Prisoners

“A hidden truth.
A desperate search”

Cuando actúas como el enemigo, te conviertes en el enemigo.
El “thriller” nórdico está de moda últimamente, y la industria audiovisual de Hollywood, no lo ha dudado en sumarse a la tendencia.
El más que probable punto de partida, sea el éxito de La Trilogía literaria “Millennium”, publicada a título póstumo, por el sueco Stieg Larsson, con sus consecuentes adaptaciones al cine, primero en su país natal, y luego en Hollywood.
Se trata de producciones de sensaciones ásperas, de escenarios gélidos, donde un evento transforma completa, radical, y dramáticamente, el día a día de cada uno de sus personajes, que en cierta forma, beben de títulos literarios y adaptaciones cinematográficas, como “In Cold Blood” de Truman Capote.
“Pray for the best, but prepare for the worst”
Prisoners es una película de suspense del año 2013, dirigida por Denis Villeneuve.
Protagonizada por Hugh Jackman, Jake Gyllenhaal, Viola Davis, Maria Bello, Terrence Howard, Melissa Leo, Paul Dano, David Dastmalchian, Dylan Minnette, Erin Gerasimovich, Kyla Drew Simmons, Zoe Soul, Len Cariou, Wayne Duvall, Sandra Ellis Laffert, entre otros.
El guión es de Aaron Guzikowski, y gira en torno al secuestro de 2 niñas, y los esfuerzos de sus familias y la policía por encontrarlas.
Prisoners fue nominada a un premio Oscar en la categoría de mejor fotografía; y sigue a Keller Dover (Hugh Jackman), cuando se enfrenta a la peor de las pesadillas:
Su hija de 6 años, ha desaparecido con su amiga, y a medida que pasa el tiempo, el pánico lo va dominando.
Desesperado, decide ocuparse personalmente del asunto.
Pero:
¿Hasta dónde está dispuesto a llegar, para averiguar el paradero de su hija?
El detective Loki (Jake Gyllenhaal), es puesto a cargo de la investigación, y de inmediato arresta al primer sospechoso, Alex Jones (Paul Dano), sin embargo la falta de evidencia lo obliga a ponerlo en libertad.
Con la policía persiguiendo todas las pistas en vano, y su vida familiar desintegrándose, Keller, desesperado, decide tomar el asunto en sus propias manos.
Cabe destacar que Prisoners otorga un espacio importante al drama de un par de familias comunes, hogareñas, y de buenos modales.
El horror que les cae encima, no corresponde con la naturaleza común de esas personas.
El drama y la desolación, escalan, y la lluvia imparable, y lo aislado del lugar, acentúan la desgracia.
La mirada hacia la desesperación humana es, quizá, el valor más importante de Prisoners.
Una mirada, donde la incertidumbre, el silencio, y la duda, pueden transformar a cualquiera, y en esa transformación, cualquier acto es posible.
Prisoners nos plantea esas 2 formas de ver el secuestro:
Una desde el punto de vista de un padre, completamente desesperado, dispuesto a hacer lo que sea, aunque vaya en contra de todo lo que cree, y de todo lo que es, para encontrar a su hija.
Y otra, desde el punto de vista del detective, que se esfuerza por encontrar a las niñas y al secuestrador, y que a su modo, también se desespera.
Lo grandioso de Prisoners, es como sabe jugar con el espectador, y sus dudas, un secuestrador que nunca sabemos con certeza, si lo es, o si las niñas seguirán vivas o no, son las 2 preguntas fundamentales, que puede rondar en tu cabeza hasta los momentos finales, una historia demasiado poderosa, como para que aburra o dejarla por la mitad, una vez que estas metido en la trama, no lo puede dejar hasta el final.
El director, no deja espacios para la probabilidad de la emoción del momento, y siempre somete a sus personajes al sufrimiento.
El espectador es testigo de la completa transformación de un humano a monstruo, por sentir el más puro acto de amor:
El de un padre hacia un hijo.
Con una trama que recuerda constantemente de lo que somos capaces para encontrar la verdad, no es fácil dejar de preguntarse:
¿Quiénes son los verdaderos prisioneros de la película?
Si las niñas, o el sospechoso, o el policía que debe romper el esquema típico para encontrar la verdad, o el padre que debe pensar en lo peor, para poder salvar a su hija.
Prisoners, es una película oscura e inquietante, con hermosas escenas bajo una lluvia torrencial, que no es fácil de ver, por la tensión que nos introduce, pero sí que es necesario verla por la gran calidad que tiene.
Existe un tipo de ambigüedad sobre la violencia, y sobre qué se supone que debemos sentir al respecto, siendo Prisoners, una mezcla evasiva de condena y exoneración sentimental.
“And every day, she's wondering why I'm not there to fucking rescue her!
Do you understand that?
Me, not you!
Not you!
But me!
Every Day!”
Prisoners es un “thriller” diferente; no trata del típico asesino que te pone los pelos de punta en cuanto se abre una puerta, sino que abre debates psicológicos, sobre como personas completamente normales y decentes, pueden llegar al límite, ante una situación desesperada.
Una película que pone en una dura encrucijada a 2 familias, que deberán cuestionarse los principios que poseen, o proceder a cometer justicia por propia cuenta, en medio de la desesperación.
En su estrategia narrativa, Prisoners se construye alrededor de la certeza, de que la línea que separa víctima de verdugo es muy fina, de que la ley y la justicia, no son capaces de ofrecer una estructura, ni un amparo a los horrores del mundo.
Sobre todo el horror de amar, y que por amar, nos vemos impelidos a cometer actos atroces.
El espejo que es Prisoners, tanto en la figura del padre desesperado, como en la del detective atormentado, nos incomoda y nos estremece, pero también nos despierta y nos conmueve.
Así las cosas, tenemos a 2 familias, que un día sufren el secuestro de 2 hijas, una respectiva a cada familia.
El sospechoso del crimen, es un enfermo mental.
Todo apunta a que esta persona es responsable, porque no hay más nadie que parece ser capaz de haber raptado a las niñas, pero la carencia de cadáveres, y la falta de evidencia, hacen que sea difícil condenarlo por el crimen.
Un padre, decide tomar la justicia por sus propias manos, y un policía debe encontrar la verdad, sobre lo que realmente ocurrió.
Prisoners habla del amor y la entrega familiar.
¿Qué es capaz de hacer uno, cuando uno de tus hijos desaparece, y en el que crees conocer al culpable, mientras la policía pareciera estar jugando contigo?
Eso nos lo plantea de mano de Hugh Jackman:
Un padre desesperado, que poco a poco se atormenta más y más, para hallar pistas a lo que tanto desea.
Según notas de producción, el actor tuvo que pasar horas en vela, y dormir muy poco, para recrear su personaje, y hacerlo sentir más verídico
¡Y vaya que lo logró!
Su dolor e impotencia, es palpable en cada minuto del metraje, incluso en el final, cuando su participación aun no acaba.
El personaje de Hugh Jackman, también nos da una interesante reflexión, que cada uno sabría definirla a su manera:
¿Es correcto obrar por cuenta propia, aun cuando las autoridades te lo prohíban?
Aquí el director hace énfasis en la no tan confiabilidad del sistema, pero aun así, cuando una investigación se es guiada por un hombre con sed de justicia, Loki, se pueden conseguir grandes cosas.
Prisoners es dura, porque muestra los más perversos sentimientos humanos, y confrontación de la maldad versus la fe.
El mensaje moralista-cristiano-de-doble-cara, está muy presente a lo largo de todo el largometraje.
La pérdida de fe, la desesperación humana, la violencia que nace con todos…
Son elementos que nutren un guión, casi perfecto, un estudio exhaustivo, y claramente oscuro de la raza humana, cuando se rompe la rutina no necesariamente hermosa de una familia típica estadounidense, de armas tomar.
Pero muchos podrían catalogarla, como una propuesta agresiva y manipulada por el escritor, quien desea causar “shock” inducido por el stress.
Y no es mentira.
Prisoners es de ese tipo de películas:
Un “thriller” en ritmo, pero también es un drama perfectamente ejecutado.
La razón primordial de la afirmación, es porque se enfoca en un punto general, siempre desde sus 2 personajes principales.
Si analizan bien, no hay tantos giros como parece; es la percepción de un personaje, con el cual nos hemos identificado, lo que permite que sintamos ese torbellino violento de emociones, ese “si yo hubiese estado ahí, hubiese hecho lo mismo”
Así, Prisoners plantea interesantes preguntas de carácter moral, que se relacionan a su vez, con algunos aspectos jurídicos, y religiosos inclusive.
En un caso como este, donde la seguridad de las víctimas es incierta, y donde cada minuto importa:
¿Es posible recurrir a cualquier medio, para saber su paradero?
Por eso existen 2 personajes principales, cada uno con una respuesta distinta ante esta pregunta.
Por un lado, está el detective Loki, quien como agente de la ley, debe cumplir con un cierto protocolo, y respetar las normas procesales penales, al realizar su trabajo.
En el otro lado está Keller, padre de una de las víctimas, quien presa de la desesperación y frustración, decide hacer cualquier cosa por rescatar a su hija, aunque se infrinjan principios morales, religiosos, y jurídicos.
Para él, todo es justificable, con tal de alcanzar el resultado buscado.
El conflicto entre ambas visiones, está reflejado muy bien, partiendo por la liberación del principal sospechoso, por falta de evidencias concretas.
Si bien, existen algunos aspectos que levantan dudas acerca del joven, que antes de desaparecer las niñas, estuvieran jugando cerca de la casa rodante, o que el sospechoso hubiese intentado huir, al ser aproximado por la policía; Loki no fue capaz de encontrar antecedentes necesarios para formular una acusación en su contra, por lo que debió liberarlo.
Aunque se trata de un crimen grave, el detective no puede transgredir la norma que todo policía debe obedecer:
Un acusado solo puede ser condenado, si se prueba su culpabilidad.
Pero este hecho, no es bien recibido por Keller, quien opta por una solución más directa y violenta, motivado por el instinto de un padre que quiere proteger a su hija.
El problema es que este tipo de conductas tan drásticas, infringen de forma grave, los derechos fundamentales del sospechoso, por lo que se encuentran sancionadas por la ley.
El dilema de aplicar métodos ilegales, con el fin de salvar a su hija, se acrecienta por la relación que tiene Keller con la religión.
Al ser cristiano, el personaje debe no solo sopesar las consecuencias jurídicas de sus conductas, sino también, la forma en que éstas son vistas por su propio credo.
Es precisamente esta barrera, la que le cuesta cruzar con mayor dificultad, ya que no se trata de reglas creadas por el hombre, sino que de una cuestión mucho más trascendental.
A lo largo del metraje, se hace referencias a símbolos y elementos religiosos.
De hecho, en la primera toma de Prisoners, donde se muestra a Keller y a su hijo cazando un ciervo, se escucha al personaje de Hugh Jackman, orando “El Padre Nuestro”
Esta misma oración, es recitada con posterioridad, pero en un contexto diferente, lo que se nota en la dificultad del personaje para decirla de forma íntegra.
También hay reflexiones acerca del perdón y esperanza, por la posibilidad de iniciar una nueva vida.
La visión que el director tiene acerca de la humanidad, no es pesimista, sino que ve este tipo de actos atroces, como un efecto de las condiciones en que viven las personas.
Si algún personaje comete algún crimen, la película se encarga de explicar que no se trata de actos aislados, sino que tienen su origen en el ambiente en que dicha persona creció.
En una nación fascinada por el mal, donde las malas noticias empapan los televisores en sus telediarios, en el cual se puede comprar un arma de fuego con la misma facilidad que un tornillo, y en el que matanzas escolares son justificadas mediante la simple exclamación de La Segunda Enmienda a La Constitución de los Estados Unidos...
¿Es posible confiar en alguna institución pública?
Sobre el reparto, Hugh Jackman y Jake Gyllenhaal interpretan los mejores roles de su carrera, hasta entonces, como el padre y el policía respectivamente.
Jackman parece una olla de presión a punto de estallar en todo momento; nunca habíamos visto este matiz dramático en el actor.
Mientras él se basa en emociones fuertes, y en una presencia avasalladora; el de Gyllenhaal se muestra como un personaje más tenso, que tiene una gran cantidad de emociones reprimidas, esperando por salir, representado por su postura medio encorvada, sus tics, y la mirada de desconfianza que está presente durante gran parte de la acción.
Y junto con Hugh Jackman, son los ejes de Prisoners, produciéndose entre ambos, unos interesantes enfrentamientos.
Como estos personajes tienen roces constantemente, uno puede notar la colisión de 2 tipos de personalidades, y por consiguiente, de 2 tipos de actuaciones.
Pero Gyllenhaal es quien rompe el molde al que estamos acostumbrados, y nos deja perplejos con su interpretación extraordinaria, de un personaje que no es necesariamente innovador.
A lo largo de Prisoners, se entregan algunos datos sobre lo que realmente está sucediendo:
Como el efectivo récord de Loki resolviendo casos, o su paso por una correccional, que insinúa una niñez problemática, pero no se profundiza mucho acerca de su pasado.
Lo que uno necesita saber del personaje, es facilitado por el propio actor, a través de su presencia en la pantalla.
La figura del detective inteligente, que está totalmente dedicado a su trabajo, no es nueva, por lo que es difícil innovar, o crear elementos llamativos, pero Gyllenhaal es capaz de crear un personaje memorable, pese a estos inconvenientes.
Las pistas las vemos, pero no podemos relacionarlas tan fácilmente:
El cadáver en el sótano del cura, sabemos que tiene algo que ver, pero no sabemos hasta qué punto, máxime cuando el cura dice que el cadáver era un secuestrador...
La “tía” de Alex, Holly (Melissa Leo), que repite en alguna ocasión, que su marido desapareció sin dejar rastro...
Loki, encontrando noticias sobre un chico desaparecido muchos años atrás...
El imitador, que desvía nuestra atención, haciéndonos pensar que es el secuestrador de las niñas, y que dibuja un laberinto…
Laberinto que también menciona Alex, tras muchas torturas.
Muchas pistas que no atamos, hasta el final.
Por ello, Prisoners es innecesariamente larga, con un ritmo que a veces es excesivo de pausado, o hasta con escenas prescindibles, para poder haber contado con solidez esta historia; y vienen los cuestionamientos:
¿Qué tenía que ver el tipo de los laberintos?
¿Era el hijo de Holly, o solo es un loco para despistar?
Si es para lo último, Prisoners hace trampa.
Puede ser que el tipo que estaba obsesionado con los laberintos, era hijo del hombre encontrado en el sótano, es decir, el hijo loco de Holly, u otro secuestrado que logró escapar.
¿Por qué Joy, en el hospital, le dijo Keller, que él había estado en el lugar del secuestro; y por qué el tipo, inmediatamente fue donde Holly?
¿Cómo sabia ya todo?
No se entendió bien…
¿Por qué la policía no investigó más en esa zona; la casa de Alex y Holly, y el record de toda su vida, y la relación entre ellos?
¿Cuáles son los motivos para secuestrar, y sobre todo a 2?
¿No se les ocurre registrar la casa del principal sospechoso?
¿Incluso, si las niñas están en un agujero, no podrían los perros rastrearlas, estando a 10 metros de la casa?
¿No ayuda nadie al detective a resolver un caso tan mediático?
¿Ni El FBI, que es la agencia encargada de los casos de secuestro de menores en los EEUU?
Y lo mejor:
¿Qué pasa con Keller Dover; lo rescatan?
No me refiero, a si va a prisión o no, sino...
¿Cómo se siente después de haber torturado a un inocente?
¿Seguiría pensando que la protección de su familia, justifica cualquier medio utilizado?
¿Qué pasa con la otra familia, desaparecidos en combate convenientemente, a medida que avanza la película, para no entrar en demasiados dilemas?
Otro tema interesante, es si Alex es realmente culpable o no, al no confesar dónde están las niñas...
Es un tema peliagudo, porque es un personaje que creo que está pobremente definido, y hace la labor de “tonto conveniente”
Es decir, es tonto cuando les conviene a los guionistas, casi toda la película, para mantener la tensión, y mosquear a Keller; pero se muestra más lúcido cuando, oh casualidad, dice una frase sobre las niñas, que solo oye Keller, y es capaz de sacarse una licencia de conducir, lo que significa que es capaz de entender ciertas normas de tráfico, a pesar de que nos digan que el pobre no entiende las preguntas; o de saber que tiene que escapar de los policías, cuando le acorralan o coger un cristal, y tratar de escaparse cuando le libera la madre de la otra niña...
Al final, se descubre que Alex Jones, en realidad es Barry Milland, el niño que desapareció hace 26 años, que fue secuestrado por los falsos tíos, los cuales tenían una guerra contra Dios...
También, secuestraron de niño a Bobby Taylor, pero se escapó y quedó traumatizado y obsesionado, hasta el punto de simular e imitar los secuestros, y que se suicida en la estación de policía.
El laberinto… era la pista del medallón del tío secuestrador.
Con el final abierto, e impactante:
El detective Loki, está al lado del agujero donde Dover está metido... y de repente, al detective le parece escuchar el pitido lejano de un silbato, pero no se lo acaba de creer, y no le da importancia... lo vuelve a escuchar, una y otra vez, hasta que presta atención con su mirada, hacía de donde proviene el sonido...
¿Habrá relacionado el silbato con la desaparición de Dover?
¿Lo salvará?
Recordar que Loki nunca perdió un caso; y yo creo que sí lo salva, porque el detective en el hospital pregunta a la mujer de Dover, que si su hija encontró el silbato, y ésta le responde que no, que la compro otro.
Pero también, por los conflictos que Loki tuvo con él, se presta para que espíe por “los pecados” que cometió contra Alex, pues castigó a un hombre inocente; pero Loki desconoce del disparo que recibió Keller, por lo que ya ha pasado mucho tiempo, y el sonido que escucha, es el último aliento de Keller…
Es muy abierto para que desde la perspectiva del espectador, decida si Keller debe vivir, o morir.
En definitiva, creo que el guión tiene el problema de que, a pesar de sus interesantes premisas, acabe vendiéndose a trucos de efecto, que no hacen más que restar credibilidad al resultado final.
“So, Forgive Me, For Not Going Home To Get A Good Night's Rest!”
Aquellas películas que tocan el tema de las reacciones humanas ante amenazas, pérdidas, y/o situaciones extremas, relacionadas con la familia, plantean aspectos muy críticos, que sobrepasan los límites de la moralidad humana.
Es decir:
¿Hasta qué punto eres capaz de llegar por…?
¿Eres capaz de matar y torturar?
¿Qué es lo qué te mueve en esas situaciones, el odio, la venganza, la desesperación?
Las películas que plantean esta premisa, tienen la ventaja de llevar estas situaciones al límite, y explotarlas muy favorablemente en el desarrollo de sus historias.
Unas te convencen, te emocionan, te desesperan; y otras no.
¿Qué serías capaz de hacer?
Es un tema que nadie responde con honestidad, porque todos estamos dispuestos a hacer hasta lo imposible, y lo imposible admite actos poco naturales, y que no son típicos de los humanos.
A aquellos que ya piensan en el acto perfecto de venganza, les digo que antes de la misma, el castigo se perfila como un acto de retribución, que para el afectado siempre es justo.
Aunque la justicia diga otra cosa, siempre estaríamos dispuestos a hacer justicia con nuestras manos.
En este punto, los límites no existen.

“Did you feel bad for that deer when you shot it?”



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