Die Zauberflöte

“Dies Bildnis ist bezaubernd schön, wie noch kein auge je gesehn!”
(¡Este retrato es encantadoramente bello, ningún ojo ha visto otro igual!)

“Ars longa, vita brevis”, sentenciaban los latinos acentuando la paradojal circunstancia del artista frente al tiempo.
Asombrosa por su cantidad y excepcional calidad, la obra de Wolfgang Amadeus Mozart resultaría el máximo ejemplo histórico de esa condición creadora, y “Die Zauberflöte”, su ópera postrera, compuesta pocos meses antes de su muerte, es una muestra de su vigencia perdurable.
“Die Zauberflöte, KV 620”, es un “singspiel” en II actos, con música de Mozart, y libreto en alemán de Emanuel Schikaneder.
El “singspiel” es un tipo de ópera popular, cantada en alemán, en el que se intercalan partes habladas; que además de ser gran obra musical, expresa unos valores a modo de crítica.
El argumento de esta obra ha sido muy controvertido, por su desordenado entramado y su aparente falta de sentido; y parece ser que es una apología encubierta de la masonería.
Se cree que el libreto pudo estar inspirado en la obra “Lulu oder Die Zauberflöte”, de August Jacob Liebeskind, aunque transcrita por Christoph Martin Wieland, pero también que pudo tener otras fuentes, como “Thamos, Rey de Egipto” de Tobias Philipp von Gebler, o “Sethos” de Jean Terrasson.
Pero esta es la última ópera escenificada en vida de Mozart, y estrenada en el Freihaus-Theater auf der Wieden de Viena, el 30 de septiembre de 1791; bajo la dirección del propio Mozart, apenas 2 meses antes de su muerte, cuando la obra aún se encontraba en cartel.
En su estreno tuvo un éxito moderado, pero en la actualidad, es una de las más representadas en todo el mundo.
La música de toda la ópera, es de una extraordinaria calidad y variedad, conformando una de las partituras más admirables de la música europea.
Hay que destacar también, que Mozart, con esta obra, abrió el camino de la ópera alemana cantada en su propio idioma, abandonando las influencias italianas.
Por su parte, Johann Joseph Schikaneder, más conocido como Emanuel Schikaneder, fue actor, cantante, director, poeta, así como director de teatro y masón; y “uno de los hombres de teatro con más talento de su época”
Desde 1773, Schikaneder era miembro de un grupo teatral itinerante, del que posteriormente sería también director; y en 1780, a raíz de uno de sus viajes, iría a parar a Salzburgo, donde haría amistad con Leopold Mozart, y por medio de él, con Wolfgang Amadeus Mozart.
Cuando se estrenó “Die Zauberflöte”, Wolfgang tenía 35 años:
El compositor vivió la creación de la ópera en un ambiente propicio y desenfadado.
Lo que no quita para que realizara un trabajo agotador.
Constanza, su esposa, había ido al balneario de Baden, dejándole sólo, preocupado por su diezmada economía.
De regreso a Viena, Mozart contaba únicamente con una veintena de días para finalizar su ópera; y Schikaneder comprendió la soledad moral en la que se encontraba, aquejado de un malestar que menguaba sus fuerzas…
En el año 1791, Schikaneder propone a Mozart la posibilidad de colaborar para hacer una ópera juntos.
Ni Mozart ni Schikaneder, estaban pasando por un buen momento económico, y pensaron que de esta manera podrían salir adelante.
Mozart aceptó la idea, y mientras componía la música para la ópera, empezó a componer “El Requiem” y su ópera “La Clemenza di Tito”
El argumento de la ópera “Die Zauberflöte” ha sido muy discutido:
Mientras que muchos investigadores la ven simplemente como “un cuento de hadas”, otros la ven llena de simbolismo y referencias a La Masonería.
En ese sentido, y a pesar de la fuerte influencia de la cultura popular, según algunos autores, la obra es la guía de una iniciación masónica, según “El Rito Zinnendorf”; que es hoy en día quizás, el rito masónico regular más practicado en Alemania, y ampliamente difundido en Austria.
Es desde luego, el rito más popular al seno de La Gran Logia Nacional de Los Francmasones de Alemania, la Große Landesloge der Freimaurer von Deutschland; y la única obediencia regular en la actual República Federal de Alemania.
Es un rito explícitamente cristiano y trinitario, bajo un sistema de 7 grados.
Masonería azul o de San Juan:
1. Aprendiz.
2. Compañero.
3. Maestro.
Masonería roja o de San Andrés:
4. Aprendiz y Compañero Escocés.
5. Maestro Escocés.
Masonería Capitular:
6. Clérigo o Favorito de San Juan.
7. Hermano Elegido.
Mozart, iniciado en 1784 en la logia vienesa “Zur Wohlthätigkeit” o “La Beneficencia”, así como su padre Leopold Mozart y Joseph Haydn, ambos iniciados hacia el final de sus vidas, posteriormente que Wolfang Amadeus; y una comparación con los rituales del “Rito Zinnendorf”, permite afirmar que este es el rito que se describe en “Die Zauberflöte”
A pesar de incluir en el libreto muchos elementos vinculados a la cultura popular, y que lleva a cabo una interpretación bastante libre del ritual masónico; las directrices de lo que es una Iniciación Masónica bajo el Rito Zinnendorf, son palpables.
El libreto es también una continuación natural de una serie de óperas de cuento producidos en el momento por grupo de Schikaneder, incluyendo una adaptación del “singspiel” llamada “Oberon” de Sophie Seyler, así como “Der Stein der Weisen”
Especialmente para el papel de Papageno, el libreto se basa en la tradición Hanswurst del Teatro Popular de Viena.
De igual modo, muchos autores han visto una prefiguración de Ignaz von Born en el papel de Sarastro, que era un individuo con gran influencia en la masonería austríaca de la época, y fue quien apadrinó el ingreso de Mozart a la misma.
Mucha gente considera que el triple acorde de la obertura de esta ópera, es un claro signo masónico, con “la batería masónica” que anunciaría el carácter propagandístico de la obra, con objeto de difundir la masonería en un momento en el que El Emperador de Austria, Josef Benedikt August Johann Anton Michael Adam von Habsburg Lothringen intentaba prohibirla.
Asimismo, el tema de la lucha entre la luz y la oscuridad, es un símbolo recurrente en las enseñanzas masónicas, lo mismo que el encumbramiento del individuo por encima de cualquier título nobiliario.
Al componer la ópera, Mozart evidentemente tuvo en cuenta las habilidades de los cantantes destinados al estreno, que incluía tanto a virtuosos como a actores de cómic ordinarios, a los que se les pedía que cantaran para la ocasión.
Por tanto, las líneas vocales de Papageno, cantadas por el mismo Schikaneder; y Monostatos por Johann Joseph Nouseul, a menudo se expresan primero en las cuerdas, para que el cantante pueda encontrar su tono, y con frecuencia se duplican con los instrumentos.
En contraste, la cuñada de Mozart, Josepha Hofer, que estrenó el papel de La Reina de La Noche, evidentemente necesitaba poca ayuda, pues el papel es famoso por su dificultad.
En conjunto, Mozart combinó hábilmente voces de diferentes niveles de habilidad.
Los rangos vocales de 2 de los cantantes originales para quienes Mozart adaptó su música, han planteado desafíos para muchos cantantes que desde entonces han recreado sus papeles.
Ambas arias de La Reina de La Noche:
“O zittre nicht, mein lieber Sohn” y “Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen”, requieren un alto F6, raro en la ópera.
En el extremo inferior, la parte de Sarastro, estrenada por Franz Xaver Gerl, incluye un F2 conspicuo en algunos lugares.
Así pues, al conocer que un teatro rival iba a estrenar otra ópera con igual asunto, se modificó por completo la acción, dotándola además, de una significación simbólica de acuerdo con las prácticas masónicas, ya que tanto Mozart como Schikaneder pertenecían a la misma Logia.
El elemento mítico y maravilloso, adquirió en “Die Zauberflöte” un gran relieve.
En apariencia, puede causar extrañeza que este estreno tuviera lugar en un escenario mediocre, situado en los suburbios, y donde acudía un público poco cultivado; pero hay que tener en cuenta que desde 1790, Mozart mostraba una marcada inclinación hacia lo sencillo.
La acción tiene lugar en un mundo fantástico, donde El Príncipe Tamino es perseguido por una serpiente gigante, se adentra en el bosque tratando de huir, pero ha entrado en el reino de La Reina de La Noche sin saberlo; a lo que ella lo persuade a rescatar a su hija, Pamina, del cautiverio bajo El Sumo Sacerdote Sarastro; en cambio, aprende los altos ideales de La Comunidad de Sarastro y busca unirse a ella; pero para quedarse y pertenecer en El Templo de Los Sabios, habrá de pasar una serie de pruebas que logrará, por separado, luego juntos, sometiéndose a severos juicios de iniciación, que terminan en triunfo, con La Reina de La Noche y sus cohortes vencidos.
El terrenal Papageno será un escudero del Príncipe, que representa la simbología masónica y la lucha entre los poderes de la luz y las tinieblas; también representa al hombre natural y común, al ser humano humilde y bueno; en contraste con Tamino, representante del espíritu y la intelectualidad
Papageno acompaña a Tamino en su búsqueda, pero fracasa por completo en las pruebas, no obstante se ve recompensado de todos modos con la mano de su compañera ideal, Papagena.
Tal vez sea por este motivo por el que se pueden rastrear algunos elementos de la logia dentro de la obra.
Elementos que en líneas generales son claros, aunque si bien algunos críticos o musicólogos han tratado ir más allá, y encontrar significados ocultos dentro de la obra.
Sea como fuere, y sin tratar de realizar en estos momentos un estudio completo sobre la masonería en esta ópera, lo cierto es que elementos como “la búsqueda del conocimiento”, conocimiento que se encuentra oculto, y al que ha de accederse por medio de una serie de pruebas que han de pasar, es sin duda parecido a los ritos de iniciación masónicos.
De la misma manera que la alusión al silencio impuesto en la prueba, nos indica el secretismo de todos estos rituales, o la alusión al cambio de roles maniqueos entre “buenos y malos”
De tal forma, que si en un principio se podía intuir la existencia de un malvado personaje que había raptado a una Princesa, tema manido en las óperas barrocas; en el trascurso de la acción, nos percatamos de que Sarastro, sobre el que pesan una serie de rumores… es el “bueno”; mientras que La Reina de La Noche es “la malvada”
La Luz y La Oscuridad claramente difusas, estereotipadas y claras.
“Situación extrapolable a la masonería y su consideración en la sociedad, de la que si bien existen un sinfín de rumores que la satanizan, un acercamiento a ella nos conduciría a la verdad”, en opinión del compositor.
Otros elementos como la cita egipcia, el desarrollo del número 3, tanto en la acción como en los compases, o las diversas relaciones entre los personajes, nos vuelven a recordar sus múltiples significados esotéricos.
Como sea, “Die Zauberflöte” fue un gran éxito en su estreno, y recibió más de 100 actuaciones en el Theater auf der Wieden durante sus primeros meses de actuación; mientras Schikaneder continuó produciendo óperas a intervalos por el resto de su carrera en Viena; tanto que el éxito le reportó muchas ganancias, que con ayuda de un comerciante, hizo construir un nuevo edificio teatral, el Theater an der Wien, todavía existente hoy en día; cuya apertura se realizó el 13 de junio de 1801, con otra obra de Schikaneder, su ópera “Alexander”, con música de Franz Teyber.
Sus representaciones se caracterizaban por gran riqueza de decoraciones y efectos; si bien, este teatro también ofreció un programa de mayor calidad artística con los estrenos de La 5ª Sinfonía de Beethoven o “Rosamunde” de Schubert; pero la inflación galopante de Las Guerras Napoleónicas, le llevaría a perder toda su fortuna; y Schikaneder moría en 1811, en Viena, con claras muestras de demencia senil.
Como legado, dejo 64 obras de teatro, y 44 libretos; y entre ellos, una 2ª parte de “Die Zauberflöte”, llamada “Das Labyrinth oder Der Kampf mit den Elementen. Der Zauberflöte zweyter Theil” o “El Laberinto o La Lucha con Los Elementos. La segunda parte de Die Zauberflöte” que continuaba después de luchar contra el fuego y el agua, todavía hay 2 elementos para Pamina y Tamino que no son derrotados:
El aire y la tierra; mientras Tipheus intenta divorciarse de la pareja comprometida; Monostatos intenta forzar el amor de Papagena; y Papageno se encuentra con sus padres y hermanos.
Con el libreto, Schikaneder fue una especie de urraca literaria, filtró personajes, escenas, incidentes y situaciones de obras de teatro y novelas de otros, y con la ayuda de Mozart, los organizó en un libreto que abarca desde la bufonada hasta la solemnidad, desde la hazaña infantil, hasta la sublime aspiración humana.
En resumen, del circo al Templo, pero nunca descuidando una oportunidad de teatro efectivo en el camino; también se dice que pudo haber aconsejado a Mozart sobre el entorno musical de su libreto; y se cree que el difunto cantante de bajo, Sebastian Mayer, dijo que Mozart había escrito originalmente el dúo donde Papageno y Papagena se vieron por primera vez de forma diferente a la forma en que ahora lo escuchamos.
Ambos, originalmente gritaron “¡Papageno!”, “¡Papagena!” algunas veces con asombro.
Pero cuando Schikaneder escuchó esto, llamó a la orquesta:
“¡Oye, Mozart!
Eso no está bien, la música debe expresar una gran sorpresa.
Ambos deben mirarse en silencio, entonces Papageno debe comenzar a tartamudear:
“Pa-papapa-pa-pa”'; Papagena debe repetir eso hasta que los 2 finalmente obtengan el nombre completo.
Mozart siguió el consejo, y de esta forma el dúo quedó  tal como lo conocemos.
Sobre la influencia masónica en la ópera, debido a que Mozart fue iniciado en la logia masónica de Viena, “Zur Wohltätigkeit” o “La Beneficencia”, cuando se produjo el estreno de “Die Zauberflöte”, la masonería acababa de ser prohibida en los dominios del Emperador de Austria, Josef Benedikt August Johann Anton Michael Adam von Habsburg Lothringen, por su relación en ese país con Los Iluminados de Baviera; por lo que también, muchas de las ideas y motivos de la ópera, recuerdan los de la filosofía de La Ilustración; y es que “Die Zauberflöte” se destaca por sus elementos masónicos prominentes, aunque algunos estudiosos sostienen que la influencia masónica es exagerada.
Schikaneder y Mozart eran francmasones, al igual que Ignaz Alberti, grabador e impresor del primer libreto.
La ópera también está influenciada por la filosofía de La Ilustración, y puede considerarse como una alegoría que aboga por El Absolutismo Ilustrado.
La Reina de La Noche representa una peligrosa forma de oscurantismo, o según algunos, la emperatriz antimasónica católica romana, María Teresa; y según otros, la misma Iglesia Católica Romana contemporánea, que también era fuertemente antimasónica.
Su antagonista, Sarastro, simboliza al soberano iluminado que gobierna según principios basados en la razón, la sabiduría y la naturaleza.
La historia en sí, retrata la educación de la humanidad, pasando del caos, la serpiente; a través de la superstición religiosa, La Reina y Las Damas; a La Iluminación racionalista, Sarastro y Sacerdotes; a través del Juicio a Tamino, y el error de Papageno; para finalmente “La Tierra es un reino celestial, y los mortales son como los dioses”
Por otro lado, la audiencia moderna, a menudo encuentran problemáticas las tensiones prominentes de la misoginia y el racismo ocasional en Sarastro, que describe a La Reina de La Noche usurpando el poder legítimo de los hombres:
“¡Ella es una mujer orgullosa!
Un hombre debe guiar sus corazones, porque sin él, todas las mujeres tienden a salir de su propia esfera de actividad”
Y ella, la supuesta histeria vengativa femenina, sirve para frustrar la razón masculina y digna de Sarastro.
El pérfido villano, Monostatos, mientras tanto, está escrito como un moro o africano.
No es raro que los críticos describan el libreto,  como de una calidad terrible, como uno de los especímenes más absurdos de esa forma de literatura, es decir “libretti”, en el que el absurdo se considera como una cuestión de curso.
Con ocasionales excepciones, los críticos expresan opiniones duras sobre la calidad de la versificación alemana de Schikaneder; y generalmente no la defienden en sus propios términos, como si pudiera soportar independientemente como una obra de teatro, sino más bien como un vehículo que sirvió de gran inspiración para Mozart, para la composición, particularmente en su afirmación de altos ideales y la representación del amor desinteresado en los personajes de Pamina y Tamino.
La dura evaluación, no es universal; Johann Wolfgang von Goethe, admiró lo suficiente el trabajo como para escribir una continuación…
Como se citó, Mozart murió unas pocas semanas después del estreno, el 5 de diciembre de 1791.
Schikaneder estaba angustiado por las noticias, y sintió la pérdida bruscamente.
Evidentemente, ofreció un espectáculo benéfico de “Die Zauberflöte” para la viuda de Mozart, Constanze, que en ese momento se encontraba en una situación financiera difícil.
Cuando su compañía montó un concierto de “La Clemenza di Tito” de Mozart en 1798, escribió en el programa:
“El trabajo de Mozart está más allá de todos los elogios.
Uno siente muy intensamente, al escuchar esto o cualquier otra de su música, lo que el Arte ha perdido en él”
Su estatus como obra maestra de la ópera, es incuestionable, y ciertamente único dentro del más reducido ámbito del “singspiel”, donde no tiene comparación posible.
Como se dijo, hay otra secuela de “Die Zauberflöte”, también llamada “Der Zauberflöte zweyter Theil”, un fragmento de libreto de Goethe, destinado a ser puesto a la música por Paul Wranitzky.
Mientras la primera grabación de La Obertura de “Die Zauberflöte” que se conoce, fue publicada 1901, en los albores de la era de la grabación, por Victor Recording Company, y tocada por Victor Grand Concert Band.
La primera grabación completa de la obra, se realizó en El Festival de Salzburgo de 1937, con Arturo Toscanini dirigiendo La Filarmónica de Viena y La Ópera Estatal de Viena.
La primera grabación en estudio, fue con Sir Thomas Beecham, dirigiendo La Filarmónica de Berlín, y se completó en 1938.
Ambas grabaciones históricas, han sido reeditadas en modernos medios de grabación; y desde entonces ha habido muchas grabaciones, tanto en formatos de audio como de video; y ha sido una parte importante del repertorio operístico desde entonces, tanto que ha inspirado una gran cantidad de secuelas, adaptaciones, novelas, películas, obras de arte y composiciones musicales.
Ludwig van Beethoven, utilizó uno de los temas de “Die Zauberflöte”, el aria “Ein Mädchen oder Weibchen”, cantada por Papageno, para realizar sus 12 variaciones en fa mayor para violonchelo y piano, Op. 66; y con otro de sus temas, el aria “Bein Männern”, dúo cantado por Papageno y Pamina, realizó las 7 variaciones en mi bemol mayor, también para violonchelo y piano, WOo. 46.
Franz Liszt, compuso su “Adagio Der welcher wandelt diese Strasse”, de “Die Zauberflöte” en 1881.
En el cine, “Trollflöjten” es también una adaptación cinematográfica de esta ópera, realizada por Ingmar Bergman en 1975; famosa porque obtuvo una nominación al Oscar y al Globo de Oro; donde Bergman hizo algunos cambios audaces, haciendo que Sarastro sea el padre de Pamina; y no hay un caso de secuestro, sino de disputa de custodia.
La famosa aria de La Reina de La Noche, “Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen” fue cantada por June Anderson para la oscarizada película “Amadeus” (1984); y fue también la pieza favorita “de lucimiento” de la gran Florence Foster Jenkins, una cantante amateur de EEUU, que creía poder cantarla y se hizo famosa por masacrar la pieza.
“O zittre nicht, mein lieber Sohn!
Du bist unschuldig, weise, fromm; ein Jüngling so wie du vermag am besten, dies tiefgebeugte mutterherz zu trösten”
(¡No tiembles, querido hijo mío!
Pues eres inocente, sabio y piadoso.
Un joven como tú es el que mejor puede consolar este corazón de madre tan profundamente afligido)
Die Zauberflöte es un musical del año 1983, dirigido por Peter Windgassen.
Protagonizado por Edita Gruberova, Francisco Araiza, Gudrun Sieber, Kurt Moll, Lucia Popp, Norbert Orth, Wolfgang Brendel, Wolfgang Sawallisch, entre otros.
El guión es de Emanuel Schikaneder con la música de Mozart.
El cuento de hadas de Schikaneder en Mozart, nos habla sobre el amor, la confianza y la religión, plagado de humor, muerte, aventura, y amor incondicional.
Como ópera ha sido popular desde 1791, el libreto es bueno, aunque los diálogos de Schikaneder no son tan resistentes al tiempo:
Suenan un poco al estilo de la explicación, por lo que merecen un buen “dramatizador” para llevar esos diálogos a este siglo; pero es una obra festiva, que ha sido descripta como “la apoteosis del Singspiel”, término éste que en el siglo XVIII designó la combinación del canto con diálogos hablados.
En cuanto “ópera mágica” o “comedia sobrenatural”, género que estaba de moda en la época, que guardaba grandes afinidades con el cuento de hadas, Die Zauberflöte debe ser considerada como una mezcla singularísima de esoterismo, simbolismo y ceremonias iniciáticas con bufonadas vecinas a la farsa, algo que en manos de Mozart podía cobrar un vuelo y una calidad excepcionales.
Sin embargo, pese al éxito popular que siguió a su estreno, el 30 de septiembre de 1791, las generaciones posteriores a la suya, la encontraron difícil de comprender, porque no concebían que un argumento presentara situaciones dramáticas y música seria, seguidas de pantomimas, más o menos triviales.
Esta magna producción, quedó a cargo del Bayerische Staatsoper y UNITEL; siendo grabada en La Ópera Estatal de Baviera, del 19 al 20 de septiembre de 1983; con el director de orquesta, Wolfgang Sawallisch; La Orquesta y Coro de La Ópera Estatal de Baviera; y un elenco de primera categoría.
Esta es una historia fantástica, cómica, y en ocasiones mortalmente seria que sigue al Príncipe Tamino (Francisco Araiza), que sólo cuando ve una imagen de la hija de La Reina de La Noche (Edita Gruberova), que locamente enamorado.
Pero El Sumo Sacerdote, Sarastro (Kurt Moll), tiene secuestrada a Pamina (Lucia Popp) para evitarle la mala influencia de La Reina, por lo que la tomó bajo su protección.
Así, en busca de su amada, Tamino se encuentra con el “Vogelhändler” u “hombre-pájaro” o pajarero de La Reina de La noche, Papageno (Wolfgang Brendel), que también sueña con el amor, pero sus chicas o mujeres, aún no se ha encontrado… la cual finalmente será Papagena (Gudrun Sieber)
Y para ser admitido en el círculo de sacerdotes, a cargo del Orador (Jan-Hendrik Rootering), los 2 héroes deben pasar por dura pruebas, y soportar dificultades.
Otros personajes son:
Monostatos (Norbert Orth), los esbirros (Hermann Winkler y Karl Helm); Las Damas (Pamela Coburn, Daphne Evangelatos y Cornelia Wulkopf); Los Chicos (Cedric Roßdeutscher, Christian Immler y Stefan BandMás); Los Sacerdotes (Kurt Böhme, Franz Klarwein, Gerhard Auer y David Thaw), entre otros.
La crítica no ha dudado en calificar a Die Zauberflöte, como un verdadero oratorio masónico, si bien una parte de estudiosos la han juzgado como un cuento fantástico, una narración musical animada por la ficción de unos personajes llenos de buenos propósitos; puede pues concluirse, entre unos y otros, que esta obra es la expresión de un rito masónico bajo la estructura de un cuento fantástico, cercano a la sensibilidad del pueblo.
Algunas de sus melodías, son muy familiares, como el dúo de Papageno y Papagena; la primera aria de La Reina de La Noche:
“O zittre nicht, mein lieber Sohn” donde cabe destacar que en este aria, La Reina no parece un personaje malvado como sucede en la 2ª, en la que únicamente habla de matar a Sarastro; sino más bien como una madre angustiada; y pese a su brevedad, la pieza necesita de una soprano capaz de remontar una tesitura estratosférica.
Esta primer aria, vemos a una Reina serena y suplicante, que prepara a la audiencia para los fuegos de artificio vocal de la 2ª, una Reina furiosa y vengativa, que es el aria de coloratura “Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen”, considerada como una de las arias más famosas de la ópera, memorable, rápida y amenazantemente grandiosa; una pieza exigente y complicada para tener un buen desempeño, pues el rango del aria es de 2/8, partiendo un fa4 hasta un impresionante fa6
La pieza requiere una alta tesitura, y la demanda artística del contexto es muy dramática, requiere una voz con un centro rico, capaz de abordar con potencia la parte dramática, y con buenos agudos para lograr con éxito el fa6
Y por último el aria del Príncipe Tamino.
La puesta en escena y musical de La Ópera Estatal de Baviera, es la ópera más popular en el mundo por su belleza clásica, en la puesta en escena de la gran August Everding; por lo que esta grabación en vivo, es un verdadero sueño a la vieja usanza.
“Du, du, du wirst sie zu befreien gehen, du wirst der Tochter Retter sein.
Und werd' ich dich als Sieger sehen, so sei sie dann auf ewig dein”
(Tú irás a liberarla, tú serás el salvador de mi hija.
Y si te veo volver victorioso, tuya será para siempre)
Convendría rastrear el momento en el que Die Zauberflöte se convirtió en una ópera “para niños”
La función que nos ocupa, formaba parte no en vano del programa para público infantil del Bayerische Staatsoper.
Lo cierto es que cabe una lectura anecdótica, y a decir verdad superficial, del libreto de Die Zauberflöte; una lectura muy asequible a los ojos curiosos del público más joven, pero que no deja de ser un cierto espejismo que dista mucho de acercarse al núcleo duro de lo que se ventila en esta partitura.
Seguramente, un cierto tipo de puestas en escena muy realista, casi decorativa y literal, que ha contribuido a asentar este tópico por el cual Die Zauberflöte sería algo así como “un amable cuento de príncipes y princesas con final feliz”
No somos netamente contrarios a este hecho, pero sí nos parece que supone todo ello una elusión continuada de lo que verdaderamente anida en el corazón de esta genial obra de Mozart.
En este sentido, se reponía en escena la producción de August Everding, con decorados y telones de Jürgen Rose, estrenada ni más ni menos que en 1978, aunque restaurada y reconstruida en 2004.
Circula por ahí de hecho este DVD de unas funciones de 1983, con esta producción con Sawallisch a la batuta, y con un reparto lleno de primeras figuras:
Moll, Gruberova, Popp, Araiza, Brendel, etc.
Lo cierto es que el trabajo de Everding es una pequeña joya en su estilo, con sus evidentes limitaciones, con un par de instantes grotescos, pero también con algunas genialidades y con un par de estampas imponentes, como la que pone fin a la representación.
Si asumimos el código, es una producción con encanto.
Si nos ponemos estupendos, no es menos cierto que se antoja ya un tanto vetusta, y que el cartón piedra de los decorados resulta ya caduco y trasnochado.
Cabe apuntar asimismo, en el deber, una dirección de actores que brilla por su ausencia, dejada en manos de la intuición de cada solista.
No es éste asunto achacable al bueno de Everding, por supuesto, sino a la rutina de reposiciones de estos grandes teatros centroeuropeos, en los que a menudo no hay el más mínimo margen para afinar este tipo de detalles.
Por ello, esta es una gran producción operística de la vieja escuela, montada para el público partisano de Mozart de Salzburgo.
La producción, para no ser tan estrictos, se ve maravillosa, nada demasiado elegante, pero tiene trajes y conjuntos preciosos:
La serpiente era ciertamente muy amenazante, y la escena del fuego y el agua estaba especialmente bien montada.
Los ángulos de la cámara son sensatos, y logran capturar toda la acción, y suficientes tomas más cercanas se utilizan que sentimos como si tuviéramos asientos de primera fila.
Los decorados son dinámicos y detallados, y el vestuario es bastante tradicional, incluso si Papageno tiene menos plumas que en los tiempos de Mozart…
August Everding hizo el decorado, e hizo un buen trabajo, un poco demasiado bueno; y a veces, menos es más; y aquí hay un caso en que eso es cierto.
Las enormes piezas se ven maravillosas, pero se apoderan de gran parte de la energía del elenco y de la tarima misma, y Everding debería haberse dado cuenta de eso…
Ya desde la entusiasta obertura, la canción “del pajarraco”, el quinteto del acto I, las arias solistas desgarradoras de La Reina escalofriante, el inquietante Isis, y el coro de Osiris; la hilarante Papagena hasta el poderoso final, hace de la obra una fiesta para el oyente, con una orquesta excelente, dirigida por Wolfgang Sawallisch, y en general, con el cantar muy bueno.
Las actuaciones en conjunto fueron geniales, el coro estuvo bien, en especial los hombres, aunque solían quedarse allí de pie y mirar sin inmutarse.
Las 3 Damas fueron excelentes, muy resonantes en tono y muy rítmicas entre sí.
Y los 3 chicos… una gran sorpresa, qué hermosas voces blancas… angelicales.
Entramos de lleno tras la obertura:
Acto I
Cuadro I, en Las Tierras Rocosas:
El Príncipe Tamino llega hasta tierras rocosas perseguido por una serpiente gigante; ha perdido su arma, y ruega por su vida hasta que se desmaya.
Pero enseguida es salvado por Las 3 Damas, que matan al monstruo.
Al ver al joven, se enamoran de él, pero le abandonan con la promesa de volver de nuevo…
El Príncipe Tamino se despierta, aturdido, junto a la serpiente muerta, cuando oye un silbar:
Es Papageno, un hombre mitad pájaro y mitad humano, que llega tocando una flauta mágica con una gran jaula a sus espaldas, y se le acerca cantando.
Cuando El Príncipe habla con él, le pregunta quién es:
Y responde que es el pajarero de La Reina de La Noche, quien le da comida a cambio de los pájaros por vía de sus cortesanas, Las 3 Damas.
Hablando, El Príncipe Tamino es inducido a creer que Papageno mató a la serpiente gigante, y lo salvó.
En este momento se oye la voz de Las 3 Damas que, tras ver que Papageno ha mentido, le dan agua y piedras en vez de comida, y le cierran la boca con un candado de oro.
Al dirigirse a Tamino, le entregan un retrato de una bella joven, y viendo que él no permanece indiferente, le dicen que su destino será entonces fama, honor y felicidad.
En la intimidad, Tamino muestra con su canto, cuánto le gusta ella; pero no sabe quién es la retratada, pero sabe que le enamora.
Las 3 Damas aparecen ante Tamino, y le dicen que La Reina escuchó su canto, y ha querido que sea él quien rescate a La Princesa Pamina, la propia hija de La Reina de La Noche, que está secuestrada por un demonio llamado Sarastro, que vive en un castillo muy bien vigilado.
Entonces, decidido, Tamino se propone salvar y liberar a Pamina.
De repente se oye un trueno, y cae la noche…
Las montañas se abren dando paso a La Reina de La Noche, que viene sentada sobre un trono de estrellas, haciéndose la oscuridad detrás de ella…
En su delicada y completa aria de 3 tiempos emocionales distintos, con la que muestra su gran aflicción por el secuestro de su hija por un hombre al que no ama; persuade a Tamino para que la rescate y, a cambio, dejará que se quede con ella para siempre.
Después de esto, La Reina se retira entre las montañas, y el día se hace de nuevo.
Tamino, pensando en soledad si lo que ha visto es cierto, se encuentra con Papageno en el camino, que no puede hablar por el castigo… pero él tampoco logra liberarlo.
Entonces llegan Las 3 Damas y liberan a Papageno de su castigo por gracia de La Reina, pero éste no debe mentir nunca más… mientras a Tamino le entregan un regalo de parte de La Princesa:
Una flauta mágica de oro, que modifica el estado de ánimo de aquel que la escuche, hace más feliz a los hombres, al triste le vuelve alegre, y al soltero enamorado.
También, por comando de Pamina, Papageno debe acompañar a Tamino, pero éste tiene miedo de Sarastro; y abandonaría a Tamino por no ir.
Las Damas, para evitarlo, le regalan unas campanillas de plata mágicas, que le protegerán con su sonido.
Se despiden de ellos diciéndoles antes que, para guiarse y encontrar El Castillo, han de seguir a 3 muchachos jóvenes, bellos, nobles y sabios.
Cuadro II, en la habitación con Jeroglíficos del Palacio de Sarastro:
Unos esclavos y Monostatos, siervos de Sarastro, entran con Pamina, la sujetan y la atan.
Esta intenta evitar a Monostatos, quien la acosa y la desea…
Él se acerca a ella, quien lo rechaza aunque le cueste la vida.
En ese momento entra Papageno, que encuentra a Pamina junto al negro Monostatos.
Ambos se asustan por la extraña apariencia del otro, y escapan, pero Papageno reflexiona y entiende que, si los pájaros pueden ser negros, los hombres también…
Regresa ante Pamina para presentarse y, como solo se conocían de oídas, él comprueba que ella es la del retrato.
Le cuenta que lo recibió de un Príncipe enamorado de ella, que va a rescatarla por encargo de su madre, La Reina, cautivándole al darle el retrato para que pudiera cumplir la misión.
Antes de salir, cantan un dúo sobre la necesidad que sienten de amor en las vidas.
Cuadro III, en el bosque ante El Palacio de Sarastro:
Tamino es conducido por los 3 muchachos hasta El Palacio de Sarastro, quienes le dicen que sea firme, paciente y callado; y encuentra un templo con 3 puertas:
En el medio, La puerta de La Sabiduría; a la derecha, la de La Razón; y a la izquierda, la de La Naturaleza.
Entra por la puerta de La Sabiduría, porque las otras le impiden pasar… y se presenta ante él un Orador, que le pregunta por sus intenciones, diciéndole que está ofuscado por el engaño de una mujer, que habla mucho y hace poco.
El Orador le crea mucha confusión al admitir que Sarastro secuestró a Pamina, pero que no es malvado...
Tamino pregunta si fue sacrificada, El Orador dice que un juramento le impide responder, mientras no entre, le da la mano en amistad; y se va.
Un coro de “invisibles”, informan a Tamino que ella vive, y él empieza a tocar su flauta con agradecimiento.
El sonido atrae a los animales del bosque, y al tocar la flauta se oye la melodía que siempre toca Papageno.
Pamina y Papageno, buscan también a Tamino, y oyen su flauta mágica… Monostatos, al oír a Papageno, aparece e intenta atraparles.
Llama a sus esclavos, que vienen con cadenas, pero Papageno utiliza el regalo de Las 3 Damas, y con sus campanillas les detiene y les hace bailar y cantar.
Después se oyen trombones y Sarastro es anunciado por un coro “invisible”
Entra de forma triunfal, con sus sacerdotes y montado en un carro tirado por 6 leones.
Pamina le implora que le perdone su huida; ella quería escapar de Monostatos, quien le estaba acosando.
Sarastro ya sabía todo esto, y que está enamorada de otro, y aunque la perdona y dice no desear obligarla a amarle, añade que no la soltará.
Cuando ella apela al amor materno-filial, Sarastro responde que perdería su felicidad junto a su madre, y añade que es orgullosa, y que un hombre debe guiar los pasos de las mujeres para que no sobrepasen la esfera que les corresponde.
A lo que Tamino entra sujetado por Monostatos, y los 2 jóvenes se reconocen y pronto se abrazan fuertemente, lo que provoca la furia de Monostatos, que los separa inmediatamente, y ruega a su señor que los castigue.
Sarastro, imparcial, sentencia un castigo de 76 azotes, pero sobre Monostatos, al cual se lo llevan sus sacerdotes.
Para terminar, ordena que acompañen a Papageno y a Tamino al Templo de Las Pruebas, con las cabezas cubiertas con sacos, para ser iniciados.
Acto II
Cuadro I, en un bosque con palmeras:
Sarastro y sus sacerdotes, en procesión solemne, se reúnen en su Templo, y debaten la posibilidad de acoger a Papageno y a Tamino, e iniciarlos en sus prácticas.
Todos aceptan la propuesta, pero deberán ser virtuosos y superar una serie de pruebas.
En este momento canta Sarastro, rogando a los dioses que los fortalezcan con virtudes, y los acojan en caso de que deban morir.
Cuadro II, en una sala, de noche, con tormenta:
3 sacerdotes conducen a Tamino y a Papageno hasta la sala donde se harán las pruebas, y les quitan los sacos.
Tamino y Papageno entablan una conversación en la que suenan unos truenos que atemorizan a Papageno.
Después entran unos sacerdotes con antorchas, con los cuales, Tamino sentencia que estaría dispuesto a dar su vida por la amistad y el amor; y someterse a pruebas por ello.
Sobre esto, Papageno no está muy de acuerdo…
Él es un hombre primitivo, y hasta que no le aseguran una mujer joven y bella, a Papagena, no acepta.
Pero debe prometer no hablar con ella si la ve...
Tienen que permanecer en silencio, y no hablar con ninguna mujer; y en ese dúo se detallan las principales motivaciones de la prueba.
Los 3 sacerdotes abandonan la sala. y les dejan en la oscuridad.
En ese momento aparecen Las 3 Damas del suelo, y cantan el quinteto que los intentan convencer de que ese no es un buen lugar…
Papageno no para de preguntar a Tamino si lo que dicen es verdad, pero Tamino, que es fuerte, no piensa en lo que puedan decir.
Ellas insisten en que La Reina de la Noche se dirige hacia El Templo, mientras que Papageno se desmaya.
Pero se oye a los sacerdotes, que las expulsan hasta que desaparecen en el suelo.
Entran estos, y se llevan a Tamino; y a Papageno le hacen levantarse para poder seguir guiándolo.
Cuadro III, en un jardín:
Pamina duerme en una cama bajo la luz de La Luna; entonces entra Monostatos y canta su aria sin que nadie lo vea, en la que se lamenta de su posición comprometida:
No puede amar a un ser tan hermoso como La Luna, porque lo negro es feo.
Se acerca a Pamina, pero La Reina de La Noche, surge del suelo.
Pamina se despierta, y Monostatos se esconde.
La Reina de La Noche se enfurece al ver que Tamino se ha puesto del lado de Sarastro, y pide venganza por ello.
En el aria más famosa de la ópera, “Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen”, ella expresa que se siente engañada, y obliga a Pamina, su propia hija, que mate a Sarastro, amenazándola con abandonarla para siempre.
Le da el cuchillo a su hija para que asesine a Sarastro, y se marcha enfurecida.
Monostatos sale de su escondite, y decide vengar a Sarastro, pidiendo que se case con él, pero Pamina se niega.
Llega Sarastro para consolar a Pamina y tomar justicia, a la manera que se tiene dentro de esos muros, que no conocen venganza.
Cuadro IV, en La Sala de Las Pruebas:
Mientras Tamino y Papageno siguen superando las distintas pruebas impuestas; en este momento se enfrentan a la prueba del silencio, pero Papageno no calla…
Surge del suelo una mujer vieja y fea, que ofrece agua a Papageno, que no para de hablar con ella, y descubre que tiene 18 años y 2 minutos, y además tiene un amante, el mismo Papageno.
Cuando va a preguntar el nombre de la anciana, un trueno suena y la vieja desaparece.
Los muchachos llegan para traerles comida y sus instrumentos; y entregan a Tamino su flauta, y a Papageno sus campanillas, y desaparecen.
Tamino toca la flauta, mientras Papageno come y bebe...
Aparece Pamina al sonido de la flauta, que, al no obtener respuesta alguna por parte de Tamino, piensa que no le quiere y, muy herida, canta una bellísima aria, que es el momento más solemne de toda la obra.
Cuadro V, en una gran sala abovedada, en el interior de una pirámide:
Sarastro, junto con el coro de los sacerdotes, inician un ritual… y se trata de uno de los pasajes corales más representativos de la época.
Tamino, frente al Gran Sacerdote, escucha sus palabras, entonces entra Pamina con un saco en la cabeza, acompañada por los sacerdotes junto a Tamino.
Sarastro le quita el saco, y no cesa de preguntar por Tamino, que está a su lado, pero Tamino no habla con ella.
En este trío se relata la historia…
Han de separarse, y los 2 lo aceptan porque les prometen que volverán a encontrarse.
Cuadro VI en un jardín pequeño:
Papageno está solo y perdido en la sala donde se realizan las pruebas.
No encuentra la salida, siempre le dicen “¡Atrás!”; y al acercarse a un sacerdote, éste le reprocha que su comportamiento merece un castigo, pero los dioses, benignos, lo perdonan.
A cambio, nunca sentirá las alegrías de los iniciados.
Papageno se conforma con un vaso de vino, que le es concedido, y con una muchacha que le haga caso y le quiera.
Cantando, encuentra a su mujer, pero es la misma anciana que le pide su eternidad…
Él accede con desgana porque, si no, vivirá encarcelado sin una amiga, y sin vivir en el mundo que tanto le gusta.
En ese momento, ella se convierte en una hermosa joven, Papagena, pero la pierde porque se acerca un sacerdote; aún no es digno de ella, le dice; y Papageno se hunde en la tierra, porque no quiere hacer caso al sacerdote.
Cuadro VII, en otro jardín:
Los 3 muchachos anuncian la llegada de la mañana, y hablan de Pamina.
Ella, al creerse rechazada por Tamino, decide suicidarse... pero los jóvenes la salvan a tiempo, y le piden que tenga paciencia.
Cuadro VIII, en 2s montañas, una arroja fuego y la otra agua.
2 hombres con armadura traen a Tamino para que supere las pruebas del agua y el fuego; y antes de la prueba, Pamina aparece dispuesta a verle; y deciden que, como Pamina no teme a la muerte, es digna de ser iniciada; y ambos se dan la mano.
Tamino toca la flauta para poder atravesar la columna de fuego; entran y salen de ésta.
Tamino vuelve a tocar la flauta, y se dirigen a la montaña que arroja agua; entran y salen de ésta.
Aparece después la entrada a un templo muy iluminado, dentro del cual se oyen gritos de triunfo y alegría por la pareja.
Cuadro IX en un pequeño jardín:
Papageno, al ver que ha perdido a Papagena, la busca desesperadamente cantando y tocando su silbato, y d decide ahorcarse con una cuerda acerca de un árbol; pide que se apiaden, pero no se oye nada…
Resignado, se dispone a colgarse, pero los 3 muchachos le detienen y le aconsejan que toque sus campanillas.
Es el famoso dúo donde se encuentra con su amada Papagena, con la que decide tener muchos hijos Papagenos.
Cuadro X, en los subterráneos del templo:
La Reina de La Noche, junto con Monostatos y sus 3 Damas, quien se le ha unido; surgen del suelo, y en silencio intentan atacar el poder de los sacerdotes y de Sarastro, entrando en El Templo.
La Reina de La Noche le ha prometido a Monostatos su propia hija, Pamina, y este le enseña el camino; pero se oyen ruidos, son los sacerdotes, que los vencen con truenos y rayos; y todos son expulsados siendo tragados por la tierra.
Mientras Sarastro convoca El Reino de La Luz y el de La Verdad.
En el coro final se canta a la belleza y a la sabiduría que han sido coronadas para siempre en aquel bello lugar.
El secreto de Die Zauberflöte consiste en que responde a los estímulos de todas las edades y estratos.
No es solamente un cuento para niños inocentes, sino también un drama mundial para el público adulto; y se ha visto hoy despojada de los prejuicios de su tiempo sobre los géneros mixtos, y no resulta chocante que el amor espiritualizado de Tamino y Pamina, y su contrapartida, el vulgar de Papageno por Papagena, coexistan como planos diferentes de una misma realidad, una dualidad que en un tercer plano se resuelve en un triunfo de Las Fuerzas del Bien sobre El Reino de Las Tinieblas, presidido por La Reina de La Noche.
En este sentido se ha encontrado en esta ópera un sentido místico-religioso:
Tamino es salvado de peligros inminentes y, conducido ante La Reina de La Noche, ha de salvar a la bella hija de ésta, que ha sido hecha prisionera presuntamente por un mago maligno.
El encuentro con un vendedor de pájaros, Papageno, el típico criado astuto y cobarde de las comedias; lo conduce finalmente hacia el éxito con el auxilio de una prodigiosa flauta, cuyos sonidos pueden ahuyentar los peligros inminentes.
Con ello sobreviene el descubrimiento del amor y, en consecuencia, el develamiento de verdades últimas entre solemnes ceremonias y coros viriles de iniciados en ritos secretos.
Se afirmará así, finalmente, el definitivo triunfo de La Luz sobre Las Tinieblas.
Sobre un libreto complicado y desordenado, Mozart compuso una partitura de admirable fluidez, sin recitativos con acompañamiento instrumental como era costumbre, pero con cuadros de letra, sin música, que constituyen una parte sustancial de la trama.
Una parte de la crítica ha condenado el tono misógino de Die Zauberflöte, cuando, en realidad, se trata de la exposición del conflicto entre 2 mundos:
El masculino y el femenino.
Antagonismo que quedará resuelto con la perfecta unión de Tamino y Pamina.
Este dualismo encuentra su plasmación simbólica en las 2 columnas edificadas a la entrada de Los Templos masones:
En la primera se encuentran grabados diversos signos masculinos:
Osiris, el día, el oro, el número 3, el color rojo y la figura del toro; mientras que en la otra hallamos grabados signos femeninos:
Isis, la noche, la plata, el número 5, el color blanco o el negro y la plasmación de Géminis.
Podemos pues ver en Die Zauberflöte, los parámetros esotéricos de la masonería:
Sarastro y La Reina de La Noche, Sol y Luna, zigzaguean en el destino de Tamino y Pamina, fuego y agua; y hallan su contrapunto ideológico y sentimental en Papageno y Papagena, aire y tierra; con el fin de lograr un equilibrio entras las fuerzas opuestas, un acorde humano perfecto.
El número 3 como símbolo de la manifestación divina, desempeña un importante papel, tanto en los rituales de la masonería como en el mundo encantado.
En la ópera se repite a menudo:
La obertura empieza con 3 acordes, y el tema está basado en 2 notas que se repiten 3 veces; aparecen 3 Damas, 3 muchachos genio, 3 instrumentos:
La flauta, el carrillón y la flauta de pan de Papageno; Tamino encuentra 3 Templos e intenta entrar 3 veces; y Tamino tiene que pasar 3 pruebas.
Los personajes de Die Zauberflöte son difíciles de determinar desde el punto de vista genealógico:
El protagonista se presenta como en un cuento:
“Érase una vez un Príncipe… se llamaba Tamino, y salió a recorrer mundo…”
Papageno nunca supo donde había nacido, ni quienes fueron sus padres.
Se supone que la enemistad entre La Reina de La Noche y Sarastro, está basada en un conflicto familiar.
¿Qué relaciones había entre ellos?
¿Y entre Sarastro y el padre de Pamina?
¿Es Sarastro el padre de Pamina?
El director de orquesta, Nikolaus Harnoncourt, sospecha que Sarastro vivía en El Palacio como amigo de la casa... Ingmar Bergman, sin embargo, cree que se trata de un matrimonio separado, donde Pamina es la víctima de este conflicto.
Debido a la intencionalidad ideológica de Mozart y los colaboradores, sus personajes son, ante todo, simbólicos, agrupados en su mayoría por parejas:
Tamino, tenor lírico-ligero, es el representante de la ilustración y modelo de amor y buen proceder.
Forma con Pamina, soprano lírica, la pareja sublimada.
Sarastro, bajo, firme, convincente, es la alegoría de La Luz del día y de la verdad.
Su contrario, La Reina de La Noche, soprano de coloratura, preside el mundo de las tinieblas, de la inconstancia y la desazón.
La figura de Sarastro se identifica con Ignaz von Born, uno de los libretistas; y La Reina corresponde a María Teresa de Austria, poco grata a los ojos de los masones.
Ambos son los que manejan la acción, y son 2 polos opuestos que encuentran su punto de unión en sus discursos antagónicos.
Como contrapunto están:
Papageno, barítono; y Papagena, mezzosoprano, que en cierto modo definen la sensibilidad popular, el amor sencillo, y el trato primario con la naturaleza.
La figura de Papageno es como un hilo conductor extravagante y simpático, lleno de buen humor, y ejemplo de espontaneidad e ingenuidad casi pueril.
Las 3 Damas, soprano, mezzosoprano y contralto; y los 3 muchachos, 2 sopranos y una mezzosoprano, encarnan respectivamente el mal y el buen consejo.
Por otra parte, están:
El Orador, bajo; y Monostatos, tenor lírico-ligero.
El primero significa la voz equilibrada y justa de la sabiduría; mientras que el segundo simboliza el resentimiento.
Lo más importante de esta obra, y de la enseñanza gnóstica, es que nos enseña el cómo rescatar esos valores trascendentales.
Eso es precisamente lo que Mozart, conocedor indudable de los misterios gnósticos, logra con esta monumental obra maestra; y es por ello que hablar de Die Zauberflöte, es echar una mirada al pasado, y tratar de rescatar los valores trascendentales del espíritu, más no es todo, lo importante es saber y entregar las claves para lograrlo, y el gran maestro Mozart, uniendo mágicamente el poder del sonido, la ciencia, la ética y el arte, logra decirnos ese cómo hacerlo… toca a nosotros develar con el corazón, y en nuestros actos vivir esta obra extraordinaria.
Tenemos representados a las fuerzas tenebrosas del ego animal que habitan dentro de nosotros con La Reina de La Noche, las fuerzas oscuras, las pasiones animales, la ira, el orgullo, la venganza, los celos, etc.
Y por el otro lado tenemos a Sarastro, Rey del Templo de La Sabiduría, templo donde se rinde culto a Osiris y a Isis, el padre que está en secreto y La Divina Madre interna, Sarastro es pues símbolo de la verdad, de la sabiduría, de la templanza, de la luz, etc.
Encontramos revelaciones gnósticas extraordinarias entremezcladas con la sabiduría de nuestra madre naturaleza, con las partes del ser; y la numerología no podía faltar, pues están 3 damas de la noche, 3 niños duendes o geniecillos, 3 templos, el 3 en su aspecto positivo podemos pensar en la trinidad.
En el lado negativo, tenemos a los 3 traidores del Cristo que están dentro de cada uno de nosotros.
Los geniecillos conducen al Príncipe por el camino correcto, le aconsejan, llegan en el momento adecuado, y ante el peligro con Pamina; y también de Papageno el pajarero.
Es por ello que representan la voz de la conciencia, el llamado íntimo, las corazonadas que, a través de ellas, se expresa nuestro padre que está en secreto, y que debemos seguir nosotros en nuestro diario vivir.
La búsqueda del camino a la verdad, es algo que nos ha preocupado desde que tenemos uso de la razón, y por ello empieza Tamino en un bosque perseguido por la serpiente de la pasión animal, a la que 3 damas dan muerte.
El camino se encuentra en la misma vida, en el hogar, en el trabajo, pues ahí es donde es posible encontrar el amor.
Este camino no es cuestión de género, y por ello vemos que Pamina también se encuentra en esa búsqueda.
Más es indudable que toda búsqueda tiene sus obstáculos, bien representados por La Reina de La Noche, quien simboliza los prejuicios que tenemos inculcados equivocadamente por la tradición, las costumbres degeneradas de la época, que nos tratan de inclinar a la chismografía, a la venganza, a la traición.
Precisamente, la música que hemos escuchado al comienzo, y que seguramente todos nos hemos identificados con ella, corresponde al momento en que se exige venganza, que La Reina de La Noche ordena a Pamina de muerte al maestro, y nos preguntamos:
¿Una música tan delicada y hermosa hablando de ello?
Y es que es así como la sociedad, las costumbres de la época, la misma familia por ignorancia, y en forma equivocada, nos incitan a veces, de manera muy sublime y delicada, a dar muerte a la enseñanza gnóstica, a alejarnos de ella, a sepultar el camino que puede llevarnos a la liberación final.
Die Zauberflöte es la misma sabiduría gnóstica, quien puede guiarnos en el camino, pues es el verbo, la palabra del primer instante quien puede permitirnos sortear los obstáculos, la gnosis primigenia, la gnosis pura de los grandes misterios tiene la capacidad de domar las fieras, y de consolar nuestro adolorido corazón.
La gnosis es un funcionalismo natural de la conciencia, y es una filosofía eterna y universal.
Cada parte de la obra, es digna de profundas reflexiones, y una de las cosas más importantes, es reflexionar en lo que es la verdad.
Papageno, el pajarero, miente al afirmar que él es quien da muerte al Dragón-Serpiente, por lo cual, Las 3 Damas que en realidad lo hicieron, lo castigan colocándole un candado en la boca, dándole en lugar de pan, una piedra; y agua en lugar de vino
Esta deliciosa música que escuchamos en este momento, nos habla de que si les pusiera un candado a todos los que somos mentirosos, entonces reinaría la fraternidad en el mundo, y es que la mentira nos separa de la verdad; y la verdad es Dios mismo.
El mal uso del verbo, es el pan de todos los días, la calumnia, la intriga, él dice que se dice han destruido grandes empresas que estaban destinadas a triunfar.
No es pues de extrañar que si pusiéramos más conciencia en lo que hablamos y decimos, si por un momento dejáramos la calumnia, la injuria, las malas palabras, el hablar en doble sentido, entonces reinaría la fraternidad en el mundo, como bien afirma en esta obra el maestro Mozart.
El amor entre hombre y mujer, es otro punto que la magia de Mozart nos describe:
Tamino y Papageno, tienen la misión de salvar a Pamina, supuestamente secuestrada por el Rey del Templo de La Sabiduría.
Tamino se enamora de Pamina tan solo al ver su retrato; y en la búsqueda de Pamina, Papageno la encuentra primero, y le cuenta la gran pena que lo embarga, pues no tiene una mujer, “una Papagena” que lo acompañe, que lo quiera y por supuesto, con quien tener “papagenitos”
Resaltan entonces la importancia que tiene la mujer para el hombre, y el hombre para la mujer.
Dice Mozart en voz de Pamina, “el eterno principio femenino que el amor entre el hombre y la mujer abren las puertas a lo divino”, y tiene una gran razón al afirmar esto.
Es indudable que primero debemos reunir estos requisitos, el amor, la veracidad, la fidelidad, etc., es decir, llegar a ser “buenos dueños de casa” si pretendemos aspirar al camino de la iniciación.
Es un grave error el considerar siquiera que abandonando el hogar es como encontraremos el camino.
Mozart, en esta parte de la ópera se acerca al misterio oculto de todos los tiempos, al famoso elixir de larga vida buscado por los alquimistas de La Edad Media:.
El Santo Grial, La Piedra Filosofal, todo ello se encuentra en el amor entre el hombre y la mujer.
No podía faltar la representación de la pasión animal, de la lujuria, de la lascivia, pues es ella la que nos conduce siempre por los caminos más equivocados, la que llega a destruir nuestros matrimonios, la que nos seduce y lleva al mismo inframundo.
Es Monostatos un moro de color negro, quien intenta por todos los medios posibles seducir a Pamina con las más audaces artimañas, e inclusive la amenaza con la misma muerte.
Más ella, victoriosa y aun prefiriendo la muerte, logra salir avante ante estas pruebas, y es así como este símbolo del eterno principio femenino divinal, nosotros debemos no caer en tentación ante las pruebas que pospone la vida.
La tentación es fuego, pero vencer la tentación es luz.
La Iniciación, es tu misma vida intensamente vivida.
Lo que tiene que pasar Tamino en El Templo de Las Pruebas, y que más tarde Pamina lo acompaña, no es otra cosa que la misma iniciación, el camino que tenemos que pasar cada uno de nosotros, si en verdad anhelamos la liberación final.
Primero, es la prueba del Silencio, queriendo dar a entender el buen uso del verbo, pues tan malo es habla cuando hay que callar, como callar cuando hay que hablar, hay silencios delictuosos, y palabras infames.
Si bien se presentan a esta prueba Papageno y Tamino; solo Tamino logra pasar esta terrible prueba, lo interesante de esto es que al contrario de lo que muchos piensan, la divinidad no se pone en contra de Papageno, pues cada uno tiene su libre albedrío, no todos nacieron para la gnosis, se requiere de madurez espiritual, no podemos obligar a otros a que entren en el camino.
Es un gravísimo error decir que si se sale de la gnosis le va ir mal, que si no va las conferencias el terrible karma va ir en contra del pobre infeliz...
Aquí vemos claramente que Papageno, sencillamente prefirió el camino horizontal de la vida, y nadie se puso en contra de ello, si bien no entró en El Templo de Misterios, no se acercó a la iniciación, pero la divinidad le concedió a su Papagena, pues no quiso entrar en el camino; pero ante todo era un buen ser humano, un buen dueño de casa.
Es por ello tan importante aprender a respetar el libre albedrío de nuestros hijos, de nuestra familia, de nuestros amigos, e inclusive de nuestra misma pareja.
Por fin Tamino y Pamina terminan juntos, pues el hombre y la mujer juntos salieron del Edén y juntos podrán volver al Edén; y con la flauta mágica en lo alto, es decir, con la sabiduría gnóstica guiando sus pasos en su diario vivir, logran pasar la prueba del fuego, que consiste en ser serenos, en tener dulzura de carácter ante las diferentes circunstancias de la vida.
Es eliminar nuestra temible ira, nuestra violencia, nuestros deseos de venganza, nuestros resentimientos.
Es permitir que surja la fuerza espiritual que pueda llevarnos como las garras del león, abriéndonos paso ante las adversidades.
Juntos avanzan y pasan también la prueba del agua, tradúzcase esto, en saberse adaptar a vivir en cualquier circunstancia de la existencia, pues así como el agua se adapta al recipiente que la contiene, de la misma forma nosotros debemos saber adaptarnos a vivir en la pobreza o en la riqueza.
Si somos obreros, maestros, artesanos, carpinteros, doctores, etc.,  saber vivir inteligentemente cada etapa y momento de nuestra vida, sin estarnos quejando y sin miedos, es la cabeza de la esfinge milenaria, la inteligencia del espíritu la que nos permitirá vencer heroicamente esta prueba.
Es así como son aceptados los 2, hombre y mujer en El Templo de La Sabiduría, y son revestidos con las vestiduras sagradas del alma.
Regresan a su punto de partida original, retornan a recobrar esa herencia perdida divinal, recobran la sabiduría a la cual hemos sido ciegos durante tantas existencias, y recobran su camino que abandonamos en el pasado.
No podía faltar en este momento tan sagrado El Himno a Isis y a Osiris, pues debemos rendir culto siempre a nuestra Divina Madre Kundalini, y a nuestro Padre que está en secreto, pero debemos rendirles culto con nuestras obras que salgan de nuestro corazón, y no de nuestro frío intelecto.
Sin ellos, erraríamos el camino.
Todos en un momento de nuestra vida, quizás nos hemos preguntado, dónde está el camino a la verdad, cuál es, y Mozart, Wagner, Beethoven, en su música deliciosa nos muestran el camino.
Die Zauberflöte de Mozart, es el sendero que debemos seguir para lograr nuestra redención.
Del elenco de esta producción:
Kurt Moll fue el Sarastro preeminente en los años 80 y 90; nadie más en esas décadas tuvo su combinación especial de melodía suave, tono dorado, rango extremo, especialmente el bajo rango; dominio vocal y musicalidad.
Visual y dramáticamente, Moll es benevolente pero inquietante, tan noble y virtuoso que te hace sentir incómodo cuán virtuoso eres.
Él es un bajo bueno y profundo; y Moll dio una interpretación de nobleza y firmeza, aparente tanto en la voz, como en la expresión facial.
Lucia Popp es, aunque ya tenía 43 años, una muy buena Pamina:
Tiene mucho carácter y canta hermosamente su aria desgarradora de Pamina; que se llevó a cabo tan rápido, que me perdí la tristeza y desesperación.
Pero ella puede actuar, o podía, pues Popp murió demasiado joven...
La Popp, además de ser un excelente músico, tiene el don inusual de poder hacerse oír y actuar como una niña pequeña.
Este es un requisito absoluto para el rol de Pamina; pues demasiadas Pamina tienen la musicalidad y la habilidad vocal, pero suenan como mujeres maduras; ya que se supone que el amor entre Pamina y Tamino se parece más a cuando los niños de jardín de niños dicen que tienen novios, que como una relación adulta.
Wolfgang Brendel está bien como Papageno, su energía llena el enorme escenario, y eso siempre es agradable de ver.
Está muy guapo para un pajarero, al borde de la sobreactuación, pero es muy difícil donde la concentración radica para los cantantes:
Con el público de la vida o la cámara de la película; esas 2 disciplinas tienen sus propias técnicas, y es difícil combinarlas, por supuesto; pero su presencia es encantadora en el escenario.
Papagena de Gudrun Sieber, es encantadora, pero su papel es pequeño para causar una impresión duradera.
El Orador Jan-Hendrik Rootering, es crítico para la trama:
Él es el primero que le dice a Tamino, que Sarastro es un tipo bueno, no un demonio malvado.
También le dice a Tamino, que las mujeres no son confiables, y por tanto comienza la conversión de Tamino a la religión masculina de Sarastro, y El Templo de La Sabiduría.
Esto es clave, porque las mujeres representan el catolicismo, que según esta ópera, la humanidad debe pasar y finalmente destruir, para alcanzar la iluminación y convertirse en buenos masones racionalistas como Mozart y Schikaneder.
Sarastro y sus sacerdotes, representan a los masones:
Los francmasones se vieron a sí mismos como contrapartes contemporáneos de los egipcios que diseñaron las pirámides, realizando principios geométricos en el mundo real, convirtiendo así  a La Tierra, en un reino celestial, y a los mortales como los dioses.
De “los roles menores”:
Las 3 Damas, los sacerdotes y los hombres armados, Monostatos, etc., están llenos de actores de canto de primer nivel.
El valor de la celebridad se suma a la presencia del viejo veterano, Kurt Böhme, que grabó por primera vez cantando en esta ópera en 1941.
Aquí él tiene un papel de solo hablar como el sacerdote que reprende a Papageno por ser tan idiota.
Las debilidades de esta producción incluyen a:
La Reina de La Noche de Edita Gruberova, que está muy bien musicalmente pero no es una gran actriz, y no es divertida de ver.
La Gruberova no dio esas notas altas, y su actuación tampoco es nada espectacular, al tiempo que es un papel sobrevalorado, ya que solo canta 2 pequeños números, y reproduce una sola escena.
Y Papageno, que puede parecer vulgar y desagradable, que ordinario y corriente es lo mismo, y es lo que se pretende de Wolfgang Brendel; por lo que podemos “salvarlo de la quema”
Y la actuación de Francisco Ariza como Tamino es trabajadora y razonablemente sincera, pero no notable.
Araiza cree que está en una producción de Donizetti, donde todo es “fortísimo”
En el final del acto I, de repente me sorprende casi susurrando su recitativo, y llega a conmover, pero entonces:
¿Por qué empezar tan tarde?
En la producción se da un corte editorial, no sé si es en el vídeo o en la representación, y es cuando 2 sacerdotes advierten a Tamino y Papageno, que tengan cuidado con los trucos de las mujeres… es una dúo misógino para 2 sacerdotes…
Por último, Wolfgang Sawallisch dirige y hace un buen trabajo.
Nada demasiado espectacular, pero hubo momentos que se notó que tenía algo de prisa.
“Der Hölle Rache kocht in meinem Herzen, tod und Verzweiflung flammet um mich her!”
(¡La venganza del infierno hierve en mi corazón, la muerte y la desesperación arden a mi alrededor!)
Wolfgang Amadeus Mozart fue francmasón durante los 7 últimos años de su vida; y la organización masónica jugó un papel importante en su vida y obra.
Mozart fue admitido como “aprendiz” en la logia masónica de Viena llamada “Zur Wohltätigkeit”, el 14 de diciembre de 1784; promovido al grado de “compañero”, el 7 de enero de 1785; y se convirtió en “Maestro Masón” en un corto espacio de tiempo.
Para el 22 de abril de 1785, Mozart figura ya como Maestro Masón en los archivos de la logia; y también asistió a las reuniones de otra logia, llamada “Zur wahren Eintracht” o “Concordia Verdadera”, que también practicaba “El Rito Zinnendorf”; y era la mayor y más aristocrática de Viena.
Mozart, como el mejor de los hermanos músicos, fue bienvenido en todas las logias; fue apadrinado por el naturalista Ignaz von Born; y la propia logia de Mozart, “Zur Wohltätigkeit”, se unió a otras 2 en diciembre de 1785, bajo la reforma imperial de la masonería, el “Freimaurerpatent” o “Decreto Masónico” del mismo mes, y así Mozart llegó a pertenecer a una logia llamada “Zur Neugekrönten Hoffnung” o “Nueva Esperanza Coronada”
Según los documentos masónicos que se han conservado, Mozart era bien recordado por sus hermanos masones, y muchos de sus amigos también eran masones.
La colaboración musical de Mozart con las logias masónicas, comienza incluso antes de haber sido iniciado masón, ya que buena parte de sus amigos y patronos, pertenecían también a la masonería.
Notar que para Mozart, la condición de “doméstico” o “lacayo”, no le parecía deshonrosa; y su posición dentro del movimiento masónico, tendía al racionalismo, inspirada en La Ilustración, como oposición a aquellos miembros de la masonería que estaban orientados a través del misticismo y el ocultismo.
Esta facción racionalista, es identificada como “Los Illuminati”, un grupo de inspiración masónica que fue fundado por Adam Weishaupt, profesor bávaro de derecho canónico, que también fue amigo de Mozart.
Por ejemplo, Los Illuminati afirmaban que la clase social no coincidía con la nobleza del espíritu, pero que las personas de las clases más bajas podían ser de espíritu noble, lo mismo que alguien nacido en la nobleza podía ser cobarde.
Este punto de vista aparece en las óperas de Mozart; evidentemente en Die Zauberflöte; y es que los francmasones usaron música en sus ceremonias, y adoptaron la visión humanista de Rousseau en el significado de la música.
De ahí que el propósito de la música en las ceremonias masónicas, es extender los buenos pensamientos y la unidad entre los miembros, de modo que puedan unirse en la idea de la inocencia y la felicidad.
La música debía inocular sentimientos de humanidad, sabiduría y paciencia, virtud y honestidad, lealtad a los amigos, y finalmente un entendimiento de la libertad.
Esta visión sugiere un estilo musical bastante diferente del estilo galante, que era dominante en aquella época.
El estilo galante en la música, solía ser melódico, con acompañamiento armónico, y no polifónico, y la línea melódica a menudo tenía una ornamentación rica, con trinos y otros efectos virtuosos.
El estilo promovido por la visión masónica, fue mucho menos virtuoso y ornamentado; y el estilo de composición de Mozart, suele catalogarse como “humanista”, y concuerda con la visión masónica de la música.
La música de los francmasones, también contiene frases y formas musicales que mantuvieron significados específicos, por ejemplo, la ceremonia de iniciación masónica comenzaba cuando el candidato golpea 3 veces en la puerta para solicitar su admisión; y en Die Zauberflöte, observada inicialmente como ópera “pseudobufa” de entretenimiento para el vulgo de los arrabales de Viena, es toda una cosmografía de símbolos masónicos, que no pasan desapercibidos a los avezados en esta iconografía.
Irónicamente, parece que algunos de los miembros de su logia, criticaron a Mozart de haber puesto en peligro secretos, hasta entonces bien guardados.
Es pues la masonería un refugio para el guerrero, harto de luchar en cortes palaciegas para obtener un reconocimiento, que en ocasiones se le negaba, por un humano afán de destrucción de lo hermoso.
Da la sensación, de que contradiciendo el imperativo categórico de Kant, Mozart fue siempre utilizado por sus contemporáneos como un medio, y nunca como un fin en sí mismo.
En su postrero encargo, el sublime “Requiem”, Mozart hace un alto en su camino más místico, para componer “El Elogio a La Amistad” dedicado a su logia, dejando este mundo para alcanzar la gloria más merecida, pasados 55 minutos del 5 de diciembre de 1791.
A su muerte, la masonería comenzó a languidecer, hallando de nuevo auge en la Viena de principios de siglo, y perpetuándose luego su esplendor en los últimos años de 1800, y alcanzando su cenit en los años próximos a La Primera Guerra Mundial.
¡Viva la fraternidad!

“Pa-pa-pa-pa-pa-pa…”



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