The Disaster Artist

“Just because you want it doesn't mean it can happen”

Hollywood nos ha dado numerosas películas de culto y clásicos, que es obligatorio ver; al mismo tiempo, la industria también ha producido un número igualmente elevado de películas vergonzosas; que frecuentemente son consideradas por consenso como “malas” en sentido que de todas maneras las hace destacables, con cierto valor para el espectador, a lo sumo para apreciar sus evidentes fallas de manera irónica, y divertirse con ello.
Sin dudas, los ridículos guiones, las absurdas líneas de diálogo, los agujeros en la trama, las lamentables actuaciones, la pésima dirección, o todas estas cosas juntas, son las que definen que una película sea considerada “mala”; no obstante, muchas veces y, con el paso del tiempo, algunas películas con estas características generan una buena cantidad de seguidores y fanáticos, precisamente por su carácter atípico y extraño, y su total alejamiento de las convenciones del “buen cine”
Tommy Wiseau, es un actor y cineasta polaco-estadounidense que produjo, dirigió, escribió y actuó en la película independiente “The Room” (2003), que ha sido considerada por Ross Morin, profesor asistente de estudios cinematográficos en la Universidad Estatal de St. Cloud en Minnesota, como “la Citizen Kane de las malas películas”, y es sin dudas, una de las más divertidas y extrañas; mientras Entertainment Weekly se refirió a Wiseau como “el Orson Welles de la basura”
La película tuvo un presupuesto de $6 millones en producción y promoción, cuya financiación ha sido una fuente de intriga; y recaudó $1,800 en el estreno.
En el cartel promocional, figuraba un primer plano de Wiseau con gesto adusto y un párpado caído, y un eslogan que, con faltas de ortografía, prometía un “espectáculo digno de Tennessee Williams”
El elenco principal incluía a:
Tommy Wiseau, Juliette Danielle, Greg Sestero, Philip Haldiman, Kyle Vogt, Carolyn Minnott, y Robyn Paris.
Sin apoyo de ningún estudio, presentada en 2 cines del sur de California, y retirada de manera abrupta en 2 semanas, “The Room” recuperó el interés del público a lo largo de los años, a través del boca a boca, y de las sesiones golfas; y con el paso del tiempo, Wiseau aceptó el papel de misterioso hombre desconocido que, tropiezo tras tropiezo, se hizo en famoso en Hollywood, persiguiendo su gran sueño, sin importar el coste.
La película se basó en una novela inédita de 540 páginas escrita por el propio Wiseau.
Por otra parte, Gregory “Greg” Sestero, nació en Walnut Creek, California, en una madre de origen francés y siciliano, y padre estadounidense; se crió en Danville, California, donde asistió a Monte Vista High School.
A la edad de 12 años, escribió una secuela de la recientemente estrenada película de 1990, “Home Alone” con un papel principal para él; y durante su 3° año de escuela secundaria, Sestero comenzó a modelar, trabajando en Milán y París para diseñadores como Giorgio Armani y Gianfranco Ferré.
Regresó a los Estados Unidos para centrarse en la actuación, al inscribirse en el American Conservatory Theatre en San Francisco.
Su firma con la agente de Hollywood, Iris Burton, provocó su eventual traslado a Los Ángeles; cuyo trabajo de actuación incluyó papeles menores en el programa de televisión, Nash Bridges, y en las películas:
“Gattaca” (1997) y “Patch Adams” (1998); y un papel de un episodio en la telenovela Days of Our Lives.
Como aspirante a actor que lucha con confianza, primero encuentra a Wiseau en una clase de actuación en 1998.
Sestero se queda perplejo al principio por la técnica de actuación exagerada de Wiseau, su apariencia física inusual, su acento no identificable, y su comportamiento excéntrico, que incluye una fascinación por todas las cosas estadounidenses, y una negativa a discutir su pasado.
Al mismo tiempo, Sestero admira la audacia de Wiseau y su genuino entusiasmo por la vida y la actuación.
Los 2 formarán un vínculo extraño pero afectuoso, cuando Sestero comienza a aprender de las muchas contradicciones de la personalidad de Wiseau; y a medida que Sestero acumula lentamente más créditos de actuación y hace otros amigos, Wiseau se pone celoso, y se esmera en obtener un reconocimiento similar, como ganar una tarjeta SAG produciendo y protagonizando un comercial para una compañía que él mismo posee; lo que hace que Sestero se sienta incómodo con su relación.
Después de ver “The Talented Mr. Ripley” por primera vez, Sestero se sorprende de lo similar que es Wiseau para el personaje principal, y lo convence de ver la película.
Sin embargo, en lugar de reconocer su propio comportamiento, Wiseau está profundamente impresionado por el rendimiento, y se obsesiona con la creación de una película igual de poderosa emocionalmente.
El resultado, es el guión de “The Room”, que incluye un personaje, Mark, llamado así por el actor Matt Damon, cuyo nombre Wiseau había oído mal...
Respaldado por un suministro de dinero aparentemente interminable y misterioso, Wiseau desarrolla, produce, dirige y protagoniza “The Room”, a pesar de no tener conocimiento de la realización cinematográfica; y las relaciones en el set, son un desastre:
La configuración de la cámara de Wiseau, requiere 2 equipos completos para operar, los actores y la tripulación abandonan el set, los guiones se reescriben en el medio de las escenas, los sets se dividen solo para reconstruirse y volverse a filmar.
Al día siguiente, y en el último momento posible, Wiseau convence a Sestero, que no tenía planeado actuar, para que se una al equipo como uno de los principales actores, a pesar de que el papel ya ha sido emitido.
Al final del rodaje, el elenco y el equipo, convencidos de que la película nunca se verá, pierden su entusiasmo, lo que resulta en actuaciones mediocres y errores técnicos que nunca se corrigen.
Sestero muestra un corte aproximado de la película para sus amigos y familiares, cautivados por su extraña ineptitud.
Su reacción resulta ser profética cuando, 8 meses después, Wiseau consigue un lanzamiento para la película, comenzando su reputación de culto como “el Citizen Kane de malas películas”
La historia termina con la meditación de Sestero sobre el poder y el peligro de la creencia incondicional en los sueños.
Sestero reveló, que Wiseau había enviado una copia de la película a Paramount Pictures para obtener una amplia distribución, y fue rechazada por el estudio en 24 horas, cuyo tiempo de respuesta típico, es de 2 semanas; por lo que la película fue atacada de inmediato por la crítica, pero finalmente se convirtió en un “clásico de culto” con exhibiciones nocturnas en teatros de todo el mundo.
Los miembros de la audiencia, generalmente llegan usando pelucas que se parecen a sus personajes favoritos, interactúan con el diálogo en la pantalla, y arrojan cubiertos de plástico y balones de fútbol en el teatro, en referencia a los eventos en pantalla.
Esta atención, se convirtió en lo que se denominó la gira internacional “Love is Blind” de “The Room” entre 2010 y 2011, y la película se proyectó en el Reino Unido, Alemania, Dinamarca, Australia y la India, entre otros lugares.
Wiseau, aparece en muchos de estos eventos, posando para fotografías con fanáticos y, a menudo, dirigiéndose a la audiencia antes de las proyecciones.
Aunque Tommy Wiseau ha declarado que sus fallas en “The Room” son intencionales, y que quiso hacer una comedia, la realidad es que tiene todo el aspecto de un malísimo, inconexo e involuntariamente muy gracioso melodrama.
Las memorias del actor y biógrafo de Wiseau, Greg Sestero, llamada “The Disaster Artist: My Life Inside The Room, The Greatest Bad Movie Ever Made” sobre el rodaje de “The Room”, se publicaron en 2013, y detalla el problemático desarrollo y producción de la película, sus propias luchas como actor joven, y su relación con el director Tommy Wiseau.
El 23 de noviembre de 2014, el libro ganó Mejor No-Ficción en la ceremonia de los Premios Nacionales de Periodismo de Artes y Entretenimiento en Los Ángeles.
Los jueces elogiaron el libro, afirmando que “no solo es una buena lectura, sino que será una gran película si alguna vez se adapta.
Es en partes iguales “Ed Wood”, “American Hustle” y “Citizen Kane” demencial, con una pizca de Monty Python arrojados a la mezcla”
El tema es que las películas verdaderamente malas, ha habido muchas a lo largo de la historia del cine; entonces:
¿Por qué precisamente “The Room” se convierte en un título especial entre todas ellas?
Probablemente porque, más allá de sus calidad, es una película infinitamente rica y acertada en sus tropiezos, porque nace de la mente de un personaje tanto o más grande que la leyenda de la propia obra, y porque, a diferencia de otras, el paso de los años la han convertido en una obra de culto, aunque sea mediante la celebración de lo cutre.
Así hay muchas películas y series que han parodiado o diseccionado con certeza la realidad que hay detrás del mundo del cine, como “Sunset Blvd.” (1950), generalmente con una intención crítica, para mostrarnos así el lado oscuro de un mundo que se nos vende como el esplendor del triunfo.
Grandes mitos del cine como “8½” (1963) de Fellini, exponían la crisis del autor desde la propia obra, para así poder superarla, o incluso “La Nuit Americaine” (1973) de Truffaut era otro ejemplo de la tremenda odisea y catástrofe que puede resultar hacer una película.
Incluso “Ed Wood” (1994) de Tim Burton, era un tributo impagable a uno de los directores más nefastos de la historia.
Lo que todos estos directores y películas tienen en común, cada uno a su manera, es que destilan un amor puro al mundo del cine, y a todo lo que lo que le rodea.
“Los Angeles, everybody want to be star.
You have to be the best and never give up”
The Disaster Artist es una comedia del año 2017, dirigida por James Franco.
Protagonizada por James Franco, Dave Franco, Alison Brie, Josh Hutcherson, Seth Rogen, Zac Efron, Sharon Stone, Bryan Cranston, Kate Upton, Hannibal Buress, Jacki Weaver, Nathan Fielder, Jerrod Carmichael, Zoey Deutch, Kristen Bell, Lizzy Caplan, Megan Mullally, Jason Mantzoukas, Adam Scott, Eliza Coupe, J.J. Abrams, Tommy Wiseau, Melanie Griffith, Judd Apatow, Christopher Mintz-Plasse, Zach Braff, Randall Park, Greg Sestero, entre otros.
El guión es de Scott Neustadter y Michael H. Weber, con base en la novela “The Disaster Artist: My Life Inside The Room, The Greatest Bad Movie Ever Made” (2013) de Greg Sestero y Tom Bissell; que narra la historia real del “making of” de la película “The Room”, que ha sido considerada como “una de las peores películas de la historia”, dirigida en 2003 por Tommy Wiseau, y que se ha estado proyectando en salas completamente llenas por todo EEUU desde hace más de una década.
New Line Cinema, produjo la película, titulada “The Disaster Artist”, cuyos derechos de distribución fueron adquiridos posteriormente por A24.
En febrero de 2014, la productora de Seth Rogen, Point Gray Pictures, anunció que había adquirido los derechos; y para promocionarla, la distribuidora alquiló la misma valla publicitaria en Highland Avenue en Los Ángeles, que Tommy Wiseau alquiló durante 5 años para promocionar “The Room” (2003), imitando el diseño de la cartelera original, e incluyendo un número de teléfono para confirmar asistencia para las proyecciones.
“Tommy dirigió esa película con la intención de que fuera un drama, y la gente se partió de risa al verla”, dice Franco.
“El libro de Greg, iba acerca de Hollywood, pero era también la historia de los descastados que participaron en la producción de “The Room”, por lo que concebí The Disaster Artist como una historia sobre las entrañas de la industria, narrada a través de unas personas que estaban al margen, como ocurría en “Ed Wood” (1994), película que me gusta mucho”, dijo Franco, que también le atraía la idea de la amistad surgida entre las bambalinas de la desventurada película amateur que, contra todo pronóstico, causó las delicias de todo el mundo; y con ella quiere mostrar al mundo la verdadera cara de los artistas infravalorados que no consiguen ni una sola oportunidad para ofrecer lo mejor de ellos mismos.
Sin renunciar, eso sí, a su perfecto dominio sobre la comedia, elevada aquí a un control absoluto del absurdo, que le sirve como carta de presentación para aclarar al público que, si él quiere, puede ser un “actorazo”
Su interpretación, de hecho, llega a ser tan despampanante que eclipsa a todos los demás actores con los que comparte reparto; en una película que habla sobre él; sobre su manera de hacer cine, su manera de entender la comedia, y su manera de decirle a Hollywood y a Los Ángeles, que no hay necesidad de seguir sus reglas para conseguir el éxito.
El hecho de utilizar a “The Room” como tema principal, es solo una excusa para que Franco, igual que hizo Chaplin con el nazismo en “The Great Dictator” (1940), haga su discurso sobre lo que él piensa acerca del mundo del cine.
The Disaster Artist, recibió críticas positivas de críticos, especialmente el retrato de Franco de Wiseau, así como su humor y guión; siendo la ganadora de La Concha de Oro/Mejor Película del Festival de San Sebastián.
Rodada en Los Angeles, toda la película tiene lugar a finales de los años 90 y principios del 2000, siguiendo a un par de actores que buscan la fama en Hollywood, por tanto, con mucho esfuerzo y dedicación, lograrán “El Sueño Americano”; es la tragicómica historia real del “outsider” aspirante a cineasta Tommy Wiseau (James Franco), un artista cuya pasión era tan sincera como cuestionables sus métodos; y la relación de Tommy con su único amigo, el actor Greg Sestero (Dave Franco)
Juntos se embarcarían en el rodaje de “The Room”, auténtica pieza de culto, considerada una de las peores películas de la historia del cine.
En el fondo, The Disaster Artist es una “buddy comedy” sobre 2 inadaptados en busca de un sueño; cuando el mundo los rechaza, deciden hacer su propia película, un film maravillosamente espantoso, gracias a sus momentos involuntariamente cómicos, sus tramas dispersas, y sus terribles interpretaciones; que hacen una hilarante celebración de la amistad y la expresión artística, un recordatorio de que hay más de una manera convertirse en una leyenda.
The Disaster Artist es la sorpresa del año, debido a que los últimos trabajos de James Franco han sido horribles, sobre todo dedicándose a su figura como homosexual, aunque sigue obsesionado con ello en su cine, explora el ambiguo deseo por parte de Wiseau hacia su amigo; pero aquí, que repite su protagonismo, es comedido en un personaje tan patético como esperpéntico, que se le toma cariño, y para mejorar la valoración, es un personaje real; al tiempo que es un retrato sorprendentemente conmovedor de los celos que surgen cuando el proceso creativo se vuelve una locura.
La película es un “making of…” es decir, es un rodaje de un proyecto cinematográfico por donde pasan todos los procesos en pantalla, lo cual es algo muy bien hecho, que refleja muy bien una idea de lo que es la producción, “casting”, libreto, rodaje… todo.
La película es rica en entre líneas, tiene muchos momentos que se prestan para interpretación y lecturas, de cómo Hollywood es actualmente, desde los famosos casos de acoso sexual, hasta la cutrez de los filmes “blockbusters”, pasando por la dura crítica al público complaciente en filmes para nada artísticos.
En ese sentido, Franco crea una Obra Maestra, que rinde culto al Hollywood más implacable, al tiempo que eleva un tributo a unas de las peores películas de la historia; con una ambientación correcta, el buen uso de la cámara en mano, la banda sonora, y unos títulos de crédito y post créditos muy divertidos; y reproduce de manera fidedigna, la gestación y rodaje de “The Room” riéndose con él, jamás de él, porque aquello fue también un gran chiste, pero evocado con respeto.
Y es que The Disaster Artist no es solo el raro ejemplo de una película biográfica genuinamente graciosa, sino un sutil meta-comentario sobre el estado de la cinematografía de culto; que pronto se unirá al “Ed Wood”, de Tim Burton, en las filas de grandes películas sobre películas terribles; porque es una oda al fracaso, al proceso de creación y a la mediocridad, invitándonos desde el humor a sumergirnos en el hedonismo más absurdo; una celebración fílmica de uno de los fenómenos culturales de La Era de Internet; una recreación del proceso de creación del gran desastre de una absurda personalidad creativa que no es ni demasiado amable ni demasiado crítica, decantándose por un adecuado término medio.
Con un final increíble, nos queda el misterio de “la conducta humana”
“I did not hit her.
It's not true.
It's bullshit!
I did not hit her.
I did not…
Oh, hi Mark”
¿Recuerdan aquella famosa anécdota en la que Chaplin perdió un concurso de imitadores de Charles Chaplin?
Lo interesante de esta anécdota, no es sólo que Chaplin no ganara el concurso, sino que hubiese imitadores tan buenos capaces de superar al mismo Chaplin.
Esto no ocurre muchas veces, pero cuando alguien es capaz de imitar desde la dedicación y admiración más sincera, puede conseguir superar al original, o crear algo completamente fresco y revelador.
El homenaje irónico al cine malo, es un arma de doble filo, al igual que toda aquella cultura que celebra y festeja a películas ostensiblemente malas para burlarse de ellas.
El cine de culto, basado en la supuesta superioridad de buen gusto, estética o cultural del espectador respecto a la obra, puede ser un material complicado de manejar, ya que ver películas sólo para reírse de los que las hicieron, representa un comportamiento de aristas que al menos resultan problemáticas.
Por increíble que parezca, James Franco  amante declarado del cine de derribo, sea el de serie Z o el sadomasoquista; confirma con The Disaster Artist su condición de artista renacentista e inclasificable, que jamás permitirá ser definido o encasillado por la controladora parafernalia hollywoodense; porque él no ha sido siempre un artista demasiado querido en Hollywood, para qué nos vamos a engañar.
El nominado al Oscar por “127 Hours” (2010) y anfitrión de La Academia, dirige, produce y protagoniza una comedia cinematográfica en las antípodas de sus intensas aproximaciones, directas o indirectas a grandes figuras de la literatura estadounidense.
Los Bukowski, McCarthy o Faulkner de turno, dejan paso al fenómeno más fascinante de la “cinefagia” reciente, y con “The Room”, es un ejercicio pobre de narcisismo y puerilidad exacerbada, realizada con menos vigor que un film de sobremesa; que sin embargo, esta catástrofe cinematográfica es a su vez un símbolo de emancipación y de autonomía, ya que dentro de esta producción anárquica, reluce una naturalidad y una independencia creativa de la que Hollywood siempre ha carecido.
La película aborda el rodaje de la famosa comedia involuntaria de 2003, y la genuina relación de amistad que surge entre los 2 protagonistas del film:
Tommy Wiseau con Greg Sestero, autor de las memorias en las que se basa el guion de Scott Neustadter y Michael H. Weber para The Disaster Artist.
Tommy Wiseau, es un hombre de pasado, edad y fortuna desconocida, que viaja a Hollywood desde San Francisco a fines de los ’90, junto a Greg, el narrador de la historia; un tímido aspirante a actor, con la idea, como tantos a lo largo de la historia, incluyendo al ídolo de ambos, James Dean; de triunfar allí.
Pero a ninguno le es fácil.
Greg puede tener el “look” apropiado pero su talento actoral es ínfimo, casi nulo.
Tommy tampoco tiene talento, pero su aspecto, acento y actitud no hacen más que empeorar la situación.
Es un paria en Hollywood, objeto de burla y ridículo de quienes se topan con él; es un extraño hombre con acento de Europa del Este que asegura ser de New Orleans, y tener unos 20 años.
No hay quien se lo crea, pero cuando lo dice, lo hace con la convicción de un niño pequeño que grita mentiras como para defenderse de la temida verdad.
Así que los demás le siguen el rollo… sobre todo el que será su mejor amigo, Greg Sestero.
Pero Tommy no ceja en su sueño de triunfar, y luego de incontables rechazos, no tiene mejor idea que dirigir su propia película, y protagonizarla con su amigo, a quien llama “Baby Face”; sin idea de cómo se escribe un guión ni los rudimentos más básicos de qué hay que hacer en un set de filmación; tiene una cuenta bancaria generosa, un ego herido pero gigante, y un sueño que no puede ser derribado por nadie.
De entrada, él sabe lo que quiere, y se lanza a ello, sin red alguna.
Todo ello hace de The Disaster Artist,  el retrato de esa obsesión; que Wiseau no tiene talento, pero nada ni nadie le quita la ilusión de ser una estrella.
Más específicamente, es un héroe, ya que si bien su aspecto se presta más para un villano tipo Drácula, él no se ve a sí mismo en ese rol, sino una incomprensión de la mayoría de las cosas, y no sólo en el ámbito profesional.
Es una especie de criatura del espacio exterior que se entrega de cuerpo y alma a cumplir con su deseo, como sea.
Con una estructura simple, clara y concisa, la historia nos muestra, cómo Greg se hace un pequeño hueco en la jungla de los actores, con su propio agente y algún que otro trabajo en publicidad; mientras que a Tommy solo le responden con negativas, cuando no con insultos, y diciéndole que tiene la pinta de un “villano”
Al misterioso amante del cine, no le quedará más remedio que gastarse un puñado de millones de dólares, de procedencia sin determinar, para producir su propia película, escrita por sí mismo, sin nociones de guión, dirigida por sí mismo ante un equipo incrédulo, y otorgándose a sí mismo el papel protagonista para demostrar que sus dotes para la interpretación son nulas.
El cóctel para el fracaso está listo, y este pobre diablo no haría nada si no fuera porque está tremendamente ilusionado por hacer cualquier cosa.
Durante toda la película, surgen 3 misterios sobre la vida de Tommy:
Cuántos años tiene, de dónde es, y de dónde consigue tanto dinero.
Un enigma igual de inquietante que el “American Dream”
Sin embargo, esto no será lo único importante de la trama, sino también las circunstancias que vivirán los personajes a lo largo de este rodaje, y las decisiones que cada uno toma para poder seguir adelante con esta película, que solo a último momento, cuando ya se está presentando en la sala de cine, es que se dan cuenta del desastre del que fueron parte.
El guión de Neustadter y Weber, va más allá de la simple parodia, y utiliza el rodaje de una película maldita, para contar la historia de 2 excéntricos amigos que comparten la soledad y el sueño de convertirse en estrellas.
La cámara en mano y el empleo de “tomas detrás de escenas”, complementan la trama y le entregan a la audiencia una película mucho más personal e íntima, permitiendo un mejor entendimiento de las intenciones de sus personajes que los llevaron a desarrollar esta producción.
Otro aspecto a destacar, es el extremo cuidado que se tomó para reproducir las escenas más “emblemáticas” de “The Room”, y demostrar las similitudes de esta adaptación con su versión original al final de la película, en escenas post créditos; por lo que The Disaster Artist podría haberse limitado a ser una sucesión de “gags” inspirados en la película que parodia y homenajearla, pero la apuesta por incluir un primer acto que presenta a los personajes, y la fraternal dependencia que surge entre ellos, hace que la audiencia conecte, de forma no irónica, con todo lo que le pasa a Tommy y Greg.
No hay rastro de cinismo en la propuesta, solo cariño y risas; y aquellos espectadores que conozcan la película original, disfrutarán más de los guiños y del efecto anticipación que supone adelantarse a las escenas que recrea.
Por otra parte, Tommy Wiseau rivaliza con Ed Wood, aunque a él le parecía, al menos durante el rodaje de su única película, que estaba haciendo algo tan portentoso que podría equipararse con Tennessee Williams, William Faulkner y Orson Welles:
Una auténtica tragedia amorosa y estadounidense de los tiempos modernos.
Quería emular a “Citizen Kane” (1941) y vivió un estrepitoso fracaso en la presentación del filme; pero supo darle la vuelta, o así se lo sugirieron, y cuando vio que el público se partía de risa con lo que él consideraba un intenso melodrama, argumentó que la parodia había sido su intención desde el inicio, y Faulkner, Williams y Welles, pasaron a mejor vida.
James Franco, no obstante, no se ríe de él, y haberlo ridiculizado fácilmente, tendría el gesto cómplice del espectador, no tengo la más mínima duda; porque estamos ante el raro, el estrafalario, el loco…
De él podemos burlarnos, no pasa nada, lo hemos hecho desde que íbamos al colegio, lo tenemos ya en nuestro código genético; pero James Franco se esfuerza por comprenderlo, sin que ello implique que se nos blanquee o dulcifique al personaje.
De hecho, no hay mejor muestra de respeto, que observar cómo está dibujada la relación de amistad entre Wiseau y Sestero.
Está perfilada en los mismos términos “naif” en la que ellos la vivieron.
No hay una mirada perversa y resabiada, cuando, no obstante, a nadie se le escapa que es una relación que bordea constantemente lo homosexual, especialmente patente en la patológica actitud posesiva de Wiseau respecto a Sestero.
Pero Franco se remite a un modelo de masculinidad muy explotado en La Nueva Comedia Estadounidense, pues el hombre heterosexual, en realidad no quiere acostarse con la mujer, sino que lo que de verdad le apetece es pasar el rato con sus amigos y hacer cosas con ellos.
El acierto de Franco, es el de acercarse a esta historia de la forma más honesta posible, nunca mirándola por encima del hombro, alejándose de la parodia y aproximándose a una recreación lo más fiel posible de lo sucedido delante y detrás de las cámaras.
Esa recreación, da lugar a una película que habla con igual intensidad sobre personas inadaptadas, sobre la pasión por un oficio, y sobre los muchos fracasos que se encuentran detrás de una industria como la del cine.
Pero si nos centramos en los 2 protagonistas, Tommy Wiseau y Greg Sestero, encarnados por James y Dave Franco, es sobre todo una historia sobre una amistad improbable, defectuosa y tóxica, que dio lugar a una película que podría adjetivarse del mismo modo.
Y es que el núcleo de todo, es la relación entre estos 2 personajes a través de su único nexo, el cine.
El único pilar capaz de soportar una relación entre un tipo extraño y sin habilidades sociales, cuya edad, origen, pasado y recursos son un enigma; y un típico joven de clase media estadounidense, cuyo sueño es ser actor.
Cuando descubrimos poco a poco, que es esa amistad la que fue el origen de “The Room” y que la propia película no fue sino una excusa para mantener viva esa unión y ese sueño común en el momento más oscuro, con un tipo tan extravagante como Wiseau, enamorado de un arte que apenas conoce, liderando el proyecto, es cuando empezamos a entender el porqué del afortunado desastre.
Un paracaídas en el que el autor volcó todas sus frustraciones y una autoimagen absolutamente distorsionada, engordando sus virtudes en la misma medida que los defectos del resto de personajes.
Porque “The Room” se revela así, como la materialización de un ego tan desproporcionado como frágil, como un acto de generosidad envenenado, y a la vez sincero y, sobre todo, como la traslación a la pantalla de una vida tan destinada a la soledad y el fracaso que acabó dando la vuelta al mismo.
James Franco, es el centro más brillante, gracias no sólo a lo complejo e interesante de su personaje, un hombre misógino, probablemente homosexual inconsciente de ello, y enamorado de su mejor amigo, que acaba comportándose como un tirano cuando nadie le sigue la corriente; pero que en última instancia, solo quiere hacer una película, y que le quieran por ella; sino también a que está haciendo la interpretación de su vida.
Franco no solo imita a Tommy Wiseau, se transforma en él, y evita por todos los medios simplificarle o parodiarle.
Las escenas de la película que vemos rodarse, son muy evidentes respecto a la nula calidad del producto final, pero también lo que vemos es que está hecha desde la necesidad de conectar con los otros de la manera que sea.
No es que Wiseau busque la fama “per se”; lo que busca es la valoración, el respeto y el cariño de Greg, casi más allá del resultado final de su absurda opera prima.
Y son miles las personas que aterrizan en Hollywood sin la fuerza, el talento o el empuje para llegar lejos.
A Wiseau le faltó el talento, pero de lo otro tenía de sobra; y Franco presenta a un Wiseau tal y como él mismo se ha presentado, obsesivo, primitivo, ridículo y convencido de lo genio que era, pero al mismo tiempo entrañable en esa misma y loca obstinación; no hay momento más triste, que el de esa primera y catastrófica presentación en público de la película, refutado por el cambio de criterio de Wiseau ante el contenido su propia obra.
Ese era el gran riesgo de The Disaster Artist, convertirse en una parodia prescindible de “The Room”; pero Franco siente tal fascinación por la figura del hombre que hay detrás de la mejor peor película de la historia del cine, que acaba haciendo una oda a la pasión, a la necesidad de permanecer, a las ganas de crear solo por el hecho de hacerlo.
Quizás consciente de que parodiar la parodia es imposible, y no tiene interés ninguno, Franco se decanta por el homenaje.
Un dato sorprendente del film, resulta el uso del humor, muy alejado de la escatología y el humor facilón que tan bien le ha funcionado a Franco en otras ocasiones.
Aquí la comedia es sutil, y siempre con un punto de tragedia, debido a que las propias peculiaridades de su personaje principal, incomodan al espectador de tal modo en el que casi se incomoda por reírse, equiparable a mofarse de alguien con una enfermedad física o mental reconocida.
Sin embargo, es inevitable partirse de risa dado que en la película hay algunas escenas desternillantes, como el “casting” memorable.
The Disaster Artist, también tiene su parte documental al mostrar las bambalinas de todo rodaje cinematográfico:
Los cromas imposibles del tejado donde los personajes hablan de lo humano y lo divino, la imposibilidad del propio Wiseau para retener y decir el más simple de los diálogos, la filmación de las escenas de sexo, la búsqueda de dinero…
Pero la película de Franco no es “solo” un filme de cine dentro de cine, un relato de rodajes como algunos títulos de Vincente Minnelli, François Truffaut, Tom DiCillo o los hermanos Coen.
El respeto que profesa por lo que reconstruye resulta más determinante incluso que la caricatura en torno a lo que observa y reproduce.
El gran peligro al que se enfrentaba Franco con The Disaster Artist, era ofrecer un acercamiento demasiado irónico, o caer en la celebración exhibida.
A fin de cuentas, “The Room” se tiene bien ganada su fama, pero Tommy Wiseau es una persona muy compleja, y el primer gran logro de la cinta que nos ocupa, es que sabe cómo abordarlo para mostrar todo el cariño que tienen hacia su figura, sin por ello obviar sus obvias limitaciones como artista y persona.
Tommy Wiseau es, desde ya, el personaje más icónico en la trayectoria de James Franco, un actor impredecible que aquí regala a la audiencia su propia versión de Jack Sparrow; porque el actor no interpreta a Wiseau, se convierte en él, y crea una criatura misteriosa, errática, absurda y, a su manera, entrañable.
Resaltar la extraordinaria transformación de Franco es imprescindible, ya que logra convertirse en Wiseau hasta tal punto, tanto en lo físico como en lo gestual y llegando hasta su inclasificable acento, que uno incluso se olvida que en muchas escenas comparte plano con su hermano Dave.
Del reparto, una delicia descubrir los cameos de actores “de segunda” con buenas líneas, sus personajes, incluso el más insignificante, tienen una función dentro de la historia, y vemos cómo todos ellos se toman en serio una propuesta que podría haberse ido fácilmente al garete.
De alguna manera, el filme homenajea a los integrantes de la denominada Nueva Comedia Estadounidense; y es que, además de los hermanos Franco, en el filme participan algunos de los actores que han formado parte de este tipo de comedias descerebradas, como:
Seth Rogen o Alison Brie, además de Zac Efron y el director Judd Apatow, que hacen un cameo en el filme; todos están a la altura, pero 2 se llevan las palmas:
James Franco con un personaje para la historia, lo borda captando la naturaleza contradictoria de Wiseau, y cómo tan pronto podía resultar encantador como un ser despreciable al que sería mejor no acercarse.
Esa falta de miedos para mostrarnos cómo era realmente Wiseau, permite a Franco regalarnos una equilibrada celebración de “The Room”, indagando en su desesperante rodaje.
Y es que se tiende a idealizar la visión de los soñadores en el cine cuando hay veces en las que simplemente no tienen el talento necesario para ello.
Aquí incluso hay una breve escena que Franco comparte con el productor Judd Apatow que incide en ese aspecto.
Y su hermano Dave Franco, en el papel de su vida, quien tiene la tarea de encarnar a Greg Sestero, y demostrar todas las situaciones que tuvo que aguantar el personaje, para no perder las oportunidades que le había otorgado su amistad con Tommy.
Ambos tienen una química en pantalla que va más allá de la sangre.
Como curiosidad, Greg Sestero mide 6'2, y Dave Franco 5'7.
Tommy Wiseau mide 5'9, y James Franco 5'11.
Greg Sestero es 5" más alto que Tommy Wiseau, pero James Franco es 4" más alto que su hermano, Dave.
Entonces, mientras el verdadero Sestero miraba al verdadero Wiseau mientras filmaba “The Room”, en la película The Disaster Artist, Franco Wiseau mirará a Franco Sestero desde aproximadamente la misma diferencia de altura.
Greg Sestero declaró, que cuando estaba escribiendo el libro, Tommy Wiseau dijo que solo 2 actores podrían interpretarlo en la adaptación:
James Franco o Johnny Depp.
Wiseau era un fan de la actuación de Franco en la película “Sonny” (2002); y aprobó la elección, así como la de Dave Franco interpretando al autor de Disaster Artist y su amigo Greg Sestero.
James Franco, habló como Tommy Wiseau a lo largo de la filmación de cada día, e incluso dirigió usando la voz y sintaxis distintivas de Wiseau, aunque se dijo que Franco no dirigía el personaje, y solo hablaba como Wiseau.
En casi todas las entrevistas para The Disaster Artist, James Franco menciona que Tommy Wiseau aprueba el 99,9% de la película.
Sus únicas objeciones fueron la iluminación de la primera escena, que Franco cree que se debió a que Tommy llevaba gafas de sol cuando miraba la escena, y también por la forma en que James arrojaba el balón.
Los verdaderos Tommy Wiseau y Greg Sestero, aparecen en la película:
El primero como Henry, que aparece hablando con James Franco en el papel Wiseau; y el segundo como un agente de casting.
La escena post créditos con Wiseau, fue escrita y filmada como una de las condiciones para vender sus derechos para la película.
Y con la excepción del título en sí, no hay créditos iniciales.
Como dato, en la película, el interés amoroso de Greg, Amber, es interpretado por la misma esposa de Dave Franco, la actriz Alison Brie.
Michael Rousselet, a quien se le acredita como “Paciente Cero” del fenómeno de culto de “The Room”, se coló en el plató para la escena final, y es uno de los primeros miembros de la audiencia en saludar a James cuando corre por el pasillo.
James Franco, interpretó a James Dean en una película biográfica de televisión de 2001, y que le dio un Globo de Oro.
Dean, fue una gran influencia tanto para Tommy Wiseau como para Greg Sestero, y un importante punto de unión para su amistad temprana, tal como se detalla en el libro, y se muestra en esta película.
Más de 20 minutos de “The Room” fueron cuidadosamente recreados para esta película, incluyendo movimientos corporales casi exactos, y líneas habladas en un tiempo casi idéntico al original.
The Disaster Artist finaliza comparando estas escenas de lado a lado.
Sin embargo, no se recreó la forma en que algunas líneas estaban mal dobladas en el original.
En realidad, Bryan Cranston nunca le ofreció a Greg Sestero una parte en “Malcolm in the Middle” (2000); además, Cranston no comenzó a dirigir la serie hasta 2003, un año después de que “The Room” (2003) concluyera la filmación.
Sestero declaró en su libro, que tenía barba mientras filmaba “The Room” hasta que Tommy Wiseau decidió espontáneamente que debería afeitarse para la escena del esmoquin, y dudaba porque creía que tener una barba era su disfraz y “un componente clave de mi estrategia de anonimato”
Antes de rodar la escena de sexo, Tommy menciona que Alfred Hitchcock abusó de sus actores en el set de “The Birds” (1963)
Melanie Griffith, que aparece en esta película, es hija de la actriz Tippi Hedren, que apareció en “The Birds” y “Marnie” (1964) para Hitchcock, y que ha descrito el comportamiento de ese director como muy posesivo y abusivo con ella.
La escena entre Greg Sestero y Tommy Wiseau durante el estreno de “The Room” (2003), fue en gran parte una invención de la película, ya que el libro de Sestero no menciona cómo el público recibió la película durante su estreno, solo que Wiseau fue llevado a las lágrimas por lo feliz que estaba; y que la mayoría de la audiencia estaba “llorando de risa”
Sestero también dijo que las personas que asistieron estaban decepcionadas, pero entretenidas, mientras que otras se marcharon con comentarios negativos escuchados por Wiseau y Sestero.
En definitiva, The Disaster Artist no solo muestra el rodaje, sino también muchos momentos y facetas del mundo del espectáculo:
El panorama superficial y roto de Hollywood, aquella estrella de éxito que brilla para la cara más bonita o el mayor “lameculos”, aunque por desgracia, eso está en todo el mundo, y los productores que se aprovechan de los actores.
El sudor, lágrimas y esfuerzo recompensando de lo que supone vivir de la interpretación, algo que realmente solo los que se dedican a la profesión comprenden, y esta cinta guarda un hueco para todos ellos, homenajear a los que lucharon, luchan y lucharán.
Ver, que a pesar de que nadie comprendía a Tommy Wiseau, y es normal por su visión tan peculiar del mundo, y es curioso que tenga razón en tantísimas cosas, nada le frenó y alcanzó el éxito, quizá no como él esperaba, pero fue inteligente, siempre lo ha sido, y le ha sacado partido.
Ahora viene la reflexión:
Es una pena que no se proyecte en demasiados cines, a fin de cuentas, es un negocio, y cada vez se aleja más del arte; porque lo que más vende es el cine palomitero, los “blockbusters” y los superhéroes, ya todo queda en eso:
Secuelas, precuelas, remakes, “spin off” que saturan, saturan y saturan...
Aunque, en el fondo, tal vez no se entienda la gracia que conlleva homenajear semejante despropósito, la verdad es que destila un toque de nostalgia y un destello de tributo a un grupo de artistas excéntricos y sin talento, que termina por neutralizar los pasajes más vulgares de la trama.
Guisado al mismo tiempo con sal gorda y delicadas especias, su regusto final termina deleitando, consiguiendo extraer una buena película de una mala, todo un logro que no está al alcance de cualquier cineasta.
Al final, puede que The Disaster Artist nunca llegue a desentrañar el misterio sobre quién es Tommy Wiseau, pero sí que es un maravilloso reflejo de cómo es él, y cómo su singular personalidad marcó para siempre una película tan especial como “The Room”; y lo hace sin dejar que su presencia canibalice por completo la función, ofreciéndonos además una visión única sobre la figura del soñador y su complicado viaje hasta lograr ese éxito que tanto ansía.
Por lo que merece la pena destacar la escena climática de la película, el gran estreno de “The Room”, que se convierte en la más cruel terapia de aceptación de un personaje que haya visto en mucho tiempo.
Cualquiera que haya estado en una sala con público mostrando su propio trabajo, aunque sea un corto, conoce esa mezcla de ilusión y pánico que invade, y cómo cada reacción en la sala, o la ausencia de ésta es un zarandeo emocional tremendo.
Lo que vive Wiseau en esta escena, es la mayor y más cruel cura de humildad para alguien que, en el fondo, sólo quería agradar a los demás.
Finalmente, mientras la canción de Corona, “Rhythm Of The Night” se reproduce en los créditos, puedes escuchar a Tommy/Franco cantando la canción, y nosotros con ellos.
“I need to show my ass to sell this picture”
Tommy Wiseau es reservado sobre su vida temprana:
En varias entrevistas, afirmó que vivió en Francia hace mucho tiempo; afirmó que creció y tuvo una familia entera en Chalmette, Louisiana; y posteriormente al lanzamiento de “The Room” en 2003, Wiseau dio una edad que indicaría que nació en 1968 o 1969, pero el actor Greg Sestero afirma en su libro de memorias de 2013, que Wiseau nació mucho antes de lo que afirmaba, en un país del Bloque del Este en la década de 1950.
En su documental de 2016, “Room Full of Spoons”, Rick Harper afirma haber investigado los antecedentes de Wiseau, y concluyó que él es polaco, y originario de la ciudad de Poznań.
Sestero afirma que después de que Wiseau había vivido en Louisiana durante un tiempo, posteriormente se mudó a San Francisco, California, donde trabajó como vendedor ambulante vendiendo juguetes a turistas cerca de Fisherman's Wharf.
Wiseau, supuestamente ganó el apodo de “The Birdman” por sus juguetes para pájaros, que solo eran populares en Europa en ese momento; esto lo llevó a cambiar legalmente su nombre cuando se convirtió en ciudadano estadounidense de Thomas Pierre Wiseau, tomando la palabra francesa “pájaro”, o “oiseau” y reemplazando la “O” con la “W” de su nombre de nacimiento.
Alrededor de este tiempo, Wiseau también afirma haber obtenido un título en psicología del Laney Community College en Oakland, afirmando que se había graduado con honores; y según Sestero, Wiseau trabajó en una variedad de trabajos en el área de La Bahía de San Francisco, incluyendo empleado de restaurantes y de hospitales, y dirigió un negocio llamado Street Fashions USA, que vendía pantalones vaqueros irregulares a precios de descuento.
Eventualmente compró y alquiló grandes espacios comerciales en San Francisco y Los Ángeles y sus alrededores, lo que lo hizo económicamente independiente.
En el mismo libro, sin embargo, Sestero admite que la idea de que Wiseau se haga rico tan rápidamente a través de los trabajos que dice haber tenido, es tan poco probable que a él mismo le resulta imposible de creer.
Sestero sugiere en varias ocasiones, que muchas personas involucradas en la creación de “The Room”, creían que la película era parte de un plan de lavado de dinero para el crimen organizado, pero el mismo Sestero lo considera improbable.
También, Wiseau dice haber estado involucrado en un accidente automovilístico casi fatal en California, luego de que otro conductor encendió una luz roja y golpeó el vehículo de Wiseau; como resultado, Wiseau fue hospitalizado durante varias semanas.
Sestero sugiere, que este incidente fue el punto de inflexión en la vida de Wiseau que lo llevó a perseguir sus sueños de convertirse en actor y director, ambiciones que había descuidado durante mucho tiempo mientras buscaba la seguridad financiera.
Wiseau ha declarado que ha sido influenciado por las películas “The Guns of Navarone” (1961) y “Citizen Kane” (1941), y específicamente por los actores James Dean y Marlon Brando.
Según Sestero, la obsesión de Wiseau con James Dean era tan intensa, que a menudo visitaba un restaurante de Los Ángeles propiedad de un antiguo conocido de Dean, y varias líneas de diálogo en “The Room”; incluido el infame grito “Me estás desgarrando ¡aparte, Lisa!”, se basaron en líneas de “Rebel Without a Cause” (1955)
Wiseau, también cita sus influencias cinemáticas como Tennessee Williams, Orson Welles, Elizabeth Taylor y Alfred Hitchcock; mientras Sestero señala que el actor había estado “tratando de entrar” a Hollywood desde finales de la década de 1980, y recuerda que se le mostró una cinta VHS sin fecha de Wiseau en la clase de actuación de Vincent Chase, con quien Wiseau tenía una relación contenciosa.
Aparentemente, se inscribió en el programa de Chase alrededor de 1994.
Wiseau, también presuntamente asistió a clases de cine en el Los Angeles Community College; pero en general, Wiseau permanece privado sobre los detalles de su vida personal y familiar.
En 2017 dijo:
“Creo que la vida privada debe ser privada, la vida profesional debe ser profesional, y ahí es donde estoy, y tengo derecho a hacerlo”
Durante una entrevista con James Franco, Wiseau se refirió a Greg Sestero, hoy de 39 años, como “su mejor amigo”
Hoy, Wiseau sólo ha dirigido y escrito una película, “The Room”, ha producido 2 filmes y actuado en 7 filmes.
Ha actuado en 2 documentales, uno de ellos, también lo dirigió, produjo y escribió; así como ha hecho televisión, programas de Internet, y comerciales; y ha ganado los 3 premios a los que ha sido nominado por sus filmes:
En 2004 por “Homeless in America” por el New York International Independent Film and Video Festival, ganó el Best Social Documentary/L.A. Festival; ese mismo año por “The Room” en el mismo Festival, ganó el Audience Award – Feature/Miami Festival; y en 2010, por “Himself” en el Harvard's Ivory Tower/Harvard Undergraduate Television, como Filmmaker of the Year.
Para todos, Tommy Wiseau es un ridículo que ni en un millón de años, ni después tampoco, tendría una oportunidad en el cine, pero él mismo se ve como un artista incomprendido, ante una industria que cada vez que puede nos recuerda su frivolidad y superficialidad.
Tommy Wiseau, de 62 años, sigue activo en la industria cinematográfica.
Ese fue el reto.

“You and me we both have this dream”



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