White Squall

“The strongest force in nature is the will to survive”

Una tormenta blanca, es una súbita y violenta ventisca que se produce en el mar, y que no está acompañada de nubes negras, siendo generalmente características de una borrasca; por lo que el nombre hace referencia a las crestas blancas de las olas que se forman por efecto del tremendo viento, que avisa a los desafortunados marineros, que se verán sorprendidos en una de ellas.
Aunque poco comunes en el mar, las tormentas blancas son bastante frecuentes en la región de Los Grandes Lagos de EEUU.
Así, una tormenta blanca ha sido culpable de muchas historias del mar, y de algunas tragedias.
Se describe como un aumento repentino en la velocidad del viento en aguas tropicales y subtropicales, y carece de las oscuras y ominosas nubes usuales; y puede ser comparada como una pequeña explosión continua.
Una tormenta de este tipo fue supuestamente la causante del hundimiento del bergantín Albatross, a 125 millas, unos 201km al oeste de Dry Tortugas, el 2 de mayo de 1961.
El Albatross, originalmente llamado Albatros, más tarde Alk, era un velero que se hizo famoso cuando se hundió con un grupo de adolescentes estadounidenses a bordo; siendo construido como una goleta en el astillero estatal en Amsterdam, Holanda, en 1920; para servir como un barco piloto en El Mar del Norte.
El barco pasó 2 décadas trabajando allí, antes de ser comprado por el gobierno alemán en 1937, que sirvió como nave de estación de radio para submarinos durante La Segunda Guerra Mundial.
En 1949, Royal Rotterdam Lloyd la compró para usarla como nave de entrenamiento para futuros oficiales de La Marina Mercante Holandesa.
El hecho de que era pequeña, la convertía en ideal para este tipo de trabajo, y la docena de aprendices podían recibir atención personal de los 6 o más miembros del equipo profesional.
Mientras estuvo bajo la propiedad holandesa, navegó por El Mar del Norte extensamente, con viajes ocasionales hasta España y Portugal.
El aviador, cineasta y novelista estadounidense, Ernest K. Gann, compró el Albatros en 1954, y la volvió a equipar como bergantín; recorriendo El Pacífico durante 3 años.
Según Charles Gieg, en su libro “El Último Viaje del Albatros”, éste sobrevivió a un tsunami en Hawaii durante este tiempo.
También fue utilizada en la película de 1958, “Twilight for The Gods” protagonizada por Rock Hudson y Arthur Kennedy; cuyo guión y la novela subyacente del mismo título, fueron escritos por el dueño del Albatros, Ernest K. Gann.
En 1959, Ocean Academy, Ltd., de Christopher B. Sheldon, de Darien, Connecticut, la adquirió para utilizarla en viajes que combinan clases preparatorias de la universidad, y entrenamiento de navegación.
Durante los próximos 3 años, Christopher B. Sheldon, PhD.; y su esposa, Alice Strahan Sheldon, M.D.; dirigieron programas para hasta 14 estudiantes en El Caribe y El Océano Pacífico oriental.
Desde el otoño de 1960, hasta la primavera de 1961, un equipo de 4 instructores, incluidos los Sheldon, un cocinero y 13 estudiantes, navegaron El Albatros desde Las Bahamas a través del Caribe hasta Las Islas Galápagos, y de regreso al Caribe; cuando un 14° estudiante había estado en el barco durante la primera parte del viaje, pero se bajó en Balboa, Panamá.
A principios de mayo, El Albatros se dirigía desde Progreso, México, a Nassau, Bahamas; y el 1 de mayo, El Capitán Sheldon decidió que harían una parada en uno de los cayos de Florida para repostar.
Poco después de las 8:30am del 2 de mayo de 1961, El Albatros fue golpeado por una ráfaga repentina, a unas 125 millas, unos 200km al oeste de Dry Tortugas.
Se inclinó de repente, y se hundió casi instantáneamente, llevándose consigo a:
Alice Sheldon, el cocinero del barco, George Ptacnik; y los estudiantes:
Chris Coristine, John Goodlett, Rick Marsellus y Robin Wetherill.
John Goodlett estuvo en cubierta en los últimos minutos, pero probablemente se enredó en algunas de las líneas, o una vela del barco mientras se liberaba un bote salvavidas, y según los informes, Christopher Coristine fue a cubierta para intentar salvar a otra persona.
Como no hubo tiempo para enviar una señal de socorro de radio antes de que se perdiera, la tripulación restante usó sus 2 botes salvavidas para abrirse paso hacia Florida.
Alrededor de las 7:30am, del 3 de mayo, los 2 barcos fueron encontrados por el carguero holandés, Gran Río, que llevó a los sobrevivientes a Tampa, Florida.
Según Sheldon, la ráfaga que golpeó al Albatross, fue una tormenta blanca, es decir, una borrasca repentinamente impredecible.
Su opinión era que El Albatros era esencialmente un barco estable y seguro, y que la tripulación de adolescentes, que ya habían pasado aproximadamente 8 meses a bordo, estaba suficientemente entrenada, pero que este extraño fenómeno meteorológico no dejó a la nave en condiciones.
Los críticos de este punto de vista, sin embargo, han argumentado que el reacondicionamiento del Albatros a lo largo de los años, por parte de sus diversos dueños, lo había dañado, y lo que afectó su estabilidad secundaria, es decir, su capacidad de permanecer estable, o incluso enderezarse luego de inclinarse hacia un lado, en lugar de zozobrar.
En sus tiempos como goleta piloto del Mar del Norte, el barco tenía un área de velas mucho más pequeña y más baja, lo que significa que la fuerza del viento no tenía tanta potencia, y un ángulo tan poderoso como el día en que se hundió.
Las narraciones del último viaje del Albatros, fueron publicadas por 2 de los sobrevivientes:
Charles Gieg, que había sido uno de los estudiantes a bordo del barco, y Richard Langford, que había sido el instructor de inglés.
La película de 1996, “White Squall”, dirigida por Ridley Scott, presenta una versión ficticia de la pérdida del barco; y sugiere que El Albatross fue hundido por una tormenta blanca, la del título, aunque no menciona las preocupaciones sobre la navegabilidad del barco.
“If we don't have order, we have nothing.
Where we go one, we go all”
White Squall es un drama de aventuras, del año 1996, dirigido por Ridley Scott.
Protagonizado por Jeff Bridges, David Lascher, Ryan Phillippe, Ethan Embry, Scott Wolf, Eric Michael Cole, Jeremy Sisto, Jason Marsden, Balthazar Getty, John Savage, Caroline Goodall, Peyton Thomas, Julio Mechoso, David Selby, entre otros.
El guión es de Todd Robinson, inspirado en lo relatado por Richard E. Langford en su libro “The Last Voyage Of The Albatross”, sobre un grupo de jóvenes que se van en un buque escuela en los años 60 para explorar el mar, sin contar con la fuerza de la naturaleza.
La película está basada en ese hecho ocurrido al bergantín Albatross, cuando se hundió el 2 de mayo de 1961, supuestamente debido a una tormenta blanca; al tiempo que muestra el rito de paso de los jóvenes masculinos, hacia la edad adulta, en un pequeño microcosmos como lo es el barco mismo, donde podremos ver todas las características psicológicas que definen a los varones.
Así aprendemos como espectadores, temas como la amistad, la camaradería, la unión, la fidelidad de grupo, la pérdida y las responsabilidades, entre otros puntos a reflexionar, como la conducta humana, la adversidad, la lealtad y la supervivencia.
Pero la amistad y la supervivencia serían los 2 conceptos que se reflejan en White Squall, una de las películas a reivindicar del director Ridley Scott, prolífico artífice de clásicos contemporáneos como “Alien” (1979) o “Blade Runner” (1982) se interesó a mediados de los años 90 por la historia real de un buque escuela que naufragó a consecuencia del fenómeno meteorológico que da título a la película.
Y es que el tema de los viajes marítimos ya lo había plasmado en parte Scott en la película rodada justamente anterior a ésta, “1492” (1992), sobre El Descubrimiento de América; y precisamente en White Squall hay planos de la travesía del buque escuela que recuerdan a los de Las Carabelas de Colón en el mencionado filme.
Por lo que el mismo día en que se canceló la producción de su película “Hot Zone”, Ridley Scott recibió una copia del guión de esta película; y 90 minutos después, anunció que lo dirigiría.
Y hay que decir en descargo del guionista y del director, que el primer montaje del film duraba alrededor de 3 horas, y que de cara a comercializarlo mejor, fue reducido a algo más de 2 horas, lo cual podría explicar la poca consistencia de algunos personajes y situaciones de la película.
¿Acaso es posible, que un futuro “Director’s Cut” nos aclare las insuficiencias del film?
Parte de la película, fue filmada utilizando un tanque en Malta, con una maqueta de tamaño completo de la nave, mientras el barco bergantín escuela privado, Eye Of The Wind, que se usó para representar al Albatross en escenas rodadas principalmente en El Caribe; que fue construido originalmente en 1911 como una goleta de vela superior, y reacondicionado en 1975 como bergantín.
Ahora, está amañada como “Brig”, y fue la que se usó en “The Blue Lagoon” (1980), “Savage Island” (1985) y “Tai-Pan” (1986)
La producción de White Squall, está dedicada en memoria de:
Alice Sheldon, George Ptacnik, Rick Marsellus, Robin Wetherall, John Goodlett, y Chris Coristine... como:
“Buenos compañeros de viaje, todos”
White Squall tuvo un presupuesto de $38 millones, y tuvo una recaudación de $10,3 millones, que la hizo un fracaso.
La acción inicia en otoño de 1960, cuando 13 jóvenes se enrolaron en el buque-escuela estadounidense, Albatross, sin saber que vivirían una odisea que cambiaría sus vidas para siempre.
A las órdenes del duro y curtido Capitán Christopher “Skipper” Sheldon (Jeff Bridges), explorarán los misterios del Caribe y del Pacífico Sur; ayudados en las labores de escuela por su mujer, Alice (Caroline Goodall)
Skipper es duro y les enseña disciplina; y en el viaje forma una estrecha conexión con el estadounidense Chuck Gieg (Scott Wolf), el problemático niño rico Frank Beaumont (Jeremy Sisto), el tímido Gil Martin (Ryan Phillippe), y el chico malo Dean Preston (Eric Michael Cole)
En los primeros días, se descubre que uno de los miembros del equipo estudiantil, Gil Martin, sufre de acrofobia, y ni siquiera intenta rescatar a Chuck, que casi se ahoga cuando se enreda en una jarcia después de resbalar de uno de los mástiles.
Después de que Chuck fue salvado por Skipper, se le ordena a Gil escalar las cuerdas, lo que finalmente no puede hacer, y se le asigna un deber alternativo mientras está a bordo...
Finalmente, el bergantín arrima a la orilla, y los muchachos se van a la isla para relajarse.
El padre rico de Frank, Francis Beaumont (David Selby), y la madre de Frank, Peggy (Jill Larson), le hacen una visita sorpresa mientras el equipo está en el puerto.
Frank está molesto, porque la visita parece estar mal sincronizada por sus padres autoritarios, y se separa de resto y sus festividades, cuando sus padres le piden que salga a “asar la cena” con ellos.
El padre y el hijo terminan en una pelea a puñetazos, y se vuelven aún más distanciados por la visita y la pelea.
Después de una noche de festejos, la tripulación parte hacia el mar nuevamente al día siguiente.
Sin embargo, cuando ya se acercaba el final del viaje, El Albatross tuvo que enfrentarse a un devastador fenómeno de la naturaleza:
La Tormenta Blanca; por lo que los muchachos tratarán de usar lo que Skipper les enseñó para sobrevivir a la horrible experiencia.
La dirección de Ridley Scott es estupenda, desde el montaje, hasta lo narrativo, la puesta en escena, y la dirección artística, todas las escenas en el mar no tienen igual, así como el realismo en los efectos especiales.
Del reparto, todos los actores caen en el estereotipo:
Capitán exigente con buen corazón, chico rebelde, chico tímido, chico asustadizo, chico héroe... algunos momentos en la dirección y en el guión son bastante efectistas, y en general, el conjunto adolece de previsible en su mayoría; pero eso no quita que las interpretaciones sean buenas; cada uno de ellos tendrá su momento de lucimiento, y de recuerdo que quedará en la memoria del espectador, aun cuando la historia es narrada y seguida por un solo personaje, es el carácter de grupo el que sobresale, incluyendo a los actores adultos, donde destaca Jeff Bridges principalmente.
White Squall ha sido toda una sorpresa, que bien merece ser revalorizada como una Obra Maestra del cine de aprendizaje y aventuras; pues nos queda que el costo de la aventura se paga caro; al tiempo que es una película tierna y dura a la vez, que hace que al espectador se le ponga un nudo en el estómago en ciertos momentos.
“Today the adventure begins...
Today I leave the path that he had chosen for me and instead take my own”
La verdad es que el director Ridley Scott no tuvo mucha suerte durante los años 90, pues no paró de cosechar fracaso tras fracaso, tanto a nivel de taquilla como de crítica; e intentando atender lo menos posible a la debacle, Ridley Scott se puso en marcha en seguida para dar con un nuevo guión que entroncara con sus particulares intereses como cineasta, al tiempo que, mientras éste llegaba, dio un paso más en asentar su faceta como productor al adquirir los estudios Shepperton a las afueras de Londres.
En ese momento, llamada su atención un libreto que giraba en torno al virus ébola, y Scott arrancaría la pre-producción de un filme que nunca llegaría a concretarse...
Con Robert Redford y Jodie Foster como protagonistas principales, la acción directa del primero, que ordenó una reescritura de la historia para tener más relevancia en la trama que su compañera; y la rápida pérdida de interés por parte del cineasta, fueron los 2 factores determinantes para que este proyecto, que hubiera sido producido bajo el amparo de Fox, nunca llegara a buen puerto, dejando vía libre a Warner, y a Wolfgang Petersen; y “Outbreak” (1995) sería la única y entretenida producción que tuviera el dudoso honor de versar sobre el citado virus.
Así las cosas, la atención del cineasta británico terminó recalando en un guión firmado por Scott Robinson que, igualmente basado en un libro, como ya pasara con el proyecto acerca del ébola, adaptaba la historia, esta vez completamente real, del Albatross, un barco escuela que, a principios de los años 60, y con 13 adolescentes a bordo, sufrió un fatal naufragio por intercesión de una tormenta blanca, un fenómeno atmosférico marítimo de gran virulencia que no viene acompañado del usual aparato de nubes asociado a las borrascas, y que se cobró la vida de 5 tripulantes del navío.
Así es como White Squall se enmarca dentro de esa época en la que el director sufría de cierta sequía creativa, y a pesar de ser una de sus películas menos logradas, y más prescindibles dentro de su filmografía, merece la pena echarle al menos un vistazo.
Sin pensárselo mucho, Scott se embarcaba en la producción del filme que supondría el número 9 de su trayectoria, una cinta para la que el cineasta contaría con un reparto de adolescentes desconocidos, encabezados por actores reconocidos.
Porque si la intención es visionar esta “obra menor”', Scott logra atesorar en su film, virtudes como su habitual poder visual, que se pone de manifiesto en las escenas de acción marinas, incluyendo unos notables efectos especiales; y en algunos momentos impactantes que consiguen quedarse grabados dentro de la retina del espectador.
La colorida fotografía, es también partícipe del viaje hacia la madurez de estos chicos, con escenas filmadas de una manera bella y altamente clásica.
Scott, supo así planificar adecuadamente la película, ya que, aparte del naufragio, refleja con gran sabiduría la vida en el mar, y sobre todo, la creación de vínculos amistosos entre los jóvenes alumnos que se embarcan en un viaje que marcará sus vidas.
La mayor parte de la historia, está narrada desde el punto de vista de Chuck Gieg, uno de los adolescentes que integran la tripulación, y autor del diario cuya lectura, mediante voz “en off”, nos informa de las vicisitudes de la travesía y los rasgos de los personajes.
Explicando sus aventuras en alta mar, el acelerado proceso de madurez y aprendizaje de la vida a las órdenes de un capitán justo, pero amante de la disciplina; se narra el malogrado viaje del barco escuela de marina privada, dirigida por El Capitán Dr. Christopher B. Sheldon, a quien los chicos llamaban “Skipper” como el famoso delfín.
Durante el viaje, El Albatross y su tripulación sortean una serie de dificultades durante la navegación, donde El Capitán Skipper pierde a ratos el control de alguno de sus alumnos-marineros, lo que a la larga desemboca en una tragedia.
El Albatross es sorprendido por una tormenta súbita de características únicas por su densidad eléctrica, lo que pone en riesgos a los jóvenes marineros en la maniobra de arrío de velas, a lo que Skipper ordena no arriar las velas para salvar a los chicos; y además, virar el barco pero el timonel no obedece la orden, esto causa el vuelco de campana del navío, donde perecen algunos jóvenes encerrados en los camarotes, y la esposa de Skipper, quien oficiaba de enfermera a bordo.
Notar que en el film, perecen 4 personas del barco, mientras que en realidad fueron 6 las personas que murieron en el incidente.
El resto de personajes en la película, son:
Chris Sheldon, Dr. Alice Sheldon, Mr. McCrae (John Savage), Girard Pascal (Julio Oscar Mechoso), Chuck, Gil Martin, Robert March (David Lascher), Shay Jennings (Jason Marsden), Dean Preston (Eric Michael Cole), Frank Beaumont (Jeremy Sisto), Tod Johnstone (Balthazar Getty), y Tracy Lapchick (Ethan Embry)
Así las cosas, White Squall nos muestra a un grupo de muchachos que, provenientes de familias adineradas, se embarcan en el bergantín Albatros para una travesía que se acabará convirtiendo en una auténtica aventura.
En el viaje aprenderán sobre la vida, la muerte, el sexo; en definitiva, sensaciones que antes desconocían; y al final siempre admitimos que la más importante de las tormentas, es la que se encierra en el interior de nosotros mismos:
El enfrentamiento con nuestro propio yo.
Lo que hace años dio en llamarse “forja de almas”
Por lo que rescatados los supervivientes por un carguero, los periodistas hacen responsable a Sheldon; a lo que se celebra un juicio en el que está en juego su licencia.
Él la entrega voluntariamente, pero Chuck, el personaje que recuerda la historia, dice que la culpa no es de nadie, que los riesgos que conlleva El Mar fueron libremente aceptados.
De pronto, todos los supervivientes comienzan a reunirse, arrastrados por la campana que usa Shay, otro de los muchachos; y la actitud general abruma al tribunal, que renuncia a privar al Capitán de su licencia.
La historia en sí, conecta con varias de las constantes de Scott a lo largo de su filmografía:
La vida es un camino que hay que recorrer a pesar de su dureza, para al final encontrarnos con nosotros mismos, para perfeccionarnos.
A veces a costa de grandes sacrificios, y en donde el riesgo constituye un aliciente más, siempre posible...
Aunque el filme no es del todo original en su premisa de aprendizaje básico en El Mar, el guión está estructurado de tal manera que el espectador coge cariño a la mayoría de los personajes, ya que se muestra la evolución de muchos de ellos a través de una serie de escenas que resultan simpáticas, como la llegada de unas holandesas al barco, y la manera que tienen algunos de los chicos de acercarse a ellas, o de impresionarlas.
Otras escenas sirven para ver cómo evoluciona la relación entre varios de los jóvenes hasta forjar una amistad, como cuando el personaje de Scott Wolf y el de Ryan Phillippe, ayudan a un compañero a aprobar los exámenes; o cuando defienden al personaje de Jeremy Sisto, después de que haya matado a un delfín, y El Capitán decide que debe marcharse, ya que ellos son testigos de la dura situación familiar que éste tiene, y lo perjudicial que sería la expulsión.
Todo este muestrario de situaciones, hace que el naufragio del barco, que ocurre a media hora del fin del metraje, sea un auténtico mazazo.
Las muertes de personajes como el de Ryan Phillippe o el de Caroline Goodall, son impactantes porque Scott rueda esta parte de la película de una forma realista y angustiosa y, sobre todo, porque a los personajes mencionados se les muestra vivos mientras el barco se hunde, por lo que siempre hay una pequeña esperanza de que se salven, pero no es así, por lo que la frustración de los personajes y el público es mayor.
El tramo final, tras el naufragio, se transforma en una película “de juicios” que tan bien refleja Hollywood.
El Capitán del barco es denunciado, y se le quiere juzgar por el accidente del barco, pero esta parte de la historia sirve para demostrar, sobre todo gracias al personaje de Scott Wolf, cómo los alumnos defienden a su Capitán, y la escena se remata con un abrazo entre todos, que reincide de nuevo en la unión entre los personajes.
Por otra parte, la lucha constante de los personajes más jóvenes por alcanzar la madurez, se refleja de manera perfecta con cada problema que encuentran, con cada primer instante de sus vidas en algo que constituirá un punto de inflexión en su adolescencia, con la forja de la amistad que les acabará uniendo hasta el punto de ser como una gran familia.
De los actores, Jeff Bridges, un actor de carácter, hace el papel del Capitán Sheldon, y expresa a la vez dureza, sobre todo en la mirada; y ternura hacia los chicos a los que tiene a su cargo.
Entre el elenco adulto, también destacan John Savage, encarnando a un profesor de Literatura; y Caroline Goodall, como médico y esposa del Capitán.
En un papel menor, los nostálgicos de la televisión podrán ver a David Selby, como un abusivo padre controlador.
De los adolescentes, encontramos algunos rostros que después pasarían a ser relativamente conocidos:
Ryan Phillippe es el caso más llamativo, que sobresale a partir de esta película.
Su composición del traumatizado Gil Martin, es sencillamente conmovedora y ambigua, porque hasta pareciera ser un personaje bisexual; y encontramos también en el reparto a los televisivos:
Scott Wolf, Jeremy Sisto, David Lascher y Željko Ivanek como El Capitán Sanders.
Como dato, Scott Wolf tenía 29 años cuando interpretó a su personaje de 15 años.
El actor Balthazar Getty, era el hijo de John Paul Getty III.
Y más curioso es que el director Ridley Scott, contaría más tarde la historia del padre de Balthazar, que fue secuestrado en Italia en 1973, en “All The Money In The World” (2017)
Del resto del reparto, es lamentable que no tengan más presencia porque los muchachos se toman como grupo, y esto inicia la sección de facturas:
Como error notable, según los cronogramas mostrados en la pantalla, la historia comienza en 1960, y termina en 1961.
Sin embargo, en una de las escenas del barco, en el fondo se puede escuchar el discurso de JFK, sobre La Crisis de Los Misiles Cubanos que ocurrió en octubre de 1962.
Por la noche, en el bote salvavidas, los sobrevivientes ven el vuelo Freedom 7 de Alan Shepard moviéndose a través del campo de estrellas... pero el despegue de Shepard fue a las 9:34am, hora del este; y duró 15 minutos.
Además, la goleta se hundió 3 días antes, el 2 de mayo de 1961, y los sobrevivientes fueron rescatados el 3 de mayo.
No obstante hay muchos y muy representativitos momentos que salvan el filme, como:
Gil subiendo al mástil para despedirse de su amigo por medio de la campana; El Capitán despidiéndose de su esposa durante la tormenta; o el final, el momento en el que el joven desequilibrado oye por última vez la campana del barco en el que había depositado anteriormente sus sueños.
En todo el metraje hay momentos altamente dramáticos que enternecen y cautivan a partes iguales.
Como la imagen que se repite, de cuando estaban en la isla, todos estos momentos están hechos para emocionar.
Además, la fotografía de las escenas marítimas es un verdadero lujo, ni hablar del hundimiento del Albatross, es que se inundaba y hundía la pantalla, además del gran uso del sonido.
Pero la película puede parecer que flaquea en algunos momentos, porque las diversas peripecias de los jóvenes parecen que podían haberse desarrollado más, como capítulos de una serie de televisión, pero lo cierto es que esta es una historia llena de escenas y detalles muy significativos, como el hecho de que se presente al profesor de Literatura recitando un fragmento de “La Tempestad” de William Shakespeare, un título premonitorio de lo que vivirá la tripulación más adelante.
Otra escena destacada, es aquella en la que los chicos van a una isla desierta, y la recorren hasta encontrar un cofre con un cuaderno donde dejan constancia de que han estado allí.
Esta escena tiene unas de las imágenes más bellas de la película, con ese territorio virgen e inexplorado, donde los jóvenes se sienten libres.
Precisamente esta escena se recupera al final, para recordar los nombres de los fallecidos, y lo que hicieron los supervivientes, todo ello mientras suena la canción “Valparaíso” de Sting, el complemento perfecto para que en más de una garganta se haga un nudo tan fuerte como la amistad de esos muchachos, la cual sólo el naufragio del barco pudo romper.
Pero todo se estropea al final, con el discurso final y la tripulación abrazada durante El Juicio, que resultó vomitivo.
Y es que regresando a las facturas, hay varios problemas que podríamos apuntar para justificar el hecho de que Scott volviera a saldarse con un pésimo funcionamiento en taquilla:
Su extenso carácter episódico, lo mucho que la trama pierde el tiempo en mostrarnos los trabajos que los adolescentes tienen que realizar a bordo del Albatross; y la limitada, por no decir inexistente carga dramática del relato.
Éste último factor, resulta del todo imperdonable en una producción de estas características, no consiguiendo Scott, ni el guionista, claro está, que sintamos cercanos a alguno de los protagonistas de la historia.
Y si bien, llegado el momento del naufragio, que en la vida real duró unos 90 segundos y aquí, por motivos evidentes, se prolonga varios minutos, nada habría que reprochar a la labor de dirección del cineasta británico en la que es la mejor secuencia del innecesariamente prolongado metraje, sí que hemos de lamentar la nula reverberación trágica que ésta comporta.
A ello ayuda, qué duda cabe, el que tras ella, la cinta haga de la elipsis narrativa una burda herramienta, y guionista y director, aunque aquí me inclinaría más a pensar que es responsabilidad de Scott, den un abrupto salto temporal para meternos de lleno en la secuencia del juicio al Capitán.
Una secuencia que, casando resonancias a “A Few Good Men” (1992) con evidentes concomitancias para con “Dead Poets Society” (1989), rubrica de forma categórica las muchas irregularidades del metraje.
Con sus muchas estampas paisajísticas, lo arquetípico del desarrollo de sus personajes, las evidentes limitaciones del reparto adolescente, con Wolf que parece un émulo constante de Tom Cruise; y lo poco que consiguen salvar los adultos, White Squall se convierte por méritos propios, en un eslabón más en la larga cadena de filmes irregulares que conforman el grueso de la filmografía de Ridley Scott.
Por último, alrededor de la banda sonora, hay una leyenda urbana bastante curiosa, que tiene mucho que ver con el rechazo del “score”; y 3 son los nombres que se barajaron:
James Horner, John Barry y Vangelis.
Dejando a un lado las especulaciones, lo que está claro, es que Ridley Scott tenía un problema, así que ni corto ni perezoso llamó a su amigo Hans Zimmer para que intentara echarle un cable.
Zimmer, por aquel tiempo, estaba bastante liado trabajando, así que le propuso a Scott un nombre:
Jeff Rona.
Hasta ese momento, Rona se había limitado a arreglar y componer de vez en cuando, música adicional en los estudios Media Ventures.
Pero era tal la fe que Zimmer tenía en sus posibilidades, que Ridley no dudó ni un instante en darle una oportunidad.
El resto ya es historia...
Sus demos convencieron a Scott, y en 3 semanas compuso uno de los “scores” más hermosos y fascinantes de la década de los 90.
“Nothing happens on this ship that I don't know about.
She speaks to me in the night.
So don't test me, not even a little”
Casi 40 años después de la pérdida del Albatros, Daniel S. Parrott, volvió a analizar algunos de los documentos sobre el barco y las naves comparables en su libro, “Tall Ships Down”; y sugirió que debido a la estabilidad deteriorada del barco, incluso un chubasco “normal” podría haberlo hundido; y según él, solo el manejo experto de la nave, y la prudencia habitual de los capitanes del buque para reducir el área de la vela antes, habían impedido que El Albatros reacondicionado volcara en condiciones de fuertes vientos previos.
En 1932, el buque de entrenamiento de vela alemán, Niobe, sufrió un destino similar, matando a 69.
A lo que Parrott establece paralelismos con las pérdidas repentinas del Marques (1984) y el original Pride Of Baltimore (1986), que se vieron afectados de manera similar por grandes áreas de vela; en el caso del Marqués, esto también fue el resultado de reacondicionamientos a lo largo de los años de su existencia.
La pérdida del Albatros, provocó que La Guardia Costera de los Estados Unidos emprendiera una revisión exhaustiva de la estabilidad instantánea, es decir, la capacidad de los barcos para mantenerse erguidos, y los requisitos de diseño para los barcos-escuelas de vela.
Las nuevas reglas, fueron codificadas en La Ley de Buques Escolares de Vela de 1982.
Después de la pérdida del Albatros, en la primavera de 1961, Christopher “Skipper” Sheldon, se convirtió en el primer director de Peace Corps en América Latina, y comenzó brevemente otra escuela de vela.
Nunca se volvió a casar; y murió el 5 de octubre de 2002, de cáncer de páncreas, en Stamford, Connecticut, a los 76 años.
De los sobrevivientes, solo se sabe que Chuck Gieg y Tod Johnstone, pelearon en La Guerra de Vietnam, 3 años después de que El Albatros se hundiera.
Ambos regresaron sanos y salvo.
Del resto de sobrevivientes se poco o nada.

“In the end it just comes down to one thing...
You can't run from the wind, you face the music, you trim your sails and keep going”



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