The Room

“A film with the passion of Tennessee Williams”

Desde el amanecer de los tiempos, el hombre ha tratado de dejar huella.
El arte siempre ha sido la herramienta más propicia para demostrar nuestra superioridad intelectual con respecto al resto de especies:
Transmitimos emociones, sucesos e historias, para que en el futuro se nos recuerde; y también para conocernos a nosotros mismos.
Gran parte de las obras artísticas, consisten en sacar nuestros sentimientos internos, ganando en el proceso, experiencia y autoconciencia.
Pero en las antípodas, el cine “trash” o “basura”, es una corriente cinematográfica, por llamarla de algún modo, “en auge”, gracias en gran medida a la expansión de la cultura que Internet ha traído consigo, permitiendo a los cinéfilos, conocer y acceder a películas ignotas y marginales.
Como los verdaderos fanáticos del cine “trash” saben, hay ocasiones excepcionales, en las que una creación artística resulta ser tan increíblemente lamentable que, no solo provoca espanto y vergüenza ajena, sino que también invita a carcajearse como si de la mejor comedia se tratara.
¿Se puede catalogar de obra maestra, una película incluso a sabiendas de que es un completo despropósito?
¿Es posible disfrutar de un filme que falla estrepitosamente en todos sus aspectos técnicos, narrativos e interpretativos?
Por supuesto que sí.
Esta es una historia verdadera:
La historia del “Sueño Americano” hecho realidad.
La historia de un hombre que se ganaba el pan con el sudor de su frente cambiando sábanas, y almacenando cajas de medicamentos en un hospital, pero que en realidad era un artista encerrado en el cuerpo de un celador.
La historia de un genio desatendido por la fortuna, condenado a rutinarias labores en la sombra, prisionero de una existencia anónima e ingrata sin que el mundo tuviese noticia alguna de su potencial, como aquel “Albert Einstein” que languidecía día tras día ante la ventanilla de una apolillada oficina de patentes.
Pero la verdadera ambición de nuestro protagonista, el más grande objetivo de su vida, no era el de permanecer deambulando para siempre entre los corredores de aquel hospital, sino el de convertirse en un gran cineasta:
Escribir, dirigir y protagonizar una película con la que emular a sus grandes ídolos:
Orson Welles, Marlon Brando, Tennessee Williams...
Cuán noble empeño el de devolver al Séptimo Arte aquel “bouquet” de una era perdida, aquel “savoir faire” de los viejos maestros.
Un moderno Fénix de los ingenios languideciendo en un empleo sin futuro, como otros tantos genios olvidados antes que él:
Tommy Wiseau, es un individuo único, un hombre que lo dejó todo, que dio el paso hacia lo incierto, y fue finalmente recompensado con el reconocimiento internacional.
Uno de los últimos cineastas auténticamente independientes en conseguir que se escuche su voz en mitad de una industria dominada por los grandes estudios.
Y ya de paso, el más sublime proveedor contemporáneo de “cochambre d’auteur”
“I cannot tell you; it's confidential”
The Room es un drama del año 2003, escrito y dirigido por Tommy Wiseau.
Protagonizado por Tommy Wiseau, Juliette Danielle, Greg Sestero, Philip Haldiman, Carolyn Minnott, Robyn Paris, Mike Holmes, Kyle Vogt, Greg Ellery, entre otros.
Tommy Wiseau, originalmente escribió The Room como obra de teatro en 2001; y luego adaptó la obra en un libro de 500 páginas, que no pudo ser publicado.
Frustrado, Wiseau decidió adaptar el trabajo a una película, produciéndola él mismo para mantener el control creativo; y sin apoyo de ningún estudio, Wiseau gastó más de $6 millones en producción y promoción de la película.
La promocionó como una comedia negra, y declaró que el estilo humorístico es intencional, aunque miembros del elenco ha disputado anónimamente estas afirmaciones, y varios miembros de la audiencia vieron la película como un drama pobremente realizado.
Tommy Wiseau, ha afirmado que la razón por la que la película era relativamente costosa, se debía a que muchos miembros del elenco y el equipo tenían que ser reemplazados, y cada uno de los miembros del elenco tenía varios suplentes.
Pero The Room, ha sido calificada por algunos críticos, como una de las peores películas de la historia; y según el actor, amigo y biógrafo del director, Greg Sestero, Tommy Wiseau envió la película a Paramount, esperando obtenerla como distribuidor.
Ellos la rechazaron en 24 horas; cuando usualmente toma alrededor de 2 semanas obtener una respuesta.
El guión original, fue significativamente más largo que el utilizado durante el rodaje, y presentó una serie de monólogos largos; siendo editado en el set por el elenco y el supervisor de guiones, quienes encontraron que gran parte del diálogo era incomprensible.
En declaraciones, un miembro del elenco anónimo, afirmó que el guión contenía “cosas que no se podían decir.
Sé que es difícil imaginar que haya cosas que son peores.
Pero las hubo”
Tommy Wiseau afirmó haber financiado la película importando y vendiendo chaquetas de cuero de Corea del Sur.
Él se niega a profundizar más en esto; sin embargo, de acuerdo con el libro de Greg Sestero, “The Disaster Artist: My Life Inside The Room, The Greatest Bad Movie Ever Made” (2013), dijo que Tommy financió la película de trabajar en el sector inmobiliario y el espíritu empresarial; llegando a emplear a 400 personas; muchas tenían múltiples trabajos en la película; de hecho, Greg Sestero además de protagonizarla, trabajó como productor de línea y ayudó con el “casting”
La película fue promocionada casi exclusivamente a través de una cartelera única en Hollywood, ubicada en Highland Avenue, al norte de Fountain, con una imagen que Tommy Wiseau denomina “Evil Man”, en un primer plano extremo de su propia cara, con un ojo a medio parpadeo.
Aunque se crearon obras de arte más convencionales para la película, con los rostros de los personajes principales estampados sobre El Puente Golden Gate, Wiseau eligió al “Hombre Malvado”, por lo que él consideraba su calidad provocativa; tanto que en el momento del lanzamiento de la película, la imagen llevó a muchos transeúntes a creer que The Room era una película de terror.
A pesar de que la película no logró el éxito inmediato, Wiseau pagó para mantener el cartel durante más de 5 años, a un costo de $5,000 por mes.
Sus extrañas imágenes y longevidad, lo llevaron a convertirse en una atracción turística menor; y cuando se le preguntó, cómo se las arregló para permitirse mantenerlo durante tanto tiempo en un lugar tan destacado, Wiseau respondió:
“Bueno, nos gusta la ubicación, y nos gusta el cartel.
Así que creemos que la gente debería ver The Room... los DVD se están vendiendo bien”
Más tarde, se usó la misma valla publicitaria para promocionar el libro, “The Disaster Artist: My Life Inside The Room, The Greatest Bad Movie Ever Made”, escrito por su coprotagonista Greg Sestero, sobre la realización de la película.
Esta película, a menudo se conoce como el “Citizen Kane de las malas películas”, gracias a Ross Morin, profesor asistente de estudios cinematográficos en St. Cloud State University en Minnesota; y recibió un estreno en cines en muy pocos países, casi siempre yendo directamente al video.
Según un distribuidor español, Tommy Wiseau mantiene un control estricto sobre la exhibición de la película, dificultando la distribución internacional; de hecho, la película nunca se ha doblado, incluso en países donde el doblaje es obligatorio por ley.
Todo se rodó en 6 meses; y se filmó principalmente en un escenario de Los Ángeles, pero se realizó un segundo tiro en San Francisco.
Las muchas secuencias en la azotea de la película, se filmaron en el estudio de sonido, con los exteriores de San Francisco después grabados en verde.
La historia se centra en un melodramático triángulo/cuarteto amoroso:
Johnny (Tommy Wiseau), es un tipo especial, un buenazo sin límites, que vive feliz con su novia Lisa (Juliette Danielle), y con un grupo de amigos de los de verdad:
Su vecino Denny (Philip Haldiman), huérfano al que querrían adoptar, y que tiene la extraña manía de intentar meterse con ellos en su cama en plena, ¿guerra de almohadas?
Mark (Greg Sestero), su mejor amigo, un rubio guaperas; y la madre de Lisa, Claudette (Carolyn Minnott), que quiere que su hija se case por dinero, y que entre sus problemas cuenta con un cáncer de mama al que da la misma importancia como no tener suelto para tabaco.
Pero Johnny vive una mentira… pues su novia Lisa está aburrida de él.
Una parte importante de la trama está dedicada a una serie de subtramas no relacionadas, la mayoría de las cuales involucran al menos un personaje de apoyo, y no se resuelven debido a la estructura narrativa inconsistente.
Según Wiseau, el título “The Room”, alude al potencial de una sala en ser el sitio de eventos buenos y malos; mientras Sestero ha explicado que la película es semi-autobiográfica, e intenta servir como “una advertencia sobre los peligros de tener amigos”
Pero hay que confesar que el film de Tommy Wiseau exuda sinceridad, pero está saturado de un narcisismo inconsciente, y por desgracia sirve como ejemplo de que no todo el mundo debe dejarse llevar por su euforia.
Después de una carrera teatral muy limitada, la película se ha hecho popular como una “película de medianoche”, con seguidores de culto, tanto que Tommy Wiseau asiste a muchas proyecciones, y realiza sesiones de preguntas y respuestas con la audiencia.
Lo que hace que The Room se convierta en toda una paradoja, es plantearnos la pregunta sobre, qué debería ser el cine en realidad actualmente.
Creo que no hay una respuesta correcta a esa pregunta, y productos como esta película lo reafirman.
“You are tearing me apart, Lisa!”
The Room es una película tan misteriosa como su creador, pero:
¿Cómo una película tan mal actuada, tan mal editada, tan mal guionizada, dirigida, iluminada, todo lo que se puedan imaginar, pudo llegar a ser un clásico de culto?
Corría el año 2003, un modesto drama independiente, sin tinte alguno de comedia, dirigido por el inmigrante de origen desconocido, llamado Tommy Wiseau se estrenaba en Los Ángeles, estrellándose en la taquilla, y recibiendo las más demoledoras críticas.
Y entonces, cuando la malograda obra estaba a punto de ser retirada de cartel, ocurrió el milagro:
El aspirante a cineasta y colaborador en webs de humor, Michael Rousselet, intrigado por una desconcertante valla publicitaria presente en una zona bastante transitada de la ciudad, se acercó a una de las pocas salas de cine donde ponían la película; y pidió información sobre la misma y, honesto como pocos, el taquillero le insistió en que no se le ocurriera gastar su dinero en una cinta de la que todo el mundo echaba pestes...
Incluso le llegó a mostrar una crítica de la web especializada IMDB, donde su redactor aseguraba que, aquel largometraje era “peor que recibir un hachazo en la cabeza”
Pero lejos de espantarle, el empleado del cine logró todo lo contrario, acrecentando la curiosidad de Rousselet, quien se armó de valor y, a pesar de las advertencias, pagó la entrada, y se metió a ver The Room sin ningún acompañante, y en una sala completamente vacía.
Anonadado ante la bochornosa interpretación de aquel supuesto artista, este “Paciente Cero”, apelativo que Rousselet se ganó por ser la persona que propagó el virus de The Room, en lugar de salir despavorido del cine, decidió permanecer en su butaca para averiguar, cuán nefasta podía resultar ser aquella película.
El desconcierto inicial se convirtió en fascinación, y el valeroso espectador se pasó los 100 minutos de metraje tronchándose de risa sin descanso.
Totalmente incrédulo, y a la vez entusiasmado ante lo que acababa de descubrir, decidió llamar a varios de sus amigos, a los que rogó que, por favor, acudieran a ver aquella imposible película, antes de que la quitaran, ya que algo así no se podía perder en el olvido.
Con sus súplicas, logró convencer a varios de sus allegados, junto a los que, pocos días después, volvió a visionar el fatídico filme.
Y el resultado fue el esperado por Rousselet:
Sus colegas quedaron igual de impactados que él, ante la inconcebible dimensión de un desastre cinematográfico sin precedentes.
Fue así como Michael Rousselet y Scott Gairdner, comenzaron el movimiento de culto de The Room; y se volvieron locos en el teatro aquella noche que fueron todos, llevando accesorios como cucharas, bolas de fútbol y rosas como una especie de “funeral de Vikingo”, creyendo que la película nunca se volvería a ver…
Así es como se inició el fenómeno y, el día antes de que la película desapareciera de la cartelera, cientos de personas se agolpaban ya en el cine para “disfrutarla”
Aun con aquella subida final en el número de espectadores, la cinta fue finalmente retirada; pero ante la insistencia popular, Wiseau decidió editar el filme en DVD, y alquiló una sala de cine para volver a proyectarla; logrando aforos completos durante meses.
La histeria y el fanatismo, siguieron creciendo hasta llegar a la situación actual, con la película ya convertida en cinta de culto, y girando por el mundo entero.
Como producción, The Room fue filmada simultáneamente en película de 35mm y video de alta definición; pues Tommy Wiseau estaba confundido acerca de las diferencias entre los formatos, por lo que utilizó ambas cámaras en el mismo soporte.
También compró las cámaras, en lugar de alquilarlas como suelen hacer las producciones cinematográficas; y en los 6 meses de producción, 2 directores de fotografía, junto con sus equipos, renunciaron:
El primer director de fotografía, Rafael Smadja, se fue después de solo 3 días, acusando a Tommy Wiseau de ser poco profesional e imposible de trabajar.
Su sustituto, Graham Futerfas, renunció cuando Wiseau se negó a pagarle al fotógrafo inmóvil, después de intentar cancelar su llamada a las 3:00am, y porque Wiseau quería deshacerse del generador que estaba alimentando el set, a pesar de que todavía estaban disparando ahí; y al menos 3 actores se marcharon, siendo reelaborados o reemplazados con un personaje completamente diferente.
De hecho, la mayoría de la tripulación estaba convencida de que la película nunca sería vista por nadie.
La historia gira alrededor de Johnny, un exitoso banquero que vive en una casa de San Francisco con su futura esposa, Lisa.
Ellos comparten una relación intensa e íntima, caracterizada por el amor constante y apasionado.
A pesar de esta idílica existencia, Lisa se ha sentido inexplicablemente insatisfecha con su vida, y una tarde confía a su mejor amiga, Michelle (Robyn Paris), y a su madre Claudette, que encuentra a Johnny aburrido.
Aunque Michelle le aconseja estar agradecida por lo que tiene, y su madre le aconseja que la estabilidad financiera es más importante que la felicidad, Lisa decide seducir al mejor amigo de Johnny, Mark.
Aunque inicialmente es renuente, Mark cede ante los avances de Lisa.
Su asunto continúa a través del resto de la historia, a pesar de que Mark parece renuente al principio de cada encuentro sexual, y repetidamente trata de romper la relación.
Mientras tanto, Lisa ha llegado a la conclusión de que “lo quiere todo”, decide quedarse con Johnny por el apoyo financiero y los bienes materiales que puede proporcionarle.
Cuando la fecha de la boda se acerca, y la influencia de Johnny en sus billetes de banco, Lisa alterna entre glorificar y vilipendiar a Johnny con su familia y amigos, haciendo falsas acusaciones de abuso doméstico, y defendiendo a Johnny contra críticas.
Mientras tanto, Johnny, habiendo oído a Lisa confesar su infidelidad a su madre, fija una grabadora en su teléfono en un intento de identificar a su amante.
Luego, en la trama, ocurre la fiesta sorpresa del cumpleaños de Johnny, en la que pelean Mark y Lisa, que también desencadena una pelea entre Johnny y su mejor amigo.
Johnny se va de la fiesta, y Lisa discute con él, ya que descubrió la infidelidad, y le dice que “lo ha engañado por 7 años”
Lisa toma sus cosas y se va; y luego de destrozar su casa, Johnny decide suicidarse con un tiro en la boca, aunque antes de hacerlo, toma el vestido rojo que le regaló a Lisa al inicio de la trama, se lo pone en los genitales, y empieza a hacer movimientos sexuales, mientras recuerda los momentos felices que tuvo junto a ella.
La película termina con Mark y Lisa, que luego llega Denny, descubriendo a Johnny en un charco de sangre.
Lisa pregunta en repetidas ocasiones, si está muerto, mientras Mark lo besa en el ojo; y culpa a Lisa por la muerte de Johnny.
Denny le pide a Lisa y a Mark que lo dejen con Johnny, pero se quedan, y se confortan cuando llega la policía.
El triunfo de la película, se debe precisamente a sus elevadísimas cotas de humor involuntario, es decir, a que la cinta hace reír sin pretenderlo intencionadamente.
De hecho, y por mucho que su autor actualmente lo desmienta, The Room se promocionó como un profundo y desgarrador drama de pareja, inspirado en los trabajos del alabado dramaturgo estadounidense, Tennessee Williams. Desgraciadamente, la ineptitud de Wiseau le impidió emular a su ídolo, y obtuvo un resultado completamente opuesto al que deseaba.
Escribir tampoco es el punto fuerte de Wiseau, responsable de un guión lleno de diálogos fuera de lugar, tramas secundarias que nunca se cierran, y un contenido tan machista y misógino, que resulta imposible tomarse en serio todo que nos cuenta.
La premisa básica de The Room, se basa en incidentes específicos de la propia vida de Wiseau, incluidos los detalles de cómo Johnny llegó a San Francisco y conoció a Lisa, y la naturaleza de la amistad de Johnny y Mark.
Según Greg Sestero, el personaje de Lisa se basa en una mujer a quien Wiseau propuso una vez, con un anillo de compromiso de diamantes de $1.500, pero que “lo traicionó varias veces”, lo que provocó la ruptura de su relación.
Sestero postula además, que Wiseau basó la confabulación explícita de Lisa en el personaje Tom Ripley, después de que Wiseau tuvo una profunda reacción emocional a la película “The Talented Mr. Ripley” (1999), y compara elementos de sus 3 personajes principales con los de The Room; Sestero también ha indicado que el personaje Mark fue nombrado por el actor de Ripley, Matt Damon, cuyo primer nombre, Wiseau había oído mal.
Wiseau también recurrió a las obras de teatro de Tennessee Williams, cuyas escenas sumamente emotivas le encantaron actuando en la escuela de arte dramático; de hecho, muchos materiales publicitarios para The Room, establecen paralelismos explícitos con el trabajo de Williams.
Pero uno de los mayores problemas de la película, es la repetición.
Cada vez que aparece la madre de Lisa se habla del mismo tema:
Lisa no ama a Johnny, lo quiere dejar; y la madre se enoja argumentando que Johnny es extremadamente bueno y estable económicamente.
Mark y Johnny siempre hablan de mujeres.
Mark nunca nombra a la mujer que está viendo, Lisa; y Johnny se asegura de que se grabe en la mente del espectador que ama a Lisa, y que Mark es su mejor amigo.
También parecería ser que casi todos los personajes sufren de trastorno bipolar, pasando de estar contentos a enojarse por nada, seguido de un momento de amistad inigualable, todo ello en una misma escena.
Hay otro aspecto, y es el sexo en The Room:
Las escenas de sexo llegan a ser cutres, como cuando Tommy y su prometida están en la cama, observamos en un primer plano una fuente-cascada que está, sin venir a cuento, en la habitación; y en un segundo plano contemplamos cómo Tommy saca una rosa, y empieza a tirarle pétalos a la chica.
Wiseau ríe, su risa es algo muy comentado… y hace ruidos que poco o nada tienen que ver con un orgasmo; tanto que estas escenas de sexo se elimina el audio real y los 2 actores se graban “en off”; ya que estas grabaciones de voz de gemidos y suspiros sobre todo, no se corresponden en absoluto con lo que se está mostrando.
Por otro lado, tenemos a Claudette asegurando a su hija que, sin Johnny, no tiene donde caerse muerta, y que como le compra cosas, debe casarse con él y punto.
O a Lisa, hablando con Johnny y diciéndole que tal vez no se case con él porque “las mujeres cambian de opinión constantemente”
En este film todo es posible, y se puede hacer el amor en una postura de cópula cuanto menos peculiar, penetrando a la novia por el ombligo; o que la música cutre sea el afrodisiaco natural, que los intereses de los personajes sean reiterativamente ilógicos, y que Johnny sea el mejor tipo del mundo con una novia algo zorra.
En su dirección y desempeño, Wiseau intentó emular a Orson Welles, Clint Eastwood y James Dean, especialmente la actuación de Dean en la película “Giant” (1956), y llegó a utilizar citas de sus películas directamente, en la línea:
“Estás destrozándome, ¡Lisa!” que se deriva de una línea similar realizada por Dean, en “Rebel Without a Cause” (1955)
El guión, se caracteriza por numerosos cambios de humor y personalidad inexplicables en los personajes.
Al analizar los bruscos cambios de tono de la película, Greg Sestero destacó 2 escenas en particular:
En la primera escena, Johnny entra en la azotea en medio de una diatriba sobre ser acusado de abuso doméstico, solo para volverse abruptamente alegre al ver a Mark; unos momentos más tarde, se ríe de manera inapropiada, al enterarse de que un amigo de Mark había sido golpeado severamente.
En el set, Sestero y el guionista supervisor, Sandy Schklair, trataron repetidamente de convencer a Wiseau, de que la línea no debía ser entregada como cómica, pero Wiseau se rehusó a contener la risa.
En el segundo caso, que aparece más adelante en la película, Mark intenta matar a Peter, arrojándolo a un tejado después de que Peter expresa su creencia de que Mark está teniendo una aventura con Lisa; segundos más tarde, sin embargo, Mark tira de Peter hacia atrás, desde el borde del techo, se disculpa, y los 2 continúan su conversación anterior, sin reconocimiento de lo que acaba de ocurrir...
Además de estar plagado de errores de continuidad, la película tiene varias tramas, subtramas y detalles de carácter, cuyas inconsistencias han sido comentadas por la crítica y el público; tanto que se introducen varios hilos de la trama, y luego se abandonan al instante.
En una escena anterior, a mitad de una conversación sobre planear una fiesta de cumpleaños para Johnny, Claudette le dice a Lisa:
“Tengo los resultados de la prueba de nuevo.
Definitivamente tengo cáncer de mama”
El tema se descarta casualmente, y nunca se revisa durante el resto de la película.
Además, la audiencia nunca aprende los detalles que rodean la deuda de Denny relacionada con las drogas a Chris-R; o lo que llevó a su confrontación violenta en el techo.
Por supuesto, la parte técnica no se libra de la quema, con fallos de “raccord” por doquier, interminables tomas de relleno del Puente de Brooklyn, incluidas descaradamente con el propósito de alcanzar la duración mínima necesaria; y multitud de planos desenfocados que son el placer de los fans, quienes lo pasan en grande con las incontables meteduras de pata.
El despiporre llega a tal nivel, que incluso a mitad de película, uno de los personajes, Peter, es sustituido por otro actor, y el metraje sigue adelante como si tal cosa, para completo desconcierto de un público incapaz de asimilar tanta desvergüenza.
Sin duda, otro de los aspectos más tronchantes, es la escenografía, consiste principalmente en una habitación, la que da nombre al título, se entiende, de la que no deja de entrar y salir gente constantemente, y que está decorada con muchos marcos de fotos; los cuales, en lugar de mostrar imágenes de personas o paisajes, como sería de esperar, recogen misteriosas estampas de cucharas y cuberterías.
Haciendo gala de una total desfachatez, Wiseau ha manifestado en varias ocasiones, que esas cucharas simbolizan una crítica a la sociedad de consumo, pero lo cierto es que, según cuentan miembros del equipo técnico, la verdadera explicación es que nadie se preocupó de quitar las fotos que venían de muestra en los citados marcos.
También son dignas de mofa las incómodas, vergonzosas e innecesariamente largas secuencias de sexo, tan penosamente coreografiadas que, por momentos, el protagonista parece penetrar a su amante por el ombligo, en lugar de por la entrepierna.
En la misma línea se hallan las numerosas pachangas de fútbol americano presentes en el filme, donde los jugadores se pasan la pelota sin esfuerzo, como si fueran niños de parvulario, lanzándose un balón de playa.
Tan enorme montaña de errores e insensateces, dio pie a que los seguidores de la película, poco a poco, y de manera espontánea, inventasen toda clase de divertidos rituales con los que hacer más entretenido el visionado filme.
Wiseau, un extravagante melenudo de origen y edad difíciles de descifrar, que parece sufrir parálisis facial, y un colocón perpetuo, lo que impide saber cuál es el estado de ánimo de uno de los personajes peor interpretados de la historia del celuloide; Greg Sestero declaró en su libro, que Tommy Wiseau tomó 32 tomas para decir las frases:
“¡No la golpeé!
¡No es verdad!
¡Es una mierda!
¡No la golpeé!
¡No lo hice!
¡Hola, Mark!”
Wiseau, a veces necesitaba tarjetas de referencia para ayudarlo con sus líneas; y según Sestero, Wiseau insistió en que le grabaran el trasero desnudo.
El razonamiento de Wiseau fue:
“Tengo que mostrar mi culo, o esta película no se venderá”; de hecho, la película contiene poco más de 10 minutos de escenas de sexo.
Tommy Wiseau, eligió el atuendo que usa Johnny en el infame, “No le pegué”, en la azotea, mientras el diseñador de vestuario estaba haciendo un recado y se negó a cambiarlo; de hecho, el diseñador de vestuario estaba trabajando con un presupuesto limitado, y se vio obligado a ir a tiendas de segunda mano.
Durante el rodaje de las confrontaciones partidistas, y las escenas de “destrozar el apartamento”, Tommy Wiseau había estado tomando grandes dosis de NyQuil para contrarrestar una nariz embalsamada, y el dolor de garganta, junto con una grave falta de sueño.
En la película se ve convincentemente borracho o drogado, arrastrando los pies y apenas despierto, pero la realidad es que estaba agotado.
De acuerdo con Juliette Danielle, cuando Tommy Wiseau dijo la frase:
“En unos minutos, perra”, todos en el set comenzaron a reírse de él; por lo que Wiseau salió del baño, y exigió saber qué era tan gracioso...
El resto de actores, no le van a la zaga:
Artistas amateur recién llegados a Hollywood, quienes desconocedores del funcionamiento de la industria cinematográfica, aguantaron un rodaje que, según cuentan prácticamente todos los implicados, fue una completa calamidad.
Tommy Wiseau insistió en que todo el elenco estuviera presente durante el rodaje de cada escena, en caso de que de repente tuviera ganas de tirarlas a un segundo plano.
Philip Haldiman, uno de los miembros más antiguos del elenco, interpretó a Denny, el personaje más joven; y según Tommy Wiseau, Denny tiene algún tipo de trastorno mental, lo que explica su comportamiento en la película; pero Philip Haldiman no fue informado sobre esto; y entre las numerosas diferencias entre la película y el guión de la etapa en la que se basó está, el tratamiento del personaje de Denny, en la obra, se llama Billy, y se lo describe como el hermano menor homosexual de Lisa, que tiene un interés romántico en Johnny.
Greg Sestero describe que originalmente fue contratado como productor de línea, a pesar de no tener ningún conocimiento de lo que eso implicaba, y mucho menos experiencia.
Sin embargo, Tommy Wiseau siempre tuvo la intención de que Sestero interpretara a Mark, y como el papel ya estaba emitido, ideó un plan para expulsar al actor original.
Sestero, originalmente rechazó el papel, porque las escenas de amor lo hicieron sentir incómodo; pero Wiseau se comprometió al permitirle usar jeans...
Además, Greg Sestero consideró abandonar el set debido a lo difícil que era; y se quedó porque necesitaba el dinero; al tiempo que ha sido interrogado sobre la importancia del afeitado de Mark, aunque su única respuesta durante varios años fue:
“Si la gente solo lo supiera…”
Sestero describe en su libro, que Wiseau insistió en que se afeitara la barba para que Wiseau tuviera una excusa para decirle a Mark “Babyface”, el apodo de Wiseau para Sestero, y que la revelación de Mark sin barba sería “un momento”
Sestero detalló, cómo la escena del fútbol en esmoquin fue inventada en el set por Wiseau, quien nunca explicó la importancia de la escena para el elenco, o la tripulación, e insistió en que la secuencia se filmó a expensas de otras escenas relevantes.
Dan Janjigian que hizo de Chris-R, se mantuvo en el personaje durante todo el tiempo que estuvo en el set, lo que provocó que los otros actores le tuvieran verdadero miedo; y fue el único actor en el reparto sin experiencia en actuación; pues era orador motivacional y emprendedor.
Tommy Wiseau, realmente hizo llorar a Juliette Danielle cuando señaló que tenía espinillas en las escenas de cama, y pidió que la maquillaran, y todos lo oyeron.
Como dato, la primera escena de sexo entre Johnny y Lisa duraba casi 6 minutos antes de que se redujera a la mitad.
Juliette Danielle, estaba conmocionada por las largas escenas de sexo; que ella pensó que iban a durar un par de segundos…
Kyle Vogt, tuvo que irse antes de que todas sus escenas fueran filmadas, debido a un compromiso de actuación anterior; y se lo contó a Tommy Wiseau meses antes, y Wiseau le aseguró que la filmación estaría envuelta en ese momento.
Eso explica por qué su personaje, Peter, no está en la fiesta al final.
Las líneas de Peter fueron dadas a Steven (Greg Ellery), un personaje completamente nuevo, que inesperadamente aparece en la fiesta de cumpleaños de Johnny.
Una de las últimas líneas de Peter es “eso es todo, he terminado”
Según Tommy Wiseau, la madre de Lisa se recupera por completo de su cáncer de mama, pero eso nunca se dice…
Gran parte del mobiliario y la decoración de la sala de estar, era una sala de exhibición completa, tomada desde la ventana de una tienda de segunda mano.
La mesa de televisión con tapa de cristal apoyada en pilares blancos, pertenecía a Tommy Wiseau.
Cuando el director de fotografía se quejó de que el decorado estaba muy poco amueblado, Wiseau envió al departamento de arte a comprar nuevos artículos.
Regresaron con fotos enmarcadas de cucharas de plástico, que Wiseau, impaciente por seguir filmando, ordenó colgar.
Las cucharas de plástico, se han convertido en un elemento básico de las proyecciones a medianoche de la película, a menudo arrojadas a la pantalla cuando se produce una toma con ellas; de hecho hay 34 tomas de cucharas.
De este modo, en los pases de The Room, en una línea similar a la de una sesión de “The Rocky Horror Picture Show” (1975), los espectadores lanzan cucharas de plástico a la pantalla cada vez que sale la foto de una cubertería, se pasan balones de goma de una butaca a otra en las secuencias de fútbol americano, tiran globos, recitan los diálogos de memoria, aplauden, vitorean, cantan determinadas canciones, o incluso gritan:
“Quién coño es ese” cuando entra en escena aquel actor que sustituye a otro.
De hecho, se supo que Sandy Schklair ofreció su propia casa para usar en la sala de estar, pero Tommy se negó porque “no quería que Sandy se hiciera con el control de la película”; pero Sandy afirmó que fue él quien realmente manejó la dirección.
De acuerdo con Schklair, Tommy Wiseau estaba demasiado ocupado con sus deberes de actuación, dejando a Schklair para dirigir.
La afirmación de Schklair, fue corroborada en el artículo por un miembro del elenco que permaneció en el anonimato.
Greg Sestero corrobora parcialmente la versión de Schklair de los eventos, describiéndolo a él, haciéndose cargo de numerosas secuencias en las que Wiseau se encontró incapaz de recordar las líneas de forma adecuada, o interactuar adecuadamente con el resto del elenco; Sestero cuestionó aún más el deseo de Schklair de recibir un crédito como director, equiparándolo con alardear de “trabajar en El Hindenburg”
Wiseau dijo sobre la afirmación de Schklair:
“Bueno, esto es tan ridículo que... ¿sabes qué?
No sé, probablemente solo en Estados Unidos pueda suceder, este tipo de cosas”
Como errores de producción, que hay muchos, y destacan:
Gran parte del diálogo es repetitivo, especialmente el de Johnny.
Su discurso contiene varias frases que comienza casi todas las conversaciones con “¡Oh, hola!”, y termina con, “Esa es la idea”
Para terminar las conversaciones de manera desdeñosa, muchos personajes usan la frase, “No te preocupes”, y casi todos los personajes masculinos discuten el atractivo físico de Lisa, incluido un personaje sin nombre, cuya única línea es:
“Lisa luce bien esta noche”
Lisa a menudo detiene las discusiones sobre Johnny al decir, “No quiero hablar de eso”
A pesar de la gran cantidad de diálogo sobre la próxima boda de Johnny y Lisa, los personajes solo usan las palabras “futuro esposo” o “futura esposa”, en lugar de “prometido” o “prometido”
Escenas enteras están fuera de foco, porque nadie se molestó en mirar la lente.
Cuando los personajes abandonan el techo por las escaleras, giran a la izquierda… sin embargo, las escaleras no pueden ir a ninguna parte debido al diseño.
Esto se destaca mejor cuando Mark deja el techo; además, el pequeño departamento de Johnny, no podía tener grandes habitaciones adyacentes, porque tiene ventanas exteriores en los 4 lados; a pesar de esto, el conjunto de la azotea es ilógicamente mucho más grande que el conjunto de apartamentos; por lo que no hay una razón arquitectónica lógica para esto.
Después de filmar la primera escena de amor, Tommy Wiseau decidió escribir una segunda escena de amor, pero la actriz que interpretaba a Lisa se sentía incómoda.
Como un compromiso, la segunda escena de amor entre Johnny y Lisa se creó a partir de tomas sin usar de la primera escena de amor, que es la razón por la cual las velas ya están encendidas cuando llegan; y la repetición de otras.
Tommy Wiseau, se ocupó esotéricamente de varias preguntas de fanáticos en una función especial de preguntas y respuestas, filmada para el lanzamiento del DVD.
Entre estos se encuentran:
¿Por qué se llama The Room?
A lo que Wiseau responde que, “el título pretende evocar un lugar seguro para los espectadores”, y
¿Por qué todos juegan al fútbol con esmoquin, y están a solo 3 metros de distancia?
Que Wiseau no responde, excepto para decir que “el fútbol es divertido, y que jugarlo sin equipo de protección es un desafío”
Según Greg Sestero, Tommy Wiseau pretendía que la película contuviera una trama secundaria, en la que se revelara que Johnny era un vampiro, debido a la propia fascinación de Wiseau con esas criaturas fantásticas.
Sestero relata cómo, al comienzo de la producción, Wiseau encargó a los miembros del equipo, que descubrieran una forma de ejecutar una secuencia en la que el Mercedes-Benz de Johnny, despegaría del techo de la casa, y volaría por el horizonte de San Francisco, revelando la naturaleza vampírica.
Wiseau, finalmente decidió dejar la trama secundaria, después de enterarse de que no había una forma práctica de filmar la escena del automóvil volador en el presupuesto de la producción…
Como “importantes lecciones sobre la vida”, The Room es una experiencia catártica que te transformará profundamente... y entre las múltiples enseñanzas que transmite, destacan su aportación al mundo del interiorismo, demostrando que una vivienda puede engalanarse con imágenes de cubertería; su mensaje sobre la amistad, jugar al fútbol americano es la mejor manera de unir lazos con los colegas; o su romántica moraleja, no importa a quien ames, lo esencial es emparejarte con aquella persona que pueda mantenerte económicamente.
Además, siempre se puede ser zorra, mientras no te graben…
“Can you ever really trust anyone?”
¿Cómo es posible que la peor película del siglo XXI, quizás de la historia, se haya convertido en un fenómeno de masas?
Y más aún:
¿Cómo es posible que el biopic cómico sobre su rodaje, “The Disaster Artist” (2017), haya ganado La Concha de Oro en El Festival de San Sebastián de ese año?
No hay duda de que The Room nació para desafiar los límites de lo creíble; y más de 15 años después del alumbramiento, el fenómeno generado está muy lejos de agotarse.
De hecho, sigue creciendo, y va camino de convertirse en leyenda.
Su autor, ya es toda una celebridad, y ha amasado una fortuna explotando la película, no solo en el mercado doméstico y en las salas de cine, sino también en el terreno del “merchandising”, fabricando y vendiendo camisetas, muñecos e incluso ropa interior oficial del filme.
Y en su afán por seguir exprimiendo a la gallina de los huevos de oro, el imprevisible Wiseau ha manifestado su deseo de lanzar una versión en 3D, que aún no se sabe cuándo piensa estrenar.
Existe hasta un popular videojuego en formato “flash”, una obra de teatro basada en el guión original de la película, se realizó en junio de 2011, con Tommy Wiseau y Greg Sestero repitiendo sus partes; y se han escrito diversos libros, entre los que destaca, “The Disaster Artist: My Life Inside The Room, The Greatest Bad Movie Ever Made” (2013), de Greg Sestero, quien interpreta al mejor amigo del protagonista en la película; todo un súper ventas en Estados Unidos, y que recoge las numerosas y disparatadas anécdotas que tuvieron lugar durante rodaje de la cinta; que será justamente, “The Disaster Artist” (2017), basada en el libro, la que probablemente convierta a The Room en un fenómeno completamente global.
Llegados a este punto:
¿Se podría decir que estamos ante la peor película de todos los tiempos?
Son muchas las osadas voces que así lo afirman, pero obviamente esto es algo casi imposible de confirmar.
Sin embargo, si nos basáramos estrictamente en un criterio como el impacto social, y teniendo en cuenta lo que está por venir, desde luego nos hallamos ante una obra muy digna de obtener tal reconocimiento.
“Que hablen mal de uno, es espantoso.
Pero hay algo peor:
Que no hablen”; decía el gran Oscar Wilde, y puede ejemplificar lo que sucedió a The Room; a pesar de su aparatoso fracaso, o tal vez por este, su fama creció en distintas esferas.
Sea como fuere, y aunque se trate por razones contrarias a las pretendidas por su autor, The Room conforma, de manera indiscutible, un capítulo imprescindible en la historia del cine.

“Once you go in...
You never come out”



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