Lights Out

“No hace falta conocer el peligro para tener miedo; de hecho, los peligros desconocidos, son los que inspiran más temor”
Alexandre Dumas

¿Cuántos directores de cine, no han explorado la reacción humana ante lo que el ser humano no puede ver?
Las ganas de dormir con la luz encendida, es cosa de niños...
¿O no?
El miedo o temor, es una emoción caracterizada por una intensa sensación, habitualmente desagradable, provocada por la percepción de un peligro, real, o supuesto, presente, futuro, o incluso, pasado.
Es una emoción primaria, que se deriva de la aversión natural al riesgo o la amenaza, y se manifiesta en todos los animales, lo que incluye al ser humano.
La máxima expresión del miedo, es el terror.
Además, el miedo está relacionado con la ansiedad.
Cabe señalar que, existe miedo real, cuando la dimensión del miedo está en correspondencia con la dimensión de la amenaza.
Existe miedo neurótico, cuando la intensidad del ataque de miedo, no tiene ninguna relación con el peligro.
Ambos, miedo real y miedo neurótico, fueron términos definidos por Sigmund Freud, en su Teoría del Miedo.
En la actualidad, existen 2 conceptos diferentes sobre el miedo, que corresponden a las 2 grandes teorías psicológicas que tenemos:
El conductismo y la psicología profunda.
Según el concepto conductista, el miedo es algo aprendido.
El modelo de la psicología profunda es completamente distinto.
En este caso, el miedo existente, corresponde a un conflicto básico inconsciente y no resuelto, al que hace referencia.
Por su parte, la nictofobia, es una fobia caracterizada por un miedo irracional a la noche, o a la oscuridad.
El nombre de la enfermedad, hace alusión a Fobos, el dios del miedo, y a Nix, la diosa de la noche.
La nictofobia, es generada por una percepción distorsionada del cerebro, de lo que podría pasar en medio de la oscuridad.
También, se le conoce como escotofobia, acluofobia, ligofobia, mictofobia, o sencillamente, miedo a la oscuridad.
Aunque es muy común en todo el mundo, que los individuos puedan desarrollar un miedo excesivo a la oscuridad, también es cierto que se ha investigado poco sobre esta patología.
A pesar de que los temores relacionados con la oscuridad no son reales, y no se tiene la constancia de la probabilidad del suceso, esto no alivia el pánico de quienes le tienen miedo.
Por tales motivos, la oscuridad se considera como enemiga de la razón.
Hasta cierto punto, el temor a la oscuridad, puede ser justificado como reacción natural de los humanos, puesto que no están preparados para ver en la oscuridad, y por ello, la especie ha estado en franca desventaja ante depredadores nocturnos, y/o individuos que aprovechan la noche, para elaborar sus planes siniestros.
Desde este punto de vista, el miedo a la oscuridad, es producto del proceso evolutivo.
En la tradición occidental, la oscuridad también se asocia a mal, a las entidades malvadas tales como demonios o Satanás, e Infierno o, especialmente en la mitología egipcia, al Inframundo.
La oscuridad, por su parte, era también importante dentro de los sistemas religiosos gnósticos; y fue asociada generalmente al mal.
Según los gnósticos, el mundo es el resultado de una guerra entre la oscuridad y la luz.
Podríamos fácilmente imaginar, entonces, lo que habrían sentido nuestros más primitivos antepasados, hace casi 50,000 años, cuando caía el manto de la noche, y el viento jugaba y silbaba entre las hojas de los matorrales, más allá del campo visual, poblando el mundo de horribles sombras y figuras, dando nacimiento a personajes como:
Vampiros, demonios, y otros seres fabulosos y terroríficos, o tal vez, simplemente, alguna fiera salvaje, que aguarda acechante desde las penumbras, con ojos rojizos, brillantes…
¿Un oso?
¿Un tigre?
¿Los guerreros de otra tribu?
La noche y la obscuridad, son entonces, uno de nuestros más primitivos temores, o acaso:
¿Quién no ha sentido alguna vez, un leve escalofrió al apagar la luz, darse la vuelta, y creer que hay algo atrás?
¿Qué nos puede perseguir desde las penumbras?
¿Quién o qué, nos podría estar siguiendo?
¿Alguna garra se extiende hacia nosotros, negra como las tinieblas, de dónde nace?
¿Qué figura de ultratumba, puede moverse, imitando nuestros movimientos, escurriéndose, deslizándose, escondiéndose en las esquinas, pegado a nuestros talones, como paria misma de la más negra obscuridad?
“La emoción más antigua y más intensa de la humanidad, es el miedo, y el más antiguo y más intenso de los miedos, es el miedo a lo desconocido”
Howard Philips Lovecraft.
Lights Out es un cortometraje de terror, escrito y dirigido en 2013, por David F. Sandberg, y protagonizado por su esposa, Lotta Losten junto a…
Con solo 2 minutos y 41 segundos, le bastó al director David F. Sandberg para dejarnos con los pelos de punta.
Tanto así que Sandberg, ha sido galardonado con el premio al Mejor Director en El Festival de Cortos de Terror Who's There, organizado por Bloody Cuts.
Esta productora de cine británica, Bloody Cuts, animó a cineastas de todo el mundo, a participar en el concurso.
Las condiciones de los organizadores eran pocas, pero claras:
El cortometraje, no podía durar más de 3 minutos, el presupuesto no debía exceder los $1,000 o 725 euros, y tenía que ser una obra original, producida expresamente para el certamen, y que guardara relación con la frase:
“Who’s There” o “¿Quién Anda Ahí?”
Como dato, formaron parte del jurado, el director de cine, Joe Dante; el guionista y director, Marcus Dunstan; el guionista Patrick Melton; la productora y coguionista de “Terminator” (1984) Gale Anne Hurd, entre otros.
Con una premisa súper sencillísima y familiar para el cinéfilo, Lights Out muestra, el pequeño miedo que nos provoca, apagar la luz.
El animador y realizador sueco, David F. Sandberg, es el creador de Lights Out, un cortometraje que juega precisamente con esa inquietud, que a todos nos entra un poco de miedo, cuando estamos solos, bajo una noche lluviosa, y apagamos las luces en nuestro hogar.
Porque Lights Out, que dura menos de 3 minutos, es tiempo más que suficiente, para sobresaltar al más experto en cine de terror.
El corto, ha sido rodado con una cámara de alta definición, BlackMagic Cinema, y un objetivo Tokina 11-16, F2.8, con un empleo magistral de la luz, y las escenas, jugando con las inquietudes que nos produce apagar la luz, y quedarnos totalmente a oscuras.
Lights Out muestra una escena común, sin diálogos, donde vemos a la protagonista (Lotta Losten), sola en su casa, y enfrentando sus mayores temores en la oscuridad; cuando ella está preparándose para ir a la cama para dormir, sólo para descubrir, que algo puede estar acechando en las sombras.
La mujer, vive una terrible experiencia, al momento de irse a dormir, pues al parecer, no se encuentra sola en su habitación, y alguien más la espera en su recámara.
El director logra, que nos metamos en la piel de la protagonista, y sintamos su miedo; y que son muy contadas las películas, que realmente nos remiten a nuestros miedos más profundos ante lo desconocido, porque sabemos que lo que atraviesa la protagonista en cuestión, durante la trama, lo hemos soñado, vivido, o tememos hacerlo.
De hecho, Lights Out ha logrado aterrorizar a miles de usuarios de la red, con un metraje inferior a los 3 minutos y, en muchos casos, hasta evitar que puedan irse tranquilamente a dormir.
El autor, confía en la efectividad de la situación cotidiana; de una mujer, antes de acostarse, apaga progresivamente las luces de su casa, y utiliza con habilidad, uno de los temores más primarios del ser humano, el miedo a la oscuridad, para grabar sin apenas presupuesto, una historia que en 2 minutos y 41 segundos, aterra al espectador.
Este escalofriante corto, muestra los temores más íntimos ligados a la oscuridad que todo ser humano tiene.
El video, explota un miedo atávico y primordial de la psique humana:
La obscuridad, por lo que esta, siempre ha servido como telón de fondo arquetípico, donde se proyectan nuestros terrores.
Lights Out se adentra en lo más profundo de los miedos humanos para explotarlos y hacernos pasar un mal rato, con la música, el ambiente, la lluvia, la protagonista, y la fotografía, imprimen un ambiente de pánico desde el arranque, pues el director ya predispone al observante, con el sonido de una tupida lluvia.
En su página web personal, Lotta Losten, ante el aluvión de visionados del corto, decidió hace unos días, recopilar algunos de los comentarios que más le ha llamado la atención en las redes sociales:
“Yo hubiera dejado la casa, después de ver eso en mi pasillo”
“Lo he parado a los 56 segundos, hace ya media hora, y no sé qué hacer”
Un espectador opinó, que Lights Out es la película más terrorífica del concurso; la colección de opiniones, reafirma la teoría de que el miedo más profundo, es el que nos transporta a la intimidad de la situación cotidiana, de repente alterada por un suceso que no tiene explicación.
Mentiría si les dijera, que jamás me ha dado escalofríos apagar las luces de la sala, y llegar hasta mi habitación, sin la sensación de que alguien me está observando, o está por jalarme del hombro, o ponerme una mano en el brazo.
Ni hablar de lo que “vemos” al estar acostados, “en reposo” después de apagar las luces de la habitación, lugar de supuesta tranquilidad y seguridad para nuestro descanso.
Lo mismo sucede con Lights Out:
Aquí se crea al personaje, la urgencia por llegar a su cama y ponerse a salvo bajo las cobijas, nuestras eternas y fieles amigas.
Pero el morbo, ese maldito morbo por saber, qué nos estaba asustando hace unos segundos, será el que termine por consumir la última gota de nuestro miedo.
Si tienes miedo a la oscuridad, no te recomendamos que veas este corto.
Tampoco sabemos, si es del todo aconsejable verlo con las luces apagadas.
Pero por otro lado, no hay nada mejor, que enfrentarse a sus propios temores, a pesar que:

“No hay cosa de la que tenga tanto miedo como del miedo”
Michel de Montaigne



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