Scream

“But this is life.
This isn't a movie”

Todo empezó con “Psycho” (1960)
El film de Alfred Hitchcock, fue revolucionario en muchos sentidos, demasiados para detallarlos todos aquí, pero entre ellos, efectuó la puñalada letal al cine de terror conocido hasta el momento.
“El mal”, tomaba forma humana en un entorno próximo y real, convirtiendo en caducos, los monstruos imperantes hasta el momento en el género.
Los vampiros y los hombres lobo viviendo en castillos de siglos pasados, eran anticuados; ahora, el vecino de al lado, en un momento de locura, y armado con un cuchillo, era aterradoramente cercano y real.
El cine “slasher”, es un subgénero del cine de terror, y el cine de explotación.
Su principal característica, es la presencia de un psicópata que asesina brutalmente a adolescentes y jóvenes, que se encuentran fuera de la supervisión de algún adulto.
La mayoría de las veces, las víctimas están envueltas en sexo prematuro, o consumo de drogas.
“Ghostface”, es una identidad ficticia, usada por los principales antagonistas de la franquicia de “Scream”
Creado por Wes Craven y Kevin Williamson; la máscara está basada en “Skrik” o “El Grito” (1893), una pintura de Edvard Munch, y fue creada y diseñada por el empleado de Fun World, Sleirtin Brigitte, como un disfraz de Halloween, que había sido descubierto anteriormente por Marianne Maddalena y Craven para Scream.
El personaje, es utilizado principalmente como un disfraz por los antagonistas de cada película, para ocultar su identidad, mientras realizan una serie de asesinatos, y como tal, ha sido interpretado por varios actores.
En el universo de “Scream”, el disfraz no es único, y es fácil de obtener, permitiéndole a otros, utilizar un equipo similar, y por tanto, ser difíciles de atrapar.
“Ghostface”, a menudo llama a sus blancos para burlarse, o insultarlos, mientras usa un distorsionador de voz que oculta su identidad; y usa un equipo distinto, que le permite sonar como otros personajes, con el fin de manipular a sus blancos.
La cambiante identidad de personas bajo la máscara, significa que “Ghostface” no tiene ningún motivo definido, que va desde buscar venganza y fama por “presión de compañeros”, aunque cada asesino comparte el objetivo común de asesinar.
El personaje de “Ghostface”, es el mismo a lo largo de la serie “Scream”, presentado con una capa negra, con una base irregular, y una máscara de goma blanca, que se asemeja al rostro de un fantasma, con una expresión de grito.
Es muy conversador, con la inteligencia de un depredador, y amante de las películas de terror.
Aunque cada intérprete de “Ghostface” es humano, a menudo exhiben extrema resistencia contra daños físicos, altos niveles de fuerza física, y una habilidad casi sobrenatural, de desaparecer en situaciones aparentemente imposibles.
El personaje, aparece a menudo en la cultura popular; y desde su creación, hace referencias al cine y la televisión, así como el desove de una serie de figuras de acción y mercancías.
Con el paso de los años, “Ghostface” se ha convertido en un icono tan popular, como Freddy Krueger, o Jason Voorhees.
“Don't Answer The Phone. Don't Open The Door.
Don't Try To Escape”
Scream es una película de terror, del año 1996, dirigida por Wes Craven.
Protagonizada por Neve Campbell, David Arquette, Courteney Cox, Skeet Ulrich, Rose McGowan, Drew Barrymore, Matthew Lillard, Liev Schreiber, Jamie Kennedy, W. Earl Brown, David Booth, Linda Blair, entre otros.
El guión es de Kevin Williamson.
Wes Craven abordó en Scream, con agudeza y tono burlesco, los tópicos de las producciones de terror adolescente.
El ingenioso guión de Williamson, con base paródica, y múltiples guiños cinéfilos, crea situaciones intensas de suspense, y giros sorprendentes, a pesar de que Scream maneje los mismos elementos que sus autores intentan parodiar u homenajear.
Scream, revitalizó el género de la película “slasher” a finales de la década de 1990, al igual que el impacto de “Halloween” (1978), a finales de los 70, utilizando un concepto de serie, con un enfoque que asusta directamente, con un diálogo que satirizaba las convenciones del “slasher”
Así veremos persecuciones, ataques, giros inesperados, y la tan esperada revelación del asesino.
Tras el éxito de Scream, 3 secuelas fueron estrenadas en 1997, 2000, y 2011, respectivamente.
La acción va sobre una estudiante del pueblo ficticio, Woodsboro, quien se convierte en el blanco de un misterioso asesino conocido como “Ghostface”, un asesino enmascarado, que disfruta atormentando a sus víctimas con llamadas telefónicas, y las referencias a películas.
El principal objetivo del asesino, es Sidney Prescott (Neve Campbell), una adolescente, cuya madre, Maureen, fue víctima de un brutal asesinato un año antes.
La pesadilla parece repetirse, cuándo un asesino se dedica a acabar con la vida de la gente de su alrededor.
Hasta allí se desplaza Gale Weathers (Courteney Cox), una reportera con ansias de fama, quién junto a Deputy Dewey (David Arquette), el ayudante del sheriff, intentarán esclarecer, quién es el responsable de tal masacre.
Scream toma la forma de “¿Quién lo hizo?”, como misterio, con muchos de sus amigos, gente del pueblo, y compañeros como sospechosos.
Auténtica película de culto dentro de su género, bien apartada de ser la típica película de adolescentes bobos, y salidos, que van cayendo uno tras otro, víctimas de un despiadado asesino, y da un paso más allá, con irrepetibles homenajes al cine clásico, y a su estructura, y más concretamente, al cine de terror, que sirve de base argumental para que “Ghostface” despierte sus ansias asesinas, en una especie de “trivia” del terror.
“You sick fucks.
You've seen one too many movies!”
Si bien, el terror y los adolescentes, han estado siempre muy vinculados en el cine, se puede afirmar que Scream marcó la aparición de un mini-género, que inundó las pantallas de los cines de medio mundo, con excelentes resultados de taquilla, a pesar de su limitado nivel artístico.
Sin entrar en discusiones referentes a su calidad o efectividad, una cosa que queda clara, es que Scream es una de las películas más influyentes en el horror “mainstream” de los 90; y es también la última gran película de su director, Wes Craven, quien tuvo una contundente resurrección, gracias al inesperado éxito.
Pero si bien, su labor tras las cámaras no deja de ser destacable, sobre todo en una magnífica primera secuencia, cronometrada por una bolsa de palomitas que actúa además, como reflejo anímico de lo que ocurre en pantalla, gran parte de los aciertos, están en el guión de Kevin Williamson, quien junto a Craven, muestra un manejo envidiable del suspense, a la vez que parodia los lugares comunes, más manidos del género “slasher”
Es por eso, entre otras cosas, que Scream nunca llega a ponerse demasiado seria, lo cual en su caso, es un grandísimo acierto.
Durante el metraje, podemos encontrarnos prácticamente todos los clichés del género:
Jóvenes lerdos, alcohol desmedido, sustos tontos, sustos listos, chicas sensuales, sangre… mucha sangre y, sobre todo, un divertimento de cabo a rabo, que hacen de Scream, un espectáculo redondo, y estos son usados siempre a favor de un espectáculo, ciertamente “divertido”
Lo primero que llama la atención, es que los protagonistas parecen vivir en un mundo real, donde los adolescentes consumen cine de terror.
Esta característica se había obviado hasta el momento, en el cine de género.
A pesar de estar viviendo situaciones cliché, los personajes sufrían la experiencia de forma virginal, sin tener referencias de lo que estaba sucediendo.
El cine de terror, no existía en su mundo, cosa que aquí se invierte, ya que los adolescentes son consumidores de este tipo de películas, incluso hacen referencias directas a algunos títulos emblemáticos; y además, disfrutan pensando que ahora ellos son los protagonistas, recitando las reglas implícitas aprendidas, e intentando no cometer los mismos errores que sus predecesores ficticios.
Tan simple, tan revolucionario.
El segundo hecho que llama la atención, son las variantes que sufre el género “slasher”
Estas cintas, se caracterizaban por acumular muertes, una detrás de otra, a manos de un asesino de facultades, casi sobrenaturales.
Los asesinos enmascarados, eran imparables; por mucho que les dispararan, quemaran, o lanzaran por un precipicio, seguían “vivitos y coleando”, con el único objetivo de seguir aniquilando chiquillos.
Aquí, el asesino es un personaje de carne y hueso, que se resbala, falla en sus estacadas, y que finalmente muere a manos de los supervivientes.
Además, Williamson aprovecha para imitar los “giallos”, y convertir en una parte esencial de la trama, intentar descubrir la identidad del enmascarado y, de paso, sus motivaciones.
Otra ocurrencia a destacar, es la presencia de los medios de comunicación…
Al contrario que sus películas predecesoras, una masacre de tal calibre, atrae la atención de los periodistas que se frotan las manos, pensando en el éxito que puede tener la cobertura de tal suceso.
Gale Weathers, es un retrato paródico de las estrellas catódicas del morbo, que pueblan los canales televisivos de todo el mundo.
Gale, vive en permanente búsqueda de la noticia que le consiga popularidad, y no duda en pisar a cualquiera que se interponga en su camino.
Los cadáveres pasan a ser simples escalones hacia la popularidad, siendo el drama de la muerte, un simple y eficaz marco para tal objetivo.
Así pues, con un sorprendente inicio, multitud de guiños cinéfilos, estupendos efectos de sonido, y algunos buenos momentos, un par de sustos están asegurados, para un título que en su día, provocó cierta polémica por su emulación por parte de algunos adolescentes… el director utiliza una variopinta galería de personajes, con los que es prácticamente imposible no empatizar, en la que hay de todo:
La protagonista amargada, en el papel de víctima doliente, acosada por un personaje misterioso.
Ghostface, versión cómica de 2 iconos del terror, como Michael Myers y Jason Voorhees.
Tenemos también al oscuro  novio, misterioso pero enamorado; la amiga salidilla, el amigo que es auténtico “friki”; una reportera sin ningún tipo de escrúpulos, capaz de lo que sea por lograr su noticia en exclusiva; y un agente de policía…
Otro de los grandes aciertos, es “la personificación del mal”:
Un asesino que parece seleccionar a sus víctimas, las acosa por teléfono para poner en marcha su juego macabro, sobre cultura cinematográfica de terror, dándoles falsas esperanzas, de que tienen una oportunidad de salvarse…
Pero es imposible...
Él sabe más, es “la enciclopedia del terror” y es el propio Craven.
Nada de esto impide, sin embargo, que Scream tenga sus toques personales.
Contrariamente a lo que podríamos creer al principio, el asesino es uno de los mejores personajes, y un rasgo característico que lo separa del resto de matarifes del cine de terror, es su general torpeza y patosidad que contrasta con lo brutal y sádico que es.
Esta caracterización es muy efectiva, porque justo cuando estás empezando a reírte de sus accidentes, es cuando este personaje demuestra ser genuinamente letal, y despiadado.
Scream hace un especial énfasis en la identidad del asesino, como el centro del misterio, en una estructura típica de “whodunit” que está bastante bien construida, ya que incluso da varias pistas desde el principio.
Posteriores visionados, hacen preguntarse, cómo no pudo verse, si en todo momento se te estaba diciendo de quién se trataba, a veces de forma directa, y a veces de forma sutil.
Con todo y esto, el misterio es muy interesante, y el eje temático de las películas de terror, no está compuesto de vulgares referencias, sino que está genuinamente integrado a la historia, que desemboca en una confrontación final, que hasta cierto punto, rompe los arquetipos del género “slasher”, al mostrar a una chica final, consciente de su rol en la historia, y de lo que debe hacer para sobrevivir.
Es un hecho que Scream fue hecha con fines de parodiar otras películas de terror, ya que presenta numerosas referencias a otras películas del género.
Las víctimas en Scream, son conscientes, y hacen numerosas referencias a los convenios del “slasher” adolescente, y las películas de terror.
El giro temático, en esta ocasión, es que el asesino parece ser un gran conocedor de películas de terror, y está continuamente retando a los protagonistas, a salvar sus vidas siguiendo las reglas fácilmente deducibles de este tipo de cine.
Cierto que el subtexto discursivo e irónico de Scream, está tan subrayado que deja de ser subtexto, pero está hecho con gracia, y proporciona momentos de humor bastante simpáticos, como la escena en la que un personaje ve “Halloween” (1978) de John Carpenter, y le habla a la protagonista en la pantalla, advirtiéndole que mire detrás suyo, sin darse cuenta de que él también debería seguir su propio consejo…
En ese mismo espíritu, Scream recurre a una larga lista de lugares comunes, pero estos están tan evidenciados, que terminan formando parte del discurso.
Esto es más notable en el personaje de Randy Meeks (Jamie Kennedy), que ofrece un monólogo sobre cómo un personaje puede sobrevivir, siguiendo ciertas reglas específicas del género, y evitando conductas que normalmente resultan letales en las películas de terror.
Las reglas para sobrevivir en una película de terror, según Randy, son las siguientes:
1-No se pueden tener relaciones sexuales, ya que las personas vírgenes pueden ser más astutas que el asesino al final.
2-No se debe beber, o consumir drogas, ya que como regla #1, son pecados.
3-Nunca diga “enseguida vuelvo”
El asesino pregunta a Casey Becker (Drew Barrymore), 2 preguntas de películas de terror:
Una acerca de “Halloween” (1978), y la otra de “Friday The 13th” (1980); y 2 de las referencias más comunes, son con respecto a “A Nightmare On Elm Street” (1984), y su director Wes Craven.
Fred, un conserje, es interpretado por el mismo Craven, y lleva un traje parecido al de Freddy Krueger.
Más tarde, Tatum Riley (Rose McGowan) dice Sidney, que ella está “empezando a sonar como una película de Wes Carpenter”, un nombre ficticio, creado a partir de los nombres de Wes Craven y John Carpenter, director de “Halloween” (1978)
Además de a su director, “Halloween” (1978) tiene muchas referencias a lo largo del metraje.
Cuando los padres de Casey llegan a casa, y descubren que se ha ido, su padre le dice a su madre, que baje a la McKenzie, y llame a la policía.
Esto es similar, a cuando Laurie le dice a Lindsey y Tommy, que crucen la calle para ir a casa de los McKenzie, y llamen a la policía.
Además, el apellido de Billy (Skeet Ulrich), Loomis, es la misma que la del personaje Donald Pleasence en “Halloween” (1978), que a su vez, era el nombre de la amante de Marion Crane en “Psycho” (1960)
De manera similar a Marion Crane, Drew Barrymore muere muy pronto en el metraje.
Linda Blair, que interpretó el personaje de Regan en “The Exorcist” (1973), es también la periodista que se acerca a Sidney, cuando regresa primero a la escuela, después de ser atacada por el asesino.
Joseph Whipp, que interpreta al Sheriff Burke en Scream, también interpretó a un alguacil en “A Nightmare On Elm Street” (1984)
La escena destacada se da al inicio, protagonizada por Drew Barrymore, con suficiente fuerza, como para convertirse en un cortometraje con entidad propia; y resume toda la esencia de la saga en unos pocos minutos.
Lo peor, el uso y abuso del clásico salto de butaca, por actores que entran en el plano de manera inesperada, y acaba aburriendo; y el final, porque se alarga demasiado.
Y hay varios errores, pero el más destacado es cuando Billy, aparentemente apuñalado por el asesino, sangra por los supuestos cortes…
Minutos antes, Billy estaba sin camisa, y se le vio ponérsela, sin ocultar ningún truco…
Entonces, si la sangre de sus heridas es falsa…
¿Dónde la ocultó antes del ataque?
¿Qué clase de truco usó, para simular que había sido lastimado por el cuchillo?
En Scream dice que es “jarabe de maíz”, y aun así, no es posible determinar donde lo llevaba escondido, antes de las heridas.
Del reparto, ninguno sobresale, a pesar que Barrymore deje una escena para la posteridad.
“What's your favorite scary movie?
What comes to mind?”
El maestro del terror, recientemente fallecido, Wes Craven, a quien ya se daba por “acabado” en aquel entonces, se reinventó a él mismo, curiosamente a base de reciclar las bases en las que se apoyó durante las décadas de los 70 y 80.
El encanto de Scream, es que a través de un excelente grado de autoconsciencia, consigue sobrepasar la pantalla.
Y lo hace con una modélica fórmula metacinéfila, en otras palabras:
El cine dentro del cine.
Es como una clase magistral de terror en El Séptimo Arte de los últimos tiempos, o mejor dicho, una recopilación, como si se tratara de una biografía firmada por el propio Craven.
Sin embargo, no considero que la franquicia Scream, sea vital para entender el género, ni mucho menos un clásico absoluto del Séptimo Arte, pero sí marcó una época muy concreta, y aún hoy, algunas producciones actuales, beben de algunos de sus logros.
Su aparición en 1996, fue una bonita combinación de casualidades, que acabó cristalizando en una obra diferente de lo visto hasta el momento.
Quizás, que su tono distendido y sin voluntad de trascendencia, fuera una de sus mayores virtudes, que a algunos les servirá de excusa para criticarla:
¿Pero no es en el fondo, el cine de terror una excusa para “divertirse”?

“Not in my movie”



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