Savages

“Just because I'm telling you this story doesn't mean I'm alive at the end of it. 
This could all be pre-recorded and I could be talking to you from the bottom of the ocean. 
Yeah, it's that kind of a story. 
Because things just got so out of control”

La decisión de Estados Unidos, de no desafiar en Las Cortes, los planes de los estados de Washington y Colorado, de legalizar la marihuana, convierte La Política de Drogas Estadounidense, en un caso de Manual de Hipocresía Política: 
¿Cómo puede el gobierno de Estados Unidos, seguir luchando contra la legalización de la droga en el exterior, cuando le está dando luz verde en su propia casa?
En su memorándum del 29 de agosto, 2013, El Departamento de Justicia dijo a los fiscales, que no cuestionen las leyes de legalización de la marihuana de los 2 estados, siempre y cuando, ambos gobiernos estatales, impongan un sistema regulatorio estricto que prohíba, entre otras cosas, la venta de marihuana a menores, el cultivo de marihuana en tierras públicas, y su exportación a otros estados que no la han legalizado.
“Esto coloca a Estados Unidos, en una posición incómoda”, dice John Walsh, un experto en drogas, de la Oficina de Washington sobre Latinoamérica, un grupo que apoya la legalización de la marihuana. 
“Estados Unidos está implementando en su casa, una política muy diferente de la que recomienda a otros países”
La decisión del Departamento de Justicia, probablemente tendrá un gran impacto en Latinoamérica, donde muchos países están debatiendo sus propias leyes de legalización.
En México, donde más de 50,000 personas han muerto durante los últimos 6 años en la guerra contra las drogas, apoyada por Estados Unidos, los partidarios de la legalización en el Congreso, tendrán argumentos adicionales para respaldar un cambio de rumbo. 
¿Por qué seguir perdiendo vidas, y gastando fortunas para combatir la marihuana, cuando ni el propio gobierno estadounidense lo está haciendo?, preguntarán.
México es sin dudas, el mayor exportador de marihuana a Estados Unidos, y probablemente, será el país en que la resolución del Departamento de Justicia, tendrá un mayor impacto. 
Otros exportadores importantes de la región son:
Jamaica, Canadá, y Colombia.
“You're already dead. 
You're dead from the moment you're born. 
If you can accept that, you can accept anything”
Savages es una película de acción, del año 2012, dirigida por Oliver Stone.
Protagonizada por Taylor Kitsch, Blake Lively, John Travolta, Salma Hayek, Aaron Johnson, Emile Hirsch, Benicio Del Toro, Joel David Moore, Trevor Donovan, Mía Maestro, Demián Bichir, Diego Cataño, Gonzalo Menéndez, Alexander Wraith, Jonathan Patrick Moore, Antonio Jaramillo, Aaron Kunitz, Jake McLaughlin, Matt Riedy, Joaquín Cosío, Sandra Echeverría, entre otros.
El guión es de Shane Salerno, Don Winslow, y Oliver Stone, y están basados en la novela del mismo nombre, de Don Winslow, escrita en 2010.
Winslow, es un escritor estadounidense, muy reconocido en novelas de crimen y misterio; ha sido detective privado, guionista de cine y televisión, y 2 de sus obras, han sido llevadas al cine:
“The Death and Life Of Bobby Z” (1997) y “Savages”
En entrevistas realizadas en 2010, Winslow mantiene el criterio de que “solo la legalización y/o la descriminalización de las drogas, puede reducir el narcotráfico” y que “Estados Unidos actúa en México contra la droga, con la mentalidad con la que luchó en Vietnam”
Siempre sometido al examen de la polémica, siempre expuesto al ataque ideológico que inspiran sus apariciones públicas, Stone encontraría en el texto de Winslow, todo aquello que ha inspirado su cine más controvertido:
La naturaleza animal, depredadora del ser humano como trazo asumido para dibujar un mundo desquiciado, autodestructivo y febril; una cartografía de la imposibilidad del individuo, de formar parte de una sociedad sin sabotearla, y sabotearse, de paso, a sí mismo; una oportunidad para divertirse, de la manera más tarada posible, con un nuevo viaje cargado de épica nihilista, y sangre a borbotones.
Savages retrata un drama realista, acerca del narcotráfico, donde los protagonistas a pesar de tener lazos con el mundo de las drogas, son “los buenos”, mientras que por el otro lado, se encuentran los villanos de la historia, que deciden incursionar el camino equivocado; y son más bien, 2 bandos de seres que fingen: 
Los villanos, seres tiernos que se esconden tras grietas cortantes y feroces; los buenos, unos enclenques metidos a un negocio demasiado inteligente para ellos.
Savages es también una historia de amor, un film “noir” sobre qué seríamos capaces de hacer por amor, aderezado con una visión modernista de la marihuana, y la mafia mejicana; es un film sobre la pureza interior de unos personajes abocados al abismo de la violencia, sobre el amor como tabla de salvación, y sobre los límites de nuestro salvajismo primario de supervivencia. 
Todo inicia en Laguna Beach, el centelleante centro costero del condado de Orange, California, que acoge a gente privilegiada, sin nada que hacer: 
Adolescentes con demasiado tiempo libre y dinero. 
Allí vemos a 2 jóvenes emprendedores:
Ben (Aaron Johnson), un budista pacifista y caritativo botánico, que aspira a salvar al mundo, y su mejor amigo, Chon (Taylor Kitsch), ex SEAL de la Marina estadounidense, y ex mercenario que no está seguro de que valga la pena salvar al mundo.
Ambos han montado un lucrativo negocio casero: 
Cultivar y vender la mejor marihuana, que jamás se ha desarrollado. 
Los 2 amigos, también comparten novia, la extraordinaria y bella Ophelia “O” Sage (Blake Lively)
Los 3 disfrutan de la vida, sin molestar a nadie. 
Pero una empresa de este tipo, no puede permanecer oculta durante mucho tiempo. 
Su legendaria hierba, y su innovador negocio, llaman la atención del cártel mexicano de Baja California, encabezado por su despiadada jefa, Elena Sánchez (Salma Hayek), su brutal mano derecha, Miguel “Lado” Arroyo (Benicio Del Toro), y Alex (Demián Bichir), un abogado sin escrúpulos. 
Elena, exige asociarse con Ben y Chon, pero los muchachos se niegan, y nadie dice no a “La Reina” sin perder algo a cambio. 
El cártel entonces, secuestra a O, diminutivo de Ophelia, y les exige como rescate, todo el dinero que han ganado durante los últimos 5 años. 
Elena no ha tenido en cuenta, el poderoso lazo que une a Ben, Chon, y O. 
Aunque en principio, los 2 jóvenes se muestran dispuestos a pagar, al mismo tiempo, idean un plan para rescatar a la chica, y vengarse de sus secuestradores, con la ayuda de un agente corrupto de la DEA, llamado Dennis Cain (John Travolta), y el astuto contable, Spin (Emile Hirsch)
Así, empieza una larga y salvaje batalla llena de crueldad y peligro, entre voluntades de hierro.
Savages es una película repleta de contradicciones:
Por un lado, tenemos a un par de amigos que comercian con sustancias prohibidas, y que viven de manera lujosa. 
A uno no le gusta la violencia, mientras que el otro, tiene experiencia militar. 
Si nos fijamos en el lado del cártel, La Jefa les hace la vida imposible, tras secuestrar a una chica, que a su vez, es la novia de ambos. 
Sin embargo, trata con mimo a su hija Magdalena (Sandra Echeverría), para intentar ganarse su afecto, algo que le resulta especialmente difícil de conseguir. 
Paz y guerra, maltratos y agasajos. 
Son antónimos que aparecen a lo largo de Savages que, para completar el cupo de contrariedades, tan pronto contemplamos sangre y drama, como se nos muestran sentimientos y hasta una pizca de comedia. 
“Adrenaline is natures way of telling you don't fuck up”
Stone ha hecho una especie de thriller, lleno de humor y crueldad, que destila un virtuosismo y habilidad narrativa, que su experiencia da por descontado.
Stone utiliza recursos conocidos: 
Colores cálidos, sensuales movimientos de cámara, montaje dinámico.
El estilo busca un efecto envolvente de seducción, en consonancia con el hedonismo del trío que, fuera de la ley, parece haber alcanzado un paraíso en La Tierra. 
Hay una fábula de “pérdida de la inocencia” de los protagonistas, y Savages pone en juego, los duros desafíos “deshumanizadores” que suscita la guerra con los gánsteres latinos. 
Lo que se resiente, no obstante, es que el tono cómico, a veces, no llega a suplantar bien las escenificaciones dramáticas que se presentan, con un montaje enérgico y desasosegado, escenas impregnadas de maneras operísticas, como lo es el secuestro de O.
Debido a los muchos personajes que acumula la historia, y a la cantidad de diálogo, el rodaje de Savages exigió mucha preparación y ensayos. 
En 2 semanas antes del rodaje, Stone organizó ensayos previos a las escenas, además de los que realizaría antes de su misma filmación: 
“Siempre ensayo las escenas generales antes de rodarlas”, dice el director.
“Es necesario ensayar, para saber cómo moverse en la escena, y de qué trata. 
Aunque se explique antes, todo queda mucho más claro en el ensayo. 
El plan de filmación real, nace de los ensayos” concluye.
En cuanto a las localizaciones, la mayor parte está rodada en emplazamientos naturales, intentando emular de la manera más fiel posible, los escenarios descritos por la novela de Winslow. 
Así, la producción empezó en Malibú, que hacía las veces de Laguna Beach, en la casa de un ex jugador de béisbol, y se desarrolló en el rancho Hummingbird Nest en los montes Santa Susana, que sirvió para recrear la mansión de Elena “La Reina”, un lugar en el que caben hasta 5,000 personas, pero en el que el personaje vive sola junto a sus guardas: 
“Queríamos que su casa reflejara la ambición, y el precio que había pagado para llegar a la cima”, explica el diseñador de producción Tomás Voth. 
“Debía ser elegante, impactante, y mostrar lo que es llegar a la cima, en la más absoluta soledad” dijo. 
También, se ubicó el enfrentamiento final, en la presa Pyramid, situada en la parte derecha del acueducto de Los Angeles, y un sitio prácticamente vetado para los rodajes de cine. 
En cuanto al aspecto de la imagen, Stone y el director de fotografía Dan Mindel, optaron por objetivos anamórficos, y un formato panorámico, según palabras del segundo, para mostrar California tal como es: 
“Era una manera de demostrar a la industria, que vale la pena filmar en California, y lo mucho que pueden dar los paisajes a una película”, asegura Mindel.
“En este caso, el formato aportó una sensualidad, y una ambientación, que probablemente no habría podido capturarse con otro sistema” dijo. 
Por su parte, el diseñador de producción, eligió una paleta de colores fuertes y vibrantes, lejos del mono cromatismo, pero con asperezas, y cierta calidad estrambótica.
Fiel a su esencia, el fondo de Savages nos aproxima a la actualidad más rabiosa y dura. 
Amaga, con sumergirnos en esa vorágine diaria en la frontera mexicana, donde el mercado de estupefacientes sesga vidas a centenas. 
Son los llamados cárteles, dominados por podredumbre que sentencia, y aniquila sin pudor, y cuyas ramificaciones, se conectan por todo el planeta. 
En medio de este proceso, Stone nos dibuja la perfección hecha negocio. 
Con 2 jóvenes, al estilo del “ying y el yang”, regentan un idílico servicio de distribución de cannabis. 
Su equilibrio se fractura, cuando uno de los cárteles más poderosos de México, decide que deben unirse a un “holding” no demasiado atractivo para sus intereses.
Ante su negativa inicial, los mafiosos deciden cortar uno de los nexos entre ambos, su compartida novia, iniciando una guerra como la que cada día viven los ciudadanos mexicanos a 2 manzanas. 
Y como versaba el inicio de este párrafo, Stone solo amaga, ya que todo lo que nos ofrece, no es más que una superficial pelea entre bandas, con connotaciones pseudo románticas como eje.
Sin embargo, la primera gran virtud de Savages, es que a uno se le pasa volando el tiempo, pues Stone consigue que nos interesemos lo suficiente por sus protagonistas, como para que el simple efectismo del guión, en el que también colabora, acabe convirtiéndose en un elemento positivo. 
Y es que no estamos ante una producción, que pretenda ofrecer una gran reflexión vital, sobre el mundo de la droga, algo en lo que fracasa estrepitosamente, cuando intenta subrayar en exceso, el motivo del título de Savages, sino ante un enérgico y lujoso pasatiempo, en el que lo importante son los personajes, y los continuos arrebatos de violencia, tanto física como verbal, de los protagonistas.
Es cierto, que Stone se regodea en exceso en algunas situaciones que podrían incomodar a espectadores, a los que les repele el exceso de violencia en cualquier producción audiovisual, pero éstas resultan necesarias, tanto para la credibilidad de la historia, como de los personajes. 
Si hay algo que no estoy dispuesto a perdonar, es que traicione completamente la confianza del espectador, a la hora de poner cierre a la historia, y eso llega un punto en el que parece alcanzar un clímax perfecto para todo lo que nos ha propuesto hasta ese momento. 
El problema es que Stone, eficiente orquestando la puesta en escena, aunque lejos de sus mejores años, quizá heredándolo de la novela que adapta, lo echa todo por tierra, consiguiendo de paso, que al menos yo me replantease muy seriamente, la credibilidad de la voz narradora, y es que este tipo de soluciones, ni siquiera me gustan en propuestas cómicas, donde lo he visto en varias ocasiones, así que menos aún en una historia de corte dramático.
No he tenido problema en alabar el trabajo de Stone, pero lo que realmente destaca es su reparto, en el cual todos están a un gran nivel. 
Tenía mis dudas respecto al trío protagonista, pero Taylor Kitsch y Aaron Taylor-Johnson, son el contrapunto perfecto; directo y violento el primero; meditador y con talante el segundo; el uno del otro.
Blake Lively, transmite al mismo tiempo desaliñada fragilidad, y la sensualidad necesaria, para que uno crea, que los 2 primeros acepten compartir su lecho. 
Me resultó tremendo el parecido con Naomi Watts…
Las actuaciones que realizaron, fueron buenas, y supieron marcar de manera exitosa, las diferencias de cada uno de sus personajes. 
Seguimos con la categoría masculina, y es momento de hablar sobre Benicio Del Toro. 
Genio de los genios, cada escena en la que aparecía, me hacía poner la piel de gallina. 
Del Toro da clases de como moldear un personaje, su trabajo es exquisito, odioso, repugnante, intimidante, de gran trabajo que, prácticamente, es el que se logra robar la atención, y tiene las mejores emociones.
Una vez más, Del Toro prueba que merece su lugar en el cine, y debo admitir, que fueron muchas las situaciones en los que opacaba a los protagonistas. 
No puedo pensar en otra persona para encarnar a Lado; fue algo muy sabio, elegirlo a él para interpretarlo.
John Travolta y Demián Bichir:
Sus papeles no son grandes, pero sí dejan su marca en la pantalla. 
El primero es un policía corrupto, y el segundo es el abogado del cartel mexicano. 
El personaje de Travolta me pareció muy bueno, y tiene unos giros que te dejan sorprendido, mientras que Bichir es excelente en su papel. 
Y por último:
Enorme Salma Hayek, bastante convincente como “Señora de La Droga” que en el fondo, sería mucho más feliz, llevando una vida normal junto a su hija.
El trio Hayek, Travolta & Bichir, y sobre todo, Del Toro, un fuera de serie, enciende la pantalla en cada aparición, sostienen la película a base de carisma, eficacia, y sentido del humor. 
Los esbeltos narcos, contraatacan y ponen en jaque a los malvados mafiosos, una jugada que solo puede llevar a la destrucción de uno de los bandos.
Cabe señalar la aparición corta, pero muy buena de un Joaquín Cosio; y el recorte de Uma Thurman como Paqu Sage, que rodó escenas como la madre de O, pero fueron suprimidas para aligerar el metraje.
Ya entrados en el tema del amor, hay que resaltar la importancia de este elemento en la historia, y en los personajes, ya que de no ser por el amor que hay en el triángulo “Ben-O-Chon” y el de “La Reina” con su hija Magda, la violencia que se genera es por amor, violencia inspirada, y movilizada por amor, por recuperar ese amor que hacía que todo estuviera bien, y para lo cual, se emprende un viaje a un estado más salvaje.
Y lo curioso es el nombre del film, Savages. 
Por una parte, el cártel llama así al trío de amantes, y creadores de la droga, por su comportamiento, por compartir una misma mujer. 
Y el lado salvaje del lado mexicano es evidente, por su crueldad en la tortura. 
No obstante, en su tramo final, hay otra explicación que recaería al comentar la protagonista narradora, la definición exacta de lo que quiere decir la palabra que da nombre al film, y la unión clara con respecto al modo de vida que acaban teniendo los protagonistas. 
El primer gran problema de Savages, es que son los villanos, los que despiertan alguna simpatía. 
Los héroes, son tan simples y caricaturescos como el resto, pero el trabajo interpretativo de Lively, Kitsch, y Johnson, queda reducido a posar ante la cámara, mostrar palmito, y explotar su sexualidad, para deleite de sus fans, y aburrimiento del que quiere ver cine. 
Chon es presentado como un rudo ex marine, y eso ya da pie a situaciones con tiroteos, explosiones, y persecuciones al más puro estilo Hollywood, y es tan guapo, que siempre puede contar con la ayuda de expertos mercenarios colegas; se supone que el muchacho está traumatizado por la guerra, pero las fogosas sesiones íntimas con O, le mantienen cuerdo…
Normal que se cabree cuando le arrebatan su droga sanadora, y exija a Ben, el pseudo-macho del triángulo, que se deje de chorradas pacifistas, y abrace su lado más bárbaro, como única solución para recuperar a la chica, y sobrevivir en un “Wargasm” inevitable.
Blake Lively es novia de 2 cuerpos machos testosterónicos, que se los tira por separado, o a la vez, y curiosamente, no se muestra pezón siquiera, a pesar de mostrarnos un acto sexual de entrada…
El problema es de Oliver Stone, que la pone como protagonista de toda la trama, y nos quiere hacer creer que esta chica es un objeto sexual, y una especie de tesoro, recordar que la chica tiene dinero, cuando en realidad, el único “mérito” que tiene, es que se tira a los 2 salvajes a la vez. 
Si fuese una película porno, esto sería digno de mención, pero no lo es...
Los dos actores, Aaron Taylor-Johnson y Taylor Kitsch, abren una segunda lectura.
Ese buen rollo que tienen, y esa ansiedad que les da a los 2 cuando le secuestran a la rubia, me pone a pensar que en realidad, los chicos son gays, y la rubia es una excusa para toquetearse, cuando hacen un trío con ella, y bueno, ella también se abusa de la situación; y porque digo esto, porque el cuido de Chon, como “macho activo”, de Ben como “macho pasivo”, da como resultado, que este último de diga en un momento hacia el final, que ama a Chon…
Por otro lado, no hay 2 finales, solo hay uno y “todos están muertos”
El que dice ser el 2º final, es el efecto de la heroína en la chica. 
Al principio de Savages, cuando está relatando la historia dice, que “no porque este contando la historia significa que este viva”
Y cuando están los 3 tirados en el suelo, Ben empieza a describir primero el paradisíaco paisaje en su lecho de muerte, después es la chica, y es lo que muestran al final, porque están en paz, gracias a la heroína.
Eso sí, yo le hubiera dado un tercer final, para el personaje de Del Toro, tremendo que no mereció ser despedido de esa manera tan rápida.
A mí, en lo particular, Savages me pareció muy buena, por su calidad actoral, de imagen, y sobre todo en guión, y música.
La banda sonora es, sin duda, de lo mejor de Savages.
“There's something wrong with your love story, baby. 
They may love you, but they will never love you as much as they love each other. 
Otherwise, they wouldn't share you, would they?”
Savages explora una temática muy particular: 
La capacidad y afinidad de la humanidad por la violencia, sin excluir la facilidad con la que la ejercemos. 
Como nos transforma, y convierte en algo más o menos como lo quieran ver, ya dependerá de ustedes, que humanos, la violencia nos une, es el agente homogeneizante de la humanidad, es el código genético de nuestra sociedad. 
Tácticas, inteligencia, contrainteligencia, pólvora, y motosierras; las bases y herramientas de la violencia.
En Savages la marihuana es el centro, y Savages funciona también como parte de una demanda que Stone, como muchos otros, sobre todo en California, han reiterado: 
La necesidad de legalizar las drogas. 
En última instancia, la moraleja de Savages es que, si se legalizara la marihuana, no tendría sentido la violencia, ni habría posibilidad de la exportación de ésta por Los Cárteles Mexicanos, dentro de Estados Unidos. 
En parte, sólo en parte, es verdad, pero se suele olvidar que, el corazón de ese comercio, no está en la marihuana, sino en la cocaína, en las drogas sintéticas, en ocasiones, en la heroína. 
Stone, como muchos otros, argumenta que precisamente por eso, no sólo la marihuana, sino todas las drogas, deben ser legalizadas, y simplemente, regular su venta por el Estado. 
Puede ser, pero nadie termina calculando el daño para la salud pública de la sociedad.
Y es que la temática de Savages no se aleja de lo que hay hoy en México.
Solo hace falta encender la televisión, y ver las noticias sobre el movimiento de matanzas realizadas por éstos cárteles mafiosos que actúan por dinero, o droga. 
Gobiernos paralelos de un poder megalítico, capaces de comenzar y finalizar las guerras más cruentas, más brutales... más salvajes. 

“I looked up the definition of the word savage. 
It means cruel, crippled, regressed back to a primal state of being. 
One day, maybe, we'll be back. 
For now, we live like savages... beautiful, savages”



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