Hotel Transylvania

“Are these monsters gonna kill me?”

Los monstruos clásicos, llamados “Monstruos de Universal” son los monstruos que aparecen en las películas clásicas de terror de la Universal Pictures, en su mayoría, basados en monstruos clásicos de la literatura, y que incluyen los que aparecen en las películas:
“Dr. Jekyll and Mr. Hyde”, “The Hunchback Of Notre Dame”, “The Phantom Of The Opera”, “Dracula”, “Frankenstein”, “The Mummy”, “The Invisible Man”, “The Wolf Man” y “Creature From The Black Lagoon” y sus respectivas y numerosas secuelas.
La filtración de ciertos mitos y figuras del “fanta-terror” dentro de un cine dirigido al palco familiar, ha supuesto, a menudo, una difícil negociación entre algunas de las más oscuras fabulaciones del género y terrenos más apacibles, en los que todo el mundo podía, debía sentirse cómodo.
De esa inevitable tensión, sin embargo, se deriva una necesaria fascinación que no en tan raras ocasiones, ha dado títulos que conciliaban el amor nacido de las catacumbas, y la diversión sin veneno, para públicos amplios.
Antiguamente, las llamadas películas infantiles, eran sencillos relatos en los destacaba una entrañable historia, pensada para enseñar algo a los más pequeños.
Hoy en día, el interés de las productoras cinematográficas en acercar estas películas al público adulto, ha hecho que se abandone esa idea, para añadir cada vez más y más, grotescos chistes, dando como resultado, una importante pérdida de los valores originales, y un calamitoso desaprovechamiento de las posibilidades de los largometrajes.
“Look at me, I'm a Frankenhomie!”
Hotel Transylvania es una película de animación, dirigida en el año 2012, por Genndy Tartakovsky.
Protagonizada por Adam Sandler, Andy Samberg, Selena Gomez, Kevin James, Fran Drescher, Steve Buscemi, Molly Shannon, David Spade, Cee Lo Green, Jon Lovitz, entre otros.
Hotel Transylvania fue producida por Sony Pictures Animation, y distribuida por Columbia Pictures; y convierte la imagen de los preestablecidos monstruos villanos, plasmada en otras producciones, en personajes divertidos y bondadosos, que no poseen las mismas características tétricas.
Al contrario, en Hotel Transylvania, se juega con esta percepción generalizada de los míticos monstruos, y se abordan de una manera cotidiana y amena.
En general, Hotel Transylvania no posee un profundo desarrollo de la historia, pero lo compensa con pequeñas secuencias, y personajes innovadores que agregan dinamismo a escenas, no del todo originales.
En un inicio, Hotel Transylvania parece convertirse, en un sermón sobre el lado cruel de los seres humanos, que en su maldad, han marginado a estos seres especiales, cuyo único pecado es, ser diferentes.
Pero poco a poco encontramos un juicio más amable sobre nuestra raza… por otro lado, los monstruos también deberán romper sus prejuicios, sobre todo El Conde, pues su aprehensión, amenaza la felicidad de su hija.
Hotel Transylvania se desarrolla de una manera bastante fluida, no parece ser pesada para los adultos, y su sencillez llamará la atención de los niños; ya que fluye con momentos divertidos y memorables, que no tratan de copiar a otros ejemplos del cine de animación.
Los personajes, se destacan por su originalidad, mientras que el tratamiento del vínculo entre padre e hija, convierten a Hotel Transylvania, en una buena película para ver en familia.
Pocas cosas pasan desapercibidas, entre ellas el trabajo del 3D, el cual es casi innecesario, y no se justifica en ningún momento.
El mayor logro, es que se desarrolla con completa autonomía, y no se esfuerza en crear historias que conlleven a la creación de una saga, que inició con un presupuesto de $85,000.000, y tuvo una recaudación de $316,692.512; es de esperar.
Bienvenidos a Hotel Transylvania, el fastuoso resort de 5 “Estacas” de Count Dracula (Adam Sandler) donde los monstruos y sus familias, pueden darse la gran vida, libres de los entrometidos ojos de los humanos.
Pero hay un pequeño detalle sobre Dracula que hay que saber:
No solo es El Príncipe de Las Tinieblas, también es papá.
Padre sobreprotector de su hija adolescente, Mavis (Selena Gomez), para la que elabora complicadas historias de peligros que acechan, con el objetivo de disuadir el espíritu aventurero de su niña.
Como refugio para Mavis, abre el Hotel Transylvania, donde su hija y algunos de los monstruos más famosos del mundo:
Frank (Kevin James) y su esposa Eunice (Fran Drescher); Wayne y Wanda Werewolf (Steve Buscemi y Molly Shannon) y su familia numerosa; Griffin The Invisible Man (David Spade); Murray The Mummy (Cee Lo Green), y muchos más, pueden relajarse en paz y tranquilidad.
Para “Drac”, atender a todos esos monstruos legendarios no es problema, pero su mundo se desmorona, cuando un jovencito, humano, normal, y corriente, llamado Jonathan “Johnnystein” (Andy Samberg) tropieza por casualidad con el hotel, y se queda prendado de Mavis.
El relato toma rumbos ya conocidos, e introduce algunos conflictos que, además de ser previsibles, desaprovechan el histrionismo que hay alrededor de las criaturas.
La historia del padre que no entiende a la hija, y que no quiere que crezca, al mismo tiempo que ella comienza a sentir las ganas de independizarse, y de salirse de los esquemas propios de la familia, ha sido llevada adelante, en varias oportunidades en el género, y aquí, pese a que la locación y los personajes son muy particulares, no existen demasiadas diferencias.
Es una narración redonda y bien planteada, pero también repetida, y carente de inspiración, cuestión que se contrapone con el muy interesante planteo estético.
Aunque el eje central del argumento, es la conflictiva relación entre El Conde y su hija adolescente, Mavis, que como es lógico, quiere salir por ahí y divertirse con chicos de su edad, el gancho de Hotel Transylvania, es plantear una peculiar reunión de los monstruos más populares.
El guion de Peter Baynham y Robert Smigel, propone la existencia de un refugio, el hotel, donde todas esas criaturas fantásticas que han asustado y fascinado a los niños durante generaciones:
Vampiros, Muertos Vivientes, Hombres Lobo, Momias, Brujas, El Hombre Invisible… van a pasar sus vacaciones, a descansar de la rutina.
Y para los monstruos, la rutina es ocultarse de los seres humanos, a los que irónicamente temen.
El hotel, es un lugar seguro y relajante, donde pueden llevar a sus familias, aunque para El Hombre Lobo, esto es precisamente lo más estresante.
Sin embargo, en las primeras escenas de Hotel Transylvania, antes de que aparezca el título, vemos a Dracula planeando la construcción del recinto, y descubrimos que, su verdadera intención, es proteger a Mavis.
Retenerla allí con mentiras y exageraciones, sobre las amenazas del mundo exterior.
Para justificar su actitud, se recurre al clásico episodio triste, que solemos encontrar en las producciones de Disney/Pixar, una traumática experiencia que despierta la simpatía del público, hacia el mítico “chupasangre”
Para animar la trama, y colar el inevitable mensaje integrador, irrumpe en escena, un despistado muchacho humano, con bastante parecido al de “Ratatouille” (2007), aunque el gran robo a esta maravillosa película, se produce cuando aparece el chef Quasimodo (Jon Lovitz) acompañado de su propia rata inteligente.
El joven humano, está haciendo turismo por tierras rumanas, y encuentra el hotel por casualidad; para evitar que los demás sepan, que el lugar ha sido descubierto, y que Mavis compruebe que no todos los humanos son peligrosos, el vampiro Dracula, convence al chico para que se haga pasar por un primo lejano de Frankenstein.
Por supuesto, el plan de Dracula no saldrá bien, y para colmo, su hija se enamora del muchacho, a pesar del disfraz, pasando primero por la vieja fórmula:
El enamoramiento, la decepción, y el arreglo de los malos entendidos.
“Evil villain you will never win!”
Las películas de animación para toda la familia, parecen seguir, salvo algunas excepciones, la misma fórmula.
Alguien inventa una idea que pueda llevar a los niños a las salas, y luego se la inserta en alguna historia tópica, de esas que hemos visto 1,000 veces.
El resultado:
Una película que de no ser por su gran potencia técnica, bien podría ser un capítulo de una serie regular de Disney o Cartoon Network.
La imponente construcción que ahora nos concierne, fue levantada con la intención de hospedar en ella, a todo ser “malvado” que quisiera tomarse un descanso de su ajetreada rutina, sin saber del todo bien, qué implica ésta... pero también, para alojar entre sus frías paredes, a un público muy concreto:
A los más pequeños de la casa.
Y es que si algo no puede discutírsele a Hotel Transylvania, es su efectividad a la hora de fijar su target, y atacarlo, en el buen sentido, sin piedad.
Desde el minuto cero, las risas de los mocosos fluyen en una incesante cascada, regulada por un maestro de ceremonias, que mezcla la inconfundible elegancia del pionero Béla Lugosi, con la gracia primitiva, y por esto, tan infalible de las leyendas del “slapstick”
Aparte de su ritmo, su mayor cualidad, es la mezcla de incontables personajes con referencias incontables al mundo del terror, tanto por ellos mismos, como por las situaciones que viven, o los diversos guiños a los que dan pie.
No obstante, el mayor defecto de Hotel Transylvania, es el mismo que el de la mayoría del actual cine animado, con pretensiones comerciales, dejar a un lado la historia y los personajes, para centrarse en la montaña rusa, en veloces y ruidosas secuencias con personajes volando, o corriendo de un lado para otro…
Son todas iguales.
Pese a la velocidad a la que sucede todo, esto no es aprovechado para ser descuidados, o caer en la simpleza.
En cada “frame” pasan multitud de cosas en la pantalla, quizá por momentos demasiadas para que seas capaz de captarlas todas.
Como por ejemplo, se ve el árbol del film “Sleepy Hollow” (1999) de Tim Burton en la secuencia del vuelo de Mavis hacia el pueblo.
Y es que su visionado es trepidante, dando en muchas ocasiones, la sensación de que si pestañeas, te vas a perder algo, y que los personajes van casi siempre corriendo, y se toman poco tiempo para respirar y descansar.
Ese cuidado es patente en su notable apartado técnico.
Por primera vez, los monstruos son los que temen a los humanos, y por suerte, no es la primera vez que el cine de animación ofrece calidad, más allá de simple entretenimiento.
Otro aspecto que me ha aterrorizado, es ver en pantalla, la moda, el carácter, y la cultura oficial, cosa que me ha dejado, literalmente, con la boca abierta.
Aquí, todo lo pasado y lo clásico, se rechaza; los pobres Bach, Mozart, y Beethoven, se hunden en la depresión, ante el rechazo unánime de su estilo musical, y los monstruos pierden toda su simbología y esencia tradicional.
Ahora, lo bueno es rapear, y ser estridente; el “haz lo que quieras” sin ningún compromiso, incluso, arriesgando la vida, como la vampiro Mavis, que quiere irse a Hawaii... los chicos sobreexcitados con bermudas, enganchados al móvil, vocabulario reducido a “cool” y una irresponsabilidad supina; los adultos idiotizados, débiles, sin dignidad, que no se respetan ni les respetan, y a quienes los jóvenes dicharacheros, ahora los jefes, sacan de su insoportable aburrimiento con fiestas salvajes, que es lo único, y verdaderamente divertido, claro...
Por otro lado, en mayor o menor medida, a todas las criaturas se les dota de, curiosamente, rasgos humanos, con el mismo propósito, que resulten cercanos y entrañables, en lugar de terroríficos.
Son inofensivos monstruos que creen en la familia, y el amor eterno a primera vista; es un entretenimiento comercial, pensado para todos los públicos en tiempos de corrección política, lamentablemente, no cabe esperar otra cosa, poco que ver con las películas que veíamos algunos que crecimos en los 80.
Pero Tartakovsky y los guionistas, también sacan partido a la humanización de estos seres fantásticos, y muestran una faceta cómica y patética, que a fin de cuentas, es lo que sostiene Hotel Transylvania.
Aunque es original en su planteamiento, de darle la vuelta a la tortilla, mostrando el acoso a los monstruos por parte de los humanos, y en concreto, de los turistas cámara en mano a los que todos hemos padecido en alguna ocasión, Hotel Transylvania no puede evitar caer en varios tópicos que le restan interés:
La trama de la sobreprotección de la adolescente Mavis, y cómo no, la madre ausente que siempre propone La Casa del Ratón.
Por si fuera poco, seguimos arrastrando la idealización del amor romántico, y la supuesta necesidad femenina de “ser rescatada”, así como también el paso de niña a mujer, y la necesidad de encontrar pareja.
Aunque la historia principal se centra en la relación entre padre e hija, en varias ocasiones, son los personajes secundarios los que llaman la atención, y generan mayores risas.
Entre ellos está Frankenstein, El Hombre Lobo, La Momia y El Hombre Invisible; que aunque no tienen un arco dramático en la historia, son los que le dan matices a la estructura de Hotel Transylvania, generando las mejores escenas cómicas, y las que perdurarán en el espectador, como Frankenstein y ese:
“Geronimo”
Principalmente, destacaría el papel de Dracula, un entrañable “destroza fiestas” que logra sacar una sonrisa a cada momento.
El aire descarado y fresco, lo trae Jonathan, un joven excursionista siempre en busca de aventuras, que se cuela en el complejo de Dracula para ponerle las cosas difíciles al controlador padre de Mavis, que se desvive por inculcarle a su hija, un miedo enfermizo a los humanos.
Además de originalidad, y sentido del humor más fresco, se echa en falta sacarles partido a los personajes:
Si tienes a un montón de monstruos reunidos en un mismo espacio, deberían estar pasando cosas a cada instante, pero Hotel Transylvania se centra demasiado en el subrayado de la relación padre-hija.
La sensación general es, que no se les saca partido a muchos de los personajes que de por sí, son muy atractivos, y podrían haber dado más juego.
Es más que notorio, también, la critica que hacen hacia la saga “Twilight” en una de las escenas del avión, en la cual nos da a entender, que el mismo Dracula protesta de como “Twilight” denigra a los Vampiros…
El nombre del chico, Jonathan, que se enamora de Mavis, parece estar basado en Jonathan Harker, de la novela de Bram Stoker.
Y el chef Quasimodo, parece que es humano, de manera que resulta paradójico, un humano caza-humanos, posiblemente, ésta sea una segunda lectura del personaje.
En fin, Hotel Transylvania, es un claro guiño al desarrollo de la autonomía e iniciativa personal, por parte de las personas, y el rechazo a la sobreprotección, que finalmente acaba siendo negativa.
Para aprender y poder desarrollarnos, debemos tener autonomía para tomar nuestras decisiones.
A veces nos equivocaremos, somos “humanos” o “monstruos”, pero son experiencias que nos sirven para aprender.
Si no las vivimos, o no nos dejan vivirlas, será perjudicial.
Esto es lo que se refleja en Hotel Transylvania.
“Cool, so it's like a hotel for monsters?”
Si bien, los tiempos han cambiado, los monstruos de toda la vida, aun siguen presentes en nuestra memoria.
Solo que ya no nos dan miedo, sino que ahora nos divierten, e incluso, provocan nuestra ternura.
Hasta se podría decir, que les queremos.
Solo por eso, merece la pena ver Hotel Transylvania, que es un homenaje a todas las películas de terror de todos los tiempos.
Todos los monstruos de la mitología popular, unidos en una misma película.
No podía ser en otro film, que en uno de animación.
Por primera vez, los monstruos son los que temen a los humanos, y por suerte, no es la primera vez que el cine de animación, ofrece calidad más allá de simple entretenimiento.

“Even monsters need vacation”



Comentarios

  1. los movies - Hotel Transylvania 3: Summer Vacation is an entertaining animated film filled with unique creativity. Wonderful voice acting and a distinctive animation style separate this from the majority of animated films. This is sure to be a worthwhile watch for all families.
    See more
    fantastic beasts and where to find them megashare9
    solarmovie the flash

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