The Trouble With Harry

“I fired three bullets.
Three!
One for the hunting sign, one for the tin can...”

Alfred Hitchcock es sinónimo de cine de misterio e intriga.
El Maestro del Suspense, fue el creador de una de las filmografías más poderosas de la historia, y a la vez, fue el director que mejor supo vender:
Su propia imagen.
Él mismo ideó a “Hitch”, una caricatura en forma de silueta, como una marca; y se le reconoce por dominar el suspense, pero también, por representar él mismo, al propio género, con su oronda figura, y su manera pausada de hablar, deteniéndose en los chistes que rozaban lo macabro.
En las presentaciones de sus programas de televisión, por ejemplo, y en los avances de sus películas, en decenas de entrevistas, y en los cientos de libros que se han escrito sobre su vida y su obra, quedó reflejado el cínico humor inglés de Hitchcock, un hombre complejo, un cineasta revolucionario, y un vanidoso inclasificable.
Aquí, algunas de sus chanzas perlas:
“Tengo una cura perfecta para el dolor de garganta: cortarla”
“Yo soy un escritor y, por tanto, de forma automática, soy un personaje sospechoso”
“Las película de asesinatos, como las escenas de amor, y las escenas de amor como de asesinatos”
“Hasta que el marido no entiende absolutamente, todas las palabras que su mujer no ha dicho, no estará realmente casado”
“Cuando un actor me viene diciendo que quiere discutir su personaje, yo le digo: Está en el guión.
Si él me dice:
Pero:
¿Cuál es mi motivación?
Yo le digo:
Tu sueldo”
“En realidad, el novelista tiene el mejor papel, ya que no tiene que hacer frente a los actores y todo lo demás”
“Alguien me dijo una vez que, cada minuto se produce un asesinato, por lo que no quiero perder el tiempo, sé que usted quiere volver a trabajar”
“Nunca he sido muy aficionado a las mujeres que cuelgan sus relaciones sexuales en torno a su cuello como adornos.
Yo creo que debe ser descubierto.
Es más interesante para descubrir el sexo de una mujer, que arrojarlo como una Marilyn Monroe a los tipos.
Para mí son gente más bien vulgar y evidente”
“Dales placer, el mismo que consiguen cuando despiertan de una pesadilla”
“El público debe sufrir tanto como sea posible”
“Me gusta tocar a la audiencia como un piano”.
“La televisión ha devuelto al crimen a su origen: el hogar”
“La venganza es dulce y no engorda”
“El hombre no vive solamente por el asesinato. También necesita afecto, aprobación, el estímulo y, en ocasiones, una buena comida”
“Les pido disculpas por la sangre exhibida en el programa de hoy.
La próxima vez intentaremos hacerlo mejor”
“No hay ningún terror en un disparo, sólo la anticipación a él”
“Los actores son ganado”
“Nunca dije que los actores fueran ganado.
Lo que declaré es que deberían ser tratados como ganado”
“Mi amor por el cine es más grande que mi moral”
“Las rubias son las mejores víctimas.
Son como huellas de sangre en la nieve virgen”
“Una película es buena, cuando el precio de la cena, la entrada al cine y la cochera lo valieron”
“Para mí “Psycho” fue un gran comedia.
Tenía que ser”
“Ver un asesinato por televisión puede ayudarnos a descargar los propios sentimientos de odio.
Si no tienen sentimientos de odio, podrán obtenerse en el intervalo publicitario”
“La duración de una película debe ser proporcional a la resistencia de la vejiga humana”
“Nunca trabajes ni con niños, ni con animales, ni con Charles Laughton”
“Si hubiera hecho “Cenicienta” la gente hubiera buscado un cadáver en el coche de caballos”
“El miedo no es tan difícil de entender.
Después de todo, no estamos todos asustados como niños.
Nada ha cambiado desde “Caperucita Roja” frente al lobo feroz.
Lo que nos asusta es hoy exactamente lo mismo tipo que nos asustó ayer.
Es sólo un lobo diferente.
Este complejo de miedo está arraigado en cada individuo”
“Imagínese a un hombre sentado en el sofá favorito de su casa.
Debajo tiene una bomba a punto de estallar.
Él lo ignora, pero el público lo sabe.
Eso es el suspense”
De lo anterior se deduce que, una constante característica de su obra, fue el sentido del humor.
El humor fino e irónico, con su peculiar modo de entender la vida, utilizado para desdramatizar la escena, un tono burlón en momentos de alto riesgo, que suscita en el espectador, un contraste emocional.
Un espectador que tiene más información que el protagonista, y experimenta la tensión del que sabe algo, y no puede contarlo.
Y es que el humor en Hitchcock, no es mero recurso para aliviar tensiones en el espectador, sino que es clave del espectáculo integral, insinuándose no sólo en el guión, diálogos, y escenas, sino en la propia técnica fílmica.
Este autor, no creó la idea de película inconfundible, pero sí, un modo inconfundible de firmar sus películas, por el humor.
“He looked exactly the same when he was alive, only he was vertical”
The Trouble With Harry es una película estadounidense del género de comedia, dirigida por Alfred Hitchcock en 1955.
Protagonizada por Edmund Gwenn, John Forsythe, Shirley MacLaine, Mildred Natwick, Jerry Mathers, Mildred Dunnock, Royal Dano, entre otros.
El guión es de John Michael Hayes, sobre la novela homónima de John Trevor Story.
Pese a que un asesor de la Paramount, había informado 4 años antes, que la novela “The Trouble With Harry” era una interesante historia carente de inhibiciones, la cual pese a estar escrita con un estilo muy divertido, poseía un humor demasiado frágil y extravagante, y su trama era demasiado fantástica para llevarla a la pantalla grande, por lo que no era recomendable adaptarla, fue gracias al éxito obtenido con “The Rear Window” (1954), que los ejecutivos de la Paramount, decidieron darle luz verde a Hitchcock, asignándole un millón de dólares de presupuesto para The Trouble With Harry; una comedia que significó, la primera película de Shirley MacLaine; y la primera colaboración del compositor Bernard Herrmann, con Alfred Hitchcock.
The Trouble With Harry se rodó en unos bellísimos, y estupendamente fotografiados exteriores de Nueva Inglaterra, Vermont, noroeste de los EEUU, el cual fue interrumpido varias veces, por fuertes y torrenciales lluvias.
Muchas de las escenas en exteriores, se rodaron realmente en un estudio construido en el gimnasio de un Instituto local.
Debido a estas fuertes lluvias, muchas veces el sonido era totalmente inaudible, por lo que tuvo que re-grabarse en postproducción.
La fotografía, de Robert Burks, muestra la belleza de la campiña de Vermont, y crea refrescantes lances de humor visual.
Juega irónicamente con los colores de los decorados, y de las prendas de vestir creados por Edith Head, como los calcetines del muerto, color azul, como el vestido púrpura de Jennifer...
Acá, Hitchcock se desnuda para explicar los mecanismos que crean tensión, mostrando que muchas veces son “fantasmas” que generan tensión, pero que no existen realmente, ni tienen importancia en los hechos, como la puerta que se abre del armario.
De hecho, The Trouble With Harry era un proyecto muy especial para el director, y quizás por ello, prefirió rodarlo con poco presupuesto, en comparación con las costosas producciones anteriores.
La ausencia de estrellas en el reparto, la sencillez de la historia, y su empeño por mantener el tono de la novela original, hicieron del resultado final, una película modesta pero no por ello desdeñable; siendo ésta una circunstancia que juega más a su favor, ya que contribuye a darle ese tono de sencillez que a Hitchcock le interesaba dar.
Una actriz como Grace Kelly, por ejemplo, se habría adueñado del film con su presencia tan elegante, del mismo modo que un William Holden, habría dado una visión completamente distinta de The Trouble With Harry.
Sin embargo, un reparto sin estrellas, y compuesto de buenos actores, se amolda perfectamente para ese tipo de film, ofreciendo todos, muy buenas interpretaciones, pero sin hacer suyo el film, o dándole un tono de gran producción.
Curiosamente, The Trouble With Harry fue rodada, el mismo año que la glamurosa “To Catch A Thief” (1955), que le sirvió a Hitchcock como un respiro entre 2 grandes producciones, un pequeño ejercicio destinado casi, para su deleite personal, que le permitiera vivir un rodaje tranquilo.
Todo esto hace de The Trouble With Harry un atípico, menor, pero simpático film, en el que el maestro inglés mostró su capacidad para conexionar con acierto, la intriga, y el humor negro.
La entonación artificiosa, es la herramienta que utiliza Hitchcock para explorar temas recurrentes en él, como:
El sentimiento de culpa, o la muerte, y le sirve para desarrollar un humor negro, que no hace sino enmascarar la verdadera naturaleza del relato, un cuento optimista sobre el amor, toda una comedia romántica, alejada de aspectos “sensibleros y sentimentaloides”
Precisamente, la descarga de optimismo amable de este cuadro costumbrista anómalo, supera la subversión que subyace en su forzada premisa, y lo acerca más hacia el cuento, que hacia cualquier otro territorio dramático.
Obra de una estética magnifica, con una fotografía hermosa de esas praderas de EEUU, capturado en un fantástico Tecnicolor, y en el procedimiento de pantalla panorámica que tanto le gustaba a Hitchcock, y que causó furor en la segunda mitad de la década de los 50 del siglo XX, el costoso VistaVision, desarrollado por el equipo técnico de la Paramount, que diseñó una cámara especial para hacerlo posible; en donde el maestro, Alfred Hitchcock, despliega su genialidad con una película muy creativa, donde se mezclan aspectos como:
El amor, la amistad, la intriga, los sueños desperdiciados, el arte, y un humor muy especial.
La acción de The Trouble With Harry, tiene lugar a lo largo de una sola jornada, del otoño de 1954, en la pequeña localidad rural de Vermont, Nueva Inglaterra, EEUU.
En una, aparentemente pacifica localidad rural de Estados Unidos, ha ocurrido un asesinato, la víctima es Harry, muy pocos se percatan de la presencia de su cadáver, al parecer a muy pocos les importa.
Primero, se oyen 3 disparos, y aparece el cadáver de Harry.
Un viejo capitán, Albert Wiles (Edmund Gwenn), cree que se trata de un accidente de caza, del que se siente responsable, por tanto, entierra, desentierra, y transporta varias veces el cadáver, sobre cuya identidad se interrogan con perplejidad:
Una joven mujer, Jennifer Rogers (Shirley MacLaine), un mujer madura, Ivy Gravely (Mildred Natwick), y un pintor abstracto, Sam Marlowe (John Forsythe); junto a un médico miope, Greenbow (Dwight Marfield)
Aún, creyendo “normal” la presencia del cadáver, nadie quiere que ese dato llegue a las autoridades, y el cuarteto va a enterrarlo y desenterrarlo varias veces; hasta irá a parar a una bañadera.
Sucederá de todo, hasta que descubren que Harry murió por causas naturales.
Rodado con total libertad, The Trouble With Harry es uno de los filmes más modestos, y a su vez peculiares de la carrera de Hitchcock.
Un delicado entretenimiento de guiñol, por el cual sentía un gran cariño, y que sirvió para que el director inglés, hiciera un excelente derroche de su mejor humor, macabro, y risueño a la vez, desarrollando así, lo que él llamaba “understatement”, es decir, contar hechos aparentemente terribles, como un asesinato, en clave de humor muy negro:
“Mi deseo era de trabajar con los contrastes, de luchar contra la tradición y los clichés.
Con The Trouble With Harry, saco el melodrama de la noche oscura a la luz del día.
Es como si presentara un asesinato a orillas de un riachuelo cantarín, y soltara una gota de sangre en su agua límpida.
De ese contraste surge un contrapunto, y quizás una súbita elevación de las cosas cotidianas”
Hitchcock compone una amplia galería de personajes curiosos, poco convencionales y extravagantes, como:
El pacífico capitán jubilado, el pintor abstracto, la solterona, el médico corto de vista, la joven viuda, el niño disléxico... y un cadáver que se hace presente en los momentos más inoportunos.
Sucesivamente, ellos protagonizan una cadena sorprendente e imprevisible de situaciones absurdas, surrealistas, y cómicas.
Los diálogos, bien construidos, y ocurrentes, ocupan una posición preeminente, que sustenta un chocante y divertido humor verbal, lleno de inteligencia, agudeza, y mordacidad.
La extravagante singularidad de los personajes, es la fuente de comicidad.
Al amparo de un ritmo pausado, el director crea lances de un humor ácido, disparatado, e irreverente.
Ironiza sobre la tradicional y conservadora sociedad rural de EEUU, el arte abstracto, el militarismo, la medicina rural, los tics acomodaticios y conformistas, la viuda alegre, etc.
Hitchcock realiza The Trouble With Harry, por la sola satisfacción de hacer un trabajo personal para su diversión y su gusto, al margen de los condicionantes comerciales.
De hecho, en Estados Unidos, The Trouble With Harry fue un fracaso, allí no estaban acostumbrados a reírse de la muerte, o más bien, con la muerte, pero en Inglaterra, Francia, y otros países europeos, The Trouble With Harry tuvo una buena acogida.
Aunque es evidente que se trata de una cinta de corte más familiar, de todas formas, el director incluye una cantidad suficiente de intrigas y líos, como para no alejarse demasiado del género que lo hizo famoso.
En definitiva, The Trouble With Harry dista de ser una película perfecta, pero de todas formas, es una obra que se destaca más por sus virtudes, que por sus defectos, y que incluso, intenta que el espectador comprenda, que en ocasiones, es agradable poder reírse de la muerte.
“I'm grateful to you for burying my body”
Hitchcock se desmarcó de su cine habitual, y realizó su primera y única comedia, una comedia muy negra.
Sorprendentemente, Hitchcock parece encontrarse como pez en el agua, en un género tan aparentemente alejado de su hábitat natural, si bien es cierto, que lo lleva a su terreno, rociando el conjunto de importantes dosis de intriga; el principal propósito era explotar su característico sentido del humor, que tantas veces había insinuado en otras obras suyas, y que aquí se convierte en el principal centro de atención, dejando el suspense de lado, casi por completo.
El cadáver de Harry, se convierte por tanto, en un tema más humorístico que terrorífico, tal y como deja bien claro la escena inicial, en que el capitán Wiles, se encuentra el cuerpo en mitad del bosque.
Antes de que tenga tiempo de esconderlo, pasan por la escena del crimen:
El médico del pueblo que ni advierte su presencia, un vagabundo que le roba los zapatos, y una joven madre con su hijo, que no le da ninguna importancia...
Otro hecho importante dentro de The Trouble With Harry, es que el director, mediante la toma que realiza, se encarga de dar la sensación, que los personajes están lidiando más con un objeto, que con un cuerpo; como por ejemplo, gran parte de la toma que se le realiza al muerto, son tomas de sus pies.
De hecho, su cara solo se ve en el dibujo realizado por Marlowe; que lo hace cuando el excéntrico pintor lo encuentra, aprovechando para hacer un retrato de su rostro.
Tanto así que, una de las frases más citadas de The Trouble With Harry, y de las predilectas de Hitchcock, tiene lugar cuando la madura solterona, Ivy Gravely, encuentra al capitán arrastrando al cadáver.
De todas las frases que podría pronunciar en una situación tan tétrica, la que utiliza es la inverosímil:
“¿Algún problema, capitán?”
Y es que parece, que a nadie le interesa el muerto, ni cómo ha ido a parar ahí.
De hecho, a lo largo del metraje, Harry no es más que una excusa para que la doble pareja de protagonistas se conozcan mejor, y acaben enamorándose.
Así las cosas, The Trouble With Harry se convierte en una comedia negra, con diálogos llenos de doble sentido, y en lo que menos importa, es el cadáver, y el autor del asesinato.
Es decir, el muerto se convierte en el macguffin, ya que toda la historia se forma alrededor de él, pero al público no nos importa que le ha pasado, ni que le pase en el futuro.
Esta idea queda bien clara, por el hecho de que las 2 parejas se conocen a raíz del descubrimiento del cadáver, y su acuerdo común por deshacerse de él.
A lo largo de The Trouble With Harry, esos encuentros para decidir qué hacer con el cadáver, servirán al mismo tiempo, para cimentar la relación entre ellos, por ejemplo:
La primera cita entre el capitán Wiles e Ivy, que tiene lugar en casa de ella para tomar el té, y supone el primer acercamiento íntimo entre ambos personajes, pero el verdadero motivo de esta cita, luego descubriremos que era agradecer al capitán, que enterrara el cadáver de Harry, al que ella creyó haber matado.
Del mismo modo, Sam necesita deshacerse de Harry para poder casarse con Jennifer, una vez resuelto el problema con Harry, de hecho la película acaba con un rótulo que dice “El problema con Harry se ha terminado” tendrá vía libre para casarse.
En esta adaptación de Jack Trevor Story, Hitchcock crea un cuento de ámbito rural, con acerado tono irónico en su representación de personajes, y ambientes, sus relaciones, y el desarrollo de la historia.
Hitchcock juega brillantemente con las posibilidades que ofrece la situación, creando secuencias de un humor elegante, inteligente, y absurdo, e inquietando al espectador, respecto a cómo van a quitarse sus protagonistas, el muerto de encima.
El sentido de la comicidad, y la caracterización singular dentro de una situación inusual-criminal, tan presente en casi todas las obras de Hitchcock, aflora en grado máximo en este “delicioso pedazo de pastel” cinéfilo, como así gustaba denominar a Hitchcock a sus propias películas, un pastel adornado por bellos exteriores naturales, y con estupenda música, del que sería, a partir de The Trouble With Harry, su habitual colaborador, Bernard Herrmann.
Parte de lo mencionado anteriormente, se puede apreciar en este “inusual” trabajo marca Hitchcock, desplegando como nunca, su más cínico humor.
Es así como podemos ver, que el personaje de John Forsythe siente una atracción inmediata hacia la esposa del hombre muerto, al punto de proponerle matrimonio, luego de tan sólo unos pocos minutos de conocerla.
De la misma forma, el personaje de Mildred Natwick, coquetea con el viejo capitán, arreglando una cita mientras están literalmente, sobre el cadáver de Harry.
Y es que The Trouble With Harry, se caracteriza por presentar una atmósfera de marcada tensión sexual, donde el hombre muerto, sólo es visto como una distracción temporal, que necesita ser manejada.
Los personajes hablan del cadáver, como si fuera un paquete de cigarrillos, y gran parte del humor que exhibe The Trouble With Harry, radica en la bizarra visión que tienen los personajes, acerca del problema en que se ven envueltos.
Tampoco faltan, un buen número de referencias sexuales, bastante atrevidas para la época, que se dejan caer a lo largo de todo el metraje:
La conversación entre el capitán y Sam, sobre la cita del anciano con la solterona, está lleno de dobles sentidos:
El hecho de ser el primer hombre que traspase el umbral de su casa, o que ella se conserva muy bien, y las conservas “deben abrirse algún día”
Más obvia es aún, la última referencia sexual que cierra The Trouble With Harry, y que escandaliza visiblemente a la madura Ivy.
Cuando un millonario se ofrece a comprar los cuadros a Sam, éste no quiere que le paguen con dinero, sino ofreciendo a cada uno de sus amigos, lo que más desean en el mundo.
En el caso de Sam, se trata de una cama de matrimonio, que le pide en secreto al millonario, puesto que Jennifer aún no ha dejado claro si le corresponderá.
O cuando Sam Marlowe le dice a Jennifer, que la quiere pintar desnuda, así sin mayor preámbulo.
Tanto las referencias sexuales, como las más escabrosas relacionadas con el cadáver, están tratadas con un toque de humor muy ligero, que para Hitchcock debió ser el punto fundamental de The Trouble With Harry.
Él mismo afirmó, que lo que más le interesaba, eran los contrastes, mostrar un tema aparentemente melodramático, en un entorno idílico, rodeado de bellos paisajes naturales.
Es decir, tomar 2 temas tabú, como la muerte o la sexualidad, y situarlos en un contexto que permite mirarlos con otros ojos, con mayor naturalidad.
Y son pocas las veces, en que el humor negro llega a los extremos de hilaridad de The Trouble With Harry; y que con seguridad, no es la mejor cinta de Hitchcock, y tampoco la más grande comedia jamás realizada, pero en su interior, se encuentra el estupendo trabajo de grandes cineastas:
Robert Burkes en la fotografía, Bernard Herrman en la composición musical, o las grandes, irrepetibles, actuaciones de Edmund Gwenn; con John Forsythe que interpreta de manera perfecta, al enamoradizo e inteligente pintor, el cual exhibe un torcido sentido del humor; o la bella Shirley MacLaine, que brilla en su debut cinematográfico, mostrándose encantadora, sexy, y graciosa.
La química entre ambos es innegable, y es fácilmente apreciable en la pantalla.
Como dato, la gran sorpresa está en el papel de Jennifer Rogers, para el que Hitchcock contrató a una joven debutante, llamada Shirley MacLaine.
La cual fue descubierta el productor Herbert Coleman, en un musical que vio en New York, llamado “The Pajama Game” y le ofreció un contrato al instante, sin sospechar que MacLaine no era la protagonista de la obra, sino la sustituta de la verdadera estrella, Carol Haney, que aquella noche no había podido salir a actuar.
Como es bien sabido, a partir de su debut en The Trouble With Harry, MacLaine empezó pronto, una fructífera carrera en Hollywood.
Por su parte, el famoso cameo de Alfred Hitchcock, es una ocurrencia que se puede ver en el minuto 21, mientras se pasa junto a una limusina aparcada, mientras un anciano ve las pinturas a la venta, en el puesto de carretera.
Por el otro, el macguffin, el cadáver de Harry Worp, fue interpretado por Phillip Truex, que era el hijo del actor Ernest Truex.
Sin duda, The Trouble With Harry es una película diferente, dentro de la filmografía del director, una de las pocas comedias que hizo, aunque esta tiene su toque de humor negro que tanto disfrutaba.
Pero esto se convirtió en un arma de doble filo, ya que no todo el público supo entender este humor, ya que algunos lugares no se veía bien, reírse de la muerte, y también, me imagino, que esto se vería agravado en la época en la que se filmó, ya que en la actualidad, estamos más acostumbrados de reírnos de ella, pero no estamos acostumbrados a ver comedias tan geniales como The Trouble With Harry; la cual, vale decir, formó parte del grupo de los 5 films que no estuvieron disponibles durante unos 30 años, junto a:
“Rope” (1948), “Rear Window” (1954), “The Man Who Knew Too Much” (1956), y “Vertigo” (1958), a causa de una reclamación legal de derechos, que no se resolvió hasta 1984.
Como dato demás curioso, The Trouble With Harry ha tenido una gran influencia en obras posteriores, como:
“E.T. The Extra-Terrestrial” (1982), “Pulp Fiction” (1994), “Fargo” (1996), y otras.
La banda sonora, de Bernard Herrmann, marca el inicio del ciclo de las colaboraciones de éste, con el realizador.
La partitura consta de 40 cortes, de los que destacan:
“Obertura”, “Otoño”, “El Capitán” y de modo especial, el meloso “Vals Lento” y el patético “Vals Macabro”
Los instrumentos de viento, crean los ambientes de suspense, los violines y el arpa los de misterio, y la suma de viento y cuerdas, los líricos.
Como música añadida, incorpora un corte de la canción popular:
“Flaggin The Train To Tuscallosa” de Raymond Scott.
“What seems to be the trouble, Captain?”
Hitchcock, ya era un director conocidísimo en Estados Unidos, responsable de algunos de los mejores filmes de la década de los años 40, y primeros 50, cuando decidió dirigir una comedia negra muy retorcida: The Trouble With Harry.
Este filme suponía una rareza en la carrera de su director.
Cierto es que Hitchcock, siempre había presumido de un sentido del humor un tanto macabro en sus películas, pero fue con The Trouble With Harry, cuando decidió dar rienda suelta al perverso cómico que llevaba dentro.
Obra paródica, con tintes incluso surrealistas, The Trouble With Harry llevaba hasta límites insospechados, la retorcida psicología de su creador, con momentos totalmente hilarantes, que en realidad, subrayaban el frágil código moral que sustenta a las personas, aunque éstas no dejen de ser unos meros pueblerinos de un pueblo muy, muy aburrido, frente a las adversidades que les pueden manchar su pulcra fama de ciudadanos bondadosos, y cumplidores de la ley.
No obstante, el hecho realmente importante de The Trouble With Harry, fue la nueva y fecunda colaboración que nació entre Hitchcock y Bernard Herrmann, uno de los músicos más reputados y agrios del panorama musical “hollywoodiense”
Herrmann era casi tan conocido como el director, pero dentro del mundo de la música.
Creador de obras tan maravillosas y geniales como:
“Citizen Kane” (1940), “Jane Eyre” (1944), o “The Ghost and Mrs. Muir” (1947), el compositor neoyorkino, se había fraguado una reputación como impecable músico de partituras románticas desaforadas, de un neoclasicismo cercano al de Stravinsky, o al lirismo de Mahler, de quienes era un devoto admirador.
Era bastante obvio, el interés de Herrmann por recuperar una tradición armónica eslava, y centroeuropea, por lo que no dejó de sorprender la elección de Hitchcock, cuando le ofreció “musicalizar” The Trouble With Harry.
Sin embargo, puede Hitchcock no fuera una persona de una cultura superlativa en cuanto a conocimientos musicales, pero sabía muy bien diferenciar el grano de la paja, e intuyó que Herrmann podía ser el compositor que reflejara con notas, la esencia de sus filmes.
Y es que dentro de la carrera de Herrmann, sobresalen algunos títulos que no concuerdan, punto por punto, con el poderoso dramatismo de sus piezas, desde partituras de filmes de aventura, hasta piezas jazzísticas, y por tanto, populares, alejadas del elitismo musical del compositor.
Por lo que, The Trouble With Harry, es una de esas obras que desconciertan un tanto al ser oídas por primera vez, pues contiene algunas características muy sutiles, que la convierten en una composición única, en la carrera del autor compositor.
En esta ocasión, la gran peculiaridad de semejante resultado, es el esquinado sentido del humor que predomina en buena parte de la partitura.
Un tono jocoso muy macabro, que agudiza el tono que Hitchcock confirió a The Trouble With Harry.
Teniendo en cuenta que Herrmann, es un compositor más bien grave, serio, y de un lirismo contundente, es de un gran mérito, y de una enorme profesionalidad, el adaptar su inquebrantable, e inimitable huella musical, a unos objetivos más “ligeros” o “intrascendentes”
Herrmann construye, entonces, la banda sonora a partir de 2 apartados musicales muy dispares, pero totalmente complementarios:
Por un lado, una pieza de suspense, que está vinculada con la muerte de Harry, y con los curiosos personajes que están implicados directa, o indirectamente en su supuesto asesinato.
Por otro, 2 temas líricos muy bellos, sosegados, y no exentos de cierto aire bucólico.
Estos mencionados “motivos” sirven para dotar de personalidad a la aldea en la que transcurre la historia, protagonista encubierta de The Trouble With Harry.
En una nueva demostración de que los grandes genios hacen fácil lo difícil, y sacan oro de las estructuras más manidas, el compositor alterna los 3 grandes temas de la historia, poniéndolos del derecho y del revés, para crear una interesante dicotomía entre las apariencias y las realidades ocultas, que constituyen la esencia del ser humano.
Herrmann opta por un tema hermoso y cálido, que representa la plácida existencia de un tranquilo pueblo, y por otro romántico, que define los lazos que se unen poco a poco, entre los protagonistas de la historia.
Sin embargo, dentro de cada apariencia, se puede esconder turbulentos secretos deseosos de salir a la luz.
He ahí, por tanto, la creación de un tema tétrico y de suspense, que a veces llega casi a la parodia, en una inteligente decisión del músico, para dejar bien claras las reglas del juego:
A pesar de todo, no dejamos de asistir a una comedia.
No obstante, como se ha mencionado con anterioridad, el tema de suspense se ve reforzado por un tema más secundario y funcional, puede que no tan brillante, pero perfectamente trabajado, pues se basa en el uso obsesivo de unas notas que provocan sensación de desasosiego en el espectador.
El encanto de este tema, reside en la creación de una sucesión de notas armónicas, que pretenden simular una espiral, figura imprescindible para poder entender el cine Hitchcock, y la música de Herrmann en su etapa de colaboración con el director británico, en clara alusión a los misterios y malentendidos que abundan en The Trouble With Harry, y a las rocambolescas soluciones de los protagonistas.
El tema idílico y sosegado de la banda sonora, se basa en unos melancólicos clarinetes, que hacen referencia al otoño, estación en la que transcurre The Trouble With Harry y también, en la tranquila y apacible, más bien aburrida, existencia del pueblo en el que suceden los hechos.
La pieza hace alusión a un cazador bonachón, entrado en años, máximo sospechoso del asesinato de Harry.
Hombre sencillo, y poco dado a las extravagancias, el Capitán no deja de ser el típico hombre acusado de un delito que no ha cometido, un tema muy caro al director, aunque en esta ocasión, llevado hasta la parodia.
Sin embargo, si el tema de este personaje, acaba por convertirse en una pieza angular de toda la obra musical, es porque el Capitán es una representación concreta de la esencia abstracta del pueblo:
Un lugar otoñal y tranquilo, que parece incapaz de dar ningún tipo de sorpresa.
Es por ello que Herrmann opta, porque esta pieza envuelva los momentos íntimos de The Trouble With Harry, a la vez que acompaña a los maravillosos paisajes que hacen acto de presencia.
Es un tema con un sinfín de variaciones.
Así, The Trouble With Harry es el perfecto ejemplo de que la sencillez conlleva un enorme grado de complejidad.
Intensa, paródica, romántica, tétrica, y sobre todo, excelente, es difícil imaginar un mejor comienzo para la colaboración entre 2 genios como Hitchcock y Herrmann.
Con semejante partitura, el músico dejaba constancia de su talento, y avisaba de algo que sólo un año después, quedó muy claro:
Que Herrmann era un auténtico genio, y el único alter ego musical que tuvo el director Alfred Hitchcock, incluyo también de manera sutil a la vestuarista Edith Head; en una de las más adecuadas bandas sonoras de la historia, dicho así, de paso.
Esta colaboración, duraría 9 años, y la verdad es, que el hecho de que trabajaran juntos por tanto tiempo, resulta sorprendente, considerando que ambos eran sumamente testarudos, a ratos insoportables, y su tolerancia hacia las críticas y consejos, era más bien mínima.
Probablemente la razón que los mantuvo unidos fue, que Hitchcock y Herrmann, compartían un oscuro y trágico sentido de la vida, una amarga visión de las relaciones humanas, y una compulsión para explotar estéticamente, el mundo particular de la fantasía romántica, lo que a final de cuentas, los llevó a ser una dupla exitosa.
“You're not supposed to bury bodies whenever you find them.
It makes people suspicious”
Para finalizar, cabe preguntarse:
¿De qué o de quién se ríe Alfred Hitchcock?
The Trouble With Harry se trata de una comedia de humor negro, con el más puro estilo inglés, y con el típico toque del Maestro, que mantiene la intriga no sobre quién mató a Harry, sino sobre quién va a ir a la cárcel, si es que va a ir alguien, porque al final, el policía resulta ser el más torpe de todos los policías de todas las películas de Hitchcock, que en la mayoría, sólo aparecen cuando está resuelto el caso.
Aquí, hasta les regala las pruebas al grupo de amigos cómplices, para colmo.
Tal vez, Hitchcock se ríe de la muerte, no sería una sorpresa en sus películas; hacer cómica la tragedia, es lo que mejor se le dio.
Tal vez se ríe del amor, resulta grotesco los romances instantáneos, “express”, se ponía de moda todo lo que se conseguía rápido.
Contrasta con la apacibilidad de los paisajes, y la lentitud del transcurso de cada secuencia.
Su misoginia está aquí una vez más latente:
La solterona, por un lado, y la mujer viuda vuelta a casar, que desprecia a su segundo marido, y está dispuesta a casarse con un tercero, que además de artista despistado, no valora su trabajo, y es un idiota profundo.
Se ríe del romance, de muchas de las películas que surgen en esa época, y que están en mente de todos.
Tal vez se ríe del arte en general, y la pintura en particular, no sólo por la comicidad con la que resuelve la tasación de las pinturas, deja entrever cierta repugnancia por las expresiones artísticas de la época.
Contrasta una vez más, los encuadres paisajísticos del otoñal Vermont, una maravilla, con los manchurrones y garabatos de las obras del pintor, que ni él se atreve a contemplar, ni a vender, se lo deja a una tendera de pueblo para que lo venda, como si se tratara de un cacharro más...
¡Queda muy moderno!
Tal vez se ríe del espectador, tampoco es nuevo, no hace más que despistarte, y aquí, hasta te exaspera con las sucesivas inhumaciones y desenterramientos; cuando todos damos por sentado, que ha sido la solterona con su tacón afilado, otra nota de humor:
¿Imaginas a esa mujer paseando con ese tipo de tacón por el campo, y la escenita del intento de violación?
Pues va el médico y dice que murió de un infarto…
Aquí les toca a los médicos...
o tal vez se ríe de sí mismo...
En fin:
¡Se ríe de todo y de todos!

“Blessed are they who expect nothing, for they shall not be disappointed”



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