Eichmann

“He helped conceive the ultimate horror”

La Sección IVB4, era una oficina o sección de La Gestapo, subordinada a su vez a La Oficina Central de Seguridad del Reich, del Tercer Reich Alemán, y era la sección sobre los asuntos judíos, y los relacionados a la evacuación; responsable de la ubicación y deportación de los judíos en todo el territorio ocupado durante La Segunda Guerra Mundial; y estuvo dirigida desde el principio, por El SS Obersturmbannführer, Otto Adolf Eichmann, responsable directo de la solución final, principalmente en Polonia, y de los transportes de deportados a los campos de concentración alemanes; quien utilizó el nombre de Ricardo Klement durante su estancia en Argentina, desde el 15 de julio de 1950 hasta el 20 de mayo de 1960, cuando fue secuestrado y trasladado al Estado de Israel por El Mossad.
Eichmann, era el hijo mayor de una familia de 5 hermanos que se trasladó de Solingen, Alemania; a Linz, entonces en El Imperio Austrohúngaro.
En su adolescencia, estudió la educación básica y media en la Realschule; allí conoció a un compañero de nombre Salomón, que lo invitaba a comer a su casa, puesto que en la suya faltaba la unión, el cariño y el núcleo familiar.
En la casa de la familia de aquel amigo, aprendió a hablar el yidish y el hebreo.
Eichmann era considerado un extranjero en Austria, y no pudo conseguir trabajo.
Sin embargo, sus hermanos menores eran considerados austriacos, puesto que habían nacido en ese país.
El padre de Eichmann, tenía entre sus amistades a Ernst Kaltenbrunner, dirigente nazi de origen austriaco; y auspició el ingreso de Eichmann al NSDAP austriaco.
Con un interés y fervor frenéticos por la doctrina de Adolf Hitler, el 1 de abril de 1932, Eichmann se afilió al NSDAP austriaco con el número de afiliado 899.895, y el mismo día se enroló en Las SS con el número 45.325, siendo transferido a Berlín, el 1 de octubre de 1934, a la así llamada sección de judíos II 112 del Servicio de Seguridad (SD)
El 21 de marzo de 1935, se casó con Veronika Liebl, con quien tuvo 5 hijos:
Klaus, Horst Adolf, Dieter Helmut, Ricardo Francisco, y el menor, principal causante de su posterior captura, Nicolás.
Estos 2 últimos tienen nombres españoles, porque nacieron cuando Eichmann estaba fugado en Argentina, ya después de La Segunda Guerra Mundial.
Eichmann era un hombre tenaz en el cumplimiento del deber, era una persona muy dada a cumplir las estadísticas que se le exigían, y los judíos eran para él “estadísticas”, aunque según sus declaraciones en el juicio que se le realizó por sus crímenes de guerra en 1960 en Israel, no era un antisemita fanático, de hecho, como muchos otros alemanes, se encontraba emparentado de alguna manera con judíos.
Al final de su vida, se defendió arguyendo que su participación en El Holocausto se limitó a ser un simple ejecutor de órdenes superiores, y no una figura de la talla de Reinhard Heydrich o Heinrich Himmler.
Sin embargo, lo cierto es que entró en conflicto con estos en numerosas ocasiones debido al excesivo celo que puso en la idea de “la solución del problema judío”, yendo incluso más allá de las órdenes recibidas, ya que, cuando a finales de La Segunda Guerra Mundial, Himmler decidió acabar con los asesinatos masivos de judíos, Eichmann continuó dando las órdenes pertinentes para que se siguieran produciendo.
Antes de 1939, cuando el gobierno alemán contemplaba la posibilidad de expulsar a los judíos en lugar de exterminarlos, Eichmann fue uno de los principales interlocutores nazis con el movimiento sionista, el cual estudió la posibilidad de facilitar la emigración judía a Palestina.
En la misma línea, fue una de las personas que pensaron en la viabilidad de crear un Estado judío en Europa del Este.
En 1939, se optó por la deportación masiva de los judíos alemanes a guetos habilitados en Polonia, y en 1942 se celebró La Conferencia de Wannsee, organizada por Heydrich, en la que se lanzó definitivamente la llamada “Solución Final”
Eichmann, que participó en La Conferencia, quedó encargado de la logística de las deportaciones hacia los campos de concentración; siendo el artífice de la creación de los Judenräte o “Consejos Judíos”, que colaboraban en las deportaciones facilitando la identificación de los habitantes de los guetos.
Esto se hacía confeccionando la lista de personas a deportar, inventariando sus bienes, etc.
Así pues, los delegados de Adolf Eichmann en La Sección IVB4 de La Gestapo, tuvieron como principal responsabilidad, la deportación en trenes de todos los judíos y las personas enemigas de la Alemania nazi.
Por cada país o región ocupada, existía un delegado responsable de los envíos de personas hacia los campos de concentración.
Pero para el 22 de abril de 1945, la oficina de la calle Kurfürsten resultó totalmente destruida tras un bombardeo de EEUU.
Eichmann y sus delegados principales, intentaron desplazarse hacia Austria, pero la mayoría escapó desde donde estaba, resultando algunos muertos, suicidados o llevados ante la justicia, y mayormente ejecutados.
Cuando cayó Alemania en La Segunda Guerra Mundial, los nazis tenían los días contados en el poder, y los aliados comenzaron a caminar sobre Berlín, obligando a que muchos jerarcas nazis huyeran desesperadamente en busca de refugio.
Al finalizar La Segunda Guerra Mundial, Eichmann, que se hacía llamar Otto Eckmann, y fue capturado por El Ejército de los Estados Unidos, que desconocía su verdadera identidad.
En los albores de 1946, se escapó de la custodia del Ejército estadounidense, y se ocultó en varios lugares de Alemania durante un tiempo.
En 1948, obtuvo un salvoconducto para escapar a Argentina, pero no lo usó inmediatamente.
A principios de 1950, Eichmann estuvo en Ginebra, donde se hizo pasar por un refugiado llamado Ricardo Klement; y con la ayuda de un fraile franciscano de ideas fascistas, que tenía conexiones con El Obispo Alois Hudal, Eichmann obtuvo un pasaporte emitido por El Comité Internacional de La Cruz Roja (CICR), y un visado argentino, ambos documentos a nombre de Ricardo Klement, técnico.
El 17 de junio de ese año, salió en barco desde Génova, y llegó a Buenos Aires el 14 de julio.
Sin embargo, Adolf Eichmann fue localizado por un judío alemán ciego, vecino suyo, Lothar Hermann, que había migrado a Argentina en 19385; cuya hija tenía amistad de adolescente con uno de los hijos de Eichmann.
La hija le contaba cosas a su padre, “del hogar del señor Klement”, que le hicieron caer en la cuenta de su verdadera identidad; y se preparó un plan para capturarlo y llevarlo a Israel, encargo hecho por El Primer Ministro, David Ben Gurion, al jefe del Mossad, Isser Harel, con información dada por el famoso cazador de nazis, Simon Wiesenthal.
Como el Estado Argentino tenía un historial de rechazar solicitudes de extradición de criminales nazis, El Primer Ministro Israelí, David Ben Gurion, tomó la decisión de que Eichmann debía ser capturado, ilegalmente.
Violando tratados de asistencia consular y la soberanía nacional argentina, el 1 de mayo de 1960, un grupo de “nokmin” o “vengadores”, en hebreo, del Mossad, ingresaron subrepticios por vía aérea en Buenos Aires, e iniciaron La Operación Garibaldi, por el nombre de la calle donde residía Eichmann.
El detalle que tuvo La Operación Garibaldi, es que muchísimos integrantes eran víctimas directas, y vivieron en carne y hueso las secuelas del Holocausto.
Muchos integrantes perdieron padres, madres, abuelos, tíos, sobrinos, primos, hermanos y a seres allegados.
Por esto, el operativo planteó un dilema moral...
Este equipo, dirigido por Rafi Eitan y coordinado por Peter Malkin, especialista en secuestros y en maquillajes, inició una vigilancia de casi 2 semanas; y descubrieron que Eichmann era un hombre de hábitos cotidianos, lo que facilitó la elección del lugar de secuestro.
Los agentes del Mossad fueron en 2 autos, uno para fingir un desperfecto y el otro para evasión de emergencia en caso de que algo saliese mal.
El 11 de mayo de 1960, lo esperaron en una calle, y fingieron que el coche se había averiado, cuando llegó el autobús de la línea 203, La Independencia, Eichmann no estaba entre los pasajeros...
Era de noche, y los agentes se desesperaron, pero decidieron esperar al siguiente autobús…
La espera dio frutos:
Eichmann llegó del trabajo en el bus siguiente, y descendió del autobús, no sospechó al ver el vehículo averiado, y uno de los agentes se acercó y le dijo en la única frase en español que sabía:
“Un momento, señor, ¿puedo preguntarle algo?”
Eichmann, que venía con una linterna de mano, se detuvo sorprendido, llevó una mano al bolsillo, y el agente se le echó encima.
Eichmann gritó, pero el motor del vehículo se puso en marcha y amortiguó sus gritos.
Secuestrado en plena calle, fue subido al auto en marcha.
Los 4 agentes israelíes, lo trasladaron a un piso franco; fue atado a una cama, e interrogado hasta que Eichmann, quien dijo llamarse Ricardo Klement, y luego Otto Henniger, al fin dio su número correcto de Las SS, y admitió su verdadera identidad; y lo obligaron a firmar una carta que decía:
“Yo, Adolf Eichmann, por medio de esta carta, declaro que voy a Israel por mi propia voluntad a limpiar mi conciencia”
Y 8 días más tarde, el 20 de mayo de 1960, el avión aterrizó; siendo conducido semi inconsciente al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en un avión de El Al, con otra identidad, vestido como un mecánico de la aeronave, simulando ebriedad.
Sentado en un asiento de primera clase, con pasaporte falso, fue sacado del país de inmediato hacia la ciudad de Haifa, en Israel.
Por este secuestro, La Cancillería Argentina, por medio del Embajador Mario Amadeo, El Presidente de Argentina era Arturo Frondizi; reclamó una grave violación de la soberanía; y este reclamo lo llevó ante El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, recibiendo apoyo del organismo internacional, pero Israel nunca tuvo intenciones de devolver al criminal nazi.
Esto generó problemas entre Argentina e Israel, ya que se trató a todas luces de un secuestro ilegal, sin autorización por parte del Gobierno argentino.
El 23 de junio de 1960, El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adopta La Resolución 138, en la cual solicita a Israel, que hiciera la reparación adecuada en concordancia con La Carta de Las Naciones Unidas y las reglas de la ley internacional.
Israel sostuvo la posición, de que el asunto estaba más allá de la competencia del Consejo, y que en cambio debería ser resuelto a través de negociaciones bilaterales directas…
Se desconoce en qué paró el asunto…
Mientras Adolf Eichmann fue llevado a juicio en Israel, develando una gran cantidad de detalles sobre el funcionamiento de La Sección IVB4, unidad responsable del traslado de los judíos hacia los campos de concentración, presuntamente para morir en las cámaras de gas, hornos crematorios, fusilamiento o malas condiciones de vida; Eichmann también dejó algunos testimonios del porqué de su participación en El Holocausto, y se citan algunos párrafos:
“No perseguí a los judíos con avidez ni placer.
Fue el gobierno quien lo hizo.
La persecución, por otra parte, sólo podía decidirla un gobierno, pero en ningún caso yo.
Acuso a los gobernantes de haber abusado de mi obediencia.
En aquella época era exigida la obediencia, tal como lo fue más tarde de los subalternos”
La captura de Eichmann fue anunciada con gran despliegue de medios, dándole todo el crédito a Simon Wiesenthal, quien había colaborado en la localización; y a la causa sionista para encubrir la poco ortodoxa participación del Mossad en la operación.
En Jerusalén, Eichmann fue sometido a juicio por un tribunal presidido por los jueces:
Moshe Landau, Benjamin Halevy, y Yitzhak Raveh; mientras su abogado defensor fue Robert Servatius.
Eichmann alegó en su defensa, que las acciones que cometió eran bajo la obediencia debida a sus superiores, y que estos se aprovecharon de esta característica.
De 1960 a 1961, Avner Werner Less, un judío alemán que escapó del Holocausto y emigró a Israel, sirvió como interrogador de Eichmann, interrogándolo varias veces, durante un total de 275 horas, previo a los juicios.
Con él, Eichmann habló de su vida, desde la niñez hasta sus años de clandestinidad, aunque se centra en su papel en la organización de las ejecuciones en masa de civiles, en particular judíos, por parte del régimen nazi; y niega toda responsabilidad personal por las ejecuciones masivas de Alemania.
Reiteradamente afirma, que solo estaba a cargo del transporte de civiles judíos y enemigos, que solo estaba siguiendo órdenes, y que desobedecer tales órdenes habría dado como resultado su propia ejecución.
También afirma que otros criminales de guerra alemanes, previamente juzgados, lo implicaron deliberadamente para mitigar su responsabilidad personal.
Eichmann también niega cualquier sentimiento de antisemitismo; de hecho, afirma haber intentado crear una patria para los judíos, una vez en Madagascar y más tarde en Europa del Este.
Estas afirmaciones son cuestionadas por su interrogador, Avner W. Less; y el jurado lo encuentra culpable de genocidio.
El juicio, que finalizó el 15 de diciembre de 1961, lo condenó a morir en la horca por crímenes contra la humanidad.
Tenía 56 años.
Este juicio, también es considerado como la gran causa judicial del Estado de Israel; y la sentencia se cumplió la madrugada del 31 de mayo de 1962 en la prisión de Ramla.
Sus últimas palabras fueron:
“Larga vida a Alemania.
Larga vida a Austria.
Larga vida a Argentina.
Estos son los países con los que más me identifico, y nunca los voy a olvidar.
Tuve que obedecer las reglas de la guerra y las de mi bandera.
Estoy listo”
Sus restos fueron incinerados, y las cenizas fueron dispersadas en El Mar Mediterráneo por una nave de La Fuerza Naval israelí, en presencia de algunos supervivientes del Holocausto, y fuera de las aguas jurisdiccionales de Israel.
De este modo, se pretendía evitar que su tumba se convirtiera en lugar de peregrinación.
“I don't go far enough?”
Eichmann es un drama bélico del año 2007, dirigido por Robert Young.
Protagonizado por Thomas Kretschmann, Troy Garity, Franka Potente, Stephen Fry, Delaine Yates, Tereza Srbova, entre otros.
El guión es de Snoo Wilson, basada en los manuscritos de los interrogatorios de Adolf Eichmann, y basada en gran parte en el libro de 1983, “Eichmann's Interrogated”, que contiene el núcleo de las 275 horas de preguntas previas al juicio de Eichmann, por el policía israelí nacido en Alemania, Avner Werner Less, cuya voz real se escucha al final.
Avner Less confiesa que, tanto él como el equipo encargado de preparar el interrogatorio, “… no teníamos un conocimiento detallado del Holocausto”
El equipo de interrogación tuvo que investigar a través de los voluminosos archivos de Los Juicios de Nuremberg, así como del material suministrado por el Yad Vashem; por lo que Less y sus ayudantes, no tenían información suficiente sobre las actividades por las que Eichmann había sido arrestado, por lo que el interrogatorio fue también una investigación; de hecho se dice que en Los Juicios de Nuremberg, a Göring le pareció muy curioso que le sentaran junto a acusados que “no conocía”, por lo que Eichmann, al no encontrarse entre ellos, fue sobre quien recayó la mayor parte de las acusaciones de ese juicio, pero en la realidad, nunca fue un jerarca “conocido” del nazismo; y solo su captura le hizo mundialmente conocido.
La película, sin embargo, no nos habla del juicio de Eichmann en sí mismo, sino de los prolegómenos del mismo, de la vida en prisión, y de los interrogatorios llevados a cabo por un oficial israelí, cuyo padre asesinado, podía ser considerado una víctima más de Eichmann.
Como producción, estamos ante una película minimalista, pero con interesante tema de fondo:
Que un hombre aparentemente normal, haya participado en la matanza de millones de personas, centrándose en la figura de Adolf Eichmann (Thomas Kretschmann), hombre clave del Holocausto, encargado de coordinar los transportes a los campos de concentración.
Al caer el régimen, huyó a Argentina, donde llevó una vida normal, en el anonimato, hasta el momento de su detención en 1960.
La película se centra en los 9 meses del interrogatorio de Eichmann, realizado por el capitán de policía germano-israelí, Avner Werner Less (Troy Garity) durante la preparación del juicio en el que Eichmann fue condenado a morir en la horca en Jerusalén.
Y es que durante Los Juicios de Nuremberg hubo un gran vacío en el asiento de los acusados, a pesar de la labor de los agentes aliados en Berlín, varios dirigentes nazis lograron escapar…
El más importante de todos fue Adolf Eichmann.
Himmler, su jefe directo, le encomendó la tarea de detener, encarcelar y organizar los transportes de 2 de los grandes enemigos del Reich:
Los judíos y los gitanos.
Al acabar la guerra, Eichmann burló el cerco aliado, y gracias a la ayuda de una red estructurada, se refugió en Sudamérica, hasta que en 1960 es secuestrado por El Mossad para llevarlo a Israel, y juzgarlo en una corte israelí por 15 cargos, incluyendo crímenes contra el pueblo judío, y crímenes contra la humanidad.
El problema fundamental para juzgar a Eichmann, era que, aunque tenían pruebas para condenarlo, necesitaban una confesión del acusado.
Este era el cometido del capitán de policía germano-israelí, Avner Less:
Conseguir una confesión.
Lees, enfrenta a la inmensa tarea de engañar al hábil manipulador para que se autoincrimine; y mientras el mundo espera, los compatriotas de Less piden una ejecución inmediata, forzándolo a él y a Eichmann a enfrentarse en una batalla de voluntades.
Eichmann es una película muy interesante, y permite comprender, entre otras cosas, una interpretación sobre la figura de Eichmann:
Un hombre como tantos, disciplinado, aplicado y ambicioso burócrata; no un monstruo, sino una persona “terrible y temiblemente normal”; un producto de su tiempo y del régimen que le tocó vivir.
“Killed.
Use the right words, or you'll never become a master race”
El director Robert Young, centra la película en el interrogatorio, basándose en las transcripciones de las cintas originales, de 275 horas, alternando con “flashbacks” para ilustrar la vida y la mente de Eichmann durante la guerra, en los que se muestra su verdadera personalidad, la indignación popular en Israel por un juicio en el que se le daba la oportunidad de responder a las acusaciones, y la vida familiar de Avner Less.
Pero el hilo de la narración, es la lucha de voluntades entre la calma, la frialdad y el cinismo de Eichmann; que en todo momento niega su antisemitismo y se limita a manifestar que sólo cumplía órdenes, y que solamente era un pequeño engranaje de una gran maquinaria intimidatoria; y la persistencia de Less, apremiado por El Ministro Tormer (Stephen Fry) para obtener una confesión cuanto antes.
La presión de la opinión pública israelí sobre Less, las cartas enternecedoras en las que El SS les dice a sus hijos que, a pesar de que él y sus ideales han muerto, todavía quedará la esperanza de una nueva Alemania, y sobre todo, los “flashbacks” que muestran a Eichmann cumpliendo las órdenes del Führer y sus aventuras amorosas, ayudan a armar el rompecabezas.
Y nos enseña la tensión en la calle de toda la gente que quería colgarlo, directamente sin juicio, y los esfuerzos del gobierno por mostrar al mundo que allí funciona “el estado de derecho”
Durante los interrogatorios, que más bien son entrevistas, Eichmann no niega su implicación en La Solución Final, pero tan sólo como responsable de transportes.
Autoexcluye su responsabilidad, aludiendo a que “cumplía órdenes”
En contraposición, la película intercala escenas en las que se ve lo que realmente sucedió…
Y en su estructura, este docudrama está construido de una manera inusual:
En su primera media hora, parece usar el tema del Holocausto como una excusa para concentrarse alrededor de la vida sexual de Eichmann, y varios “flashbacks” retratan sus encuentros con 3 mujeres:
Su esposa y 2 amantes.
Pero por otra parte, estas escenas son vitales, como parte de una estrategia para mostrar la frialdad e insensibilidad del personaje, necesarias para aproximarse al conocimiento de sus actos y conductas como realizador de las políticas nazis genocidas.
A pesar que históricamente se lo recuerda como un importante eslabón en la cadena del exterminio, en la película se nos presenta como un sencillo coronel que se defiende de las acusaciones, argumentando que era un simple oficial de transportes…
Otros oficiales, de mayor jerarquía, le ordenaron crear un sistema de comunicaciones férreas eficientes, que uniera diferentes lugares, sin detenerse en miramientos en cuanto al material rodante, o de tracción necesaria, horarios, y todo lo que permitiera ese funcionamiento eficaz del sistema bajo administración alemana.
La película intenta condenar a Eichmann, mostrando su desprecio por la vida, especialmente la judía, y que este desprecio es un patrón en la conducta de Eichmann, siendo sus vínculos sexuales.
Parte integral de este patrón de conducta, vemos 2 ejemplos:
Abandona a su primera amante en Austria, sin avisarle, a pesar que sabía con anticipación que sería transferido.
Vivía con ella en una granja que había sido expropiada por El Estado para su uso personal.
Un automóvil lo espera una mañana, cuando le dice a la mujer que se va, y luego, todos los trabajadores eslavos son fusilados.
La mujer queda sola, y le pregunta que pasará ahora con todos los animales...
Su respuesta breve fue “dispárenles”…
En Hungría se vincula con una baronesa, sedienta de sangre, que se excita sexualmente escuchando a Eichmann mientras cuenta acerca de su responsabilidad por varios asesinatos en masa, y su rol en la limpieza étnica en varios países.
Hablan de estos crímenes brutales en sus encuentros amorosos…
No es seguro que esto haya ocurrido, pero si fue real, habla por sí mismo de la naturaleza cruel y sádica del personaje.
Seguramente habrá quien se sienta impactado por las escenas de sexo, pero la combinación con los “flashbacks” dramatizados, las imágenes de archivo, las transcripciones de los interrogatorios, construyen un Eichmann merecedor de la sentencia de muerte que recibió.
En este sentido, la película es efectiva, pero falla en algunos momentos relacionados con los temas del Israel, de 1960 a 1962.
La cinta tiene su punto fuerte, en su gran puesta en escena que dota de mucho realismo, a lo que ayuda la tenue fotografía de Michael Connor, pareciendo por momentos que asistimos en directo al interrogatorio, y es que este es otro de los puntos fuertes:
Los cara a cara entre El Capitán Avner Less y Eichmann, un interrogatorio dialogado, en el que vamos descubriendo la forma de pensar de este ambiguo personaje, que se defendía a base del clásico:
“Yo era un buen alemán que solo obedecía órdenes, era una pieza más de un engranaje bien engrasado, por tanto, yo no soy responsable de mis actos, preguntad a mi jefe”
Era el cinismo llevado al extremo, llegando a asegurar que jamás había sido antisemita, un tipo que cuanto más humano parece, más terrorífico es, pues el miedo es pensar que un hombre normal, sin carisma, carente de liderazgo, la imagen de un oficinista, puede ser uno de los mayores monstruos de la historia, el responsable con su “inocente” y “ordinaria” firma en el traslado a los campos de exterminio de millones de personas.
Del reparto, es especialmente destacable la presencia de Thomas Kretschmann como Adolf Eichmann.
Kretschmann, nacido en Dessau, antigua Alemania Oriental, es probablemente el mayor especialista en papeles de nazi que existe actualmente; pero se echa en falta que la película ahonde algo más en la auténtica personalidad de Eichmann, la cual aparece descrita de forma un tanto superficial, cuando lo cierto es que la naturaleza intrínseca del personaje daba para mucho más.
En otras palabras, en vez de destacar la “normalidad” de Eichmann dentro de su amoralidad, la película pierde pie al intentar presentar al personaje como un calculador y sádico nazi, capaz de cometer personalmente los más abyectos crímenes, pero todo ello no es culpa del actor, sino del guión.
Kretschmann realiza un trabajo magnífico, contenido, sin caer en el histrionismo fácil, haciéndonos ver la ambigüedad moral de este “oficinista de la muerte”
Tanto peso tiene en la película, que cuando él no aparece el film, la historia cae en la rutina o se pierde el interés, de hecho, la historia de Avner con su familia chirría, porque aporta nada al relato, está metida con calzador, se le da demasiado protagonismo a esta insulsa trama doméstica.
De hecho, Kretschmann eclipsa sin dificultad a su entrevistador; el retrato de Avner Less, es mostrado con algunas dudas, y está enfocado como perdiendo el hilo de la tarea policial que está realizando.
Juega con sus hijos, la esposa tiene un estado de salud deficiente, pero eso no importa...
La historia gira alrededor de Eichmann, no de su interrogador.
El problema central está en la historia secundaria, donde el guión parece haber sido escrito para los protagonistas, mientras Stephen Fry y Franka Potente son objetivos netamente comerciales.
Ambas participaciones, podían haber sido eliminadas completamente, sin que nada importante se pierda en la historia.
Por eso, la película es mucho más efectiva cuando se focaliza en la figura de Eichmann, su historia personal y los interrogatorios, que en los temas secundarios.
Porque aquí aparecen otros personajes sin mucho sentido, y sin aportar nada a la trama:
La periodista, el reportero, el ministro...
Todo ello hizo probablemente, una cinta que pasó sin pena ni gloria, y me sorprende que así haya sido.
Sin dudas, la película se deja ver, pero la trama presenta algunas fallas:
Una de ellas es que no se ahonda demasiado en la compleja figura del protagonista, considerado un monstruo por algunos, mientras que para otros simplemente era un operario dentro de un sistema basado en actos de exterminio.
A su vez, hay momentos en la película en los que se hace demasiado foco en aspectos de la vida privada del abogado que lo interroga, logrando escenas que no aportan demasiado a la trama.
Como errores de producción, en la escena en que el ministro abandona la habitación, después de decirle a Avner que Eichmann envió a su padre a Auschwitz, se ve un gran mapa contemporáneo de Europa en la pared.
Los mapas contienen la Alemania unificada, los estados sucesores de La Unión Soviética, la antigua Yugoslavia fragmentada, y la división de las Repúblicas Checa y Eslovaca, que es el estado de finales de la década de 1990, y no de 1961.
Las imprecisiones históricas abundan, por ejemplo, se describe a Eichmann que partió a Hungría en 1942, 2 años antes de que realmente lo hiciera.
De manera similar, en la escena en la que tiene relaciones sexuales con la baronesa húngara, enumera el número de judíos que ha asesinado, aunque nos acaban de decir que es 1943, y que de hecho, la mayoría de las deportaciones y exterminios que enumera, aún no se han realizado…
Y en su posterior recuerdo de esta escena en prisión, afirma que tuvo lugar mientras El Reich se derrumbaba, aunque en 1943 todavía gobernaba la mayor parte de Europa.
La escena en Theresienstadt que nos cuentan, está ambientada en abril de 1945, donde analiza el envío de trenes desde allí a Auschwitz, un ejercicio algo inútil, ya que el ejército soviético había liberado Auschwitz en enero de 1945.
Probablemente, por un problema presupuestario, la localización de la visita del inspector de La Cruz Roja al campo de Theresienstadt, tiene lugar utilizando una decoración de barracas y vallas de alambre de espino, al estilo de los campos de exterminio de Majdanek o de Auschwitz.
Aunque pudiera tratarse de un campo real, sin embargo, Terezin fue una ciudad amurallada, sin barracas de madera, y con edificaciones de piedra y ladrillo.
La banda sonora y la ambientación del Israel de los años 60, son correctas, no así las escenas en donde se recrea El Holocausto, que son más bien pobres, y que le dan a la cinta un aspecto más de telefilm, que de obra cinematográfica.
Según un reportero británico en el lugar, los miembros del elenco, Troy Garity y Thomas Kretschmann, estaban tan molestos con las revisiones de guiones de la escena del bebé en la oficina, que Kretschmann rápidamente los arrojó a la basura, explicando:
“Voy a dejar esto aquí por custodia”
Las revisiones fueron retiradas más tarde.
La frase final es terrorífica, cuando se pregunta a un Eichmann ya derrotado, por qué afirma amar a sus 4 hijos, aun cuando colaboró con la muerte de 500.000 niños, a lo que responde:
“Eran niños... judíos”
Da mucho que pensar sobre esas vendas que nos ponemos en los ojos para no ver lo que no queremos ver…
Eichmann es un gran filme para el debate y la reflexión, un dilema moral que aún perdura.
“If you had done it, would you want to confess?”
La historia de Adolf Eichmann, es una de esas historias que hacen reflexionar acerca de la bondad y maldad del alma humana.
Eichmann era un hombre común, un auténtico burócrata profesional, que no sobresalía especialmente en ningún sentido.
Sin embargo, fue capaz de organizar, desde su puesto en La SS, el transporte de millones de personas hacia la muerte segura en los campos de concentración.
En el proceso al que fue sometido en Israel, Eichmann reconoció su participación en los hechos, pero se defendió alegando que se limitaba a “cumplir órdenes” superiores, lo cual, a su modo de ver, justificaba su conducta.
El juicio y su cobertura por parte de los medios, renovó el interés en los acontecimientos que tuvieron lugar durante la guerra que, junto con la publicación de memorias e investigaciones, ayudaron a que la opinión pública conociera El Holocausto.
El juicio recibió amplia cobertura por parte de la prensa de la Alemania Occidental, y muchas instituciones educativas, añadieron asignaturas que estudiaban lo ocurrido.
En Israel, el testimonio de los testigos del juicio, llevaron a un profundo entendimiento del impacto del Holocausto en los supervivientes, especialmente en los jóvenes que nunca sufrieron la opresión por parte de una nación.
Pero se supo, según documentos de La CIA publicados en 2006, La Inteligencia de EEUU, y Alemania Occidental, sabían que Eichmann se escondía en Argentina en 1958; pero no revelaron nada, por temor a exponer a antiguos camaradas que habían sido útiles para La CIA o el gobierno alemán.
La detención de Eichmann, alertó a otros nazis en Argentina y Brasil, como Josef Mengele y Franz Stangl, quienes tomaron resguardos, y se ocultaron...
No obstante, la esposa de Eichmann, Veronika Liebl, que mantuvo su misma identidad, pero simuló matrimonio con un segundo hombre, y contándoles a sus hijos que su padre biológico había muerto en La Segunda Guerra Mundial, jamás hizo una denuncia de tal desaparición, porque estaría delatando su verdadero nombre, y sus antecedentes militares.
Años más tarde, y después de su muerte, uno de los hijos de Avner Less dijo:
“Mi padre pensaba que se encontraría con un hombre alto, rubio y de ojos azules, un verdadero nazi alemán, pero se encontró con un hombre pequeño, casi calvo y que usaba gafas con unos cristales muy gruesos.
Esto le sorprendió profundamente, y comprendió lo que los seres humanos más normales son capaces de hacer.
Durante los meses que duró el interrogatorio, tuvo que luchar contra su propio odio.
Recuerdo que un día me dijo:
“El odio no resuelve ningún problema, al contrario, crea más”
¿Qué hace que el caso de Eichmann sea interesante?
Pues principalmente lo contrario que nos presenta este filme.
La experta Hannah Arendt, una periodista que cubrió el juicio para una revista estadounidense, y que luego escribió un libro, “Eichmann en Jerusalén: Un Estudio sobre La Banalidad del Mal”, nos habla de otro Eichmann, ni sofisticado, ni monstruoso ni perverso…
Arendt nos dice, que el mal no necesita de patologías extremas; que son personas con psicología normal, preocupadas por hacer bien su trabajo, sus mejores agentes.
La burocracia del exterminio, no operaba con ritos satánicos a medianoche, sino con funcionarios eficientes que eran padres de familia que leían cuentos a sus hijos para acostarlos.
Eichmann no se consideraba antisemita, lo que en el filme se evoca simplemente para caricaturizarlo, y puede parecer obscenamente contradictorio, esconde hasta cierto punto una verdad.
Eichmann, incluso tal y como Arendt sostiene, tenía conocimientos de cultura hebrea, y mantenía ciertas reservas a la llamada Solución Final, no reflejadas en el filme, por las que pudiera haber preferido otras opciones a las del exterminio, como la deportación a Palestina o Madagascar.
Y sin embargo, Eichmann colaboró, con el primero, con el exterminio; ese es el problema.
Eichmann tenía bien interiorizada la condición de ser una pieza más del engranaje, lo que le evitaba preguntarse, por qué hacia lo que hacía, el sentirse pieza, le exculpaba de todo cuestionamiento.
Ante sí, sólo tenía problemas técnicos, de logística, que trataba de resolver de la mejor forma.
En fin, poco queda de la normalidad subyacente bajo la que operaba la burocracia del exterminio, que se vislumbra en el filme; y es ello lo que a mi juicio convierte este filme en un producto acerca de lo que eran los nazis, lo similares que son de nosotros, y lo poco que hemos evolucionado desde entonces.
Como dato, El Tribunal formado contra Eichmann en Jerusalén, era puramente israelí.
No creo que hubiera podido formarse válidamente un tribunal internacional, dada la más dudosa legalidad internacional del secuestro de Eichmann en Argentina, a manos de los agentes del Mossad, por lo que el juicio fue solo un trámite con la pena ya sentenciada.
Y en La Segunda Guerra Mundial, todos eran nazis hasta la médula, hasta que llegaron a Nuremberg, y escupieron sobre la persona de Eichmann, porque éste no se encontraba allí... estaba fugado.
Los alemanes “no eran los malos”, simplemente fueron los derrotados; y la historia, ya se sabe, la cuentan los vencedores.

“We showed him more justice than he ever showed us”



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