Hard Candy
“Strangers shouldn't talk to little girls”
El término “grooming” en español “acicalar” hace referencia a una serie de conductas y acciones, deliberadamente emprendidas por un adulto, con el objetivo de ganarse la amistad de un menor de edad, creando una conexión emocional con el mismo, con el fin de disminuir las inhibiciones del niño, y poder abusar sexualmente de él.
En algunos casos, se puede buscar la introducción del menor, al mundo de la prostitución infantil, o la producción de material pornográfico.
En inglés, para diferenciarlo del significado original, relativo al acicalado de animales, se suelen utilizar los términos “child grooming” o “Internet grooming”
El “grooming” es un proceso que comúnmente puede durar semanas, o incluso meses, variando el tiempo según la víctima, y que suele pasar por las siguientes fases, de manera más o menos rápida, según diversas circunstancias:
• El adulto procede a elaborar lazos emocionales, de amistad, con el menor; en algunos casos, a través de Internet, pueden simular ser otro niño.
• El adulto va obteniendo datos personales, y de contacto del menor.
• Utilizando tácticas como la seducción, la provocación, el envío de imágenes de contenido pornográfico, consigue finalmente, que el menor se desnude, o realice actos de naturaleza sexual.
• Entonces se inicia el acoso, chantajeando a la víctima, para obtener cada vez más material pornográfico, o tener un encuentro físico con el menor, para abusar sexualmente de él.
Rolando Pomalima, especialista del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado–Hideyo Noguchi, explica que el “grooming” representa aquellas conductas ejecutadas en el Internet por los pedófilos, para ganar la confianza de menores de edad, y establecer vínculos emocionales.
En todos los casos, estos sujetos utilizan una identidad usurpada, fingiendo ser “buena gente”, tener empatía, o igualdad de intereses con el menor, con el objetivo de concretar un abuso sexual.
Los pedófilos de la red, casi siempre utilizan los chats, y las redes sociales, como ambiente perfecto para contactarse con sus víctimas, por la accesibilidad a las cuentas públicas de estas.
Estos individuos, se hacen pasar por otros adolescentes, y eligen operar a través del intercambio de imágenes comprometedoras de contenido sexual.
Este material, después es usado para extorsionar las víctimas, amenazándolas con la exhibición a su entorno más cercano.
Muchas de ellas, aparecen en foros que agrupan a estos depravados.
Todos son agresores ocultos, silenciosos, engañan y manipulan para lograr sus objetivos.
En la actualidad, países como Alemania, Australia, Canadá, Costa Rica, Estados Unidos, y España, ya han penado el “grooming”
Por ejemplo, en Costa Rica, el artículo 167 bis del Código Penal No.4573 de 04 de mayo de 1970, el cual fue reformado por La Ley sobre Delitos Informáticos No.9135 del mes de abril del año 2013, se reformó para castigar con pena de cárcel, de 1 a 3 años, a quien suplantando la identidad de un tercero, o mediante el uso de una identidad falsa, por cualquier medio, procure establecer comunicaciones de contenido sexual o erótico, ya sea que se incluyan o no, imágenes, videos, textos, o audios, con una persona menor.
“Playtime is over, Jeff.
Now it's time to wake up”
Hard Candy es una película de suspense del año 2005, dirigida por David Slade.
Protagonizada por Patrick Wilson, Ellen Page, Sandra Oh, Odessa Rae, y G.J. Echternkamp.
El guión es de Brian Nelson; y es la primera película del director David Slade, quien previamente había trabajado principalmente, en videos musicales.
La idea de Hard Candy, la tuvo el productor David W. Higgins, cuando vio un reportaje del programa 20/20, el cual mostraba cómo unas jóvenes japonesas, atraían a hombres mayores, prometiéndoles una grata conversación, pero terminaban asaltándolos junto a una pandilla de chicas, una vez que el hombre se presentaba.
Esto lo llevó a preguntarse:
“¿Qué tal si la persona que tú esperas que sea el depredador, no es quien esperas que sea?
¿Qué tal si es la otra persona?”
Posteriormente, contrató al escritor Brian Nelson, para que profundizara la idea.
Debido a la naturaleza controversial de la historia, el presupuesto se mantuvo por debajo del millón de dólares, para que la compañía de producción, no solicitara realizar cambios.
Únicamente 9 minutos de música aparecen en Hard Candy.
La mayoría de la banda sonora, consiste en sonidos ambientales.
El rodaje se completó en 18 días y medio, principalmente, en secuencia y dentro de un estudio.
Los primeros títulos tentativos del guion, fueron:
“Vendetta” y “Snip Snip”
El productor quería un nombre que combinara “Azúcar y especias... Una mezcla de aspereza dura, inocencia y vulnerabilidad”, por lo que decidió usar “Hard Candy”
La trama gira en torno a Jeff Kohlver (Patrick Wilson), un fotógrafo de 32 años, que queda con verse con Hayley Stark (Ellen Page), una chica adolescente de 14 años, a la que ha conocido a través de Internet.
Después de tomar un café, la lleva a su casa con el propósito de hacerle unas fotos...
El encuentro físico de ambos, dará lugar a profundizar de forma recíproca en sus respectivas vidas.
Hard Candy se centra en la tortura de un presunto depredador sexual, por parte de una vigilante de 14 años de edad.
La acción ocurre casi enteramente dentro de la casa de Jeff.
El argumento es interesante:
Básicamente porque pone sobre la mesa, 2 temas actuales, y que por estos años han dado mucho lugar a debate.
El primero guarda relación con las relaciones virtuales que se establecen vía Internet, particularmente las que desarrollan menores de edad; y el segundo con el contacto que hombres mayores pueden sostener con niños, hablando más claro:
La Pedofilia.
Hoy en día, un abusador de menores, no necesita raptar a un niño en la calle, basta con que lo engañe y contacte vía Internet para que se propicie el delito.
Todo esto me permite afirmar que, temáticamente, Hard Candy daba para armar algo más que contundente.
“I shouldn't have teased you like that.
I shouldn't have let you think there was a way out of this”
Hard Candy plantea la problemática exposición, a la que se exponen los menores en Internet, ante el acoso de pederastas y pedófilos.
Hard Candy fue hecho con bajo presupuesto, y sin embargo, se logró una producción formidable, entretenida, cruda, y sobre todo, bien actuada, y bien dirigida.
Las primeras ¾ partes de Hard Candy son extraordinarias, excesivas, pero coherentes, de una enorme ambigüedad morbosa, sobre todo al inicio, con un suspense que atenaza completamente, y para estómagos y sensibilidades de acero, sin que se vea nada desagradable, explícitamente en ningún momento, sólo sugiriéndolo.
El último tramo se hará más convencional y trillado, sin que pierda exageradamente, pero bajando un tanto el clímax, y nivel de angustia que habíamos sentido en esa primera parte comentada, la más extensa, y por la que más se valora.
El no tener un gran remate, tiene un buen remate, no excelente, hará que pierda algunos puntos de cualquier modo, pero sin dejar de parecerme una notabilísima película.
Me gusta el misterio que ofrece el personaje femenino, al no saber de dónde sale, quién es, y por qué hace aquello.
Esa incertidumbre, y su fuerte y sarcástica personalidad rebosante de determinación, juegan muy a su favor, y le confieren a “la niña” un perfil de lo más sugerente, alguien que podría haber salido de un cuento para adultos de terror, de lo más oscuro, una nueva “Caperucita Roja” pero invertida.
Curiosamente, Hayley, viste una sudadera de capucha roja que, a menudo, es vista como una alusión al cuento.
No obstante, esta elección de vestuario, fue hecha casualmente por el equipo creativo, que no notó la similitud entre ambas historias, hasta pasado el tiempo.
Las campañas publicitarias en mercados internacionales, utilizaron bastante esta alusión.
Por ejemplo, el eslogan de la película en Japón fue:
“La Caperucita Roja atrapa al Lobo en su propio juego”
Jean-Clement Sorret, fue el colorista digital de Hard Candy, y ha sido uno de los pocos coloristas que han aparecido en los créditos iniciales de una película.
Hard Candy contiene efectos de color, y cambios de densidad lumínica, para reflejar los estados de humor de los personajes.
Por ejemplo, cuando Hayley se enoja, los tonos fueron editados para bajar su frecuencia.
Otro efecto que, según el director David Slade, no había sido empleado anteriormente en el cine, fue el de aumentar el brillo de la luz durante el rodaje, para disminuirlo en posproducción.
Esto para hacer visibles detalles faciales, en atmósferas oscuras.
De hecho, si observamos la escenografía, en los primeros minutos, donde el público teme que será ella quien termine sufriendo, Hayley va vestida de rojo, como toda una Caperucita.
Sin embargo, cuando llegan a casa de Jeff, podemos ver cómo las paredes del escenario, están pintadas de color rojo.
Lo cual nos está dando pistas, de quién será el verdadero “Caperuzo” devorado por, en este caso, una Loba con piel de cordero.
La primera acción llevada por Hayley como loba, y no como Caperucita, es ya significativa desde el punto de vista del giro que supone en roles.
Hayley droga a Jeff, preparándole una bebida donde le echa fármacos.
Pero no solamente eso, sino que la protagonista osa decirle, que no va a beber de la copa, que primeramente él le había preparado a ella, pues siempre le han advertido, que no tome nada que provenga de desconocidos.
Así pues, el director no solamente se atreve a subvertir los papeles de forma implícita, a través del color rojo, sino que también, incluye diálogos directos, que pueden incluso, confundirse con mofa.
Una de las mejores reflexiones que aporta Hard Candy, también entronca en un aspecto propio del subgénero “slasher” que el director no duda en alterar.
Se nota que Slade, es un gran conocedor de las películas que presentan a asesinos en serie, y sabe que característica común de todos ellos, es haber tenido una infancia dura, con abusos físicos de varios tipos.
Normalmente estos traumas son el origen de que, ahora, el agresor se muestre como un auténtico psicópata.
En este caso, hay un momento por parte de Jeff, actual víctima pero, recordemos, presunto pedófilo y violador, en que intenta explicar el por qué de su comportamiento, a través de una anécdota de su infancia.
Sin embargo, frente a ello, no encontramos ningún tipo de compasión por parte de Hayley.
Más bien todo lo contrario:
Al igual que con la bebida que le sirvió con droga, esta vez la protagonista vuelve a burlarse explícitamente del violador.
“¿Acaso intentas justificar tu actitud, tu violación, a través de un trauma infantil?”, es el planteamiento que aborda Hayley.
De esta manera, y a pesar de que la situación aparentemente sobrecogedora que explica Jeff, es más bien irrisoria, no solamente se expone una nueva ruptura con el “psychokiller” tradicional, sino que abre el debate sobre, si el violador nace, o se hace:
¿Es la sociedad hetero-patriarcal, quien propicia la aparición de violadores, o son sólo ellos, los culpables al sufrir de una patología puramente biológica, sin ninguna conexión con su alrededor?
Tanto es así que, llegados a un punto, es el propio Jeff quien grita:
“¿Es esto locura?
¿Estoy loco?”
¿Está loco Jeff?
Uno supone o intuye, que Jeff es un pedófilo, pero no se puede anticipar, cuál es su grado de violencia.
Por el momento, es sólo un tipo agradable, intentando seducir a una chica de 14 años, que tiene aires de ser madura para su edad.
En este caso, el director muestra muy bien la relación casi intrínseca que hay en nuestra sociedad, entre la concepción de masculinidad y la fisionomía masculina.
El hombre, prefiere hacer cualquier cosa antes de que lo castren.
Prefiere reventarse la boca, comiendo cristales, y cometer cualquier otra barbaridad, antes de que toquen sus testículos.
Ella sabe muy bien, lo que para un hombre significa sus testículos, literalmente, y no duda en hacerle dudar de su futura hombría, utilizando la ironía:
Muchos hombres viven con un sólo testículo.
Sin duda, la perdida de cualquier miembro de nuestro cuerpo, viene siendo un trauma, pero continúa habiendo hoy en día, todo un estigma relacionado con la concepción de ser un hombre, “un macho”
Otro tema que no podemos dejar de abordar, es la edad de la protagonista.
Hard Candy ha sido criticada, por resultar inverosímil, que una niña de 14 años, disponga de la madurez de Hayley.
Sin embargo, nadie se plantea que una niña de 14 años, pueda ser modelo, como ocurre en el caso de la niña modelo violada y asesinada por Jeff.
Así pues, encontramos en Hard Candy, reflexiones sobre elementos que han sido tan naturalizados en nuestra cultura, que ni tan siquiera llaman ya nuestra atención:
¿Hasta qué punto, un hombre puede tener fotos de niñas de 14 años, o adolescentes, haciendo de modelo, colgadas en su casa, como si fuese lo más lógico del mundo?
Lo que sí es de destacar, es la imagen andrógina de la protagonista:
Se trata de una chica con el pelo corto, algo ambigua, que viste con una simple camiseta y pantalones, y que su cuerpo aún no ha experimentado grandes cambios.
Con la no sexualización de la protagonista, el director está haciendo hincapié en que, efectivamente, Hayley aún es una niña y, con ello, juega con lo que sabe que serán los pensamientos del público, al no creer que puedan haber niñas tan maduras como Hayley:
¿Cómo nos podemos escandalizar por la madurez de la niña, y no por hecho de que niñas de su edad, estén actuando como modelos?
Así pues, el personaje que interpreta Ellen Page, se encuentra en el momento clave, en que el director aún puede prescindir de su sexualización, a la hora de presentarla.
Sin embargo, se trata de un elemento que, desgraciadamente, puede comportar críticas negativas para con el feminismo.
Si buscamos críticas sobre Hard Candy, veremos cómo, el hecho de tratarse de una niña castrando a un hombre por violador, produce que siempre vaya caracterizado con la palabra “feminista”
De esta forma, al presentarse la protagonista con un aspecto físico neutro, corrobora el mito de la mujer feminista, alejada de la imagen de “mujer”
Lo malo de Hard Candy, es que Hayley es demasiado irreal, el que una menor de 14 años sea tan astuta, como para manejar todo lo que maneja.
Se comporta como un profesional del delito, que al mismo tiempo funciona como la mejor de las detectives privados.
Insisto, completamente irreal.
Faltó además, mayor consistencia en torno a las motivaciones que tiene la niña, para actuar de la manera en que lo hace.
Hay temas que se dejan abiertos, y nunca fueron abordados correctamente por el director.
¿Quién es realmente ella?
¿Cómo supo quién era Jeff, y lo que hizo?
¿Qué pasa después?...
Me parece surrealista, que un pederasta se lleve a una víctima a su casa, y sea él el que acabe drogado, maniatado, y torturado...
Cuando va a matar a la chica en la bañera, la ducha está echando agua, ella lo empuja dentro, y están los 2 empapándose, entonces, ella le empieza a dar descargas pero... a ella no le afectan, y eso que según tengo entendido, el agua es muy buen conductor de la electricidad, y le estaba cayendo a los 2 encima.
Como es posible, que la chica sea capaz de levantar al hombre para dejarlo colgado del techo, si seguramente él pesa más del doble del peso de ella.
Ni siquiera utilizando la especie de polea, con la cuerda, sería capaz de hacerlo.
Cuando el tipo se salva de la soga, no se le ve luego ninguna marca en el cuello.
¿En Hard Candy nadie oye los disparos?
Si mal no recuerdo, a la chica se le dispara 2 veces la pistola, y nadie en el universo parece percatarse.
Y la vecina, Judy Tokuda (Sandra Oh) solo le llama la atención, que alguien camine por un tejado, y llegar a venderle galletas...
Por cierto:
¿Por qué en el cartel viene un cepo?
Pese al horror creciente, que culmina en la larga secuencia de la castración, castración que no fue, Hard Candy está realizado con un buen gusto, y una discreción admirables; nada es explícito, y los amantes del “gore” se aburrirían viéndola, porque el director nunca ofrece “carnaza”; por ejemplo, nunca vemos ni una de esas fotos de chiquillas que el fotógrafo atesora en su caja fuerte, a lo sumo, un reflejo de una en la pupila de Ellen Page, ni se nos muestra casi, ni una gota de sangre, el sudor o las lágrimas, del miedo o del agotamiento, o de la ebriedad o de la tensión, eso sí se nos muestra, y a raudales, pero la sangre nunca, o casi nunca.
Una interesante cuestión es:
¿Por qué ella no le castra, pese a todo?
¿Quizá porque no sabe hacerlo?
¿O sencillamente porque “los productores de Hard Candy” le han dicho que no se puede llegar más lejos?
Creo que hay una respuesta común a ambas cosas:
Tanto a la incoherencia psicológica de acometer violentamente a la victimaria de inmediato, ojo lo incoherente es hacerlo justo después de constatar “la piedad” de éste, no hacerlo 5 minutos después; como al hecho de que la victimaria haya tenido ese gesto de “piedad”
Y esa respuesta consiste en recordar que todo en Hard Candy, y en la pedofilia, es un juego, esencialmente, de humillación.
Lo que Ellen Page quiere hacerle a Patrick Wilson, no es castrarle, ni matarle:
Quiere humillarle.
Y vaya si lo consigue, pues en un momento dado, ella se ríe de la actitud continuamente compungida y suplicante de él.
El tipo, tras el momento crucial, “va a por la chica” en vez de llamar a la policía, o de intentar huir de la casa, como Ellen Page le recordará más tarde, cuando vuelva a tenerlo a su merced, precisamente por el mismo motivo:
Para devolverle a ella, de algún modo, la humillación sufrida a sus manos.
El duelo de gestos de humillación, llega hasta el límite, en un final que asciende hasta memorables extremos de sutileza y de sorpresa, de nuevo hay que loar el talento de dramaturgo de Brian Nelson:
Ella tiene la “piedad” de dejarle elegir su destino.
¿Prefiere la muerte sin el deshonor de que alguien sepa lo que su vida ocultaba, o una vida miserable, tras haberse desvelado al mundo, y especialmente a esa antigua novia por la que él aún siente algo, la ignominia de su pedofilia?
Esta “piedad” es una humillación, y realmente la más terrible, pues convierte incluso el suicidio de su “beneficiario” en una concesión.
Y el tipo añade a la humillación, que la chica le impone una que él se impone a sí mismo:
La humillación de confiar en ella, de confiar en su verdugo.
Y es una confianza que, por supuesto, una vez que él ha elegido el suicidio, la adolescente no tiene ninguna razón para no traicionar.
¿Realmente muere Jeff?
¿Quién es el delincuente?
¿Hay que castigar “ojo por ojo” a los pedófilos?
“You really just don't look like kind of guy who needs to meet girls over the Internet”
Hard Candy versa acerca de muchas cuestiones de candente actualidad, ahora en 2014, sólo un poco menos que en 2005, pues las relaciones sentimentales/sexuales fraguadas vía Internet; el anonimato, y la consiguiente impunidad de que “los malos” se aprovechan para sus incursiones predatorias en la red; la lacra de la pedofilia, vista desde ambos lados de la relación, el de la víctima y el del victimario; los límites, los argumentos, las excusas, las exoneraciones de los pedófilos en un mundo hiper-sexualizado, donde la inocencia parece inconcebible… Hard Candy versa también sobre serias cuestiones sociales y personales:
La frontera entre la justicia y la venganza, entre el castigo en nombre de todos, y el puro desahogo en el propio nombre; el horror de verse enfrentado a uno mismo, a lo que se deseaba para la propia vida, y a aquello en que uno se ha convertido, a ese acerado momento en que la nostalgia y la vergüenza se cruzan desgarradoramente en el propio corazón.
Lo que hace a Hard Candy apasionante, es precisamente, el debate que abre sobre la justicia, la legalidad, y la venganza.
Un debate que está en la calle, que se reabre cada vez que un caso terrible de asesinato, tortura, o violación, sacude los telediarios.
Lo que Hayley hace es ilegal, pero:
¿Es justo?
Muchos, seguro que aprueban su conducta, porque Jeff es un criminal, pero:
¿Dónde empieza la justicia, y donde acaba la venganza?
¿Han de pagar los criminales con su propia medicina?
Y sobre todo:
¿A quién de los 2, Hayley o Jeff, tiene que apoyar el espectador?
Durante toda Hard Candy se juega con el espectador:
¿Será un pedófilo?
¿Estará ella cometiendo un terrible error?
Afortunadamente, Hard Candy no da la respuesta.
O mejor dicho, deja claro que ambos, Hayley y Jeff, son criminales, cada uno a su manera, y a partir de ahí, es cada espectador, el que ha de decidir quién quiere que triunfe en su batalla... si es que ha de triunfar alguno.
¿Y qué se puede pretender con esto?
A lo mejor es que la propia realidad no ha llegado aún al límite de perversión que algunos piensan, puede hacerlo y buscan adelantarse, pero no hay que preocuparse, porque esto no ha acabado, sin duda, lo peor está aún por venir.
“Cute Pedophile Pleads Guilty.
Aww, it's not his fault.
He's sick.
He has an addiction”
El término “grooming” en español “acicalar” hace referencia a una serie de conductas y acciones, deliberadamente emprendidas por un adulto, con el objetivo de ganarse la amistad de un menor de edad, creando una conexión emocional con el mismo, con el fin de disminuir las inhibiciones del niño, y poder abusar sexualmente de él.
En algunos casos, se puede buscar la introducción del menor, al mundo de la prostitución infantil, o la producción de material pornográfico.
En inglés, para diferenciarlo del significado original, relativo al acicalado de animales, se suelen utilizar los términos “child grooming” o “Internet grooming”
El “grooming” es un proceso que comúnmente puede durar semanas, o incluso meses, variando el tiempo según la víctima, y que suele pasar por las siguientes fases, de manera más o menos rápida, según diversas circunstancias:
• El adulto procede a elaborar lazos emocionales, de amistad, con el menor; en algunos casos, a través de Internet, pueden simular ser otro niño.
• El adulto va obteniendo datos personales, y de contacto del menor.
• Utilizando tácticas como la seducción, la provocación, el envío de imágenes de contenido pornográfico, consigue finalmente, que el menor se desnude, o realice actos de naturaleza sexual.
• Entonces se inicia el acoso, chantajeando a la víctima, para obtener cada vez más material pornográfico, o tener un encuentro físico con el menor, para abusar sexualmente de él.
Rolando Pomalima, especialista del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado–Hideyo Noguchi, explica que el “grooming” representa aquellas conductas ejecutadas en el Internet por los pedófilos, para ganar la confianza de menores de edad, y establecer vínculos emocionales.
En todos los casos, estos sujetos utilizan una identidad usurpada, fingiendo ser “buena gente”, tener empatía, o igualdad de intereses con el menor, con el objetivo de concretar un abuso sexual.
Los pedófilos de la red, casi siempre utilizan los chats, y las redes sociales, como ambiente perfecto para contactarse con sus víctimas, por la accesibilidad a las cuentas públicas de estas.
Estos individuos, se hacen pasar por otros adolescentes, y eligen operar a través del intercambio de imágenes comprometedoras de contenido sexual.
Este material, después es usado para extorsionar las víctimas, amenazándolas con la exhibición a su entorno más cercano.
Muchas de ellas, aparecen en foros que agrupan a estos depravados.
Todos son agresores ocultos, silenciosos, engañan y manipulan para lograr sus objetivos.
En la actualidad, países como Alemania, Australia, Canadá, Costa Rica, Estados Unidos, y España, ya han penado el “grooming”
Por ejemplo, en Costa Rica, el artículo 167 bis del Código Penal No.4573 de 04 de mayo de 1970, el cual fue reformado por La Ley sobre Delitos Informáticos No.9135 del mes de abril del año 2013, se reformó para castigar con pena de cárcel, de 1 a 3 años, a quien suplantando la identidad de un tercero, o mediante el uso de una identidad falsa, por cualquier medio, procure establecer comunicaciones de contenido sexual o erótico, ya sea que se incluyan o no, imágenes, videos, textos, o audios, con una persona menor.
“Playtime is over, Jeff.
Now it's time to wake up”
Hard Candy es una película de suspense del año 2005, dirigida por David Slade.
Protagonizada por Patrick Wilson, Ellen Page, Sandra Oh, Odessa Rae, y G.J. Echternkamp.
El guión es de Brian Nelson; y es la primera película del director David Slade, quien previamente había trabajado principalmente, en videos musicales.
La idea de Hard Candy, la tuvo el productor David W. Higgins, cuando vio un reportaje del programa 20/20, el cual mostraba cómo unas jóvenes japonesas, atraían a hombres mayores, prometiéndoles una grata conversación, pero terminaban asaltándolos junto a una pandilla de chicas, una vez que el hombre se presentaba.
Esto lo llevó a preguntarse:
“¿Qué tal si la persona que tú esperas que sea el depredador, no es quien esperas que sea?
¿Qué tal si es la otra persona?”
Posteriormente, contrató al escritor Brian Nelson, para que profundizara la idea.
Debido a la naturaleza controversial de la historia, el presupuesto se mantuvo por debajo del millón de dólares, para que la compañía de producción, no solicitara realizar cambios.
Únicamente 9 minutos de música aparecen en Hard Candy.
La mayoría de la banda sonora, consiste en sonidos ambientales.
El rodaje se completó en 18 días y medio, principalmente, en secuencia y dentro de un estudio.
Los primeros títulos tentativos del guion, fueron:
“Vendetta” y “Snip Snip”
El productor quería un nombre que combinara “Azúcar y especias... Una mezcla de aspereza dura, inocencia y vulnerabilidad”, por lo que decidió usar “Hard Candy”
La trama gira en torno a Jeff Kohlver (Patrick Wilson), un fotógrafo de 32 años, que queda con verse con Hayley Stark (Ellen Page), una chica adolescente de 14 años, a la que ha conocido a través de Internet.
Después de tomar un café, la lleva a su casa con el propósito de hacerle unas fotos...
El encuentro físico de ambos, dará lugar a profundizar de forma recíproca en sus respectivas vidas.
Hard Candy se centra en la tortura de un presunto depredador sexual, por parte de una vigilante de 14 años de edad.
La acción ocurre casi enteramente dentro de la casa de Jeff.
El argumento es interesante:
Básicamente porque pone sobre la mesa, 2 temas actuales, y que por estos años han dado mucho lugar a debate.
El primero guarda relación con las relaciones virtuales que se establecen vía Internet, particularmente las que desarrollan menores de edad; y el segundo con el contacto que hombres mayores pueden sostener con niños, hablando más claro:
La Pedofilia.
Hoy en día, un abusador de menores, no necesita raptar a un niño en la calle, basta con que lo engañe y contacte vía Internet para que se propicie el delito.
Todo esto me permite afirmar que, temáticamente, Hard Candy daba para armar algo más que contundente.
“I shouldn't have teased you like that.
I shouldn't have let you think there was a way out of this”
Hard Candy plantea la problemática exposición, a la que se exponen los menores en Internet, ante el acoso de pederastas y pedófilos.
Hard Candy fue hecho con bajo presupuesto, y sin embargo, se logró una producción formidable, entretenida, cruda, y sobre todo, bien actuada, y bien dirigida.
Las primeras ¾ partes de Hard Candy son extraordinarias, excesivas, pero coherentes, de una enorme ambigüedad morbosa, sobre todo al inicio, con un suspense que atenaza completamente, y para estómagos y sensibilidades de acero, sin que se vea nada desagradable, explícitamente en ningún momento, sólo sugiriéndolo.
El último tramo se hará más convencional y trillado, sin que pierda exageradamente, pero bajando un tanto el clímax, y nivel de angustia que habíamos sentido en esa primera parte comentada, la más extensa, y por la que más se valora.
El no tener un gran remate, tiene un buen remate, no excelente, hará que pierda algunos puntos de cualquier modo, pero sin dejar de parecerme una notabilísima película.
Me gusta el misterio que ofrece el personaje femenino, al no saber de dónde sale, quién es, y por qué hace aquello.
Esa incertidumbre, y su fuerte y sarcástica personalidad rebosante de determinación, juegan muy a su favor, y le confieren a “la niña” un perfil de lo más sugerente, alguien que podría haber salido de un cuento para adultos de terror, de lo más oscuro, una nueva “Caperucita Roja” pero invertida.
Curiosamente, Hayley, viste una sudadera de capucha roja que, a menudo, es vista como una alusión al cuento.
No obstante, esta elección de vestuario, fue hecha casualmente por el equipo creativo, que no notó la similitud entre ambas historias, hasta pasado el tiempo.
Las campañas publicitarias en mercados internacionales, utilizaron bastante esta alusión.
Por ejemplo, el eslogan de la película en Japón fue:
“La Caperucita Roja atrapa al Lobo en su propio juego”
Jean-Clement Sorret, fue el colorista digital de Hard Candy, y ha sido uno de los pocos coloristas que han aparecido en los créditos iniciales de una película.
Hard Candy contiene efectos de color, y cambios de densidad lumínica, para reflejar los estados de humor de los personajes.
Por ejemplo, cuando Hayley se enoja, los tonos fueron editados para bajar su frecuencia.
Otro efecto que, según el director David Slade, no había sido empleado anteriormente en el cine, fue el de aumentar el brillo de la luz durante el rodaje, para disminuirlo en posproducción.
Esto para hacer visibles detalles faciales, en atmósferas oscuras.
De hecho, si observamos la escenografía, en los primeros minutos, donde el público teme que será ella quien termine sufriendo, Hayley va vestida de rojo, como toda una Caperucita.
Sin embargo, cuando llegan a casa de Jeff, podemos ver cómo las paredes del escenario, están pintadas de color rojo.
Lo cual nos está dando pistas, de quién será el verdadero “Caperuzo” devorado por, en este caso, una Loba con piel de cordero.
La primera acción llevada por Hayley como loba, y no como Caperucita, es ya significativa desde el punto de vista del giro que supone en roles.
Hayley droga a Jeff, preparándole una bebida donde le echa fármacos.
Pero no solamente eso, sino que la protagonista osa decirle, que no va a beber de la copa, que primeramente él le había preparado a ella, pues siempre le han advertido, que no tome nada que provenga de desconocidos.
Así pues, el director no solamente se atreve a subvertir los papeles de forma implícita, a través del color rojo, sino que también, incluye diálogos directos, que pueden incluso, confundirse con mofa.
Una de las mejores reflexiones que aporta Hard Candy, también entronca en un aspecto propio del subgénero “slasher” que el director no duda en alterar.
Se nota que Slade, es un gran conocedor de las películas que presentan a asesinos en serie, y sabe que característica común de todos ellos, es haber tenido una infancia dura, con abusos físicos de varios tipos.
Normalmente estos traumas son el origen de que, ahora, el agresor se muestre como un auténtico psicópata.
En este caso, hay un momento por parte de Jeff, actual víctima pero, recordemos, presunto pedófilo y violador, en que intenta explicar el por qué de su comportamiento, a través de una anécdota de su infancia.
Sin embargo, frente a ello, no encontramos ningún tipo de compasión por parte de Hayley.
Más bien todo lo contrario:
Al igual que con la bebida que le sirvió con droga, esta vez la protagonista vuelve a burlarse explícitamente del violador.
“¿Acaso intentas justificar tu actitud, tu violación, a través de un trauma infantil?”, es el planteamiento que aborda Hayley.
De esta manera, y a pesar de que la situación aparentemente sobrecogedora que explica Jeff, es más bien irrisoria, no solamente se expone una nueva ruptura con el “psychokiller” tradicional, sino que abre el debate sobre, si el violador nace, o se hace:
¿Es la sociedad hetero-patriarcal, quien propicia la aparición de violadores, o son sólo ellos, los culpables al sufrir de una patología puramente biológica, sin ninguna conexión con su alrededor?
Tanto es así que, llegados a un punto, es el propio Jeff quien grita:
“¿Es esto locura?
¿Estoy loco?”
¿Está loco Jeff?
Uno supone o intuye, que Jeff es un pedófilo, pero no se puede anticipar, cuál es su grado de violencia.
Por el momento, es sólo un tipo agradable, intentando seducir a una chica de 14 años, que tiene aires de ser madura para su edad.
En este caso, el director muestra muy bien la relación casi intrínseca que hay en nuestra sociedad, entre la concepción de masculinidad y la fisionomía masculina.
El hombre, prefiere hacer cualquier cosa antes de que lo castren.
Prefiere reventarse la boca, comiendo cristales, y cometer cualquier otra barbaridad, antes de que toquen sus testículos.
Ella sabe muy bien, lo que para un hombre significa sus testículos, literalmente, y no duda en hacerle dudar de su futura hombría, utilizando la ironía:
Muchos hombres viven con un sólo testículo.
Sin duda, la perdida de cualquier miembro de nuestro cuerpo, viene siendo un trauma, pero continúa habiendo hoy en día, todo un estigma relacionado con la concepción de ser un hombre, “un macho”
Otro tema que no podemos dejar de abordar, es la edad de la protagonista.
Hard Candy ha sido criticada, por resultar inverosímil, que una niña de 14 años, disponga de la madurez de Hayley.
Sin embargo, nadie se plantea que una niña de 14 años, pueda ser modelo, como ocurre en el caso de la niña modelo violada y asesinada por Jeff.
Así pues, encontramos en Hard Candy, reflexiones sobre elementos que han sido tan naturalizados en nuestra cultura, que ni tan siquiera llaman ya nuestra atención:
¿Hasta qué punto, un hombre puede tener fotos de niñas de 14 años, o adolescentes, haciendo de modelo, colgadas en su casa, como si fuese lo más lógico del mundo?
Lo que sí es de destacar, es la imagen andrógina de la protagonista:
Se trata de una chica con el pelo corto, algo ambigua, que viste con una simple camiseta y pantalones, y que su cuerpo aún no ha experimentado grandes cambios.
Con la no sexualización de la protagonista, el director está haciendo hincapié en que, efectivamente, Hayley aún es una niña y, con ello, juega con lo que sabe que serán los pensamientos del público, al no creer que puedan haber niñas tan maduras como Hayley:
¿Cómo nos podemos escandalizar por la madurez de la niña, y no por hecho de que niñas de su edad, estén actuando como modelos?
Así pues, el personaje que interpreta Ellen Page, se encuentra en el momento clave, en que el director aún puede prescindir de su sexualización, a la hora de presentarla.
Sin embargo, se trata de un elemento que, desgraciadamente, puede comportar críticas negativas para con el feminismo.
Si buscamos críticas sobre Hard Candy, veremos cómo, el hecho de tratarse de una niña castrando a un hombre por violador, produce que siempre vaya caracterizado con la palabra “feminista”
De esta forma, al presentarse la protagonista con un aspecto físico neutro, corrobora el mito de la mujer feminista, alejada de la imagen de “mujer”
Lo malo de Hard Candy, es que Hayley es demasiado irreal, el que una menor de 14 años sea tan astuta, como para manejar todo lo que maneja.
Se comporta como un profesional del delito, que al mismo tiempo funciona como la mejor de las detectives privados.
Insisto, completamente irreal.
Faltó además, mayor consistencia en torno a las motivaciones que tiene la niña, para actuar de la manera en que lo hace.
Hay temas que se dejan abiertos, y nunca fueron abordados correctamente por el director.
¿Quién es realmente ella?
¿Cómo supo quién era Jeff, y lo que hizo?
¿Qué pasa después?...
Me parece surrealista, que un pederasta se lleve a una víctima a su casa, y sea él el que acabe drogado, maniatado, y torturado...
Cuando va a matar a la chica en la bañera, la ducha está echando agua, ella lo empuja dentro, y están los 2 empapándose, entonces, ella le empieza a dar descargas pero... a ella no le afectan, y eso que según tengo entendido, el agua es muy buen conductor de la electricidad, y le estaba cayendo a los 2 encima.
Como es posible, que la chica sea capaz de levantar al hombre para dejarlo colgado del techo, si seguramente él pesa más del doble del peso de ella.
Ni siquiera utilizando la especie de polea, con la cuerda, sería capaz de hacerlo.
Cuando el tipo se salva de la soga, no se le ve luego ninguna marca en el cuello.
¿En Hard Candy nadie oye los disparos?
Si mal no recuerdo, a la chica se le dispara 2 veces la pistola, y nadie en el universo parece percatarse.
Y la vecina, Judy Tokuda (Sandra Oh) solo le llama la atención, que alguien camine por un tejado, y llegar a venderle galletas...
Por cierto:
¿Por qué en el cartel viene un cepo?
Pese al horror creciente, que culmina en la larga secuencia de la castración, castración que no fue, Hard Candy está realizado con un buen gusto, y una discreción admirables; nada es explícito, y los amantes del “gore” se aburrirían viéndola, porque el director nunca ofrece “carnaza”; por ejemplo, nunca vemos ni una de esas fotos de chiquillas que el fotógrafo atesora en su caja fuerte, a lo sumo, un reflejo de una en la pupila de Ellen Page, ni se nos muestra casi, ni una gota de sangre, el sudor o las lágrimas, del miedo o del agotamiento, o de la ebriedad o de la tensión, eso sí se nos muestra, y a raudales, pero la sangre nunca, o casi nunca.
Una interesante cuestión es:
¿Por qué ella no le castra, pese a todo?
¿Quizá porque no sabe hacerlo?
¿O sencillamente porque “los productores de Hard Candy” le han dicho que no se puede llegar más lejos?
Creo que hay una respuesta común a ambas cosas:
Tanto a la incoherencia psicológica de acometer violentamente a la victimaria de inmediato, ojo lo incoherente es hacerlo justo después de constatar “la piedad” de éste, no hacerlo 5 minutos después; como al hecho de que la victimaria haya tenido ese gesto de “piedad”
Y esa respuesta consiste en recordar que todo en Hard Candy, y en la pedofilia, es un juego, esencialmente, de humillación.
Lo que Ellen Page quiere hacerle a Patrick Wilson, no es castrarle, ni matarle:
Quiere humillarle.
Y vaya si lo consigue, pues en un momento dado, ella se ríe de la actitud continuamente compungida y suplicante de él.
El tipo, tras el momento crucial, “va a por la chica” en vez de llamar a la policía, o de intentar huir de la casa, como Ellen Page le recordará más tarde, cuando vuelva a tenerlo a su merced, precisamente por el mismo motivo:
Para devolverle a ella, de algún modo, la humillación sufrida a sus manos.
El duelo de gestos de humillación, llega hasta el límite, en un final que asciende hasta memorables extremos de sutileza y de sorpresa, de nuevo hay que loar el talento de dramaturgo de Brian Nelson:
Ella tiene la “piedad” de dejarle elegir su destino.
¿Prefiere la muerte sin el deshonor de que alguien sepa lo que su vida ocultaba, o una vida miserable, tras haberse desvelado al mundo, y especialmente a esa antigua novia por la que él aún siente algo, la ignominia de su pedofilia?
Esta “piedad” es una humillación, y realmente la más terrible, pues convierte incluso el suicidio de su “beneficiario” en una concesión.
Y el tipo añade a la humillación, que la chica le impone una que él se impone a sí mismo:
La humillación de confiar en ella, de confiar en su verdugo.
Y es una confianza que, por supuesto, una vez que él ha elegido el suicidio, la adolescente no tiene ninguna razón para no traicionar.
¿Realmente muere Jeff?
¿Quién es el delincuente?
¿Hay que castigar “ojo por ojo” a los pedófilos?
“You really just don't look like kind of guy who needs to meet girls over the Internet”
Hard Candy versa acerca de muchas cuestiones de candente actualidad, ahora en 2014, sólo un poco menos que en 2005, pues las relaciones sentimentales/sexuales fraguadas vía Internet; el anonimato, y la consiguiente impunidad de que “los malos” se aprovechan para sus incursiones predatorias en la red; la lacra de la pedofilia, vista desde ambos lados de la relación, el de la víctima y el del victimario; los límites, los argumentos, las excusas, las exoneraciones de los pedófilos en un mundo hiper-sexualizado, donde la inocencia parece inconcebible… Hard Candy versa también sobre serias cuestiones sociales y personales:
La frontera entre la justicia y la venganza, entre el castigo en nombre de todos, y el puro desahogo en el propio nombre; el horror de verse enfrentado a uno mismo, a lo que se deseaba para la propia vida, y a aquello en que uno se ha convertido, a ese acerado momento en que la nostalgia y la vergüenza se cruzan desgarradoramente en el propio corazón.
Lo que hace a Hard Candy apasionante, es precisamente, el debate que abre sobre la justicia, la legalidad, y la venganza.
Un debate que está en la calle, que se reabre cada vez que un caso terrible de asesinato, tortura, o violación, sacude los telediarios.
Lo que Hayley hace es ilegal, pero:
¿Es justo?
Muchos, seguro que aprueban su conducta, porque Jeff es un criminal, pero:
¿Dónde empieza la justicia, y donde acaba la venganza?
¿Han de pagar los criminales con su propia medicina?
Y sobre todo:
¿A quién de los 2, Hayley o Jeff, tiene que apoyar el espectador?
Durante toda Hard Candy se juega con el espectador:
¿Será un pedófilo?
¿Estará ella cometiendo un terrible error?
Afortunadamente, Hard Candy no da la respuesta.
O mejor dicho, deja claro que ambos, Hayley y Jeff, son criminales, cada uno a su manera, y a partir de ahí, es cada espectador, el que ha de decidir quién quiere que triunfe en su batalla... si es que ha de triunfar alguno.
¿Y qué se puede pretender con esto?
A lo mejor es que la propia realidad no ha llegado aún al límite de perversión que algunos piensan, puede hacerlo y buscan adelantarse, pero no hay que preocuparse, porque esto no ha acabado, sin duda, lo peor está aún por venir.
“Cute Pedophile Pleads Guilty.
Aww, it's not his fault.
He's sick.
He has an addiction”
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