Food, Inc.

“You'll never look at dinner the same way again”

En los últimos años, los hábitos alimenticios de la humanidad, han sufrido más cambios que en la historia completa del ser humano.
Nuestra especie, quizás no veía un cambio parecido, desde los comienzos del uso de la agricultura.
¿Qué comemos?
La industria alimentaria, es la parte de la industria que se encarga de todos los procesos relacionados con la cadena alimentaria.
Se incluyen dentro del concepto las fases de transporte, recepción, almacenamiento, procesamiento, conservación, y servicio de alimentos de consumo humano y animal.
Las materias primas de esta industria, consisten principalmente, de productos de origen vegetal, derivados de la agricultura; animal, de la ganadería; y fúngico, perteneciente o relativo a los hongos.
Gracias a la ciencia y la tecnología de alimentos, el progreso de esta industria, se ha visto incrementado, y nos ha afectado actualmente, en la alimentación cotidiana, aumentando el número de posibles alimentos disponibles en la dieta.
El aumento de producción, ha ido unido con un esfuerzo progresivo en la vigilancia de la higiene, y de las leyes alimentarias de los países, intentando regular y unificar los procesos y los productos.
Por su parte, con la tecnología, la llegada de los alimentos transgénicos, que son aquellos que han sido producidos a partir de un organismo modificado, mediante ingeniería genética, se le han incorporado genes de otro organismo, para producir las características deseadas, bajo especificaciones de comercialización.
En la actualidad, tienen mayor presencia de alimentos procedentes de plantas transgénicas, como el maíz o la soja.
Solo el maíz, sigue siendo un importante organismo modelo para la genética, y la biología del desarrollo.
Hay un centro concentrador de mutaciones de maíz, en El Centro de Stock de Cooperación Genética de Maíz, con fondos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, localizado en El Departamento de Ciencias de Cultivos, en La Universidad de Illinois, en Urbana-Champaign.
Allí se tiene una colección de, cerca de 80.000 muestras.
El núcleo de esa colección, consiste de varios centenares de genes nombrados, más combinaciones adicionales de genes, y otras variantes significativas.
Hay cerca de 1.000 aberraciones cromosomáticas, como translocaciones, inversiones; y muestras con números cromosomáticos anormales, como tetraploides.
Los datos genéticos descriptores de las muestras de maíz mutantes, poseen miríadas de otras informaciones, acerca de su genética.
El uso principal del maíz, es alimentario.
Puede cocinarse entero, desgranado, como ingrediente de ensaladas, sopas, y otras comidas.
La harina de maíz, polenta, puede cocinarse sola, o emplearse como ingrediente de otras recetas.
El aceite de maíz, es uno de los más económicos, y es muy usado para freír alimentos.
Para las culturas latinoamericanas, los productos a base de masa de maíz, sustituyen al pan de trigo.
Tiene usos como biocombustible, ya que a partir los restos de alcohol anhidro que, mezclado con gasolina, se emplea como carburante.
Cuando la zeína, o proteína del maíz, se combina con algún plastificante, y esta se encuentra en las condiciones adecuadas, puede formar polímeros como películas comestibles, películas fotográficas, microesferas, y gomas de mascar.
A principios de 2003, la empresa DuPont, presentó el primer polímero conseguido a partir del maíz; este bioplástico, se comercializa como Sorona, y con él, se pretende sustituir al petróleo, como fuente de polímeros, por un recurso renovable para la fabricación de fibras textiles.
Así como también, del maíz se produce:
Penicilina, pegamento, gasolina, pañales, refrescos gaseosos, “carbón”...
Ni hablar de lo relacionado con la industria cárnica…
Nosotros, los consumidores, votamos 3 veces al día, por las empresas que fabrican nuestros alimentos, como mínimo, comemos 3 veces cada día, en un país desarrollado, aunque un buen endocrino, le recomendará 5 tomas…
Pero sigue la pregunta:
¿Qué comemos?
“70% of processed food in the supermarket has some genetically modified ingredient”
Food, Inc., es un documental estadounidense, del año 2008, escrito y dirigido por Robert Kenner.
Protagonizado por Eric Schlosser, Michael Pollan, Diana DeGette, Phil English, Gary Hirshberg, Joel Salatin, entre otros.
Food, Inc., está ligeramente basado en el bestseller de no ficción, del año 2001, llamado “Fast Food Nation”, de Eric Schlosser, y “The Omnivore's Dilemma” de Michael Pollan.
Tras un breve repaso a sus orígenes, muy vinculados a la proliferación de las cadenas de comida rápida, Food Inc., se adentra en la multitud de aspectos siniestros, que rodean a este sector, y en 94 minutos, toca todos los temas que alguien se puede imaginar, referente a esa problemática:
Empleo, obesidad, manipulación genética de semillas, poderosas empresas económicas, versus la pequeña industria; los malos tratos a los empleados, migraciones, etc.
La imparcialidad en la investigación, se evidencia a través de múltiples entrevistas a granjeros, empleados de las grandes corporaciones, productores, agricultores y especialistas internacionales en la temática.
Ello permite que, lejos de transmitir directamente una opinión, sea el espectador, el que al terminar de ver Food, Inc., comience a reflexionar sobre el sistema alimentario actual, y decida modificar hábitos de consumo.
Cabe señalar que se empleó 3 años en realizar Food, Inc.; y estuvo nominado a un Premio Oscar al mejor documental.
La trama de Food, Inc., parte del punto de vista de la industria alimentaria estadounidense, relatada con mucho realismo, entrevistas en primera persona, con los productores, agricultores, y granjeros; comandados por las grandes multinacionales, con las que tienen contratos de servicios.
Un contrato que les pone numerosas cláusulas estudiadas sobre cría, alimentación, y aspectos claves del crecimiento, y desarrollo de los animales.
Por ejemplo, la alimentación en base a piensos manipulados específicamente en laboratorio, para que los animales se desarrollen de forma más voluminosa, con más carne, en mucho menos tiempo.
Es increíble, como unas pocas multinacionales respaldados por unos pocos políticos, se reparten la mayoría del dinero que circula por el mundo, sin ningún tipo de respeto ni escrúpulo a nada.
Y lo peor de todo, los únicos que en teoría pueden hacer algo al respecto, los gobiernos, están metidos en el negocio.
No sólo en este ámbito, sino en todos.
Las multinacionales, controlan un negocio con más de 47 mil productos distintos, que se basan en la explotación de trabajadores y animales, a fin de conseguir precios más baratos, debido al abaratamiento de sus costes.
Pero realmente:
¿A qué precio estamos pagando esto?
Un precio demasiado alto, cuando hablamos de la salud, el cáncer, o incluso, la propia vida en casos de intoxicación por E. coli.
El tono de denuncia de Food, Inc., huye del panfleto y la demagogia, para aportar luz y pedagogía en todo lo que está sucediendo.
Food, Inc., nos muestra la fuerza que tienen las grandes corporaciones en temas relacionados con la justicia, y los “mass media”
Nos habla de cómo los políticos apoyan a estas grandes corporaciones, y sus prácticas, crean leyes que les favorecen, y ponen el planeta y su sostenibilidad, en peligro.
La rapidez, el bajo precio, y la explotación, forman una cadena, a modo de bucle, que provoca que haya empresas que, con malas prácticas de manufactura, ganen millones diariamente.
“In 1972, the FDA conducted approximately 50,000 food safety inspections.
In 2006, the FDA conducted 9,164”
Food, Inc., es esa trastienda de la industria alimentaria estadounidense, a la que, por supuesto, están copiando los países que consideramos “desarrollados”
Si se habla constantemente de una cadena de restaurantes, que ha revolucionado la industria alimentaria, ese es McDonald's.
Fundada en los años 20, se presenta como el mayor comprador de carne, papas, y verduras del país.
Food, Inc., recoge cifras escandalosas, contrastadas en los principios de este siglo; tales como que en los años 70, cuando había 5 empacadores de carne en Estados Unidos, que abastecían 25% de todo el mercado estadounidense; y en 2008, ya sólo habían 4, pero controlando el 80% de todo el mercado.
En la mayor potencia mundial, aunque te alejes del sistema de comida rápida, quizás termines comiendo algo, que también produce ese conglomerado de empresas.
Entre ellas, está Tyson, la mayor empacadora de pollos del mundo:
Estas aves, se producen ahora en la mitad de tiempo que en los años 50.
Ellos te lo dan todo, si eres un granjero afiliado, para que un huevo sea un pollo listo para comer, en tan sólo 49 días.
Ahora, el pollo ya no es pollo, se ha diseñado genéticamente, para que tenga más pechuga, si el crecimiento natural del animal sería en 70 días, ahora se ha acelerado su crecimiento, así los pollos tienen problemas de sobrepeso, y mueren muchos de ellos.
Los creadores de Food, Inc., tuvieron problemas para poder grabar en esos gallineros, pero una criadora, a la que los de Tyson no renovaron contrato, por no querer pasarse a los ultramodernos criaderos en total oscuridad, demostró que, al crecer demasiado rápido los músculos, el esqueleto de los animales, no soportaba su peso, y tenían que estar las aves, todo el rato sentadas o acostadas.
Si a esto sumamos los antibióticos con los que los ceban, para que no adquieran enfermedades, ya que se crían sobre sus propias heces, el panorama es terrorífico...
Y es que Tyson sabe “enganchar” a sus granjeros:
Los hace endeudarse en créditos de unos $300 mil por instalación construida, les viene todo el rato, con que hay que innovar, y éstos acaban siendo esclavos de la compañía, para ganar tan sólo, unos $18 mil al año, por gallinero.
A todo esto, hay que sumar que emplean mano de obra ilegal, que recoge los pollos de noche.
Todo un ejemplo de transparencia, por supuesto, los de Tyson no declararon para este documental, simplemente, envió abogados.
Por otro lado, en Estados Unidos, se paga por sobre producir, con una Ley de Cultivo que condiciona todo.
Se busca un maíz barato, con el cual alimentar a todos los animales:
A la industria alimentaria, le da igual que los peces o las vacas, no estén preparados evolutivamente para comer estos granos.
Food, Inc., denuncia, que la bacteria E. coli, está cada vez más presente en la carne molida preparada, porque la vaca está preparada para comer hierba, no para digerir maíz, con lo que determinadas bacterias, como ésta, no son eliminadas en el proceso de su rumiación.
Al no ser eliminada, va a sus bostas, y, si a ello sumamos las deficientes condiciones de su cría en establos, y lo poco controlados que están los mataderos, la E. coli llega a la cadena alimentaria final, provocando incluso, muertes humanas.
En Food, Inc., se narra la lucha de una madre, para que se controle mejor la seguridad alimentaria de la carne en Estados Unidos.
A ella, se le murió un hijo, llamado Kevin, tras comer una hamburguesa infectada con E. coli.
Cada cierto tiempo, en EEUU, hay que paralizar la enorme telaraña de distribución de carne, para buscar partidas contaminadas, bien por esta bacteria, bien por salmonela en otros alimentos…
La Ley Kevin, busca generar exigencias de control de calidad, y mejor respuesta por parte de las corporativas, cuando ha habido accidentes causados por los alimentos que ellos producen.
Esta ley, es promovida y está siendo impulsada, por una madre, cuyo hijo murió a causa de una intoxicación por la comida, y esto es quizás, una gran inspiración para generar una lucha sumamente desproporcional, a lo “David contra Goliat”, por lo pronto gana Goliat, puesto que esta propuesta, se ha paralizado creando nuevamente un vacío en las esperanzas civiles estadounidenses.
Y es que a las compañías no les importa, que los pollos estén enfermos.
Enfermos o no, serán alimento.
Cuando se estas compañías son demandadas por problemas como obesidad infantil, diabetes a muy temprana edad, enfermedades coronarias, y demás afecciones a causa de una mala alimentación, la defensa de estas empresas hacia el jurado, se basa en la idea de que “cada quien es responsable de lo que consume”, idea totalmente valida, lo que no dicen es que, por medio de sus influencias en el sistema, han retirado las tablas nutricionales de sus productos, se han generado campañas multimillonarias, asesoradas por expertos de la información y propaganda, han eliminado las posibles competencias, y censurado todo esto, haciéndose inexistente para la opinión pública.
¿Cómo se produce esto, en el país que suponemos “primera potencia mundial”?
Por simple corrupción:
Las agencias reguladoras, están controladas por las grandes compañías.
Mientras que en los años 70, del siglo pasado, había miles de mataderos en Estados Unidos, ahora apenas hay 13, que procesan la mayor parte de la carne que se vende en el país.
Otra de las grandes cuestiones planteadas en Food, Inc., es la importancia que ha adquirido el cultivo del maíz.
Se explican las causas de las subvenciones del maíz en Estados Unidos, lo que explica las toneladas de excedentes de este cultivo.
Las compañías multinacionales que tienen el poder, necesitan reducir los precios del maíz, ya que este se utiliza sobre todo en piensos, así lo obtienen a precios tan baratos.
El NAFTA, ha inundado de maíz el mercado mundial, lo cual ha generado que el maíz natural de otros países, no pueda competir con el de EEUU, que se vende a precio más barato.
Las compañías influyen en los políticos, ya que antiguos directivos de estas compañías privadas, han accedido a los puestos de poder que controlan la regulación agraria del país.
Cosa que no debiera estar permitida…
La razón de esto, es la compensación política, véase de Republicanos o Demócratas, los partidos políticos en Estados Unidos; que son financiados con campañas millonarias en las presidenciales, por estas multinacionales, y que para cobrarse así después el apoyo, exigen tratos de privilegio, y recolocación de sus ex directivos, en puestos de poder en La Casa Blanca.
¡Malditos!
¿Y de dónde viene tanto maíz?
De Monsanto, que es una multinacional química, que diseñó el maíz transgénico, y tiene la patente que todos los agricultores se ven obligados a comprar.
Una de las partes más duras, en este ya de por sí, terrible documental, es la referida al control de la producción de maíz, por esta multinacional.
Monsanto, es una proveedora de productos químicos para la agricultura, en su mayoría:
Herbicidas, insecticidas, y transgénicos.
Entre sus productos más conocidos, se encuentran el glifosato, bajo la marca “Roundup”, y el maíz genéticamente modificado, “MON 810”
A lo largo de su historia, Monsanto ha ido evolucionando en sus negocios.
En sus inicios, en 1914, distribuía sacarina.
Para 1938, tenía negocios químicos, en el sector de los plásticos y las resinas.
En 1976, se adentrará en el negocio de los herbicidas; y en 1981, se suma a la carrera biotecnológica.
En el año 2000, Monsanto contribuyó a descifrar el código genético del arroz, y anunció que la información obtenida en la investigación, sería compartida con la comunidad científica mundial...
La compañía, genera polémicas alrededor del mundo, debido a múltiples denuncias sobre perjuicios a la salud, impactos ambientales negativos, y el desconocimiento acerca de los efectos que podría producir, la alteración genética de los alimentos.
Monsanto, ha patentado, con el consentimiento de la “justicia” estadounidense, una serie de granos de maíz y soya modificados genéticamente, y persigue a los granjeros que no empleen estos granos.
Ha conseguido, casi eliminar un aparato inventado en 1800, que aún funciona:
El limpiador de semillas.
Con él, los agricultores limpiaban las mejores semillas de cada cosecha, y las guardaban para sembrar en la siguiente temporada.
Ahora, hay que comprárselas a Monsanto, que viene a ser una especie de “Industria Microsoft” pero con la propiedad intelectual de las semillas, en lugar de la de los ordenadores.
¿Quién está detrás de Monsanto?
Toda la camarilla política, da igual Republicanos que Demócratas:
La familia Bush, los Clinton, los Rumsfeld…
Estos “políticos de la gran democracia” han permitido leyes tan absurdas, como la de “Difamación de Verduras”, por la cual, en un estado como Colorado, puedes ir a la cárcel, por criticar la carne picada…
No es broma el asunto:
La archiconocida Oprah Winfrey, presentadora de televisión, se tuvo que enfrentar a un proceso legal, que le costó $1 millón, y 6 años de litigio, por atreverse a poner en la picota, a los procesadores de carne, a raíz de la famosa Epidemia de Las Vacas Locas.
Un asunto del que nadie habla ahora, por cierto, y no creo que porque se haya solucionado todo, sino porque la industria cárnica, ha comprado las voluntades, y los medios que hacía falta para que McDonald’s, y los grandes emporios de comida rápida, no se vean dañados.
Inclusive, el director, de Food, Inc., afirma haber gastado grandes cantidades de su presupuesto, para defenderse de las demandas legales de los productores industriales de comida, pesticidas, y fertilizantes; y otras compañías criticadas en el documental.
Y es que Food, Inc., ha generado controversia, por sus puntos de vista:
Los productores, invitaron en pantalla, a las réplicas por parte de Monsanto, Tyson Foods, Smithfield Foods, Perdue Farms, y otras compañías; pero todas declinaron la invitación.
Monsanto afirma, haber invitado a los productores, a una demostración comercial, pero que ellos declinaron aparecer…
Una alianza de compañías de alimentación, encabezadas por The American Meat Institute, creó una página web, SafeFoodInc.org, en respuesta a las reclamaciones hechas en Food, Inc.
Monsanto, también publicó su propio sitio web, para responder específicamente, las afirmaciones de Food, Inc., sobre los productos de la compañía, y sus acciones.
Por su parte, Robert Kenner ha negado haber atacado el actual sistema de producción de alimentos, afirmando en una entrevista:
“Todo lo que queremos es transparencia, y un buen diálogo sobre estos temas”
De todos modos, en la misma entrevista, afirmó:
“...todo el sistema es posible, gracias a los subsidios del gobierno, a algunos grandes cultivos como el maíz.
Es una forma de socialismo, que nos está convirtiendo en enfermos”
Solo en Estados Unidos, México, Brasil, Corea, Colombia, Egipto, Costa Rica, Emiratos Árabes Unidos, Israel, Honduras, Kenia, Jamaica, Perú, Namibia, Eslovaquia, Turquía, Sudáfrica, y Zimbabue, está permitida la leche de vacas tratadas con rGHB, una hormona sintética somatotropina bovina, que provoca cambios significativos en la biología de las vacas, produciéndole mastitis, esterilidad, y un aumento de la hormona del crecimiento, y de otras hormonas en la leche producida.
Todo esto, controlado por Monsanto.
Después de crecientes peticiones por grupos activistas de protección al consumidor, se permitió el etiquetaje de la leche de vacas no tratadas, con la condición de añadir en la etiqueta, la información obtenida por los científicos de la Food and Drug Administration (FDA), quienes llegaron a la conclusión de que:
“La leche de vacas no tratadas con la rGHB, no muestra diferencias significativas con la leche de vacas tratadas”, aunque no habla de los problemas de salud, derivados por la ingesta de antibióticos, junto con la leche...
En 1996, el 2% de la soja, era de Monsanto; en el 2008, más del 90%, proviene de ellos.
El Gobierno, está controlado por la propia industria.
¡Qué vergüenza!
No obstante, en el año 2007, Monsanto fue multado por anunciar que su herbicida “Roundup” era biodegradable, y no tóxico para los animales domésticos, y los niños; y La Unión Europea, ha clasificado al herbicida de Monsanto, como no biodegradable.
Aunque, Estados Unidos, a través de la directiva 1999/45/EC, lo clasifica como “no peligroso”, existen numerosos estudios, que se desconocen, que prueban que el glifosato, nombre del herbicida conocido comercialmente como “Roundup”, es altamente persistente en el suelo, por lo que en ningún caso, debió ser considerado como biodegradable.
Monsanto tuvo que retirar la palabra “Biodegradable” de su producto, y cambiar su publicidad, para poder continuar comercializándolo.
Con 2 trabajos realizados por El Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), en el 2004 y 2005, demostraron que el compuesto activo del herbicida “Roundup” estaba relacionado con el cáncer, causando desregulaciones en el ciclo celular.
Las concentraciones usadas en campos de cultivo, son entre 500 y 4000 veces más elevadas, que la concentración mínima necesaria, para causar alteraciones en el ciclo celular.
Y es que sobre las plantaciones, hay inspectores, ex soldados del ejército de EEUU, vigilando los campos de los agricultores, y si hay agricultores que siguen con cultivo ecológico, resulta que, al ser una minoría, sus campos se ven infectados con el viento, porque se dispersan las semillas dominantes del maíz o soja transgénicos, y si encuentran en sus campos estas semillas, pueden ser demandados por la multinacional...
Uno de los granjeros que habla en Food, Inc., explica, que lo que cultiva no lo decide él, sino una gran corporación, en un despacho de una gran ciudad…
El alejamiento de los granjeros, no es sólo de los ejecutivos:
La mayoría de estadounidenses urbanitas, no conoce ni sabe, lo que hace un granjero, o un agricultor actual.
Ignora totalmente, la degradación y los problemas crecientes en que están sumidos.
Tampoco sabe el ciudadano común, o mira para otro lado, como en tantos problemas, que uno de los oficios más peligrosos de su país, es el de empacador de carne de cerdo…
Y todo gracias a una empresa llamada Smithfield, que procesa la cifra astronómica de 32 mil cochinos cada día, que abre las puertas de su matadero, el más grande del mundo.
Curiosamente, la “justicia” estadounidense, no investiga a esta empresa, por las condiciones de salubridad de sus plantas cárnicas, que es deplorable…
La “persigue”, porque emplea a muchos ilegales.
De vez en cuando, hacen una redada pactada con las empresas multinacionales, para expulsar a 15 personas, cuando la mayoría son ilegales, y se sabe, el silencio está así asegurado.
Kenner denuncia, que se ha llegado a un acuerdo con Inmigración, para que cada día, detenga a 15 personas sin papeles, y los expulse…
Luego entran otros, enseguida.
¿Qué supone esto?
Todavía mayor beneficio para Smithfield, pues esta profesión quema mucho, y apenas hay candidatos para una plaza.
¿Por qué no dedicar los esfuerzos a producir de forma sana, y conseguir los mejores alimentos del mundo, para que la gente tenga que ir menos al hospital?
Porque eso no da tanto dinero.
Food, Inc., ya no entra en el kafkiano mundo de las farmacéuticas, que muchas veces se alían con la industria alimentaria, para “curarnos” de sus desmanes.
Hasta la misma industria alimentaria que nos engorda, es la que fabrica lo que en teoría nos adelgaza, todo el fraude de lo “light”, que acaban siendo alimentos todavía más procesados, y con más química.
Otro de los capítulos más interesantes de Food, Inc., viene de la exposición del menú de $1 en EEUU, donde se pude consumir 1 bebida, 1 hamburguesa y patatas.
El precio engaña…
El abaratamiento del precio, en determinados productos, o formas de alimentación, dirige en masa a la población, a la hora de consumir.
Es la nueva forma de consumo que ha generado el capitalismo.
No hay tiempo para la comida, ni para hacerla, hay que trabajar todo el tiempo.
La solución:
Las cadenas de alimentación de comida rápida, o la comida rápida de los supermercados, congelados, etc.
Estamos en una situación, en la que un kilo de verduras, vale más caro que una hamburguesa.
Una pieza de brócoli, es más caro que un menú de McDonald’s, donde además de la hamburguesa, se aportan bebidas gaseosas, y galletas.
El nivel de ingresos para “comer bien” tiene que ser elevado, ya que la verdura cuesta muy cara.
Otra consecuencia de este tipo de alimentación barata, es el aumento de las enfermedades, como la diabetes.
El problema es que la comida más sana, es más cara, y cuesta más trabajo en cocinarla...
La opción se dificulta doblemente para el consumidor que trabaja.
Food, Inc., está llena de buenas intenciones, sin duda alguna, puede llegar a alcanzar su objetivo, que es que las personas tomen conciencia, sobre la procedencia de los alimentos que consumen.
El fin primordial del documental, es cumplido.
Eso sí, eché en falta, una mayor autocrítica, respecto a cómo priorizamos erróneamente lo que consumimos.
Ahora conocemos qué comemos, pero:
¿Es suficiente con comprar la carne de los comerciantes alternativos?
¿Cuánto tiempo tardaremos en eliminar la contaminación que han dejado los vegetales transgénicos?
¿Qué solución proponen, mientras nos encauzamos en el camino correcto?
Seguidamente, cabe destacar el descuido por parte de la sociedad, al permitir un macro poder, del cual son responsables las corporaciones sobre las cadenas alimenticias, lo que crea una dependencia a poderes centralizados, y representa un problema de seguridad de las mismas naciones, al tener un abastecedor muy poderoso, uno solo, y esto solo puede verse como un gran riesgo, al pensar sobre como haría entonces una comunidad entera, si pierde ese distribuidor, o si el mismo, tiene problemas de infraestructura, y pierde su capacidad de producción, o hasta se nos podría venir a la cabeza, el gran peligro que podría representar, sí una empresa que abraca semejantes cantidades de producción, como para que un país entero depende de la misma, tiene un brote de bacterias nocivas, u otro agente toxico en sus productos…
La participación de mercado, que hoy presentan compañías como McDonald’s, lograría reducirse considerablemente, con la información del consumidor, solo así, la calidad de vida de los seres humanos y animales, puede tener un cambio significativo.
Así las cosas, Food, Inc., busca demostrar la cantidad de actores involucrados en todo este sistema, desde las empresas privadas, hasta las agencias de control gubernamental, que acallan en lugar de denunciar, y penar a los responsables.
El consumidor, queda en un lugar relegado, sin acceso a la información, o con la recepción de datos enmascarados.
Por otra parte, si bien su análisis investigativo se centra en los Estados Unidos, la realidad que allí se denuncia, puede ser considerada como una tendencia que lamentablemente, ya se extendió a nivel mundial.
Food, Inc., presenta algunas imágenes crudas, sobretodo, el trato hacia los animales, pero nunca tan crudas, como podrían llegar a ser la prensa para matar cerdos…
¿Qué somos, si sólo comemos basura?
“Should we be feeding cows with corn?”
Se suele decir que “somos lo que comemos”, y Food, Inc., nos muestra de forma pedagógica, que otras formas son posibles, que otro mundo es posible, que hay soluciones y alternativas a la actual sociedad de tecnólogos; de personas que nunca han estado en el campo, o no han visto pollos, cerdos, o vacas.
El problema del mundo actual, es que es se mueve por la economía, todo está en base a eso, economía manejada lamentablemente, por poderosas élites, que hacen a la sociedad civil, como les da la gana.
Me parece especialmente útil, para un primer acercamiento en panorámica, a los peligros de la industrialización de los alimentos.
Para mostrársela a niños, por ejemplo, que no tengan ni la más remota idea, de lo que se esconde detrás de un cándido “Happy Meal” de McDonald’s.
Resulta también muy positivo, el cierre de Food, Inc., con evidencias de los cambios, lentos eso sí, que se van logrando, y los que se pueden lograr con pequeños gestos.
En Food, Inc., recomiendan comprar en compañías que sepamos que producen de forma honesta los alimentos:
Hay que leerse las etiquetas.
Tenemos que consumir lo que se produce en temporada, y recurrir si es posible, a lo que se produce localmente.
Si tenemos suerte, cultivemos nuestra propia huerta, y veremos la enorme diferencia entre “nuestros” tomates, y los que nos venden las compañías distribuidoras.
Procuremos cocinar por nosotros mismos:
Los alimentos preparados, además de ser menos nutritivos, por sus calorías “vacías”, llevan mucha más química, más azúcar y sal de lo habitual.
Si está comprometido políticamente, intente influenciar, para que la seguridad alimentaria, sea cada vez más estricta.
Podemos cambiar las cosas como consumidores, pues cada producto comprado, es un voto.
Es difícil siendo realista, lo más barato y más fácil, es comer mal, y seguir apoyando esta industria.
Lo más caro, y que conlleva más esfuerzo, es evitar este consumo.
Como siempre, las cosas pequeñas están en nuestra mano.
Y sobre todo, saber los porqués, y que nadie nos engañe.
La industria no quiere que el consumidor esté informado de lo que está comiendo, porque si lo supiera... quizá no se lo comería.

“There are no seasons in the American supermarket.
Now there are tomatoes all year round, grown halfway around the world, picked when it was green, and ripened with ethylene gas.
Although it looks like a tomato, it's kind of a notional tomato.
I mean, it's the idea of a tomato”



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