A Tale of Two Cities

“It was the best of times, it was the worst of times, it was the age of wisdom, it was the age of foolishness, it was the epoch of belief, it was the epoch of incredulity, it was the season of Light, it was the season of Darkness, it was the spring of hope, it was the winter of despair, we had everything before us, we had nothing before us, we were all going direct to Heaven, we were all going direct the other way, in short, the period was so far like the present period, that some of its noisiest authorities insisted on its being received, for good or for evil, in the superlative degree of comparison only”

“La Terreur” o “El Terror” fue un período de cambios centrados en el auge de La Revolución Francesa, que duró de septiembre de 1793 a la primavera de 1794, y que ha generado numerosos debates.
Según algunos historiadores, “El Terror” estaba “caracterizado por la brutal represión por parte de los revolucionarios mediante el recurso del terrorismo de Estado”
Este período transcurrió bajo la égida del Comité de Salvación Pública, órgano ejecutivo creado en abril de 1793, para apoyar y reforzar la acción del Comité de Seguridad General que existía desde 1792.
Habitualmente, el término se generaliza para 2 etapas:
“El Terror Rojo”, en el que fueron los jacobinos sus instigadores y ejecutores; y el inmediatamente posterior, llamado “Terror Blanco”, desarrollado durante La Reacción Termidoriana, que se instauraría en 1815, tras el retorno del Rey Louis XVIII al poder; cuando gente sospechosa de nexos con los gobiernos de La Revolución o de Napoleón, fueron arrestados y ejecutados.
Ese periodo sirvió como marco para “A Tale of Two Cities” (1859), una novela del escritor británico Charles Dickens, publicada en la revista “All the Year Round” fundada por el propio Dickens, apareciendo en 31 entregas semanales, entre el 30 de abril y el 26 de noviembre de 1859; siendo esta la primera publicación de la revista, con una aceptación notoria, pues llegó a tener una producción de 120,000 ejemplares, teniendo a partir de entonces, una tirada de 100,000 ejemplares por semana.
Charles John Huffam Dickens, fue un destacado escritor y novelista, uno de los más conocidos de la literatura universal, y el más sobresaliente de La Era Victoriana; maestro del género narrativo, al que imprimió ciertas dosis de humor e ironía, practicando a la vez una aguda crítica social.
En su obra, destacan las descripciones de personas y lugares, tanto reales como imaginarios; y sus novelas y relatos cortos, gozaron de gran popularidad durante su vida, y aún hoy se editan y adaptan para el cine habitualmente.
Dickens escribió novelas por entregas, formato que usaba en aquella época, por la sencilla razón de que no todo el mundo poseía los recursos económicos necesarios para comprar un libro; por lo que cada nueva entrega de sus historias era esperada con gran entusiasmo por sus lectores, nacionales e internacionales.
Así fue y sigue siendo admirado como un influyente literato por escritores de todo el mundo; y en esta novela en particular, cuenta la historia del médico francés Manette, su encarcelamiento de 18 años en La Bastilla en París y su liberación, a la vida en Londres con su hija Lucie, a quien nunca había conocido.
Al tiempo, el matrimonio de Lucie y la colisión entre su amado esposo y las personas que causaron el encarcelamiento de su padre; Monsieur y Madame Defarge, vendedores de vino en un suburbio pobre de París.
La historia se basa en las condiciones que llevaron a La Revolución Francesa y al Reino del Terror; siendo esta novela, particularmente distinta a las demás que escribió, las cuales se basan en su mayoría en historias protagonizadas por niños o adolescentes, y muestran una intención de reprimenda o denuncia de la sociedad británica de la época; y en esta novela histórica, se narra la vida en el siglo XVIII, en la época de La Revolución Francesa.
Al mismo tiempo, la historia se desarrolla en 2 países:
Inglaterra y Francia, y en las ciudades de Londres y París, respectivamente en la época de los albores de La Revolución:
La primera ciudad, simbolizaría de algún modo la paz y la tranquilidad, la vida sencilla y ordenada; mientras la segunda representaría la agitación, el desafío y el caos, el conflicto entre 2 mundos en una época en la que se anuncia drásticos cambios sociales.
Los protagonistas principales son:
Dr. Alexandre Manette, médico que estuvo encerrado 18 años en la torre de La Bastilla, período en el cual se dedicó a la zapatería; es una figura de admiración en el pueblo.
Lucie Manette, su hija; al inicio de la historia tiene 18 años.
Charles Darnay, sobrino de Marqués de Evrémonde; originario de Francia, va a utilizar el apellido Darnay en Inglaterra, aunque su verdadero apellido en Francia es Evrémonde; y se casa con Lucie Manette.
Jarvis Lorry, abogado inglés del Banco Tellson, y banquero; amigo de Alexandre Manette, es inglés.
Sydney Carton, abogado inglés; enamorado de Lucie Manette; salva a Darnay de la muerte.
El Señor Defarge, es tabernero; cuida a Alexandre Manette luego que este sale de prisión; y tiene un papel importante en la sublevación del pueblo; que en realidad era criado de Alexandre Manette.
Teresa Defarge, esposa del anterior; es una de las principales líderes de La Revolución.
La Señorita Pross; es la sirvienta de los Manette, y ejecutora de Teresa Defarge.
John Barsad, en realidad, Solomon Pross, es hermano de la señorita Pross, es espía inglés en Francia.
Señor Stryver, es abogado inglés y jefe de Carton.
El Marqués Evrémonde, es tío de Charles Darnay; y Gabelle es el administrador del Marqués Evrémonde.
“La Venganza”, es amiga de la señora Defarge; y tiene un papel importante en La Revolución.
La primera parte llamada “Recalled to Life” está ambientada en el año 1775, en Francia.
Lucie Manette es una joven que creía a su padre había muerto, y logra, gracias a la intermediación del banquero Jarvis Lorry, reencontrarse con él en Francia.
Allí permanece custodiado por un antiguo criado suyo, tras haber abandonado la prisión de La Bastilla.
En la segunda parte, llamada “The Golden Thread”, se relata el juicio a un personaje llamado Charles Darnay, acusado de ser espía de Francia.
Mientras en este país va creciendo el clima revolucionario, en Inglaterra se va tejiendo la historia de amor en torno a Lucie.
También se cuenta la vida en torno a su familia y amigos, entre ellos, el abogado Sydney Carton; y finalmente, Lucie se casará con Darnay, y juntos tienen una hija.
Londres y París se entrelazan en la historia, ya que Darnay decide marchar rumbo a Francia, pues una persona será condenada a morir por su culpa.
En la tercera parte, llamada “The Track of a Storm”, Darnay, de origen francés, es encarcelado en París, y severamente juzgado.
Del resultado de este juicio dependerá, en buena parte, el final de la historia.
En el fondo, la resurrección es un tema principal en la novela.
En los pensamientos de Jarvis Lorry sobre El Dr. Manette, la resurrección se descubre por primera vez como un tema.
También es el último tema, el sacrificio de Carton.
Dickens, originalmente quería llamar a toda la novela “Recalled to Life” pero este se convirtió en el título del primero de los 3 “libros” de la novela.
Así, lo opuesto a la resurrección es, por supuesto, la muerte.
La muerte y la resurrección, aparecen a menudo en la novela; a lo que Dickens está enojado, porque en Francia e Inglaterra, los tribunales dictan sentencias de muerte por crímenes insignificantes:
En Francia, los campesinos habían sido ejecutados anteriormente sin ningún juicio, por capricho de un noble.
La resurrección es el tema dominante de la última parte de la novela; cuando Darnay es rescatado en el último momento, y recuperada a vida; Carton elige la muerte, y la resurrección a una vida mejor que la que jamás haya conocido:
“Era el rostro más pacífico del hombre que se haya visto jamás... parecía sublime y profético”
En el sentido más amplio, al final de la novela, Dickens prevé un orden social resucitado en Francia, surgiendo de las cenizas del anterior.
Y como es frecuente en la literatura europea, el bien y el mal están simbolizados por la luz y la oscuridad:
Lucie Manette es la luz, representada literalmente por su nombre; y Madame Defarge es oscuridad.
La oscuridad representa la incertidumbre, el miedo y el peligro.
Está oscuro cuando el Sr. Lorry cabalga hacia Dover; está oscuro en las cárceles; sombras oscuras siguen a Madame Defarge; el estancamiento sombrío, perturba al Dr. Manette; su captura y cautiverio, están envueltos en la oscuridad; la propiedad del Marqués se quema en la oscuridad de la noche; Jerry Cruncher, ataca tumbas en la oscuridad; el segundo arresto de Charles, también ocurre por la noche, etc.
Tanto Lucie como el Sr. Lorry, sienten la oscura amenaza que es Madame Defarge.
Sin embargo, muchos de los personajes de Dickens son “planos”, no “redondos”, en los términos famosos del novelista E.M. Forster, lo que significa aproximadamente, que tienen solo un estado de ánimo.
Por ejemplo, El Marqués es incansablemente perverso, y disfruta de serlo; Lucie es perfectamente amorosa y solidaria.
Como corolario, Dickens a menudo les da a estos personajes, tics verbales o peculiaridades visuales, tales como los “dints” en la nariz del Marqués.
Forster creía que Dickens nunca creó realmente personajes redondeados.
Sin embargo, A Tale Of Two Cities ha sido citado como una de las novelas más vendidas de todos los tiempos; y se ha afirmado que vendió 200 millones de copias desde su primera publicación; así como ha tenido representaciones en el cine, teatro y ópera.
“A wonderful fact to reflect upon, that every human creature is constituted to be that profound secret and mystery to every other.
A solemn consideration, when I enter a great city by night, that every one of those darkly clustered houses encloses its own secret; that every room in every one of them encloses its own secret; that every beating heart in the hundreds of thousands of breasts there, is, in some of its imaginings, a secret to the heart nearest it!”
A Tale of Two Cities es un drama del año 1958, dirigido por Ralph Thomas.
Protagonizado por Dirk Bogarde, Dorothy Tutin, Paul Guers, Marie Versini, Ian Bannen, Cecil Parker, Stephen Murray, Athene Seyler, Alfie Bass, Ernest Clark, Rosalie Crutchley, Freda Jackson, Duncan Lamont, Christopher Lee, Leo McKern, Donald Pleasence, Eric Pohlmann, Dominique Boschero, entre otros.
El guión es de T.E.B. Clarke, basado en la novela histórica del mismo título del escritor inglés, Charles Dickens; una experiencia adulta, y quizás una de las más maduras historias que nos haya dado la literatura; siendo esta la 6ª vez que se llevó al cine; pues se hizo en 1911, 1917, 1922, 1927, y la más afamada, la de 1935, protagonizada por Ronald Colman, que llegó a ser nominada al Premio Oscar como Mejor Película; no obstante, esta versión fue la producción británica más cara de su año; siendo filmada en el valle del Loira en Francia, porque era el único lugar sin postes de telégrafo; donde varios miles de soldados estadounidenses enviados cerca en Orléans, fueron utilizados como extras.
El rodaje duró 6 semanas.
“La única forma en que pudimos terminar una película tan ambiciosa con un presupuesto tan modesto, fue mediante el uso de un equipo regular, por lo que no hubo peleas, simplemente lo abordamos, y continuamos hasta el final”, dijo el director Ralph Thomas.
La acción tiene lugar en tiempos de La Revolución Francesa:
El abogado inglés, Sydney Carton (Dirk Bogarde), que lleva una vida insustancial e infeliz, se queda prendado de los encantos de la joven Lucie Manette (Dorothy Tutin), pero ella se casa con Charles Darnay (Paul Guers), un hombre que defendió Carton en los tribunales en un momento; pero cuando, en plena revolución, Darnay va a París para liberar a un criado, suyo injustamente encarcelado, también él es conducido a prisión, y condenado a morir en la guillotina.
Entonces Carton, a pesar de su amor por Lucie, elabora un atrevido plan para salvar nuevamente a su rival...
La película mantiene el “efecto Dickens” en cuanto ambientación, y escenografías, mostrando el Londres más victoriano, y el París más revolucionario.
“My friend is dead, my neighbour is dead, my love, the darling of my soul, is dead; it is the inexorable consolidation and perpetuation of the secret that was always in that individuality, and which I shall carry in mine to my life's end.
In any of the burial-places of this city through which I pass, is there a sleeper more inscrutable than its busy inhabitants are, in their innermost personality, to me, or than I am to them?”
El director, Ralph Thomas, insistió en que esta producción se filmara en blanco y negro, ya que sintió que el libro “estaba escrito en blanco y negro, y debe hacerse en blanco y negro”
Tanto que fue influenciado por una película francesa llamada “Casque d'O” que se establecía en un período similar, que estaba en blanco y negro.
Pero más tarde, Thomas dijo que esto era un error, y que no era comercial debido a ello, y que debió ser en color; y dijo que “fue muy indulgente, porque no quería escuchar consejos.
Es peligroso tener una moda imperante y poder; y el color estaba de moda entonces”
A Tale Of Two Cities describe la difícil situación de los campesinos franceses, desmoralizados por la aristocracia francesa en los años previos a La Revolución, la brutalidad correspondiente demostrada por los revolucionarios hacia los antiguos aristócratas en los primeros años de la revolución, y los muchos paralelismos sociales poco favorecedores con la vida en Londres durante el mismo período de tiempo.
De ello se sigue la vida de varios protagonistas a través de estos eventos; y el escenario alterna entre Londres y París, pero arranca en tiempos previos al inicio de La Revolución de Francia.
Sydney Carton, es un amargado y cínico abogado en la capital inglesa, es un borrachín misántropo, que un día es contratado por el banquero Jarvis Lorry (Cecil Parker) para defender a un joven de origen francés:
Charles Darnay, ante una corte británica de los cargos de traición que se pagan con la pena de muerte, acusado por un siniestro tipo:
John Barsad (Donald Pleasence); y con una hábil triquiñuela, Carton consigue liberen a Darnay, y descubre que este está enamorado de una joven:
Lucie Manette, que a su vez tiene robado el corazón a Sydney, pero este no luchará por ella, pues no cree digno de su amor.
Pero Charles Darnay en realidad es un noble galo, sobrino del despótico Marqués de Evrémonde (Christopher Lee), que dejó Francia por la tiranía de su tío, ejemplo de la opresión a que tienen sometida a la población, y que al final termina por explotar en La Revolución, que deriva en el llamado “Terror”, unas cruentas purgas contra los nobles y sus familiares, que serán pasados por la guillotina.
En esta espiral sanguinaria de venganzas, es arrastrado Charles…
En el relato, también tiene importancia:
El Dr. Manette (Stephen Murray), Madame Defarge (Rosalie Crutchley), una vejada francesa por los aristócratas; o Miss Pross (Athene Seyler), asistente de Lucie.
Y presentan La Revolución como algo acartonado, donde los malos son muy malos y los buenos muy buenos, y es que de la espiral de maldad genera más maldad, en formato de sed de venganza despiadada, que los que comandan una Revolución, quizás están demasiado viciados por lo que han sufrido... por lo que la historia se presta para diversas interpretaciones:
Pareciera ser un alegato en contra de la histórica Revolución Francesa, que puso fin a la monarquía y al absolutismo; pero durante la cual se cometieron toda suerte de desmanes.
También podría verse, como un gran ejemplo del espíritu de lealtad y sacrificio que podía haber en un hombre del pueblo como Sydney Carton, o incluso como la joven Marie Gabelle (Marie Versini)
Pero, lo que en particular interesa y es de enorme relevancia en esta historia muy bien adaptada por el director Ralph Thomas, es su sentido de la justicia, con el que se deja firmemente sentado que no se puede condenar a una familia entera por los actos de uno o varios de sus miembros; que un apellido, un color de piel, o una nacionalidad, no pueden ser estigma para todos los que lo tengan; y que, por más que se haya sido víctima, no tenemos derecho a tomarnos, y a reducir la justicia con propósitos de venganza, pues la pregunta es concreta:
¿En qué puede ser mejor el que da de lo mismo que recibió?
Incluso se puede ver la historia como una apología del Imperio de Inglaterra y su “modus vivendi”, pues nos presentan a Francia, como una nación en la que con los aristócratas había represión y villanía, pero los que les han sustituido no son mejores, instaurando un reino del terror a base de guillotina; y se pasa de puntillas los motivos de La Revolución, y se presenta como algo dirigido por mentes enfermas, sin pizca de ideales, algunos más allá de la venganza; e Inglaterra es “la tierra de la justicia”, donde todo aquel que quiera libertad, debe ir, algo simplista.
Tampoco ayuda a levantar el vuelo que no haya escenas de peso, incluso la esperada de la toma de La Bastilla resulta algo pobre; y en general resulta de fuerte impacto, ese “insignificante” abogado, dedicado al alcohol e irresponsable, a quien, el día en que siente renacer el amor en su existencia, lo acompaña también un despertar que lo anima a generar un acto de justicia, que la sociedad enardecida no estaba en absoluto en capacidad de comprender.
Del reparto, Dirk Bogarde convence plenamente con esa efectiva caracterización que, como suele ser característico en un actor del más alto profesionalismo, le sale de adentro, convirtiéndose a sí mismo en ese ser al que está representando; aunque no se sepa de dónde le viene ese afán autodestructivo, simplemente está allí, y eso que se nota que es una persona inteligente, con un buen trabajo, y sin embargo está atormentado sin que sepamos el por qué… siendo en ese sacrificio final, que hasta entonces en su vida no ha demostrado un solo gesto, donde quizás el film de Thomas alcanza una verdadera emotividad, trasladando con auténtica inspiración, y al mismo tiempo intimismo, la decisión de un hombre que solo, trascendiendo con el sacrificio de su propia vida, encontrará un sentido verdadero a la misma; por lo que se expresará en esos últimos planos magníficos, en los que vislumbraremos la guillotina en último término, casi como un monumento a la crueldad humana.
En ellos acompañará, juntos camino al cadalso, a la inocente Gabelle, hasta que sea decapitada, antes de que él se someta a la misma condena tras sustituirse por Darnay mediante una estrategia en la utilizará a ese siniestro Barsad, que no ha dudado en “cambiar de bando”, y sumarse en su miserable personalidad a los defensores de La República.
Serán estos últimos instantes memorables, centrados en el intenso primer plano sobre un Bogarde dispuesto a morir con el temor presente, pero al mismo tiempo, con la convicción de hacer lo que debía, insertando cara al espectador, los pensamientos de ese hombre, que con su muerte, ha dado legitimidad a una vida vacua y sin sentido.
Por su parte, Dorothy Tutin como Lucie resulta bastante insípida, incomprensible que caigan los hombres rendidos ante ella; y Paul Guers, otro que deja que desear, frio, sin nervio, liviano; y que fue doblado por Tim Turner, no acreditado.
Mientras otros como Christopher Lee, deja ya entrever lo bien que le queda el rol de malo sofisticado y elegante; y Donald Pleasence hace de rata traicionera de maravilla, a lo que ayuda su particular rostro.
Rosalie Crutchley está pasada de vueltas, sobreactuada, una caricatura sin mesura; Athene Seyler tiene el papel de dar algunas puntadas cómicas, aunque débiles.
Y ha gustado en el poco tiempo en pantalla de Marie Versini como Marie Gabelle, muy enternecedora su interpretación de desdichada sirvienta, más en la parte final, totalmente desgarradora y humana, símbolo de la inocencia más pura.
Cecil Parker, como otros, complementan muy satisfactoriamente una historia que está marcada con el sello de la trascendencia; pero que contiene un error claro de producción, y sucede durante las escenas finales de las tumbonas rodando hacia la guillotina, cuando Sydney Carton y los otros personajes de la tumbona parecen cambiar de lugar:
Primero, están a la derecha, luego a la izquierda, luego a la derecha nuevamente, dependiendo del encuadre de la cámara, para que los actores destaquen.
“Blood.
The time was to come, when that wine too would be spilled on the street-stones, and when the stain of it would be red upon many there”
Charles Dickens fue un campeón de los pobres en su vida, y en sus escritos.
Su infancia incluyó algunos de los dolores de la pobreza en Inglaterra, ya que tuvo que trabajar en una fábrica cuando era niño para ayudar a su familia.
Su padre, John Dickens, vivía continuamente más allá de sus posibilidades y, finalmente fue a la prisión de deudores.
Mientras Charles, se vio obligado a abandonar la escuela, y comenzó a trabajar 10 horas al día en Warren's Blacking Warehouse, ganando 6 chelines por semana.
Por lo que Dickens consideró el funcionamiento de una mafia, y en esta novela y en “Barnaby Rudge”, creó personajes creíbles, que actúan de manera diferente cuando la mentalidad de la mafia toma el control.
Las razones para La Revolución por las clases bajas son claras, y se dan en la novela, y algunos de sus personajes, especialmente Madame Defarge, no tienen límite a su venganza por crímenes contra ellos.
El Reino del Terror, fue un momento horrible en Francia, y ella da una idea de cómo las cosas fueron demasiado lejos, desde la perspectiva de los ciudadanos, en comparación con las acciones del gobierno de facto en ese año.
Y aquí se muestra que los pobres son brutalizados, tanto en Francia como en Inglaterra.
A medida que prolifera el crimen, el verdugo en Inglaterra está “atando filas largas de delincuentes misceláneos; ahora colgando al ladrón de casas... ahora quemando gente en la mano”, o ahorcando a un hombre por robar 6 peniques.
En Francia, un niño es condenado a que le corten las manos y le quemen vivo, solo porque no se arrodilló bajo la lluvia antes de que desfilen unos 50 monjes.
En la espléndida residencia de Monseñor, encontramos “eclesiásticos desvergonzados del peor mundo del mundo, con ojos sensuales, lenguas sueltas y vidas más relajadas...
Oficiales militares desprovistos de conocimiento militar... y doctores que hicieron grandes fortunas para trastornos imaginarios”
Este incidente es ficticio, pero se basa en una historia real, relatada por Voltaire en un famoso folleto, “An Account Of The Death Of The Chevalier de La Barre”
Pero aquí Dickens quiere que se tenga cuidado de que la misma revolución que tanto dañó a Francia, no ocurra en Gran Bretaña, y su advertencia no está dirigida a las clases bajas británicas, sino a la aristocracia.
Él usa repetidamente la metáfora de “la siembra y la cosecha”; si la aristocracia continúa plantando las semillas de una revolución al comportarse injustamente, puede estar seguro de cosechar esa revolución a tiempo.
Las clases bajas, no tienen ninguna agencia en esta metáfora, simplemente reaccionan al comportamiento de la aristocracia.
En este sentido, se puede decir que mientras Dickens simpatiza con los pobres, se identifica con los ricos:
Son la audiencia del libro, su “nosotros” y no sus “ellos”
Con la gente muriendo de hambre y suplicando comida al Marqués, su respuesta poco caritativa, es dejar “que la gente coma hierba”; la gente no tiene nada más que cebollas para comer, y se ven obligadas a morir de hambre mientras los nobles viven pródigamente sobre las espaldas de la gente.
Cada vez que los nobles se refieren a la vida de los campesinos, es solo para destruir o humillar a los pobres.
Del período del Terror, es cierto el carácter expeditivo y muchas veces sumario de los procesos incoados contra los supuestos o reales contrarrevolucionarios; y muchas personas fueron enviadas a la guillotina injustamente, a veces solo por meras sospechas, aunque en la prédica, “El Terror” revolucionario se volcó primariamente sobre los ricos y los involucrados en conspiraciones con las monarquías vecinas para el derrocamiento del gobierno revolucionario.
El número de muertos que produjo “El Terror”, es también muy variable según las fuentes; desde las 35.000 a 40.000 muertes, hasta las más conservadoras que estiman que el número oscila entre las 11.000 y 14.000.
El papel de Robespierre en “El Terror”, fue indudablemente protagonista, lo que le ha validado las acusaciones históricas de extremista.
Los excesos de este período de 11 meses de acción del Comité de Salvación Pública, son indiscutibles, aunque su actuación estuvo dirigida en primer lugar contra las múltiples conspiraciones de la decadente nobleza francesa y los principales grupos económicos de la burguesía de la época, que prefirieron llegar a acuerdos con las naciones rivales de Francia, antes que ver amenazados sus privilegios de clase.
Por lo que el efecto del Terror en la sociedad francesa y europea, tuvo 2 vertientes:
Por un lado, la manera en que se hacían las ejecuciones públicas en la guillotina, promovían la violencia popular y callejera, y ello coadyuvó a la misma muerte de Robespierre, que fue abucheado y apedreado por la muchedumbre, en la cual, probablemente pocos sabían con certeza a quién apedreaban.
Y por otra parte, tanto la vieja nobleza francesa como el clero reaccionario, fueron fuertemente desmembrados y diezmados como estamento, además de que fue un proceso que aceleró la repartición de tierras en el campo entre los campesinos, y sentó las bases para erradicar el latifundio.
Puede decirse que la fuerte reforma agraria promovida por los jacobinos y sustentada con la violencia del Terror, fue el primer ladrillo de la economía agro-industrial de la Francia actual.
Así las cosas, muchos de los burgueses ricos y nobles perseguidos por “El Terror” que pudieron huir, retornaron tras el ascenso de Napoleón Bonaparte al poder.
En definitiva, resumo que la justicia es una sola.
No hace distinción alguna entre el hombre y la mujer, el rico y el pobre, el débil y el poderoso, el aristócrata y el esclavo, el negro y el blanco, el inglés y el francés…
La justicia solo sabe de hechos e intenciones, y a esto se ciñe rigurosamente para dictar su sentencia.
Y es bien poca la justicia que vemos a diario en la sociedad humana, porque en ella se privilegia a aquellos que tienen la sartén por el mango, en contra de los que solo pueden confiar en la integridad de los jueces.
Y del otro lado, en muchos casos se pretende la condena de las clases altas, sin sopesar más motivo que ese particular hecho.
Lamentable saber cuan fácil la historia se repite, o se mantiene en el peor de los casos.

“It is a far, far better thing that I do, than I have ever done; it is a far, far better rest that I go to than I have ever known”



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