Hoffmanns Erzählungen

“Die Magie der Musik ist so stark, dass sie stärker wird und jede Fessel einer anderen Kunst brechen sollte”
(La magia de la música es tan fuerte, cada vez más fuerte, que debe romper cualquier grillete de cualquier otro arte)

El escritor británico Colin Wilson, en la obra “Tree By Tolkien” (1974) decía:
“Los románticos del siglo XIX pensaban que el artista está en guerra con la sociedad, y que finalmente debe ser destruido por ella; este es el tema de todas las historias de E.T.A. Hoffmann.
Sugerí en “The Outsider” (1956) y en los siguientes 5 libros del “ciclo”, que la falla radica en parte en el artista, por preferir el pesimismo y la autocompasión al pensamiento serio, y que el “extraño” debe eventualmente aprender a aceptar su posición como líder espiritual de la sociedad.
La iglesia alguna vez proporcionó el vínculo entre los “extraños” y la sociedad, representando el mundo de los valores, de los “significados”; más allá del presente.
Los artistas del siglo XIX se encontraron sin este símbolo visible de valores no materiales, y fueron, como dice Hoffmann, frecuentemente destruidos por la sociedad o por su propio destino de estar fuera de ella.
Llegué a la conclusión de que deben aprender a mantenerse solos, a ser el doble de fuertes, porque la mitad de los problemas de nuestra civilización se deben a “la traición del intelectual”, su tendencia a optar por no participar, y colapsar en la autocompasión”
Ernst Theodor Amadeus Hoffmann fue un escritor, jurista, dibujante y caricaturista, pintor, cantante/tenor y compositor musical prusiano, que participó activamente en el movimiento romántico de la literatura alemana.
Conocido como E.T.A. Hoffmann, adoptó el de Amadeus en honor del compositor Wolfgang Amadeus Mozart; y su fama se debe más a su obra como escritor, que a sus composiciones musicales; y como tal ejerció un influjo sensible en grandes autores como Edgar Allan Poe, Théophile Gautier e incluso Kafka.
Sus obras de ficción, de horror y de suspense, que combinan lo grotesco y lo sobrenatural con un poderoso realismo psicológico, se encuentran entre las mejores y más influyentes del movimiento romántico.
En la música, “Les Contes d'Hoffmann” es una ópera en III actos, con prólogo y epílogo; música de Jacques Offenbach y libreto en francés de Jules Barbier; basada en una obra que el propio Barbier y Michel Carré habían escrito sobre cuentos de E.T.A. Hoffmann; de hecho, el mismo Hoffmann es un personaje de la ópera, como él mismo hacía en muchas de sus historias.
Los cuentos en los que se basa la ópera son:
“Der Sandmann” o “El Hombre de Arena” (1816); “Rath Krespel” o “Consejero Krespel” (1818); y “Das Verlorene Spiegelbild” o “El Reflejo Perdido” de “Die Abendteuer der Sylvester-Nacht” o “Las Aventuras de Nochevieja” (1814)
El aria de la “Chanson de Kleinzach” en el prólogo, se basa en el cuento “Klein Zaches, genannt Zinnober” (1819)
Idealmente, las 3 intérpretes de la ópera, que no son sino diferentes encarnaciones de los amores de Hoffmann, deberían ser interpretadas por la misma cantante, lo que no siempre ha ocurrido; pero es normal, en los mismos supuestos dramáticos, que los 4 papeles de villano:
Lindorf, Coppelius, Mirakel y Dapertutto, sean interpretados por el mismo barítono, ya que los 4 son encarnaciones diferentes del mismo genio del mal que en cada ocasión frustran a Hoffmann; mientras algunos otros papeles pueden ser doblados.
La acción del prólogo y el epílogo, se desarrollan en Núremberg, y en los 3 actos, respectivamente, en París, Múnich y Venecia, en el siglo XIX.
En el Prólogo, Lindorf, un político sin escrúpulos, desea a la amante de Hoffmann, la cantante Stella.
Por petición de los estudiantes, que están bebiendo, Hoffmann cuenta historias sobre su amor frustrado con 3 mujeres, en las que está representada Stella.
El Acto I:
En Paris, Hoffmann se enamora de Olympia, una muñeca mecánica fabricada por Spalanzani; que al tocarle un hombro, canta “Les oiseaux dans la charmille” y baila…
Coppelius, que la ha dotado de ojos, se siente estafado por Spalanzani, y destroza a Olympia; solo entonces entiende Hoffmann, que es una muñeca…
En el Acto II:
En Múnich, Crespel prohíbe a su hija Antonia cantar, porque piensa que morirá de la misma enfermedad que su difunta esposa, cantante de ópera.
Pero Hoffmann y Antonia, enamorados, desean casarse.
El doctor Mirakel viene a curar a Antonia, y lleva un retrato de la madre de la misma, que le dice a su hija que cante; y cuando lo hace, muere.
El doctor desaparece, y Crespel culpa a Hoffmann.
En el Acto II:
En un burdel veneciano, Giulietta canta al amor “Belle nuit, ô nuit d'amour”, pero el malvado Dapertutto tiene otros planes…
A cambio de su anillo de diamantes, deberá capturar el reflejo de Hoffmann.
El poeta, seducido rápidamente, entrega su reflejo; y después mata a Dapertutto, pero pierde a Giulietta.
En El Epílogo, Hoffmann está bebido después de haber contado sus historias.
Stella vuelve y se lo encuentra casi dormido.
Lindorf le lleva fuera, y ella mira atrás hacia Hoffmann con tristeza.
A pesar de su amplia influencia, las obras de E.T.A. Hoffmann han sido adaptadas al cine esporádicamente, debido probablemente a su dificultad escenográfica, enorme intensidad psicológica, y manejo de matices conductuales.
La versiones más renombradas son:
La adaptación de la ópera, “Hoffmanns Erzählungen” (1916), una película muda alemana dirigida por Richard Oswald.
“The Tales of Hoffmann” (1951) una adaptación británica escrita, producida y dirigida por Michael Powell y Emeric Pressburger; que ha sido llamada “la mejor película de ópera jamás realizada”
Y “Hoffmanns Erzählungen” (1970) una adaptación cinematográfica alemana, dirigida por Walter Felsenstein y Georg F. Mielke.
“Es war einmal im Hof von Eisenach”
(Érase una vez en la corte de Eisenach)
Hoffmanns Erzählungen es una película alemana de fantasía, del año 1916, dirigida por Richard Oswald.
Protagonizada por Kurt Wolowsky, Max Ruhbeck, Paula Ronay, Werner Krauss, Friedrich Kühne, Lupu Pick, Ernst Ludwig, Nelly Ridon, Ruth Oswald, Andreas Van Horn, Erich Kaiser-Titz, Ferdinand Bonn, Kathe Oswald, Alice Hechy, Thea Sandten, Louis Neher, entre otros.
El guión es de Fritz Friedmann-Frederich, E.T.A. Hoffmann, y Richard Oswald; basados libremente según algunos motivos de la opereta “Les Contes de Hoffmann” de Jacques Offenbach, todo lo cual es un brillante popurrí musical de varios cuentos y novelas del escritor prusiano, compositor, pintor, abogado y juez, E.T.A. Hoffmann, donde lo sitúa como el protagonista de las historias.
Entre los cuentos adaptados aquí, están:
“El Hombre de Arena”, “La Noche de San Silvestre”, “El Puchero de Oro”, “Kleinzach” y “El Violín de Cremona”
Producido por Lothar Stark para Lothar Stark Film; gran parte del argumento de la historia se pierde tanto en la adaptación de la ópera como especialmente en la película, como es el caso con las otras 2 historias cinematográficas también.
En cierto modo, esto es comprensible, ya que a menudo las cosas tenían que ser bastante simples en las películas mudas, pero el guión subestima la inteligencia de la audiencia; por tanto, la película se convierte más en una tragedia romántica.
Hoffmanns Erzählungen se rodó en febrero de 1916, y se estrenó hacia el final del mes, el 25 de febrero de 1916, en el Berlin Marmorhaus.
La película se divide en 1 prólogo y 3 actos; así presentamos las aventuras amorosas del héroe epónimo de E.T.A. Hoffman (Kurt Wolowsky/Erich Kaiser-Titz), posiblemente el amante más desafortunado en la historia de la humanidad:
Perseguido en todo momento por némesis nefastos en sus romances con una marioneta viviente, una actriz engañosa, y una chica que se baila hasta la muerte; debido a las maquinaciones de sus enemigos:
El Dr. Mirakel (Andreas van Horn) y El Conde Dapertutto (Werner Krauss)
Estas historias de Hoffmann, son episodios de la vida de un poeta.
En algún lugar de una ciudad alemana, la acción se experimenta inexplicablemente como una pesadilla.
La historia está poblada de alquimistas que están tratando de producir oro, pero también personas con gafas mágicas que permiten a los muertos aparecerse como vivos de nuevo; con directores de museos que presentarán sus objetos muertos como las personas que viven...
Es un mundo onírico, que nunca se lo debe entender, pues el mundo del romanticismo alemán.
Tampoco faltan elementos de terror y efectos de terror, como cuando Spalanzani (Lupu Pick) y Coppelius (Friedrich Kühne) observaron en el diseño de su muñeca viva, que aún faltan los ojos, y ella sin contemplaciones, después se involucra con el joven Hoffmann, que es donde Oswald utiliza su técnica cinematográfica; siendo un muy buen ejemplo de cine alemán pre-“Das Cabinet des Dr. Caligari” (1920) con la presencia de algunos nombres que años más tarde se harían célebres:
El actor Werner Krauss, o los futuros directores:
Lupu Pick en un papel secundario, y Manfred Noa, quien hace un trabajo formidable de dirección artística.
En general, se trata obviamente de una película de prestigio, tanto por la temática escogida como por el énfasis que se pone al origen teatral del reparto, remarcado continuamente en los rótulos iniciales; lo que demuestra que por entonces, el cine necesitaba legitimarse, apoyándose en otras formas de arte más prestigiosas, algo que cambiaría en unos pocos años.
Una adaptación sólidamente realizada, a añadir a la lista de películas alemanas de los años 10 a reivindicar.
“Diese Brille zeigt alle toten Dinge, um am Leben zu sein!”
(¡Estas gafas muestran que todas las cosas muertas están vivas!)
En 1916, la industria cinematográfica alemana crecía rápidamente en el mercado cinematográfico internacional, en estrecha colaboración con el ídem danés, desafiando a Estados Unidos, Francia e Italia.
Todas las industrias cinematográficas de Europa, sufrieron mucho a causa de La Primera Guerra Mundial, lo que le dio a Hollywood la oportunidad de obtener ventaja en el mercado.
Sin embargo, paradójicamente, la industria alemana fue quizás una de las mayores que menos sufrió, principalmente debido a una nacionalización efectiva del cine alemán.
Durante La Gran Guerra, Alemania prohibió casi todas las importaciones de películas; si bien el campo era astuto y caótico, con muchas pequeñas empresas haciendo sus propias cosas, había una gran demanda de películas nacionales.
Después de La Primera Guerra Mundial y la formación de la República de Weimar, casi toda la industria cinematográfica fue nacionalizada, y puesta bajo la bandera de La UFA, con una generosa financiación gubernamental, pero con una amplia libertad artística.
Esta libertad artística, ahora con financiación adecuada, condujo a una continuación de los desarrollos que comenzaron alrededor de 1915 con películas como Hoffmanns Erzählungen.
El director Richard Oswald, fue un director extremadamente prolífico.
Entre 1914 y 1934 dirigió más de 100 películas, y escribió o produjo casi 100 más.
Como director, ha sido criticado por favorecer la cantidad sobre la calidad, y al menos hay algo de verdad en esto, en comparación con sus contemporáneos más famosos, sus películas rara vez mostraban algún gran mérito artístico; y con todo hizo una cantidad significativa de “películas de Opereta” durante su carrera.
Por su parte, Manfred Noa diseñó las estructuras de la película; y el director Oswald también se hizo cargo de la gestión de producción de esta película producida por Lothar Stark; siendo la primera película de ciencia ficción alemana, esta tragedia romántica de 1916, se basa en la ópera de Jacques Offenbach y las obras de E.T.A. Hoffmann; por lo que es el primer largometraje que involucra a un robot; al tiempo que ofrece algunos indicios tempranos del expresionismo alemán.
La adaptación, saca mucho provecho de las historias originales, con una atmósfera bien construida, y actuaciones buenas.
Por supuesto, este es un trabajo bastante primitivo, dado el año de producción, y todavía parece una idea extraña hacer una película muda de una ópera…
Sí, espero que hubiera una orquesta tocando en los shows, pero:
¿Tenían los cantantes de ópera allí también?
En el aspecto técnico, lo más destacado es una sorprendente transición entre una escena de la calle y un interior, realizada con una cortina negra.
Aunque sin duda es un dispositivo crudo, realmente encaja con la sensibilidad y el aspecto de la película.
Hay poca evidencia de la escuela de cine expresionista alemán, que dominó en la década de 1920, después del lanzamiento de “Das Cabinet des Dr. Caligari” (1920), pero eso sería visto hasta después.
La película se divide en 1 prólogo y 3 actos, con una tarjeta de presentación que presenta a los actores en cada acto.
En el prólogo, el director Oswald se para frente a la tumba de Friedrich Schiller...
Esta escena que de otro modo carecería de sentido, sirve solo para subrayar el reclamo artístico de la película siguiente.
La película real, que se arroja en el absoluto lenguaje teatral y puesta en escena; se divide en 3 actos en el que 3 historias con Hoffmann desarrollan  toda la acción, pero que no están interconectadas.
El joven E.T.A. Hoffmann vive en Jena hace mucho tiempo bajo el techo de su tío y su tía; y visita también al Conde Dapertutto, el vendedor de gafas Coppelius, el director del museo, Spalanzani; y el médico Mirakel.
Hoffmann, rápidamente desarrolla una profunda aversión por todos estos personajes misteriosos y dudosos, especialmente porque localiza una actitud muy hostil en ellos.
Estas figuras odiadas por Hoffmann, finalmente encuentran su camino en 3 historias de amor escritas por el joven autor, que son extremadamente desafortunadas, y asumen rasgos demoníacos.
La primera historia:
Spalanzani posee una muñeca mecánica llamada Olympia (Alice Hechy), una criatura muy bonita de tamaño natural.
Coppelius, como Spalanzani, una figura muy extraña y extraña, tiene que obtener de Spalanzani dinero, y recibe un cambio...
Hoffmann adquiere extrañas gafas de Coppelius, y el mundo visto a través de estas gafas, resulta ser completamente diferente; las cosas se le aparecen al vidente en una luz eufórica.
Cuando Hoffmann ve a Olympia a través de estas gafas, no se da cuenta de que ella es una muñeca…
Rápidamente se enamora de ella, y aunque sus movimientos de baile oscilantes son muy angulosos y nerviosos, todavía no se da cuenta de que esta criatura encantadora, no es real.
Cuando Coppelius regresa enojado, porque el trato de Spalanzani se ha roto, destruye a Olympia de rabia.
La segunda historia:
La escena aquí es en un palacio veneciano.
La seductora Giulietta (Thea Sandten) celebra una bacanal con sus invitados.
Hoffmann también está presente, y se entrega por completo al disfrute del vino.
De repente aparece Schlemihl (Louis Neher), un amigo extremadamente celoso, que como todos los demás, Giulietta tiene una proximidad cercana… pero ella trata de influir de todos, porque los sentimientos de los jóvenes no tienen seriedad.
Cuando El Conde Dapertutto aparece, las cosas empeoran.
Él posee un diamante, cuya chispa le da poder sobre las mujeres, y Giulietta está inmediatamente fascinado por este diamante... por lo que Dapertutto se las arregla para juntarse con Schlemihl y Hoffmann, que acababan de perder todo su dinero jugando a las cartas.
Entonces Hoffmann exige venganza de Schlemihl.
Ambos juegan cartas de nuevo, y finalmente llega el duelo de los 2 gallos de pelea por dinero y favor de Giulietta.
Schlemihl no proyecta sombra, ya ha perdido esto sobre Giulietta a Dapertutto…
Schlemihl cae en este duelo, atravesado por un golpe de Hoffmann con la espada de Dapertutto.
Ahora Hoffmann tiene que huir…
Cuando conoce a Giulietta por última vez, la deja, en profundo amor, su propio reflejo, tal como lo había planeado Dapertutto.
Esto solo hace que se burle de él.
Ahora, sin una competencia molesta, Dapertutto aprovecha las ganancias de Schlemihl, y se lleva incluso a Giulietta.
La tercera historia:
Esta escena tiene lugar en la casa del Concejal Crespel (Ernst Ludwig)
Antonia (Ressel Orla) es la hija del anfitrión viudo.
Su esposa una vez sufrió una enfermedad rara causada por el canto, y murió.
Incluso el talento para el canto de Antonia, como los temores del Concejal podría sucumbir a la misma suerte.
Cuando Hoffmann conoce mejor a Antonia, ambos se enamoran.
Para el deleite de su padre, ella acepta renunciar a este amor por una carrera como cantante; pero el misterioso Dr. Mirakel, quien a través de su siniestro trabajo ya tiene la vida de la madre de Antonia en su conciencia, también trata de ejercer su terrible poder en el caso de Antonia; y se las arregla para hacer que Antonia crea que su madre de otro mundo se comunicará con ella, y le pedirá que continúe cantando para su corazón...
Antonia sigue esta solicitud, y muere.
Profundamente desesperado y sacudido, Hoffmann abandona la casa de Crespel, y huye.
Richard Oswald realmente hizo un gran trabajo como director en esta película.
Ha creado una obra que no solo lo honra, que no solo fortalece su reputación como director, sino que, en interés de la cinematografía, debe contribuir a elevar su reputación.
¿Dónde están los enemigos del cine frente a esta película que dijeron que “no hay arte” en la película?
La dirección respira amor, cuidado y sentimiento artístico; y aun cuando la trama de la película no coincide con la conocida y popular ópera.
El procesamiento gratuito del material, fue en interés del éxito de todo el trabajo de Richard Oswald, correctamente reconocido e indudablemente necesario.
Especialmente lo que es tan difícil de entender en la ópera, claramente pasa a primer plano en la película.
El trabajo cinematográfico complementa la ópera a pesar del procesamiento gratuito del material y, sin duda, está llamado a darle más vueltas; y como era de esperar, la película tiene una fuerte sensación operística, tal vez demasiado fuerte.
Uno de sus defectos es que Oswald y Friedmann-Frederich han omitido el marco de “flashback” de la ópera, en lugar de contar la historia como si fuera lineal; pero como no lo es, la película tiene una sensación incoherente y nerviosa.
Y sin el relleno emocional de la ópera, el protagonista Hoffman se convierte en un personaje plano, y poco interesante...
Existe el problema inicial de insertar un personaje principal en 3 historias diferentes a las que no pertenece en primer lugar.
Esto funciona mejor en la ópera, que se lleva más por las emociones ampulosas de las escenas individuales que la historia general.
Y en la ópera, primero conocemos a Hoffman después de los acontecimientos, como un borracho, sin esperanzas y profundamente defectuoso, y el recuento de sus 3 grandes amores y pérdidas, funciona como un camino a la redención, de algún tipo.
Sin este marco, la película no le da a Hoffmann ningún carácter real, aparte de una cierta ingenuidad, y una fibra moral severa, que se trata de los rasgos más aburridos que uno le puede dar a un protagonista.
Esto no ayuda con el hecho de que Hoffmann es interpretado con bastante orgullo por Erich Kaiser-Titz; pero la película podría haber funcionado mejor si Oswald hubiera permitido que el actor más joven, Kurt Wolowsky, interpretara el papel durante toda la película.
Y es difícil calificar las actuaciones de una película así de teatral, pero al menos el material con el que Oswald tiene que trabajar no es malo.
En el comienzo de la película, se presentan los actores, que era el estándar en aquel entonces, pero aquí Oswald o el productor Lothar Stark, intentan otorgar un poco de dignidad adicional a la película, informando a la audiencia sobre qué prestigioso teatro de Berlín cada uno de los actores normalmente actúan.
Y todos ellos son actores de teatro, algunos de ellos bastante famosos, como Erich Kaiser-Titz, uno de los actores más prolíficos de Alemania durante la época del cine mudo, que debutó en 1909, y protagonizó más de 300 películas antes de su muerte prematura en 1928. ´
Nunca fue la estrella más brillante de las películas alemanas, y Hoffmanns Erzählungen fue probablemente el logro supremo de su carrera cinematográfica.
Aquí, Kaiser-Titz hace un trabajo justo, con el papel bastante anónimo.
Otro elemento básico de Richard Oswald, fue Werner Krauss, que hace un retrato maravillosamente gruñón y expresivo del Conde Dapertutto, tocando todo el volumen operístico.
Una leyenda del cine mudo alemán, Krauss hizo su primera contribución seria al cine con Hoffmanns Erzählungen; y explica que una de las razones por las que se entusiasmó con el cine, fue el dinero:
“No tenía idea de quién era Dapertutto.
Conseguí un contrato:
Tienes 3 días para trabajar y obtienes 40 marcos por día.
En ese momento obtuve unos 300 marcos en el teatro por mes, así que 40 por día era una buena suma”; y después de filmar la primera escena, Oswald elevó el salario de Krauss a 50 marcos por día.
Los roles individuales están consistentemente muy bien:
El joven Hoffmann, Kurt Wolowsky, en su presentación para el futuro a muchas expectativas.
Los otros roles fueron bien registrados, y contribuyeron mucho al éxito del conjunto, de manera apropiada, el elenco presenta un ensamble reunido en los mejores teatros de Berlín, incluido el espectacularmente nombrado Erich Kaiser-Titz en el papel principal, y un brusco Werner Krauss, 3 años antes de ponerse el sombrero, la capa y los guantes del Dr. Caligari.
Los perseguidores de Hoffman:
Andreas von Horn reptiliano como Dr. Mirakel; y Friedrich Kühne como Coppelius, obtienen las partes más carnosas.
Mientras las protagonistas femeninas, como era de esperar antes de que el “Star System” se establezca, son bonitas pero intercambiables, como solía ser el caso en las primeras películas:
Ronay, Ridon, Kathe Oswald, especialmente Alice Hechy y su descripción de una muñeca de cuerda humana, es francamente brillante, pero lamentablemente demasiado breve; otras son:
Thea Sandten es bastante buena en su papel de la tortuosa Giulietta; actriz que quizás sea recordada hoy principalmente por su trágica muerte, junto a Arthur Bergen, murieron en El Campo de Concentración nazi en Auschwitz en 1943; y Ressel Orla; mientras hay otros masculinos como:
Wolowsky, Kühne, Pick, Horn, y Ferdinand Bonn.
Como curiosidad, Werner Krauss hizo su debut cinematográfico aquí, anteriormente había sido visto por el director Oswald como parte del Festival Wedekind en el teatro, y luego se comprometió con el cine.
Técnicamente, el trabajo de la cámara es regular:
Esta fue una de las primeras películas de Richard Oswald, y está claro que aún no ha perfeccionado su oficio, hay algunos destellos de originalidad.
Una es donde Hoffmann camina por las calles de Berlín, y Oswald lo filma a través de una hendidura de luz estrecha y vertical entre las casas de piedra viejas, oscuras y destartaladas, anticipándose al estilo gótico del expresionismo posterior.
El único uso real que hace del engaño visual, es en una escena en la que Spalanzani muestra a Hoffmann una miniatura “viva” de Olympia, contenida en una pequeña caja, donde la actriz se superpone como un homúnculo contra el fondo negro de la caja.
Pero incluso eso fue un viejo truco utilizado por cineastas como Georges Méliès por más de 15 años.
En su mayor parte, la película se filma con tomas amplias, a menudo tomando grandes piezas con grandes multitudes, como si la cámara fuera una audiencia teatral; y termina usando el primer plano ocasional, o el plano medio, pero solo cuando son necesarios para mostrar algo o alguien de cerca, y nunca como una técnica de filmación adecuada.
Este uso excesivo del plano general, combinado con la cámara estática, mejora aún más la sensación de estancamiento de la película.
Y es que Oswald recibe poca ayuda del director de fotografía Ernst Krohn, un camarógrafo prolífico pero mediocre, y ocasional director.
No obstante, cada escena trae bellos motivos que se ven pintorescos en la película; con esos 3 cuentos de Hoffmann:
“The Sandman”, “The Cremona Violin” y “The Lost Reflection”, que se simplifican aquí; con los personajes e incidentes a veces se omiten, y a veces se fusionan.
Junto con la posibilidad de imágenes perdidas, esto a menudo hace que la película sea difícil de seguir para cualquier persona que no esté familiarizada con el material original o con la ópera.
Si bien, durante mucho tiempo se consideró que la obra literaria de Hoffmann era meramente fantástica, finalmente se investigó, en los últimos años, de acuerdo con sus antecedentes metafísicos.
Una característica del trabajo de Hoffmann, es su lucha permanente contra el racionalismo y la revelación de la naturaleza muerta, que culmina principalmente en escenas de carnaval que anticipan técnicas literarias que solo se describen en las obras de Bachtin y Bachelard.
Curiosamente, los elementos de fantasía de los cuentos, se minimizan, un enfoque sorprendente para un director que parecía no rehuir el material extravagante.
“La Reflexión Perdida”, en particular, ha sido completamente despojada de sus elementos sobrenaturales, el esquema de Dapertutto para robar el reflejo de Hoffman; para convertirse en una historia bastante mundana de amor y traición.
Del mismo modo, la perversa influencia de Svengali del Dr. Mirakel sobre las mujeres de Crespel, nunca se explora completamente.
Solo en el episodio que presenta el amor delirante de Hoffman por la mecánica Olympia, obtenemos un verdadero sabor del Romanticismo del autor.
Al tiempo que se dijo que los exteriores del filme fueron, según el prólogo, filmados en Jena en el este de Alemania.
Las calles y patios bastante sombríos y de aspecto desolado en la pantalla, subrayan el tono prosaico de la película, pero finalmente funcionan a su favor.
Esa sensación de decadencia, de un ambiente hostil y áspero, agrega una textura que los conjuntos de estudio no habrían capturado.
Este fue el mismo enfoque adoptado por Stellan Rye con “The Student of Prague” (1913); aunque al final parece que el director Oswald apunta a uno de esos extraños híbridos de biografía y ficción que veríamos en películas como “The Raven” de Charles Brabin.
Al final, Hoffmanns Erzählungen es la película del director, aunque el metraje ausente, y la falta frustrante de información, hacen que sea difícil ver desde esta distancia exactamente lo que Oswald esperaba lograr; y al igual que con muchas películas de esa cosecha, tiene algunos puntos de interés, pero es un poco difícil para una audiencia moderna.
“Wiedergeboren als Dichter!”
(¡Renace como poeta!)
Con el surgimiento del expresionismo alemán, Weimar/Alemania se convirtió en el principal productor de películas de terror, con un respaldo constante de Escandinavia, donde directores como:
Benjamin Christensen, Carl Theodore Dreyer, y Victor Sjöström, comenzaron a surgir; y muchas de esas películas tenían algunos elementos de ciencia ficción, y con la excepción de un par de ambiciosas películas danesas, Alemania se convirtió en el principal productor de ciencia ficción en los años entre Las 2 Guerras Mundiales.
Por su parte, E.T.A. Hoffmann, llevó una vida demasiado diversa para encajar en un puesto como verdadero hombre del Renacimiento, pues fue compositor, autor, crítico musical, caricaturista, jurista y una gran influencia en El Romanticismo literario del siglo XIX, e incluso en el surrealismo del siglo XX.
Sus propias óperas, tuvieron un éxito modesto, pero sus cuentos han inspirado una serie de clásicos tanto en ballet, ópera y música como:
“The Nutcracker” de Tchaikovsky, es el más conocido, junto con “Les Contes d’Hoffmann”, “Coppélia” y “Kreisleriana”
Con cerca de 100 películas o episodios de TV basados en su trabajo; se ha dicho que Hoffmann libró una guerra contra el racionalismo, y sus historias a menudo eran oscuras y extrañas, combinando el realismo con lo sobrenatural, el sueño con la realidad, la locura con la razón, y muchos de ellos tienen un horror psicológico pre-Freudiano.
En “Les Contes d’Hoffmann”, por ejemplo, Olympia es retratada como un autómata de cuerda muy obvia, y Hoffmann es engañado solo por las gafas mágicas proporcionadas por Coppelius.
La belleza muda de Olympia, sirve como una forma para que el inmaduro Natanael proyecte sus propias fantasías sobre la mujer, el amor y la sexualidad, y abandona a su verdadera prometida de carne y hueso por la autómata, y mientras la ve como alguien real, comienza a ver a Clara como una “autómata maldita e inanimada” cuando ella se niega a alimentar sus confusas ilusiones.
Y es que uno de los autores que a menudo se menciona cuando se discuten los primeros trabajos de ciencia ficción, es E.T.A. Hoffmann, porque escribió varios cuentos muy influyentes en un corto período entre 1810, y su muerte por sífilis en 1822, cuando solo tenía 46 años.
Más que nada, sus historias afectaron la ópera y la música clásica; pero los ecos de sus cuentos a menudo oscuros y misteriosos, están ampliamente expuestos en los libros de autores góticos románticos como Mary Shelley y, en particular, Edgar Allan Poe.
Su contribución a la ciencia ficción, radica principalmente en su historia quizás más famosa, “The Sandman” (1916) y “The Automata” (1914), ambas girando en torno a un robot o un autómata, como se las llamaba en aquel entonces.
La obra más famosa de Hoffmann, sin embargo, ni siquiera está escrita por Hoffmann, sino por el compositor francés nacido en Alemania:
Jacques Offenbach, que no vivió para ver su ópera representada, pues murió el 5 de octubre de 1880, 4 meses antes de su estreno, pero después de completar la partitura para piano y orquestar, el prólogo y el primer acto.
Como resultado, pronto aparecieron diferentes ediciones de la ópera, algunas con poca semejanza con la obra auténtica; de hecho, la versión interpretada en el estreno de la ópera, fue la de Ernest Guiraud, quien completó la partitura de Offenbach, y escribió recitativos.
A lo largo de los años, nuevas ediciones han seguido apareciendo, aunque el énfasis, particularmente desde los años 70, se ha puesto en la autenticidad.
En este aspecto, un hito fue la edición de Michael Kaye del año 1992, pero luego música auténtica adicional se encontró y publicó en 1999.
Finalmente, en el año 2011, parece que hay 2 editoriales rivales, una francesa, otra alemana, que están a punto de emitir una edición conjunta reflejando y reconciliando la investigación de las últimas décadas.
Cuando aparezca, como parte de una gran “Edición Offenbach”, puede que se esté lo más cerca posible de unos “Cuentos de Hoffmann” definitivos.

“Wow!
Wert und Vertrauen...
A!
Lebe zusammen!”
(¡Vaya!
Valor y confianza...
¡Ah!
¡Vivir juntos!)



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