Manon Lescaut

“Nichts inspiriert mehr Mut in einer Frau als Mut in dem Mann, den sie liebt”
(Nada inspira más coraje en una mujer que la valentía en el hombre que ama)

Existen algunos personajes femeninos en la literatura, cuyo rasgo distintivo y esencial, es una intensa pena causada por un sentimiento también intenso.
Este sufrimiento se revela muy marcadamente, y de manera muy similar, por medio de tantos testimonios literarios como iconográficos, que plasman sus continuas y reiteradas expresiones de aflicción “pasiva” o de dolor patético y “activo”, y muestran además importantes analogías entre ellas.
Estas mujeres dolientes, son famosas heroínas épicas y trágicas, y también algunas diosas; y la indagación de la literatura sobre la capacidad de la razón femenina para someterse a las pasiones, y sobre las consecuencias de sus decisiones, las encontramos desde la tragedia griega hasta la edad moderna.
Antoine François Prévost d'Exiles, más conocido por su título eclesiástico de Abbé Prévost, fue un novelista, historiador y traductor francés; y “Manon Lescaut” es muy probablemente su novela más famosa; que originalmente se llamó:
“L'Histoire du Chevalier des Grieux et de Manon Lescaut” y forma parte de 7 volúmenes escritos entre 1728 y 1731; siendo este, el 7º y último volumen de la obra:
“Mémoires et Aventures d'Homme de Qualité” o “Memorias y Aventuras de un Hombre de Calidad” que en su momento fue polémico y prohibido en Francia después de su publicación.
En 1729, una aventura obliga a Prévost a trasladarse a Holanda, en donde tendrá una relación con una aventurera llamada Helena “Lenki” Eckhardt; que inspiró Manon Lescaut como una de sus propias aventuras, y que El Parlamento de París lo condenará por ello a la hoguera; y tras ser condenado al considerarse escandaloso en 1733 y 1735, Prévost publica en 1753, una nueva edición de “Manon Lescaut”, revisada, corregida y ampliada con un importante episodio donde Prévost atenuó algunos detalles escandalosos, e inyectó más descargos moralizadores; pero en el fondo trata sobre las cualidades humanas que sedujeron pronto al público, y lo lanzaron a la fama.
La novela narra las turbulentas relaciones entre Manon Lescaut, una hermosa joven deseosa de lujos y placeres, “femme fatale” que a través de la atracción sensual, lleva la desgracia a los que la rodean, y a sí misma; y el Chévalier des Grieux, es un estudiante de filosofía al que embriaga de amor.
Manon, es la feminidad del siglo XIX, no sólo en el pecado o en el capricho, sino en la seducción, la belleza, la maldad, el instinto, y la inconstancia.
Ambientada en Francia y Luisiana, a principios del siglo XVIII, la historia sigue al héroe, Chevalier des Grieux; y a su amante, Manon Lescaut.
Des Grieux proviene de una familia noble y terrateniente, pero pierde su riqueza hereditaria, e incurre en la decepción de su padre al huir con Manon.
En París, los jóvenes amantes disfrutan de una feliz convivencia, mientras des Grieux lucha por satisfacer el gusto de Manon por el lujo.
Regatea dinero pidiendo prestado a su leal amigo Tiberge, y engañando a los jugadores... y en varias ocasiones, la riqueza de des Grieux se evapora, por robo, en un incendio en una casa, etc., provocando que Manon lo deje por un hombre más rico, porque no puede soportar la idea de vivir en la miseria...
Los 2 amantes, finalmente terminan en New Orleans, EEUU, pues a Manon la han deportado como prostituta, donde fingen estar casados, y viven en paz idílica por un tiempo… pero cuando des Grieux revela su estado soltero al Gobernador, y le pide que se case con Manon, el sobrino del Gobernador se fija en ganar la mano de Manon.
Desesperado, des Grieux desafía al sobrino del Gobernador a un duelo, y lo deja inconsciente.
Pensando que había matado al hombre, y temiendo una retribución; la pareja huyó de New Orleans, y se aventuran en el desierto de Luisiana, con la esperanza de llegar a un acuerdo con los ingleses.
Allí, Manon muere de exposición y agotamiento a la mañana siguiente y, después de enterrar a su amada, des Grieux eventualmente es llevado a Francia por Tiberge.
Pasando por turnos, y de un día para otro, de la fortuna a la miseria, de la libertad a la prisión, de París a la deportación, del exilio a la muerte, des Grieux y Manon tienen una sola excusa:
El amor, ese sentimiento que hace que uno olvide que ambos mienten y roban, que el primero engaña y mata, o que la segunda se prostituye…
Así es como Montesquieu entiende, poco después de su publicación, el éxito de esta novela:
“Leí el 6 de abril de 1734, “Manon Lescaut”, novela compuesta por el padre Prévost.
No me sorprende que esta novela, cuyo héroe es un bribón, y la heroína es una desvergonzada, que es conducida a la Salpétriére, por favor, porque todas las acciones del héroe, el caballero des Grieux, son por la razón del amor, que es siempre un motivo noble, aunque la conducta es baja”
Del mismo modo, en esta narración en la que el enjambre de incidentes románticos revela una preocupación por la realidad en sus más mínimos detalles, el realismo nunca lo desafía al idealismo.
La estructura psicológica de los héroes, obedece a esta regla:
Des Grieux combina en él, una increíble ingenuidad y un gran cinismo; mientras que Manon es una mente práctica, dotada de buen sentido y una extraordinaria despreocupación.
Y al tratarse uno de los más grandes relatos de amor de la literatura dieciochesca, distintos compositores iban a prestarle atención, porque en Manon, ahora reconocemos que es el prototipo del que nacerán las grandes heroínas de la literatura del ochocientos:
Marguerite Gautier, de Dumas hijo; Emma Bovary, de Flaubert; La Condesa Sanseverine, de Stendhal; o Ana Karenina, de Tolstoi.
Por ello, la novela de Prévost ha dado lugar a varias óperas y películas:
En 1856, “Manon Lescaut” una ópera de Daniel Auber; en 1884 otra ópera homónima de Jules Massenet; y en 1893, la más famosa del tema, una ópera de Giacomo Puccini.
“Glaubst du, wir können zärtlich sein, wenn wir kein Brot haben?”
(¿Crees que podemos ser tiernos cuando no tenemos pan?)
Manon Lescaut es un drama alemán, del año 1926, dirigido por Arthur Robison.
Protagonizado por Lya De Putti, Vladimir Gajdarov, Eduard Rothauser, Fritz Greiner, Hubert von Meyerinck, Frida Richard, Emilie Kurz, Lydia Potechina, Theodor Loos, Sig Arno, Trude Hesterberg, Marlene Dietrich, Olga Engl, Karl Harbacher, Hans Junkermann, Hermann Picha, entre otros.
El guión es de Hans Kyser y Arthur Robison; basados en la novela homónima Prévost.
Fue producido y distribuido por la famosa compañía de cine alemana, Universum Film AG, más conocida como UFA; aunque Manon Lescaut ya era entonces la 2ª adaptación cinematográfica alemana de este popular material de Abbé Prévost; pues ya en 1919, Friedrich Zelnik tenía la novela bajo el título “Manon”
Y como curiosidad destacada, tenemos en el elenco a una joven actriz llamada Marlene Dietrich, que tuvo un papel secundario en esta producción.
El director artístico era el futuro expatriado estadounidense, Paul Leni, que encontraría un gran éxito como director en Hollywood, posteriormente.
También, cabe destacar que en 1927, se hizo una versión estadounidense del filme llamada “When a Man Loves”
Manon Lescaut fue filmada en Babelsberg y Tempelhof Studios, ambos controlados por la UFA.
La acción tiene lugar en Amiens, París, El Havre, y New Orleans, durante la segunda mitad del siglo XVIII.
Des Grieux (Vladimir Gajdarov), es un aventurero francés que estudia para ser sacerdote, y al conocer a Manon Lescaut (Lya De Putti) la salva de una vida de prostitución.
El valor de entretenimiento de este tema, se ve reforzado por la presencia de la actriz titular, Lya de Putti, en una de las historias de amor más tristes de la literatura mundial.
La película, digna hija de su tiempo, está en muy mal estado, y no tiene banda sonora, por lo que es muda completamente.
“Manon Lescaut, das ist mein Name!”
(¡Manon Lescaut, ese es mi nombre!)
Este filme se produjo entre junio y septiembre de 1925, en el estudio la UFA de Berlin-Tempelhof, y en septiembre y octubre de 1925, en el estudio UFA en Neubabelsberg.
La película de VI actos, pasó la censura el 22 de enero de 1926, ya que tenía problemas con un asunto de “prohibición juvenil”, sin embargo, el 15 de febrero de 1926, tuvo lugar el estreno mundial, en el UFA-Palast am Zoo.
Max Wogritsch trabajó aquí como gerente de producción; y Eugen Schüfftan proporcionó la fotografía; mientras los decorados y el vestuario corrieron por Paul Leni; y Robert Baberske asistiendo al camarógrafo principal, Theodor Sparkuhl.
Al principio, Manon Lescaut es una joven que deja un convento por el noble francés des Grieux, que también es joven; bajo el pretexto de que es su hermanastro...
El flechazo es inmediato, y los 2 están enamorados, pero las deudas se agrandan cada día, debido a que él fue desheredado por su padre debido a la mujer equivocada con la que huyó…
Mientras Manon se ve obligada por el deseo, el rico Marqués de Bli (Fritz Greiner) propone que se vaya con él para salvar a su amante desheredado.
En el reconocimiento de esto, él no la quiere por un tiempo, hasta que no puede soportarlo más, y la lleva de vuelta.
Después de esto, los gastos continúan creciendo debido a los hábitos elegantes de Manon, por lo que El Marqués continúa persiguiéndola, hasta que los 2 amantes deciden casarse con el fin de comenzar una nueva vida.
Al enterarse de tales noticias, El Marqués secuestra a Manon, e intenta convencerla de que debe vivir en la riqueza, y aceptar sus generosas ofertas; en lugar del trabajo de baja categoría que ella hace.
Cuando Manon y des Grieux tienen la oportunidad de verse, él la rechaza nuevamente, y la acusa injustamente de actuar después de expresar su alegría por verlo después del trabajo.
A su regreso con El Marqués, a ella la deportan a un convento, solo para ser seguida por des Grieux, después de que se da cuenta de que él la ama demasiado…
Finalmente, debido a todas las dificultades y el sufrimiento, ella muere en sus brazos.
La producción de Manon Lescaut tiene muchos puntos positivos:
El amor sobre todo, en los decorados y los trajes.
El productor, Arthur Robison, puso mucho glamour como sea posible en este romance, que la titular está singularmente bien adaptada a su papel.
Ella hace de Manon, una moza astuta, que mientras su corazón late con afecto ferviente a des Grieux, no se olvida de cómo las nuevas batas se suman a la belleza femenina... cuyos trajes fueron diseñados por Paul Leni, y otra característica excelentes de este film, son los fondos y los “coloridos” decorados, todo muy realista, como se espera de un tema de este tipo; donde las cualidades de entretenimiento se incrementan claramente gracias a la presencia de Lya De Putti en el papel principal.
La De Putti es juvenil e imprudente en la escena donde la lealtad es inquebrantable; de des Grieux, lleva un look glamuroso, donde sus motivaciones en el amor, parecen más sexuales que sentimentales, aunque esto último sea lo que finalmente prevalezca.
El director, trama el destino de manera sencilla, al brillo del cine moderno, y la calidad artística, junto a los demás elementos, dan con el marco elegante y deslumbrante del gran período barroco.
Como curiosidad final, decir que hay un registro de la banda sonora original, que es producto de Erno Rapee, con música de Jules Massenet; no de Puccini, el más famoso compositor del tema.
“Wir sollten unseren Reichtum nach unseren Wünschen messen”
(Deberíamos medir nuestra riqueza de acuerdo con nuestros deseos)
Casi 3 siglos después de su publicación, Manon Lescaut, el nombre con el que contemporáneamente es conocida la novela de Prévost, no ha perdido un ápice de su intensidad.
Ya en su tiempo fue una obra bastante popular, incluso entre la gente sencilla, y el Abbé, menos por Los Tribunales, fue bien considerado por la gente.
En el plano musical, es donde mejor a destacado, especialmente en una ópera homónima en IV actos, con música de Giacomo Puccini, y libreto en italiano escrito sucesivamente por varias personas:
Ruggiero Leoncavallo, Domenico Oliva, Marco Praga, Giuseppe Giacosa, Luigi Illica, Puccini y Giulio Ricordi; basados en la obra del Abbé Prévost, que fue de inspiración también para la ópera “Manon” de Jules Massenet.
Y es que es tan confusa la autoría del libreto, que nadie aparece acreditado en la portada de la partitura original; sin embargo, fueron Illica y Giacosa quienes completaron el libreto, y contribuyeron con los libretos a las siguientes 3 obras más exitosas de Puccini
“La Bohème”, “Tosca” y “Madama Butterfly”
No obstante, Puccini cogió algunos elementos musicales usados en Manon Lescaut, de anteriores obras que él mismo había escrito.
De inicio, el editor de Puccini, Ricordi, se había mostrado disconforme con cualquier proyecto que se basara en la historia de Prévost, porque Massenet ya la había usado con éxito en 1884.
Y posiblemente, desconociéndolo Puccini y Ricordi, el compositor francés, Daniel Auber, también había escrito ya una ópera con el mismo título, en 1856.
A pesar de todas las advertencias, Puccini siguió adelante…
“Manon, es una heroína en la que creo, y por tanto no puede dejar de ganar el corazón del público.
¿Por qué no van a existir 2 óperas sobre Manon?
Una mujer como Manon, puede tener más de un amante…
Si Massenet la siente como francés, empolvada y con minués; yo la sentiré como italiano, con una pasión desesperada”, dijo Puccini.
Y fue estrenada 1 de febrero de 1893, en El Teatro Regio de Turín, alcanzando su primer gran triunfo.
Cabe señalar que, a diferencia de Massenet, Puccini no quería poner en pie una Manon frívola y frágil, por lo que la retrató provocativa, muy ligada al lujo y al amor, como en la descripción musical del tocador de Manon, en el II acto, Puccini se acerca, de hecho, a su criticada atmósfera de los “minués y los polvos de tocador”; y con una refinada música de danza “a la francesa”, Puccini evoca la fragancia perfumada que reina en el salón.
A pesar de ser breve, la imponente aria “In quelle trine morbide” describe en toda su intensidad el sentir de Manon y, en cierto modo, su peculiar personalidad.
Cuando Lescaut, su interesado e hipócrita hermano, le recuerda a des Grieux, ella rememora la felicidad que sentía junto al joven en aquella humilde morada, a diferencia del lujo que le ofrece Geronte, el viejo y rico tesorero que, en el I acto, quedó prendado de ella en el carruaje que les llevaba a Amiens, a ese hostal desde el cual, Manon y des Grieux huyen para mantener su amor…
Manon, con el tiempo, abandona al joven caballero, seducida por el oro de Geronte y su lujoso Palacio en París.
Por un lado, quiere disfrutar el lujo; y por otro, anhela el amor…
Manon no dice demasiado acerca de sí misma, hasta que llega su trágica escena final.
Al encontrarse agotada y sola en el desierto, expresará su tardío arrepentimiento.
De esa manera, el origen de toda su aflicción, es la “beltà funesta” o “belleza mortal” que ha causado en los hombres, las disputas entre sí para poseerla.
Ahora ve su carrera de cortesana como el “orribile passato” o “de terrible pasado”, de una víctima.
En lo musical, con Manon Lescaut, Puccini da un paso decisivo que va a tener repercusiones en toda su obra posterior, ya que dibuja en escena, un nuevo modelo de protagonista femenina:
El prototipo de “la piccola donna inamorata” o “mujercilla enamorada” como la denominaba el propio autor; y en este aspecto, Manon se asemeja a Mimí de “La Bohème”; a Cio-Cio San de “Madama Butterfly” o a Liù de “Turandot”, donde sus trágicas equivocaciones, siempre son consecuencia del amor, motivo por el que deben aceptar su triste destino.
Excepto en algún caso, por ejemplo Minnie en “La Fanciulla del West”, o en la misma Turandot; las heroínas “puccinianas” habrán de morir al final de la ópera.
Estas desdichas, que no tendrían explicación desde una perspectiva romántica, suelen suceder más o menos bruscamente en medio de una situación de desesperación total; y con ello, Puccini sufrirá de forma extraordinaria, pues compartía con excepcional intensidad el dramático destino de sus protagonistas.
Hoy, Manon Lescaut se mantiene como una de las óperas más apreciadas de Puccini, y es grabada y representada con regularidad, donde la pasión y la virtud, el deseo, la templanza y el amor loco atraviesa la trama, y se convierte en uno de los más intensos romances de la historia; porque entre la razón y las pasiones, el protagonista ahonda con el ejemplo de su propia vida, el pensamiento de Pascal que dice:
“El corazón tiene razones que la razón desconoce”
Y en las páginas del Abbé se leen con pasión, y el lector de hoy puede apreciar, cómo hace 300 años, ya se podía dibujar el mapa de la pasión humana con tanto acierto, denuedo y naturalidad como lo hizo Prévost.
Aquí no hay sombras que valgan, aquí tenemos una pareja de seres humanos enredada en los eternos hilos del amor.
¡Puro fuego!
Pero las consecuencias son funestas…

“Sola, perduta, abbandonata”



Comentarios

Entradas populares