Captain Phillips

“There's got to be something other than being a fisherman or kidnapping people”

¿Qué fue de aquellos piratas románticos, desde Morgan al Corsario Negro, que adornaron nuestros sueños infantiles?
Hoy, la piratería, profesión denostada y vilipendiada, no da ni para comprarse el periódico.
La piratería existente en las costas de Somalia, ha sido una amenaza para el transporte marítimo internacional, desde la guerra civil, iniciada en aquel país, a principios de los años 90.
Desde 2005, varias organizaciones, incluyendo La Organización Marítima Internacional, y El Programa Mundial de Alimentos, han expresado su preocupación ante el aumento de este tipo de actos.
Uno de los medios utilizados para enfrentar esta situación, es la Task Force 150, Coalición Naval Multinacional, que opera en El Golfo de Adén, El Golfo de Omán, El Mar Arábigo, El Mar Rojo y El Océano Índico.
Por su parte, los piratas somalíes, dedicados la mayoría a la pesca artesanal, y autodenominados en un principio como “Guardia Costera Voluntaria de Somalia”, denuncian que los verdaderos bandidos del mar, son los pescadores clandestinos que saquean nuestros peces, en clara alusión a los barcos pesqueros de países desarrollados, y recuerdan a su vez, el grave problema de contaminación que sufren, debido al vertido de sustancias contaminantes radiactivas, que estos países realizan en su litoral.
Si bien, los actos de piratería en la región no eran nuevos, el estado caótico de Somalia en la década de 2000, al no contar con un gobierno central, sumado a la ubicación del país, en el denominado, “Cuerno de África” fueron los factores que facilitaron el surgimiento de la piratería.
Desde la caída del gobierno, a principios de los años 90, flotas extranjeras comenzaron a practicar la pesca ilegal en aguas somalíes, así como vertidos tóxicos y nucleares.
Los piratas, decidieron proteger la costa antes de que la milicia se viera envuelta.
Esta actividad empezó a decaer, tras el alzamiento de La Unión de Cortes Islámicas en 2006.
Sin embargo, la piratería volvió a crecer, luego que Etiopía invadiera Somalia, en diciembre de ese mismo año.
Algunos de los piratas eran pescadores, quienes reclaman por la presencia de barcos extranjeros, en aguas somalíes.
Los involucrados en estas actividades ilegales, son jóvenes de zonas pobres, que tienen en la piratería, una aspiración.
Las cuantiosas sumas de rescate pedidas, rondan entre los 250,000, y el millón de euros.
Además de pescadores, las bandas las integran ex combatientes y técnicos expertos en aparatos de última tecnología.
En cuanto a lo robado, se asevera que es distribuido “con justicia”
El flujo de dinero, por los cuantiosos rescates, ha resultado en una vida ostentosa para los piratas, pues les permite construir nuevas casas, y tener 2 o 3 esposas.
Por el contrario, todo esto ha resultado en el encarecimiento de la economía local, por el alto monto de dólares, que varía las tasas de cambio de moneda; aparte de que el poder de compra, motiva al consumo de drogas, entre ellas el “khat” y el alcohol.
El “catha edulis”, “qat” o “khat”, también conocido como “cat”, “tschat” o “miraa”, es un estimulante vegetal que se masca, usado tradicionalmente en Yemen, Etiopía, Somalia, y otros países árabes vecinos del Cuerno de África.
Sus principios activos, son los alcaloides psicotrópicos, catina y catinona.
Los efectos de esta droga, son similares a los de otras aminas simpaticomiméticas, produciendo estimulación del Sistema Nervioso Central, y sensación de estimulación y euforia, a nivel psíquico.
Con todo, se especula que los más favorecidos en el lucro, son los jefes de milicias, que dominan parte del país, y los financistas de estos operativos, que residirían afuera de Somalia.
Debido a las ganancias que obtienen a raíz de los secuestros, los piratas han recibido el apoyo de “Los Señores de La Guerra”, quienes facilitan este tipo de actividades, a cambio de una parte de los beneficios.
Generalmente, los ataques son realizados por un pequeño grupo, de 7 a 10 individuos, y en rápidos botes con motores fuera de borda, que usualmente parten desde una nave nodriza; aunque una vez realizado el abordaje, permanecen unos 50 piratas en la nave, y una suma similar, espera en la costa por cualquier eventualidad.
Asimismo, un sistema de normas, regularían las operaciones en base a ciertos aspectos, como:
El respeto a los rehenes tomados de los barcos, la prohibición del hurto dentro de la nave, penas de ejecuciones sumarias a quien atente contra un compañero, premios a quien aborde primero la nave, que podría ser un automóvil, una casa, o esposa, etc.
Este nivel de ordenamiento, les diferenciaría de las extremistas milicias locales.
Los piratas, no causan daño a las víctimas de sus secuestros, para luego poder exigir algún tipo de rescate a cambio.
Entre el armamento utilizado en los asaltos, se encuentran:
Fusiles AK-47, ametralladoras PKM, y lanzacohetes RPG-7.
En sus operativos, se emplean teléfonos satelitales, y GPS.
El asalto al barco, es efectuado sujetándolo con ganchos, algunos impulsados a manera de proyectil, para después trepar con cuerdas, y escaleras.
También, a manera de disuasión, los piratas optan por atacar, previamente al objetivo, para forzarlo a parar, y así abordar con facilidad.
Los intentos por acabar con esta práctica, se ven limitados por la barrera que significa el mar territorial de Somalia.
Las persecuciones a embarcaciones piratas, se ven interrumpidas cuando éstas ingresan al mar territorial, ya que no existe un permiso por parte del gobierno, para poder entrar.
Por otro lado, el gobierno de Puntlandia, un Estado autoproclamado autónomo de Somalia, ha logrado cierto progreso en el combate de la piratería, reflejado en sus recientes intervenciones.
Entre los casos más sonados de ataques, se encuentran el realizado al buque petrolero Sirius Star, en noviembre de 2008; y al carguero Mærsk Alabama, en abril de 2009, donde el FBI intervino para apoyar las negociaciones de liberación.
A raíz de los acontecimientos relacionados con esta embarcación, que resultaron en la liberación por la vía armada del capitán de la nave, el presidente de Puntlandia, instó a las naciones de los barcos secuestrados, a llevar a cabo “acciones militares” en vez de pagar rescates; además, pidió ayuda de la comunidad internacional, hacia su administración, para combatir el flagelo.
Las primeras reacciones de los piratas, ante el revés de la pérdida del rehén del Mærsk Alabama, y las bajas sumadas a la del yate Tanit, fueron de amenazas de muerte a marinos de Estados Unidos y Francia, que transiten en las aguas bajo su control.
“I came too far, I can't give up”
El 8 de abril del año 2009, el buque de carga Mærsk Alabama, fue capturado con 21 ciudadanos estadounidenses a bordo, siendo la primera vez, en 2 siglos, que una nave, bajo la bandera de los Estados Unidos, sufrió un ataque de piratas.
El Secuestro del Mærsk Alabama, fue una serie de eventos que comenzaron con la toma de ese buque, por 4 piratas somalíes, a 240 millas náuticas al sudeste del puerto somalí de Eyl.
Estos eventos, finalizaron con el rescate por parte de La Armada de los Estados Unidos, el 12 de abril de 2009; siendo el primer asalto a un buque mercante, con bandera estadounidense, con éxito, desde comienzos del siglo XIX; y fue el sexto buque en ser atacado esa semana por piratas, que habían extorsionado por decenas de millones de dólares.
El buque, con una tripulación de 20 hombres, y una carga de 17 toneladas, navegaba con rumbo a Mombasa, Kenia.
El 8 de abril de 2009, 4 piratas, con base en el pesquero taiwanés capturado Win Far 161, atacaron el buque.
Los 4 piratas tenían entre 17 y 19 años, según lo expresado por El Secretario de Defensa, Robert Gates.
Por su parte, la tripulación del Mærsk Alabama, había recibido entrenamiento antipiratería por parte de la “Union Training Schools”
Su entrenamiento, incluía el uso de pequeñas armas, técnicas antipánico, seguridad básica, primeros auxilios, y otros cursos relacionados con la seguridad.
Cuando sonó la alarma de piratería, en la mañana del miércoles 8 de abril, El Ingeniero Jefe, Mike Perry, llevó a 14 miembros de la tripulación, a un “cuarto seguro” que los ingenieros habían estado preparando para tal propósito.
Cuando los piratas se acercaron, la tripulación restante, lanzó bengalas; además, Perry y El Primer Oficial, Matt Fisher, giraron el timón del buque, para inundar el esquife pirata.
Sin embargo, el buque fue abordado.
Los piratas capturaron a Richard Phillips, y a otros miembros de la tripulación, pero pronto, se dieron cuenta que no podían tomar el control del buque.
Perry consiguió capturar al cabecilla de los piratas, tras una persecución mutua en una de las salas de máquinas.
Otros tripulantes, consiguieron apuñalar en una mano, a uno de los piratas.
La tripulación, intentó intercambiar a los piratas capturados, por el capitán, pero el intercambio salió mal, y cuando la tripulación liberó al cautivo, los piratas se negaron a aceptar el acuerdo.
El Capitán Phillips, escoltó a los piratas hasta uno de los botes salvavidas, para enseñarles su manejo, pero los piratas huyeron con el capitán.
El 8 de abril de 2009, el destructor de clase Arleigh Burke, USS Bainbridge, fue destinado al Golfo de Aden, en respuesta a la situación de toma de rehenes, y llegó hasta el Mærsk Alabama, en la mañana del 9 de abril.
El Mærsk Alabama, fue escoltado hasta su destino original en Mombasa, donde El Capitán Larry D. Aasheim, volvió a tomar el mando del buque.
Curiosamente, Phillips había relevado a Aasheim, 9 días antes.
Entre 2009 y 2011, el buque sufrió otros 4 intentos de secuestro.
Así pues, CNN y Fox News, citaron que la estrategia de los piratas, esperaba la llegada de nuevos barcos, con rehenes adicionales, para usarlos como escudos humanos.
Se produjo el encuentro entre el USS Bainbridge, la fragata de clase Oliver Hazard, Perry USS Halyburton, y el bote salvavidas del Mærsk Alabama, donde se encontraban los piratas desde el 9 de abril 2009, y donde mantenían al Capitán Richard Phillips como rehén.
El bote salvavidas, estaba cubierto, y tenía suministros suficientes de agua y comida, pero carecía de comodidades básicas, como un inodoro, o ventilación.
El Bainbridge, estaba equipado con ScanEagle, y RHIB, embarcaciones inflables semirígidas.
El Halyburton, estaba equipado con 2 helicópteros SH-60B a bordo.
Ambos buques, quedaron a varios cientos de metros, fuera del alcance de las armas de los piratas.
Un avión de vigilancia, P-3 Orion, aseguraba imágenes aéreas y de reconocimiento.
Y 4 buques con diversas banderas, en posesión de los piratas, con un total de 54 rehenes a bordo de diversas nacionalidades, en 2 ellos, pusieron rumbo al bote salvavidas.
Fue, el 10 de abril de 2009, cuando Phillips intentó escapar del bote salvavidas, pero fue recapturado, tras efectuar varios disparos sus captores.
Los piratas, lanzaron al océano un teléfono, y una radio de 2 vías, enviados parte de La Armada de los Estados Unidos, temiendo que los estadounidenses estuvieran intentando dar instrucciones al Capitán.
La Armada, envió otro buque de guerra, el buque de asalto anfibio de clase Wasp, USS Boxer, que estaba destacado en El Cuerno de África.
La estrategia de los piratas, era reunirse con sus compañeros que tenían otros rehenes, para llevar a Philips a Somalia, y así dificultar su posible rescate.
Si conseguían anclar cerca de la costa, podrían desembarcar rápidamente, si eran atacados.
Las negociaciones entre los piratas, y El Capitán del Bainbridge, estaban bajo la dirección de negociaciones con rehenes del FBI.
Los secuestradores, también se comunicaban con otros piratas, a través de teléfonos vía satélite.
Sin embargo, las negociaciones se rompieron horas después de que los piratas dispararan contra el Halyburton, poco después del amanecer del sábado.
La fragata estadounidense, no devolvió el fuego por “no agravar la situación”
Ningún tripulante de la Halyburton, fue herido por los disparos, que fueron hechos al azar por un pirata, por la escotilla delantera del bote salvavidas.
El sábado 11 de abril de 2009, el Mærsk Alabama, arribó al puerto de Mombasa, Kenia, bajo escolta de Las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, con un equipo de seguridad de 18 personas a bordo.
El FBI, aseguró entonces el buque, como escenario de un crimen.
El 12 de abril, francotiradores SEALs, de La Armada de los Estados Unidos, abrieron fuego, y mataron a 3 de los piratas en el bote salvavidas; Phillips fue rescatado en buenas condiciones.
El Capitán del Bainbridge, Frank Castellano, previa autorización de sus superiores, ordenó actuar, al considerar que la vida de Phillips estaba en riesgo, citando informes que indicaban, que un pirata le apuntaba con un AK-47 por la espalda.
Los francotiradores del SEAL Team Six, desde la toldilla Bainbridge, abrieron fuego casi simultáneamente, matando a los 3 piratas, con sendos disparos en la cabeza.
Los SEALs, habían llegado el viernes, por la tarde, tras haber saltado en paracaídas sobre el agua, cerca del Halyburton, que posteriormente, los había trasladado hasta el Bainbridge.
En ese momento, el Bainbridge tenía el bote a remolque, a unos 25 a 30 metros a popa.
Uno de los 3 piratas, se llamaba, Ali Aden Elmi, el apellido de otro era Hamac, y el tercero, no fue identificado en los informes de la prensa en inglés.
El cuarto pirata, Abduwali Muse, a bordo del Bainbridge, negociaba la liberación, mientras era tratado por las heridas que sufrió en la toma del Mærsk Alabama, posteriormente se rindió, y fue puesto bajo custodia.
Los cuerpos de los 3 piratas muertos, fueron entregados por La Marina, a receptores no identificados en Somalia, en la última semana de abril 2009.
El pirata superviviente, Abduwali Muse, fue trasladado a bordo del USS Boxer, y posteriormente trasladado en avión a los Estados Unidos, para ser juzgado en un Tribunal Federal en New York.
Los fiscales presentaron cargos que incluían:
Piratería, conspiración para tomar un barco por la fuerza, y conspiración para la toma de rehenes.
Los abogados de Muse, pidieron que fuera juzgado como menor de edad, alegando que tenía entre 15 y 16 años, cuando se produjeron los hechos, pero El Tribunal dictaminó, que no era menor de edad, y que sería juzgado como adulto.
Posteriormente, admitió que tenía 18 años, y se declaró culpable de los cargos de piratería, por lo que fue sentenciado a 33 años y 9 meses de prisión.
Como dato, el 27 de abril de 2009, el miembro de la tripulación de Mærsk Alabama, Richard E. Hicks, presentó una demanda contra su empleador, Waterman Steamship Corporation, y Mærsk Line, Ltd.; por haberlo enviado a sabiendas, a aguas infestadas de piratas, cerca de Somalia.
El abogado de Houston, Brian Beckcom, que representaba a Richard Hicks, y a otros 8 miembros de la tripulación, indicó que El Capitán Phillips, a sabiendas y voluntariamente, puso a su tripulación en peligro, ignorando los informes de recientes ataques piratas, sin tener en cuenta las advertencias de permanecer, al menos, a 600 millas de la costa de Somalia.
En un recuento de los primeros 6 meses de 2009, los ataques piratas llegaron a un monto de 86, en El Golfo de Adén, comparados a 44 del año 2008, en el mismo periodo.
En total, de 406 reportes de ataques piratas alrededor del mundo en 2009, un total de 217, fueron atribuidos a somalíes.
Para 2010, un total de 49 naves, fueron asaltadas cerca de la costa de Somalia, y se reportaron un total de 1,016 personas secuestradas.
“Listen up, we have been boarded by armed pirates”
Captain Phillips es una película dramática, dirigida en 2013, por Paul Greengrass.
Protagonizada por Tom Hanks, Barkhad Abdi, Mahat M. Ali, Barkhad Abdirahman, Faysal Ahmed, Michael Chernus, Catherine Keener, David Warshofsky, Corey Johnson, Chris Mulkey, Max Martini, Yul Vazquez, Omar Berdouni, entre otros.
El guión es de Billy Ray, basado en el libro “A Captain’s Duty: Somali Pirates, Navy Seals, and Dangerous Days at Sea” escrito por El Capitán Richard Phillips, con la ayuda de Stephan Talty, quien fue tomado como rehén por piratas somalíes, mientras dirigía el buque de carga, MV Mærsk Alabama, por El Océano Índico; tras fracasar los piratas en su secuestro del buque en el 2009; siendo el primer barco estadounidense, secuestrado en 200 años.
Captain Phillips obtuvo 6 nominaciones al Oscar:
Mejor película, actor secundario (Barkhad Abdi), guión adaptado, edición, sonido, y edición de sonido.
Captain Phillips es como muchas, una película “basada en hechos reales”, pues cuenta la historia del Capitán Richard Phillips, y el secuestro por piratas somalíes, en el barco mercante Mærsk Alabama, hecho que causó la movilización de la armada estadounidense, y un operativo militar ordenado por el propio Presidente de EEUU, Barack Obama.
Siempre, es difícil hacer un film basado en un hecho real, ya que no existe para el espectador, expectativa alguna, sobre el desenlace final de la historia que se cuenta; y ese es uno de los principales aciertos del director Paul Greengrass, que muestra el hecho, con una crudeza y ritmo trepidantes, con un realismo cercano al documental, transmitiendo al espectador, grandes dosis de tensión claustrofóbica.
Greengrass, exhibe una puesta en escena enérgica, y un dominio del tempo perfecto, sabiamente dosificado, para crear un suspense creciente, y por momentos irrespirables; por lo que Captain Phillips se encuentra, en el cruce de varias tradiciones narrativas de Hollywood:
Por un lado, la aventura del estadounidense en tierras peligrosas de ultramar, y cómo su heroísmo consigue sacarlo adelante victorioso.
Por otro lado, Captain Phillips es una película de aventuras, con todos los ingredientes de la acción clásica, y el suspenso; con la diferencia que es una producción que se aleja del morbo, y que pretende introducir al espectador, en una situación límite.
Así las cosas, en el año 2009, en aguas internacionales, a 145 millas de la costa de Somalia, en El Cuerno de África, el buque carguero, Mærsk Alabama, al mando del Capitán de La Marina Mercante estadounidense, Richard Phillips (Tom Hanks), fue abordado, y retenido por piratas somalíes.
Captain Phillips se puede dividir en 2 partes muy claras:
La primera, es la aventura del asedio y abordaje del barco; mientras que la segunda, es la huida de los piratas, llevándose a Phillips, y el rescate a cargo de La Marina estadounidense, gracias a la presencia de un buque de guerra, que “casualmente pasaba por ahí”
Por supuesto, más allá de lo previsible y esquemático de la historia, y hasta perdonando su evidente discurso ideológico, en defensa del patrullaje de La Marina estadounidense en aguas mundiales, Captain Phillips cumple con montar una incesante historia de aventuras y de acción.
Durante los 134 minutos de duración, la tensión se concentra en eso, en cómo El Capitán, que debía cumplir la tarea de transportar toneladas de combustible, ayuda humanitaria, y agua al puerto de Mombasa, pero navegando por una de las zonas, actualmente, más peligrosas del mundo.
Al principio, Phillips estaba algo inquieto por las advertencias, sobre la posibilidad de que su barco fuera atacado por piratas, pero luego de un primer intento fallido, ya aparece como una posibilidad real, hasta que de un momento a otro, está en riesgo su vida, y las de sus tripulantes.
También, vemos como todo se concentra en el protagonista, esa habilidad espectacular, de mantenerte en tensión absoluta.
“You're not just a fisherman!
You're not just a fisherman!”
El realizador británico, Paul Greengrass, fiel a sí mismo, y a su estilo cual “Reportero de Guerra”, nos ofrece aquí, otro trepidante thriller de suspense, endiabladamente dinámico, en donde apenas si hay margen para coger algo de aire, repitiendo en buena medida, el mismo planteamiento y formato utilizado en su magnífica “United 93” (2006), enclaustrada en el avión secuestrado por un comando de AlQaeda, que no llegó a cumplir su objetivo, durante los ataques del 9/11.
Respecto a la realización, Greengrass recurre de nuevo, a las cámaras trémulas, para dotar a las imágenes, de cierto aire documental.
Asimismo, utiliza un montaje ágil, y de planos muy breves.
El ritmo de Captain Phillips es magnífico, y ello a pesar, de que probablemente, se le podría haber restado algún minuto a su metraje.
Esto se consigue, debido a que Greengrass, no interrumpe la narración principal, con las típicas escenas en las que contemplamos a la familia del protagonista.
De hecho, cumpliendo la regla de “adiestramiento”, faltó esa escena, de cómo vivió el suceso su familia, cuando Los Marines hablaban con El Capitán, para saber si seguía vivo, ya que él siempre preguntaba por su mujer y sus hijos, pero el director no cae en la tentación de mostrar, cómo lo vivieron ellos.
Al contrario, el cineasta no quiere saber nada de posibles concesiones lacrimógenas, y describe así, una situación muy trágica para gente de occidente, no acostumbrada a estos despropósitos silvestres de la piratería, u otras formas de extorsión, más propias del llamado “Tercer Mundo”
El encargado de llevar al cine al Capitán Phillips, es Tom Hanks, y todos los espectadores del mundo saben, lo que eso significa.
Quizás ahí, el excesivo protagonismo de Hanks, hace que Captain Phillips se constriña, rindiéndole mucho culto a un sólo actor, y/o personaje, como pecado de devoción; como el hombre común, que se convierte en héroe, al enfrentarse a las situaciones adversas, armado únicamente de su sentido común, y de sus buenas intenciones.
No obstante, es evidente, que Captain Phillips está pensada como un apapacho al ego del espectador estadounidense:
Richard Phillips, es un tipo corriente, al que escuchamos hacer toda una declaración de principios, en la escena de apertura, hablando con su mujer, mientras ella le acompaña al aeropuerto, sobre la incertidumbre del mercado laboral para los jóvenes, la situación económica mundial, y cómo afecta eso a su familia.
Algo que nos hará entender su forma de actuar, cuando el barco es asaltado por un pequeño grupo de hombres desesperados.
El Capitán sabe lo que tiene que hacer para proteger a sus hombres, su astucia es clave en el desarrollo de los acontecimientos, pero tampoco quiere que a los secuestradores les pase nada, siempre intenta la vía del dialogo.
Se trata, en suma, de una historia amparada en lo emocional, que envuelve a personas de carne y hueso; y Greengrass, con poco pero a la mínima, aprovecha para definir incluso, a unos piratas somalíes a los que, dejando irrelevantes consideraciones morales/políticas al margen, la situación, y el punto de vista, les convierte en villanos, más no porque se definan como villanos per se.
Prueba de ello, es que a pesar de que Tom Hanks se reivindica de nuevo, como el excelente intérprete que siempre ha sido, sin embargo, destaca la genuina presencia del desconocido, Barkhad Abdi, como el líder de los piratas.
De hecho, la escena más emotiva de Captain Phillips, únicamente la observamos durante su conclusión, siendo Tom Hanks, el que sugirió que se incluyera en el metraje.
El actor, muestra en todo momento, sus excelentes dotes dramáticas, pudiendo calificarse de grandiosa su interpretación en ese tramo final, por cierto, también cabe elogiar la labor de los desconocidos compañeros de reparto que lo acompañan, pues dotan de una mayor credibilidad, a una cinta que probablemente no sería igual, si entre los asaltantes estuviera Jaime Foxx, o algún rostro Hollywoodiense, o si la tripulación estuviera plagada de estrellas del firmamento californiano.
Es cierto que esa parte final es fundamental, para entrar en las tripas de la historia, y sobre todo, en las tripas de lo que sufre El Capitán Philips, pero el espectador, acaba un tanto exhausto, demacrado, y al borde de un ataque de nervios, por una agonía tan prolongada del desenlace final.
En cada secuencia, Hanks está extraordinario, e indiscutiblemente veraz, hasta un prólogo en el que vacía toda la tensión vivida, en un metraje adrenalínico, que no deja respiro, ni a sus personajes, ni a los espectadores, y que debajo de, tal vez, demasiado espectáculo, esconde interesantes lecturas del mundo de hoy.
Curiosamente, la última escena recuerda a otra película del actor, “Cast Away” (2001), donde El Capitán Phillips muestra la desesperación y la desolación.
Además de la casualidad, entre el nombre del barco, Mærsk Alabama, y otra de sus míticas películas, “Forrest Gump” (1994), personaje que nació en el condado de Greenbow, en Alabama, EEUU.
La exasperación de Tom Hanks, funciona, pero sólo está memorable en el epílogo, cala por puro agotamiento, en un conjunto en el que humanidad y tragedia superlativa, se dan la mano, pero en el que la quietud extática al filo de la muerte que todo lo empapa, y no sólo al protagonista central, aquí hay gente al límite a ambos lados del fusil, termina lastrando el global.
Me ha gustado mucho, que Captain Phillips muestre, quienes son esos piratas que se dedican a asaltar barcos en la costa de Somalia, los conoceremos en su aldea, y seguiremos su viaje hasta que abordan el carguero, todos menores de 20 años, y alguno incluso, sin calzado.
Esto no solo sirve para humanizarlos, sino para entender sus motivaciones, unos jóvenes sin futuro, de un país arrasado por la guerra, y a merced de los criminales locales, para los que son mera mano de obra.
Muy significativa la escena, en que el capitán de los piratas, se jacta de haber sacado 8 millones en el secuestro de un barco griego el mes pasado, a lo que El Capitán Phillips le contesta, “que hacía entonces secuestrando otro barco”
Para interpretar a los piratas somalíes, se eligieron 4 actores no profesionales, que nacieron en África, pero viven en los Estados Unidos:
Barkhad Abdi, Mahat M. Ali, Barkhad Abdirahman, y Faysal Ahmed.
Sobre todo, excepcional Barkhad Abi como Muse, el cabecilla de los piratas, a pesar de ser su primer papel en el cine, ha sabido encontrar el equilibrio justo entre la amenaza y la compasión, a la vez que vemos a una persona inteligente y ambiciosa, que no ha tenido oportunidades en la vida.
Muy bien el hecho, de que los somalíes hablen en su lengua, y lo hayan dejado subtitulado, en el inicio...
En sus rostros huesudos, sus cuerpos fibrosos, y en su mirada asustada y enloquecida, se ve el drama de una gente, a la que la desesperación y la promesa de dinero fácil, les convierte en marionetas de Los Señores de La Guerra local, a los que les hacen el trabajo sucio, para llevarse, si acaso, las migajas de los rescates.
O, en su defecto, una bala.
Son las hormigas que, de vez en cuando, molestan a los elefantes.
En ocasiones, el elefante, con otras cosas en las que ocuparse, las deja actuar, pero otras veces, el elefante las aplasta.
En Captain Phillips, los piratas somalíes son presentados como salvajes villanos pero, poco a poco, nos sorprendemos, sintiendo una extraña empatía por ellos.
Nuestro temor nunca desaparece, pero entendemos, que hay un motivo para sus acciones.
Si ellos pudieran elegir otro tipo de vida, lo harían, pero eso no es posible en Somalia:
“Maybe in America”, dice uno de los piratas en una escena clave de Captain Phillips.
Pero en general, la relación entre secuestradores y secuestrados, punto focal del asunto, se muestra superficial, y con estereotipos en las caracterizaciones, a pesar del esfuerzo “humanizador” de los guionistas, o para incrementar su dramatismo.
Impresionantes las imágenes del abordaje, de cómo un simple esquife con 4 hombres armados, puede hacerse con un buque de semejantes dimensiones, claro que, si su única defensa son unas mangueras de agua a presión, podemos entenderlo todo, ya que en ningún momento se plantea, la posibilidad de abrir fuego contra los piratas, supongo que serán convencionalismos marítimos que se me escapan, y que Captain Phillips no explica.
Eso sí, Los Marines que acuden al rescate, no se andan con miramientos, ya que la vida de un hombre estadounidense, estaba en juego.
Decir que el secuestro duró unos 5 días, que en Captain Phillips han quedado reducido a unas 48 horas, lo que no hace sino, aumentar la emoción y la angustia del espectador, y no darnos ni un minuto de respiro.
El jefe de los piratas somalíes, es un caso aparte.
Engañado al final de manera ridícula, y absurda; lo insólito deviene a que todos los piratas involucrados en el secuestro, al final, de un pronto, hablan inglés a la perfección, y para ser pescadores, Captain Phillips se aleja de la realidad.
Se trata pues, de una propuesta convincente, lastrada en parte por la resolución de “western de caballería” con que finaliza la peripecia, con toda seguridad escrupulosamente fiel a los hechos reales, pero excesivamente triunfalista como ficción.
Y ojo, Captain Phillips gustará mucho, o muchísimo, a buena parte del público, eso seguro.
Por otra parte, resaltar que Paul Greengrass, no cae en ese típico juego de “nosotros, los estadounidenses, somos los buenos; y ellos, los árabes, los africanos, los diferentes, son los malos y terroristas”, porque vemos que los piratas son, más allá que una problemática de seguridad internacional, más que unos hombres armados que atacan barcos a robar dinero, son pescadores, llevados al extremo por verdaderos grupos de crimen organizado, que dominan sus pueblos, donde la muerte, la violencia, y el deseo de sobrevivir y tener poder, termina por convertirse en parte de su vida y su mente.
Es de destacar, cómo Greengrass refleja la frialdad de los norteamericanos, cuando acaba toda la operación, como si hubiera sido un trabajo rutinario más; y no dejo de pensar, en que junto al desdichado Capitán Phillips, que se las ve y se las desea para salir de semejante atolladero, las verdaderas víctimas de la situación, son los piratas somalíes, que pasan de cazadores a cazados, y que esa es el verdadero enfoque que quiere dar Paul Greengrass.
Triste es, tener que lanzarse a la mar, en busca de algún mercante con el que pagarle el tributo al jefe, pero más triste es todavía, el que venga toda La Armada de EEUU, con sus servicios de inteligencia, y te embauquen como a un “chino”
Una cosa destacable de Captain Phillips, es que apenas saca a relucir el patriotismo que tanto gustan a los estadounidenses, aunque puede que se exceda un poco con los planos de portaaviones durante la segunda mitad de Captain Phillips; es una película dada para ello, pero se nota que Greengrass es británico, y no estadounidense, y que le gusta más contar la historia, que su final.
¿Y es la historia que nos cuenta Captain Phillips, sobre el secuestro a cargo de los piratas somalíes, la única narración posible de los hechos?
Poco después de que Richard Phillips publicara el libro, algunos de los miembros de su tripulación, denunciaron ante los medios de comunicación, que El Capitán había mentido.
De hecho, le acusaron de haber puesto en peligro sus vidas, de manera imprudente, por no haber seguido las normas de seguridad establecidas, ni las advertencias recibidas, y rechazaron categóricamente, la presentación de Phillips como un héroe, que se había entregado a sus secuestradores, con el objetivo de salvar al resto de miembros del equipo.
La polémica está bien explicada en un reportaje de CNN.
Sin embargo, parece ser que la versión ofrecida por el resto de la tripulación del Mærsk Alabama, no le interesó mucho al director Paul Greengrass; el cual dijo en respuesta:
“Vivimos necesitados de héroes”
¿Cómo sería la historia del secuestro del Capitán Phillips, si quien nos las contase, fuese el propio líder de los secuestradores, el somalí Abduwali Muse?
Pues esto es precisamente, lo que pretende el cineasta, Kaizer Matsumunyane, en su documental “The Smiling Pirate”
En el vídeo de presentación del proyecto, Kaizer cuenta, que su intención es dar voz a Muse, para que también él pueda contar su versión de la historia.
El vídeo incluso, incluye un fragmento de una entrevista a la madre de Muse, en la que nos cuenta, cómo su hijo, con 7 años de edad, y tras el divorcio de sus padres, soñaba con ganar dinero, para poder cuidar de su madre y sus hermanos.
En una entrevista con “Africa Is A Country”, Kaizer nos advierte de que, cuando utilizamos etiquetas como “pirata”, inmediatamente perdemos de vista a la persona que hay detrás de la etiqueta.
Y es que “cuando se dice que Captain Phillips está basada en una historia real”, dice Kaizer, “deberían decir que está basada en una interpretación, perversa, de los hechos.
En realidad, en Captain Phillips, es la verdad, más que cualquier otra cosa, la que ha sido secuestrada”
Por otro lado, la injusticia hacia los somalíes, porque si bien es cierto, están cometiendo un delito, y debían de pagar por ello, no era la manera, es decir, piden $10,000 millones de dolores, ¿cierto o falso?, pero para ellos, no era justo darles ese dinero, pero si fue justo, gastar todo lo que gastaron, para salvar a un hombre, y matar a 3 personas…
Como dato, los propietarios del Mærsk Alabama, donaron el bote salvavidas de fibra de vidrio, y 5 toneladas de peso, en el cual, los piratas mantuvieron como rehén al Phillips, para exponerlo en El Museo Nacional de los UDT-SEAL de La Armada, en agosto de 2009.
El bote, fue cedido en marzo de 2010, a National Geographic, para su exposición “Real Pirates” en el Nauticus Marine Science Museum de Norfolk, Virginia.
Los productores de Captain Phillips, visitaron el museo, en el proceso de recreación del bote y su interior, para los escenarios.
Un ejemplar de Boeing Insitu ScanEagle, usado para monitorizar imágenes durante la crisis, está también en El Museo, así como un rifle de francotirador, Mark 11 Mod 0 (SR-25), como los utilizados por los SEALS de La Armada para neutralizar a los piratas.
“I'm the captain now”
Podría criticarse, que cada vez que se trata de mirar a África, el cine de Hollywood, lo enfoca con un tono de salvajismo descarnado, sin ahondar en las razones de esas conductas, lo cual aleja un poco la cercanía, el “feeling” del espectador, haciéndolo manipulable; haciendo del llamado “Continente Negro” una suerte de “Lado Oscuro de La Luna”, que está ahí, pero nadie quiere ver, y precisamente, mientras la mitad del mundo y más, se preocupa de redes sociales, elecciones, y fútbol, hay gente expuesta a estos riesgos, y con bastante menos resguardo, que ser ciudadano estadounidense.
En un informe del International Maritime Bureau's Piracy Reporting Centre, dado a conocer en mayo, se informó que de los 102 ataques piratas a nivel mundial, un total de 61, fueron realizados por los saqueadores somalíes, en los primeros 3 meses del 2009.
Por otro lado, de acuerdo al Programa Mundial de Alimentos (PMA), la situación en la región, ha impedido el envío de ayuda humanitaria, a naciones del este de África; especialmente, los envíos al puerto de Mombasa, esencial en la distribución de asistencia a Sudán, Uganda, Ruanda, Kenia, y la misma Somalia.
Asimismo, el costo de asegurar una embarcación, se ha incrementado debido a la inestabilidad de la zona; incluso, las empresas navieras, han considerado evitar la entrada del Golfo de Adén, y rodear África, por El Cabo de Buena Esperanza, opción que encarecería considerablemente los costos del transporte.
Dentro de las reacciones oficiales, a nivel internacional, La Secretaria de Estado de los Estados Unidos, Hillary Clinton, anunció el 15 de abril, el incremento de la vigilancia en “las aguas somalíes, y el decomiso de las ganancias que puedan hacer los piratas con su actividad, incluyendo la sanción a empresas que les vendan armas, o equipo de comunicaciones”; además de buscar soluciones mediante encuentros con las autoridades de Somalia, líderes regionales, y empresas navieras.
También, bajo iniciativa de la ONU, y la Unión Europea, el 23 de abril de 2009, se desarrolló un Encuentro Internacional en Bruselas, para buscar el aumento de la ayuda a Somalia, y el fortalecimiento de su estado de derecho.
En tal Asamblea, los representantes de las naciones asistentes, inclusive de La Unión Africana, se comprometieron a brindar una ayuda de, al menos, US$ 213 millones.
Asimismo, algunos gobiernos de las naciones afectadas por los ataques, han llevado a sus respectivos tribunales, a los piratas capturados.
Tales son los casos de Estados Unidos, Francia, Países Bajos, y Kenia, donde en algún momento, se consideró establecer una especie de Tribunal Especial contra estos crímenes.
A finales del mes de mayo, líderes religiosos locales, y ancianos de clanes tribales, exhortaron a un grupo de piratas, para acogerse a una amnistía ofrecida por el gobierno de Puntlandia, que incluiría rehabilitación e integración a la sociedad, propuesta que tendría como motivo, la preocupación por el nivel de corrupción alcanzado en las comunidades del área.
La reunión dio como resultado, la renuncia a las actividades ilegales por parte de Abshir Abdullahi Abdulle, y su facción conocida como “La Banda de Boyah” compuesta por unos 200 hombres.
Así las cosas, Captain Phillips sobresale por hacer una inquietante historia de su tiempo, alertando acerca de una de las variantes de piratas que habitan el presente, y dando pie a la reflexión, de por qué éstos han renacido, y se encuentran al acecho.

“The problem is not me talking.
The problem is you not listening”



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