The Call

“It's already done!”

Cada día, los servicios de urgencias mundiales, reciben millones de llamadas anónimas, describiendo casos extremos que se deben solucionar en cuestión de minutos.
Son 3 dígitos marcados en un teléfono, que pueden salvarte la vida o no.
El 911, fonéticamente expresado como “novecientos once”, es el número de teléfono de emergencia, para el “North American Numbering Plan” (NANP); uno de 8 códigos N11.
Este número, fue creado en 1963, y su uso está exclusivamente reservado para verdaderas emergencias; pues los bulos pueden constituir un delito.
El número 911, es usado por varios países, como:
Argentina, Canadá, Costa Rica, Honduras, Ecuador, Estados Unidos, Paraguay, Perú, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay, Venezuela, y a partir de 2015, México.
“There are 188 million 911 calls a year.
This one made it personal”
The Call es una película de terror, del año 2013, dirigida por Brad Anderson.
Protagonizada por Halle Berry, Abigail Breslin, Michael Eklund, Morris Chestnut, Michael Imperioli, Ella Rae Peck, Roma Maffia, Justina Machado, José Zúñiga, entre otros.
El guión es de Richard D'Ovidio; cuya historia fue originalmente creada para ser una serie de televisión, pero en el último momento, D'Ovidio la reescribió para que fuera un largometraje de 94 minutos; la cual se tituló originalmente “The Hive”
La filmación comenzó en julio del 2012, y abarcó un período de 25 días; y tuvo lugar en el entorno de Los Angeles, principalmente en Burbank, y Santa Clarita.
The Call sigue a Jordan Turner (Halle Berry), una operadora del Servicio de Emergencias de 911, que sufre una crisis emocional, por el procedimiento fallido de llamadas que ocasionó el secuestro, y posterior asesinato de Leah Templeton (Evie Thompson)
Algún tiempo después, tendrá que superar su miedo para intentar salvar la vida de Casey (Abigail Breslin), una joven que ha sido secuestrada por un asesino en serie; y la llamada de la joven, le recuerda aquella otra que la dejó traumatizada…
The Call es un eficaz “thriller”, sobre un tele operador del 911, y una jovencita en peligro; una muestra completamente de cine de bajo presupuesto.
En perspectiva, toda la historia es claustrofóbica, jugando con la distancia, y las conversaciones, lo que le da esa sensación de tempo frenético, y agobio electrizante.
“You're an operator.
You can't do this!”
Creo que una de las cosas que tiene The Call a su favor, fue un guión muy bien logrado, y una actriz protagonista de alta calidad.
El guión tiene muchísimos puntos a favor, y otros tantos en contra:
Dentro de los tramos positivos, debemos destacar cómo se trabajó a conciencia, para recrear todo el armado, y el funcionamiento del Centro de Llamadas del 911.
Y se muestra de manera muy eficaz, el arduo trabajo de los operadores, y en muchos casos, el sufrimiento y el estrés que las llamadas generan en los distintos trabajadores.
La capacidad de mantenernos en suspenso, fue estupenda, había momentos en que no me pasaba por la cabeza, cómo se iba a salir de cada una de las dificultades a las que se enfrentaba la operadora y la secuestrada, y siempre de manera ingeniosa pero convincente, lo conseguían.
Por otra parte, para la dirección de Brad Anderson, sólo tengo palabras de elogio.
Su desenvolvimiento detrás de cámara, ha sido ejemplar.
Mueve la misma, de manera soberbia, genera momentos de verdadera tensión en pantalla, e involucra al espectador, en una carrera llena de adrenalina contra el tiempo en la mayor parte del metraje.
Quizás, dentro de su particular estilo de filmación, los movimientos tan frenéticos y videocliperos de la cámara, no queden tan bien en tantos tramos, pero en definitiva, termina siendo un dato menor, dentro del gran trabajo que Anderson brinda detrás de cámaras.
La parte central, es la más sobresaliente, la acción en ruta, y la interacción de muchos elementos propios de un mundo global y controlado por cámaras y satélites, la hacen un espectáculo nada desdeñable; que no da tregua.
Aunque tarda en entrar en acción, es justo a raíz de esa llamada, entre el personaje de Breslin y Berry, cuando nos quedaremos pegados a la butaca, gracias al magnífico suspense.
A veces, sentiremos rabia, en otras, cierta alegría por la esperanza de la chiquilla.
Durante la primera hora, el director mantiene las expectativas muy altas, sin recurrir a efectismos de tercera.
Pero es precisamente, cuando la comunicación se corta, y Jordan deja su puesto en el servicio de emergencias, cuando The Call empieza a acumular incoherencias, improbabilidades, y lugares demasiado comunes del género, que tiran por tierra todo lo conseguido hasta ahora, dándole tintes de “serie B”, lo que nos lleva a un desenlace tan impactante, como poco creíble.
Del reparto, Halle Berry brinda un gran trabajo con su actuación, dándole muchísima credibilidad a su personaje.
La misma se tomó realmente en serio su “performance”, y nos regala escenas excelentes, operando las llamadas al 911, mostrando con sus gestos y sensaciones, lo que un operador puede sentir en la vida real en estas situaciones extremas.
Además, tanto fue una película de Halle Berry, como lo fue de Michael Eklund, quien hizo el rol del villano, Michael Foster, y debo decir que tiene una capacidad estupenda, de traer a la vida, a los más horribles villanos, y este no fue la excepción, ya que este asesino/secuestrador, pudiera ser muy bien alguien que conocemos, se ve normal y habla normal, hasta tiene una familia, pero su lado oscuro es peor de lo que uno se puede imaginar, y este es el tipo de villano que produce temor de verdad, ya que no lo ves venir...
El tipo, estaba enamorado de su hermana, y era rubia, la cual contrajo cáncer, y perdió el pelo antes de morir...
De ahí el trauma con las rubias, y la obsesión.
Pero estaba enfermo desde siempre...
Abigail Breslin, hace también un gran trabajo como la joven secuestrada, quien no solo se limita a lo usual, de llorar y pedir ayuda, sino que toma el control de su situación, intentando escapar en cualquier oportunidad que tenga.
Breslin tiene una buena interpretación, francamente lo pasa muy mal, y sus momentos de desesperación, calan en el espectador al sonar tan verídicos como ese mensaje a su madre, que pone los vellos de punta.
Al contrario de otros títulos, las emociones y control de estas, son el motor principal que alimenta The Call:
Cómo afrontar que alguien ha muerto por tu culpa, cómo calmar a alguien que sabe puede morir en cualquier momento…
Situaciones habituales, que se encuentran en el centro de emergencia, todos los días, y que quedan muy reflejadas en esta cita:
“No olviden mantener la distancia, y no implicarse...”
Sin embargo, The Call no podría ser una buena película de suspense, si se olvidaran de los otros sospechosos habituales del género:
Psicópata con un extraño fetiche, muertes secundarias, ritmo trepidante, repleto de “subidones”, que en esta ocasión quedan relegados al segundo plano, por detrás de la complicada condición humana.
Que de hecho, las muertes ocasionadas en el transcurrir del secuestro, “ayudan” a que el psicópata descargue sus “emociones”, y le dé más tiempo de vida a la víctima principal, lo cual es descabellado, pero bien puede acontecer en la vida real.
Sin embargo, toda la tensión y el suspenso que se genera en casi todo el metraje, se ve opacado en cierta medida por su tramo final, y en especial por su desenlace.
No es que el mismo sea malo, ni mucho menos…
Creo que es en cierto modo, facilista.
Había varias formas de finalizar el relato, pero sin embargo, se decidió elegir el desenlace más hollywoodense posible.
Dependerá, en todo caso, de cada espectador decidir por cuenta propia su aceptación, o rechazo al mismo.
Y es que en su segunda parte, la que no convence, cuando Jordan toma el rol de heroína, y decide investigar por su cuenta, mostrando claramente, que la policía no tiene ni idea sobre cómo hacer su trabajo; de la misma forma, hay algunos momentos que son demasiado surrealistas, como los diferentes momentos en los que el psicópata para su coche para mirar detrás, tanto en la calle como en la gasolinera…
Es demasiada casualidad, que solo sea una persona la que vea lo ocurrido, y no haya nadie más.
Así, sumamos el final, cuando Berry y Breslin deciden tomarse la justicia por su mano, y acabar de esa manera la historia, el cual no me termina por convencer, pero que tampoco me disgusta del todo...
Porque me dejo pensando en todos los problemas legales, y de conciencia que podría suscitar aquello, de verdad, un verdadero dilema.
Lo que sí me queda claro, es la ineptitud de la policía, que no pinto ni una.
La heroína que sin preparación lucha literalmente con un villano tonto, pero sumamente fuerte, tomando un caso violento y peligroso, y resolviéndolo con sus propias manos; y un final que revuelve toda la estructura moral de personajes que se supone, no deberían sentirse motivados a usar violencia... son 2 elementos cruciales, que dañan The Call a toda costa.
Y hay cuestionamientos:
Cuando el secuestrador, Michael Foster, coge a Casey en el parking:
¿No se le ocurrió, ni pensó en quitarle el móvil para que no pueda llamar al 911?
Un secuestrador estúpido, que encierra a una chica en el maletero de un coche, maletero lleno de objetos útiles, como latas de pintura, palas, destornilladores, todos al alcance de la chica sin atar, sin amordazar, sin registrar, pues lleva su móvil encima, para poder llamar, y empezar la película… la chica le hace tropecientas jugarretas, como llamar al 911, romper el piloto del coche, y sacar el brazo, dejar un reguero de pintura... y el inútil del secuestrador, sigue sin tomar medidas, y la vuelve a meter sin amordazarla, y plenamente consciente en el maletero, para que la chica pueda seguir puteándole a gusto, y hacer el secuestro más largo y divertido…
Como error, cuando la chica secuestrada, está en el baúl del auto, con el hombre asesinado por el secuestrador, en un momento, el muerto parpadea, y abre los ojos.
La muerte en la gasolinera, era para que todos murieran, porque había gasolina por todos lados, es para que hubiera una enorme explosión…
Cuando la protagonista va a la cabaña por la noche, resulta que es súper fácil entrar, vamos que ni hay policías ni nada, y se cuela en plan detective, a buscar información; y todo esto, sin ningún tipo de arma ni nada.
¿No había cordones policiales en el lugar?
¿No ha dejado la policía, a nadie en la casa registrándola?
¿Vigilándola?
Jordan es tan inútil, que va a llamar, y se le cae el teléfono en el bunker…
A 3 metros arriba, hay cobertura; pero abajo, su “Smartphone” no tiene cobertura, por supuesto, a Jordan no se le ocurre volver a subir para llamar…
La puerta donde está el asesino, estaba cubierta de tierra, pero si el asesino estaba dentro:
¿Quién cubrió de tierra la puerta?
¿Dónde quedaron los perros de la policía, para rastrear pistas?
¿Qué pasó con la familia del psicópata?
Si no tenemos muy en cuenta, la terrible coincidencia en la que se basa el argumento, como no hay forma de que te coja 2 veces el mismo tele operador de una compañía el teléfono, el mismo día, y la operadora de emergencias se topa 2 veces con la misma situación; ya digo, The Call no está mal…
Es bastante poco probable, que a una operadora del servicio de emergencias de la policía, que ha sido retirada de su puesto, por haber cometido una imprudencia que le costó la vida a quien llamó pidiendo socorro, se le “castigue” destinándola a ser instructora de los novatos que atenderán los teléfonos en el futuro; es decir, los que sin involucrarse jamás personalmente, y respetando todas las reglas y los códigos de la institución, tendrán que tener paciencia, para responder todo tipo de consultas, aun las más triviales, como:
¿Dónde queda el Starbucks más próximo?, o asistir a quienes se encuentran en peligro, incluso algún secuestrado a quien su secuestrador se le ha olvidado confiscarle el teléfono celular...
El guión, reserva unas cuantas incongruencias más, incluida la de convertir a la operadora, que antes del percance pasaba por ser la mejor entre sus pares, en una especie de justiciera, que deja los auriculares y, quizás porque duda de la eficiencia profesional de la policía, toma el asunto en sus manos, y se decide, ella solita, a perseguir al villano del caso, un perverso que el mismo guión se encarga de explicarlo, tiene sus motivos para justificar las rebuscadas monstruosidades que practica… y ya en plan rescate, la muy “Chica 911”:
¿Por qué no volvió a subir para tener señal, y así llamar a la policía, o por lo menos a su novio, ya que ella ni siquiera tiene un arma?
¿Por qué una vez que golpea al secuestrador, y se presenta la oportunidad de huir, no se asegura de que no va a volver a levantarse?
Y por último, y lo que más me molestó, ya que lo anterior se lo perdono para que la historia pueda continuar...
¿Por qué ese cambio de personalidad en las 2 protagonistas?
¿Era necesario?
Tenemos a una adolescente, que no se atreve a sacar una billetera del bolsillo de un muerto, pero que al final se le ocurre esa idea morbosa, de volver a entrar a un lugar, que debería quedar como traumatizante, para agarrar al secuestrador, que puede despertarse de su desmayo en cualquier momento, y atarlo, para dejarlo encerrado, sin tener ninguna certeza de que éste no va a poder escaparse en cualquier momento.
Y tenemos a Jordan, que tuvo que abandonar su trabajo, porque una chica se murió, porque un error suyo la delató, pero que ahora posee la frialdad, como para dejar a un hombre encerrado en un sótano, librado a su suerte, y no avisarle a nadie de esto.
¿Y qué papel cumplió la policía?
Ninguno, no puso cordón de seguridad en la propiedad del campo, no investigó la casa de la familia, ni quien era la chica rubia, la vida de la familia… nada.
Tomar la ley por sus manos, y más si son mujeres, en plan de venganza, es lo mejor…
Lo peor, la escena del secuestrador en un sótano, hablando con un maniquí, demasiadas referencias a Norman Bates, del “Psycho” (1960) de Alfred Hitchcock, y homenaje a lo Bufalo Bill de “The Silence Of The Lambs” (1991)
Sin embargo, hay buenas escenas, como cuando la protagonista le va dando instrucciones a la chica del maletero.
Cuando le sugiere que quite el faro trasero, que mire por él, que saque la mano, o echar la pintura hacia afuera, me ha gustado mucho por lo original e inteligente que ha sido dicha maniobra, y porque hasta puede llegar a ser útil, ojala que no, pero útil.
“A lot of times you don't know how it ends.
When your units get to a scene you sign off and they take over”
Como norma general, y si no se pertenece a uno de esos colectivos, pocas son las veces que nos planteamos, que hay gente que diariamente se enfrenta a situaciones, en las que sus decisiones suponen la diferencia entre la vida y la muerte de terceras personas.
Abordar situaciones de crisis, requiere múltiples habilidades, entre las que cabe destacar, una gran inteligencia emocional, para saber leer bien la situación, y responder lo más rápido posible, para minimizar posibles daños.
Un mundo lo suficientemente desconocido, el de los operadores de llamadas de emergencia, como para despertar nuestra atención.
Y más con los detalles que nos muestra The Call:
Los operadores se enfrentan cada día, tanto a desgracias personales como a chorradas de gente que no sabe cómo reaccionar ante diversos hechos.
Son testigos de micro relatos, de pequeñas historias de gente anónima, que solicitan ayuda a desconocidos, para que otros desconocidos, acudan a protegerles.
En realidad, se trata de una especie de “venta telefónica”, pues ellos venden la seguridad y profesionalidad del Estado, en situaciones desesperadas.
Como en toda venta al público, hay artimañas para encauzar la llamada a su terreno, hay gente que llama solo para hablar con alguien, pero también hay unas reglas básicas fundamentales:
No identificarse con la víctima, no implicarse emocionalmente, no realizar promesas que no puedas cumplir, y preservar la calma en todo momento.
De una manera ficticia, pero próxima, The Call nos mostró cómo funciona un centro de atención de emergencias, una buena excusa para entender el trabajo base del servicio de urgencias más importante.
Por ello, hay momentos como cuando la propia Berry enseña a nuevos trabajadores todo el sistema, donde entendemos lo difícil que puede llegar a ser ese trabajo, porque entre otras muchas cosas, hay que calmar a los sujetos a través del auricular.
No hay que hacer promesas, pero lo peor, como decía una de las operadoras en The Call, es no saber qué ha pasado tras finalizar esa llamada…
No saber si la policía ha llegado a tiempo, si hay una víctima, algún muerto...
Ese es el mayor dolor, de ahí que se haga tanto hincapié, en no mantener ningún tipo de relación vocal con el sujeto, ni hacer ninguna promesa, sino mantenerlo atento, y hacer llegar a la policía, o al servicio que haga falta, lo antes posible.
En ocasiones, esto es imposible de cumplir, pues hablamos de humanos, y no de las máquinas, que nos suelen atender en servicios telefónicos hoy día.
Es aquí cuando The Call se vuelve peligrosa…
Vemos como hay llamadas que son usadas como terapia, o pruebas para operadores con la moral baja, que necesitan sentirse útiles de nuevo.
Supongo que The Call se habrá documentado debidamente, y la duda de si esto es una licencia de guión, o un reflejo de la realidad en este entorno laboral, es considerable.

“But, you don't know.
Did they make an arrest, shoot the bad guy, did the PR live, did she die...”



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