The House Of Rothschild

“To trade with dignity, to live with dignity, to walk the world with dignity”

Quién no ha escuchado hablar alguna vez, de la ilustre Familia Rothschild, célebre tanto por su inmensa fortuna, como por sus “buenas obras”
Decir “Rothschild” es hablar de una de las más famosas y poderosas dinastías de la historia, que domina el mundo de la banca y de las finanzas, desde hace más de 2 siglos.
Sus miembros se han afianzado en diferentes países con el mismo éxito, y perpetúan la herencia creada por su fundador:
Mayer Amschel Rothschild, consagrado como “el séptimo mayor empresario de todos los tiempos” por la revista Forbes.
Las andanzas de La Familia Rothschild, “los banqueros del planeta” por antonomasia, no formaban parte de la actualidad informativa de los medios de comunicación, hasta que Internet sacó a la luz, su decisivo papel en lo que pasa en el mundo:
Revoluciones, guerras, crisis...
No en vano, son accionistas de la mayor parte de los medios de comunicación...
La Familia Rothschild, recibió y dio alojamiento en su casa a Karl Marx; y Nathan Mayer Rothschild, le pidió que escribiera “El Capital”, explicándole sobre la existencia de un “plan” a futuro, llamado “globalización”
Y es que, si alguien tenía claro el concepto “divide y triunfarás” era el miembro de La Cámara de Londres, y dueño de los principales bancos y fortunas de Inglaterra:
Lionel Rothschild (1808-1879), a quien también se atribuyó por mucho tiempo, la autoría de “Los Protocolos de Los Sabios de Sion”
La elite que controla el planeta, finalmente consiguió, a lo largo del tiempo, instaurar los emblemas que fraccionan a la humanidad, y la humanidad sufrió holocaustos inimaginables.
Cuando se atan cabos, y se descubren las estrechas, casi sanguíneas relaciones que las principales familias detentadoras del poder político y económico mundial, que en los últimos 200 años han mantenido entre sí, se advierte que en cualquiera de las grandes potencias, existe una verdadera “rotación de puestos de autoridad” entre unos pocos apellidos.
La Familia Rothschild, conocida como La Casa Rothschild, o simplemente Los Rothschild, es una dinastía europea de origen judío, algunos, de cuyos integrantes fundaron bancos e instituciones financieras, a finales del siglo XVIII, y que acabó convirtiéndose, a partir del siglo XIX, en uno de los más influyentes linajes de banqueros y financieros de Europa.
A 5 hermanos de la rama austríaca de la familia, se les otorgaron baronías hereditarias del Imperio de Los Habsburgo, por El Emperador Franz Joseph Karl von Habsburg-Lothringen en 1816, Emperador de Austria, Rey de Hungría, Bohemia, Lombardía, y último monarca elegido del Sacro Imperio Romano Germánico.
Y la rama británica de la familia, fue elevada a la nobleza, por La Reina Alexandrina Victoria.
Todo inició en 1743, cuando Amschel Moses Bauer, orfebre de profesión, que completaba sus ingresos ejerciendo de cambista, abrió una tienda de monedas en el gueto judío de Frankfurt del Meno en Alemania.
Sobre la puerta de entrada de su casa, cuya planta baja quedaba reservada para el negocio, y el resto para la familia, colgó un cartel, en el que se representaba “un águila romana en un escudo rojo”
La tienda llegó a ser conocida como “la tienda del escudo rojo”, o “Rothschild” en alemán; y con el tiempo, esta palabra pasó a convertirse en su patronímico.
Pero el ascenso a la prominencia europea de la familia, comenzó con Mayer Amschel Rothschild, fundador de esta dinastía, hijo de Amschel Moses.
En la década de 1760, el joven Mayer Amschel, estableció sus actividades en Frankfurt, negociando con monedas y billetes.
Mayer Amschel creó una casa de banca en Frankfurt, especializada en el tipo de negocio, que haría rica y poderosa a la familia, el crédito a las casas reales; aunque también hicieron fortuna con otros negocios, como el comercio a gran escala en bienes de lujo, suministros militares, etc., el contrabando, la especulación monetaria, el giro internacional, y el descuento de letras.
Al iniciarse la industrialización europea, Los Rothschild se introdujeron también con éxito, en la financiación de sectores en alza como el ferrocarril, la minería, y la metalurgia.
Sus 5 hijos varones, crecieron y aprendieron las habilidades que les permitieron convertirse en futuros banqueros de monarcas, y gobiernos europeos, y posteriormente, establecieron el negocio de la Banca Rothschild en toda Europa.
Mayer Amschel, imprimió al negocio familiar sus rasgos distintivos, como el de no buscar márgenes de ganancia demasiado elevados, o el de generar una prole numerosa, a la que confiar la extensión, y continuidad de La Casa.
El testamento de Mayer Amschel Rothschild, redactado pocos días antes de su muerte, contenía un reglamento estricto, de cómo se debían dirigir los negocios familiares:
1. Todas las posiciones claves, deben ser ocupadas por miembros de la familia.
2. En los negocios, solamente pueden participar los miembros de la familia varones.
3. El hijo mayor del hijo mayor, debe ser la cabeza de la familia, siempre y cuando la mayoría de la familia no decida lo contrario.
4. La familia debe casarse entre sí, con sus primos de primero y segundo grado.
5. No debe haber ninguna auditoría jurídica, y ninguna publicación de los bienes.
Individualmente, los hermanos y sus descendientes, añadieron otros intereses.
Y es que Los Rothschild, fueron parte de los creadores del movimiento sionista, y de los colaboradores más activos en la fundación del genocida Estado de Israel.
Es muy apropiado, que la bandera del país lleve “La Estrella de David” o “Escudo de Salomón”
De hecho, “El Escudo de Salomón”, no se consideraba un símbolo judío hasta que Los Rothschild empezaron a utilizarlo.
Durante La Edad Media, “El Escudo de Salomón” lo usaban magos árabes, magos cabalistas, chamanes druidas, y satanistas.
Uno de los pocos ejemplos antiguos del uso del símbolo, se encuentra en el piso de una mezquita de hace 1.200 años, en la que es hoy la ciudad de Tel Aviv.
En el siglo XII, usaba este símbolo mágico, un judío Askenazí, llamado Menahem ben Duji, que proclamaba ser “El Mesías”
“Because I'm a Jew”
The House Of Rothschild es un drama del año 1934, dirigido por Alfred L. Werker y Sidney Lanfield.
Protagonizado por George Arliss, Boris Karloff, Loretta Young, Robert Young, C. Aubrey Smith, Arthur Byron, entre otros.
El guión es de Nunnally Johnson, basado en la obra de George Hembert Westley, que narra el surgimiento de La Familia Rothschild, los banqueros europeos.
Como dato, la obra de Westley era inédita, pero con derechos de autor fechados 11 de mayo de 1932; por lo que fueron adquiridos y hecha película después del ascenso de Hitler al poder, donde todo el subtexto reside en el antisemitismo y los sucesos actuales en Europa; así, Napoleón es el sustituto de Hitler, el hombre con el que todos los hombres amantes de la paz deben unirse para luchar contra la paz; y sin embargo hay algunas libertades históricas, pero la película está basada en hechos.
Este fue un proyecto particular del famoso actor George Arliss; y una de las 2 películas producidas por Darryl F. Zanuck en el espacio de 2 años que cubren el ascenso de Napoleón, siendo la otra película “Lloyd's of London” (1936); pero esta película también es notable por su secuencia final, filmada en 3 bandas Tecnicolor, en la que Nathan Rothschild es nombrado Barón por El Rey de Inglaterra después de la derrota de Napoleón en Waterloo.
La mayoría de las impresiones existentes de la película, solo presentan la secuencia en blanco y negro, pero la versión de TCM, incluye el Tecnicolor; y según algunas fuentes, The House Of Rothschild no fue prohibida en Alemania como se esperaba; en cambio, Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda Nazi, hizo reeditar la película para representar a Los Rothschild bajo una luz negativa, reforzando todos los estereotipos raciales que más tarde harían.
Los filmes fueron “Der Ewige Jude” y “Die Rothschilds” de 1940, donde los judíos eran comparados con ratas; bajo la dirección del director alemán Veit Harlan, siendo el ejemplo más notorio del cine de propaganda.
Y cuando The House Of Rothschild se estrenó en los cines, la mayoría de los principales críticos la calificaron bien:
Aunque los productores hicieron malabarismos históricos, la trama transcurre sin problemas y rápidamente, aferrándose sustancialmente a los hechos en los puntos principales, algunos casos embellecidos, pero todo está tan bien hecho, que la hace un gran espectáculo.
De hecho, la película es absorbente, el diálogo es inteligente y a menudo ingenioso, y la dirección y puesta en escena son buenas.
No solo el trabajo de George Arliss es lo mejor, sino que la mayoría de los otros actores lo hacen con pericia, en especial, es grato ver a Boris Karloff, sin ningún disfraz/maquillaje; al tiempo que la historia maneja el delicado tema del antisemitismo con tacto y moderación.
Como resultado del éxito, The House Of Rothschild recibió una nominación al Oscar como Mejor Película, pero perdió ante “It Happened One Night”, siendo el mayor éxito del año para Twentieth Century Pictures; y una de las películas más populares del año de United Artists.
Su única nominación para El Premio de La Academia, la incluye como miembros de un pequeño club de filmes con la sola nominación a Mejor Película, que incluye a:
“Libeled Lady” (1936), “One Foot in Heaven” (1941) y “Grand Hotel” (1932), ésta última si lograría el premio en su año.
Pero The House Of Rothschild es bastante oscura para ser nominada como Mejor Película, y probablemente tuvo que ver con las miles de teorías conspiratorias sobre la famosa familia de banqueros, que cualquier problema con la impresión o los derechos.
Esta es la historia del impulso familiar para ayudar a estabilizar una Europa devastada por la guerra y, a través de ella, contar con el respeto de una sociedad aristocrática europea, profundamente antisemita.
La acción inicia con el surgimiento del imperio financiero Rothschild, fundado por Mayer Rothschild (George Arliss), y continuado por sus 5 hijos.
Desde sus humildes comienzos, el negocio crece y ayuda a financiar la guerra contra Napoleón, pero no siempre es fácil, especialmente debido a los prejuicios contra los judíos.
La historia se abre en 1780, en Juden Strasse en Frankfurt, Alemania.
Mayer Amschel Rothschild es un prestamista que vive con su esposa Gudula (Helen Westley) y sus 5 hijos; él es un judío ortodoxo, y muere de un ataque al corazón después de enfrentarse a los agresivos e intimidantes recaudadores de impuestos.
Pero antes de morir, les dice a sus 5 hijos 2 cosas que deberán cumplir:
1) Los gentiles han evitado que los judíos compitan en las profesiones regulares, dejándolos en el papel de prestamistas de dinero; pero los gentiles han puesto dinero en manos de los judíos como única arma; entonces debería usarse para forzar a los gentiles a emancipar a los judíos de sus terribles guetos.
2) Los chicos deberían establecer un banco internacional en Londres, París, Viena, Frankfort y Nápoles; estarían en una buena posición para construir una poderosa arma económica para usar contra los enemigos de los judíos, para que, como dice Mayer, “los judíos puedan vivir con dignidad”
Los hermanos nunca parecen ser avaros, sino más bien una fuerza de voluntad integrada, decidida a triunfar, pero decidida a seguir las reglas.
La historia sigue solo a Nathan Rothschild (George Arliss), que junto a sus 4 hermanos, abandonan su gueto judío, y se convierten en banqueros en las capitales de Europa.
Como los hermanos confían el uno en el otro, pueden extenderse mutuamente líneas de crédito a través de fronteras internacionales sin el riesgo de transportar oro a través de las fronteras.
La historia hace un salto temporal de 32 años, cuando los hermanos ya se han establecido como una firma bancaria internacional en 5 capitales europeas, pero es Nathan el jefe de la firma en Londres, donde todos los asuntos son llevado entre hermanos como unidad; y esta hegemonía funciona para su gran ventaja, mientras Las Guerras Napoleónicas se enfurecen, dándoles a los aliados un financiamiento que los ayuda a unirlos.
Sin embargo, una vez finalizada la guerra, el antisemitismo persiste…
Ya no necesitan el capital de Los Rothschild, y hace aparición El Barón Ledrantz (Boris Karloff), Canciller de Prusia, un país que puede o no incluir la Alemania moderna; que busca ansiosamente recordar a los judíos su lugar, que puede o no incluir el exterminio...
Al tiempo, la vida de Nathan se complica con su hija, Julie (Loretta Young)
Ella está enamorada de un gentil y Capitán de Las Fuerzas Armadas Británicas, Fitzroy (Robert Young); a lo que Nathan y su esposa Hannah (Florence Arliss), están de acuerdo, aunque temen que los gentiles nunca los acepten como uno de los suyos, comprensible dadas las circunstancias, por supuesto.
En la historia, la relación de padre e hija es el centro emocional de amor y respeto; y el mayor conflicto gira en torno a la oposición entre Nathan y El Barón Ledrantz, que es a la vez villano y antisemita.
La película brilla cuando se establece en sus intrigas políticas, mostrando hábilmente, cómo los negocios financieros pueden ser utilizados para el apalancamiento social.
Como Mayer explica a sus hijos:
“El dinero es la única arma con la que el judío se puede defender”
Los tratos de Nathan a veces son turbios, pero siempre caen bajo su propia ética, una que cree en un bien mayor, y en un mundo pacífico.
El clímax tiene lugar, cuando parece que Napoleón está ganando, y Nathan comienza a comprar todo lo que está en el mercado bursátil, que está tocando fondo, para mantener el trato que hizo por el esfuerzo de guerra.
Aunque no se hace mucho al respecto, Los Rothschild tenían informantes en todas partes, lo que les permitió obtener información antes que nadie; y él puede anunciar antes de que se haga público, que Napoleón fue derrotado en Waterloo.
Al final, Nathan no solo salvó al London Exchange del colapso total, sino que se convirtió a sí mismo, y al Rothschild Bank, o bancos, en la potencia financiera que se convirtió y es, después de unos 200 años más tarde, incluso ahora.
The House Of Rothschild, es una de las producciones de Hollywood más polémicas durante La Era anterior al Código de Producción; y es extraño, pues es una autobiografía de uno de los hombres más ricos que jamás haya existido, y cómo sus acuerdos financieros ayudaron a salvar a Europa de Napoleón.
Pero luego se señaló que era judío, y que usó su historia para refutar directamente su tratamiento en Europa:
“Ser forzado a entrar en guetos restrictivos, estar fuertemente sujeto a impuestos, y aterrorizado en masa”, realmente era algo muy actual.
Así pues, durante los últimos 2 siglos, La Familia Rothschild ha sido frecuentemente vinculada a teorías de conspiración, y una que afirma que la institución bancaria pertenece a Los Illuminati, un oscuro grupo que se cree que es el autor intelectual detrás de los eventos que establecerán un Nuevo Orden Mundial.
Si esto es verdad, es discutible, pero ciertamente sería bienvenida una biografía de Los Rothschild más objetiva, históricamente precisa, y más actual.
Mientras tanto, The House Of Rothschild bien vale la pena verlo como un ejemplo antiguo pero convincente de una película biográfica de gran presupuesto.
“I lost the bid on a technicality”
Durante La Era del Sonido inicial, las biografías cinematográficas demostraron ser un género popular entre el público que disfrutaba de representaciones dramáticas de algunas de las figuras históricas más famosas del mundo.
Y el más destacado entre los actores que ayudaron a popularizar esta tendencia, y se especializó en “biopics”, fue el actor británico, George Arliss.
A menudo considerado “el mejor actor de teatro de su época” por los críticos, y según él mismo admitió, era inevitable que Hollywood reclutara a Arliss para hacer películas.
Uno de sus primeros éxitos, fue la biografía de la película muda de “Disraeli” de 1921, basada en la obra de Louis N. Parker, y curiosamente, cuando protagonizó el “remake” de sonido de “Disraeli” en 1929, ganó el premio Oscar como Mejor Actor, y en ese mismo año, corrió contra sí mismo por ese Premio de La Academia, con el filme “The Green Goddess”, una nueva versión de su anterior éxito silencioso en 1923.
Pero “Disraeli” fue solo el comienzo de una larga lista de figuras históricas que Arliss retrató en la pantalla; entre ellos se encontraban:
“Alexander Hamilton” (1931), “Voltaire” (1933), el duque de Wellington en “The Iron Duke” (1934) y el cardenal en “Richelieu” (1935)
Pero una de sus actuaciones más ambiciosas, y que fue un proyecto personal para él, fue el doble papel de Mayer Rothschild y su hijo Nathan Rothschild, en el retrato biográfico de 1934, The House Of Rothschild.
La historia de la creación y el ascenso del establecimiento bancario más poderoso de Europa, y los 5 hermanos que la condujeron al éxito internacional desde sus ciudades de operaciones separadas en Frankfort, París, Londres, Nápoles y Viena, fue un tema fascinante para las audiencias de La Era la sobre los ricos y poderosos; y Arliss descubrió que la historia de La Familia Rothschild era también una pantalla irresistible, pero por diferentes razones:
Vio la lucha de la familia desde los primeros años de pobreza extrema, a su legado de poseer la mayor fortuna privada del mundo, como una acusación de antisemitismo; pero también como una historia inspiradora de perseverancia y fe.
Así fue cómo George Arliss le pidió a Warner Bros., que comprara la obra en la que se basó esta película, mientras estaba bajo contrato allí en 1931.
Warner compró la obra de teatro, pero no hizo la película...
Fue cuando Arliss dejó Warner, que convenció a Darryl F. Zanuck para comprar la obra de Warner para 20th Century Pictures, donde finalmente se hizo.
Y es que Arliss se interesó por primera vez en el proyecto, cuando leyó la obra teatral “Rothschild” de George Hembert Westley en 1931.
Irónicamente, esta historia de prestamistas judíos, fue producida por 20th Century Fox, el único estudio de Hollywood que no tiene un jefe judío, Darryl F. Zanuck.
Por su parte, el director Alfred L. Werker se enfermó brevemente durante la producción, por lo que Sidney Lanfield se desempeñó como director durante unos días, por ello ambos quedaron acreditados; y aunque a Nunnally Johnson se le atribuye el guión de The House Of Rothschild, un primer borrador del guión fue escrito por Maude T. Howell y Sam Mintz, ambos sin acreditar; y fue esta versión para la cual Arliss proporcionó algunas notas y recomendaciones adicionales para el narrativa.
Sugirió agregar un prólogo a la historia, en la que se muestra a La Familia Rothschild sometida a prejuicios y leyes injustas en el gueto judío de Frankfurt, donde tienen prohibido aventurarse fuera de su distrito, y deben observar toques de queda diarios.
Además de dar cuerpo al personaje de Mayer Rothschild, que diseñó una estrategia bancaria para sus hijos en su lecho de muerte, los guionistas también usaron el personaje del Conde Ledrantz, interpretado por Boris Karloff, como símbolo del odio antisemita que creó guetos judíos; hecho real que estaba en aumento en el mundo, especialmente en Alemania.
Así estamos en Frankfort, que en 1780 forma parte de Prusia, donde a los judíos se les prohíbe aprender oficios, cultivar o abandonar “la calle de los judíos”, después de la puesta del Sol.
Cuando el recaudador de impuestos acude al astuto cambista, Mayer Rothschild, y exige 20,000 gulden, un impuesto más alto que el que se le cobra al mejor comerciante de la ciudad, el hijo de Rothschild, Nathan, ayuda a su padre a engañar al recaudador, quien se va después de aceptar un soborno de 5,000 gulden.
Sin embargo, cuando Rothschild se entera de que el hombre de Hamburgo que debía traerle 10,000 gulden, ha sido asaltado y robado por agentes fiscales, se enfurece contra la difícil situación de los judíos, y su salud colapsa.
En su lecho de muerte, Rothschild aconseja a sus 5 hijos, que debido a que el dinero enviado entre países a menudo se pierde, cada uno debe comenzar un negocio bancario en un país diferente, y permanecer unidos; y les advierte que recuerden el gueto, y les dice que nada los traerá felicidad hasta que su gente tenga igualdad, respeto y dignidad.
Así pasan 32 años, cuando Napoleón invade Europa:
Nathan, en Londres, acepta una petición presentada por El Capitán Fitzroy, enviado por El Duque de Wellington (C. Aubrey Smith), para permitir que sus hermanos en Viena, Nápoles, París y Frankfurt, presten dinero para detener a Napoleón.
Después de que Napoleón es derrotado, Fitzroy y la hija de Nathan, Julie, planean casarse, y aunque Nathan preferiría que Julie se casara con un judío, él da su consentimiento, porque cree que el mundo está cambiando.
Wellington, en agradecimiento, le da a Nathan información secreta sobre un préstamo que Francia necesita para recuperarse de la guerra.
Sabiendo que el préstamo convertirá a Los Rothschild en la casa bancaria más poderosa de Europa, Nathan está muy preocupado cuando un Consejo Aliado, liderado por el virulento Conde Ledrantz, rechaza la oferta de Nathan, aunque él es el mejor y otorga el préstamo a uno de sus rivales, que, junto con los representantes del Consejo, planea ofrecer un bono al público para pagar el préstamo.
Furioso, Nathan le ordena a Julie que renuncie a Fitzroy, y la envía a Frankfurt.
Después de que Nathan compra un bono anterior del gobierno, e impulsa su costo muy por debajo de lo que los miembros del Consejo planean vender el suyo, él amenaza con ofrecerlo al público a bajo costo, y obliga a los miembros del Consejo a venderle sus bonos.
En respuesta, Ledrantz desencadena disturbios antisemitas en toda Prusia.
Nathan visita Frankfort, y aunque él le ordena a Fitzroy, que se mantenga alejado de Julie, se escapa de noche, y le confiesa su amor.
Sin embargo, ella se niega a casarse con Fitzroy, sin el consentimiento de su padre.
Cuando Ledrantz se entera de que Nathan está en Frankfurt, emite órdenes para que sea arrestado si trata de irse.
Después de que Napoleón escapa de Elba, donde había sido encarcelado, la manifestación francesa lo respalda.
Ledrantz se ve obligado a visitar a Nathan en su casa en el gueto judío para persuadirlo de que no conceda un préstamo a Napoleón, y acepta los términos de Nathan, de que los judíos tengan la misma libertad, respeto y dignidad que otras personas.
Cuando Nathan ve a Fitzroy, que está a punto de unirse a Wellington, con Julie, le promete al Capitán, que si él sobrevive a la pelea, pueden casarse.
El 22 de marzo de 1815, Napoleón llega a París.
Pronto, El Rey Louis huye, y toda Europa se movilizó.
En junio, después de varias victorias de Napoleón, la bolsa de valores de Londres sufre un ataque de pánico, y corren rumores de que podría cerrarse.
Para evitar el cierre, lo que significaría el colapso del crédito inglés, Nathan obstinadamente continúa comprando en medio de los rumores de la derrota de Wellington, hasta que la guerra termina con la victoria de Wellington en Waterloo.
Algún tiempo después, Julie y Fitzroy se reúnen, y Nathan es nombrado Barón por El Rey de Inglaterra, quien expresa la gratitud a este “hijo adoptado”, cuya generosidad y valentía, trajeron la victoria y la paz a Inglaterra.
En el fondo, The House Of Rothschild se concentra en el antisemitismo y la lucha de los judíos para obtener la igualdad y el reconocimiento de sus vecinos gentiles.
Su presentación del problema es simplista, pero dado el tiempo en que se produjo esta película, fue sorprendente que se haya intentado atacar el antisemitismo en absoluto; más en un metraje de tan solo 90 minutos.
Así vemos cómo Mayer Amschel Rothschild vive con su familia; y a pesar de la relación afectuosa de Mayer y su esposa, hay varios aspectos que reflejan actitudes ambivalentes hacia los judíos:
Cuando el joven Nathan entra corriendo para informar que el recaudador de impuestos está en camino, el dinero y los documentos se ocultan inmediatamente detrás de la chimenea, la comida se retira de la mesa, y Mayer se transforma en un comerciante pobre.
Cuando llega el coleccionista y ordena groseramente:
“Abre, judío”, Mayer es debidamente humilde y obsequioso.
Del mismo modo, cuando Mayer recibe la factura de impuestos, finge horror, y luego procede a sobornar al hombre; pues como judío, es hábil en la disimulación.
Cuando el oficial se va, Mayer se ríe a su costa.
En resumen, la escena reafirma la vieja idea de que el judío es un embaucador intrigante y engañoso.
Además, enfatiza la importancia del dinero, que se convierte en un tema central dentro de la película, uno cuyo significado cambia a medida que avanza el metraje.
Y es irónico que esta escena, sacada de contexto, fuera incorporada en una película nazi de 1940, “Der Ewige Jude” para apoyar la afirmación de que los judíos, a través de sus tácticas subversivas, dominaban la banca mundial.
No mucho después de que el recaudador de impuestos se va, Mayer se entera de que su mensajero ha sido interceptado por los recaudadores, y se ha llevado su dinero.
Histérico, Mayer lamenta su situación, y como judíos son gravados hasta la muerte; para mantener la casa y el hogar, se ven obligados a hacer trampa frente a los niños:
Mayer advierte a sus 5 hijos, que deben ganar dinero:
“El dinero es el único poder del judío”
Por tanto, se nos proporciona otra perspectiva:
Causa y efecto; y de esta manera, la simpatía es redimida por el judío.
En la siguiente escena, la cuestión del dinero se desarrolla más:
Mayer yace en su lecho de muerte; y en el fondo escuchamos melodías hebreas.
Al igual que el patriarca Jacob, él ofrece consejo y sabiduría para sus hijos sobrevivientes:
Primero se dirige a la familia:
“Cuando me vaya, hagan lo que mamá diga; ella es buena y sabia”
A continuación, habla de la unidad entre los hermanos como fuente de fortaleza y medios para el poder; y finalmente les recuerda:
“No olviden el gueto; ni el poder de los negocios ni todo el oro en Europa puede traer felicidad hasta que nuestra gente tenga igualdad y respeto”
Se ganará dinero para que algún día los judíos “puedan comerciar con dignidad, vivan con dignidad y caminen por el mundo como hombres libres”
Así, la lucha por el dinero y el poder, está ligada a un objetivo más elevado; la emancipación del pueblo judío.
Ahora la historia omite 32 años, donde no sabremos que pasó, solo que los hermanos han acatado el consejo del padre, y han establecido una firma bancaria internacional en 5 capitales europeas.
Esta red elimina los peligros de enviar dinero; pero Napoleón ahora está sitiando a toda Europa.
El Príncipe Metternich (Alan Mowbray) va a pedir un préstamo a Solomon Rothschild (Paul Harvey)
Pero Solomon debe consultar con Nathan, quien es el jefe de la firma en Londres.
Así, en todos los asuntos, los hermanos actúan con unidad.
Hasta la fecha, La Casa de Rothschild ha dado 10 veces más a la derrota de Napoleón que cualquier otra persona.
Un hombre le comenta a Nathan:
“Es el dinero lo que gana guerras”
A lo que Nathan responde:
“Es el dinero lo que genera guerras”
Y agrega que su padre le aconsejó que prestara dinero solo para detener las guerras, no para hacerlas.
Así, el judío evidencia un sentimiento antibélico, a pesar de que el conflicto es en su beneficio personal.
En casa, la hija de Nathan, Julie, rechaza la demanda del Capitán Fitzroy, y ella le dice que el compromiso es imposible, ya que “es un gentil, y yo soy una judía”
Esta relación funciona como la subtrama romántica.
Nathan, luego expone sus reservas sobre “el matrimonio mixto”, pero admite que el mundo está cambiando; pues en Inglaterra no hay “Jew Street”
En un momento dado, la relación de padre e hija toma una parte de la historia; peor el mayor conflicto gira en torno a la oposición entre Nathan y Barón Ledrantz.
Como dato, el antisemitismo abierto de Ledrantz, causó problemas en Twentieth Century, como recordó Nunnally Johnson:
“El Presidente del Estudio, Joseph Schenck, desacostumbrado a leer guiones, de todos modos echó un vistazo de cerca a este, y expresó sus temores a Zanuck”
Sin embargo, al final se mantuvo como estaba escrito.
Y es que Nathan nunca es ingenuo acerca de la fuerza de su oposición.
Él dice:
“El hombre de la calle todavía piensa en nosotros como “Shylocks”
Europa se arrodilla para pedir prestado a un judío”
Cuando Nathan no consigue una parte del gran préstamo francés, Ledrantz señala que su oferta había sido rechazada por un “tecnicismo”, y Nathan lo corrige:
“Quieres decir que soy judío”
Luego ataca con orgullo étnico:
“Uno puede caer, miles pueden morir, pero la raza sigue viva.
Somos eternos”
Desgraciadamente, este sentimiento se volvió contra los judíos durante El Tercer Reich, y constituyó una de las bases de la política antisemita oficial.
Mientras tanto, en toda Alemania, los pogromos han cobrado la vida de 5.000 judíos…
Así Nathan acepta humillarse ante Ledrantz para salvar al pueblo judío.
Al igual que su padre antes que él, Nathan debe fingir humildad y pedir favores.
Como señala Nathan;
“En tiempos de guerra, los judíos son necesarios; pero en tiempos de paz, nuevamente son maltratados”
El día se salvó, sin embargo, por un informe de que Napoleón escapó de Elba, y Europa está otra vez en guerra.
El clan Rothschild se reencuentra; y recordando el consejo de su padre, Nathan dice que deben enfrentarse a Napoleón como una cuestión de principios.
Negocia el oro por la libertad judía, y las garantías gubernamentales, convirtiéndose en el nuevo salvador de su pueblo.
La película se acerca a su punto culminante, en la que Nathan controla por sí solo el London Stock Market, lanzando su fortuna personal para proteger un mercado caído.
Como dice Nathan:
“Peleo de la única manera que sé cómo, con dinero”
Al final, va a cumplir con su soberano.
El judío ha salvado el país; y Nathan es nombrado Barón.
En la Inglaterra de Hollywood, los judíos triunfan; al mismo tiempo, The House Of Rothschild, más que cualquier otra película de la época, se enfrenta al antisemitismo del Viejo Mundo, y describe la larga historia del odio alemán contra el judío, un odio contra el cual, ningún cargo o riqueza sirvió como protección adecuada.
En este sentido, la película anticipa los eventos del Holocausto que estaban por venir.
Y la película puede no ser un clásico intemporal:
El estilo de actuación de Arliss es teatral y poco sutil según los estándares contemporáneos, y La Familia Rothschild está idealizada por la agenda de la película.
Del reparto, George Arliss hace el doble papel de Mayer Rothschild, y luego como el hijo mayor, Nathan:
Crea 2 hombres completamente separados de la misma tela; tienen diferentes poses, diferentes gestos y diferentes temperamentos; y es difícil creer que sean el mismo actor.
Al tiempo que hay una subtrama romántica que involucra a la hija de Rothschild, Julie y un gentil que agrega poco al impulso de la historia.
Mientras The House Of Rothschild fue diseñada como un escaparate para el talento de Arliss, la película también ofreció memorables papeles de apoyo a algunos de los mejores actores de Hollywood:
C. Aubrey Smith como El Duque de Wellington; Reginald Owen como Herries; Alan Mowbray como El Príncipe Metternich; Florence Arliss como Hannah Rothschild; de hecho, Florence era la esposa de la vida real de George Arliss.
Pero es Helen Westley, como la matrona Gudula Rothschild, la que da una actuación animada, es ella a quien más recordarás de esta película después de George Arliss; y Boris Karloff como El Barón Ledrantz.
A destacar C. Aubrey Smith como el profano y bullicioso Duque de Wellington es desternillante, ya que posee una actitud de honestidad y amabilidad que claramente falta en los políticos de la película.
Y el gran Boris Karloff, está en el extremo opuesto del espectro, un intolerante que está ansioso por perseguir y acorralar a los judíos en sus guetos y, cada vez que surja la oportunidad, exterminar a un montón de ellos.
Karloff es lento en hablar por el papel, se pone cara de afuera y se ríe a carcajadas detrás de puertas cerradas donde otros no pueden ir.
Es un hombre con un claro conocimiento de la política del odio, y Karloff maneja esa crueldad fangosa con una calidad magistral.
Karloff, ya se había establecido como una estrella de terror con los éxitos de taquilla de “Frankenstein” (1931) y “The Mummy” (1932), pero quería evitar el encasillamiento, y demostrar que era capaz de otros papeles.
Así, The House Of Rothschild le dio la oportunidad de interpretar a un personaje villano sin la ayuda del maquillaje de terror, e impresionó adecuadamente a la estrella de la película; tanto que Arliss declaró más tarde en su autobiografía:
“A la mayoría de los actores los conocía bien, o los había visto en la pantalla, o había trabajado con ellos en el escenario.
El único que nunca había conocido era el terrible Boris Karloff, el loco profesional; por tanto, estaba considerablemente sorprendido de encontrarlo como uno de los caballeros más retirados y gentiles que haya tenido mi destino”
Y es que Boris Karloff estaba irritado con Universal, que se negaba a pagar su contrato después del éxito de “The Mummy” (1932), por lo que se fue a Inglaterra para hacer “The Ghoul” (1933)
Esto inmediatamente llevó a ofertas para otras películas, no de Universal, como:
“The Lost Patrol” (1934) y The House Of Rothschild; y Karloff aceptó felizmente estos roles, ya que aumentaron su perfil, y le permitieron tener un poco más de influencia en sus negociaciones con Universal cuando querían que protagonizara “The Black Cat” (1934)
Por supuesto, la película también tiene sus fallas...
La trama de amor entre Julie y Fitzroy, es un peso muerto en la pantalla, incluso cuando enfatiza cómo las fronteras sociales pueden cambiar con el tiempo.
Simplemente no hay calor, Young y Young, no tiene relación, por aquello de la endogamia Rothschild, y simplemente hacen un papel comercial, como estrellas, y se arrastran en sus papeles.
Y en realidad, Nathan Rothschild no era el hijo mayor, sino el tercero; y no fue él, sino su nieto, otro Nathan, quien se crio en la nobleza para convertirse en El Barón Rothschild en 1885, 49 años después de la muerte de su abuelo.
Además de los hechos históricos en la película, también hay una trama ficticia que involucra a la hija de Nathan, Julie, teniendo una historia de amor con el apuesto y gallardo oficial calvario británico, Fitzroy, cuyo padre tuvo dificultades para aceptar que Fitzroy no era judío, o un Rothschild.
Pero al final todo fue solucionado, por los guionistas, para hacer que la aventura entre los 2 tortolitos fuera alegre y exitosa.
Aun así, The House Of Rothschild es un estudio de personajes magníficamente montado, y un ejemplo típico del tipo de tema potencialmente controvertido que al productor Darryl Zanuck le gustaba abordar en entretenimientos populares.
En el fondo, una película de propaganda; que muestra aquello de:
“The powers that be”, que es un tópico cultural anglosajón, con el que se designa al gobierno, al poder o a la autoridad establecida; además de poder extenderse, según la intención del hablante, a los poderes fácticos o a los poderes ocultos propios de las teorías de la conspiración.
Y creo que esta película fue hecha como respuesta al sentimiento anti-Rothschild que barrió el mundo en la década de 1930, gracias a personas como Henry Ford, y Charles Lindbergh; y como de costumbre, les salió el tiro por la culata, y ellos posteriormente fueron “clandestinos”, y comenzaron a usar la táctica de mantener su nombre fuera de las noticias, y usar los medios para señalar con el dedo a sus hombres delanteros, diciendo que son los dueños de La Reserva Federal, que son Illuminati, que son Las Corporaciones”, etc.
Por supuesto, cada no judío es pintado como “antisemita”; y los judíos deben defenderse con la única herramienta que tienen:
El dinero, eso es un golpe de rodilla; pues cualquiera que haya estudiado el sistema de control, e incluso tenga una idea de lo que realmente está pasando, se fascinará al ver The House Of Rothschild.
La verdad está abierta.
Lo cierto es que esta fue una de las últimas películas realizadas durante La Era del Pre-Código de Hollywood, aproximadamente hasta mediados de 1934, donde se ven algunos signos, como por ejemplo:
El Duque de Wellington se mete cantidades masivas de lo que parece ser “cocaína”
Tal vez fue la verdadera razón por la cual el código finalmente se hizo cumplir; y de esa manera, después de tanto gánster, y la ira de La Liga de Decencia Católica que organizó un boicot que finalmente causó que los estudios tuvieran que ceder en su realismo social contundente, y recurrir más a cuentos de hadas recubiertos de azúcar, pero:
¿Quién realmente puso el dinero?
Ahora es de conocimiento común, que los sionistas son los dueños de Hollywood, tal vez sus reyes y jefes son Los Rothschild, que estaban un poco ofendidos en el nivel de la verdad en este “tributo”
La historia real nunca se sabrá, pero la película sigue siendo interesante, sobre todo la manera de cómo de una amenaza se fabrica mágicamente cada vez que la espalda del viejo Rothschild está contra la pared.
Así pues, con la aplicación del horripilante Código Hays a mediados de 1934, las razas se codificaron lentamente por el color de su piel, y no por los acentos que salían de sus bocas.
Los judíos se mezclaron con los irlandeses, los polacos con otros inmigrantes blancos; e hicieron que el público pague, se siente y absorba filmes; pero los pedidos de tolerancia de esta película, no fueron escuchados en todo el mundo, ya que el acoso continuó en Alemania.
Ciertamente, cualquiera que haya visto The House Of Rothschild en 1934, habría notado los paralelos de la película con la persecución y las restricciones que La Familia Rothschild tuvo que superar, y lo que estaba sucediendo con los judíos de Europa cuando Hitler ascendió al poder.
Sin embargo, The House Of Rothschild es principalmente un retrato biográfico de la familia con el foco central en Nathan, cuya inteligencia y astucia política logró burlar a sus rivales en el mundo de las finanzas internacionales.
Una escena que fue utilizada en la película de propaganda antisemita alemana, “Der Ewige Jude” y en “Die Rothschilds”, sin el permiso de los titulares de los derechos de autor; de ahí la descripción del personaje de Boris Karloff con su postura antisemita; ya que El Ministro de Propaganda nazi, Joseph Goebbels, en lugar de prohibir la película, la reeditó para que mostrara un punto de vista antijudío en el filme.
Por lo que la aplicación transparente de la película a la situación actual en la Alemania de entonces, siendo estrenada solo 2 años después de que Hitler llegara al poder; lleva a una simplificación excesiva; porque la película usa 2 personajes, uno en pantalla y otro fuera de escena, para evocar la amenaza de Hitler:
En pantalla está Ledrantz, mientras que fuera de pantalla está Napoleón.
En el personaje de Ledrantz, la película nos presenta a un alemán loco, cuyo antisemitismo lo lleva a provocar pogromos contra los judíos de Europa, porque está enojado con Rothschild.
Por tanto, al mismo tiempo, él es un sustituto de Hitler, y una excusa general para los plebeyos que realmente tiran las piedras y hacen los incendios, que están siendo engañados por un tirano.
En un sentido más amplio, sin embargo, Napoleón es Hitler aquí:
Él es “el señor de la guerra”, insaciable, a quien deben oponerse las fuerzas del bien.
Como dato curioso, Helena Bonham Carter, es en realidad una descendiente Rothschild del lado de su madre.
En definitiva, The House Of Rothschild puede verse de diferentes maneras para diferentes personas:
Es una advertencia contra la amenaza nazi inminente, una buena propaganda judía, una alegre autobiografía de uno de los hombres más ricos que jamás haya existido, o como creo, una súplica por la coexistencia racial.
En pocas palabras, el tema subyacente es que la guerra es costosa y destructiva, ya sea el alboroto invisible de Napoleón, o la competencia entre los gentiles y los judíos.
Cuando trabajan uno contra el otro, por rencor u odio, las 2 partes solo empeoran las cosas.
Pero así no es como todos han visto la película a lo largo de los años.
Los momentos finales de la película, de la voz de Mayer que suena en la cresta de La Casa de Rothschild proclamando la necesidad de dignidad, también pueden interpretarse como un grito de guerra.
Y por supuesto, Los Rothschild, al ser una de las familias más ricas y más secretas del mundo, han inspirado tomos de especulación sobre sus intenciones; y si la película pasa por alto o no las acciones más desagradables de Nathan para presentarlo como un noble niño prodigio…
“You won your fight with me, Jew, but remember, victory may have been won too dearly”
En 1917, Walter Rothschild, Segundo Barón Rothschild, fue el destinatario de La Declaración de Balfour, que consignó por el gobierno británico, el asentamiento en Palestina, como patria de los judíos.
Más allá de los intereses empresariales, la familia creció en ramas:
Inglesa, francesa, austriaca, y napolitana especialmente.
De estas ramas, las más poderosas y las únicas que perdurarán hasta nuestros días, serán las de Londres y París, fracasando las de Frankfurt, Viena, y Nápoles, pero los hermanos, y después los primos, nunca perderán su solidaridad familiar, coordinando siempre sus acciones cuidadosamente, cubriendo toda Europa con su propio servicio de correos, palomas mensajeras, y una tupida red de agentes y espías, que formarán de facto, un servicio de Inteligencia Internacional de La Casa Rothschild.
Tampoco dejarán de prestar su apoyo a clanes financieros emergentes, como los Warburg, los Oppenheimer, los Schiff, los Sassoon, o los Morgan.
Algunos señalan al eje Frankfurt-París, de Amschel Mayer Rothschild, como el motor tras Adam Weishaupt, Los Iluminados de Baviera, y los sectores más radicales de La Revolución Francesa, especialmente los enciclopedistas.
En Nápoles, Calmann “Carl” Mayer von Rothschild, hará negocios con El Vaticano, y el mismísimo Papa Gregorio XVI, le concederá La Orden de San Jorge.
Según “La Enciclopedia Judaica”, gracias a esta rama, Los Rothschild son “los guardianes del tesoro papal”
En el siglo XIX, La Familia Rothschild de Nápoles, construyó estrechas relaciones con El Banco del Vaticano, y la asociación entre la familia y El Vaticano, continuó en el siglo XX.
En 1832, cuando El Papa Gregorio XVI se entrevistó con Carl Mayer von Rothschild, los observadores se sorprendieron de que Los Rothschild no estaban obligados a besar los pies del Papa, como se requiere a todos los demás visitantes del Papa, entre ellos, los monarcas.
Los vástagos de La Casa de Rothschild, se infiltrarán hábilmente en la alta sociedad de las naciones huéspedes, conseguirán la nacionalidad correspondiente, se verán honrados con títulos de nobleza, promoverán guerras, para debilitar a las naciones europeas, y se meterán en el bolsillo a reyes, políticos, gobiernos, ejércitos, palacios, mansiones, tierras, concesiones mineras, y empresas, mediante la creación de dinero de la nada, y su préstamo a interés:
La deuda y el arte de la usura, como herramientas de poder; siguiendo fielmente las directrices de su patriarca fundador.
Conociendo las virtudes de la endogamia, al hacer más fuertes y duraderos los lazos genéticos, con el fin de estructurar las organizaciones, las alianzas estratégicas y los negocios, cada uno de Los Rothschild, se casan con primas o primas segundas.
Aunque los métodos que emplean, basados en la intriga, la extorsión, y la mentira, no destacan por su moralidad, asimismo aprovecharán las debilidades humanas:
El chauvinismo, la codicia, la ambición, el ansia de poder, la ignorancia, los vicios sexuales, el lujo, todas estas cosas, serán explotadas con maestría por Los Rothschild, para manipular, espiar, o chantajear a los grandes personajes de la historia europea, sembrando un caos en el medio del cual, la única fuerza que sabía realmente a dónde se dirigía, y qué tenía que hacer, era La Banca de Los Rothschild.
Así pues, durante más de 2 siglos, desde el comienzo de su gran influencia en la historia económica europea, La Familia Rothschild fue blanco de “falsas acusaciones”, y el objetivo de caricaturas satíricas, escritos polémicos, campañas de difamación, y teorías de conspiración, que a menudo son un método encubierto de campañas antijudías.
Incluso, la crítica de sus prácticas comerciales, con frecuencia, tienen un matiz antisemita.
Estas teorías, toman diferentes formas, tales como afirmar que La Familia pertenece a Los Illuminati, o el control mundial de la riqueza, y las instituciones financieras.
En una época, en que los gobernantes gozaban de poder absoluto sobre sus súbditos, como era aquella de las monarquías, la solución que encontraron los banqueros para no perder su dinero y su cabeza, cuando los reyes comenzaron a acudir a ellos en busca de dinero para financiar sus guerras, fue la de financiar a ambos rivales; al oponente se le financiaba discretamente.
También, exigían cierta cuota de poder real inmediato, en forma de títulos de nobleza, tierras, o negocios públicos.
Esta doble estrategia, tenía la ventaja de asegurarse siempre, el retorno del dinero, y el mantener la cabeza en su puesto.
Fue la marca distintiva de determinadas familias de banqueros, entre ellas la que nos ocupa, quienes en el siglo XIX, adoptaron una pose cosmopolita, una proyección social, y un interés exagerado, en asumir las deudas de los distintos gobiernos, por lo que se los acabó conociendo como banqueros internacionales.
La irrupción de La Casa de Rothschild en los círculos de poder de Europa Occidental, coincide con las primeras insurgencias iluministas, que culminarán con La Revolución Francesa en 1789.
También, aparecen en ese tiempo, las primeras “teorías de conspiración”
Sir Walter Scott expuso la tesis de que La Revolución Francesa, estuvo completamente dirigida en todo momento, por sociedades secretas, especialmente por Los Iluminados de Baviera, y La Masonería, con vastos medios financieros a su disposición, con la meta de derrocar a “La Cristiandad” y a las instituciones tradicionales europeas.
Sea como fuere, todas estas nuevas corrientes de pensamiento, subversiones anti-tradicionales, “teorías de conspiración” y luchas ideológicas, hubieran sido impensables, unas décadas antes de que Los Rothschild consolidasen su poder financiero, en los asuntos de las potencias europeas.
Sin embargo, habría que actuar entre bambalinas, Los Illuminati, ya habían sido oficialmente destruidos en 1784, y sus miembros destituidos, se encontraban en la clandestinidad en la época en la que Mayer Amschel los congregó en su casa de Frankfurt, en 1786, siendo el objeto principal de la reunión, analizar los nuevos e importantes planteamientos de La Revolución Francesa.
Algunos años más tarde, el diputado y miembro del Comité de Salud Pública de la Asamblea Nacional, Joseph Cambron, recordaba que, a partir de 1789, “La Gran Revolución golpeó a todo el mundo, excepto a los financieros”
A partir de este punto de inflexión, Los Rothschild no hicieron más que incrementar su poder, hasta quedar sin rivales en Europa, y comenzó para ellos un nuevo desafío:
La Conquista de América.
Sería extraordinariamente ingenuo considerar siquiera la posibilidad, de que una familia tan ambiciosa, astuta, y con mentalidad monopolística como Los Rothschild, pudiera resistir la tentación de que se involucrara fuertemente en el frente americano.
Después de su conquista de Europa, a comienzos de la década de 1800, Los Rothschild emiten sus codiciosos ojos en la gema más preciosa de todas:
Los Estados Unidos.
Pero El Presidente Abraham Lincoln, por ejemplo, se atrevió a hacer que los Estados Unidos emitieran sus propios billetes, respaldados con la buena fe del gobierno, y omitiendo los bancos centrales, evitando así el pago de intereses a los mismos.
Por este acto patriótico, fue asesinado por John Wilkes Booth, un agente de Rothschild, y asesino a sueldo, que fue luego enviado a Inglaterra donde vivió su vida cómodamente, con una pensión suministrada por los banqueros Rothschild.
En nuestros días, este control de emisión de moneda, está en las ilegales manos de La Reserva Federal, llamada “Fed”, y el principal propietario de las acciones de “clase A” de Fed es, adivínelo, La Familia Rothschild.
El otro presidente, lo suficientemente valiente como para oponerse a los barones de la banca, cuyo valor se encuentra ahora en los trillones de dólares, fue El Presidente John F. Kennedy.
Este primer presidente católico de EEUU, gozaba de una popularidad de profundas raíces, un carisma que no disfrutan la mayoría de los presidentes.
El gobierno de Kennedy, estaba tan seguro de que contaba con el apoyo de la mayoría de los votantes, que ignoraba al lobby judío, al saber, los hermanos Kennedy, John y Robert, su Fiscal General, que no era necesario contar con el respaldo completo de cada judío en los Estados Unidos.
Y El Presidente Kennedy se comprometió, a lo que era el mejor para Estados Unidos, y no le importaba cómo sentían los codiciosos banqueros de Fed.
JFK, al igual que Lincoln en 1860, se atrevió a hacer que El Tesoro de los Estados Unidos Tesoro, emitiera dólares estadounidenses, y no billetes de La Reserva Federal, y los puso en circulación, sin pagar intereses a ningún banquero, justo como se contempla en La Constitución de Estados Unidos.
Los banqueros de Fed, se encontraron frente a una situación intolerable, una que les desafiaba y, al mismo tiempo, por la cual no podían quejarse “sin dejar salir al gato de la bolsa”
Cualquier denuncia por parte de Fed, los pondría en una luz muy mala.
El público, pronto sería consciente de la gigantesca estafa con la que Fed había llegado tan lejos desde 1913.
Este fraude, permitió a Fed, evitar todos los impuestos sobre la renta, e incluso las auditorías.
Su respuesta fue evidente, en El Dealey Plaza en Dallas...
Y es que Los Rothschild, han sido financieros de Los Rockefeller, y de todo el desarrollo petrolífero, ferroviario, y bancario en Estados Unidos, a través de Los Morgan, en banca y ferrocarriles; Los Harriman en ferrocarriles y altas finanzas; y Rockefeller en petróleo y banca.
De modo que en el siglo XIX, el control de los ferrocarriles, el petróleo, y la banca, implicaba controlar gran parte del poder real en los Estados Unidos.
Se cuenta que Karl Marx, consiguió refugiarse en Inglaterra, cuando huía de la persecución de las policías prusiana y francesa, y también, gracias a Heinrich Heine, sobrino del banquero Salomón Heine de Hamburgo, encontró refugio en la casa de Los Rothschild de Londres, donde también había encontrado protección con anterioridad, un masón británico que ocuparía el asiento de Primer Ministro del Reino Unido, el judío, Benjamín Disraeli.
Pero la ideología de Karl Marx, fue una artimaña histórica, una estratagema de la élite dominante, y que escribió “El Capital” por encargo de un barón de la economía, nada menos que un Rothschild.
Así fue que generaron La Primera Guerra Mundial, para permitir a Los Illuminati derrocar el poder del Zar en Rusia, y transformar este país, en la fortaleza del comunismo ateo.
Salomón Heine de Hamburgo, que en la Universidad de Berlín tuvo relación con Hegel, autor de los conceptos de tesis, antítesis y síntesis, que después fue usada por Los Illuminati; y que fue uno de los más íntimos amigos de Humboldt, Ferdinand Lassalle, Víctor Hugo, Richard Wagner, y Balzac, entre otros.
Una vez concluida la guerra, se debía edificar el comunismo, y utilizarlo para destruir otros gobiernos, y debilitar a las religiones.
La Segunda Guerra Mundial, debía fomentarse aprovechando las diferencias entre fascistas y sionistas políticos.
La lucha, debía iniciarse para destruir el nazismo, e incrementar el sionismo político, con tal de permitir el establecimiento del Estado soberano de Israel en Palestina.
La Tercera Guerra, será entre judío y árabes, para volver a controlar el poder económico perdido.
En 2002, La Liga Antidifamación Judía, acusó de antisemita, a la esposa del entonces presidente del Banco Central Europeo, Wim Duisenberg, por unas declaraciones en las que culpó a “judíos ricos” y al lobby judío estadounidense, por la situación en Palestina.
Abraham Foxman calificó estas declaraciones como “retrógradas teorías de conspiración antisemitas, de control y dominación mundial”
Por su parte, La Dinastía fundada por John D. Rockefeller, creó un vasto imperio empresarial, especialmente en el sector petrolero, consolidando su legado empresarial, bajo el nombre de diferentes empresas.
Los Rothschild son financistas de Monsanto, y de la industria farmacéutica, así como de las campañas de vacunación de La Organización Mundial de La Salud.
Las campañas de vacunación, son promocionadas como obras de caridad, mientras la prensa mundial, y los funcionarios políticos, ocultan los efectos adversos de estos letales químicos.
Y a su vez, manejan los principales medios de comunicación masivos; pues controlan:
United Press International (UPI), Associated Press (AP), Reuters, Agence France-Presse (AFP), Agenzia Nazionale Stampa Associata, Agencia EFE, Inter Press Service, Wolff, Notimex, FIDES…
Y algunas acciones bélicas aisladas:
El control del petróleo y del agua mediante guerras; el control de los alimentos mediante los cultivos y animales transgénicos; el control de la población mundial mediante la liberación total de las drogas, La OMS, y sus vacunas letales, y también mediante los alimentos, los Chemtrails, el uso de HAARP; el control de la energía, mediante instalaciones nucleares y el petróleo…
Poco después de la caída de La Cortina de Hierro, el entonces Presidente de los EEUU, George Bush, hizo varias referencias a ese “Nuevo Orden Mundial”, y existen evidencias sobre operaciones conjuntas entre Los Rothschild, Rockefeller, Morgan, Kissinger, y DuPont, así como también, entre monarcas europeos.
La estrategia financiera de Bilderberg y Los Rothschild, es generar guerras, genocidios y catástrofes, para más tarde, lucrar con la muerte, no es nueva en lo más mínimo.
Porque Los Rothschild, no solo financiaron el comunismo en Rusia, sino que dominó la banca y las finanzas en Europa, durante los últimos 200 años.
Y hoy a esto, se le llama “globalización”
Los Rothschild controlan tantos bancos, que podría decirse, prácticamente, que el mundo entero funciona como una colonia.
Sólo hay 3 naciones en el mundo, donde los Rothschild no controlan El Banco Central de Irán, Corea del Norte, y Cuba.
Se cree que 4 días después de que el vuelo MH370 de Malasia Airlines desapareciese, una patente de semiconductores, fue aprobada por la oficina de patentes de EEUU, haciéndose Jacob Rothschild, con el 100% de la misma.
Y es que 4 de los 5 titulares de la patente, son empleados chinos de Freescale Semiconductor, de Austin, Texas.
La patente se divide en 20% incrementos entre 5 titulares.
Si el titular de la patente muere, entonces, el resto de los titulares, igualmente, comparten los dividendos del fallecido, si no se disputa en un testamento previo la muerte.
Si 4 de 5 mueren, entonces, el titular de la patente restante, consigue el 100% de los derechos propietarios de la patente.
El titular restante de la patente, es Freescale Semiconductor, que pertenece a Blackstone Inc., que a su vez pertenece a Jacob Rothschild.
Los 4 titulares chinos de la patente, estaban en el avión desaparecido...
Hoy, las oficinas de La Casa Rothschild, se expanden en más de 40 países alrededor del mundo.
Investigadores estiman, que la fortuna de Los Rothschild, abarca más de la mitad de los recursos mundiales.
Todos los gobiernos, las empresas transnacionales, las capas superiores de la comunidad financiera, y los medios de comunicación, son leales a ellos.
“Somos como el mecanismo de un reloj; cada pieza es esencial”, dicen Los Rothschild.

“We require an agreement, a treaty, signed and guaranteed by your governments giving to our people absolute freedom.
In this agreement, they would lose their chains, they would have the right to follow any trade, to own land, to live with respect, and...
Remember what our father said mama... to walk the world with dignity”



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