Taking Lives

“He would kill to be you”

El mundo, puede ser un lugar agradable o desagradable, pero para muchos, es un “no lugar”, un sitio de entradas y salidas, donde miles de personas tropiezan entre sí, sin notarse.
Indica el etnólogo, Marc Augé, que:
“Los “no lugares” son la medida de la época… las vías aéreas, ferroviarias, las autopistas, y los habitáculos móviles llamados “medios de transporte” aviones, trenes, automóviles, los aeropuertos, y las estaciones ferroviarias, las estaciones aeroespaciales, las grandes cadenas hoteleras, los parques de recreo, los supermercados, la madeja compleja, en fin, de las redes de cables y sociales, que movilizan el espacio extraterrestre, a los fines de una comunicación tan extraña, que a menudo pone en contacto al individuo, más que con otra imagen de sí mismo”
Pero sí existe contacto en esos “no lugares” y es la cacería que emprenden asesinos sobre víctimas anónimas, desconectadas, y autosuficientes.
Fue después de que “The Silence Of The Lambs” (1991) triunfara con la interacción entre Jodie Foster y Anthony Hopkins, la profusión de thrillers protagonizados por una sexy y/o inteligente investigadora femenina, acompañada o no, por algún maromo, en contraposición de un “psycho killer” se ha dado por doquier, con tramas funcionales, la mayoría, demasiado formulistas, aburridas por su nula ocurrencia, y hastiantes por su repetición de gritos, y demás argucias de guión.
Es probable, que sea realmente difícil innovar en un género como el thriller, donde gente como Alfred Hitchcock, Brian De Palma, Christopher Nolan, o el propio David Fincher han hecho prácticamente todo lo que quedaba por avanzar, o reinventar.
Todos los buenos títulos del género, se caracterizan por tener un protagonista normal, un antihéroe con sus virtudes y sus defectos, una serie de crímenes, cuyo autor se desconoce, ambientes opresivos, personajes turbios, y los obligados giros de guión.
“The bait always dies”
Taking Lives es una película del año 2004, del género suspense, dirigido por D.J. Caruso.
Protagonizado por Angelina Jolie, Ethan Hawke, Kiefer Sutherland, Olivier Martinez, Jean-Hugues Anglade, Tcheky Karyo, Gena Rowlands, Paul Dano, Justin Chatwin, André Lacoste, entre otros.
El guión es de Jon Bokenkamp, basado en la novela homónima de Michael Pye, publicada en 1999.
La historia de Taking Lives, se encuentra en la ciudad de Montreal, Quebec, Canadá, y zona rural de Pensilvania en los Estados Unidos.
En ella, se eliminan varios puntos de la trama de la novela, como la trama secundaria del padre de Costa, mientras todo el metraje, fue trasladado a Canadá.
Taking Lives se comercializó con el lema:
“¿Mataría para ser usted?”
“Me intriga el concepto de identidad, quiénes somos, y quiénes creemos que somos”, dice el director D.J. Caruso, citando uno de los temas principales de Taking Lives, un thriller psicológico, que enfrenta la pericia de una investigadora del FBI, a la igualmente experta, pero retorcida mente de un asesino en serie.
La protagonista, muestra una gran obsesión por su trabajo, y no está acostumbrada, a que nadie, ni sus propios compañeros, se pongan por delante para llevar a cabo su misión.
Ella es fría, inteligente y calculadora, y nunca escapa a su ojo, ningún detalle.
Taking Lives combina la acción y el suspenso durante toda la trama.
El argumento policial es simple, pero resulta ágil y entretenido.
Contiene ciertas dosis de violencia en imágenes y lenguaje, y una escena de desnudo.
Taking Lives tiene un fantástico prólogo, ubicado en 1984, en el que un joven y tímido muchacho, Martin Asher (Paul Dano), acompaña a otro de similar edad, caracterizado por su inconformismo, Matt Soulsby (Justin Chatwin)
En un lugar apenas transitado, Asher provoca la muerte de Matt, rematándolo con una pedrada en pleno rostro.
A partir de ahí, nos trasladamos al Montreal del tiempo presente
En esa ciudad canadiense, se han cometido una serie de asesinatos, caracterizados por su crueldad, el último de los cuales, ha tenido un testigo; un joven mercader de arte, llamado James Costa (Ethan Hawke)
Este, tiene facilidad para el dibujo, y traza un posible retrato robot del asesino, lo cual, finalmente solo lleva a sufrir futuras víctimas del mismo.
Así pues, la destacada investigadora del FBI, y agente especial, Illeana Scott (Angelina Jolie) no confía en las técnicas tradicionales de resolución de crímenes para desentrañar los misterios de una mente criminal.
Su método intuitivo, y poco convencional, es con frecuencia, la única manera de desentrañar la identidad de los asesinos para que los capture la policía.
Cuando unos detectives de Montreal, Canadá, que están llevando a cabo una investigación sobre un homicidio en la zona, piden a su pesar, la ayuda de una persona ajena, para adentrarse en la mente de un astuto asesino en serie, y así, la agente Scott entra en el caso.
Con meticulosa perspicacia, sugiere la teoría de que el camaleónico asesino, está asumiendo la vida y la identidad de sus víctimas.
A medida que crece la presión para capturar al escurridizo asesino, los pocos ortodoxos métodos de la agente Scott, la distancian de un equipo de policía territorial, que se siente amenazado por sus extrañas facultades.
Su comportamiento, aparentemente frío, oculta una pasión sin igual por su trabajo, y su mejor momento, es cuando está trabajando sola.
Pero cuando una inesperada atracción desencadena un complicado enredo amoroso, la consumada especialista, empieza a dudar de su afinado instinto.
Sola en una ciudad desconocida, y sin nadie en quien pueda confiar, la agente Scott se encuentra de repente, inmersa en un viaje complicado y aterrador, rodeada por sospechosos, en un caso que se ha vuelto espeluznantemente personal.
Taking Lives trata de un asesino, que no sólo mata a sus víctimas, sino que extrañamente, asume sus identidades, utilizando sus tarjetas de crédito, y viviendo en sus casas durante semanas, o meses, antes de pasar al siguiente blanco.
Este “life-jacking”, dice Caruso, proponiendo un término que acuñó mientras se preparaba para Taking Lives, donde “ese tipo no sólo se convierte en ti, en su mente, sino que imagina que está viviendo tu vida, mejor de lo que tú la vivirías, y eso es parte de su placer” asegura el director.
Taking Lives cuenta con las piezas principales del nuevo thriller:
Estética posmoderna, ambientes claustrofóbicos y perturbadores, “serial killer” de mente lúcida, agente del FBI absorbido por su trabajo, etc.
Taking Lives tiene un inicio, francamente interesante:
Un prólogo, inquietante, y espléndidamente planificado, que nos desvela el despertar del monstruo, el primer crimen cometido por el psicópata protagonista, cuando aún era un adolescente.
Sin duda, el diseño de la personalidad del criminal, es lo más seductor del relato.
La mente enferma del asesino, rechaza su propia identidad y su pasado.
El psicópata, es un ser codicioso, que anhela vivir la vida de los demás, ya que sólo siente asco por la suya propia, por esa razón, decide llevar a cabo sus crímenes, para sustituir la personalidad de los fallecidos.
Hay algo en la citada forma de narrar de D.J. Caruso, que me permite observar a un realizador, lo suficientemente alucinado y dotado al mismo tiempo, como para trasladar en sus historias, un interés suplementario, que las hace diferentes, pese a retomar referentes conocidos.
Taking Lives presenta una intensa dirección de actores, especialmente brillante en el caso de Ethan Hawke, atmósfera mórbida, que llega a traspasar el fotograma, y una relativa dosificación, al mostrar elementos desagradables, lo que no elimina la inquietud en el espectador; ya se sabe la máxima tourneriana de “más vale sugerir que mostrar”, la que en su conjunto marca una personalidad cinematográfica, aún poco apreciada en este extraño realizador.
Por otra parte, la cámara quiere a Angelina, y es que sin duda, es una de las mujeres más bellas, y enormemente atractivas, y en Taking Lives, sin enseñar apenas cacho, aunque en la escena de sexo se le ve prácticamente todo, es capaz de enamorar con su rostro, sus miradas, sus ojos, sus labios.
Es prácticamente perfecta, aparte de enorme actriz; y su papel en Taking Lives es muy bueno.
Sus compañeros de trabajo, están muy bien, sobretodo Hawke, Kiefer Sutherland, ya que nos hacen dudar en repetidas ocasiones, y a eso es lo que quiere llegar el director; aunque Gina Rowlands y Olivier Martinez son de relleno, lo hacen bien.
Escenas rescatables:
La primera, ese inicio, es el mejor gancho de Taking Lives, uno cree que va a ser mejor de lo que termina siendo, y la “vuelta de tuerca” de la situación inicial, abre la posibilidad del entretenimiento, que termina gestándose solo por ese buen comienzo.
Con suma corrección, sin excederse en el empleo del tópico, y las convenciones del subgénero, la historia tan solo pierde el norte, y la coherencia interna en su desenlace, injustificado, torpe, al borde del ridículo.
Un error final, que rompe el tono del metraje anterior, totalmente previsible en sus claves argumentales, pero elegante, sólido, y fiable en su realización.
Válido ejercicio de estilo, identidad, crimen, y mentiras.
Ah, y olvidaba el falso, forzado e innecesario romance, entre el testigo de un homicidio, víctima potencial del asesino, y la guapa agente.
De este modo, la mujer no sólo lucha por la justicia, sino por la supervivencia de su amante.
Por otro lado, el póster promocional nos sugiere sensualidad como los thrillers eróticos… y es una falsedad.
El director abusa de los efectos de cráneos machacados, y de cadáveres desfigurados en la morgue, pero al menos consigue que el interés se mantenga de principio a fin de la proyección.
Los motivos del asesino son muy estúpidos:
Es fácil copiarle al Norman Bates de “Psycho” (1960), y decir que “mami tiene la culpa de lo que soy hoy en día”
Lamentable, al menos su idea de robar vidas no era tan mala...
Ahora, los cuestionamientos:
¿De qué sirve decir que el asesino es zurdo, si luego vemos que no lo es, porque es Hawke, y éste es diestro todo el rato?
¿En verdad estaban tan perdidos los policías canadienses, al grado de traer a una especialista en perfiles?
De hecho, la lección en general, es que todos son unos ineptos, porque no logran agarrarlo gracias a sus conocimientos, y tras de eso mujer.
“Girls Power”
¿Cómo es posible, matar a una persona, y hacerle un agujero en la frente, si no tienes ni pistola, ni cuchillo, ni nada?
Y lo peor, es la escena de sexo, forzadísima; de hecho, es de los momentos más incómodos, re-forzados, y carente de sensualidad que he visto en mi vida.
El hecho de que Angelina enseñe sus senos y piernas, y que no me haya generado alguna erección, significa que algo anda muy mal.
De la nada, Illeana dice que su trabajo se puede arriesgar, porque se siente atraída por un “geek”...
Y de pronto, momentos después, tienen sexo salvaje en un hotel, mientras ambos observan fotos de cadáveres.
¡Vamos!
No fue creíble.
La idea es buena, pero no son “necrómanos”
Y el tijeretazo en la barriga… espeluznante.
Pero:
¿Cómo sabe Illeana, que cuando el malo malísimo la encuentre, la va a pinchar en su tripa de látex?
¿Alguien puede creerse, que finalmente sea Hawke el asesino, y que llegue a buscar a Jolie, 6 meses después, solo para asesinarla?
Cosas de guiones…
La música original, fue compuesta por Philip Glass, y el tema principal del título, fue compuesto por el austriaco Walter Werzowa, más conocido por el jingle de Intel, y su trabajo en la banda de Edelweiss.
“I didn't take his life, I lived it.
I was the best thing that ever happened to that guy.
You looked at him, and you saw me, and I looked at you, and I saw you, and we are the same”
Supongo que podría hacerse un extenso análisis de la sociedad contemporánea, basándose en que los villanos más comunes en cine y televisión actual, los cuales son:
El millonario amoral, el terrorista, y el asesino serial.
Pero también, podría decirse, que la popularidad de estos villanos, no se debe a los temores, y a la represión de la sociedad, sino a la falta de imaginación de Hollywood, y a su fatal miedo de innovar, prefiriendo repetir aquello que ha funcionado en el pasado, pero disfrazándolo de algo nuevo, aunque cada vez menos, miembros del público, sean víctimas de ese engaño.
Curiosamente, la avalancha de películas sobre asesinos seriales, inspirada por “The Silence Of The Lambs” (1991) y “Se7en” (1995), sigue empeñada en sorprendernos con “inesperados” finales, cuando en realidad, aquellas 2 obras no ponían tanta importancia en la identidad del asesino, sino en el ingenio de la persecución, y en las personalidades de los antagonistas.
Sin embargo, si algo debería haber copiado Taking Lives, es esa interacción entre policía y asesino, y no tratar de crear suspenso con la identidad del villano, que cualquier persona adivinará, desde la primera media hora de metraje, o antes, si tomamos en cuenta, que no hay tantos personajes disponibles, para ser el asesino.

“Everything you saw I wanted you to see”



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