Lovelace

“When you see the movie Deep Throat, you are watching me being raped.
It is a crime that movie is still showing; there was a gun to my head the entire time”

No solo de obras maestras se construye la historia del cine; en ocasiones, aparecen títulos que, independientemente de sus valores estrictamente cinematográficos, acaban convirtiéndose en emblemáticos por diversas circunstancias.
Nacida como Linda Susan Boreman, brilló como Linda Lovelace, y murió como Linda Marchiano.
Tres etapas para la misma mujer, marcada por la fama y el infortunio, como las grandes estrellas del celuloide.
El 12 de junio de 1972, se estrenó en New York, la película que destaparía “la caja de los truenos” en la puritana administración política de los Estados Unidos, que con Richard Nixon a la cabeza, movió cielo y tierra para buscar las perfectas palabras demagógicas, catastrofistas, cristianas, que culminaran en un linchamiento social y judicial contra el film.
La película era “Deep Throat”, dirigida por el peluquero Gerard Damiano, producida por unos cuantos miembros de la mafia, y protagonizada por la, en apariencia, angelical Linda Boreman... conocida a partir de ahí, como Linda Lovelace.
El film recaudó más de US$ 600 millones, de los que Linda sólo vio US$1.250, un ridículo 0,00020833333% del total.
Y la mayor parte se los llevó su primer esposo, Charles Everett “Chuck” Traynor, quien oficiaba de proxeneta, además de usarla como “puching ball” ocasional.
Hija de un policía, Linda creció en Yonkers, New York, donde asistió a una escuela católica.
Según su autobiografía, tuvo un hijo en 1969, cuando tenía 20 años, y su madre la convenció para que diera al niño en acogida, hasta que estuviera preparada para cuidar de él.
Más tarde descubrió, que su madre en realidad, había dado al niño en adopción, y nunca más volvería a verlo.
Así pues, la familia se traslada a Florida, aunque ella regresa a New York en 1970.
Pero tras verse involucrada en un grave accidente de coche, regresa a casa de sus padres en Florida para recuperarse.
Durante la convalecencia, conoce al pornógrafo Charles “Chuck” Traynor.
Según su autobiografía, Traynor era un hombre violento y controlador, que la obligó a volver a New York, donde se convirtió en su marido, proxeneta, y manager.
Se dedica a la prostitución, al mismo tiempo que inicia su carrera en la pornografía como actriz en filmes cortos, clandestinos, de bajo presupuesto y calidad, en formato 8mm.
Las temáticas eran diversas, llegando a participar en al menos una cinta de zoofilia con un perro, llamado “Dog Fucker” (1971)
Ella siempre negó haber rodado la escena del perro, hasta que la aparición de la cinta original, demostró lo contrario.
Chuck era un hombre violento que la obligaba a ejercer la prostitución, y a actuar en películas porno de bajo presupuesto:
“Debido a mi capacidad de relajar por completo los músculos de la garganta, pronto me hice muy popular entre los hombres a los que les gustaba el sexo oral.
Una y otra vez, me encontraba con tipos que me decían:
“Oye, eso nunca me lo había hecho nadie”
Y, como es obvio, llamaban a un amigo para que probase también conmigo.
Chuck estaba encantado con todo eso.
Lo llamaba, “publicidad de boca en boca”
Gerard Damiano, director de “Deep Throat”, en una entrevista que se le realizó para el diario Boston Phoenix en 1974, se despacha a gusto con Traynor:
“Pensé que progresaría cuando se deshizo de su marido Chuck Traynor, quien luego empezó a gestionar la carrera de Marilyn Chambers.
Ese hombre no era nada, no tenía personalidad, ni encanto, ni cerebro.
No era más que un aprovechado, que utilizó a Linda, él no le dio nada, y abusaba de ella.
Fue brutal con Linda, se suponía que ella debía hacer lo que hizo, pero no disfrutaba con ello, y si no lo hacía, le daba una paliza.
Muchas veces llegaba al set de rodaje con cardenales”
Lovelace, trató de escapar de Traynor, durante 3 ocasiones.
Dijo que durante “Deep Throat” uno puede ver las cicatrices y moretones visibles, dejadas en las piernas, de una paliza por Traynor.
Con todo eso, Linda se hizo famosa con la película pornográfica “Deep Throat”
La trama se centra, en un tipo de felación, “Garganta Profunda”, en el que Linda se había especializado, mientras ejercía la prostitución.
Aunque inicialmente la cinta pasó desapercibida, su posterior éxito, logró que la cinta pasara de proyectarse en locales clandestinos, a salas de cine comerciales.
Esto hizo intervenir a las autoridades, que trataron de impedir su difusión.
A la administración del presidente Richard Nixon y a sectores conservadores e integristas de la sociedad estadounidense, les preocupaba el repentino interés del público por este tipo de cine.
Todos los intentos de las administraciones por impedir la difusión de la cinta, consiguieron justo lo contrario.
La polémica y las diversas campañas a favor y en contra de la cinta, despertaron la curiosidad imparable del público, que abarrotaba las cada vez más numerosas salas comerciales donde se exhibía.
La película, abrió las puertas, otras muchas del mismo género, y convirtió de repente a Linda Lovelace, en un personaje público muy popular.
Se cree que la cinta producida con dinero de la mafia, había llegado a recaudar unos $600 millones; pero la actriz siempre mantuvo, que nunca cobró por participar en “Deep Throat” y que sólo su esposo recibió $1.250, por realizar tareas de producción.
Aunque Linda continuó actuando en películas pornográficas intrascendentes como:
“Deep Throat II” (1974) y “Sexual Ecstasy Of The Macumba” (1975), también quiso destacar en el cine no pornográfico, con “Linda Lovelace For President” (1975), que resultó un fracaso.
Linda Lovelace se divorció en 1973 de Traynor, y denunció a su marido.
Lo acusó de forzarla a ejercer la prostitución y la pornografía.
Además, acusaba a Traynor de ser el culpable del cáncer de mama que padecía, pues era él quien la había convencido, de que se aumentara los pechos mediante peligrosas inyecciones de silicona, pues los implantes actuales no eran habituales.
También, aseguraba que contrajo hepatitis durante esa operación, debido a una transfusión de sangre, aunque es probable que se contagiara a causa de las transfusiones de sangre que recibió tras su accidente de coche en 1970, cuando se dedicaba a la prostitución, o en el rodaje de alguna escena porno.
Tras el divorcio, Linda pasó a militar en el feminismo radical, y a ser una prominente activista antiporno, llegando a declarar ante La Comisión del Congreso de Los Estados Unidos, que investigaba el mundo de la pornografía, por orden del presidente Ronald Reagan.
Ante La Comisión, declaró acerca de “Deep Throat”:
“Cuando ven la película “Deep Throat”, están viéndome siendo violada.
Es un crimen que la película se continúe mostrando; había una pistola apuntando a mi cabeza todo el tiempo”
Posteriormente, Linda se casó de nuevo en 1974, con Larry Marciano; y tras tener 2 hijos, se divorciaron en 1996.
En el divorció, alegó que Larry Marciano, bebía en exceso, insultaba a sus hijos, y era violento con ella.
En 1980, Linda publicó su controvertida autobiografía, “Ordeal” u “Ordalía” o “Prueba de Muerte”, única que admitió como legítima, ya que las 2 anteriores:
“Inside Linda Lovelace” (1974) y “The Intimate Diary Of Linda Lovelace” (1974) fueron escritas por “escritores fantasma”
En 1986, publicó un nuevo libro: “Out Of Bondage” que trata de su vida a partir de 1974.
Durante años, también luchó contra la pornografía, exponiendo claramente sus peligros; viajó por todo el país, participando en charlas en colegios y universidades, donde alegaba:
“Linda Lovelace era un robot, un monstruo del sexo estupendo que nunca conseguía lo suficiente.
Probablemente, cada noche había una orgía en su casa…
Estoy segura de que eso es lo que la gente pensaba.
Esa no era yo.
Yo era un robot que hizo lo que tenía que hacer para sobrevivir”
Aunque personas como la actriz Gloria Leonard explican que “Linda era una mujer que nunca se hizo cargo de sus propias decisiones, sino que culpaba al porno, por todo lo que le sucedió”
Hart Williams, escritor y director, acuñó el término “Síndrome de Linda” para referirse a las mujeres que tras dejar la pornografía, repudian su carrera, y culpan a la industria por su pasado.
En el libro “The Other Hollywood” declaró que se había sido utilizada por el movimiento antipornográfico.
Algunas autoras feministas, habían publicado libros, hablando de ella, y usándola para promocionarse, sin ayudarla económicamente en ningún momento.
Ganando dinero, gracias a ella, igual que los demás, a lo largo de su vida.
Fue en 1979, cuando Lovelace se sometió a un examen de polígrafo, en el que repitió las acusaciones que hizo contra Traynor.
Durante el período de sesiones, los resultados de las pruebas soportadas, confirmaron las siguientes alegaciones:
En 1971, Traynor forzó a Lovelace, a tener sexo con 5 hombres por dinero, en el Coral Gables Holiday Inn; él apuntó con un arma a Lovelace, y la amenazó con matarla si se negaba.
Durante su relación con Traynor, Lovelace temía por su vida, aun si ella trataba de dejarlo.
Él la hipnotizaba.
Él le pidió que le ayudara a ejecutar el negocio de la prostitución, y cuando ella se negó, él la golpeó.
Él solía golpearla en ocasiones, y le parecía excitar sexualmente.
Él la golpeó la noche antes de su boda, y durante el rodaje de “Deep Throat”
Después de que Linda lo dejó, Traynor amenazó con disparar al hijo de su hermana, si ella no regresaba.
Al salir con otras personas, le decía que no hablara, y tenía que pedirle permiso para ir al baño.
El se dejó para sí los $1.250 de ganancia que hizo Linda, de la película “Deep Throat”
Con el paso del tiempo, Linda cayó en el olvido, aunque revistas como Playboy, mantuvieron vivo su recuerdo, y en 1988, apareció en el # 34, de Las 100 Mujeres Más Sexys del Mundo, según la famosa publicación de Hugh Hefner.
Pero no todo fue bien con Linda, ella tuvo muchos problemas de salud desde principios de la década de los 80.
En 1986, recibió un trasplante de hígado, al haber contraído hepatitis C, por una transfusión de sangre.
Fue la única de su grupo de apoyo a trasplantados, que sobrevivió, y es que Linda era una luchadora.
“No me avergüenzo de mi pasado, o me entristezco por eso”, dijo en 1997, “y lo que la gente podría pensar de mí, bueno, eso no es real.
Me miro en el espejo y sé que he sobrevivido”
“Deep Throat”, cuyo ajusticiamiento y condición de “cabeza de turco” no hizo más que reportarle records históricos en beneficios de taquilla, no conmocionó únicamente por sus secuencias pornográficas, sino también por romper tabúes en lo referente al placer sexual femenino.
La película, contó con un increíblemente bajo presupuesto de $47.000, recaudando alrededor de $50 millones solo en EEUU, y es que es, probablemente, la película pornográfica, más exitosa e influyente de todos los tiempos.
Aun así, ni las drogas, ni la enfermedad, finalmente, lo que acabó con la vida de Linda Lovelace, fue un aparatoso accidente de coche.
El 3 de abril de 2002, sufrió un fuerte traumatismo y lesiones internas, y en el hospital de Denver, Colorado, la mantuvieron con vida, hasta el 22 de abril, día en que su familia decidió retirarle el soporte vital.
Linda murió en la más absoluta intimidad, sus 2 hijos, y su segundo ex-marido, la acompañaron hasta el final, tenía 53 años.
Traynor murió a los 64 años, de un ataque al corazón en Chatsworth, California, el 22 de julio de 2002, 3 meses después de Lovelace.
Injustamente vilipendiada por una industria que en su día la encumbró, el viaje de ida y vuelta de Linda dentro de la pornografía, es una historia de violencia, abuso, fama, y superación.
Tras alcanzar un estrellato, a todas luces efímero, supo sacudirse las cadenas de una matrimonio infeliz y pernicioso, para luchar activamente contra un mundo que la había devorado y escupido sin miramientos.
Curiosamente el presidente Richard Nixon, el hombre que hizo todo lo posible por evitar la proyección de “Deep Throat”, acabó dimitiendo a raíz de un escándalo político, destapado por los periodistas Bob Woodward y Carl Bernstein.
La fuente anónima que reveló el escándalo, se hacía llamar “Deep Throat”
Y es que, la vida tiene maneras muy curiosas, de poner a la gente en su lugar.
“I had the misfortune of meeting Chuck Traynor, but it didn't start out like you're describing.
He was a gentleman when I first met him”
Lovelace es una película dramática, del año 2013, dirigida por Rob Epstein y Jeffrey Friedman.
Protagonizada por Amanda Seyfried, Peter Sarsgaard, Sharon Stone, Juno Temple, Wes Bentley, Hank Azaria, Bobby Cannavale, Chris Noth, Robert Patrick, James Franco, Eric Roberts, Adam Brody, Debi Mazar, Cory Hardrict, Chloë Sevigny, entre otros.
El guión es de W. Merritt Johnson y Andy Bellin, basados en el libro “The Complete Linda Lovelace”, una biografía escrita por Eric Danville, que se publicó en 2001, un año antes de la muerte de la estrella porno.
Lovelace, es un seductor retrato de uno de los iconos de la cultura pop estadounidense, de la Marilyn Monroe de los subsuelos culturales.
Pero también es la historia del descenso a los infiernos de una chica de pueblo, la cual se unió con un individuo abusivo, que terminó por sumergirla en el mundo de las drogas y la prostitución.
Y no sería hasta su violenta separación, que Linda Susan Boreman (Amanda Seyfried) terminaría por obtener una nueva visión de la vida, formando una nueva familia, y abrazando con fervor, a los movimientos anti pornográficos estadounidenses, de los cuales se haría su vocera más destacada, hasta su fallecimiento en un accidente automovilístico en el 2002.
Lovelace, intenta mostrar lo humano detrás de los juegos del porno, la confusión de una chica que llegó a la cúspide de la cultura erótica, por un azar cultural:
La doble moral, represora por un lado y perversa por el otro, del capitalismo de EEUU.
La pantalla revela, como en un momento en que en la industria porno, el requisito era un cuerpo exuberante y voluptuoso, una chica delgada como Linda, vino a revolucionar el fetiche de la mirada.
Lovelace se centra principalmente, en la vida de Linda al lado de sus padres y Charles Everett “Chuck” Traynor (Peter Sarsgaard), quien fuera su esposo.
Chuck, este oscuro personaje, mezcla de proxeneta y productor de cine, será quien introduzca a la chica, dentro de los misterios del cine porno; será su descubridor, su agente, y también su torturador.
Más tarde, cuando dejó el negocio del porno, la actriz se divorció de Chuck Traynor, y recuperó su verdadero nombre:
Linda Boreman.
Además, acusó a su ex marido, de haberla obligado a prostituirse, y dedicarse a la pornografía, recurriendo a todo tipo de violencia, e incluso al hipnotismo.
Lovelace comienza en la etapa de juventud de una Linda Boreman, en casa de sus ultraconservadores padres, excelentes Sharon Stone y Robert Patrick, el inicio del romance con un Chuck que promete cuidarla como a una princesa, y la entrada en el negocio del porno, con el bombazo de “Deep Throat”
La primera mitad de Lovelace, muestra la imagen más superficial y feliz de los hechos:
Dinero, popularidad, fiestas en las que Linda se codea con las grandes celebridades de Hollywood, portadas en las revistas más conocidas de la época, el “merchandising” alrededor de “Deep Throat”; pero es en el segundo tramo, cuando se profundiza en la trastienda del éxito para desvelar que la llegada al estrellato de Linda Lovelace, no fue precisamente un camino de rosas, sino una manera forzada de intentar pagar las cuantiosas deudas económicas de su esposo.
Es por ello, que Lovelace es una historia de abuso, emocional, físico, sexual...
Del grito mudo de una mujer que se hizo a los golpes,  literalmente, para poder zafarse de toda esa pesadilla.
Sola, sin amigos, sin padres que la apoyaran, se vio fagocitada por el zángano de su marido, siendo explotada, violada, y sometida a muchas bajezas.
No obstante, la historia es rutinaria y predecible:
La primera parte nos muestra la pérdida de la inocencia de Linda, la seducción por parte de Chuck Traynor, un tipo que regentea un bar de prostitutas, y que ve en Linda, la oportunidad para hacer dinero de su cuerpo, la enemistad con sus conservadores padres por sus decisiones precipitadas y conducta rebelde; hasta que a Linda Susan Boreman, le cambian el apellido por Lovelace, y filma la película que la volvió icono de la pornografía, y quizás sin proponérselo, de la liberación femenina.
Pero es en la segunda parte, donde se nos muestran pequeñas escenas retrospectivas, que dejan en claro, que este ascenso a la fama, ya se ha vuelto un cliché que el punto más alto de la fama en la pornografía, siempre es que te incluyan en las listas de invitados a una fiesta de Hugh Hefner, el dueño de Playboy; no fue tan sencillo, ni mucho menos ansiado por Linda...
Lo que se intenta hacer en Lovelace, es exculpar a Linda, dejar en claro que nada de lo que hizo en esos 17 días en los que vivió en la industria del porno, fue por su propia voluntad:
Se culpa en primer lugar a su pareja, Chuck, un hombre que abusaba de ella en todos los sentidos, luego a su madre, quien le dijo que no tenía que abandonar jamás a su marido, y por último, a los medios que la hicieron ver ante el ojo público, como un devaluado objeto sexual.
“Introducing Linda Lovelace”
La multigalardonada dupla de Rob Epstein y Jeffrey Friedman, hacen gala de sus precisas técnicas documentalistas y narrativas, para llevar a las salas esta cinta biográfica, centrada en la historia de Linda Lovelace, quien adquiriera fama mundial, como el estandarte de la liberación sexual de los años 70, tras protagonizar “Deep Throat”
Es de aplaudir, el trabajo de ambientación y los recursos visuales, de los que los realizadores se ayudan para situar los eventos de la historia, a través de los años 1969 y 1980; además de una narrativa no lineal, dan a Lovelace, un dinamismo que mantiene la atención de la audiencia, de principio a fin.
Para Lovelace, buscaron a una protagonista que supiera actuar, y no tuviera reparos en aparecer desnuda en bastantes escenas.
Sin duda, la elección de Amanda Seyfried, no puso ser más acertada, resultando igualmente creíble, en sus años de adolescente, y en los de su etapa adulta.
Peter Sarsgaard, al que ya sabemos que se le dan estupendamente los papeles oscuros y violentos, está igualmente sublime en su retrato de Chuck, un tipo que acumula todos los vicios y defectos imaginables:
Alcohólico, drogadicto, maltratador, deudor…
La química entre Seyfried y Sarsgaard en pantalla, es electrizante.
Pese a tratarse de una cinta independiente de escaso presupuesto, Lovelace puede presumir, de tener un reparto de auténtico lujo, totalmente entregado a la causa de resucitar a la variopinta fauna de personajes que rodearon a los protagonistas.
Pocas veces veremos, también, a una Sharon Stone tan despojada de su belleza, como poderosamente dramática, en un intento muy loable, de demostrar ser mucho más que el icono sexual.
Cabe mencionar también, las poco convencionales interpretaciones de Hank Azaria y James Franco, cuyos personajes visten de manera agradable, la escandalosa historia.
También vemos a Eric Roberts y Chloë Sevigny, que hacen 10 segundos en pantalla... aunque el cameo del primero puede llegar a entenderse como homenaje al film “Star 80” (1983) sobre la vida de la conejita asesinada Dorothy Stratten; y la segunda, a la explícita felación que Sevigny practicó en “The Brown Bunny” (2003), la segunda felación, más famosa de El Séptimo Arte, después de la “Deep Throat”
Por otra parte, coherente es el uso de grano grueso en la imagen de Lovelace, y la estupenda la ambientación de los años 70.
Los 93 minutos de metraje tiene puntos álgidos, como la actuación de Seyfried, o la locura pasivo-agresiva de Traynor, pero no ahonda en ciertos elementos destructivos que aparecen en las biografías sobre Linda, como también en el documental “Inside Deep Throat” (2005), dejando un vacío en la trama, que cuesta llenar con los testimonios aireados que aparecen a lo largo de Lovelace.
Por tanto, queda un gusto a historia de amor violenta, más que el testimonio.
Lovelace apuesta por la victimización y la mercantilización, pero se queda escasa en matices.
Más allá de lo evidente, nunca explora en las verdaderas motivaciones de los personajes, en los matices de una gente que debería ser poliédrica.
“I was raised...
I was raised to obey my husband, to please him for better or for worse...
So that's what I did”
A pesar de sus muchos aciertos, Lovelace es una cinta biográfica, que parece no hacer justicia a la verdadera historia de abuso, vivida por el personaje principal.
Con un tono tibio, da la impresión de que la producción decidió no arriesgarse a retratar con crudeza, el ambiente de pornografía y prostitución que presume presentar, a cambio de llegar a una audiencia más amplia, lo que por desgracia, le resta impacto.
También, se queda corto al ilustrar el fortísimo impacto social que en su época tuvo.
Basada en las memorias que Linda publicó, una vez apartada del cine adulto, Lovelace es un frustrante biopic con aires de “TV movie” que no va más allá de la aplastante superficialidad, con el inconveniente añadido, de que solo rememora parte de la personalidad, y vicisitudes de la estrella de “Deep Throat”, dejando incomprensiblemente a un lado, interesantísimos datos que hubieran ayudado mejor a comprender su carácter, siendo estrictos, y fiel a los sucesos.
Se obvia:
Los malos tratos de su segundo matrimonio, la intención de Lovelace de volver a ser mediática en los años 90 para ganar dinero, sus películas practicando la zoofilia, o el factor mafia en la producción de “Deep Throat”
Su estancia en La Mansión Playboy, con un Hefner muy alejado de su glamurosa advocación, encarnada nada menos que en James Franco.
La explotación psicológica y económica, que un cierto lobby feminista levantó contra ella...
Tampoco ahonda su situación familiar, puesto que los abusos a Linda, vienen de la infancia, como relata en su autobiografía “Ordeal”, al referirse a su madre:
“Cuando tenía 4 años, comenzó a golpearme, primero con una correa, y luego con la hebilla.
Me pegaba por cualquier cosa.
Un día me mandó a la farmacia a comprar gotas para la nariz, “Neosynephrine” y llegué con otra marca.
Tenía 11 años, y me pegó con una escoba por equivocarme.
Me dijo que habría llegado con la botella correcta, si no pensara tanto en niños”
Abusos que podemos ver intermitentemente en Lovelace, y dan el puntapié para que deje el lecho materno.
Demasiadas sospechosas elipsis, que hacen intuir algo de parcialidad en los directores, Rob Epstein y Jeffrey Friedman.
Pero si nos remitimos a su autobiografía “Ordeal” y la comparamos con Lovelace, la ficción hace de las suyas desde los primeros momentos, mostrando una historia de amor entre ella y Traynor, que de a poco, se va transformando en un infierno y el desencanto, por convertirse en una estrella, sin haberlo deseado, la va deprimiendo.
Mucho más cruda y similar en algunas escenas, es otra biografía de Linda, titulada “Out Of Bondage” (1986), donde desde el primer capítulo vemos la enferma relación que mantenía con Traynor, quien la convence para participar de una “gangbang” con 5 tipos, a punta de pistola.
“Decir no, luego ver la mano de Chuck, escuchar su locura:
¿Sabes lo que pienso?
Pienso que te vas a desnudar, sacar toda tu ropa, y luego vas a ir ahí, y follarás con los 5 tipos.
Y si no lo haces, te pondré una bala en la cabeza ahora mismo”
Episodio que aparece en Lovelace, y es uno de los más tensos.
La apuesta era, desde el vamos, arriesgada.
Se trata nada menos que de hacer un drama biográfico, acerca de una actriz porno, sin incluir escenas de sexo explícito.
Y por mucho que podamos prescindir de las imágenes de alto voltaje, tampoco es que lo de tortura que supuso la “perfomance” se retrate de una manera lo bastante corrosiva, reduciendo la historia, a un par de anécdotas mal contadas, sin ahondar demasiado en las motivaciones que movieron a los personajes, a ser lo que fueron.
Casi es mucho mejor ver Lovelace, como un producto de ficción, que como un reflejo fidedigno de la verdad, sin dejar de aceptar la locura violenta de Chuck, confirmada en la prueba del polígrafo, a la que Linda se ofreció antes de la escritura de su primer libro autobiográfico, “Ordeal”
No obstante, Lovelace también nos muestra, los lazos de la incipiente industria pornográfica de los años 70 en Estados Unidos, con la mafia ítalo-americana, grandes promotores e inversores, que manejaban con experticia, uno de los negocios ilegales más rentables de la época.
Anthony “Big Tony” Peirano, de La Familia Colombo, fue el gran impulsor de este nuevo y rentable nicho, junto a su hijo, Louis “Butchie” Peirano, quien aparece en los créditos de la original “Deep Throat” como el productor “Lou Perry”, y en Lovelace lo interpreta Bobby Cannavale.
Si bien lo trágico de la historia de Linda, puede ser contrastado con un glamoroso estreno de la película “Deep Throat” preparado por Hugh Hefner, “The Playboy Himself”, quien la lleva a un balcón privado a disfrutar de su arriesgada “performance” y le dice una de las líneas más sosas del film:
“Te has dado cuenta, cuando la vida imita al arte”, incitando a Linda a practicar “el arte en su vida”
Es cierto, que la vida real de la Lovelace fue un mar de contradicciones, luego de su paso por la pornografía, la Lovelace se decidió a combatirla, abrazando la causa de los movimientos feministas más reaccionarios... lo cual no le impidió salir desnuda en Playboy en dicha época, y demostrando que sus convicciones iban donde iba el dinero, pero Lovelace no termina de decantarse por alguna de ellas, prefiriendo mostrarlas todas juntas, en una especie de visión esquizofrénica y antagónica:
Durante la primera mitad, vemos a la Lovelace disfrutando de todo lo que le pasa, en especial, gozando con el status de icono cultural en que se ha convertido de la noche a la mañana... y a la hora vemos la misma historia, y los mismos sucesos, pero contados desde una óptica radicalmente diferente:
Allí se nos muestra, que todo lo que ocurrió, fue por culpa de su monstruoso marido, quien obligaba a la Lovelace, a prostituirse y drogarse, para satisfacer sus demandas de dinero, amén de someterla a golpizas brutales.
En todos los casos, la conclusión es similar:
La chica nunca fue feliz, y siempre fue una víctima de los demás.
Pero la sensación de tristeza por el personaje, nunca termina de ser lograda, debido a las desprolijidades narrativas de la dupla de directores, responsables de la cinta.
Nunca sabremos, si la Lovelace era promiscua por convicción o no.
¿Cómo es que quedó embarazada de adolescente?, o si su marido Chuck Traynor, era un rufián de poca monta, o un peligroso psicópata manipulador; tampoco se explica, cómo la Lovelace siguió rodando varios filmes pornográficos en la vida real, aquí figura que “Deep Throat” fue su debut y despedida del cine XXX; y ni siquiera se explota, como corresponde el conflicto entre la férrea moral de sus padres, y la rebeldía de su hija devenida actriz porno.
El mejor momento del filme, es una charla telefónica entre padre e hija, en donde Robert Patrick le confiesa a la Seyfried, que ha visto el filme, y que sólo él puede culparse, por haberla llevado a semejante punto de su vida.
Es una lástima, que el resto de Lovelace no tenga ni por asomo, el mismo nivel de carga dramática.
“He started talking about different sexual things, things that I had never heard of before, things that I, I couldn't imagine, you know?
I didn't want to”
Tal fue el impacto de “Deep Throat” que, en cierto momento, las “major” de Hollywood, consideraron seriamente, abrir divisiones dedicadas a rodar filmes XXX, así como estandarizar la inclusión de escenas de sexo explícito en sus producciones habituales.
En todo caso “Deep Throat” es mucho más interesante como símbolo de una época, ya que a final de cuentas, termina siendo un hito histórico en lo que referente a la libertad de expresión.
Si bien es cierto que la pornografía ya había obtenido el status de legalidad para 1970, con el estreno comercial de “Mona: The Virgin Nymph” (1970), ninguna cinta explícita, conseguiría, ni antes ni después, el grado de masividad de “Deep Throat”, estrenada en una enorme cantidad de cines y de ciudades, y llegando a ser reseñada por diarios y revistas de primera línea.
Desde ya, muchos creyeron con total ingenuidad, de que el futuro de la industria pasaría por allí; que los grandes directores aprovecharían semejante libertad, para rodar sin tapujos, filmes sobre temática sexual, abordándolos de manera adulta, y que estaban a las puertas de lo que sería un nuevo subgénero pleno de enormes posibilidades.
Lamentablemente el “Porno Chic” pronto pasó a mejor vida, simplemente porque es una contradicción, pedirle características intelectuales a un producto que fue originalmente diseñado para provocar únicamente, la excitación sexual del espectador.
Y entonces:
¿Para quién se rueda Lovelace?
Desde luego, no para los pornógrafos, que se sentirán lógicamente insultados, y tampoco para los amantes de las narrativas complejas, que pudieran dejarse arrastrar por un discurso abrumador y realmente doloroso.
Al contrario, el público objetivo de Lovelace, es el consumidor de “TV Movies” de mediodía, aficionado al goce malsano de los divorcios, los secuestros, los padres crueles, las madres castradoras, los malos tratos, y la moralina envenenada que anida en ciertos finales felices.
Así, y muy a pesar de una cortísima carrera en la industria pornográfica, con sólo 2 largometrajes en 3 años, Linda Susan Boreman Lovelace Marchiano, mejor conocida como Linda Lovelace, es una de las estrellas porno, más famosas de la historia.
Es así como Lovelace busca reivindicar su memoria, más como la activista por los derechos de la mujer que fue en sus últimos años, que como un objeto sexual, discurso que la trama comunica muy bien.
Si ustedes han leído detenidamente la verdadera biografía de Linda Lovelace, sabrán que al final de sus días, sólo se arrepintió de una cosa:
“Ni el porno ni las feministas, le pagaron los dólares en los que ella tasaba su sufrimiento”
Porque, por supuesto, Linda Lovelace sabía, que cuando ya no se puede vender el cuerpo, siempre se puede vender la miseria.

“You know I spent exactly seventeen days in the pornography industry and somehow these seventeen days are suppose to define who I am for the rest of my life, but I hope that people can see me for who I really am.
I mean Linda Lovelace was a fictitious character.
My name is Linda Marchiano.
I can finally be myself.
I'm a mother and a wife and that is where I found my joy”



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