Timeline

“They had to travel into the past to save the future”

¿Es nuestro universo en su conjunto, una pequeña isla contenida dentro de un meta mundo, infinitamente vasto, y diversificado?
Este hecho, podría ser una de las más importantes revoluciones en la historia de las cosmogonías, o por el contrario, solamente una engañosa declaración, que refleja nuestra incapacidad de comprensión de la mayoría de las leyes fundamentales de la física.
Los universos paralelos existen realmente, según el descubrimiento matemático efectuado por científicos de Oxford, descrito por un experto como, “uno de los desarrollos más importantes en la historia de la ciencia”
Se dice, que La Teoría del Universo Paralelo, propuesta por primera vez en 1950, por el físico estadounidense Hugh Everett, ayuda a explicar los misterios de la mecánica cuántica, que han desconcertado a los científicos durante décadas.
En el universo de “muchos mundos” de Everett, cada vez que se explora una nueva posibilidad física, el universo se divide.
Dado un número de alternativas posibles resultantes, cada una de ellas se realiza en su propio universo; por ejemplo:
Un motorista que se libra por un pelo de un accidente, podría sentirse afortunado de haber escapado.
Pero en un universo paralelo, otra versión del mismo motorista, habría muerto.
Y en otro universo más, veríamos al motorista recuperarse tras una estancia en el hospital.
El número de escenarios alternativos, es infinito.
Es una idea extraña, que ha sido descartada como fantasiosa por muchos expertos.
“The way I see it, we've got what... we've got 650 years of knowledge on these guys.
If we put our heads together, there's no reason why we shouldn't be able to get out of here and home in twenty minutes”
Timeline es una película de fantasía y ciencia ficción, dirigida en 2003, por Richard Donner.
Protagonizada por Paul Walker, Frances O’Connor, Gerard Butler, Billy Connolly, Ethan Embry, Rossif Sutherland, David Thewlis, Michael Sheen, entre otros.
El guión es de Jeff Maguire y George Nolfi, basados en la novela “Timeline” de Michael Crichton, publicada en 1999.
Enmarcada dentro del género conocido como tecno-thriller, creado por el propio autor, “Timeline” desarrolla una historia de ficción, basada más o menos, libremente, en hechos científicos reales, o futuribles.
Crichton, nunca se ha caracterizado por ser un autor de gran profundidad, al menos aparentemente, pues en sus libros podemos encontrar cierta crítica social.
Pero, si por algo destacan, es porque buscan sentar al lector en el sillón desde la fantasía, la aventura, o el miedo; y con “Timeline” lo consigue.
Adentrándose en un tema tan manido, como es el de los viajes en el tiempo, juega magistralmente con las diferencias entre el siglo XX, y el XIV.
Y lo hace a través de la visión de un profesor, que aceptará viajar al pasado, gracias a la nueva tecnología de la multinacional ITC, que desarrolla, bajo el máximo secreto, una revolucionaria y misteriosa tecnología, basada en los últimos avances de la física cuántica.
Sin embargo, la crítica situación financiera de ITC, la obliga a obtener resultados inmediatos, para atraer nuevos inversores.
La opción más clara, es acelerar El Proyecto Dordogne, de cara al público, un proyecto arqueológico, para desenterrar las ruinas de un monasterio medieval en Francia, pero en realidad, es un arriesgado experimento, para poner a prueba una tecnología que permite viajar en el tiempo.
Pero cuando se trata de teletransportar personas de un siglo a otro, el menor fallo o descuido, puede traer consigo consecuencias imprevisibles, y pavorosas...
Timeline erradica la forma de realizar cine moderno, en pro de mecanismos y códigos de pura artesanía clásica.
Pertenece a un género comercial como el de las aventuras y la fantasía, que se podría haber cocinado con numerosos efectos visuales digitalizados, y con mucha pomposidad hueca, pero un maestro como Richard Donner, ha ensamblado una pequeña “delicatesen” que a día de hoy, nos parece anacrónica, por cómo esta facturada, y recupera al menos, la sobriedad y la economía de medios, para sujetar con ímpetu y sin descanso, al espectador durante un par de horas.
La productora, quizá pensando en el éxito en taquilla de otras adaptaciones de Crichton, pero de los $80 millones que costó la producción, solo pudo recuperar $19 millones.
El rodaje tuvo lugar en las montañas Laurentian, y en la región de Eastern Townships de Quebec, cerca de Montreal, también en la ciudad de Mascouche, aproximadamente 30 km al norte de Montreal, donde Castelgard y otros lugares de la novela, fueron recreados.
El marco histórico de Timeline se halla en La Guerra de Los Cien Años, en francés, “Guerre de Cent Ans”, que fue un conflicto armado, que duró en realidad 116 años, de 1 de enero de 1337 al 17 de octubre de 1453; entre los reinos de Francia e Inglaterra.
Esta guerra, fue de raíz feudal, pues su propósito no era otro, que resolver quién controlaría las enormes posesiones de los monarcas ingleses, en territorios franceses, ya que desde 1154, se debía al ascenso de Henry Plantagenet, Conde de Anjou, al trono inglés.
Tuvo implicaciones internacionales, y finalmente, después de numerosos avatares, se saldó con la retirada inglesa de tierras francesas.
En Francia, por su parte, la monarquía y el absolutismo, fueron consolidados por Louis XI, hijo de Charles VII.
Luego de grandes conquistas en Borgoña y Picardía, por ejemplo, La Casa de Valois se extinguió, como lo había hecho antes, la de Los Capetos.
Estas caídas, prefiguraban el fin de los estados feudales, y el comienzo de la Europa Moderna, que se harían realidad en el siglo siguiente.
Partiendo de dicha premisa, Timeline establece la pertinencia de un viaje en el tiempo, para trasladarse un grupo de arqueólogos a La Guerra de Los Cien Años medieval, en el preciso día que se celebró el ataque británico a los franceses.
Hasta ese marco se desplazarán un pequeño grupo de profesionales, a la búsqueda del más veterano de dichos arqueólogos, padre del joven que decidirá acometer dicha peligrosa aventura, y referente de todo el grupo.
Así, en el corazón del hermoso e histórico valle del Dordoña, Francia; un equipo de estudiantes de arqueología, y su profesor, se esfuerzan por descubrir las ruinas de un castillo del siglo XIV.
Para el profesor Edward A. Johnston (Billy Connolly), el proyecto representa la culminación de sus sueños.
Con la ayuda del profesor adjunto, André Marek (Gerard Butler), de su hijo Chris Johnston (Paul Walker), y de sus alumnos:
Kate Ericson (Frances O’Connor), Josh Stern (Ethan Embry), y François Dontelle (Rossif Sutherland), Johnston ha hecho grandes progresos, no sólo en la excavación del castillo de La Roque, sino también en la de un monasterio, y otras estructuras del pueblo cercano de Castelgard.
Pero las cosas están a punto de torcerse...
El Profesor Johnston tiene sospechas sobre el benefactor de la excavación, la empresa “International Technology Corporation” (ITC), encabezada por Robert Doniger (David Thewlis), y se dirige a Nueva México, en busca de respuestas.
Mientras está fuera, los estudiantes descubren una cámara que lleva sellada más de 600 años.
Marek y Kate, consiguen entrar desde arriba, y justo antes de que se hunda el techo, descubren 2 sorprendentes objetos:
Una lente bifocal, y una nota suplicando ayuda, fechada el 2 de abril de 1357... del Profesor Johnston.
Decididos a resolver el misterio, los chicos ponen rumbo a las oficinas centrales de ITC, donde ven el último invento de Doniger, una máquina capaz de trasladar objetos tridimensionales a través del espacio, la cual fue diseñada para revolucionar el transporte, pero sin querer, Doniger abrió una agujero que conduce directamente al siglo XIV, y el Profesor Johnston, que había insistido en probar el invento personalmente, se encuentra actualmente, atrapado en un violento conflicto feudal, entre franceses y ingleses.
¿Podrán los alumnos de Johnston, sobrevivir a una de las batallas más feroces de la historia mundial?
¿Y regresar después, sanos y salvos, al siglo XXI?
A partir de este sencillo punto de partida, Donner ofrece en esta sencilla película, una especie de actualización de la serie B, planteando un lenguaje visual ingenuo, en las raíces dramáticas de su enunciado, pero indudablemente entrañable, a la hora de apostar por un modo de proponer la puesta en escena, revestido de cierto clasicismo, y dejando de lado, el temible efectismo característicos del “fantastique” o la acción de los últimos años.
En su lugar, el ya veterano realizador, se inclina por una realización ligera y comprensible, reposada en ciertos tópicos, pero al mismo tiempo, revestida de sana ingenuidad, que es la que a fin de cuentas, proporciona a su conjunto su menguada, pero innegable personalidad.
“There's one thing worse than dying here and that's living here”
Si bien, los viajes en el tiempo no son ninguna novedad en el cine, sí puede resultar fascinante, recrear con la mayor verosimilitud posible, la llegada de unos habitantes del siglo XXI, a una época tan cruel y deshumanizada, como la Europa del siglo XIV, contrastando, pues, con la idílica visión que de dicha era tienen algunos de los protagonistas de Timeline, que se dedican a realizar excavaciones arqueológicas, que exaltan su imaginación, y les permite caer en un irreal romanticismo.
Michael Crichton, al igual que le sucede a Stephen King, últimamente, sus obras literarias no gozan de buena fortuna en sus traslaciones cinematográficas, por lo que, lejos quedan los tiempos, en los que ambos autores cobraban millones de dólares por ceder los derechos de sus libros, a los grandes estudios de Hollywood.
El realizador, aquí se apodera de la novela “Timeline” de Michael Crichton, para llevarla a un territorio que tiene bien husmeado, sin alardes sobrantes, ni pretenciosidad de ninguna calaña, salvo la del entretenimiento por el entretenimiento, para aunar al menos, 2 motivos que resaltan por encima de la media de sus semejantes:
Primero, un itinerario directo al corazón de la trama, ello lo hermana con la buena serie B, incluso, con el clásico serial televisivo; y segundo, un rasgo complicado de atisbar en el cine actual, que es el de que nada resalta por encima del conjunto.
Dentro de dicho marco, y pese al encuentro con ciertos lugares comunes, no es menos cierto, que el amante del cine clásico, encuentra en Timeline, un cierto atisbo de añoranza.
Nostalgia por un modo de concebir el cine hoy, casi desaparecido, por unos modos narrativos que forjaron nuestra infancia y juventud, y también, por esa sana ingenuidad que preside este relato, en el que quizás, resulte demasiado ingenuo, todo lo correspondiente al viaje en el tiempo, pero que es innegable, nos permite encontrar episodios atractivos, como aquel que conlleva el asalto de los franceses al castillo, que se yergue majestuoso, comandado por Lord Oliver de Vannes (Michael Sheen)
Será este episodio sin duda, el más atractivo de Timeline, destacando en él, el aspecto épico que le brindará el joven André Marek, que en un momento dado, se implicará en la lucha a través del amor que se ha establecido entre él y la francesa Lady Claire (Anna Friel), y perderá su perspectiva de regresar a su tiempo real, al descubrir mediante la amputación de una oreja en plena lucha, ese detalle que al principio de Timeline, él mismo vio reflejado en una vieja tumba de piedra, examinado por los arqueólogos en sus primeros minutos.
Será un aspecto que proporcionará al relato, una extraña dimensión, dentro de una parte final, en la que dejando de lado todo lo referente al proceso de reparación de la máquina que ha propiciado el viaje, lo que motivará que en relato coexistan tiempos paralelos, así como las turbias circunstancias que sobrelleva el principal responsable de su manejo, conocedor de los aspectos vulnerable del experimento.
Matices como este, tendrán aspectos de casi insospechada pertinencia, como la presencia de un antiguo viajero en el tiempo relegado, un traslado a 6 siglos atrás, que ha decidido integrarse en el marco bélico medieval, para lograr subsistir en el mismo.
No obstante, lo que en principio resulta una jugosa idea, acaba convirtiéndose en una superficial producción, en la que lo más reseñable es el trabajo que han realizado los encargados del diseño artístico, y el hecho de que el director de la misma, se haya arriesgado a dejar a un lado los efectos especiales, para construir gigantescos decorados, que resulten más creíbles en la pantalla.
Sí, ciertamente todo ello se ha conseguido, pero por extraño que parezca, no hay autenticidad en la ambientación, a veces se percibe que los extras se mueven artificiosamente, y jamás se llega a captar un verdadero sentido de la aventura en la narración, discurriendo ésta, de forma apática, y sin llegar a enganchar al espectador, en ningún momento.
Esto es una pena, pues el libro “Timeline” de Michael Crichton, es una interminable fuente de datos, y detalles sobre aquel período.
En este caso, habla de una forma de viajar en el tiempo, desplazándose por el “multiverso”
Este concepto, desarrollado en el marco de la física cuántica, postula que nuestro universo no es único, si no que coexisten copias del mismo, en todos los momentos, y todos los estados posibles, cada uno de ellos, aislado como una burbuja.
Este concepto, también es conocido como “espuma cuántica”
Así, en la novela, un complejo sistema es capaz de copiar a una persona, desmaterializarla en nuestra realidad, y materializarla otra vez, en un universo distinto.
Tal vez, el libro no sea tan bueno, pero la mera cantidad de investigación que evidentemente se hizo para escribirlo, le agrega un peso intelectual, que lo hace fascinante.
Por supuesto, ese tipo de detalle, es lo primero que se sacrifica al adaptar una obra literaria a cine…
Y sólo nos deja una torpe trama, y una serie de personajes extraviados en su propia historia.
Y es que los actores no hacen mucho esfuerzo:
Paul Walker es un agujero negro de personalidad y talento.
Tal vez sea atractivo, pero carece de presencia, y al hacerlo el héroe, se ha sacrificado el interés del público.
Un poco mejor resulta Gerard Butler como André Marek, el mejor personaje del libro, que ha sido un poco diluido en la película, pero mantiene su entusiasmo por la época medieval, y por “default” resulta ser el cuasi-héroe que Timeline necesita.
Del resto del elenco, sólo recuerdo a Ethan Embry, como el estudiante que se queda en el presente, sobreactuando a más y mejor, como siempre, pero al menos mostrando entusiasmo.
Y las mujeres, floreros como siempre, forzando a que la obra tenga trama romántica innecesaria.
Como controversia, es perfectamente comprensible, que los francófilos estén asustados ante este incremento de la violencia solapada contra los franceses que está creciendo en Hollywood.
Esta violencia se muestra, fundamentalmente, en el hecho de que los malos de las películas son franceses, y no por ejemplo, tibetanos.
Es escandaloso y ultrajante, el número de películas de ese último año, en las que el malhechor es originario del país del “fromage”
Pero bueno, acá en Timeline, lo relatado es historia, y nada es inventado.
Quizás los mejores momentos se hallen, en aquellos instantes en los que algunos protagonistas han de matar a algunos de los habitantes del siglo XIV, para así sobrevivir, percatándose del horror de semejante acción, o los diálogos que mantienen, cuando se encuentran por primera vez con un señor inglés, realmente tensos y dramáticos, y que terminan con la vida de uno de los aventureros.
Por lo demás, ni siquiera el asedio al castillo resulta épico o, cinematográficamente hablando, atractivo, y en cuanto a las batallas cuerpo a cuerpo, se echa en falta algo más de brutalidad, seguramente, debido al intento de los productores, de que Timeline pueda ser vista, sin excesivos problemas, por el público más joven.
La banda sonora fue compuesta y grabada por Jerry Goldsmith, pero al reeditar Timeline, se vio que no era lo suficientemente larga, y había que ampliarla.
Como Goldsmith ya estaba ocupado en otros proyectos, se hizo cargo de la música Brian Tyler.
La música de Tyler, resulta bastante efectiva, en los instantes previos a que los protagonistas retroceden en el tiempo, y en los pasajes de acción, siendo aquí vibrante, y en ocasiones, capaz de darle algo de fuerza a las apagadas imágenes de Donner.
Finalmente, la banda sonora posee unos destacables temas románticos, aunque en los momentos de intriga, Tyler se vuelve mucho más convencional, siendo entonces, cuando decae la calidad de su partitura.
“I'm at war with the French, as well as the Scottish.
Have I forgotten anyone?
The Spaniards, am I at war with them?”
Dentro de la ficción, sobretodo en la ciencia ficción y la fantasía, el concepto de “multiverso” ha sido empleado exhaustivamente.
Un “multiverso” es un término usado para definir los múltiples universos posibles, incluido nuestro propio universo.
Comprende todo lo que existe físicamente:
La totalidad del espacio y del tiempo, todas las formas de materia, energía, y cantidad de movimiento, y las leyes físicas, y constantes que las gobiernan.
La idea de que el universo que se puede observar, es sólo una parte de la realidad física, dio lugar al nacimiento del concepto de “multiverso”
Los diferentes universos dentro del “multiverso” son a veces llamados “Universos Paralelos”
La estructura del “multiverso”, la naturaleza de cada universo dentro de él, así como la relación entre los diversos universos constituyentes, dependen de la hipótesis de “multiverso” considerada.
El concepto de “multiverso” ha sido supuesto en cosmología, física, astronomía, filosofía, psicología transpersonal, y ficción, en particular, dentro de la ciencia ficción y de la fantasía.
El término, fue acuñado en 1895, por el psicólogo William James.
En estos contextos, los universos paralelos, también son llamados “Universos Alternativos”, “Universos Cuánticos”, “Dimensiones Interpenetrantes”, “Mundos Paralelos”, “Realidades Alternativas” o “Líneas de Tiempo Alternativas”
Pues resulta que en el año 2004, La Fuerza Aérea de Los Estados Unidos, publicaba un informe titulado “Teleportation Physics Study”, y publicado en la página web de la Federation Of American Scientists (FAS), respetable y prestigiosa institución científica.
El contenido del informe, abarca tanto temas científicos muy complejos, entre ellos la teleportación.
Hablar de teletransporte o teleportación, es el proceso de mover objetos o partículas, de un lugar a otro instantáneamente.
Según la narración de que se trate, puede realizarse, o no, utilizando una máquina llamada teletransportador.
Literalmente quiere decir “desplazar a distancia”, lo que puede ser entendido como, un desplazamiento que se produce sin necesidad de establecer contacto físico directo con el objeto, para que éste se mueva.
La teleportación, es una tecnología cuántica única, que transfiere un estado cuántico, a una localización arbitrariamente alejada, usando un estado de entrelazamiento cuántico distribuido, y la transmisión de cierta información clásica.
La teleportación cuántica, no transporta energía o materia, ni permite la comunicación de información a velocidad superior a la de la luz, pero es útil en comunicación, y computación cuánticas.
En 2005, apareció un curioso artículo en la revista “Muy Interesante”
Anton Zeilinger, reconocido experto en el campo de la física cuántica, había conseguido con ayuda de todo su equipo, teletransportar por medio de un túnel que atravesaba todo El Danubio por debajo, un par de fotones entrelazados cuánticamente.
Esto suponía, una distancia de 600 metros.
En 2007, un equipo de investigadores de la European Space Agency (ESA), ha conseguido realizar una comunicación cuántica entre 2 puntos separados por una distancia de 144 Kilómetros, situados entre las islas de La Palma y Tenerife, en España, demostrando que el efecto cuántico del entrelazamiento, se mantiene a grandes distancias.
Este experimento, es el primer logro de un estudio, cuyo objetivo es el diseño de un sistema que permita comunicarse de una forma totalmente segura con satélites, mediante comunicación cuántica.
En 2009, ya se ha conseguido el teletransporte de masa considerable, en torno a unos 5000 átomos, y la distancia de unos 23 kilómetros en Canadá.
El método fue basado, en la desaparición de materia a altas velocidades.
No obstante, según leyes físicas conservativas, el teletransporte de personas, sería imposible, ya que el teletransporte de un objeto de un lugar original, a un nuevo lugar, debe mantener en todo momento su energía, si se transporta un objeto de un lugar con altura 0 (h = 0), y se desplaza a un lugar con altura distinta de 0 (h!= 0), existiría una necesaria compensación de energía, la cual, no podría ser calculada de manera certera; por motivos de esta índole, se está tabulando la opción de la imposibilidad de teletransporte de personas.
Pero por todas estas razones, se debe considerar seriamente la posibilidad, de que vivamos en un “multiverso”
Esto podría ayudar a comprender, los problemas de la complejidad y de la sencillez.
El hecho de que las leyes y consensos de la física, parezcan tan afinados como para permitir la existencia de la vida en ingentes cantidades, procedentes de valores extremadamente “improbables”, resulta obvio a partir de la suposición de que nuestro universo es, sólo una pequeña parte de un vasto “multiverso”, en el que las diferentes regiones, presentan leyes distintas.
La última noticia que se tiene del tema, es que en el 2013, los científicos han descubierto, a través del telescopio Planck, una posible evidencia de que haya otros universos por fuera del nuestro.
Bien podría ser, que la idea entera de múltiples universos sea engañosa…
También que el descubrimiento de las leyes más fundamentales de la física, vuelvan obsoletos los mundos paralelos en unos cuantos años, o que con el “multiverso” la ciencia esté entrando en un camino sin retorno.
La prudencia es una máxima, cuando la física nos habla de los espacios invisibles.
Pero también, podríamos encontrarnos ante un profundo cambio de paradigma, que revolucionaría nuestra comprensión de la naturaleza, y que abriría nuevos campos de posibles pensamientos científicos.
Dado que reposa en la frontera de la ciencia, estos modelos son peligrosos, pero ofrecen una extraordinaria posibilidad, para la interrelación constructiva con otras ramas del conocimiento humano.
El “multiverso” es una idea arriesgada pero, de nuevo, no debemos olvidar, que el descubrimiento de nuevos mundos, siempre resulta peligroso.

“One man's future lies in the past”



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