Seven Years In Tibet

“We have a saying in Tibet:
If a problem can be solved there is no use worrying about it.
If it can't be solved, worrying will do no good”

El Tibet, es una región autónoma del suroeste de China, situada en el Asia Central, cuya capital es Lhasa.
Es un conjunto de tierras de gran elevación, de más de 4,500 m., rodeada de las cordilleras de mayor altitud de La Tierra.
En el concepto occidental “Tibet” puede referirse, a Región Autónoma del Tibet (RAT), una subdivisión administrativa de La República Popular China, o al Tibet histórico, que consiste en las provincias de:
Amdo, Kham, y Ü-Tsang.
En Tibet, se encuentra la montaña más alta del mundo, el Qomolangma, o “Everest” de 8,848 metros sobre el nivel del mar, haciendo frontera con Nepal.
Poco se conoce del Tibet antes del siglo VII.
Desde este siglo hasta el siglo X, el Tibet fue un país independiente, en donde la tierra, era poseída por familias nobles, monasterios budistas, y pequeños terratenientes.
Esta forma de sociedad, se mantuvo hasta 1930.
En aquel entonces, 700,000 personas eran siervos en una población total de 1,5 millones de habitantes.
El Reino del Tibet, forma parte de la historia del Tibet, entre 1912 y 1951, periodo que marcó el lapso de una independencia de facto, sin reconocimiento internacional, y que va desde La Caída de La Dinastía Qing, hasta la anexión del Tibet por La República Popular China, para convertirse en La Región Autónoma del Tibet (RAT)
El Ejército Popular de Liberación de China, derrotó al ejército tibetano, el 7 de octubre, 1950, en Chamdo en el Kham, este del Tibet.
Este asalto, señaló el principio de la campaña de Pekín, para integrar el Tibet, en La República Popular de China.
El Gobierno de La República Popular de China, llama esta operación, “Liberación Pacífica del Tibet”, ya que un Acuerdo en 17 puntos sobre La Liberación Pacífica del Tibet, fue firmado por representantes de XIV Dalai Lama, llamado “Kundun” o “La Presencia”, o Tenzin Gyatso, también llamado “Portador del Loto”, líder religioso del Budismo Tibetano; y el Gobierno de China, que afirmaba la soberanía china sobre el Tibet.
Sin embargo, se llama Invasión del Tibet por el Gobierno tibetano en exilio, El Congreso estadounidense, los analistas militares, las fuentes de medios de comunicación, varias Organizaciones No Gubernamentales, como La Comisión Internacional de Juristas, y El Centro de Estudios Indefensos del Mundo; y supuso que el Tibet, no tenía otras opciones, sino que firmar el acuerdo en 17 puntos, que fue denunciado por el Dalai Lama en exilio, en 1959.
Allí, en 1944, se encontraba Heinrich Harrer (1912 – 2006), un montañista austriaco, deportista, geógrafo, y escritor, miembro de las Sturmabteilung (SA) o “División de Asalto” y más tarde, de las Schutzstaffel (SS) de la Alemania Nazi.
Harrer nació en Hüttenberg, Carintia, y desde 1933 hasta 1938, estudió geografía, y practicó el deporte en la Universidad Kart Franzen de la ciudad de Graz.
Allí se convirtió en miembro de la tradicional agrupación estudiantil, ATV Graz.
Compitió en Los Juegos Olímpicos de Invierno de Berlín, en Garmisch-Partenkirchen, en la competición de esquí alpino combinado.
Pese a lo que, en alguna ocasión afirmó, no ganó nunca una medalla olímpica.
Harrer realizó la primera ascensión de la cara norte del Eiger en Suiza, con Anderl Heckmair, Fritz Kasparek, y Ludwig Vörg, el 24 de julio de 1938.
Es especialmente conocido, por su libro “Seven Years In Tibet” en el que relata su deambular por el Tibet, durante La Segunda Guerra mundial y años posteriores, en los que conoció al Dalai Lama.
Durante una expedición para escalar el Nanga Parbat en los Himalayas, un monte en el que desde los primeros intentos en 1935, un total de 11 escaladores alemanes perdieron la vida intentado llegar a la cumbre; nadie lo logró hasta 1953.
Estando en la India británica, situada en el actual Pakistán, estalló La Segunda Guerra Mundial en 1939, y Harrer fue capturado por las autoridades coloniales británicas, y fue internado.
Harrer tenía entonces 27 años.
En 1944, tras 4 años y medio de reclusión, Harrer y su compañero austriaco, Peter Aufschnaiter, lograron escapar del campamento británico, situado a las afueras de la localidad de Dehra Dun, al norte de la India.
Durante los siguientes 21 meses, permanecieron ocultos en aldeas remotas, aprendieron el tibetano cerrado del interior, y realizaron la hazaña de recorrer 2,500 kilómetros, hasta llegar a La Ciudad Prohibida de Lhasa.
Allí, Harrer se hizo amigo del joven Dalai Lama, dándole un buen conocimiento de la cultura occidental, y de la sociedad moderna, mientras Harrer descubrió el esplendor del budismo tibetano, y asistió al comienzo del Comunismo de China, hasta que fue obligado a abandonar la región, en 1949.
Heinrich Harrer, documentó sus experiencias en aquel lugar, en su libro “Seven Years In Tibet” que fue publicado en 1953, y traducido a 48 idiomas.
Siempre se refería al Tibet, como “su segunda patria”
“It's strange to me that something so harmless as a jacket could symbolize such a great lie”
Los budistas consideran, que los Dalai Lamas son emanaciones de Buda Avalokiteshvara, sin embargo, también creen que el patrono del Tibet, no es un Buda, sino un Bodhisattva, y piensan que, tras su muerte, su conciencia sutil, tarda un intervalo de 49 días, por lo menos, en nacer de nuevo, en un niño que ya desde su nacimiento, puede dar señales de su carácter especial.
Reting Rinpoché, El Regente Fragatino, dijo haber tenido un sueño:
Según él, soñó con un monasterio, una carretera, una casa con tejado azul, un perro, y un pórtico, con un niño sentado bajo él.
En 1937, unos monjes fueron enviados al Amdo, para encontrar al nuevo Dalai Lama, y encontraron en el poblado de Takser, una casa con todas aquellas condiciones.
Aquella casa, había sido visitada por la conciencia sutil del XII Dalai Lama, y ya había sido reconocido un tulku, “maestro renacido” en la familia.
Los monjes de la comitiva, se vistieron como mercaderes, y Kewtsang Rinpoché, el dignatario que encabezaba la expedición, como doméstico.
Pero según cuentan, el niño lo reconoció, y dijo que era “un monje de Sera”, y dijo su nombre.
Como es costumbre, realizaron a continuación la serie de pruebas y exámenes, incluyendo la conocida del reconocimiento de pertenencias.
Según el libro “Magia y Misterio en el Tibet”:
Una serie de objetos como malas rosarios, implementos rituales, libros, tazas de té, etc., se colocan juntos, y el niño debe elegir los que pertenecían al difunto tulku, lo que demuestra que reconoce las cosas que fueron suyas en su vida anterior.
A los 4 años de edad, Jetsun Jamphel Ngawang Lobsang Yeshe Tenzin Gyatso, nacido Lhamo Dondrub, de nombre religioso, Tenzin Gyatso, fue ordenado monje budista, y entronizado como XIV Dalai Lama del Tibet.
El Dalai Lama, tenía la capacidad de memorizar y comprender los textos esotéricos, en su primer intento, estableciendo su reputación como un Maestro por encima de todos los demás monjes, a los 9 años.
En 1949, ya era el Maestro particular del líder espiritual y temporal de los tibetanos.
En 1954, junto con una gran cantidad de dignatarios religiosos y civiles, viajó a Pekín, para mantener conversaciones de paz con Mao, y en 1956, lo hizo a la India, donde pudo conocer al Primer Ministro Nehru, a quién le solicitó apoyo.
Pero la crisis continuó, y se provocó La Primera Rebelión en 2 provincias fronterizas con China.
El 10 de marzo de 1959, Lhasa se sublevó de nuevo, para reafirmar su independencia.
Las demostraciones fueron brutalmente reprimidas, hasta la total ocupación del país.
Decenas de miles de tibetanos, murieron en los bombardeos, o fueron encarcelados.
Tras la victoria de los comunistas, a sus 24 años, el 17 de noviembre de 1959, el Dalai Lama fue declarado Jefe de Gobierno en exilio.
Considerando que la única forma de liberar a su país de la opresión, era que su palabra y su actividad, no fueran acalladas, el Dalai Lama cruzó los Himalayas a pie, en un peligroso viaje que le llevó al exilio en India.
Unos 80,000 tibetanos le acompañaron, mientras Mao Tse Tung, ponía en el gobierno del Tibet, al Panchen Lama al que, sin embargo, no consiguió manejar a su gusto, y encarceló en 1964.
En 1963, se promulgó una Constitución Democrática, que se basa en La Declaración Universal de los Derechos Humanos.
Dharamsala, felizmente conocida como la Pequeña Lhasa, posee también instituciones culturales y educativas, y sirve de “Capital en Exilio” de 130,000 refugiados tibetanos, que viven principalmente en la India.
Otros, viven en el Nepal, en Suiza, en el Reino Unido, en los Estados Unidos, en Canadá, y otros 30 países.
El 10 de diciembre de 1989, al Dalai Lama, le fue concedido El Premio Nobel de la Paz, por su resistencia constante al uso de la violencia en la lucha de su gente para recuperar la libertad, dando a conocer su punto de vista, respecto al Conflicto del Tibet, y la situación en su país.
Es miembro del Comité de honor de La Coordinación internacional para el Decenio de La No Violencia y de La Paz.
El 17 de octubre de 2007, El Congreso de los Estados Unidos, le otorgó La Medalla de Oro, lo que desató la furia del Gobierno de China.
En marzo de 2011, el Dalai Lama anunció, que renunciará a todos los cargos políticos en el Gobierno tibetano en el exilio, para quedar solo, como Líder Espiritual y Religioso.
Tenzin Gyatso, figura internacional que se define a sí mismo como “un simple monje”, viaja por todo el mundo, hablando en pro del pueblo tibetano, su autonomía respecto de China, e impartiendo enseñanzas budistas.
Reputado por su jovialidad, por su estilo enérgico y profundo, y por su erudición, ha dado frecuentes alocuciones públicas, que han sido transcritas, en más de un centenar de libros.
“A place rich with all the strange beauty of your nighttime dreams”
Seven Years In Tibet es una película estadounidense, del género dramático, rodada en 1997, siendo dirigida por Jean-Jacques Annaud.
Protagonizada por Brad Pitt, David Thewlis, B.D. Wong, Lhakpa Tsamchoe, Jetsun Pema, Jamtsho Wangchuk, Mako Jamyang, Ric Young, entre otros.
El guión es de Becky Johnson, basado en el libro del alpinista austríaco, Heinrich Harrer, de 1953, en el que se narran sus experiencias en el Tibet, entre 1944, durante La Segunda Guerra Mundial; y 1950 con la entrada del Ejército de Liberación Popular de China.
La música, fue compuesta por John Williams, y cuenta con el violonchelista Yo-Yo Ma, Seven Years In Tibet fue producida por Mandalay Entertainment Productions.
Para reconstruir el Tibet en Los Andes, se eligieron los pueblos de Upspallata y Mendoza, ésta última, una ciudad argentina, con 700,000 habitantes, donde se reprodujeron el poblado de Lhasa, y El Palacio de Potala, con más de mil habitaciones, donde han residido los Dalai Lama.
Seven Years In Tibet sigue a Heinrich Harrer (Brad Pitt), un famoso escalador austriaco, que participa junto con un equipo de alpinistas, liderados por Peter Ausehnaiter (David Thewlis) en la conquista de la cima del monte Nanga Parbat, en nombre de la Alemania nazi.
Tras descender del monte, sin haber cumplido la misión, estalla La Segunda Guerra Mundial.
En el descenso, la totalidad del equipo es capturado por soldados ingleses presentes en territorio indio, y sus integrantes, llevados a un campo de prisioneros.
Harrer intenta escapar en diversas ocasiones, hasta que lo consigue, con la ayuda de un ingenioso plan con algunos de sus compañeros, entre ellos, Peter Ausehnaiter.
Al escapar, Harrer decide dirigirse solo en dirección hacia el Tibet.
Harrer es definido, como un hombre egoísta y lleno de orgullo, pero a lo largo de Seven Years In Tibet, escribe cartas a su hijo, que nace mientras él se encuentra en cautiverio.
Este egoísmo, le lleva por caminos duros, que van modificando poco a poco, su forma de ver y apreciar el mundo.
Ha de robar comida, incluso a perros, para subsistir viviendo en la más absoluta miseria.
Finalmente, consiguen internarse en el Tibet, llegando a Lhasa, y obteniendo un permiso para vivir allí.
Eran una excepción, debido a que en el Tibet, no se permitía la entrada a extranjeros.
Harrer continua escribiendo a su hijo, ya se ha divorciado de su mujer, y ésta ha iniciado una relación con un amigo de la pareja.
Peter se había casado con una modista, que en un principio interesó a los 2 amigos.
Ambos han conseguido cierta estabilidad en sus vidas, pero la vida de Harrer da un giro inesperado, cuando el Dalai Lama, un niño considerado líder espiritual del Tibet, se interesa por conocerle.
Harrer se convierte, en el mejor amigo del Dalai Lama, quien desea sacar todos los conocimientos que le pueda aportar el alpinista austriaco.
Por otro lado, China, en su lucha por la expansión, demanda al Tibet, que se considere territorio chino, pero los dirigentes de este pequeño país aislado del mundo, se niegan rotundamente, iniciando una guerra; guerra que pierden los tibetanos, debido a que no eran hombres de guerra, eran hombres que habían nacido para y por la paz, pero esto poco les importó a los dirigentes chinos.
Harrer se siente avergonzado de ver con claridad, aquellos ideales que un día defendió.
El Dalai Lama, es declarado en su poder absoluto sobre el Tibet por el pueblo, y Harrer sabe del peligro que esto supone para su pequeño y joven amigo; por eso, decide intentar huir con él, pero el Dalai Lama le aconseja, que se preocupe por su verdadero hijo, que busque la paz en él, y que vuelva a Austria.
Harrer sigue aquellos consejos, y vuelve a Austria para convertirse en el padre de su hijo.
Seven Years In Tibet relata cómo en el camino recorrido, busca la paz y el perdón por haber abandonado a su hijo, y cómo los conocimientos que va adquiriendo en el camino, lo convierten en un hombre cada vez más bondadoso y respetable.
Al mismo tiempo, la historia nos habla de la traición que los tibetanos sufrieron de manos de los chinos, que provocó la injusta muerte de muchos ciudadanos, cuya única lucha conocida era, la de lograr una paz absoluta.
“In a past life this worm could have been your mother”
Seven Years In Tibet cuenta en resumen:
Las 3 evasiones, 2 travesías por el Himalaya, una interminable marcha por las altiplanicies desérticas del Changtang, 5 años de residencia en Lhasa, la confianza y amistad del Dalai Lama, y la terrible invasión China.
Defiendo a Brad Pitt, me parece un buen actor, comprometido con cada papel que cae en sus manos, y aquí está francamente bien, más rubio que nunca, le da ese toque de rebeldía y soberbia, que parecía predominar en el carácter del verdadero Heinrich Harrer.
Brad Pitt no protagoniza uno de sus papeles más complejos, pero sí más humanos, encarnando la soledad, la angustia, el arrepentimiento, la honradez, y la amistad.
Junto a él, un más que correcto David Thewlis, paradigma del actor independiente, al que es prácticamente imposible ver en productos comerciales.
Correcto también me ha parecido, el trabajo realizado por B.D. Wong, y por la exótica Lhakpa Tsamchoe, actriz nacida en India, de impresionante belleza, de increíbles ojos, y que interpreta al interés amoroso de los 2 protagonistas principales.
Como curiosidad, decir que Jetsun Pema, interpreta a la madre del joven Dalai Lama, y que en realidad, es la hermana del actual líder budista.
No hace falta decir, que la fotografía es impresionante.
Aunque en gran parte, Seven Years In Tibet trate de un documento histórico, se podrían haber aprovechado más los personajes, para hacer menos predecible el desarrollo.
Seven Years In Tibet trata superficialmente el tema que atraía mi mirada, el budismo, aún en su versión de los Lamas.
Se dan ligeras pinceladas de esa forma de entender la realidad, y además, están contaminadas por una ficticia adaptación a los foráneos montañeros.
Igual trato reciben los acontecimientos históricos, la forma “periodística” de enterarse los protagonistas del final de la guerra es ejemplificadora de esa visión “hollywoodcéntrica”
Y qué decir de las relaciones humanas, pues otro tanto de lo mismo, superficialidad, un maestro montañero para el Dalai Lama, que se considera un egoísta, y acaba amándolo como al hijo que perdió por subir al cielo, una mujer bonita oriental, a la que se perdona no enamorarse del guapo…
La película Seven Years In Tibet, sólo cuenta parte de las aventuras reales, y fue condenada desde un primer momento, por El Gobierno de La República Popular China, que prohibió al equipo de rodaje, la entrada en el país.
Por eso, la gran mayoría fue rodada en Argentina.
A pesar de la prohibición, el director coló 2 equipos de grabación en secreto, para filmar en escenarios naturales, con la excusa de que estaban rodando un documental, que consiguieron al menos, 20 minutos de metraje.
Se comenta que Seven Years In Tibet tuvo más repercusión, por la polémica desatada por tratarse de la vida de un seguidor del nazismo, que por su valor artístico.
La controversia gira, porque se le ha acusado de ocultar su relación con el nacionalsocialismo.
Se alteró el diálogo en 2 secuencias, para rebajar el nivel de polémica, en torno al pasado nazi de Heinrich Harrer, que destapó la revista alemana Stern.
En la primera, un oficial alemán se refiere al personaje, como “distinguido miembro del Partido Nacional Socialista” en lugar de “al hombre que colocó nuestra bandera en la cima del Eiger”
Y en la segunda, Harrer, comprobando el ataque salvaje del ejército comunista, a los monjes budistas, asegura en “voz en off” que “no hace mucho, yo abrazaba los mismos ideales.
Hubo un tiempo en el que no era tan distinto a los chinos intolerantes”
Sin embargo, en lo actoral, culpa del guión probablemente, no es creíble, que un nazi egoísta y altivo, pueda cambiar su actitud ante la vida, tras unos meses en la montaña, y caer como prisionero de guerra, pues no encuentro razones objetivas para creerlo.
Tampoco es creíble, que durante la fuga a través de Lhasa, se convierta en el consejero cultural del Dalai Lama.
David Thewlis y Brad Pitt, siguen teniendo prohibida la entrada en China.
Existe un conflicto complejo entre el Tibet y la China, sobre cuestiones de soberanía, con la histórica región autónoma budista, sometida al gobierno de Pekín, y con un gobierno independiente en el exilio, dirigido por el Dalai Lama.
A los líderes chinos del Partido de La Republica Popular China, no le gusto lo que vieron en la película “Seven Years In Tibet”, estos manifestaron su descontento, por el retrato que hace de sus compatriotas, muy distinto al que se hace del Dalai Lama y sus seguidores.
El descontento citado, conllevó que Brad Pitt fuera declarado “non grato” de por vida, por ende, su entrada está prohibida en China.
Por otra parte, toda la secuencia de las negociaciones, y la instalación del Dalai Lama como gobernante, están fuera de secuencia.
Tenzin Gyatso, XIV Dalai Lama, fue entronizado como el líder temporal del Tibet, el 17 de noviembre de 1950.
Después de que los chinos cruzaran el río Jinsha, y derrotaron al ejército tibetano en octubre de 1950, una delegación tibetana, fue enviada a Beijing, y convino en El Acuerdo de los 17 Puntos para la Liberación Pacífica del Tibet.
Mientras tanto, el Dalai Lama abandonó Lhasa, y se refugió en la frontera con la India y Sikkim.
El Dalai Lama no le gustaba el acuerdo, pero regresó a Lhasa, y por varios años, trató de trabajar dentro de sus términos.
El único problema de Seven Years In Tibet es que no deja muy claro, que es lo que se desea demostrar es:
A) El drama del protagonista.
B) La vida del Dalai Lama, o
C) Cómo el comunismo destruye la religión y cultura de un lugar.
El argumento se basa más bien, en la búsqueda de la paz interior, de encontrar su propio destino, más que en toda la historia que engloba.
Pero hay frases que sí que me han hecho pensar, palabras de Buda; también nos encontramos con mucha de la cultura Tibetana.
Un argumento... bastante humano, por llamarlo de alguna manera.
“Well, then, since you're so humble, we won't ask your opinion”
Figura venerada en Austria, a Heinrich Harrer se le considera también, un apóstol de la causa del Tibet.
De aquí que causara una gran conmoción, el artículo de la revista alemana Stern, en el que se afirmaba, que Harrer había sido nazi desde 1933, miembro de las temidas SA, y más tarde de las SS.
Al principio, Harrer lo negó todo.
Pero cuando le presentaron pruebas irrefutables, aceptó parcialmente las acusaciones.
Y luego desapareció.
El periodista austriaco, Gerald Lehner, encontró un expediente de Harrer, de 80 folios, en Los Archivos Nacionales de Estados Unidos, en Washington.
Los documentos, no relacionan a Harrer con ningún crimen de guerra, pero plantean algunas cuestiones muy inquietantes.
El Partido Nazi, fue declarado ilegal en Austria, en 1933, 5 años antes de que Hitler se anexionara el país, en el ya famoso Anschluss.
Tiempo después, surgieron nuevas pruebas, de que la presencia de Harrer en el Tibet, se debía a una desconocida campaña nazi.
De acuerdo con la estrategia trazada por Heinrich Himmler, había enviado a Lhasa un equipo de reconocimiento varios años antes.
“Además, al menos uno de los hombres de esa primera expedición, que anteriormente había trabajado en el campo de prisioneros de Auschwitz”, había permanecido varios meses en Lhasa, y se había hecho amigo del mismo tibetano que ayudó a Harrer y a Aufschnaiter, a entrar en la ciudad prohibida.
El artículo de Stern, armó gran revuelo en Alemania y en Austria.
El principal argumento de su defensa, era que había tenido que ingresar en las SS, como condición para formar parte de las expediciones.
Lo cierto es que en El Festival de Breslatt, Himmler en persona, había invitado a Harrer a participar en 1939, en la expedición de reconocimiento del Nanga Parbat.
“Estaba dispuesto a ingresar en cualquier organización, con tal de poder practicar el alpinismo”, afirmó Harrer.
“En aquel entonces, no existía el menor indicio, de que los nazis llegarían a ser la mayor organización criminal de todos los tiempos.
No obstante, creo que lo sucedido con las SS, fue uno de los errores de mi vida, quizás el mayor”, dijo.
Independientemente del tipo de nazi que haya sido Harrer en 1939, lo cierto es que el Tibet transformó al explorador.
Sus 53 años como trotamundos, dan cuenta de una gran labor humanitaria; Harrer no sólo ha salido en defensa de la soberanía del Tibet, sino también de la dignidad de los pueblos del Tercer Mundo.
Heinrich Harrer murió el 7 de enero del 2006, a los 93 años de edad, aislado completamente de la vida pública, tras admitir su pasado nazi.
Su familia no hizo público los motivos de su muerte, pero emitieron un corto comunicado para los medios de comunicación, que decía lo siguiente:
“Ha partido con gran serenidad, hacia su última expedición”

“This is another great difference between our civilization and yours.
You admire the man who pushes his way to the top in any walk of life, while we admire the man who abandons his ego”



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