Despicable Me

“His gadgets, despicable... his tiny army, despicable... his new family, not despicable”

Las películas de animación, están mostrando la visión más crítica y ácida de nuestra sociedad, a partir de historias sencillas, y aptas para el gran público, como la novela negra, lo presenta a través de los excluidos de la sociedad, o de sus tramas criminales, en un reflejo perfecto de los fallos del sistema social en que vivimos.
Tras una aparente sencillez, humor negro, y personajes deformados, la animación y la novela de suspense, son los únicos productos culturales, políticamente incorrectos, que llegan hoy en día, masivamente a los espectadores y lectores.
En lo personal, siempre he sentido una especial debilidad por los villanos, tanto por el gran magnetismo que pueden desprender, como por el hecho de que son decisivos, para dar forma al héroe de la función.
Pero resulta que los súper villanos, hace tiempo que dejaron de ser esos personajes oscuros y retorcidos, que querían el mal a toda costa; y últimamente, nos encontramos con villanos, cuya presencia resulta ser más atractiva que la de su antagonista, hasta el punto de convertirse en el centro absoluto de la historia.
Eso no siempre fue así, y durante muchísimo tiempo, el papel del malo, fue un papel siempre vetado a las grandes figuras, en la medida en que se asumía que el público, como reacción natural, siempre sentiría un rechazo instintivo hacia ellos.
Esto, que era predicable para el cine en todos sus géneros, y se hacía más acusado en el cine de animación; un cine en el que, por lo general, al menos en su vertiente más comercial, la separación entre buenos y malos, y el “papel” que se otorga a cada cual, siempre es rotunda.
Pero:
¿Qué pasa cuando tratas de conseguir a toda costa tu objetivo, y solo te encuentras que tu vida puede cambiar para siempre?
“What did we do?
Well, we stole the Times Square JumboTron!
Nice.
That's how I roll.
Yeah, you all like watching football on that, huh?!
But that's not all!
We stole the Statue of Liberty!
A small one from Las Vegas.
I won't even mention the Eiffel Tower.
Also Vegas”
Despicable Me es una película de animación, del año 2010, dirigida por Pierre Coffin y Chris Renaud.
Protagonizada por Steve Carell, Jason Segel, Russell Brand, Will Arnett, Kristen Wiig, Miranda Cosgrove, Julie Andrews, Danny McBride, entre otros.
El guión es de Cinco Paul y Ken Daurio; basado en un argumento de Sergio Pablos.
Despicable Me es una rareza dentro del mundo de la animación, cuando “el malo” es el personaje principal, y la maldad no es el punto de vista principal, pero si la ternura y la simpleza de las cosas.
El objetivo de Despicable Me, es humanizar al “malo” y mostrar la posibilidad de un proceso de cambio, en actitudes y propósitos negativos, hacia comportamientos positivos:
De megalómano desafecto, a bienhechor afectivo.
El Productor, Chris Meledandri recuerda:
“La idea de hacer una película en la que el malo es el protagonista, representa un auténtico reto.
Al final de Despicable Me, Gru se ha transformado, algo que sólo podía conseguirse si empezábamos con un personaje que tuviera ciertos aspectos, francamente desagradables.
No se pueden apreciar los cambios, si al principio el personaje no es antipático”
El Productor, John Cohen, está convencido de que Despicable Me, destacará entre otras producciones, por mostrar un lado del ser humano, del que no solemos enorgullecernos.
Y es que la historia es bastante simple, se podría decir, un poco predecible, pero su simpleza, sumada a la peculiaridad de cada uno de sus personajes, y a un “villano” no tan villano, resulta en una simpática comedia animada.
Si bien, la industria de la animación está en pleno apogeo, la compañía NBC decide no quedarse atrás, y de qué manera.
Illumination Entertainment hace su debut con este proyecto, que dejará boquiabierto a más de uno, por su impecable animación, su uso exquisito del 3D, y sobre todo, por esos detalles como:
Los reflejos sobre superficies brillantes y reflexión de luz que hace este primer intento, por esto únicamente, una experiencia visual que no se puede dejar pasar.
Simplemente, debemos sentarnos ante los créditos finales, y disfrutar como un 3D entendido a la perfección, es usado completamente a favor, y siempre sumando.
La historia es totalmente fresca, y tremendamente original, dejándonos una película divertida, enérgica, y una animación brillante y alegre, técnicamente, muy competente, para no estar realizada por ninguno de los grandes estudios de animación como:
Pixar, Disney, o Dreamworks; y Despicable Me se convirtió en un gran éxito comercial, al superar los $540 millones de recaudación mundial.
Todo inicia cuando hay caos en Egipto, La Gran Pirámide de Guiza fue robada, y reemplazada por una réplica inflable, todo por culpa de un malvado villano.
Mientras en un tranquilo barrio suburbano, se halla el escondite secreto de Felonious Gru (Steve Carell), el villano #1, que quiere llevar a cabo una tarea impensable, con la ayuda de su gran ejército de Minions, y varios recursos.
Intenta esto, mientras tratan de burlar a un nuevo archirrival, el súper villano Victor “Vector” Perkins (Jason Segel), el que robó La Pirámide.
Y Gru cree que es el plan perfecto, cuando decide hacer lo imposible:
Robar La Luna.
Pero para realizar su plan, se enfrenta con muchas complicaciones.
En su travesía, conoce a 3 huerfanitas:
Margo (Miranda Cosgrove), Edith (Dana Gaier), y Agnes (Elsie Fisher), que se convertirán en el mayor desafío para el súper villano.
El caso de Gru, un villano más fascinante que muchos héroes, y que una vez que le hemos conocido, no nos parece tan malo, ni sus andanzas, y proyectos tan subversivos; con su mundo, Gru es espectacular, divertido, y visualmente fantástico, con toques bizarros y absurdos.
En el sótano de su casa, oculta su guarida, donde viven sus secuaces, Los Minions, que lo adoran, y están dispuestos a cumplir con fervor, todas sus órdenes.
La batalla entre Gru y Vector, nos sacaran muchas carcajadas, y la forma en que Gru aprende del cariño de las niñas, resulta encantadora.
Notoriamente, la evidencia del palco al que se dirige Despicable Me, diluye los escasos mensajes orientados a un sector más adulto, casi únicamente materializados, en el bofetón a la decadencia de la economía occidental en la sala de columnas del Bank Of Evil, y potencia el colorido, el humor, la acción permanente, y el candor de una producción cuidada en lo técnico, especialmente en la utilización de la iluminación, y en el uso de las herramientas tridimensionales, que harán las delicias del público infantil, desde el arranque mismo de la historia, hasta unos créditos finales, pensados específicamente para ellos.
“Wow!
This is garbage.
Do you actually like this?”
Despicable Me, cuya traducción literal sería “Yo, El Despreciable” viene de la alianza entre los estudios Universal, e Illumination Entertainment, los cuales están intentando hacerse un lugar, en el nicho de la animación digital que lideran Pixar y Dreamworks.
Para este proyecto, contaron con Chris Renaud, el que viene del riñón de Blue Sky Studios, los responsables de la saga “Ice Age”
El resultado final, no sólo es muy superior a lo esperado, sino que termina siendo una delicia encantadora, que hacía tiempo que uno no veía en pantalla.
Hay grandes ideas desperdigadas a lo largo del relato:
The Bank Of Evil, financiando los alocados planes de los villanos de turno, o la rivalidad que se establece entre Gru y Vector, un joven malvado que amenaza con desbancarlo, pero su intención, nunca parece ser la de indagar en ellas, sino que éstas sirvan como la base para crear un entretenimiento familiar, que pueda gustar a cuantos más, mejor.
Tal vez sea, que la animación nos pone de buenas, pero los personajes que son presentados uno a uno, van ganándose el corazón del auditorio, empezando por Gru, que con su séquito de Minions, conspiran una y otra vez, para urdir algún plan maléfico, con el cual robar algún monumento histórico, o algo aún más importante, y luego, cobrar un rescate al mundo por él.
Este dinero, evidentemente va destinado para pagar a los Minions y al banco, que ha extendido el crédito para financiar dichos proyectos.
Es así como, un mundo poco a poco se va dibujando, y el ritmo de Despicable Me nos narra, de manera correcta y creíble, las andanzas de este “villano” por continuar con su financiamiento, las competencias por ser el #1, pero sobre todo, nos da el placer de disfrutar los cientos de detalles que nos son ofrecidos a manos llenas.
Gru es un genio criminal, asistido por su ayudante, el Dr. Nefario, y ambos terminan por inventar las cosas más disparatadas que a uno se le ocurran, con el único fin de dominar el mundo.
A su vez, están asistidos por una multitud de secuaces idénticos, anónimos, y torpes, pero muchísimo más simpáticos que los protagonistas.
Como Gru es un súper villano con complejo de inferioridad, decide ir al Bank Of Evil para que le financien su proyecto de robar La Luna, y transformarse así, en el villano #1 del mundo.
Gru es un gigante con piernas finitas, un hibrido entre Dr. Evil y Uncle Fester, y sus ojos tienen una chispa fabulosa.
Su anatomía, es simplemente irrisoria:
Nariz súper puntiaguda, ojeras marcadas, sonrisa maquiavélica, y cuerpo… bueno, no tan proporcionado.
Emana una personalidad bastante sarcástica y lúgubre, su comportamiento, lejos de hacerle ver como un súper villano, le hace ver como un niño grande.
¿Absurdo?
Bueno, Despicable Me es una película para niños, la lógica no tiene lugar en ella, pero sí el humor, que viene dado por los verdaderos protagonistas de esta historia:
Los Minions.
Los Minions (Pierre Coffin, Chris Renaud y Jemaine Clement) forman el no muy brillante equipo de Gru.
Trabajadores natos, y entregados a su líder, y a sus locas hazañas, y siempre están dispuestos a prestarse a nuevos experimentos.
Pero cuando conocen a las hijas adoptivas de Gru, descubren a 3 niñas tan divertidas como ellos.
Los pequeños y simpáticos secuaces de Gru, hacen reír más de una vez con sus divertidas situaciones, y extraña manera de expresarse.
Esa tonelada de secuaces, que hacen mil y una burradas, y que parecen una legión de clones de “The Three Stooges” hará ver que a uno, lo que le importa es ver los gestos de estos deliciosos caracteres, más allá de si dicen algo con sentido.
Por suerte, los diálogos también tienen mucha gracia, y a esto se suma el hecho, si tienes la suerte de verla con subtítulos, y las voces originales, de la interpretación vocal, que es excepcional.
El Dr. Nefario (Russell Brand), es el investigador y científico de Gru, aparenta unos 150 años de edad, y oscila entre destellos de brillantez sin par, y profundos agujeros negros.
Siempre está fabricando, lo último en vehículos y armas, muy al estilo de Q, del Agente 007, lindo homenaje; y que no deja de sorprendernos, aunque hace 50 años que se quedó sordo.
La mamá de Gru, Marlena (Julie Andrews) es la típica mamá del villano, con un eterno gesto de desaprobación.
A pesar de estar convencida de que es la madre casi perfecta, la octogenaria trata a Gru, como si aún tuviera 8 años.
Su actitud siempre crítica, ha empujado a Gru, a realizar crecientes fechorías, con la esperanza de impresionar a su pesada madre.
Las niñas, son extraordinariamente adorables y dulces, y uno no tarda demasiado de enamorarse de ellas:
Margo (Miranda Cosgrove) es la mayor de las 3 huérfanas, y como es natural, quiere proteger a sus 2 hermanas.
No tienen a nadie, y sabe que sólo puede confiar en sus hermanas.
Edith (Dana Gaier) es una niña que siempre intenta ir un poco más lejos.
Probablemente sea, la última criatura que uno quiera adoptar.
Con un sombrero calado casi hasta los ojos, y decidida a probar todas las armas de Gru, da la impresión de tener muy poca vergüenza.
A pesar de necesitar, y querer que alguien le imponga límites, deja entender todo lo contrario.
Agnes (Elsie Fisher), es una niña inocente, que ama con todo su ser, y que necesita desesperadamente ser amada.
Su gran obsesión, son los unicornios, y va por ahí diciendo cosas tiernas sin mucho sentido.
Ante todo, desea tener unos padres, pero un unicornio tampoco estaría mal.
En cuanto a las niñas, resulta interesante cómo logran establecer una conexión paternal con Gru, cada una a su manera, y según su personalidad:
Margo es la mayor, y la que más difícil lleva la situación, muy distinto a Edith y Agnes, que parecen adaptarse fácilmente a su, no tan afectivo, padre adoptivo.
El otro gran personaje de la historia, es Vector, que como verán, más que un villano, es sólo un inmaduro malcriado, que responde a los deseos de su manipulador padre.
El retrato de Vector, que parece un friki incompetente, viciado de los ordenadores, y de apariencia judía, resulta también muy divertido, y turna actos ridículos, con otros muy acertados.
Esta idea, que puede parecer una tontería, hace imprevisible algunas de las escenas, ya que acostumbramos a ver al torpe, hacer de eso, una forma constante, con lo que ya sabemos lo que sucederá finalmente con cada intentona de hacer algo del personaje en cuestión.
Aquí no sucede esto.
Sus armas “lanza calamares” o “lanza pirañas” son tronchantes.
Miss Hattie (Kristen Wiig), es la directora del orfanato local, donde viven Margo, Edith, y Agnes, antes de mudarse a casa de Gru.
A pesar de su apariencia cariñosa, es una ex belleza sureña, que cree poco en el amor, y mucho en los negocios:
Si las niñas no venden el cupo de galletas, van directas “a la caja de la vergüenza”
Es que en realidad, el éxito de un dibujo animado, se basa en que los personajes deben de tener un diseño cómico, ser graciosos, sin siquiera hablar, y acá lo cumplen con creces.
Steve Carell hace que Gru suene como un pomposo villano alemán de caricatura, y se nota que la pasa bomba.
El resto del cast, lo acompaña de manera sobresaliente, que incluye a un irreconocible Russell Brand como el anciano científico que trabaja para Gru, y a Julie Andrews como la desagradable madre del protagonista.
Las escenas de acción, están muy bien pensadas y ejecutadas maravillosamente.
Las bromas son siempre divertidas, y mantiene bien el equilibrio entre las bromas facilonas y escatológicas, con el humor más adulto, con lo que toda la familia puede disfrutar por igual, aunque está claro, que el público objetivo, son los niños.
Lo más desconcertante de todo, es que la sobrecarga de tópicos, y la falta de interés por explorar sus mejores ideas, no acaban destruyendo a Despicable Me, sino que permite desarrollar un simpático entretenimiento, apelando a nuestra empatía por la transformación del protagonista, y la forma en la que esto afecta a los demás personajes.
Se juega un poco sucio en este apartado, con unas niñas huérfanas, funcionando como eje motor del cambio de mentalidad de Gru, pero sin caer en ningún momento, en recursos ofensivos a la inteligencia, giros de guión imposibles, o altibajos de ritmo, aunque el montaje no sea precisamente ejemplar.
Todos sabemos, que va a pasar lo que pasa, y cuándo va a suceder, siendo la clave, lo que puedas llegar a disfrutar, mientras va sucediendo todo, siguiendo la evolución preestablecida.
“When we got adopted by a bald guy, I thought this would be more like Annie”
Despicable Me, encarna a la perfección, esta modalidad de crítica sin piedad, tras su aparente “bonita” historia.
Un malo malísimo descubre el amor, en esta ocasión la modalidad paterno-filial, y se convierte en un bueno buenísimo.
Nada más banal, y mil veces visto.
Pero en realidad:
¿Qué oculta este lindo cuento para niños?
La historia comienza con una horda de turistas visitando Egipto.
Desde las primeras imágenes, los realizadores se mofan del viaje organizado, con foto incluido, para justificar ante los amigos el “yo estuve allí”, la obesidad galopante del americano mediano, las nuevas relaciones  familiares que nos obligan a pasear al niño atado a una correa, y el simulacro del arte, puesto que en realidad, la pirámide ha sido robada, y lo que admiran los turistas a través del objetivo de su cámara, sólo es un objeto hinchable, sin ningún valor.
Lo que hace que frente al terrorismo cultural, se defiendan los principales bienes culturales, por ejemplo:
La lata de cerveza…
Todo ello, en menos de 5 minutos de metraje inicial.
El protagonista, ejerce su reivindicado egoísmo frente al resto de la comunidad, y se traslada en el vehículo más contaminante posible; el famoso 4X4 tan visible en plena ciudad, no se ocupa de su jardín, más por molestar a sus vecinos, que por otra cosa, y vive en una mansión que recuerda la casa de “Psycho” (1960) de Alfred Hitchcock.
Como se puede comprobar, Gru es “el prototipo de vecino ideal”
Pero la mejor parte de la crítica, y la más feroz, corresponde al sistema financiero:
Hoy en día, para financiar los proyectos más degenerados y perjudiciales para la sociedad, no se organiza un comando terrorista, sino que se acude a la banca que, magistralmente, los autores de Despicable Me sitúan, en el fondo de los servicios públicos.
Por cierto, en la historia, hay un arma de destrucción masiva, que evidentemente, se halla en un país de Oriente Medio.
Y por último, el ejército de hombrecillos amarillos, que se pasan el día cumpliendo órdenes absurdas, trabajando para un descerebrado, y vapuleados constantemente por su jefe:
¿No recuerdan el actual funcionamiento del mercado de trabajo?
Sobre el “humor blanco”, incluso cuando se ha de mostrar el lado cruel del protagonista, algo limitado a pequeños apuntes, donde además predominan los lugares comunes, se adueña en todo momento del relato, siendo la redención del mismo, la auténtica clave.
Aquí no importan las maldades que pueda cometer, sino el proceso por el que pasa de ser un villano huraño e irascible, a un improbable defensor de la justicia, y un inesperadamente cariñoso padre adoptivo.
Todo esto, enmascara una idea bastante facilona y manipuladora, que tiene su clímax, con esa coartada psicológica que se le da al protagonista, para justificar su maldad:
Los desprecios de su madre.
Gru es un villano, víctima de su entorno, un Jean-Jacques Rousseau al poder.
Todo ello, crea una falsa idea al espectador, especialmente al infantil, sobre la maldad, y su verdadera esencia.
Ya que la maldad misma, también se relaciona con la soledad, con la ausencia de una familia.
La familia, aunque sea sobrevenida o disfuncional, como lugar para cobijar la bondad o la redención, es uno de los temas vertebrales de Despicable Me.
Como controversia:
Aunque Despicable Me tiene muy buenas cualidades visuales, de entretenimiento, y de acción... no podemos verla de forma neutra, y menos con nuestros hijos, o hijas adoptados, pues da una visión de la adopción, muy ligera y simplona.
Y puede que no entiendan, cómo se puede adoptar niños así, y cómo se pueden devolver así como así.
Despicable Me da una imagen a los niños, en general, equivocada de lo que es una adopción.
Algo más parecido a la adopción de mascotas, que a la adopción de personas.
Y les puede crear dudas sobre si su adopción, en el caso de niños adoptados, es definitiva, o pueden ser devueltos.
Y es que la mujer que debe decidir sobre la adopción de las niñas, Miss Hattie, resulta ser, tremendamente despreciable.
¿Es recomendable que Despicable Me la vean los niños adoptados?
Lamentablemente sí, acompañados de nuestros comentarios y aportaciones.
Pues si se quedan con el mensaje subliminal, es bastante malo.
Y es que cabe cuestionarse:
¿Cómo pueden dejar los servicios sociales, a los niños, que se vayan con gente tan indeseable?
Encima, luego nos lo retratan como un villano que tiene su corazoncito, y podemos disculparle su egoísmo y maldad.
¡Tremendo mensaje!
Entonces:
¿Qué podemos trabajar con Despicable Me?
La comprensión y el perdón, como medios para convivir en armonía.
El ejercicio de la empatía, para tener en cuenta las necesidades de los demás.
El uso de la creatividad, y la inventiva para buscar soluciones a los problemas que surgen en la vida.
La necesidad de afecto, de una familia, del alguien a quien acoger, y de que alguien te acoja, el sacrificio de amor, que en realidad no lo es, porque resulta placentero y deseado… son algunos de los temas y valores que nos deja Despicable Me.
Unas niñas y un ladrón huérfanos de afecto, que se encuentran, necesitan, y complementan, formando una disfuncional familia bien avenida, junto a Los Minions.
Según cuentan, la historia de Despicable Me, se le ocurrió al animador español Sergio Pablos, y a partir de ahí, Cinco Paul y Ken Daurio escribieron el guión.
Según reveló Chris Renaud, uno de los 2 directores debutantes en el largometraje, la idea era que, un villano adopta a 3 niñas, y las lleva a su base secreta, donde desarrolla su gran plan, que requiere un crédito del Bank Of Evil.
Tras ver Despicable Me, uno llega a la conclusión, de que efectivamente eso es todo.
La línea argumental de Pablos, ampliada a un relato de hora y media, por 2 guionistas, muy poco ingeniosos y/o muy controlados por los productores:
Meledandri, John Cohen y Janet Healy, básicamente a través de una mecánica repetición de los esquemas y las situaciones, que como cité, ya hemos visto en multitud de ocasiones, como:
Las peripecias de Gru, con un cierto parecido físico al Anton Ego de “Ratatouille” (2007); y Los Minions, también parecidísimos a los monigotes extraterrestres de la saga “Toy Story”, enfrentados a ese Vector, que nos recuerda en su aspecto físico, y de manera harto sospechosa, a Edna “E” Mode de “The Incredibles” (2004), se desarrollan en un entorno tecnológico que nos remite, por su gran similitud, a toda la parafernalia que ya disfrutábamos en la epopeya de superhéroes de Pixar.
Por otro lado, la idea de tener como centro, a un estereotipo villano-malo-malvado no es nada original:
“Shrek” (2001), alguna historia del Dr. Seuss tipo “Dr. Seuss’ How The Grinch Stole Christmas” (2000), la estética y tono tampoco olvida a Roald Dahl, “The Addams Family” (1991), y Tim Burton.
El estilo de animación, y gran parte del guión, es un clon “a pelo” de “Monsters, Inc.” (2001) de Pixar, como cuando los villanos se vuelven buenos en propósitos, como pasa con los monstruos que deciden hacer reír a los niños, en vez de asustarlos.
Margo, Edith, y Agnes; la rebelde, la tierna, y la inteligente, son clones a su vez, de “Alvin and The Chipmunks” (2007) incluso, en cuanto a tamaños y colores, entre las hermanas refiere.
¿Demasiadas coincidencias?
¿Exceso de referencialidad?
¿Meras suposiciones, fruto de un exceso de imaginación?
Que ya hayan sido empleados antes, y hayan dado un resultado positivo por parte del público, en taquilla; Despicable Me es un producto industrial sin alma, diseñado únicamente, para satisfacer ese rato libre, que tiene mucha gente el fin de semana, ni más ni menos, lamentable realidad.
Lo mismo con el detalle, de que en la habitación de las niñas, esté colgada La Mona Lisa, que sin duda, Gru robó en el pasado, aunque de nuevo, no se nos haga énfasis, y que sea difícil que un niño lo comprenda.
Un detalle hilarante, sin necesidad de explicitarlo.
Como el hecho de que los súper villanos, también estén sometidos a los bancos, es ya para morirse.
El cuadro del dueño del Bank Of Evil, que es una parodia de uno real de Napoleón Bonaparte coronado.
Ejemplo de lo que decía sobre los diferentes planos de lectura.
Y lo Mejor:
Los Minions, el verdadero hallazgo de Despicable Me, e indispensables en el éxito y promoción de la misma, unos personajes tan graciosos como adorables, y que son unos roba escenas.
No me olvido tampoco, de la escena en la que Gru cuenta a las niñas, el cuento de Los 3 Gatitos, que fue la escena que más me hizo reír.
También cabe preguntarse:
¿De dónde ha sacado Gru a Los Minions?
¿De qué conoce al Dr. Nefario, y por qué vive en su casa?
¿Qué relación le une con él?
Como dato, la segunda entrega “Despicable Me 2” (2013) es una promesa de miniseries con Los Minions como protagonistas, verdadero hit de Despicable Me.
La música instrumental, compuesta por Hans Zimmer, Heitor Pereira, y Pharrell Williams, fue grabada con un conjunto de 67 instrumentos de La Orquesta Sinfónica de Hollywood Studio.
“Some call him bad, they call him dad”.
Como en otras ocasiones, la animación gringa, se está animando a tocar algunos temas, que a simple vista no parecen ser tan profundos, pero forman parte de la historia de cada personaje, y nos ayuda a entender mejor, el comportamiento de ellos.
Qué bueno que ahora, las buenas historias no dependan de canciones de los personajes, y narrarnos con tontas tonadas genéricas, lo que está sucediendo a cuadro.
Por otro lado, el tema de la soledad como reducto de odio, frustraciones, y complejos, como una burbuja que genera egoísmo, es el contraste a lo anteriormente comentado.
En definitiva, una reflexión sobre el ser humano como ser social.
Las motivaciones de Gru, no son la ambición o la avaricia, sino el reconocimiento, ni siquiera el egoísmo puro, simplemente, necesita sentirse alguien, que se le respete, valore, y tenga en cuanta, viendo en la delincuencia, la vía más sencilla o, simplemente, la que mejor se le da.
Su solitaria mansión, repleta de objetos lujosos, y de alta tecnología, retrata su personalidad.
Los objetos, lejos de ser un sustitutivo a su soledad, son mecanismos de trabajo.
Ni el loco científico, ni los entrañables Minions, llenan ese vacío del que Gru no es consciente, son también, mecanismos de trabajo, le sirven para sus robos, aunque Los Minions sí sean afectuosos.
Y son las niñas, lo único de su entorno, que no tiene que ver con su trabajo, son el afecto puro, sin matices.
Él intentará adaptarlas a lo que conoce, funcionará con ellas, como siempre, e intentará usarlas como mecanismo para lograr sus planes, es decir, como objetos de trabajo.
Pero si bien, el científico y Los Minions, sí están perfectamente integrados en ese trabajo, de hecho, ese trabajo es casi su razón de ser y existir, esto no es así con las niñas, como es lógico, y por tanto, el conflicto y la evolución, se hacen inevitables, si se mantiene la relación, como así sucede.
Al sentirse apreciado y valorado por ellas, Gru irá perdiendo, paulatinamente interés por los robos, y su ansia de fama y notoriedad, va comprendiendo que esas niñas, le dan lo que quería, y que la manera que tenía de buscarlo, era errónea.
Una bella reflexión, después de todo.
Y todo esto se verá también reflejado, en ese arisco y violento perro, irascible e incapaz de cariño hacia su dueño, pero que lo mantiene en su casa, como apariencia de normalidad.
Y cuando lleguen las niñas, el perro dejará de ser ese amenazante animal agresivo.
Las niñas como transformación, igual que los hijos transforman a los padres.
Casualidad o no, que se toque el tema del desempleo, y los problemas financieros; si, aun para un súper villano, tiene que soportar esas Juntas de Préstamos de efectivo, en un país que sufrió de eso, en donde seguramente, los niños escuchaban ese tipo de comentarios a diario.
O la aceptación y desilusión de un hijo con sus padres, el tratar de esforzarse al máximo para agradar a los padres, y que ellos en algún momento, logren sentirse orgullosos de su hijo.
Las adopciones, llegar a cierta edad, y no haber logrado aun lo que uno tenía pensado.
Padres solteros...
Esas son cosas muy fuertes de explicar, y aquí lograron manejarlo, de una forma muy simple y entretenida, haciendo que, en verdad, Despicable Me sea una gran película para adultos, y me late poder disfrutar al igual que un niño, de una buena manera, inteligente en sus lecturas, sin que todo sea pastelazos o caídas, y muchos colores.

“Assemble The Minions!”



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