Rosetta

“Votre période d'essai est terminée”

Durante los años 1940 y 1950, numerosos directores italianos, se comprometieron a mostrar la dura realidad de la época.
Mientras Hollywood ofrecía historias idealizadas y llenas de artificialidad, Europa estaba completamente destrozada tras los efectos de La Segunda Guerra Mundial.
El “neorrealismo” se basaba en películas que mostraban personajes hundidos en la miseria, que hacían lo posible por sobrevivir.
En la Europa contemporánea, la pobreza no es un problema tan generalizado, pero sigue existiendo, no importa la medida:
La denuncia social, sigue siendo necesaria.
No fue una vuelta a los años 1960, que estamos viviendo en una época de disparidades sociales aún mayores, donde la clase se está convirtiendo en una distinción más significativa que la nacionalidad o el lenguaje.
Películas de diversas nacionalidades, están retratando problemas sociales actuales:
La falta del trabajo, el ajuste económico, la globalización, y la brecha entre ricos y pobres.
Se trata de filmes premiados, que también muestran las nuevas formas de la solidaridad.
Porque la grotesca disparidad económica, se ve ampliamente reflejada en los cines de países tan diversos como Bélgica, Argentina, Escocia, Taiwán o Francia.
No son filmes acerca de macro-políticas ni efectistas bajadas de línea sobre problemas y soluciones.
Son películas que observan, cómo las condiciones sociales afectan las vidas de los protagonistas, los forman, los informan, y los modifican.
La desesperación de una persona ante la historia de su vida, de un trabajo basura a otro, sin una casa para vivir, sin dinero y con una problemática familiar seria, le puede llevar a tomar decisiones quizás poco éticas, por encima de la amistad, por encima del bien y del mal.
La moral por encima de la vida, o la vida por encima de la moral:
Dónde ponemos el límite, es una decisión difícil de tomar.
“Je ne veux pas dormir à la caravane”
Rosetta es un drama belga, del año 1999, escrito y dirigido por Jean-Pierre y Luc Dardenne.
Protagonizado  por Émilie Dequenne, Fabrizio Rongione, Olivier Gourmet, Anne Yernaux, Bernard Marbaix, Frédéric Bodson, entre otros.
El cine de los hermanos Dardenne, es un cine del presente, que interpela al espectador, con miras de alterar su pensamiento a través de la denuncia desconsolada de la realidad.
Se trata de una denuncia social, un retrato de la pobreza y la marginación, en una sociedad que tiene como bandera, el bienestar y el progreso.
Los Dardenne filman en el margen de esta sociedad, y muestran lo que no se suele, o no se quiere ver:
El trabajo de los jóvenes, la desocupación, o los problemas de la inmigración clandestina.
Es un cine de hondo contenido humanista, que sin embargo está lejos ser didáctico o comprometido “a lo Ken Loach”, porque los directores tienen el coraje de no mezclar nunca la representación social con los buenos sentimientos.
La marginalidad económica de los personajes, no explica su comportamiento, no son víctimas que tienen legitimidad y derecho a hacer cualquier cosa por su condición.
El reflejo de las múltiples adversidades, o el combate diario por la supervivencia, no engendran un cine simplista ni estereotipado.
La ética del cine de los Dardenne, no admite que se condene a sus personajes a una dimensión unívoca.
En cada una de sus películas, construyen una moral del relato que se apoya precisamente en la inmoralidad de los comportamientos representados.
Por lo que Rosetta ofrece una pintura desoladora sobre la precariedad social, y una “ley de la selva” en la que terminan luchando, pobres contra pobres.
Hasta ahora, Rosetta es la película que mejor trata los márgenes sociales desde el realismo materialista más estricto, situándose concretamente en los espacios que ocupa la clase obrera, tema que siempre se trata en las películas de los hermanos Dardenne.
Contrariamente a la creencia popular, Rosetta no inspiró la llamada “Ley Rosetta” en Bélgica, que prohíbe a los empleadores, pagar a los trabajadores adolescentes menos que el salario mínimo, y otras reformas laborales de los jóvenes.
En una entrevista de The Guardian con los hermanos Dardenne, Jean-Pierre explicó el error:
“No, esa ley ya existía, simplemente no había sido votada todavía, la verdad, siempre es menos interesante que la ficción”
Y es que justo en el momento en que Rosetta ganó La Palme d’Or del Festival Internacional de Cine en Cannes, una ministra tenía la idea de impulsar una ley dedicada a chicos jóvenes que tienen que dar sus primeros pasos en el mundo del empleo, y entonces la llamó “Ley Rosetta”
“Creemos que el cine puede cambiar el mundo:
Sin esa esperanza:
¿Para qué hacer cine?”, dijeron los realizadores.
Pero también Rosetta se llevó por sorpresa el gran premio de Cannes, ante el enfado de algunas personas pro-Almodóvar, ya que el director español también optaba al mismo premio con su película “Todo sobre mi madre”
El premio, fue entregado por el director y guionista canadiense, David Cronenberg.
Un dato a saber, es que todas las películas de los hermanos Dardenne, se desarrollan en Seraing, una ciudad belga, que pasó de ser un importante centro industrial, a una ciudad desolada por el desmantelamiento de la industria entre los años 80 y 90.
Así, Rosetta da inicio con una velocidad que se mantiene a lo largo de todo el relato.
Rosetta (Émilie Dequenne), es una joven de 18 años, que acaba de ser despedida de la fábrica, al final del periodo de prueba.
Encolerizada por el anuncio de su despido, la policía debe evacuarla por la fuerza…
La muchacha se hunde en la depresión, y vive en una caravana con su madre (Anne Yernaux), que es alcohólica; con la que mantiene una violenta relación de amor-odio, e intenta, sin demasiada suerte, conseguir un trabajo que la dignifique, y le permita salir de su ahogo económico y existencial.
Rosetta lucha a diario para encontrar trabajo, incluso contra su madre.
Al cabo del tiempo, encuentra otro trabajo, lo pierde, pero no por su culpa… y vuelve a conseguirlo.
Se obsesiona por el miedo a desaparecer, por la vergüenza de ser una desplazada; pues quiere una vida normal, como los demás, viviendo entre ellos.
La aparición de Riquet (Fabrizio Rongione), un joven que trabaja para su mismo empleador, en la venta callejera de waffles, parece ser la ayuda, y quizás la contención emocional que ella necesita, pero su bronca, su angustia, su impotencia, y su desesperación pueden más y, así, ella termina boicoteando la relación.
Rosetta, filmada al modo de un relato documental, propio de los directores, sigue las andanzas de la chica, con el propósito de ofrecer una descripción realista, directa y descarnada de la marginación, la desestructuración familiar, y la exclusión social que se dan cita, sobre todo, en las zonas periféricas de las grandes ciudades europeas.
No explica las causas del fenómeno, no hace indicaciones sobre sus dimensiones, no hace valoraciones explícitas.
Expone una realidad sangrante, que no queda atendida por las políticas sociales de las instituciones públicas.
El enorme afán de Rosetta para superar la situación en la que vive, la lleva a buscar una salida en el trabajo.
Los fracasos sucesivos, le hacen concebir planes desleales, deshonestos y violentos, que la llenan de amargura y desaliento, pero la firmeza de su decisión, le da la fuerza necesaria para continuar luchando limpiamente.
Rosetta mantiene el interés, el rigor, la tensión, la potencia, la falta de concesiones y la mirada implacable sobre la otra Europa, aunque es cierto que pierde parte de su impacto, si se han visto los siguientes trabajos de los Dardenne, en los que mantuvieron una línea estética y narrativa muy similar a la de Rosetta.
Por otra parte, la puesta en escena apunta también como es habitual en ellos, a la utilización de la cámara en mano, siempre pegada a unos actores que resultan aliados indispensables de los directores, para transmitir en toda su dimensión, la contracara y las contradicciones de la Europa opulenta.
“L'agent d'aide sociale a déclaré que si mon absence est justifiée, vous ne pouvez pas me licencier”
Después de 2 décadas, las que van de “Norma Rae” a “Erin Brockovich”, 2 heroínas de la clase trabajadora, anomalía máxima del cine estadounidense, el cine parece haber dejado un poco de lado la mirada hacia adentro, psicologista, metafísica, para volver a poner el acento en el afuera, en una suerte de regreso al neorrealismo.
O, llamémoslo por su nombre, en “el cine del ajuste”
Rosetta cuenta la historia de una adolescente perteneciente a la clase trabajadora, baja, que intenta trabajar para mantenerse, y para mantener a su madre, una alcohólica compulsiva.
El relato se circunscribe a mostrar la cotidianidad de Rosetta, dividida entre rituales de supervivencia, y su rutinaria búsqueda de empleo.
Puede ser la experiencia de cualquier púber, aunque el filme transcurre en Seraing, una ciudad de Bélgica, que supo ser industrial.
Rosetta pertenece a una generación que desconoce la pertenencia al movimiento obrero, y sus luchas sociales.
Su percepción de sí es solitaria, atómica, desvinculada de una conciencia de clase.
Una mónada sin historia, una existencia inmediata.
Por eso, la aparición de otro joven llamado Riquet, a quien conoce en el paso fugaz por un puesto de trabajo, le permite reconsiderar su identidad en otros términos.
Diríase que los Dardenne postulan un nuevo universo laboral, al que consideran una zona de guerra:
Conseguir un empleo, es participar en un combate.
La cámara persigue a Rosetta, como si ésta fuera un soldado en el frente:
Planos secuencia, cámara en mano, nada de música extradiegética.
El sentido de urgencia, se materializa en la respiración del combatiente, acaso el efecto sonoro más contundente del cine de los hermanos Dardenne.
La cámara, sólo se aquieta cuando Rosetta consigue un empleo, y un amigo.
Pero en la guerra, la quietud es una pausa en la disputa.
Lo sabemos, el desempleo disciplina, provoca comportamientos vergonzosos.
Véase la escena en la que Rosetta delibera sobre dejar hundir en el río-pantano a su único amigo o salvarlo:
¿Supervivencia o solidaridad?
Esta escena se repite directamente en el espacio por antonomasia, en donde se lucha cuerpo a cuerpo:
Un puesto.
El enfrentamiento entre Rosetta y Riquet, tras una táctica legítima de combate, implica en el orden de la trama una suspensión biológica de la ética, y una decisión filosófica y narrativa por parte de los realizadores, para ver hasta dónde puede socavar este nuevo estado de guerra, la decencia de quienes combaten y compiten.
Aquí, el sonido de la motoneta de Riquet deviene, en la escucha de Rosetta, en el repiqueteo musical de un redoblante perteneciente a un ejército imaginario que anuncia la cercanía del enemigo.
La puesta en escena de los Dardenne, es precisa y austera, pero lo que ocurre entre los planos, y con los planos habla de un dominio del medio propio de maestros.
¿O no se transfiere a quien mira el peso de una garrafa, el sabor de un huevo duro, la angustia localizada en la panza, el barro que hunde?
La coherencia entre forma y contenido, hace que el espectador experimente con su propio cuerpo, la materialidad de Rosetta.
Por ello, los Dardenne carecen de escepticismo.
Creen en el cine, porque creer en él, es volver a creer en el mundo.
En efecto, Rosetta apuesta a un tipo de dignidad condensada en el último pasaje de su trama, en donde ambos personajes son testigos, como nosotros, de una metamorfosis.
Es el gesto que convierte a un animal moribundo como Rosetta, en un agente libre que impugna toda injusticia.
Y es que Rosetta bascula en todo momento en una transición entre los espacios urbanos y los suburbanos, los del trabajo y los de la vivienda, y la vida cotidiana, transición que aparece repetida de manera ritual, sobre la vida cotidiana.
Rosetta se abre en una fábrica, cuando es despedida, significando desde el principio, en su violenta reacción, la fragilidad vital de Rosetta, y la importancia que un empleo adquiere para ella.
La fábrica, es el lugar propio de la clase obrera de la época industrial, clase de la que Rosetta ya no hace parte, porque es expulsada de ella.
Es el lugar de la explotación, de las relaciones de contradicción entre clases, que ponen en las manos del patrón, la vida de sus obreros, por lo que el despido de Rosetta, no es un simple despido, la simple pérdida de un trabajo, sino que tiene una significación vital:
Significa la vuelta a la marginalidad, y la imposibilidad de la plena inserción social, pero al contrario que la fábrica de época industrial, que aún se mantenía como el espacio en el que se desarrollaba la unión de clase, ahora es el escenario de la fragmentación de la clase obrera, y el enfrentamiento entre ella.
Para mantener el trabajo, la clase obrera se ve abocada a vivir en estado de permanente competencia entre sus miembros, pues el trabajo es, como ejemplifica Rosetta, lo único que mantiene a los individuos dentro de la sociedad.
La fábrica es el lugar al que esta clase obrera liminar a la que pertenece Rosetta se aferra para acceder a la normalidad social.
Rosetta tendrá que ser literalmente arrancada de este espacio por la autoridad, en este caso, la policía, fuerza que garantiza al tiempo, la normalidad social y los comportamientos amorales de los individuos.
Pero consigue otro trabajo, del que también es despedida...
Este segundo despido, abre el escenario del comportamiento anti-ético por culpa del puesto de trabajo.
En la economía post-fordista, la flexibilización de la relación laboral que rige el nuevo modelo de organización del trabajo basado en la temporalización y desregulación social de la contractualización laboral, tiene como resultado, el deterioro del espacio laboral de los grupos juveniles con menor defensa familiar de los que Rosetta es paradigmática, que se funden en la desestabilización que experimentan las relaciones laborales, hasta hacer estallar el núcleo, incluso del sistema salarial fordista, y enmarcar el funcionamiento económico en nuevas formas de desigualdad social.
Esto lleva al enfrentamiento total entre obreros, para mantenerse en el interior de la sociedad, que no implica sino mantenerse en el límite de una precariedad excesiva, pero hasta por ese límite se da un enfrentamiento tan fuerte, y con un componente amoral tan claro, como representa el filme.
La desregulación del trabajo, ha llevado a la pérdida del puntal de la solidaridad orgánica entendida como “el progreso social” misma.
Rosetta, se hace eco del escoramiento hacia los límites de la exclusión, entonces de moda en el cine europeo, y se coloca en la zona extraurbana, en un camping en el que Rosetta y su madre viven en una caravana.
El camping, es el espacio de la marginación, espacio real que visibiliza el alcance de la exclusión, que llega hasta la prostitución por la simple supervivencia.
Es un espacio desde el que se evalúan todos los efectos de la marginalidad, la degradación moral y física, en el que se introducen los efectos del subempleo, como forma de subsistencia que no posee valor social, sino que aumenta las distancias entre el individuo integrado en la sociedad, y el no integrado.
Rosetta es la mejor muestra de la rara excelencia cinematográfica de los hermanos Jean-Pierre y Luc Dardenne, un peculiar dúo de realizadores belgas, que cuentan sus historias urbanas con crudeza, y realismo apabullante, sin lugar para segundas miradas, ni sentimentalismo popular.
Su cine, está basado en un seguimiento milimétrico de los protagonistas, a través de íntimos planos, cámara en mano, y usando sólo ruido ambiental, para reflejar con naturalidad el tenso andar de sus personajes
Rosetta, es hija de familia desestructurada.
Vive en una caravana con su madre alcohólica, y es la máxima responsable de las 2, pese a su edad.
La máxima aspiración en el día a día de la joven, es encontrar un trabajo que le permita abandonar la situación en la que se encuentra, e instaurar algo más de normalidad a su vida.
Extremo, es el adjetivo que probablemente mejor define el perfil de los personajes, comenzando por la joven, cuyo nombre sirve de título al filme:
Rosetta, como la homónima estela egipcia, es la clave que permite descifrar el verdadero alcance de unas existencias vividas intensamente al límite.
Porque de no entrar en conflicto con su entorno más inmediato, no habría detonante de la acción.
La forma en la que los hermanos Dardenne retratan la desesperación de la joven, es cautivadora.
Muestran la cruda realidad, bañada por un manto casi imperceptible, de una materia indescriptible que logra que los sentimientos del espectador revoloteen de un lado a otro.
De la angustia a la ternura, de la tristeza a la rabia…
Toda una extensión de matices emocionales que, lejos de perturbar o provocar rechazo por lo poco amable de la situación, terminan por resultar atrayentes.
Estos matices aparecen siempre sumergidos en un elemento que se muestra con persistencia durante toda la película:
El agua, símbolo de vida, aparece ya sea en lagos, en calles, en forma de lluvia, o simplemente en forma de niebla.
No es, sin embargo, agua libre...
Siempre es agua estancada, sucia, angustiosa, e incluso sofocante, paralela a la existencia de Rosetta.
El agua como elemento vital, para el desarrollo y la vida misma; en días vacíos y desesperanzados, que parecen haber muerto en el tiempo sin evolución alguna.
Al ver Rosetta, podría decirse que, para los hermanos, el cine es, antes que un arma de conocimiento, una de desconocimiento.
El espectador desconoce, por qué no le dan a Rosetta el puesto que pide…
Desconoce, qué pasó con su padre, protagonista de un fuera de campo extremo…
Desconoce, si la chica tiene o tuvo vida sexual...
Gran metáfora en la escena con el compañero que quiere acercarse a ella sexualmente, y ella sabiéndolo dice:
“No bailo”, y el modo en que lo dice, suena a virginidad.
En una escena previa, Rosetta se arroja sobre el muchacho para frenarlo, lo tira de la moto, forcejean sobre el piso, es sin serlo, el coito más salvaje que el cine haya dado en años.
El espectador desconoce, también, si los dolores de estómago que hacen retorcer a la chica, son producto de la tensión, la menstruación, de una enfermedad, o hasta, por qué no, de un embarazo.
Desconoce, si el secador de pelo que se pasa sobre la panza, es un método de cura casera, la herramienta con la que se daña, o el origen de sus dolores...
Desconoce, por qué Rosetta está a punto de dejar morir a alguien, aunque cierta traición posterior, tal vez ayude a explicarlo.
Rosetta corre literalmente, para conseguir empleo, para cargar con su madre alcohólica, para frenar al administrador, para visitar los varios escondrijos en los que guarda cosas aparentemente sin valor, como los zapatos que se cambia por botas de trabajo.
Escondrijos… aquí hay algo animal en Rosetta.
Algo de bestia de carga, notorio cuando levanta una bolsa de varios kilos de harina, o una garrafa.
El camping donde está aparcada la caravana donde vive, está situado al otro lado de una autopista, adentrado en el bosque.
Significativamente, Rosetta vive en el bosque, fuera de la sociedad, como un animal salvaje...
La madre, su nombre nunca es mencionado, tiene tristes encuentros sexuales a cambio de alcohol y dinero.
Mientras tanto, Rosetta está ocupada en otras tareas que la mantiene enfocada en conseguir una mejora en su vida.
Su día a día, está lleno de pequeños rituales:
Revisar los improvisados hilos de pesca que echa en el lago embarrado, colarse dentro y fuera de la verja, al otro lado del camping, para así evitar ser vista entrando y saliendo...
Mientras la seguimos varias veces a casa, cruzando la atestada autopista, a través de arbustos y vayas, cambiándose los zapatos de trabajo por unas botas permeables que esconde en un desagüe... comenzamos a desarrollar una imagen más clara, de qué es la vida para esta joven.
El espectador, es testigo de todos estos rituales cotidianos para ella.
La necesidad de repetición, que los hermanos Dardenne nos muestran, representa la ordinariedad que Rosetta vive todos los días.
Pero es que, además, Rosetta está enfadada con el mundo, ya que, necesitada de empleo para poder huir de un ambiente familiar tan tóxico como opresivo, como espejo de un futuro turbio en su madre, únicamente parece hallar una cierta tabla de salvación, en el amigo; de lo que se deriva que no dude en traicionarlo, por pura cuestión de supervivencia.
También, la obsesión por no caer en el hoyo, lleva a Rosetta a gestar una patología.
La exclusión social de la que es parte, genera una conducta maniática en la protagonista, que hará hasta lo impensado por hacerse de un puesto de trabajo.
Sus fracasos sucesivos, la llevan a traicionar a su único amigo, esto le provoca una mayor amargura, tanto que termina por abandonar el puesto que había adquirido deslealmente, para encontrar el remedio fácil a los problemas:
El suicidio.
El móvil lleva a la persona hasta el extremo de su ética.
Las zonas privadas de condiciones dignas, son las que hacen emerger lo más primitivo del ser, la necesidad de supervivencia.
Esta necesidad, inclusive es la que hace que Rosetta intente quitarse la vida, pero todo es inútil, no hay escapatoria.
Porque Rosetta está sola, no se permite relaciones con nadie, no confía, es terca con su entorno.
Deambula agitadamente por las calles y bosques de Seraing, y no admite condescendencias; y por el medio del que es víctima, no le da lugar a las relaciones, y rápidamente el vínculo con el amigo se quiebra, dejando al personaje aún más herido.
Y parece mentira, a la vista de la creciente precarización que vive la sociedad europea a todos los niveles, que una película como ésta, se rodase en 1999, y sigue siendo actual.
Lo cual nos lleva a concluir 2 cosas:
La primera, es el evidente carácter visionario del cine de los Dardenne; la segunda, su indiscutible maestría a la hora de profundizar en unas formas narrativas, en apariencia deslavazadas, pero que conllevan una minuciosa planificación, que han creado escuela en las 2 últimas décadas.
Cuando todo se pone de mal en peor para Rosetta, sus acciones alzan cuestiones morales que complica nuestra experiencia de complicidad con ella.
En nuestro mundo, como en el de Rosetta, los ideales humanitarios sufren bajo el peso de la supervivencia económica.
La decencia y código ético de Riquet, no ha sido desteñido al mismo grado que el experimentado por Rosetta.
Esto hace que la traición de Rosetta, parezca un acto de violencia hacia un inocente.
Aun así, en la mente de Rosetta, la emancipación significa “libertad económica”, y la moralidad es un lujo.
Ella tiene que sobrevivir, cueste lo que cueste, luchando o muriendo en el intento.
Rosetta no es perfecta, y a sus defectos se les hace frente como a cualquier otra cosa de la película.
Aun así, mientras ella toma muchas decisiones que son cuestionables en su búsqueda para conseguir que su vida vaya encarrilada en la dirección correcta, hay algo que es desgarradoramente perfecto en la manera de tratar con estos problemas.
A pesar de su estricta decisión de tirar para adelante, sin importarle a quien atropelle en el camino, en el interior de Rosetta florece la imperiosa necesidad de sensibilidad y compromiso.
Su furia y rabia ante la posibilidad de que su madre quede completamente vencida por el alcohol, se iguala a la tierna y cariñosa manera que adopta, cuando su madre se escabulle de la caravana para emborracharse, hasta quedarse insensible...
Rosetta, como ser humano y social, evalúa la emoción y el dolor de sus actos sobre otras personas; es ante todo humana, aunque la realidad social no le permita ejercerlo; por ello, la película no juzga, no ofrece maniqueísmos.
No muestran su opinión, ni valoran la situación, ni proponen soluciones, sólo nos arrastran a la angustia de la otra cara del estado del bienestar, lo cual puede conducir a la errónea conclusión de que algunas acciones de Rosetta, no tienen sentido.
Extender la duración del film para mostrar explicaciones, o incrementar el efectismo en las escenas, era la vía fácil, pero también innecesaria, además de que restaría credibilidad a una historia como ésta.
Técnicamente, conocedores del lenguaje documental, los Dardenne lo ponen a prueba en esta ficción.
La cámara, no se despega de Rosetta, la persigue a distancias cortas a lo largo de todo el metraje.
Desde esta cercanía, la trama se vuelve doblemente asfixiante, dado que contenido y estética están puestos en pos de una ética cinematográfica que busca respuestas en la pureza de la imagen, y en lo corroído de la cotidianidad de la periferia Europea.
Las decisiones formales, son acertadas.
La imagen austera, cámara en mano, planos largos, aproximaciones sutiles a los rostros, manos y zapatos; sumada al sonido directo imprimen en la imagen la desesperación de Rosetta.
La respiración agitada, junto a la imagen de ella corriendo por el bosque con sus botas embarradas, tratando de escapar de su marginalidad, son el ejemplo perfecto de lo que va el film.
La dirección, aboga por la cámara en mano, y los planos rara vez se separan más de un metro de Rosetta.
De este modo, estamos completamente sumergidos en la vida del personaje, y la atmosfera desoladora de la historia, consigue transmitirse con creces.
Los Dardenne, apuestan por el realismo, huyendo de colorantes y edulcorantes.
No hay lugar para la artificialidad, simplemente, se muestra lo que hay:
Una joven sola ante el peligro, luchando por no ahogarse en un río lleno de lodo.
El cine de los Dardenne, interpela el presente sin condescendencia alguna; sus películas son filmes-relámpagos que iluminan la tristeza y la desesperación del mundo, con la pretensión de alterar, por mostrar, el orden simbólico que las produce.
Y a veces lo consiguen...
Justicia poética y ejemplo del poder político del cine, la ley laboral para adolescentes en Bélgica, instituida el 12 de noviembre del 2000, llamada “Plan-Rosetta” que un Cronenberg lúcido, tuvo razón.
Luc Dardenne, dijo al respecto de la película:
“Cuando hicimos Rosetta, nuestra región atravesaba una crisis económica muy fuerte, había gente que vivía en casas rodantes, porque no tenía otra opción, era algo muy duro.
Y tomamos ese tema, la idea de esa chica que vivía en una casa rodante, algo que no es fijo, es móvil.
Es algo que define a la persona, como alguien de vida precaria, sin un trabajo fijo, que no está sobre la tierra, está en el aire.
De ahí partimos.
Rosetta quiere conseguir un trabajo, si no lo consigue, muere.
Sin trabajo, nadie la ve y se derrumba.
Podemos pensar, que era capaz de matar a alguien por conseguir trabajo, porque piensa que si no va a morir.
O sea, pensamos a Rosetta como una guerrera, preparada para conseguir un trabajo.
Después de eso pensamos, en esa cámara, que se mueve así porque está filmando a un soldado.
¿Cómo se la va a filmar?
No de frente, sino de costado o detrás, de ahí vino la idea, de plantearla como una guerrera.
La idea de Rosetta vino así.
Ahí, el guión fue cambiando, la idea surgió trabajando cronológicamente, dándole más importancia a Rosetta, a la preparación de su suicidio, la intervención de Riquet…
Gracias a él, ella puede encontrar una amistad posible, ella estaba cerrada a la amistad, pensaba que todo el mundo era su enemigo.
Porque hoy en día nos hacen creer, y en parte es verdad, que faltan espacios, que somos muchos lo que necesitamos un espacio.
Es bastante fácil creer que van a surgir rivalidades, y que vamos a querer subyugarnos unos a otros para ocupar los lugares.
A menos que exista amistad, que prevalezca sobre lo demás.
Eso es lo que enfrenta Rosetta.
Y como dijo Jean-Pierre:
¿Sobre qué son nuestras películas?
Son sobre personas que están solas, y tienen un encuentro con otro que les ofrece una salida.
Son personas que están en situaciones extremas, que son capaces de matar para encontrar su lugar en el mundo, y vivir la felicidad que se imaginan.
Es finalmente sobre gente que descubre la amistad, el amor, la solidaridad, el tener la necesidad del otro.
Finalmente es eso”
Muy curiosamente, Rosetta no tiene final, como tampoco puede ser de otra forma; ni tiene final feliz, que no pegaría, ni tiene tampoco un final trágico.
El final es abierto al espectador.
Cada uno puede cerrarlo como quiera:
Un suicidio, o por el contrario, que por fin se abra una ventana de estabilidad emocional para ella.
Tal y como fue toda la historia, hay que inclinarse hacia la tragedia, y si Rosetta se ha llevado antes a unos cuantos por delante, no sería de extrañar…
La única tragedia de Rosetta, es que la vida vaya a continuar para ella, de la misma manera que su madre, y Rosetta no lo va a permitir.
Aquí no hay música, no hay nada que adorne la realidad por cruda que sea.
Rosetta puede parecer un cruel verdugo de todo aquel que se cruza en su dura cotidianidad, pero no es más que una de las víctimas más débiles de esta nuestra sociedad de “primer mundo”
Sólo si se es capaz de entrar en las entrañas de la protagonista, se puede entender el porqué de un personaje que sería juzgado demasiado fácilmente de mezquino y retorcido.
No hay tiempo para el amor, para la diversión, ni para la juventud, para cada gesto de esta naturaleza; solo hay tiempo para salir de la abrumadora situación en la que está Rosetta, valiéndose de cualquier acción para llegar a ser “alguien”
Roseta es un crudo retrato acerca de la supervivencia, del abandono social, de la tristeza y la terrible melancolía de ser nada.
¿La Europa del progreso y del bienestar?
Pues esto es lo que hay.
“C'est mon travail, vous n'avez pas le droit!”
En la fase postindustrial del capitalismo, el papel de las instituciones de empleo no es proporcionar empleo a la demanda de empleo, sino discriminar a los perceptores de empleo, proporcionárselo a aquellos que significan un coste económico para el sistema, los perceptores de prestaciones, e impedírselo a los que no perciben estas prestaciones, con los que se crea un nicho de desempleo permanente y en fluctuación, según las necesidades de expansión del capital, que actúa como aviso constante sobre el alcance social de la pérdida del empleo para aquellos que lo tienen, lo que en último término provoca la competitividad entre la clase trabajadora que, como se dijo, está en la base del proceso de destrucción de los lazos colectivos que tradicionalmente mantenía la clase obrera entre sus miembros.
Así, los hermanos Dardenne representan la institución como simple aparato de reproducción del capitalismo, cuya incidencia en la vida de las personas, antes que beneficiosa, sólo puede ser negativa, no solo por no poder cumplir las funciones asistenciales que teóricamente detenta, sino porque en último término, acrecienta la indefensión de las personas con las que trata, e impulsa su urgencia de actuar en el plano de la mera supervivencia, de forma que produce un escenario que dificulta en muy gran medida la acción ética de los individuos, como perfectamente ejemplifica Rosetta.
Se dice que en Bélgica, la ley de primer empleo fue motivada por Rosetta.
El llamado “Plan Rosetta” prometía un empleo seguro a más tardar 6 meses después de graduarse.
Aunque la ley fue popular en los jóvenes, dio mucho que hablar en los círculos de negocios, y en los sindicatos, debido a que el Ministro belga de Empleo, Laurette Onkelinx, lanzó la ley de un momento para otro, enfrentándose a las críticas de muchos analistas que le tachaban de irresponsable, al gastar una gran cantidad de dinero en salarios.
Los reproches más fuertes, eran por parte de los empresarios que se veían obligados a contratar a todos los jóvenes, sin importar la calidad de la mano de obra…
¿Entonces, cómo estamos?

“Votre nom est Rosetta… Je m'appelle Rosetta.
Vous avez trouvé un emploi… J'ai trouvé un emploi.
Tu as un ami… J'ai un ami.
Vous avez une vie normale… J'ai une vie normale.
Vous ne tomberez pas dans une ornière… Je ne vais pas tomber dans une ornière.
Bonne nuit… Bonne nuit”



Comentarios

Entradas populares