Ripley’s Game

“I'm a creation.
A gifted improviser.
I lack your conscience and, when I was young, that troubled me.
It no longer does.
I don't worry about being caught because I don't think anyone is watching”

La temática de la obra de Patricia Highsmith, se centra en torno a la culpa, la mentira, y el crimen, y sus personajes, muy bien caracterizados, suelen estar cerca de la psicopatía, y se mueven en la frontera misma entre el bien y el mal.
Y es cuando la mentira se alía con la inteligencia y el refinamiento, que el resultado puede ser altamente corrosivo y perturbador.
Si, además, lo que el personaje en cuestión pretende, es jugar y transformar los principios de un hombre corriente, hasta convertirlo en un asesino, entonces la cuestión adquiere tales tintes trágicos, que exige una reflexión.
“If you don't do it convincingly, I take you out back, and I run my fucking tractor over your head the rest of the day.
Okay?”
Ripley's Game es una película de suspense Italo-estadounidense, dirigida en 2002, por Liliana Cavani.
Protagonizada por John Malkovich, Dougray Scott, Ray Winstone, Lena Headey, Chiara Caselli, Sam Blitz, Evelina Meghnagi, Paolo Paoloni, Maurizio Luca, Yurij Rosstalnyi, Nickolaus Deutsch, Emidio Lavella, Lutz Winde, Wilfried Zander, Ronnie Paul, entre otros.
El guión es de Liliana Cavani y Charles McKeown, y está basada en la 3ª de las 5 novelas de Patricia Highsmith, sobre el personaje de Tom Ripley, uno de los más populares protagonistas de series de novelas policiacas, aunque no es detective ni policía, sino un estafador inteligentísimo, que suplanta a sus víctimas, un ladrón y asesino ocasional; no se somete a la moral establecida, y crea sus propios valores.
Al contrario que lo habitual, no es castigado ni atrapado por la policía, e inicia un gran ascenso social.
Las novelas sobre Tom Ripley, son una mezcla adictiva de ambigüedad moral, humor negro, y tensión constante.
Han sido 7, los actores que han interpretado el papel de Tom Ripley en cine, televisión, y radio.
Ripley’s Game es una novela clásica de Highsmith, una historia en la que Ripley consigue transformar en asesino a sueldo, a un hombre común y corriente.
La novela, está ambientada en el año 1974, año de su publicación, pero los cineastas decidieron, que la versión cinematográfica, sería contemporánea.
Sin embargo, cualquier modificación, tendría que ser coherente con el tono de la novela; y la adaptación se actualiza con elementos como:
La presencia de teléfonos móviles sofisticados, o referencias constantes a las mafias rusas, y en todo momento, la propia configuración de Ripley’s Game, se inserta en la plasmación de una elegante, decadente, y sutil plasmación de la maldad.
A ello, es evidente que contribuye en buena medida, una excelente dirección artística, y una no menos, brillante fotografía.
Ripley’s Game se rodó en Asolo y Padua, al norte de Italia, en Berlín, y en los estudios Cinecitta de Roma.
Estrenada en El Festival Internacional de Cine de Venecia de 2002, cuenta con una banda sonora, creada por Ennio Morricone.
Anteriormente, en 1977, se hizo una versión alemana de la misma novela, titulada “Der Amerikanische Freund” o “El Amigo Estadounidense” dirigida por Wim Wenders, y protagonizada por Dennis Hopper, en el papel de Tom Ripley, y Bruno Ganz.
Ripley’s Game sigue a Tom Ripley (John Malkovich) un asesino retirado, culto y educado, que vive ahora en una villa, en la región italiana de Véneto, con su novia Terry (Uwe Mansshardt), una música que toca el clave; cuando un antiguo socio de Berlín, Reeves (Ray Winstone) llama a Ripley para encargarle un trabajo más.
En lugar de encargarse personalmente, decide jugar con Jonathan Trevanny (Dougray Scott), un enmarcador del pueblo, e intentar convertirle en un asesino.
Pero Jonathan, casado y con un hijo de corta edad, se está muriendo de cáncer; y si entra en el juego, dejará a su mujer y a su hijo, una considerable herencia.
“Hold my watch, because if it breaks, I'll kill everyone on this train”
Cavani construye Ripley’s Game, apoyándose en el suspense, y aprovechando todo lo que puede, del excelente juego que le dan los actores.
El suspense de Ripley’s Game, no se deriva tanto de una trama compleja, sino de las intrigas de carácter y personalidad.
Según Cavani:
“Normalmente, el suspense da la respuesta a la pregunta:
¿Qué va a pasar?
Pero aquí, la pregunta es:
¿Cómo van a reaccionar los personajes?
Eso es lo más fascinante de Ripley’s Game”
Y Malkovich está de acuerdo con la directora:
“No es el típico thriller lleno de acción pero sin historia.
Ripley’s Game plantea el interesante tema de la naturaleza de la personalidad y la moralidad.
Creo que la mayoría de las personas, estarían dispuestas a hacer cualquier cosa en las circunstancias apropiadas.
Algunas, se dejan influir con más facilidad que otras, dependiendo de su experiencia en la vida”
Así, Liliana Cavani nos presenta a un Ripley, más cínico y despreocupado que nunca, que se complace en su juego con cierto sentido del humor, y que se muestra por momentos, extrañamente cercano, dentro de esa continua amoralidad que le lleva a cometer con naturalidad, los actos más detestables, sin ofrecer el más mínimo signo de remordimiento... algo que transmite al atribulado Jonathan Trevanny.
Y es que toda Ripley’s Game, descansa sobre la interpretación de John Malkovich, que no defrauda, y otorga a su personaje, todo el cálculo y frialdad de que es capaz, dejando siempre al espectador, en la incertidumbre de cómo va a reaccionar ante los acontecimientos que se van desencadenando.
Su distanciamiento e imprevisibilidad, le otorgan un carácter enigmático y paradójico, que hacen que sea el único personaje, bien perfilado de Ripley’s Game.
Inteligente, amoral, perverso, de gustos refinados, pero por encima de todo, cabrón y retorcido, las andanzas de este tipo que, engañando y matando, consigue hacerse una pequeña fortuna, y disfrutar de los caros placeres de la vida, en su dorado retiro italiano, resultan a su modo tan fascinantes, como las de un Hannibal Lecter, menos psicópata y más cercano.
Y es que la comparación no resulta en absoluto gratuita:
Aunque Ripley es un esforzado autodidacta que puede, en ocasiones, confundir el buen gusto con la imitación hortera propia de los estadounidenses, o de la manera que tenemos de verlos que van por ese camino, comparte con el buen doctor, una intolerancia suprema con la grosería y los malos modales, lo que dispara una vena perversa, que le lleva a, y aprovechando que un rescoldo de su pasado que aparece en su camino, dar una lección de “moralidad” a un honesto marido, y padre de familia moribundo, al que convierte en asesino, y de paso, enseña la verdadera faz de un mundo que, en general, es bastante más desagradable de lo que piensa.
Y todo por un desacertado comentario hecho a destiempo.
Una ofensa.
Malkovich, eso sí, se adueña de la pantalla de forma constante, tal es el magnetismo que produce su personaje, y casi nunca pierde el tono de éste, el casi es, por alguna que otra frase sentenciosa y hueca que no parece propia de un personaje que denota más inteligencia que esa, consiguiendo con su toque a medio camino entre la sofisticación y la perversa ironía, que desdramatiza, y resta gravedad a los actos del personaje, logrando que no nos parezcan tan abominables, como efectivamente son, lo que es una de las claves de la forma de funcionar de Ripley; y alzarse muy por encima de cualquiera que ose compartir plano con él.
No sólo Malkovich está brillante, en un papel que aprovecha al máximo la ambigüedad, tanto del actor como del personaje, sino que resulta especialmente acertado, contraponer a éste, con el maleducado gánster, que encarna con su habitual eficacia, un Ray Winstone, al que estos roles también le van de maravilla.
El pobre diablo que encarna Dougray Scott, sale por comparación, bastante perjudicado, pero consigue transmitir la confusión y el desamparo que su papel precisa, para resultar creíble.
Si Ripley aparece amoral, elegante y sibilino, Trevanny es su contrapunto, expuesto al miedo, la culpa, y la angustia, en su actitud frente a la muerte.
Dougray Scott interpreta a la víctima de Ripley, un inglés que se muere de leucemia, y apenas consigue mantener a su familia, con su trabajo enmarcando cuadros.
El actor describe a su personaje como:
“Bastante frágil.
Lo mejor que le ha ocurrido en la vida, ha sido conocer a su mujer.
A su manera, vive muy feliz en el pueblo.
Entonces, conoce a Tom Ripley, que le da la oportunidad de formar parte del club, muy exclusivo, de los asesinos”
Dougray Scott, ofrece del desgraciado Trevanny, un hombre derrumbado, matizando con su mirada, cada una de sus acciones.
De hecho, Scott ofrece 3 momentos, realmente conmovedores:
Primero, sus lágrimas en el aseo de la estación de tren, tras haberse cometido el triple asesinato, y comprobar, sin poderse mirar al espejo, que ha perdido la dignidad humana.
De nuevo, su congoja al ver la cercanía de su muerte, cuando Tom incendia el coche con varios cadáveres en su interior.
Y finalmente, la mirada que esos planos ralentizados, sirven de leve remordimiento a Ripley, del gesto que este ha tenido de salvarle la vida con su muerte, y que muy pronto, pasarán al recuerdo de un hombre sin escrúpulos.
Resulta curioso que, aunque Ripley es arrogante e insolente, tiene profundidad humana.
Observa el desarrollo de su experimento, y comienza a implicarse desde una perspectiva humana.
Poco a poco desaparecen los sentimientos que le impulsaron a poner en marcha el juego, y aparece el deseo de salvar a Jonathan.
Así, lo que empezó como un juego cínico, se ha transformado en un juego humano.
No obstante, Ripley’s Game se hace larga y pesada, casi agotadora, con excesiva y gratuita crudeza de las escenas de violencia, y torpeza en el tratamiento del sexo, todo con la única finalidad, de remarcar la amoralidad de un refinado e inteligente asesino, que siempre sale victorioso.
Con la primera escena, con las obras de arte falsas, basta para plasmar la personalidad de Ripley, aunque aquí nos confunde en cuanto a sus tendencias amorosas, hasta ahora pensaba que era gay, y en esta ocasión, lo convierten en hetero, o bisexual, conviviendo con la clavecinista.
Y la secuencia más estimulante, es la que transcurre en el interior del tren, donde Trevanny ha de acabar con un capo ucraniano:
La acumulación de despropósitos, confusiones, y cadáveres, erigen un monumento al humor macabro, en un momento que directamente bebe de la literatura psicológica, sádica, y a la vez divertida, de Patricia Highsmith.
“When I was a little boy, I waited on the beach for hours for my parents to come back from a boat ride.
They drowned.
I could wait forever”
La productora Ileen Maisel, opina que Ripley es:
“El personaje que todos queremos odiar, pero al que acabamos adorando.
Hace cosas que la mayoría de las personas no tiene el valor de hacer.
O les impide la moralidad.
Pero a través de Ripley, pueden vivir esas experiencias”
Yo me quedo con la definición que la autora de la novela, hace de su personaje estrella, Tom Ripley:
“Lo considero un hombre tan civilizado, que mata cuando tiene necesariamente que hacerlo.
Vive su vida a su manera, no es un criminal, es un arribista obligado a matar”
La verdad es que, últimamente, son cada vez más los estadistas que parecen querer encajarse en esa descripción, lo cual resulta tan retorcido, que seguro que no se le ocurrió, ni a la propia Patricia Highsmith.

“You know the interesting thing about doing something terrible?
After a few days, you can barely remember it”



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