijo está invertido, delante de una lítica cruz erguida que parece presenciar su caída.
El simbolismo, es otra vez de los más poderosos presentados por Kusturica, por varios segundos veremos la muerte, el fuego, las explosiones, el patetismo, y la locura, el hermano menor, pidiendo a Dios que lo perdone mientras el crucifijo, mientras Jesucristo, como su estuviese derrotado, está hacia abajo, y minutos después, el joven Ivan se quitará la vida en la réplica a escala de una iglesia que construyó él mismo con fósforos.
No se detiene la fuerza de la secuencia, Marko y Natalija arden, se les prende fuego, Blacky los encuentra, mientras la silla de ruedas sigue moviéndose con los cadáveres encima, rodeando al crucifijo invertido; la secuencia es un muy potente epitome de la cinta, la sórdida danza de la silla con los cadáveres ardiendo aún, Blacky desconsolado, clama que su alma está sangrando, mientras abraza al invertido crucifijo, abraza a un Jesucristo con la cabeza hacia abajo.
Sin duda una de las secuencias más fuerte rodadas por Kusturica, y una de las causas por las que cierta controversia despertó al estrenarse.
La muerte sucesiva, uno a uno, de los personajes, y su posterior reencuentro debajo del agua, siempre debajo, nos indica que el final está por llegar.
El mismo subterráneo marino, es de donde resurgen después todos renacidos, esto es simbolizado por las vacas emergiendo de las aguas, elemento redentor, soberbia figura, todos resucitados y rejuvenecidos, salen a esa suerte de segunda oportunidad, donde todo es diferente.
Se genera un final digno de párrafo aparte, con un simbolismo devastador, donde se nos indica a Bosnia-Herzegovina, brutalmente separada, excluida de toda Europa, completamente separada de ella, esta separación se nos muestra con la mutilación territorial.
Pero no bastando con eso, para enriquecer aún más este antológico final, esta porción territorial, servirá de escenario para la reivindicación de la escena más significativa de todo el filme; y es que la película está llena de simbolismos y metáforas:
Por ejemplo, tras el bombardeo a Belgrado, Blacky se limpia el zapato con un gato; al final, Petar, en la búsqueda de su hijo, y tras descubrir que Marko y Natalija murieron, se apoya en una cruz que tiene a Cristo invertido.
Además, en medio del fuego y la destrucción, hay un caballo blanco, y un ganso volando.
La escena del zoológico de Belgrado, tras el bombardeo por los alemanes, basada en un hecho real, demuestra que los animales sienten el peligro antes de que suceda algo.
Emir Kusturica quería tener un león ahí:
“Un zoológico sin león, no es zoológico”
Marko y Blacky, ebrios, pasan al frente del zoológico, y le ruguen a los leones.
Sin el zoológico, Soni no estaría, el elefante no le robaría los zapatos a Blacky, y el ganso no atacaría al tigre herido…
La inocencia, viene pues simbolizada por los animales.
Este primer bombardeo nazi, es más dramático en tanto que nos muestra el modo en que la guerra afecta a los más inocentes entre los inocentes.
La tensión se va incrementando, los animales intuyen el bombardeo que se avecina, los planos son cada vez más cortos en escala y duración, la música comienza con la imagen del primer animal herido, el tigre.
Esta es una de las 2 únicas secuencias de la película, en las que se nos muestra directamente la muerte.
Soni, el chimpancé, es el único que está de principio a fin.
Él representa sencillez, humildad y estupidez; le enseña a Jovan a comer plátanos sin cáscara, abre la salida del sótano, y guía a Ivan al final del laberinto.
Como dato, Marko y Blacky, son la representación de 2 personajes de la vida real:
Aleksandar “Leka” Ranković y Sreten Žujović, eran serbios cercanos a Josip Broz Tito.
Ranković era un manipulador, y Žujović un líder partisano durante la ocupación nazi de Los Balcanes, fue posteriormente Ministro de Finanzas, y delegado en La ONU por Yugoslavia; pero fue apartado del gobierno, al posicionarse a favor de Stalin contra El Mariscal Tito, afamado anti estalinista.
En el segundo bombardeo, el sinvergüenza Marko Dren, en una escena del film en la que bombardean por segunda vez Belgrado dice:
“Si no son los alemanes los que nos bombardean, son los aliados”
Esta es una clara referencia al doble bombardeo que sufrieron los yugoslavos durante la ocupación alemana; y posteriormente por Los Aliados anglo-estadounidenses, y anticipando irónicamente, profetizando los bombardeos de La OTAN en 1999, al pueblo serbio.
En una de las últimas escenas, Kusturica aparece en un cameo, comprándole armas y municiones a Marko para Serbia en contra de Bosnia.
Esto simboliza a todos aquellos que sacan provecho de las guerras.
Además, alrededor de esta escena, se ridiculiza el accionar de La ONU en el conflicto, mostrando cascos azules como jueces mudos al momento del tráfico de armas, siendo tomados prisioneros, y superados fácilmente en número por las guerrillas pro-serbias; luego, Blacky llama a un casco azul “perro fascista”, antes de pegarle en la cabeza, cuando éste le reprochara su decisión de masacrar prisioneros musulmanes.
En la película, se intercalan algunas escenas reales, sacadas de archivos emitidos por la televisión, de la ya desaparecida Yugoslavia; videos sobre la llegada de los alemanes, aplaudida en Liubliana y en Zagreb, pero no en Belgrado; y una serie los fragmentos de “noticias”, como el entierro mismo de Tito.
Son imágenes documentales coloreadas en los tonos del filme, donde aparecen ciertos personajes de la película, usando muy buenos efectos especiales.
Vemos en estas imágenes, toda la imaginería, la puesta en escena propia de los regímenes dictatoriales, con sus grandes desfiles y discursos grandilocuentes.
En la secuencia en que Marko inaugura la estatua de Blacky, encontramos que Marko maneja la imagen de Blacky del mismo modo cínico, con que la propaganda del régimen titista trataba sus mitos, el famoso “culto a la personalidad”
Además, aquí el cinismo es doble, puesto que Blacky es un “mito” que todavía estaba vivo.
El tema de lo subterráneo, ha sido ilustrado en literatura por 2 predecesores célebres:
Dostoievski y Kafka, de manera muy diferente.
También en filmes como “Metrópolis” de Fritz Lang.
En este filme, el mundo subterráneo es asimilado a una morada infernal, el infierno industrial, gobernados desde arriba por una elite fútil y egoísta.
El sótano en Подземље (Underground), es el mayor símbolo de la película.
Representa a La Cueva de Platón, donde todos viven una versión deformada de la realidad, la visión de Marko.
También representa a La República Federativa Socialista de Yugoslavia de Josip Broz “Tito”, todo tipo de persona, de todas las edades, las religiones están aquí.
Y Blacky quería probar a Marko, que ellos solos podían hacer grandes cosas, y se lo demuestra haciendo el tanque; en clara alusión a que Tito quería este tanque armado con partes de todas las regiones de su país.
El subterráneo, es la metáfora viva del “socialismo en un solo país”, con su corte de privaciones, de pérdida de toda referencia al mundo real, un universo de autarquía y de pobreza organizada.
Es una especie de “gulasch” más o menos voluntario, donde se recicla todo.
Las únicas luces que llegan a los esclavos de abajo, son el fruto de la manipulación del sonido y la imagen.
Su receta es por otro lado imparable, para mantener el ritmo de producción, hay que dosificar sabiamente esperanza y desesperanza.
Desesperanza de una ocupación alemana, que parece durar siempre; y esperanza de una liberación siempre retardada.
Igualmente, el tiempo del sótano no debe ser el mismo que el de la superficie, pues los días deben sucederse más lentamente, para alargar la jornada de trabajo, pero también para que ninguna referencia subsista.
Pero el sótano conoce una extensión monstruosa.
Ivan descubrirá toda la extensión; y escapado de la cueva, irá a parar a innumerables galerías que recorren, como un metro continental, toda Europa.
El concepto se enriquece entonces; el sótano está unido a otros sótanos, formando una verdadera economía subterránea, por la que circulan prioritariamente armas y vehículos blindados, pero también toda esta mano de obra barata que enriquecerá las economías de la superficie.
Hay aquí una interesante ilustración de la división mundial del trabajo, y sobre todo, de la complicidad que establecen regímenes supuestamente enemigos para cambiar bajo manga, dinero por productos.
Se sobrepasa aquí la simple denuncia del sistema comunista, para desembocar en una visión muy oscura de las relaciones internacionales.
En la era de la “aldea global”, nada de lo que pasa en nuestro planeta, está exento de ignorarse, comentarse y juzgarse.
Aún hay que recordar, que la mayoría de habitantes de La Tierra, vive en una economía de subsistencia, sin ninguna relación con las redes de la información.
Tal es quizás la verdadera naturaleza de este sótano; donde los esclavos que sufren en la oscuridad y la ignorancia, están excluidos del festín de los aposentados.
Pero estos aposentados, ausentes en el filme de Kusturica, es decir, presentes en tanto que espectadores occidentales de este filme, parecen arreglarse muy bien en este estado de hecho.
Por tanto, en Подземље (Underground) hay 2 mundos:
El de arriba y el de abajo, pero examinemos bien cómo funcionan los 2, y uno en relación con el otro:
El mundo de arriba es destruido desde el principio del filme, implacablemente invadido por hordas extranjeras que se sentirán inmediatamente como en su casa.
La única salida es el sótano, esta región sin sol, donde el tiempo está abolido, y la supervivencia es penosa.
Pero el sótano se transforma inmediatamente en tumba, trayendo a Jovan al mundo, mientras su madre pierde la vida; y en cárcel para los supervivientes.
Desde entonces, será este mundo ideal, la Yugoslavia del pasado, que una generación entera no habrá conocido jamás, lo que constituirá la salida.
Pero la puerta se ha cerrado para mucho tiempo...
Bajo la dominación perversa de Marko y Natalija, el mundo de arriba parece un infierno aún peor que el del sótano.
Todos están encerrados:
Marko y Natalija, en su doble juego y en sus mentiras, y Blacky y sus partisanos, que no se contentan sólo con creer que Europa sufre bajo la bota hitleriana, sino que la guerra de arriba es, en cierta medida, eterna.
Y cuando el destino abre un agujero en el muro del sótano, Blacky y su hijo se encontrarán efectivamente con la guerra, aunque esta no sea más que una puesta en escena, ¿pero cómo hacer la diferencia entre ficción y realidad, cuando se vive en una inmensa mentira?
Finalmente, cuando Marko y Natalija dinamiten las regiones subterráneas, el pueblo sin luz se encontrará, por un lado, en unos túneles que recorren Europa como una inmensa tela de araña y, por otro, en una Yugoslavia transformada en infierno, no por La Guerra Mundial, sino por La Guerra Civil, más cruel aún.
Los 2 mundos, los 2 modos de vida, las 2 visiones del mundo, una cínica, la otra naif y crédula; están siempre en relación de interdependencia.
La imagen de los túneles, es suficientemente explícita:
El Este Comunista y El Oeste Capitalista se comunican libremente, pero de manera clandestina, para mayor beneficio de todo tipo de traficantes.
El elemento mágico, no puede tampoco ausentarse en una cinta de Kusturica, razón por la que su obra se haya querido en más de una ocasión alinear dentro de lo que se llama “realismo mágico”
En esta oportunidad, esa carga de magia, de misticismo se presenta, si bien menos que en otras veces, en la figura de la novia, que levita mágicamente.
La boda, es como siempre una secuencia importante en el cine de Kusturica, y es elemento importante reivindicador y de la secuencia final.
No hay cinta de Kusturica, en la que no retrate una boda, y no hay filme de Kusturica, en el que la boda no tenga profundo significado.
En Подземље (Underground) aparecen muchas fiestas violentas, excesivas y tristes.
Hay que precisar, que estas fiestas son casi siempre tristes, tomadas de esta nostalgia cabezota, de estos delirios “avinados” y de esta violencia subyacente que se asocia fácilmente a lo que se denomina “el alma eslava”
Todas estas fiestas, dan un ritmo y un dinamismo propio al filme; donde la fiesta es ante todo un carnaval, es decir, ese momento falsamente solemne, donde se caza a la autoridad, al poder, en sus poses más ridículas.
El cineasta se toma la molestia, incluso de precisar, en la secuencia final, que los pueblos acaban siempre, al final de este carnaval, por volver a una especie de aceptación ingenua del orden establecido, ya que la isla paradisíaca que va a la deriva, es también el lugar donde las tensiones del carnaval han sido abolidas.
La fraternidad y la armonía, reinan entonces entre los que han dirigido al pueblo en el sótano.
Lamentablemente, no es sino un sueño… o la muerte.
El trozo de tierra que se desprende hacia el final del río, es símbolo de muchas cosas:
Representa el final de un conflicto sin fin; al final de la película, dice:
“Ova Priča nema KRAJ” o “Esta historia no tiene final”
Y que la muerte lo hace olvidar todo, y los lleva a una nueva etapa para divertirse.
Las vacas que salen del río, representan a las almas que reencarnan para tener una nueva vida, para olvidar y disfrutar; mientras que el trozo que se desprende, representa a Bosnia-Herzegovina, país de nacimiento de Kusturica, que está separado culturalmente, o incomprendido con Europa.
Como en la mayor parte de las mitologías, el paraíso se encuentra en el principio de los tiempos:
“Érase una vez un país… “
Es una edad de oro, en la que el hombre vive en una fiesta continua.
Situando su “paraíso” antes, y no al fin de los tiempos.
Kusturica se sitúa deliberadamente en el mito, lo que no le impide guardar la suficiente lucidez para que esta isla paradisíaca esté ya a la deriva.
Es también por esta razón, por lo que Подземље (Underground), en el que parece continuamente sustituir un final a otro, no tiene, según las propias palabras del autor, un “fin”
Y es que Kusturica propone un final utópico, imposible, ya que no se trata sólo de una reconciliación de todos los participantes del conflicto, sino que es además, una reunión más allá de la muerte, donde el tiempo ha sido abolido.
El final que plantea Подземље (Underground) entra dentro de la ficción más absoluta, del dominio de lo increíble.
El director cierra como si se tratara de un cuento, llevando al extremo la realización de lo deseable:
Todos los personajes, que han muerto, se reencuentran en una fiesta, la de la boda del hijo de Blacky; todos son jóvenes de nuevo:
Ivan, el hermano tartamudo de Marko, deja de tartamudear; el hermano paralítico de Natalija, camina, e incluso baila.
Este final, otorga a los personajes una nueva oportunidad de, si no olvidar, al menos perdonar todo aquello que ha originado el conflicto.
Kusturica pronuncia las últimas palabras a través de Ivan, que se sitúa en estos momentos fuera de la fábula, para mirar directamente al espectador, quebrando la cuarta pared.
El cuento, es la única forma posible de relatar la tragedia de un país que ha desaparecido bajo la catástrofe:
“Recordaremos nuestro país, cuando contemos a los niños un cuento eterno:
Érase una vez un país…”
Подземље (Underground) no es un panfleto político, ni un filme histórico, sino más bien, una especie de comedia musical, que utiliza el soporte de la música gitana para relatar una pesadilla:
La historia de un pueblo que ya no existe, la muerte de algo que el director amó, y que vio desmoronarse.
Es una especie de “ópera-rock” sobre la nostalgia que denuncia la estafa que fue el estalinismo yugoslavo.
Es un filme sobre la resistencia, tanto a las imágenes convertidas en instrumentos de manipulación, como al cine académico y sus prejuicios estéticos.
Подземље (Underground) se encuadra dentro de la cultura eslava, cuyos componentes esenciales son el efecto, la sensación y un humor desesperado.
Según el cineasta:
“Mis películas demuestran mi lealtad hacia una cultura que no es occidental”
Y aquí, los héroes abordan la guerra, como si ésta no fuera más que una catástrofe natural, no sufren mucho, buscan rápidamente la mejor manera de sobrevivir:
Entrar en El Partido Comunista, colaborar con los alemanes, traficar con armas…
Todos se las arreglan.
Todo sucede como si vivieran normalmente.
Este estado de espíritu sobre la guerra, se ha forjado a través de los siglos, como si hubiese entrado en los genes; saben que aquél que no es capaz de sobrevivir a una guerra, es incapaz de vivir simplemente.
Por tanto, estos personajes parecen extraños al público occidental, porque esta es una diferencia crucial entre ambas culturas.
Yugoslavia es un país que está siempre al borde de la locura.
No se concibe lo dramático y lo cómico, como categorías estricta y rígidamente separadas:
Los días de duelo se mezclan con los días de alegría.
Nos encontramos, pues, con una tragedia alegre, con un vodevil bufón.
Aparece de nuevo el realismo mágico propio de Kusturica, pero en este caso más barroco, burlesco y musical, que desemboca en un estilo exuberante, desmesurado y neurótico.
El propio director afirma:
“Quise exponer una imagen del comunismo, pero un poco a la manera de los comics, tomando la realidad como punto de partida, pero yendo mucho más allá, al exceso”
Otros rasgos de la cultura eslava, son la nostalgia, la rapidez en reaccionar a ciertas cosas que no se aprenden, las reacciones volcánicas, un humor típico, una amargura en el humor muy negro, con personajes que no racionalizan sus acciones.
Kusturica, no se fía del naturalismo, una reacción muy extendida en los cines del Este de Europa.
En los países totalitarios, el cine se concebía como una obra de propaganda a partir de la cual, imponer un modelo estético, político y de comportamiento.
De ahí esta desconfianza de los verdaderos artistas por un arte oficial, donde el realismo no era más que una reconstitución edificante de la realidad que el régimen deseaba mostrar, y una huida hacia la estilización, hacia una cierta tonalidad épica o fantástica en cineastas que ya no querían seguir el juego.
Los cines del Este han puesto siempre en cuestión, el estatuto mismo de la imagen, denegándole toda legitimidad de representación de lo real ya que, desde el principio, la manipulación de las imágenes ha sido uno de los instrumentos más eficaces de  propaganda.
Por ello, uno de los resortes más fuertes de Подземље (Underground), consiste en la denuncia, bajo forma bufonesca, de esta manipulación.
Según Kusturica, “la imagen domina todo hoy en día, y el que controla la televisión, tiene el poder porque selecciona lo que quiere mostrar”
Marko tiene un periscopio gracias al cual manipula a la gente.
Es su principal instrumento de poder.
Por otra parte, Marko maneja la imagen de Blacky con el cinismo y la pesadez que la propaganda titista confería a la puesta en escena de sus mitos, “emocionado” discurso de Marko, en la inauguración de la estatua dedicada a Blacky…
La idea de que alguien llegue a persuadir a los otros, de que todo lo que existe en el sótano es real, se relaciona con la manipulación de la gente por los medios de comunicación de masas.
Existe un sentimiento de esperanza con el que jugar, ya que si confinamos a una gente durante 20 años en un sótano, hay que ponerles bajo anestesia.
En este caso, la anestesia se presenta bajo la forma de la información que Marko les proporciona a través de la manipulación del sonido, sirenas, música… y la imagen documental…
Marko dosifica sabiamente, esperanza y desesperanza, desesperanza de una ocupación alemana que parece durar siempre, y esperanza de una liberación siempre retardada.
Kusturica afirma:
“Mi filme es exactamente lo contrario de un filme de propaganda.
Hago películas que están al lado de los perdedores, y no de los que utilizan la máquina de propaganda para sus intereses personales”
En cuanto a su reparto, destacan sus principales protagonistas:
Miki Manojlović en el papel de Marko Dren, y Lazar Ristovski en el de Petar “Blacky” Popara.
Ambos llevan gran parte del peso de este trabajo de forma brillante.
Mencionar también a Mirjana Joković, que da vida a Natalija Zovkov, la mujer por la que ambos perderán la cabeza.
Ernst Stötzner como Franz, el oficial de la Wehrmacht en Belgrado, y Davor Dujmović en el papel de Bata, el hermano lisiado de Natalija.
Completan el reparto:
Danilo Stojković y Slavko Štimac, como el padre y el hermano tartamudo de Marko; Srđan Todorović y Mirjana Karanović, que interpretan al hijo y la esposa de Blacky; y Bora Todorović, que da vida a Golub, el líder de la orquesta que nos acompañará en los momentos más insospechados... impagable personaje.
Y claro, el mono Soni…
Así las cosas, si no entendemos realmente de lo que nos están hablando, hay varias cosas que echarán para atrás a muchos aficionados:
La primera es su enorme duración, ya que por muy buena que pueda parecer una comedia, para que funcione durante 165 minutos sin resultar pesada y cargante, ha de producirse un auténtico milagro.
Sus personajes resultan estrambóticos en su inmensa mayoría, y el sentido del humor utilizado en ella, cosecha adeptos y detractores a partes iguales.
Por último, en buen grado colabora a esto Goran Bregović, el compositor y ejecutor de la banda sonora; usual colaborador en trabajos previos de Emir.
Un elemento normalmente tan importante en su cine, Bregović es uno de los responsables de que se sienta pues tan cercana a los trabajos normales de Kusturica, tan identificable, y con tanta cohesión a sus demás trabajos donde presenta retratos de su gente y de su tierra.
Las melodías y canciones principales de la cinta son 3:
“Sheva”, “Mesečina”, y “Stani, Stani, Ibar Vodo”
Y se basa en música búlgara tradicional, aunque en algunas ocasiones, esta es fusionada con otros estilos.
En ella también aparece la famosa canción alemana, “Lili Marleen”, y fragmentos de La Sinfonía Nº 9 de Dvorak, y de la Nº 3 de Saint-Saëns.
La GRAN Banda de Golub, acompaña a los personajes principales en todo momento, incluso dentro del sótano, y hasta en la muerte, y su canción es la que marca el ritmo de la película, sobre todo en aquel gran pastel rotatorio, impagable.
Es interesante notar, que la música de esta banda sonora se mantiene invariable a lo largo de todo el relato, a pesar de que los personajes atraviesan por momentos alegres, y otros más angustiantes.
“Ми смо сви луди, Наталија.
Управо нису дијагностикован још”
(Estamos todos locos, Natalija.
Simplemente no nos han diagnosticado todavía)
La historia del desaparecido Estado de Yugoslavia, es apasionante.
La inestabilidad política en esa región de Los Balcanes, ha dado como resultado numerosos cambios de nombres, numerosos enfrentamientos civiles, y obviamente, numerosas víctimas fatales.
Los sistemas políticos modernos, a pesar de sus pretensiones científicas, han estado siempre más o menos fundados en las creencias.
El caso de Yugoslavia, es en este sentido apasionante.
Se ha hablado incluso de “yugoslavismo”, una construcción arbitraria y voluntarista de un país que, al fin y al cabo, no ha existido más que en las mentes de sus elites.
Stevan Pavlowitch dice:
“La Gran Guerra consagró el triunfo del Estado Nacional, por una fórmula que se volvió universal en el momento en que ya estaba pasada.
En el caso de Yugoslavia, esta fórmula mezclaba pasado, presente y futuro, en una lectura teleológica de la historia, según la cual, serbios, croatas y eslovenos, no eran más que 3 ramas de una misma nación, lo que era aún un ideal, siendo ya una ilusión”
Es suficiente decir, hasta qué punto, entre “ideal” e “ilusión”, esta federación de pueblos dispares, salida de 2 grandes imperios, el de Los Habsburgo y el de Los Otomanos; y codiciada por un 3º, El Imperio Ruso; dividida en 3 grandes religiones, católica, ortodoxa y musulmana; sólo ha existido en las tensiones, los conflictos, y las guerras.
Es también comprender los desarrollos dramáticos de los últimos años.
“Yugoslavia presenta hoy, todos los rasgos de una “libanización”
Luchas de clanes, repartición étnica o confesional del poder, Guerra Civil…
El cineasta Emir Kusturica, bosnio de nacimiento, quiere definirse como yugoslavo.
Y se acerca a la utopía, en el sentido estricto, “que no es de ningún territorio” yugoslavo, y rechaza los micro-nacionalismos de hoy.
Ilustra perfectamente, las contradicciones de un país que sin duda ha desaparecido, acercándose con una energía desesperada, a esta pertenencia que no es una nacionalidad.
Obra de fabricación étnica y cultural, el cine de Kusturica, en especial Подземље (Underground), busca arrobarnos, aturdirnos, más que a transmitir un mensaje, lo que no impide la reflexión.
El último cine europeo, es menos una máquina de guerra contra Hollywood, que una tentativa de construcción de un cine universal que, como el sueño yugoslavo, quizás no ha existido nunca.
El cine de los perdedores, de los soñadores, que permanece como una empresa de “amateur”, en un mundo explotado por las superpotencias, los conglomerados industriales, y la información; una especie de enano perdido entre gigantes, que busca su camino haciendo fachenda, sin duda, para tener menos miedo en la oscuridad de un fin de siglo, que no promete nada bueno, en un sótano tan oscuro, donde ruedan predadores, tanto más inquietantes cuanto que no tienen, contrariamente a Marko, ni máscara como rostro.

“Градимо нове куће са црвеним плочама, где су роде гнијезде и отворена врата за наше госте.
Захваљујемо земљу која нас храни, сунце које нас и поља које нас подсећају на зеленим пашњацима код куће загрева.
Тако, бол, туга и радост, памтимо нашу земљу када кажемо наша деца приче које почињу као и све приче:
Некада давно у земљу...”
(Construimos nuevas casas, con tejas rojas, donde las cigüeñas construyen sus nidos, y con las puertas abiertas a nuestros invitados.
Le agradecemos a la tierra que nos alimenta, al sol que nos calienta, y a los campos que nos recuerdan los verdes pastos en casa.
Así, con dolor, tristeza y alegría, recordamos a nuestro país, cuando contamos a nuestros niños historias que comienzan como todas las historias:
Érase una vez un país...)



Comentarios

Entradas populares