Cat People

“Kiss me and I'll claw you to death!”

Los dominios de la mente son antros oscuros.
En biología, el atavismo o regresión, se define como semejanza con los abuelos o antepasados lejanos; o aparición de caracteres propios de antepasados; y suele atribuirse a la expresión de un gen que habría quedado inactivo en algún momento de la historia filogenética de la especie.
En términos “mendelianos”, el atavismo se ha explicado como resultado de la herencia de 2 genes recesivos; es decir, un atavismo, es una modificación de una estructura biológica por la cual, un rasgo ancestral reaparece después de haber sido perdido a través del cambio evolutivo en generaciones anteriores; y pueden ocurrir de varias maneras; uno de los cuales es cuando los genes de características fenotípicas, previamente existentes, se preservan en el ADN, y estos se expresan a través de una mutación que anula los genes primordiales para los nuevos rasgos o anula los viejos rasgos, el nuevo.
Varios rasgos, pueden variar como resultado del acortamiento del desarrollo fetal de un rasgo, “neotenia”, o por la prolongación del mismo.
En tal caso, un cambio en el tiempo en que se permite que un rasgo se desarrolle antes de que sea fijado, puede generar un fenotipo ancestral.
Los atavismos, a menudo se ven como evidencia de la evolución; como otros ejemplos incluyen:
Miembros posteriores en ballenas, reaparición de extremidades en vertebrados sin extremidades; dedos adicionales del caballo moderno; dientes en pollos; espolones en perros; colas humanas, no pseudo-colas, y pezones supernumerarios en humanos, y otros primates; o bien, ceguera al color en los humanos.
En las ciencias sociales, los atavismos describen una tendencia cultural de reversión; por ejemplo, las personas en la era moderna, vuelven a las formas de pensar y actuar de un tiempo anterior.
La palabra, de hecho se deriva del latín “atavus” o sea, un tatara-tatara-tatara-abuelo o, más en general, un antepasado; mientras la regresión atávica es un concepto relacionado con la hipnosis presentada por la erudita y psiquiatra australiana, Ainslie Meares en su obra de 1960, “A System of Medical Hypnosis”, para denotar la tendencia a revertir al tipo ancestral:
“La hipótesis atávica requiere una regresión de la función mental normal de un adulto, a un nivel intelectual y lógico, a un nivel arcaico de función mental en el que el proceso de sugestión, determina la aceptación de ideas.
Esta regresión, se considera el mecanismo básico en el producción de hipnosis”
Meares sostuvo la opinión, de que cuando estaba en la hipnosis, las funciones más altas, más evolucionadas del cerebro del sujeto se desactivaban, y el sujeto volvía a un estado mental mucho más arcaico, y mucho menos avanzado en términos evolutivos; algo que alteró significativamente el procesamiento cognitivo de los sujetos, de modo que aceptaron rápidamente la lógica interna consistente y literal, sin ninguno de los filtros y verificaciones normales contra los hechos objetivos del mundo real.
Además, el concepto de atavismo como parte de una explicación individualista de las causas de la desviación criminal, fue popularizado por el criminólogo italiano, Cesare Lombroso en la década de 1870; donde trató de identificar las características físicas comunes a los delincuentes, y etiquetó a los que encontró como rasgos atávicos de “rechazo”, que determinaron el comportamiento criminal “primitivo”
Su evidencia estadística, y la idea estrechamente relacionada de la eugenesia, han sido abandonadas desde hace tiempo por la comunidad científica, pero el concepto de que los rasgos físicos pueden afectar la probabilidad de comportamiento criminal o no ético en una persona, todavía tiene cierto respaldo científico.
¿Qué esconde la oscuridad de la noche?
¿Qué hay entre esas sombras?
¿Qué nos espera en las tinieblas?
No hay nada más poderoso que nuestra imaginación, ningún monstruo puede asustarnos más que lo que no podemos ver.
“She knew strange, fierce pleasures that no other woman could ever feel!”
Cat People es una película de terror y fantasía, del año 1942, dirigido por Jacques Tourneur.
Protagonizado por Simone Simon, Kent Smith, Tom Conway, Jane Randolph, Jack Holt, Alan Napier, Elizabeth Dunne, Mary Halsey, entre otros.
El guión es de DeWitt Bodeen, basado en el cuento de Val Lewton “The Bagheeta”, publicado en 1930.
Lewton, y el guionista DeWitt Bodeen, se embarcaron en un estudio muy meticuloso acerca de los gatos en la literatura:
“Olalla” (1885), de R.L. Stevenson, cuenta una historia de ambientación española, la de un felino humano; donde. Olalla cree que está contaminada por un mal que transmitirá si llega a casarse; por lo que la joven se siente incapaz de dominar el pánico a las reacciones de su cuerpo cuando se enamora.
En “Los Ojos de La Pantera” (1897), del escritor Ambrose Bierce, cuenta que la protagonista Irene, rechaza la proposición de un matrimonio de un abogado por miedo a la locura y a las leyendas locales; “El Gato de Brasil”, de Arthur Conan Doyle, plasma la relación de una extraña y exótica mujer, con un hermoso felino traído del Brasil; y en “Ancient Sorceries and Other Tales” (1927), Algernon Blackwood contaba la historia de una raza de brujos felinos en Francia.
Finalmente, el propio Val Lewton, escritor “pulp”, en 1931 había publicado, en la revista Weird Tales, la historia “The Bagheeta”, que se trataba de la leyenda de una pantera capaz de transformarse en mujer para seducir a los hombres en una aldea de Ucrania, país del que procedía Lewton.
Sólo el héroe, Kolya, resiste sus encantos, y es capaz de internarse en el bosque para matar a la pantera con su espada.
Sin embargo, con independencia de todos esos posibles referentes, el productor y el guionista de la película, optaron por crear un texto “ad hoc” para la película, el cual se modeló a medida de la actriz francesa Simone Simon, que tenía un contrato firmado con RKO.
Eso quiere decir que, para justificar su acento exótico, su personaje necesariamente debía ser una extranjera en Estados Unidos; de ahí que Cat People responde a la clásica premisa de “chico conoce chica”, solo que lejos de tratarse de una comedia romántica, explora el vínculo entre 2 personas, enmarcada en un subgénero del terror novedoso para la época, y conocido hoy como “minimalista”
Ubiquémonos en el tiempo:
Durante los años 30, el cine de Hollywood pobló sus pantallas de momias, vampiros, monstruos, hombres lobo y demás criaturas.
La audiencia pedía terror sobrenatural, y la hoy histórica productora RKO, contrató a Val Lewton para que produjera películas de terror de bajo presupuesto; y como novelista ruso, productor de cine y guionista, a diferencia de las demás películas de otros estudios en las que los elementos terroríficos, Lewton quiso que los ingredientes estén constituidos por sugestiones; y para ello tuvo el acierto de encargar la faena a un realizador idóneo como Jacques Tourneur, que dio en la tecla con una atmósfera amenazante, efectos sonoros apropiados, y una fotografía lúgubre, claves para que el terror no sea explícito en la pantalla, sino en la mente del espectador. 
El planteamiento era claro y sencillo:
Hacer una película de terror, con un argumento simple, y optimizando en recursos, sin por ello renunciar a la calidad, la elegancia o a la facultad de sorprender al público.
La genialidad del filme, se encuentra entonces en hacer del terror algo cercano y humano, en palabras del propio Jacques Tourneur:
“El terror para ser sensible, ha de ser familiar”
Y en la película se mezclan las pasiones más salvajes de la naturaleza humana, expresadas a través de la violencia y la fuerza animal, con las debilidades propias del ser humano, el amor y los celos.
Según los informes, los ejecutivos en RKO estaban dudosos sobre la película terminada; pues era demasiado sutil, y posiblemente no lo suficientemente abierta como para competir con la marca de horror de Universal.
Por lo que contó con un presupuesto de $134,000; y logró recaudar $8,000.000.
Este éxito le permitió a Lewton realizar sus próximas películas con relativamente poca interferencia en el estudio, lo que le permitió cumplir su visión a pesar de los títulos de películas sensacionalistas que se le dieron, centrándose en la sugestión siniestra y en temas de ambivalencia existencial.
Filmado en 18 días, del 28 de julio al 21 de agosto de 1942, en los estudios Gower Gulch de RKO en Hollywood, la acción dramática de Cat People se desarrolla en New York City, en el otoño de 1942.
La joven de origen serbio, Irena Dubrovna (Simone Simon), mientras se halla dibujando una pantera negra en el zoológico neoyorquino de Central Park, conoce casualmente al ingeniero Oliver Reed (Kent Smith)
Ambos se enamoran; pero Irena guarda un terrible secreto, del cual ella misma no tiene más que sospechas.
A lo largo de su relación y su posterior matrimonio, Oliver va descubriendo el enigma que envuelve a Irena:
Ella está convencida de que si ambos consuman su relación, ya sea sólo con un beso, ella, que arrastra una maldición ancestral, se convertirá en una mujer pantera que acabará con él.
Oliver, convencido de que todo es producto de la imaginación de Irena, la convence para que acuda a la consulta del doctor Louis Judd (Tom Conway)
No obstante, todo esto hace que el matrimonio se tambalee, y Oliver estreche su amistad con Alice Moore (Jane Randolph), una compañera de trabajo, enamorada de él.
Ésta relación, provocará los celos de Irena; y Alice, en un par de ocasiones, se sentirá acechada por una presencia misteriosa...
El doctor Judd, que besa a Irena en espera de la reacción que ello provocará en su paciente, muere atacado por la pantera en la que ella se convierte, no sin antes herirla mortalmente.
Irena, recobrada su humanidad, aún puede trasladarse al zoológico, junto a las jaulas de los felinos, donde todo empezó.
Allí la encuentran Oliver y Alice, yaciendo muerta en el suelo, convertida nuevamente en una pantera negra.
¿Es real la existencia de estas mujeres sobrenaturales?
¿Se trata del conflicto de una neurótica frígida y celosa, atormentada por el pasado y perdida en la jungla urbana?
¿Irena le teme a la voracidad de su deseo por los hombres?
La siempre peligrosa sexualidad, le imprime a Irena el carácter de una “femme fatale”; y a diferencia de las películas de la década del 30, el monstruo es interno.
El temor a la propia animalidad, queda registrado en el uso del claroscuro, que apunta a generar atmósferas amenazantes típicas del “film noir”, por lo que la película huele a crimen; y no es casual que suma drama, horror, romance y “thriller”, pues el relato se mueve dentro de unos parámetros calculadamente ambiguos, en torno a los cuales se combinan datos extraños, confusos e incompletos.
No se llega a saber, si los problemas que afectan a Irena son consecuencia de una posible aversión al sexo, asociada a un síndrome de represión sexual, o si se relacionan con antiguas leyendas serbias, sobre descendientes de una secta satánica exterminada casi del todo en tiempos del Rey John… pues se dice que las mujeres descendientes de este grupo, se convertirían en panteras agresivas y mortíferas ante la presencia de celos, pasión amorosa, caricias, besos, etc.
Irena teme ser víctima de una maldición ancestral, y por ello rehúye el contacto sexual con Oliver, al que ama y no quiere perjudicar.
A la ambigüedad argumental indicada, se añade una acertada inconcreción visual y sonora, que alimenta la inquietud, el temor, el horror y el miedo del espectador.
Mediante juegos de luces, sombras, sonidos y silencios, se sugiere la presencia física del mal y de su poderosa influencia.
El espectador no ve el mal, en elipsis visual, sólo lo puede imaginar; y es que uno de los principales méritos de la obra, radica en el uso de la sugerencia como medio para estimular la imaginación del espectador, que crea en su interior imágenes, y recrea situaciones más hirientes que las reales.
El planteamiento del film, tensa los niveles dramáticos al asociar los hechos con el disgusto del chico, el dolor de la chica, y la frustración repentina y drástica de sus ilusiones y expectativas; por lo que se crea una atmósfera sombría, tensa y opresiva, que se ve adicionalmente potenciada por la extrañeza de las causas que desencadenan la acción, su relación con la sexualidad y su ubicación en el marco de una ciudad moderna y cosmopolita, ajena a atavismos y a fenómenos legendarios, propios de tiempos superados.
Destaca el uso que se hace de la voz humana, dicha sin estridencias, en tonos bajos, y con una intensidad inferior a la habitual en cine.
La dicción a media voz, parece alimentar y trasmitir sentimientos de vulnerabilidad y fragilidad; al tiempo que se propone una reflexión sobre la represión sexual y sus consecuencias en los humanos, sobre la importancia de la racionalidad como método de conocimiento, y sobre sus limitaciones en temas pendientes de desarrollo, como la psiquiatría; y se caracteriza el mal como algo oscuro, primitivo, satánico, sanguinario, salvaje e irracional.
Y es que Irena está rodeada por barrotes:
La gente se agolpa fuera de su jaula para ver a las hermosas criaturas.
A su lado, el pelaje de una pantera reluce.
No hay peligro alguno de desatar la violencia, su aprisionamiento les hace cómplices; porque Irena Dubrovna es la estrella de un angustioso zoológico humano, una nocturna New York de los años 40, convertida en capital del atavismo.
Desde Serbia, Irena trae consigo mitos y pecados exóticos; relatos tradicionales que ahogan a sus creyentes, al intentar huir de sus temidos pecados.
Para ella, esta obsesión se materializará en una dolorosa represión sexual.
Un simple beso o abrazo, le convertirá en pantera, sólo podrá vivir un amor intocable.
Cada vez más consciente de la solidez de su jaula, Irena emprenderá la búsqueda de una llave:
Liberación desde un cruce de caminos entre la mente y el alma.
Cuando cree advertir los ojos fieros de una pantera, su escudo se genera al santiguarse.
La religión, es problema y solución.
Desde tiempos ancestrales, el poder de los dioses ha sido aplastante; y su alma se alimenta de fe, y no soportará pasar hambre.
Una abstinencia que intentará inducir el doctor Judd, psiquiatra al que asistirá la joven; donde en sus sesiones, se distinguirá entre el alma y la mente.
Una cuestión de creer o no creer.
Dilema central de la película, en el que Jacques Tourneur se decidió por la primera vía.
Así, Cat People es ambigüedad y evocación; cine de terror en el que no hace falta ver para sentir miedo.
Las sombras son más terroríficas que una pantera, pues se puede soltar nuestra imaginación sin una llave.
La fantasía y la luz, encontrarán la manera de entrar por la cerradura más pequeña.
Hechizo ejemplificado en una de las escenas más importantes en el cine en la historia del cine de terror; pues en una época en que las películas de serie B eran sinónimo de mediocridad, Cat People logro probar que lo realmente necesario para hacer una buena película, no eran presupuestos exorbitantes o altos valores de producción, sino creatividad, talento y dedicación.
Quizás es el emboque europeizante, lo que se siente en lo hipnótico, lo sugerido, lo fetichista y lo evocador de estos films, de los que se ha dicho que tienen un componente psicosexual, o quizás es la recurrencia a leyendas menos convencionales que los clásicos de Universal, pero la gravedad estética teatral y la armónica entonación de luz y sombra, sorprenden en un ambiente que se ceñía, por aquel entonces, a las fórmulas con las que James Whale había demostrado la efectividad del género.
En el fondo, Cat People es una dosis de horror más adecuada para los adictos en la etapa curable, es una historia potente, directamente sacada de la clínica psicopática; y que además, volvió a poner de moda al cine de miedo tras años de prohibiciones.
Mientras en Europa, la guerra mataba millones, en este continente, el horror desaparecía por un rato, cuando las luces volvían a encenderse.
“Animals are ever so psychic.
There are some people who just can't come in here...
The cats particularly, they seem to know.
You can fool everybody, but laudy dearie me, you can't fool a cat.
They seem to know who's not right, if you know what I mean”
El Crack del 29, que supuso una terrible miseria para los estratos inferiores de la sociedad de EEUU, vació de público las salas de cine.
Por ello, hubo que inventar nuevas fórmulas para arrastrar de nuevo a las masas hacia el consumo cinematográfico.
Lo que se les ocurrió, fue rodar películas de muy bajo presupuesto, para así poder presentar a los espectadores una oferta irresistible:
Con 2 películas al precio de 1; donde el plato principal consistía en una producción más cara y vistosa, completando la sesión doble, una de esas películas baratas de la serie de B.
Los requisitos que debían cumplir estos filmes, eran no superar un metraje de 75 minutos, y que su presupuesto, no rebasara los $150.000
Sus actores, distaban de ser grandes estrellas, y se rodaban a un ritmo frenético, ahorrando costes mediante el reaprovechamiento de los escenarios de otras producciones más solventes.
Fue en 1935, durante la filmación de una producción de David O. Selznick, adaptación de la novela de Charles Dickens, “A Tale Of Two Cities”, dirigida por Jack Conway y Robert Z. Leonard; en que 2 jóvenes asistentes llamados:
Val Lewton y Jacques Tourneur, se conocieron tras trabajar juntos en varias secuencias del filme.
En aquellos años, Lewton trabajaba asistiendo a Selznick; mientras que Tourneur, hijo del cineasta Maurice Tourneur, laboraba como director asistente, mientras intentaba construir una carrera de cineasta haciendo cortometrajes para MGM.
Sin embargo, el destino tenía algo reservado para ambos, pues cuando en 1942 Lewton se volvió jefe de la recientemente creada unidad de horror en los estudios RKO, la primera persona a la que contrató, fue a Jacques Tourneur.
La consigna de RKO era la de realizar películas económicas de serie B, pero Lewton y Tourneur revolucionarían el género del horror con el estilo sutil y atmosférico de sus películas, basado más en la sugestión, que en el shock directo.
La primera de las 3 cintas que Tourneur haría para Lewton, fue también su debut en el cine:
Cat People; y su colaboración posterior en “Out Of The Past” (1947), volvería a ser considerada como seminal para su género, en este caso, el cine negro.
Pero Cat People ahora es reconocido como un hito en el género de terror; siendo la primera producción para el productor Val Lewton, que era periodista, novelista y poeta, editor de historias para David O. Selznick.
Y cuando RKO contrató a Lewton para hacer películas de terror con un presupuesto de menos de $150.000 para títulos proporcionados por el estudio; se utilizaron los sobrantes de las producciones de RKO previas, y mejor presupuestadas, especialmente la escalera de “The Magnificent Ambersons”
Su éxito, salvó al estudio del desastre financiero.
Así pues, dadas las limitantes condiciones de presupuesto, Lewton y Bodeen sabiamente decidieron enfocarse en el suspenso y el misterio, agregando un toque de horror psicológico, y poniendo un mayor énfasis en el melodrama y en el desarrollo de los personajes.
En la persona de Irena, crearon uno de los más complejos e interesantes personajes en la historia del cine de horror, y que inauguraría la exploración de temas psicosexuales en las películas; por lo que Cat People resulta ser aparentemente una historia de horror y suspenso, es en el fondo una sutil metáfora sobre la represión sexual y, principalmente, un estudio sobre el miedo a perder el control sobre las pasiones carnales; y como en las clásicas leyendas de licantropía, la pantera se vuelve un símbolo del lado salvaje de la naturaleza humana.
Si el guión es digno de alabanza, la dirección del cineasta francés, Jacques Tourneur, es sencillamente sorprendente.
Sin embargo, la historia de la mujer pantera, muy lejos del personaje incluido en la adaptación fílmica de “La Isla del Doctor Moreau” de H.G. Wells; no procede de ningún mito ni de ninguna concreta obra literaria, sino que teje sus hilos en torno a elementos procedentes de algunos textos y tradiciones históricas, y hasta curiosas anécdotas experimentadas por sus creadores.
Lo que en un principio parecía una antigua leyenda eslava, se acaba convirtiendo en una amenazadora realidad.
Los hombres pantera, tienen un poder a la vez que una maldición, ya que se convierte felino en el momento en que tienen una relación íntima con cualquier humano que no sea de su especie.
Esto hace que a lo largo de los siglos, familiares de esta extraña especie se hayan unido una y otra vez, para cubrir sus necesidades, y a la vez perpetuar a la familia.
Cuando la tentación es demasiado grande, y acaban teniendo relaciones con humanos normales, la transformación es casi inmediata, convirtiéndose en una feroz pantera, que siente la necesidad de matar y alimentarse de aquel que tiene cerca, y al que hasta hace pocos minutos había hecho disfrutar carnalmente.
Por cosas como estas, los “Cat People” son muy reservados y solitarios, suelen vivir aislados, lejos del contacto con la gente, y sólo en las ocasiones en que tienen la posibilidad de juntarse con los suyos, dan rienda suelta a sus vicios y a su vida loca.
En realidad, no tienen ningún objetivo malvado concreto, simplemente vivir tranquilos, cubrir sus necesidades carnales y alimenticias, perpetuar la especie y sobre todo, sobrevivir en el mundo en que les ha tocado vivir.
La película se inicia como una historia de amor al uso, pero Tourneur, poco a poco, se encarga de introducir elementos perturbadores, la lucha entre la racionalidad de Oliver y sus amigos contra la superstición y miedos ancestrales que dominan a Irena, es el eje de todo el film, alrededor de esta dicotomía, lo sobrenatural vuela libre durante todo el metraje, siendo no obstante, una libertad sugerida o susurrada que siempre deja el pozo de la incertidumbre en el espectador, nunca se tiene plena seguridad en la existencia real de lo sobrenatural, siempre se dejan detalles que permiten pensar que el terror sólo anida en la mente de la mujer, que es una mera ilusión disfrazada de esquizofrenia.
La pulsión sexual entre los 2 protagonistas, tiene mucha importancia en el desarrollo y desenlace de la historia, la imposibilidad de Irena de entregarse a su marido y consumar su unión, desemboca en situaciones tensas entre la pareja, los celos hacen acto de presencia, las emociones se desbocan; por tanto, la parte de animal salvaje, real o imaginada de la joven está a flor de piel, una situación de peligro constante que el realizador maneja con suave mano de hierro.
Las múltiples lecturas que se pueden realizar del film, son variadas y a gusto del espectador, desde un análisis superficial de una historia con elementos sobrenaturales, hasta disertaciones pseudo freudianas sobre el lesbianismo y la independencia de la mujer en contra del patriarcado masculino; sea cual sea la reacción que provoque su visionado, sólo prevalece una cosa, la increíble profundidad del filme, que como una superposición de cicatrices emocionales deja un pozo indeleble en el inconsciente del aficionado, una sensación de caos controlado que adquiere visos de auténtica obra maestra del género.
Enfatizando la atmósfera y el tono, Tourneur juega con la sensualidad y la sutileza como pocas veces se había realizado en el horror, en cierta forma, la cinta se siente más erótica que el remake de 1982; empleando el poder de la sugestión para generar miedo, en vez de un horror más gráfico.
Por lo que Tourneur maneja con gran maestría el misterio que rodea la obsesión de Irena, manteniendo constantemente el suspenso y la incertidumbre respecto a si la maldición es real o sólo una imaginación de Irena.
Los créditos iniciales terminan con una cita atribuida al Dr. Louis Judd, que es el nombre del personaje psiquiatra de la película.
Mientras dibuja una pantera en el zoológico, la artista de moda serbia, Irena Dubrovna, se encuentra con el estadounidense Oliver Reed.
Ella lo invita a su departamento a tomar el té; y unos meses más tarde, están casados.
Irena es una mujer extraña y solitaria, sin amigos.
Ella tiene una fascinación por las panteras, pero a los animales no parece gustarle mucho.
Cuando Oliver le trae un gatito siamés como regalo, el gato sisea a Irena, por lo que regresan a la tienda de mascotas y lo cambian por un pájaro.
Mientras se encuentra en la tienda de mascotas, la presencia de Irena pone a todos los animales inquietos-
Varias semanas más tarde, el pájaro muere de miedo, cuando Irena lo alcanza en su jaula… y es que Irena está obsesionada con un cuento de su país, que cuenta cómo la gente de su aldea era bruja, adoradora del diablo y, bajo fuertes emociones como celos o ira, podía convertirse en pantera.
Ella se refiere a ellos como “la gente gato”
Oliver lo toma como un cuento popular, pero Irena lo toma de verdad, tan real que se niega a acostarse con su marido, porque cree que podría matarlo; y Oliver sugiere que Irena vea a un psiquiatra, por lo que va a ver al Dr. Louis Judd, quien fue recomendado a Oliver por su compañera de trabajo, Alice Moore.
Cuando Irena regresa a casa, después de la primera sesión, encuentra a Oliver y Alice sentados en el sofá, hablando; e Irena se enoja cuando Oliver revela que le ha contado a Alice sobre su problema.
Aproximadamente una semana más tarde, Oliver se encuentra con el Dr. Judd, y descubre que Irena ha dejado de verlo…
Preocupado por la creencia de Irena en estos cuentos populares, Oliver vuelve a confiar en Alice; y Alice le dice que está secretamente enamorada de Oliver, y Oliver admite que ya no está tan seguro de que realmente ama a Irena.
Cuando Oliver llega a casa del trabajo esa noche, él e Irena se pelean por no haber cumplido sus citas con el Dr. Judd, así que Oliver regresa a la oficina, deteniéndose primero en la tienda de bocadillos a la vuelta de la esquina.
Irena llama a la oficina, pero cuando Alice responde el teléfono, cuelga.
Cuando Alice se entera por la tintorería, que Oliver está en la tienda de aperitivos, decide unirse a él.
Irena camina hacia la oficina, pasando por la tienda de bocadillos por el camino, y ve a Oliver y Alice allí juntos.
Cuando salen de la tienda, Irena sigue a Alice, asustándola de mala manera.
Una tarde, Oliver, Irena y Alice, van al museo:
Oliver y Alice están interesados en ver las maquetas de barcos, y sugieren que Irena vea otras salas en el siguiente piso, en lugar de aburrirse con los barcos… y planean reunirse en aproximadamente una hora, pero Irena no se presenta.
Después de dejar el museo, Alice va al gimnasio para nadar en la piscina; e Irena la sigue.
El lugar está vacío, salvo la recepcionista y la señora de la limpieza.
Cuando Alice se mete en su traje de baño, escucha lo que suena como un gruñido…
Asustada, Alice se sumerge en el extremo profundo de la piscina.
El gruñido se vuelve más fuerte; y siente que algo está con ella.
Alice comienza a gritar; y de repente, la luz se enciende, y revela a Irena de pie allí.
Irena pregunta, si Alice sabe dónde está Oliver, y luego se va.
Cuando Alice sale del agua, descubre que su bata ha sido hecha pedazos.
Alice va a ver al Dr. Judd; y le dice que fue seguida 2 veces por algo inhumano, que cree que puede ser la forma felina de Irena.
Judd cree, que todo está en su imaginación.
Irena, también consulta al Dr. Judd; y le cuenta acerca de los incidentes con Alice, pero él le dice que ella está al borde de la locura, y que podría hacer que “eso” se vaya; y le aconseja que olvide todas las cosas del pueblo, de los gatos, y que lleve una vida normal.
Cuando Oliver llega a casa esa noche, Irena prepara la mesa para una cena romántica.
Ella le dice que ya no tiene miedo, pero Oliver dice que es demasiado tarde:
“Amo a Alice”, admite.
Irena le dice que se vaya… y la tarde siguiente, Oliver y Alice almuerzan con el Dr. Judd para discutir cómo proceder con Irena.
El Dr. Judd recomienda una anulación, para que puedan casarse, pero Oliver y Alice optan por que Irena sea internada en un hospital psiquiátrico donde pueda obtener la ayuda que necesita; y organizan una reunión con Irena a las 6pm en su departamento.
Ahora son las 7:30pm, e Irena no se ha presentado, así que los 3 se van, Oliver y Alice con la intención de regresar a la oficina.
El Dr. Judd sale con ellos, pero luego le pide la llave del apartamento para que pueda recuperar su bastón, que convenientemente “olvidó”
Lo que realmente hace, es dejar la puerta abierta...
Oliver y Alice, están trabajando cuando suena el teléfono.
Alice responde, pero la persona que llama cuelga.
Alice tiene miedo, y deciden irse.
Apagan las luces y van a la puerta, pero está bloqueada.
Luego oyen un gruñido, y ven a una pantera en la habitación con ellos.
Oliver agarra una cruz, e intenta hablar con Irena, suplicándole que los deje en paz.
Oliver y Alice logran salir del edificio, pero no antes de oler el perfume de Irena.
El Dr. Judd, ha vuelto al departamento de Irena; cuando ella entra, él trata de besarla; a lo que Irena se convierte en una pantera y lo mata, pero no antes de que él la apuñale con su bastón.
Irena va al zoológico, y abre la jaula de la pantera con una llave que le robó al cuidador del zoológico hace varios días.
La pantera se lanza hacia ella, la derriba, y la mata.
Oliver y Alice, encuentran a Irena muerta en el suelo, fuera de la jaula de la pantera.
“Nunca nos mintió”, le dice Oliver a Alice.
La película se cierra con los versos del poeta John Donne, pertenecientes a su obra “Holy Sonnets”:
“Pero el pecado negro traicionó a la noche eterna; a mi mundo, a ambas partes, y ambas partes deben morir”
“Los Sonetos Santos”, también conocidos como “Meditaciones Divinas” o “Sonetos Divinos”, son una serie de 19 poemas del poeta inglés John Donne, que se publicaron por primera vez en 1633, 2 años después de la muerte de Donne.
El trabajo de Donne, tanto en la poesía amorosa como en la poesía religiosa, lo coloca como una figura central entre los poetas metafísicos; y se cree que muchos de los poemas se escribieron en 1609 y 1610, durante un período de gran angustia y conflicto personal para Donne, que sufrió una combinación de dificultades físicas, emocionales y financieras durante este tiempo.
Este fue también un momento de confusión religiosa personal, ya que Donne estaba en el proceso de conversión del catolicismo romano al anglicanismo, y tomaría las órdenes sagradas en 1615, a pesar de la profunda renuencia y las dudas significativas acerca de convertirse en sacerdote.
Por tanto, Donne aborda los temas religiosos de la mortalidad, el juicio divino, el amor divino y la humilde penitencia, al tiempo que refleja ansiedades profundamente personales.
Magníficamente actuado, con Simone Simon evocando lástima y escalofríos, Cat People testimonia el poder de la sugestión y la prioridad de la imaginación sobre el presupuesto en la creación de un gran cine.
Mucho se ha dicho sobre el uso de sombras de Lewton y Tourneur, en lugar de un monstruo real en la película; y esto está muy en contraste con las películas de terror de la competencia producidas por Universal en ese momento.
J.P. Tollette en su libro “Dreams of Darkness: Fantasy and the Films” de Val Lewton habla sobre el significado del uso extensivo de las sombras en la película:
“Al comprometer nuestra participación imaginativa, la ausencia marcada por esas manchas oscuras habla de una relación fundamental y perturbadora entre el hombre y su mundo:
Señala un agujero negro o un significado vacío en el ámbito físico que, a pesar del deseo natural del hombre de llénalo con conciencia e importancia, persistentemente y turbiamente permanece abierto”
Sin embargo, el supervisor, Lou L. Ostrow, estaba tan insatisfecho con el estilo de la película, que quería reemplazar al director Jacques Tourneur después de 4 días de filmación; fue cuando el productor Val Lewton consiguió que el jefe del estudio Charles Koerner, reinstalara Tourneur, y cuando Ostrow insistió en que apareciera la pantera en la secuencia de la sala de dibujo, Lewton hizo que Tourneur utilizara poca luz para poner a la pantera en las sombras.
Por el presupuesto tan bajo, obligó a muchas de las escenas que requieren efectos especiales, a hacerse en las sombras, lo que muchos creen que aumentó el suspenso de la película, y que la llevó a la categoría de obra maestra.
Y cuando los ejecutivos del estudio insistieron en que se incluyeran más imágenes de la pantera en la película, Lewton pudo mantener el presupuesto y el suspense de la película, limitando la cantidad de escenas que la pantera podía verse visiblemente, y le dijo al director de fotografía, que “mantuviera a la pantera en las sombras”; por tanto, la pantera solo era visible en la oficina y en la jaula del zoológico.
Además, a Lewton y a su producción, se les atribuye haber inventado o popularizado la técnica de la película de terror llamada “Lewton Bus”, término deriva de la escena en la que Irena está siguiendo a Alice.
La audiencia espera que Irena se convierta en una pantera en cualquier momento y ataque.
En el punto más tenso, cuando la cámara se enfoca en la cara confundida y aterrorizada de Alice, el silencio se hace añicos, por lo que parece ser una pantera siseante, pero es solo un autobús que se detiene.
Esta técnica ha sido utilizada muchas veces desde entonces.
Cualquier escena en la que la tensión se disipe por un simple momento de sobresalto, es un “autobús de Lewton”
Así, el miedo es un miedo que se sugiere e imagina, el miedo lo construye el espectador, a través del magistral tratamiento de las atmósferas y de los escenarios, es precisamente el gran valor de la película, su capacidad de mantener el suspense y la sorpresa del género, entregándose a la simplicidad en forma y estilo, gracias al uso de las sombras y de la acción “en off”
El terror, se organiza únicamente en torno a 3 escenas brillantemente concebidas y realizadas:
La persecución nocturna de Irena sobre Alice por el parque; el ataque de Irena convertida en pantera, a Alice en la piscina, y la lucha con el psiquiatra en casa de Irena, al final de la película.
En la primera de estas escenas, únicamente el ritmo de los tacones de Alice al andar, sus giros de cabeza al mirar atrás y el silencio, construyen un ambiente de intranquilidad y sugestión, que no requieren de más para crear el miedo y la tensión en el público.
Pero si una escena hay que destacar por su belleza y encanto, es la del ataque en la piscina.
Aquí confluyen la oscuridad, en magistral contraste con la claridad de la luz que refleja el agua, un ambiente íntimo y cerrado, y la utilización de las sombras, ingredientes que sintetizan en esencia el cine de Lewton y Tourneur, un cine caracterizado por ofrecer mucho y de calidad con muy poco.
Como dato, Irena hace referencia a que la gente de su pueblo tiene misa, sin embargo, este es solo un término católico occidental.
Como serbio, probablemente sería ortodoxa oriental y, por tanto, usaría el término “Liturgia Divina”; así, cuando Irena está alarmada por la mujer en el restaurante, ella hace la señal de la cruz de izquierda a derecha, como lo haría un católico occidental.
Sin embargo, como serbio, lo más probable es que lo haya hecho de derecha a izquierda, como lo hacen los ortodoxos y los católicos orientales.
Y si ella era ortodoxa, uniría 3 dedos, pulgar, índice y dedo medio, para hacer la señal de la cruz, no usaría toda la mano.
Un dato de interés, es que no hubo ningún “Rey John de Serbia” que derrotara a los mamelucos como dice Irena.
Ninguna de las listas de Reyes o Príncipes de Serbia incluye un Rey John.
El personaje histórico más cercano, fue El Santo Mártir St. Jovan Vladimir, asesinado por El Zar Vladimir en 1015 A.D.; así, con el paso del tiempo, Jovan Nenad se convirtió en una figura mítica para los serbios.
Muchos historiadores serbios lo consideran el fundador de la Vojvodina contemporánea, aunque en realidad su insurrección fue demasiado efímera, y su reinado demasiado tumultuoso para tener un impacto duradero.
Subotica, la segunda ciudad más grande de la provincia, que una vez fue su capital, le erigió un monumento con la inscripción.
“Tu pensamiento ha prevalecido”
También cuenta al doctor la leyenda de que, cuando El Rey John liberó a Serbia de los mamelucos, descubrió horrorizado que el pueblo había abandonado el culto cristiano, y algunos se habían convertido en brujos adoradores de Satán.
Para liberar a su reino de semejante plaga, el monarca trató de exterminarlos, pero los más taimados y peligrosos se refugiaron en las montañas, consiguiendo perpetuar su estirpe maléfica.
Se trata de un episodio completamente inventado, pero que se proyecta sobre una realidad histórica real de contacto cultural prolongado:
En el siglo XIII, el reino de Serbia fue invadido por los mogoles, y después, a lo largo de 400 años, lo gobernaron los turcos, con la consiguiente preeminencia de la religión musulmana.
Ello justificaría ese mundo mágico, atávico y tan alejado de la racionalidad occidental al que se adscribe a Irena.
Más cuando “la mujer gato”, interpretada, sin acreditar, por Elizabeth Russell habla a Irena en serbio, y la llama “Моиа сестра” es decir “mi hermana”, el diálogo de Russell es doblado por Simone Simon.
En ese apartado, los actores cumplen perfectamente, pero no puedo dejar de mencionar la interpretación de Simone Simon, esta actriz de origen francés, no es una asidua del cine fantástico, pero su recreación de Irena es absolutamente magistral, sus rasgos ya de por sí felinos, son acentuados gracias a una fotografía que busca explotar esa peculiaridad, por lo que sus movimientos y sus reacciones sugieren la conducta de los felinos, siendo aprovechados por el realizador para crear tensión hasta en la secuencias más relajadas y normales.
En definitiva, Cat People no sería lo mismo si no estuviera Simone en su piel, lo cual es decir mucho sobre el trabajo que realizó.
Según los informes, Val Lewton buscó a Simone Simon para esta película después de ver su actuación en “The Devil and Daniel Webster” (1941)
Y su personaje, Irena Dubrovna, es probablemente uno de los mejores personajes jamás escritos en el género; y como Irena, Simone realmente captura la mezcla de misterio e inocencia que hacen a su personaje no sólo atractivo y simpático, sino también altamente erótico, sin perder la clase, haciendo de Irena, efectivamente una “Femme Fatale” y una damisela en desgracia a la vez.
Su descenso a la locura a medida de que su obsesión crece, permite a Simone el mostrar su enorme talento como actriz en el gran retrato de paranoia que ella hace en Cat People.
Ciertamente, pocos en el elenco logran alcanzar el gran nivel de la actuación de Simone:
Kent Smith es particularmente débil en su papel; sin embargo, Jane Randolph hace un buen papel como Alice, y Tom Conway realiza un trabajo sobresaliente como el Dr. Judd, psiquiatra al que asiste Irena, y que pronto se va interesando en la misteriosa “mujer pantera”
Es decir, Irena alberga en su interior, una doble naturaleza en la que cada parte lucha por emerger, y que ella no puede controlar, una reinterpretación de “La Bella y La Bestia” o de “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”, pero en este caso, tratado como un problema más humano, a través de la timidez, inseguridad e inocencia que muestra su protagonista.
La lucha interna en Irena, es también la lucha entre la repulsión a lo que teme, la pantera, y lo que simboliza, es decir, su maldición, y la atracción estimulante encontrada en la tentación de jugar con el peligro que supone liberar esa naturaleza oculta, representada en el felino negro, lo que se aprecia cuando Irena se encuentra las llaves de la jaula de la pantera del zoológico, y decide dejarla libre; el miedo y desprecio que siente hacia las panteras, y la maldición que la transfigura, se convierte al mismo tiempo en resignación, al poder de atracción irresistible que le transmite liberar sus pasiones.
Como dato, varios actores registrados, no aparecieron acreditados, y estos fueron:
George Ford como el policía silbador; Leda Nicova como una paciente; y Bud Geary como un policía.
El conjunto del zoológico de Central Park, se había utilizado anteriormente en numerosas producciones de RKO, incluidos varios musicales de Fred Astaire y Ginger Rogers; mientras el leopardo negro, llamado Dynamite, apareció en otra película de los mismos productores/directores:
“The Leopard Man” (1943)
Una curiosidad, es que Cat People es la primera película que Molina narra para Valentin, en el oscarizado filme “Kiss Of The Spider Woman” (1985)
Uno de los aspectos que más se admira de este filme, probablemente el mejor trabajo de su director junto con “Out Of The Past” (1947), es la sutil ambigüedad de la que hace gala.
Y es que siempre se ha pensado que Tourneur juega con el espectador, al que despista en no pocas ocasiones con el objetivo de hacerlo dudar a lo largo de todo el metraje.
Porque:
¿Qué es lo que en realidad le sucede a la protagonista?
S una mujer frígida y celosa…
¿En verdad se transforma en pantera, o todo es fruto de una simple autosugestión provocada por su obsesiva creencia en las oscuras supersticiones de su país natal?
Ambas lecturas son válidas, lo que permite a la película moverse en esa estrecha frontera que separa al relato fantástico del drama psicológico; pero también hay cierta codificación lésbica en la película:
Asociando al gato con la mujer y el sexo femenino, al comienzo de la película la vemos, como en un ritual de magia simpática, dibujando frenéticamente panteras atravesadas por una enorme espada, que a su vez es un evidente símbolo fálico.
También en su casa Irena guarda, a modo de santo protector, la figura del buen Rey John, masacrando a los perversos hombres felinos; pero al mismo tiempo, de manera contradictoria, Irena se rodea de toda suerte de elementos que la atan a su lado oculto, como el biombo con el dibujo de una pantera, o un detalle alusivo muy curioso, como el cuadro de Goya que cuelga en su lujoso apartamento; donde 3 gatos contemplan, con aviesas intenciones, la urraca que lleva atada un niño.
El personaje principal, Irena Dubrovna, lucha contra una parte de su verdadera identidad que teme la convertirá en una marginada.
Ella  es una inmigrante serbia, que cree que desciende de una tribu maldita en la que cualquier mujer que tenga sus pasiones excitadas, se transformará en una pantera asesina.
La vida de Irena es complicada cuando se casa impulsivamente con Oliver, un arquitecto de New York.
Incapaz de intimar con él por miedo a la maldición, Irena es enviada a un psiquiatra en busca de una cura.
La audiencia se queda adivinando, si la paranoia de Irena es el resultado de la represión sexual o si sus miedos pueden estar bien fundados.
Para que Irena sea percibida como un monstruo, debe posicionarse fuera de los límites aceptables de la sociedad.
Irena está marginada, debido a su condición de inmigrante.
No solo habla con acento y disfruta de comidas extranjeras, sino que también abraza las historias de su tierra natal, que a los otros personajes les parecen tontas en el mejor de los casos, y psicóticas en el peor de los casos.
Esto contrasta fuertemente con las escenas de Oliver y Alice, quienes son vistos desestimando los mitos serbios de Irena, mientras disfrutan de una cena de un estilo decididamente estadounidense.
Y sin embargo, es la batalla interna de Irena, la que más la diferencia de la sociedad normal a la que aspira.
La escena en la oficina del psiquiatra, ilumina este conflicto cuando Irena dice:
“No tengo paz porque está en mí”
La película también arroja a Irena como un “otro” en la forma en que destaca su incapacidad para tener sexo heterosexual.
Cuando comienza la película, Irena está sola y busca un amigo…
Encuentra uno en Oliver que rápidamente requiere más de Irena.
Es su requerimiento de una relación física, en lugar de la platónica que Irena disfrutaría, lo que la lleva a convertirse en el monstruo.
Cuando las demandas de Oliver la impulsan a buscar tratamiento del Dr. Judd, es para restablecer para Irena lo que significa ser una esposa, de hecho, lo que significa ser femenina.
La muerte de Irena, se produce al darse cuenta de que Oliver ya no está enamorado de ella.
Como ahora ha perdido su papel socialmente aceptable de esposa, Irena de repente, está desprovista de su límite femenino.
Su aceptación de las proposiciones del Dr. Judd, que ella sabe que dará como resultado su muerte, se convierte en un momento en el que la muerte se considera preferible a ser una mujer soltera con deseos antinaturales.
Así, el asedio al que es sometida la compañera de trabajo de Oliver por parte de la mujer pantera mientras se baña de noche en una piscina, es más una obviedad; y hay varias instancias en Cat People que pueden leerse como codificadas deliberadamente mediante el uso de “otredad”:
En una escena reveladora, Irena explica la mitología detrás de la maldición a Oliver, que establece los matices lésbicos.
La historia de Irena, de que su aldea fue invadida por “gente malvada” que hizo “cosas terribles”, se hace eco de la historia de Sodoma y Gomorra.
Dadas las referencias específicas a la religión a lo largo de la película, esta asociación no es accidental, y ayuda a contextualizar para el público la naturaleza perversa de la sexualidad con la que Irena lucha.
Con esa referencia en mente, la escena que luego ocurre en un restaurante serbio adquiere una nueva dinámica:
Irena y su nuevo marido, están celebrando su boda cuando una mujer que la ha estado mirando durante toda la cena se acerca a Irena.
No solo la mujer misteriosa se refiere a Irena como “mi hermana”; indicando que son de la misma tribu, pero hay un temor palpable en la cara de Irena que sugiere la preocupación de que su nuevo esposo percibirá una conexión entre ella y la mujer misteriosa…
Este miedo a la asociación y el descubrimiento, sin duda resonaría con una audiencia gay y lesbiana en este período de tiempo.
Añadiendo a la dinámica de esta escena, están las palabras usadas por los observadores de la cena para describir a las 2 mujeres.
La mujer que se acerca a Irena, es juzgada fuera de lo normal por su físico por los 2 hombres en la mesa cuando uno dice:
“Mira a esa mujer.
¿No es ella algo…?”
A lo que su amigo responde:
“…como un gato”
Este intercambio va precedido de un intercambio en el que Irena es etiquetada como posiblemente “extraña”
En la superficie, estos intercambios parecen inocuos, pero una audiencia rara en la década de 1940, una mujer etiquetada como “extraña” funcionaría de forma muy similar a como se llama a un hombre gay, “maricón”
Que Irena regrese a casa después, es un claro indicador que Irena reconoce y detesta la otredad que ella ve en sí misma.
Según Noel Carroll, “no es suficiente que un monstruo sea simplemente una amenaza.
Un monstruo también debe ser impuro.
La codificación evidente sugiere que los deseos innatos de cada mujer son algo a lo que hay que temer, y algo para ser rechazadas.
Todas las sociedades humanas, tienen una concepción de lo monstruoso-femenino, de lo que se trata de la mujer que es impactante, aterradora, horrible, y abyecta”
Y explica, por qué las mujeres funcionan tan bien en el contexto del horror:
Son, tanto por sus roles/madre y clase/percepción de sexo débil, tan claramente situados dentro de ciertos límites, que cualquier búsqueda fuera de esos límites, las convierte en una amenaza inmediata.
La suposición de que Irena posee sentimientos lésbicos, es especialmente amenazante porque, para el público, implica una castración de la identidad masculina.
Ella no es una mujer que desea a los hombres, lo que sugiere que ella no es una mujer que necesita un hombre.
Ella es un “otro”
Sin embargo, para que los límites de la sociedad se mantengan intactos, y para que las mujeres acepten estos límites, ni los deseos ni las necesidades de estos “otros” pueden persistir.
Los descendientes de esa raza de felinos, se convierten en letales panteras ante la furia o el deseo sexual; y aquí aparece muy claramente, por qué la película ha despertado tanto interés en la crítica feminista:
Por la capacidad de oponerse ferozmente al deseo masculino.
Irena es una mujer que intenta vivir de forma libre, no tiene miedo a vagar sola por las noches en la gran ciudad, y hasta se atreve a rechazar el débito conyugal, imponiendo sus condiciones para el matrimonio; y señala una paradoja:
En la época en la que la película se estrenó, a los espectadores les parecía más monstruoso en la protagonista, el rechazo a consumar su matrimonio que su doble naturaleza humana y felina.
Un buen ejemplo, en suma, de la modernidad de la historia, algo que puede pasar un tanto desapercibido desde nuestra libertad de costumbres actual.
Otro rasgo más de su carácter vanguardista, es el tratamiento psiquiátrico de las enfermedades femeninas, en un momento histórico en el que las teorías de Freud hacían furor en EEUU.
Esa efervescencia, es excusa para escenas inolvidables como la de la fantasía onírica con la pantera, la de Irena hipnotizada, rodeada por las sombras del inconsciente y un intenso foco de luz sobre parte de su rostro atormentado...
No deberíamos olvidar que, en todo ello, la película se adelantó a “Spellbound” (1945) de Alfred Hitchcock.
El giro del psiquiatra, por otro lado, es descomunal, poniendo a la psiquiatría dentro de sus penosos límites a la hora de intentar definir lo inabarcable de la naturaleza femenina.
Lo que sí podemos afirmar, es que Cat People fue pionera en presentar el problema de la frigidez femenina, un tema insólito para el cine de aquella época.
Y pese a ese interés para la causa feminista, también existe una lectura totalmente contraria:
A Irena nunca la vemos en su lugar de trabajo.
Sólo podemos contemplarla una vez dibujando en su propio piso.
No tiene horarios laborales, mientras que su rival, Alice, la chica buena de la historia, está constantemente en la oficina, disponible y atenta a las órdenes de su jefe, haciendo siempre horas extras.
El elemento natural de Irena, es el zoológico; mientras que su esposo y su ayudante, pasan la mayor parte del tiempo en el despacho, el lugar del conocimiento científico, de la racionalidad, de la precisión matemática, del “logos” frente al “mythos”
Hasta la iniciativa sexual de Irena, invitando a Oliver a su piso nada más conocerlo, es un ejemplo de agencia por su parte, pero también de dudosas costumbres, como insinúa el ingeniero, sorprendido por la subversión del ritual del cortejo por parte de la bella desconocida.
La conclusión que fácilmente se desprende al final de la historia, es el error de casarse con una extranjera desconocida, por seductora e inocente que parezca, y que es preferible buscar a una buena esposa estadounidense, dócil y dispuesta a respaldar a su marido en todas sus decisiones.
En el nivel paradigmático, pues, lo que encontramos es una reafirmación del patriarcado que desmiente o, al menos, pone irónicamente en cuestión la afirmación simultánea de los postulados feministas.
Hay también en la película, una constante evocación del pecado de Adán y Eva, de una creación impía, que se resume en los versos finales del poeta metafísico inglés John Donne:
“Pero el negro pecado traicionó a la oscuridad infinita, a mi mundo, a ambas partes, y ambas partes deben morir”
Todo un detalle de muy alta cultura, pues este autor extraordinario, moralmente tan escindido como Irena, permaneció olvidado durante 300 años; y en 1921, fue rescatado de su silencio centenario por el premio Nobel, T.S. Eliot.
La leyenda dice así mismo, que las mujeres de estos herejes, se convertían en diabólicas panteras, referencias bíblicas también al Apocalipsis de San Juan, al sentir celos o estar enamoradas, siendo incluso capaces de matar a aquellas personas que osaran besarles...
Después de este éxito, Lewton aceptó la tarea de producir una secuela llamada “The Curse Of The Cat People”, que también fue escrita por DeWitt Bodeen y estrenada en 1944; donde retuvo a los personajes de Kent Smith y Jane Randolph, y mostró a Simone Simon como un fantasma, o como la amiga imaginario de la joven hija de la pareja; así como también hubo una película relacionada, también de Lewton y Bodeen, “The Seventh Victim”, fue producida en 1943, y presenta a Tom Conway como el psiquiatra de la ciudad de New York, Dr. Louis Judd; y relata a un poeta que una vez conoció a una mujer misteriosa, que en realidad era una “lunática delirante”, que se cree que es una referencia a Irena Dubrovna; aunque el personaje de Judd murió en Cat People, haciendo incoherente la relación entre las 2 narraciones ficticias.
En memorandos y borradores iniciales del guión, al personaje de Conway se lo conocía como “el señor Siegfried”; por lo que los estudiosos de cine creen que el nombre del personaje fue cambiado para crear continuidad entre las 2 películas, con el fin de capitalizar el éxito de Cat People.
Y por último, una nueva versión de la primera película, dirigida por Paul Schrader y protagonizada por Nastassja Kinski, Malcolm McDowell, John Heard y Annette O'Toole, fue estrenada en 1982.
En el tiempo que ha transcurrido entre las 2 versiones, la sociedad ha encontrado la llave y los pecados se han difuminado.
Ahora no hay jaulas del pasado, todos batallan con su sexualidad en una poblada selva.
Si la obra original era una historia sobre los atavismos, esta nueva revisitación se entronca en las conquistas modernas; y la necesidad de escapar frente a la convicción de poder mantenerse al margen, en un cine para reflejar el cambio de los tiempos, donde la cinta de Schrader es la década de los 80 en estado puro.
Por último, la banda sonora es de Roy Webb, que presenta una partitura de órgano y viento metal, que modula el sonido con golpes y con combinaciones secas y abruptas, creadoras de sensaciones de temor, angustia, intriga y desasosiego.
“Even as fog continues to lie in the valleys, so does ancient sin cling to the low places, the depression in the world consciousness”
El gato negro, es considerado desde el inicio de los tiempos, como un animal mágico.
Las supersticiones alrededor del gato negro, son algunas de las supersticiones más extensamente conocidas y populares; y los mitos son uno de los elementos constitutivos básicos de nuestro imaginario colectivo.
Frente a aquellas historias heredadas de un pasado muy remoto, otras han sido creadas de nuevo cuño por Hollywood, la fábrica de los sueños, pero recombinando para ello, elementos preexistentes en nuestro acervo cultural.
Cierta vez, una mujer dijo:
“Prefiero los gatos a los perros.
Los perros son demasiado dependientes de sus amos; en cambio, los gatos se las arreglan solos, son libres por naturaleza”
Ni que hablar sobre la multiplicidad de conceptos y símbolos que han caído a lo largo de los milenios sobre los gatos:
Animales con alma inmortal en la India; puentes que nos comunican con el más allá en Egipto, al grado de que los faraones eran enterrados junto a gatos vivos para hacer más fácil el viaje hacia el otro mundo; animales que pactan con el diablo, en el cristianismo más ortodoxo...
Actualmente, y con la acogida del psicoanálisis, el gato ha desempeñado un rol mucho más concreto:
El impulso sexual, primitivo por excelencia.
La mujer/gato, que tanto se la menciona aquí, cumple un poco con todos los conceptos antes mencionados; y se forja de esa manera un producto cultural para el consumo de masas, usando para ello símbolos compartidos y reconocibles, y los factores que aseguran su amplia circulación hasta convertirse, a su vez, en un referente clásico para nuevas imágenes colectivas; también la ambigüedad y polisemia de estos símbolos, que pueden dar lugar a interpretaciones abiertamente contradictorias de su significado.
A lo largo de la historia de los distintos pueblos, los monstruos siempre han servido para construir un concepto del “nosotros” dentro del canon de la normalidad, de lo que se considera aceptable en cada lugar y momento históricos.
Lo distinto, “lo otro”, es un espejo en el que necesariamente debemos mirarnos para averiguar, por vía negativa, cómo deberíamos ser.
Así, la etimología de “monstruo”, una palabra que proviene del latín “monstruum”, en griego es “teratos”, y que, a su vez, deriva de “monere”, que significa anunciar, pues se consideraba que estos seres extraños eran un aviso de los dioses.
Su aparición generalmente provocaba temor, porque para el pensamiento supersticioso representaban el pronóstico de grandes desgracias.
Por ello, desvíos de la naturaleza como los hermanos siameses, eran rápidamente suprimidos en aras del bien común.
Pero contradictoriamente, durante el periodo barroco, con su gusto manierista, su obsesión por lo irregular, lo extraño y hasta lo deforme, los monstruos atrajeron también la curiosidad más morbosa…
Por otra parte, es bien sabido que, para solaz y diversión de los poderosos, Las Cortes europeas albergan un cortejo de enanos, figuras contrahechas y locos bufones.
Los más insignes pintores, como Velázquez, Zurbarán o Carreño de Miranda, nos dejaron un fiel reflejo de estas rarezas de la naturaleza, con sus rasgos monstruosos, pero también con toda su digna humanidad.
En el siglo XIX, los monstruos acabaron por democratizarse completamente.
Dejaron de ser una diversión de los ambientes cortesanos, un deleite de la aristocracia, para a exhibirse en la plaza pública, a la vista del ciudadano corriente, ávido de nuevas emociones, a la par que aquejado de un sentimentalismo hipócrita de corte muy burgués.
Así se explica que se pusieran de moda los zoológicos humanos, en los que se exhibían una enorme diversidad de especímenes:
De indígenas de tribus remotas, seres de género ambiguo, extraños o con poderes casi sobrenaturales.
Los monstruos humanos, eran una atracción de barraca que pronto atrajo la atención del mundo del cine.
“Freaks” (1932), de Tod Browning, es un perfecto ejemplo de la sórdida crueldad que pudo habitar en aquellos circos humanos.
Pero, al mismo tiempo, mediante sus efectos especiales, El Séptimo Arte permitió también dar vida a otros monstruos imaginarios; siendo los más famosos:
Drácula y Frankenstein.
Los monstruos de Universal, habían sido adaptaciones de referentes literarios, basados en historias que se remontaban al siglo XIX, donde el aspecto y las transformaciones de los monstruos se conseguían gracias al maquillaje, y al talento y a la inquietante presencia física de actores como Lon Chaney Jr., Boris Karloff o Bela Lugosi.
En cambio, los “psycho-thrillers” rodados por RKO en los años 40, se basaron en elementos más sutiles, como la insinuación, la ambigüedad, los juegos de sombras…
Por otro lado, el escenario del miedo se trasladó a un entorno urbano contemporáneo; y los monstruos, las amenazas de otros mundos, invadieron las calles y las casas de los espectadores de aquel mismo momento.
Fritz Lang afirmó, que “no hay nada que atemorice más, que lo que la mente es capaz de imaginar por sí misma”, y Jacques Tourneur, que hizo suya esta fórmula, estaba convencido de que el cine de terror de la década anterior había cavado su propia tumba al alejarse de la realidad cercana al espectador.
Para él, lo sobrenatural debía ser sólo insinuado, no exhibido abiertamente.
“El verdadero terror consiste en mostrar que, inconscientemente, todos vivimos en el miedo.
Cuando el público, en la oscuridad de la sala, reconoce su propia inseguridad en la de los personajes de la película, entonces es posible mostrar situaciones increíbles, y estar seguro de que el público participará”
En una época donde no había mucha información y una gran represión de cualquier cosa que pudiera ser considerada inapropiada por parte de grupos tremendamente moralistas, el sexo podía adquirir una dimensión mítica y, en cierta forma, monstruosa.
Y no estoy seguro de que esto forme parte del pasado, de modo que la alegoría de Cat People, como la represión, puede convertir algo natural en monstruoso, puede seguir siendo válida hoy día.
Lo que late aquí, es la zooantropía, una creencia, compartida por múltiples culturas, acerca del poder de transformación de los humanos en animales para apropiarse de sus poderes.
En el caso de la pantera, los del mal y de la muerte.

“But black sin hath betrayed to endless night, my world, both parts, and both parts must die”



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