The Conversation

“We'll be listening to you”

Cualquiera de nosotros, es susceptible de ser controlado y manipulado, por una figura de mayor poder, y en ocasiones, el cazador acaba siendo cazado.
La vigilancia, es el monitoreo del comportamiento; mientras que la vigilancia por sistema, es el proceso de monitoreo de personas, objetos, o procesos dentro de sistemas, para la conformidad de normas esperadas, o deseadas en sistemas confiables, para control de seguridad o social.
A pesar de que en francés, la palabra “vigilancia” significa literalmente “mirar por encima”, el término suele aplicarse, a toda forma de observación o monitoreo, no sólo la observación visual.
Si bien, la vigilancia puede ser una herramienta útil para las fuerzas y empresas de seguridad, mucha gente se muestra preocupada, por el tema de la pérdida de privacidad; porque la vigilancia, es “el arte de observar las actividades de personas o grupos, desde una posición de autoridad”
Puede ser encubierta, sin su conocimiento; o manifiesta, tal vez con el frecuente recordatorio del estilo “te estamos vigilando”
Y es que la vigilancia, ha sido una parte de la historia humana.
“El Arte de La Guerra”, de Sun Tzu, escrito hace más de 2,500 años, analiza cómo los espías, deberían ser utilizados en contra de los enemigos.
Pero la tecnología moderna, le ha dado a la vigilancia, un nuevo campo de operaciones.
La vigilancia puede automatizarse, usando computadoras, y se pueden dejar extensos registros, que describen las actividades de las personas.
En un entorno global cambiante, en el que las competencias y el continuo proceso de innovación, forman parte del acontecer de las organizaciones, se hace necesario para su supervivencia, conocer de primera mano, todas las actuaciones y alertas que acontecen en el sector de actividad de las entidades y personas.
“Harry Caul is an invader of privacy.
The best in the business.
He can record any conversation between two people anywhere.
So far, three people are dead because of him”
The Conversation The Conversation es una película de suspense, del año 1974, escrita y dirigida por Francis Ford Coppola.
Protagonizada por Gene Hackman, John Cazale, Allen Garfield, Cindy Williams, Frederic Forrest, Teri Garr, Robert Duvall, Harrison Ford, entre otros.
Basada libremente en la vida del experto de sonido, Hal Lipert, e inspirada en la película de Michelangelo Antonioni “Blow Up” (1966), la primera versión del guión de The Conversation, fue realizada por Coppola, a finales de los años 60, con la idea de llevar a las pantallas, un filme de terror contemporáneo, que explorara el tema de la privacidad.
Su realización, fue posible gracias al éxito obtenido con “The Godfather” (1972), y consiguió una buena dosis de publicidad extra, al estrenarse cuando la herida producida por El Caso Watergate, se encontraba aún abierta; que por cierto, a Coppola lo tildaron de “oportunista” por este hecho.
Es que desde Coppola que había comenzado a filmar películas, su intención había sido, la de funcionar como un novelista, escribiendo guiones originales, y tratando de imitar el nivel cinematográfico, que Europa había alcanzado a finales de los 50, y comienzos de los 60.
La idea, había surgido un día, en medio de una conversación con su amigo Irvin Keschner, sobre nueva tecnología, en la que éste le contó, que habían inventado unos micrófonos, que podían ser “enfocados” en la dirección que uno deseara oír.
Mezclando pues, estas ideas e influencias, Coppola comenzó a trabajar en el guión que, después de terminado, abandonaría hasta el 74, año en el que, con la ayuda de la fama alcanzada, se había ganado la confianza suficiente de sus productores, para iniciar un proyecto más personal.
La idea era hacer, partiendo del argumento básico de “Blow up” (1966), y del personaje principal de “Der Steppenwolf” o “El Lobo Estepario” (1927) de Hermann Hesse, una película sobre un crimen, que es descubierto gracias a todos estos artefactos de sonido, y en la que el personaje principal, se ve sin quererlo, finalmente envuelto.
Y es que en la década de 1970, Francis Ford Coppola ascendió al Olimpo cinematográfico, radiografiando la soledad, y las diferentes concepciones de poder.
Su Michael Corleone en “The Godfather” (1972) y “The Godfather – Part II” (1974); Harry Caul en “The Conversation” (1974), y El Capitán Willard, y El Coronel Kurtz en “Apocalypse Now” (1979), son hombres condenados a sobrevivir, recluidos en burbujas herméticas.
El aislamiento es para ellos, el único modo de conservar su poder.
A su vez, este hermetismo, alimenta en ellos una paranoia autodestructiva, que devora cualquier nexo entre el personaje y su entorno.
Su soledad es pues, absoluta e irreversible.
The Conversation es una pieza cerrada sobre sí misma, compleja y detallista.
Su abanico argumental, explora los límites de la privacidad, acerca de hechos y verdades descubiertas, sobre conductas paranoicas, y chantajes implacables, en donde Coppola sabe cómo provocar a su cautivo público.
The Conversation obtuvo 3 nominaciones al Oscar:
Mejor película, guión original y sonido; y 2 premios del Festival Internacional de Cine de Cannes:
Palme d’Or y Prix du Jury Œcuménique.
A pesar de los premios, y reconocimientos, The Conversation no fue un éxito de taquilla; pues narrada desde un único punto de vista de un espía profesional, Harry Caul (Gene Hackman), que trabaja tanto para clientes privados como públicos.
Hasta el momento, Caul no se ha planteado nunca, que podía pasar con toda la información que sacaba de la gente, pero al organizar una escucha para un cliente, que se desarrolla en una plaza, y justo al inicio del metraje, caerá en la tentación de escuchar, qué dicen las 2 personas que le ha tocado espiar.
La misión, para un experto de su categoría, resulta a primera vista inexplicable, ya que la pareja no ofrece ningún interés fuera de lo común.
Sin embargo, cuando Harry da por finalizado su trabajo, advierte que algo extraño se oculta, tras la banalidad del caso, ya que su cliente se niega a identificarse, utilizando siempre intermediarios.
Pronto, la situación le atormentará, y querrá saber más, convirtiéndose en “el cazador cazado”
The Conversation, es un estudio crucial del personaje.
No empieza como algo más; y sin embargo, el twist que el guionista nos presenta al final, nos pone a todos como testigos de la debacle de un trabajo demasiado bien hecho.
La tensión principal generada por la paranoia absorbente del personaje de Hackman, es sencillamente emocional, tocando nuestros 5 sentidos, en especial el del oído; una trama que entremezcla temas de espionaje corporativo, que encasillaron este obra maestra de Coppola, cuya temática, estaba bastante adelantada para su tiempo.
Henry Caul, nunca ha trabajado para quien pensaba.
En este momento, el espía cambia el sentido de The Conversation, con su propia destrucción íntima.
“People were hurt because of my work and I'm afraid it could happen again”
Es difícil no relacionar la trama de The Conversation, con el desastre de Watergate; acaecido sólo 2 años antes del estreno, que puso en alerta a los ciudadanos del país, al demostrar la relativa facilidad, con que la privacidad de cualquiera, incluso la de las más altas esferas, podía ser violada.
Y Coppola se dio cuenta, de que los equipos usados, fueron los mismos que se usaron para tumbar a Nixon con el escándalo.
Quizás el éxito/fracaso de The Conversation, radique en esto.
La importancia, está en su personaje principal, y cómo va desvaneciéndose su integridad, poco a poco, y permite que como espectadores, no lo veamos como el primer factor en pantalla, sino que veamos cómo el mundo lo envuelve, y cada vez lo encierre más.
El personaje de Gene Hackman, gris, con su gabardina transparente, y mucho sentimiento de culpa; es un católico, tímido, incapaz de abrirse a los demás, de parecer un hombre relajado, de amar a otro, desconfiado… nos lleva de la mano a su obsesivo mundo.
Una investigación, en principio intrascendente, le hace descender a sus miedos más profundos:
Su casa, permanece cerrada con más de 3 cerraduras, su teléfono no lo tiene nadie, y sus relaciones con otras personas, se reducen a sus compañeros de trabajo, sus clientes, y a una amante que visita esporádicamente.
En medio de su insólita, y protectora soledad, Harry ha logrado crear un pequeño e inquebrantable mundo, que aparentemente nadie puede penetrar.
Acompañado pues, tan solo de un saxofón, su único objeto privado, junto con la llave de su apartamento; y de su conocimiento técnico sobre, cómo hacer su trabajo, él ha decidido enfrentarse al mundo de la forma más pasiva y temerosa posible, prefiriendo ser un observador de éste, a ser parte del espectáculo, en el que día a día, se ve obligado a entrometerse.
Harry Caul, a pesar de su prestigio, no tiene dignidad:
Este factor, será determinante, cuando se mete en la boca del lobo.
No rechaza el trabajo; no reconoce su culpa, a pesar de sus remordimientos; es incapaz de destruir las cintas; se deja embaucar por una mujer que le traicionará; acepta dinero que sabe que manchará sus manos de sangre; se muestra impotente ante el asesinato, que sabe que se va a cometer; y finalmente, se vuelve completamente loco, cuando comprueba que no ha sido más que una marioneta, y cómo ha pasado, tal y como profetizaba la primera secuencia, de ser perseguidor, ha perseguido.
Es el paradójico mito del “cazador cazado”
Y Coppola sale especialmente airoso, a la hora de dibujar el estado mental de este personaje:
Un hombre que, escudándose en su eficiencia profesional, intenta reprimir el sentimiento de culpabilidad que lo tortura, y que aflora constantemente, de forma imparable, obligándole a enfrentarse con su inmoral trabajo.
Obviando las escenas más evidentes, en las que Harry consigue expresarse abiertamente, como la del confesionario, por ejemplo; es interesante observar, como Coppola traslada esta idea, al terreno del subconsciente, mediante la secuencia onírica, donde enlazando con sus traumas infantiles, Harry le revela a Ann (Cindy Williams), su condición involuntaria y accidental de asesino, intentando así prevenirla; y en las que se refieren a las visiones, donde la sangre, de un color fuertemente estridente, deja sus marcas en las paredes, o sale a borbotones del váter, dejando al descubierto, las oscuras e incontrolables consecuencias de su trabajo.
En pocas ocasiones, se ha sacado más partido a ese aspecto, de hombre vulgar y corriente, tan característico de la personalidad cinematográfica de Gene Hackman, que en esta interpretación de un individuo cauto y obsesionado con su propia seguridad, que en el transcurso de sólo 2 horas, se irá desmoronando progresivamente, mientras va pasando por toda la gama de actitudes, que median entre un comportamiento aséptico, y la más arrebatada tormenta interior.
En el aspecto técnico, The Conversation es llamativa, fundamentalmente en el aspecto del sonido.
Todo el peso de la historia, se apoyaba sobre una conversación que tenía que ser registrada, hecha audible, y descifrada.
Esa conversación, es reproducida obsesivamente, una y otra vez a lo largo del metraje, tornándose paulatinamente, más y más nítida, tanto en su texto, como en su subtexto, gracias al prodigioso trabajo técnico del montador Walter Murch, quien debe ser considerado casi, cocreador de este fantástico film.
No en vano, el sonido lo es todo en la vida de Caul.
No sólo es su trabajo, sino es su concepción de la realidad.
En este sentido, es brillante la decisión de hacer de este personaje, un ferviente apasionado musical, del jazz.
Una vez más, el sonido, en este caso la música, es su único modo de vida, su fiel amigo.
Además de la importancia capital del sonido, la puesta en escena de Coppola, resulta también brillante, a la hora de representar a un personaje solitario, un “Lobo Estepario”
Muy pocas veces vemos a Harry Caul rodeado de gente y, siempre que lo está, el ambiente se torna tenso y hostil.
Y allí, se aplaude a la genial fotografía y cinematografía.
El uso de la cámara, también es ejemplar, con frecuentes y amplios planos generales, frontales y panorámicos, haciendo uso de colores bajos en saturación, sutiles claroscuros, y un explícito uso del grano.
Sutilmente, y con uso de música lenta y melancólica, The Conversation se construye de manera indirecta para nosotros, y nos involucra como voyeristas, a la vida de este hombre terrible, que ha acabado con la vida de varias personas, en pro de su propio orgullo y dinero.
Nos interesa ver, como su vida se transforma en desastre, y para la escena final, solo nos haría falta espiarlo, para estar alegres, porque la justicia, ya está presente.
La escena en la que un enajenado Caul, destroza todo su apartamento, tratando en vano, de hallar el micrófono con el que cree “está siendo espiado”, es simplemente, desgarradora.
De hecho, una cámara ubicada en lo alto del apartamento de Harry, que se mueve de un lado a otro, una y otra vez, como si se tratase de una cámara de seguridad, aumenta la inquietud en el personaje y en nosotros los espectadores, preguntándonos:
¿Realmente lo están espiando, se ha vuelto loco, la conciencia le ha dado una mala pasada, dónde estaba el micrófono?
De nuevo, una suave panorámica nos muestra el espacio claustrofóbico en el que el personaje se desenvuelve.
Brillantemente, Coppola nos muestra, a la vez que el deterioro físico del apartamento, la enajenación de un personaje desesperado, complemente fuera de sí, al que han robado su bien más preciado:
Su intimidad, aquello que él arrebata a sus víctimas.
También, Coppola tiene respuesta para todo ello:
En la única cosa que Harry Caul jamás destrozaría o abandonaría, es su saxofón.
Este objeto inanimado, convierte a Caul, al menos durante unos instantes, en un ser humano emocional.
Así pues, en el cine, como en la literatura, atrapar la atención del espectador/lector desde el prólogo, es fundamental, a la hora de conseguir que se convierta en testigo principal de la narración de unos hechos.
La secuencia de la convención, por ejemplo, además de tener una importancia vital para el desarrollo de la trama, funciona también, como un aterrador desfile de sofisticados aparatos, que ponen en evidencia, la fragilidad de cualquier ámbito, considerado como íntimo, y acrecentando el sentimiento de no escapatoria, frente a una maquinaria letal, cada vez más evolucionada y poderosa, de la que el propio Harry Caul, uno de los mayores expertos en la materia, será víctima por partida doble.
Como negativo decir que la historia, no es apta para todos los paladares, es un narración lenta, que hace énfasis en el estudio psicológico del protagonista, es un argumento, que se nos presenta como un thriller de misterio, pero que en realidad, es de terror psicológico, es un descenso a una mente que roza la locura, hierático, es un “in crescendo” dramático pegajoso, con un final sorpresa, y una escena broche de meta sobresaliente, un plano final desgarrador, de una crudeza lírica salvaje.
Pero si es recomendable, a los que gusten de historias inquietantes, sobre la soledad enfermiza, y el lado oscuro de la naturaleza humana.
En varias ocasiones, Coppola ha señalado que The Conversation, es probablemente, su obra más personal.
Según sus propias palabras, nunca pudo hacer nada tan cuidado y personal, como The Conversation, y dice que lo que más añora, es volver a trabajar en algo similar.
Dice que el trabajo fue difícil, claro, y que su producción fue una de las más dolorosas y arduas de su carrera.
El esfuerzo, sin embargo, es recompensado por su resultado, el cual logra superar todos los objetivos impuestos, y que contando con una historia sencilla, y con un pequeño y solitario, aunque complejo personaje, logra convertirse en una obra universal, y única en su género.
Basada libremente en Hermann Hesse, The Conversation es un comentario del asunto Watergate, el trauma de toda una generación de estadounidenses, junto a La Guerra de Vietnam, precisamente sobre el fin de su inocencia, pero también, sobre el tiempo, la tecnología, sus huellas, y sus trampas.
Y The Conversation funciona desde todos los aspectos, y nunca pretende ser algo más, que la crítica a un trabajo que sabemos que existe.
Y en tiempos actuales sabemos lo avanzado que está todo el sistema…
Y cómo existe un submundo, u otro mundo que cuenta con todos los mayores adelantos, no conocidos por la mayoría de nosotros, cualquier soporte tecnológico, o de otra índole, para penetrar en nuestras vidas y gobernarlas a su antojo, o al capricho de quien lo pague con la más que posible finalidad de perjudicarnos, o de perjudicar a personas de nuestro entorno, queridas o conocidas; siempre hay alguien vigilándonos, y esto ciertamente da terror, porque no se trata de un hombre con un micrófono, sino millones de personas que nos ven y escuchan diariamente, cuando declaramos el status en el que nos encontramos.
La privacidad, es un derecho que todos merecemos, y que actualmente no se respeta.
Por último, la música de David Shire, envuelve deliciosamente la obra, en tonos melancólico-jazzísticos, que dan un toque sereno a las imágenes.
“It had nothin' to do with me, I mean, I just turned in the tapes...
What they do with the tapes is their own business”
Los datos acerca de la vigilancia mundial, son una serie de revelaciones sacadas a la luz, por la prensa internacional, entre 2013 y 2014, que demuestran la vigilancia que principalmente, las agencias de inteligencia de Estados Unidos, en colaboración con otros países aliados, han estado ejerciendo de manera masiva, sobre la población mundial.
Las víctimas potenciales de este espionaje, podrían cuantificarse en miles de millones de personas, alrededor del mundo, además, los periódicos revelaron que cientos de líderes mundiales, incluyendo Jefes de Estado, e importantes empresarios, fueron, o están siendo vigilados.
La información salió a la luz, gracias al excontratista de The National Security Agency (NSA) y la CIA, Edward Snowden, que robó, y posteriormente filtró miles de documentos clasificados de “Top Secret”, mientras trabajaba para Booz Allen Hamilton, uno de los mayores contratistas militares, y de inteligencia del gobierno de Estados Unidos.
Los documentos extraídos por Snowden, que en conjunto, superarían los 1,7 millones, además de miles de documentos secretos de las agencias de inteligencia de Estados Unidos, también contendrían miles de archivos secretos de países como Australia, Canadá, o Reino Unido, gracias a su acceso a la exclusiva red Five Eyes.
Los informes, destaparon y demostraron la existencia de una compleja red de colaboración, entre decenas de agencias de inteligencia de varios países, con el objetivo de expandir y consolidar una vigilancia globalizada.
Los informes, sacaron a la luz la existencia de tratados secretos, y otros acuerdos bilaterales, para la transferencia masiva de metadatos, registros, y otras informaciones, a La Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de Estados Unidos, que se mostró, como la agencia que capitanea los esfuerzos de vigilancia.
Se descubrió, que la NSA, opera programas secretos de vigilancia masiva como PRISM o XKeyscore.
Para la vigilancia, y recogida masiva de datos, las agencias han recurrido a métodos tan diversos, como la introducción de software espía, en aplicaciones móviles muy populares como Angry Birds o Google Maps, la ruptura de la seguridad de los sistema operativos iOS, Android, o la violación de los cifrados de las BlackBerry.
La NSA, también infecto cientos de miles de redes informáticas con malware, a nivel internacional, e incluso, espía los correos electrónicos Hotmail, Outlook, o Gmail.
La inteligencia internacional, también vigila y almacena, miles de millones de llamadas, y registros telefónicos.
Gracias a esto, las agencias capitaneadas por la NSA, son capaces de conseguir los contactos, geolocalización, fotografías, aplicaciones, o mensajes, datos que les permiten crear perfiles de, prácticamente cualquier individuo, pues a partir de esto, pueden deducir su modo de vida, país de origen, edad, sexo, ingresos, etc.
La NSA, también intercepta y almacena los datos de millones de transacciones financieras electrónicas, pudiendo tener acceso, prácticamente, a cualquier dato bancario.
Según los documentos filtrados, las más importantes empresas de telecomunicaciones, tecnología, y de Internet, colaboran con la NSA, de manera voluntaria, o a cambio de millones de dólares, para la cesión masiva de datos de sus clientes, además del acceso a sus servidores.
Entre estas empresas se encuentran:
Microsoft, Google, Apple, Facebook, Yahoo!, AOL, Verizon, Vodafone, Global Crossing, o British Telecommunications, entre otras.
A raíz de esto, se generó un debate aún vigente, acerca de, qué tan responsable ha sido la información periodística para la opinión pública, y la necesidad de esta vigilancia, en contraposición al derecho a la privacidad.

“I'm not afraid of death but I am afraid of murder”



Comentarios

  1. Siempre que termino de ver una peli me gusta saber cómo la reseñaste y termino enriqueciendo la experiencia, un gran blog.

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