Otac na službenom putu (When Father Was Away on Business)

“Зовем се Малик Малкоч, али ме нико не зове Малик, него сви кажу Малик, Малик на говно си ми налик”
(Mi nombre es Malik Malkoč, pero nadie me llama Malik, todo el mundo dice Malik, Malik, mierda que me gusta)

El “Informbiro” fue un período en la historia de Yugoslavia, que se extendió desde 1948 hasta 1955, caracterizado por el conflicto y cisma con La Unión Soviética.
La palabra “Informbiro” es el nombre de Yugoslavia para La Kominform, una abreviatura de “Oficina de Información Comunista”
La ruptura entre Tito y Stalin, fue un conflicto político e ideológico, que tuvo lugar entre quienes fuesen los líderes máximos de Yugoslavia y La Unión Soviética:
Josip Tito Broz y Iosif Stalin respectivamente, la cual terminó con la expulsión en 1948, de Yugoslavia, de La Oficina de Información Comunista”
Inicialmente parecía que el enfrentamiento se debía a la “deslealtad ideológica” de Yugoslavia hacia La Unión Soviética, en particular, y hacia el socialismo marxista en general, o tendría origen en el orgullo nacionalista de Tito, que le impedía someterse sin crítica a la voluntad de Stalin.
Pese a ello, la mayor parte de la evidencia posterior, sugeriría que el rompimiento estaba más bien basado en el temor de La URSS a los planes de Tito para unificar Yugoslavia con La Macedonia Griega y con Bulgaria, formando una extensa “Eslavia del Sur”, lo cual es precisamente la traducción literal de la palabra “Yugoslavia” en serbocroata, creando así un Estado eslavo bajo el liderazgo de Tito, pero fuera del control de Stalin.
Los conflictos más graves, se refieren a la política en Los Balcanes; pero la amenaza de guerra evento declinó, sin embargo, Yugoslavia era importante para Occidente, debido a su importancia para la defensa de Italia y Grecia, y una fuerte defensa de Corea del Sur para los Estados Unidos en La Guerra de Corea, que probablemente había ayudado a disuadir a los soviéticos.
El país, se convirtió en un miembro de La OTAN no estructurado; y en febrero de 1951, los jefes británicos anunciaron un eventual ataque soviético a Yugoslavia, que “conduciría a una guerra mundial”
En Junio, El Comandante en jefe de La 1ª División Proletaria del Ejército Partisano de Josip Broz Tito, Koča Popović, visitó Washington DC, para las discusiones de planificación conjunta, y para mediados de la década de 1950, los Estados Unidos dio al país, la mitad mil millones dólares en ayuda militar.
Este período, se caracterizó también por el desacuerdo dentro de La Liga de Los Comunistas de Yugoslavia, y la posterior represión y deportaciones de muchos miembros pro-soviéticos a los campos de trabajo y prisiones, en particular a la Isla Goli.
Por su parte, Nikita Khrushchev se conciliaría con Tito, después de 1953, tras la muerte de Stalin, pero Yugoslavia se mantuvo fuera del Bloque del Este, siendo un miembro informal de La OTAN.
Y es que Tito cambió radicalmente sus políticas internas, y creó un programa de amnistía.
La mayoría de las prisiones estaban cerradas y destruidas, y el gobierno también aflojó los controles en los medios de comunicación, en mayor medida que en el resto del Bloque del Este.
Este período figura prominentemente en la literatura yugoslava, y el cine.
“Dok se cijeli svijet jebe, ti se Muzafere kupaj!”
(Mientras que todo el mundo folla, Muzafer se baña)
Otac na službenom putu (When Father Was Away on Business) es un drama yugoslavo, del año 1985, dirigido por Emir Kusturica.
Protagonizado por Moreno de Bartoli, Miki Manojlović, Mirjana Karanović, Mustafa Nadarević, Mira Furlan, Pedrag Laković, Pavle Vujisić, Davor Dujmović, entre otros.
El guión es de Abdulah Sidran, donde unas palabras utilizadas en mal momento, se convierten en el objeto de todo el embrollo, una trama que se basa en una familia envuelta en política, con el cual se denuncia la deportación de la Yugoslavia comunista.
Su subtítulo es “A Historical Love Film” y fue producida por Centar Film y Forum, productoras con sede en Sarajevo; donde se debe anotar, que junto a Abdulah Sidran, pensaban hacer de esta película, la segunda de una supuesta trilogía de películas sobre Sarajevo, pero la tercera nunca se realizó...
Para 1984, Tito ya había muerto, pero era aún era palpable en Yugoslavia, siendo esta la 2ª película del director, en tomar el punto de vista infantil, en tiempos de confusión política, y de reconfiguración social.
A partir de Otac na službenom putu (When Father Was Away on Business), se empieza a notar que Emir Kusturica utiliza los conflictos intrafamiliares, como una metáfora de la convulsión sociopolítica atravesada por Yugoslavia.
La comunidad familiar, es también un motivo recurrente en el cine de Kusturica, y en esta película en particular, juega un rol fundamental.
Parejas protagónicas de personajes muy cercanos, a veces familiares, suelen verse en situaciones donde uno engaña, manipula, abandona y traiciona al otro.
Y se ha de señalar los simbolismos aprovechados por los ritos de paso musulmanes, como la circuncisión, para mostrar las etapas de pérdida de inocencia/niñez, a una etapa más adulta y conflictiva en Yugoslavia, de la cual algunos saben apreciar su coherencia interna.
Nominada al Premio Oscar en la categoría de mejor película de habla no inglesa; obtuvo La Palme d’Or en El Festival Internacional de Cine de Cannes.
La crítica la alabó de manera exagerada, que si bien es globalmente muy buena, queda a años luz de ser algo memorable o magistral.
Estamos en Yugoslavia, en el año 1948, cuando la ruptura de Tito con Stalin, marcó el principio de un período de represión.
Ubicado en la postguerra, durante el período Informbiro, la acción se cuenta a través de los ojos del joven Malik Malkoč (Moreno de Bartoli)
Su padre, el funcionario comunista, Mehmed “Meša” Malkoč (Miki Manojlović), en una ocasión se le escapa un comentario crítico sobre política, y su amante, resentida, se lo cuenta su hermano, que es un funcionario del gobierno, que hace que lo condenen a trabajos forzados.
Ese hermano, es su propio cuñado:
Zijah “Zijo” Zulfikarpašić (Mustafa Nadarević), el hermano de su esposa, Senija “Sena” Malkoč (Mirjana Karanović)
Mehmed es enviado a las minas de Lipnica, y después, a un proceso de “resocialización” en una planta hidroeléctrica a orillas del río Drina.
Zijo, que es un funcionario comunista, lo utilizó como ejemplo, por la observación que Mehmed hizo sobre un dibujo político, en relación con el cisma Tito y Stalin, en el periódico Politika, a día de hoy, considerado el diario más antiguo de Los Balcanes.
Así, la película se abre en junio de 1950, con el borracho local da serenata a los trabajadores de campo, con canciones mexicanas, pues es más seguro para él, alejarse de las canciones provenientes de cualquiera de las 2 potencias globales dominantes:
La Unión Soviética o Yugoslavia, en el clima actual de La Guerra Fría, y el aparato paranoico represivo interno del país, que busca identificar y eliminar a los enemigos del Estado, a raíz del cisma político; mientras que los niños locales, incluyendo a Malik, trepan árboles y juegan.
La historia toma la perspectiva del niño, Malik, cuya madre le dirá entonces, que su padre “está en un viaje de negocios”
Como dato, Malik es un sonámbulo crónico, pero son sus ojos los que evidencian las condiciones humanas bajo el régimen de Tito en la antigua Yugoslavia.
El niño se encuentra encantado por el fútbol, que representa esa unión como nación que ha logrado Tito a principios de los años 50, de hecho, la indiferencia del pueblo de Yugoslavia ante esos hechos políticos, se refleja con la imbatibilidad del equipo nacional, en esta materia deportiva.
Sin embargo, el proyecto político de Yugoslavia, no acepta la disidencia y la crítica; por el contrario, la condena con trabajos forzados.
Es así como comienza el drama que se desarrollará en toda la historia, y que nos revelará el espíritu humano de la época.
Y con los ojos de este niño, Kusturica también plantea una realidad deformada e inventada, sonámbula y musical, a la que todos tenemos derecho, en una metáfora ya vista, pero enfocada originalmente; y nos muestra que la simpatía con la doctrina de Stalin, era severamente castigada, y nos da ejemplos de ello mediante comentarios llevados a cabo por Malik.
Otac na službenom putu (When Father Was Away on Business) muy en el fondo, esconde una crítica al sistema comunista implantado en Yugoslavia; y puede parecer que es una crítica suave, casi “cariñosa” con la dictadura de Tito; pero no nos engañemos, cada imagen es una puñetazo al sistema, bien disimulado eso sí; aunque tampoco Kusturica iba a ponerse en el año 85, a criticar abiertamente al sistema, habiendo todavía gente llorando a Tito.
“Уклоните све слике Стаљина из куће, препознајемо бркове”
(Retiramos todos los cuadros de Stalin de casa, lo reconocíamos por su bigote)
La palabra “Emir” significa “el que ordena”, derivada de la raíz árabe que significa “mandar”
En los estados islámicos, es utilizada como un título nobiliario que perdió importancia con la aparición de los Sultanes o el Malik o Rey.
Pero Emir Kusturica es serbio, nacido bosnio, y si bien por su nombre parecía predestinado “para mandar”, no sería su título el de presidente o productor, sino el de director de cine.
Para entender el trabajo de él, hay que saber quién es, dónde y en qué época nació, en qué cree, qué busca, qué temas le interesan.
Emir Kusturica nació en 1954 en Sarajevo, la capital de Bosnia y Herzegovina, país que en aquel momento formaba parte de La República Federativa Socialista de Yugoslavia, junto con Eslovenia, Croacia, Serbia, Macedonia y Montenegro.
Si bien nació bosnio y musulmán, Kusturica se declaró serbio, y se convirtió al cristianismo ortodoxo en 2005.
Él se define como yugoslavo, y sus films suelen tener un punto de vista pro-yugoslavo, que muchas veces generan polémica.
Su cine está atravesado por personajes y situaciones que presentan siempre una tremenda carga emocional, derivada de las transiciones personales y sociales por las que atraviesan los espacios geográficos en donde se sitúa, pero también por las complejas características de la zona balcánica, integrada por múltiples etnias, culturas y creencias religiosas.
Dichas transiciones, son orquestadas la más de las veces por su música, la cual se erige como una especie de columna vertebral del discurso fílmico proyectado.
Sus films, sin un análisis de sus proyectos musicales, que algunos expertos consideran “el resultado de una combinación de música turca, folklore de Europa oriental, ska, punk, jazz, ritmos asiáticos, rock & roll y heavy metal”, puede correr el riesgo de caer en el sinsentido.
Así que las colaboraciones de sus directores musicales y la música que él, junto a su banda compone para las películas, serán fundamentales para una comprensión más acabada de este brillante cineasta.
Además, es hermoso constatar, que nunca ha renunciado a ese espíritu de denuncia social y política que, a largo plazo, ha acabado caracterizando a toda su filmografía de un modo ineludible.
Pero esta vez es especial, no sólo porque Otac na službenom putu (When Father Was Away on Business) está enfocada desde la perspectiva de Malik, un niño, sino porque esto nunca nos hace perder el hilo de ese mensaje que va más allá, que tiene como fondo, una coherente visión global de la postguerra europea en Yugoslavia; por lo que la historia contiene numerosos elementos autobiográficos.
Por ejemplo, sólo por medio de detalles, llegamos a saber que en la familia protagonista, la mujer es musulmana, y el marido, serbio.
Los niños son circuncidados como musulmanes; pero en ningún momento se busca poner de relieve “hechos diferenciales”
Todo ello forma parte de los estereotipos acuñados en la antigua Yugoslavia, en la cual creció Kusturica, educado en su niñez por una familia musulmana de Sarajevo.
Así estamos en junio de 1950, cuando la reciente República Federal de Yugoslavia, bajo el mando de Josip Broz Tito, estaba sumergida de lleno en un régimen socialista autogestionario, que marchaba al margen de La Unión Soviética Estaliniana.
Tito, celoso de todos los territorios balcánicos, pretendía llevar adelante un Estado en el que las dispares repúblicas de Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, Serbia, Montenegro, Croacia y Macedonia, se hallaban unificadas bajo un precario equilibrio interno.
Las grandes diferencias étnicas, lingüísticas, religiosas y culturales entre las distintas regiones, habían convertido a Los Balcanes, en una zona en constante erupción.
Ya consolidado en el gobierno, Tito rompió relaciones diplomáticas con los vecinos, y sumió al país en un aislacionismo que incluiría la no participación en El Pacto de Varsovia, ni en La OTAN.
Fundó un Partido que no admitía oposiciones ni disidencias.
La democracia brillaba por su ausencia, así como las libertades políticas.
En ese marco histórico, Kusturica nos hace observar unos tiempos convulsos y difíciles, y para ello escoge a una familia del montón, y designa como testigo y narrador de los acontecimientos, a un niño, Malik; que vive tranquilamente en su hogar de Sarajevo, con su padre, su madre, su hermano mayor, y su abuelo materno.
La voz de la radio emitiendo noticias sobre la grandeza del Partido, y narcotizando con la exaltación del fanatismo nacional a través del fútbol, sirve de telón de fondo al discurrir de las jornadas, en una casa donde se avecinan graves contratiempos.
El padre, que es un mujeriego incurable, se verá en aprietos, al irse algo de la lengua en uno de sus líos de faldas, y cierta información “sospechosa”, llegará a los oídos menos indicados…
Su indiscreción, derivará en arresto y deportación a un campo de trabajos forzados.
Los mayores, para tratar de ocultar la verdad a los niños, les harán creer que su “padre se encuentra en viaje de negocios”, de ahí el título de la obra.
Pero Malik no tiene un pelo de tonto.
Advierte que algo no marcha bien.
Su madre está siempre triste y llora a menudo, y además, él oye y observa detalles que le van confirmando la verdad.
En su particular mundo infantil, Malik capta con sus ojos inocentes, las ebulliciones a su alrededor, la sordidez de muchos actos incomprensibles de los adultos, el fervor patriótico que la radio pregona, las tensiones internas de un país conflictivo, y los peligros de hablar demasiado ante oídos inapropiados.
Saborea la amargura que flota en su casa desangelada, y que se pega al paladar con insistencia.
Pero Malik es ante todo un niño, y ese filtro irreemplazable de la niñez, coloca ante él un presente lleno ilusiones que nada puede romper.
Malik sufre, pero encuentra consuelo en un abrazo tranquilizador; atisba cosas que no entiende bien, pero que sabe que amenazan su mundo; adora el fútbol, y le encantaría tener un balón de reglamento.
Alimenta los temores de cualquier niño que sabe que la vida no es una balsa de aceite.
Pero también se enamora, ama como no volverá a hacerlo nunca.
En torno a él, se tantea el amor y se huelen las rencillas, la pasión, la esperanza, el miedo, las diferencias, las decepciones, y las expectativas en el mañana.
Otac na službenom putu (When Father Was Away on Business) realiza una reconstrucción soberbia de la Yugoslavia de los primeros años 50, tras la ruptura Tito-Stalin, en la cual, el líder yugoslavo pone en marcha los mismos resortes represivos que aprendió de su ex mentor soviético.
Y en el film desfila el habitual mundo de Kusturica:
El cariño por niños y los animales, el machismo omnipresente, las mujeres conflictivas, incluyendo la tranquila esposa del protagonista; la importancia relativa de los vínculos familiares, el protagonismo del compadreo mediterráneo en la ex Yugoslavia, y después... y personajes muy tiernos como la niña tuberculosa y su padre, el médico ruso.
Kusturica, es un cineasta que va al grano, que no esconde nada, que muestra su arte desde el primer instante, desde la primera imagen, y así desde el primer encuadre.
Tras leerse la dedicatoria de “un histórico relato de amor”, observaremos imágenes campestres, imágenes sencillas.
Vemos el campo, cercanas y folklóricas secuencias conforman el comienzo del filme, su característico sello, la cercanía, sencillez y costumbrismo, vuelven pues a presentársenos, como se dijo, desde el comienzo, desnudos, sin adornos ni distracciones.
Ese costumbrismo, esa cercana sencillez, queda plasmada cuando vemos a los campesinos cantando, un alegre y sencillo tema de ascendencia española.
El elemento musical pues, también queda estrechamente vinculado a lo que se representa; y nuevamente, un elemento musical de orígenes mediterráneos; tomando nota desde el comienzo.
El último guiño a ese costumbrismo, es graficado con la final secuencia de la boda, el humor y la sencillez del campo, se encontrarán por última vez.
Kusturica pues, no pierde tiempo, y en una de las primeras secuencias, escucharemos a nuestro infante protagonista, hablando de su realidad, de la austeridad de esas tierras tan castigadas, una Yugoslavia que estaba ya dejando de existir, para fragmentarse en las naciones balcánicas, es graficada por Malik, narrándonos, con su infantil inocencia, cómo su madre debió realizar un ardid a cambio de cierto beneficio estatal.
También será siempre digno de agradecer, el compromiso de Kusturica a la hora de reconstruir y mostrar en profundidad el folclore, las mentalidades y la atmósfera del lugar, y de los personajes que retrata, en este caso, la familia de Malik, con un, como siempre, genial Miki Manojlović en el papel de padre del protagonista, y Mirjana Karanović, de 25 años, como madre de éste.
Mustafa Nadarević como el tío, y el inolvidable Pavle Vujisić como abuelo.
También se añade al elenco de estrellas, el malogrado Davor Dujmović, como el hermano cineasta.
El complejo microcosmos familiar de este grupo tan peculiar, nos acerca a la realidad socio-política de aquellos tiempos turbulentos en que Tito acababa de romper con Stalin, y una especie de paranoia y manía persecutoria se apoderó de grandes sectores de la sociedad yugoslava.
No es difícil suponer el bombazo que una obra como ésta supuso 5 años después de la muerte de Tito, y habría que debatir con tranquilidad, tiempo, y mucho más espacio, hasta qué punto, obras como ésta, contribuyeron a forzar la desintegración de Yugoslavia.
En ningún caso, esto supone una crítica a la película, más bien todo lo contrario, porque es digno de valorar su compromiso revisionista, su afán de ahondar en la verdad, el papel de Moreno de Bartolli como protagonista, que trata de suavizar el previsto impacto.
Sin embargo, es cierto que films como éste, contribuyeron a destruir en muchos yugoslavos, la imagen idealizada de la “Fraternidad y Unidad” preconizadas por el régimen durante más de 40 años, y a acelerar más el proceso de centrifugación de Yugoslavia.
No obstante, es obvio que nunca fue ésta la intención de Kusturica, sino más bien la de despertar la conciencia de sus compatriotas, y de promover su autonomía intelectual, pero las cosas no siempre salen como uno tiene previsto.
De hecho, pronto nos damos cuenta de la amarga e inteligente crítica socio-política que contiene Otac na službenom putu (When Father Was Away on Business)
Así veremos, cómo el padre es traicionado por su propio cuñado, tanto por motivos personales, pues ambos competían por las atenciones de la misma mujer; como por el hecho de que éste último estuviera determinado a entregar su vida a la causa del Partido, y de la construcción del socialismo, por encima de cualquier otra consideración.
Este fue un caso que se dio en muchos otros lugares del mundo, teniendo como precedente la propia Rusia, donde jóvenes llegaban a delatar a sus padres; de modo que Kusturica cumple el papel de crítico de la deshumanización ejercida por el comunismo sobre los hombres con “el telón de acero” todavía en pie, ese mismo año, Gorbachov ascendía a La Secretaría del Partido Comunista de La URSS.
De este modo, nos encontramos con una crítica a la arbitrariedad de las élites dirigentes de las democracias reales, que jugaron con el destino de centenares de miles de hombres, destruyendo sus vidas para siempre, a menudo por motivos vagos o infundados, como en el caso de Mehmed.
Estamos sin lugar a dudas, ante una obra maestra genial que, dejando a un lado el aspecto político, reúne momentos de una gran intensidad emocional, como por ejemplo, la relación entre Malik y la hija del doctor ruso.
De hecho el doctor, consciente de que la muerte de su hija es inminente, hace todo lo posible para que su hija pueda conocer el amor, antes de abandonar el mundo.
De este modo nos encontramos con escenas insuperables, como la de bañera, que hoy serían difícil de grabar por todo el revuelo que hay montado con el asunto de los menores y demás, en la que Malik tiene vergüenza de bañarse con la niña, porque obviamente ella es del sexo opuesto, y porque está circuncidado…
El papel de ambos jóvenes, raya la perfección, pero es especialmente sobrecogedora la sencillez y seriedad de la niña, que da unas muestras de gran madurez.
Al igual que la mayoría de las películas de Emir Kusturica, el drama se va combinando con pinceladas de humor a través de unos personajes que llegan muy bien al espectador, es el caso de la escena en la que Malik tratará de interrumpir los arrebatos sexuales de su padre, cuando junto a su madre, visita a éste en el campo de prisioneros, y tienen que dormir los 3 en una minúscula habitación.
Otras escenas son más descriptivas, y muestran los eventos creados por el régimen socialista de Tito, para ensalzar a la patria de la gran familia de los pueblos libres y creativos, como el momento en el que podemos ver a la primera mujer del ejército de aviación, que se pondrá a los mandos de un avión Jagreb.
Kusturica, imprime su estilo sencillo y popular, que suena a canciones de tradición oral cantadas por las voces del pueblo, y a melodías conocidas y familiares.
Utiliza una fotografía realista y naturalista de escenarios humildes y parajes naturales; y convierte a sus personajes en seres totalmente accesibles y próximos, que atraviesan junto con su nación, por épocas duras, pero rozadas por un rayo de frágil optimismo; donde Malik camina en sueños, hacia un sol que cada día se renueva con el amanecer.
A lo largo y ancho del film, late la visión vitalista y positiva de Kusturica, y la obra no termina en final dramático, que hubiera sido lo más fácil.
Como siempre, triunfa el amor por la vida, y la superación de la amargura.
A destacar la pegajosa y excelente banda sonora de Zoran Simjanović.
“Što se nisi sjek'o na svojoj svadbi?”
(¿Qué no es una boda racionada?)
Todos estos elementos, aunados, orquestados de la forma en que Kusturica sabe, articulados y estructurados de la forma debida, conforman pues la obra de un autor que se siente no en vano, considerado como el más brillante exponente de lo que algunos llaman “La Generación de Los Balcanes”
Y es que es siempre tan sencillo como agradable, para el admirador de su arte, captar y percibir los sentimientos que transmite, la imagen que nos hace llegar de Sarajevo, de su particular entorno y contexto, de sus circunstancias, todo lo que consigue atrapar, plasmar.
Pero lo más remarcable, es que no consigue ese efecto en una sola cinta, sino que, apreciando su obra en conjunto, apreciamos ese mismo sentimiento, ese mismo efecto, en más de una de sus creaciones.
Esto deviene, por supuesto, en mayor coherencia artística, donde se advierte una poderosa unidad dentro de la completa producción de Kusturica, algo que es muy apreciable, que habla mucho de un artista que tiene sus nortes bien definidos.
La imagen final de Otac na službenom putu (When Father Was Away on Business), es del joven Malik, su rostro se volvió a medias, hacia la audiencia, con una ligera sonrisa, como si estuviera mirando hacia el futuro, pero recordando todos estos sucesos pasados, con algo de humor y cariño “suave”
Esa imagen, a su vez, nos lleva a posibilidades aún más oscuras de esta cultura que nos han mostrado.
Malik será convertido en un hombre como su padre, superficialmente amante de su familia, pero en el fondo, un mentiroso y un traidor, no tanto del gobierno de Tito, sino de sus propios valores, un violador y un bruto misógino.
A pesar de que los personajes podrían de ninguna manera imaginarse a futuro, nosotros sabemos ahora lo que finalmente pasó a Sarajevo, y cómo ese vecino, vino a destruir al vecino.
No hay nada presumible, en consecuencia, en la imagen final de Kusturica.
Un niño al que podía, con la caída de Tito, desear una Bosnia libre del control serbio.
A pesar de la pretensión, de la solidaridad familiar y el perdón potencial, el público percibe cuán odioso y engañoso son todas esas cifras, incluso el joven aparentemente inocente, que ha sido testigo de todo.
Hoy, cualquier hombre que admire al Presidente ruso, Vladimir Putin, sólo puede evidenciar que el sonambulismo continúa.

“Тито је странка и странка је тито”
(Tito era El Partido y El Partido era Tito)



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