The Full Monty

“Widges on parade!
Bring your own microscope!”

Si bien, el cine británico, siempre ha mostrado cierta regularidad en sus mesurados niveles de producción, aún a costa de las embestidas comerciales que, prácticamente, todas las cinematografías del mundo, han padecido por cuenta de Hollywood, quizá lo más loable sea el hecho de que, han sabido conservar un estilo definido, que ha podido madurar y refrescarse, gracias a una dosificada, pero sustanciosa camada de actores, guionistas, productores, y directores, que periódicamente han surgido, y que han podido realizar obras de interés.
Sheffield, es una ciudad y municipio metropolitano, perteneciente al condado de South Yorkshire, en Inglaterra.
En los años 50 y los años 60, muchos de los barrios, fueron demolidos y substituidos por nuevas viviendas.
También, varias partes de la ciudad, fueron despejadas para hacer un nuevo sistema de caminos.
El incremento de la automatización, y de la competencia desde el exterior, da como resultado, el cierre de muchas plantas siderúrgicas.
Los años 1980, vieron caer a las industrias de Sheffield, junto con muchas otras del Reino Unido, que culminó con la huelga de los mineros, de 1984 y 1985.
Ese fue un momento decisivo, en el desarrollo posterior de las relaciones laborales en Gran Bretaña, pues la derrota final de los huelguistas, supuso un debilitamiento significativo del movimiento sindical británico.
También, el hecho fue visto como una importante victoria política, de la entonces Primer Ministro del país, y líder del Partido Conservador, Margaret Thatcher.
La huelga a su vez, se convirtió en una lucha simbólica, entre fuerzas largamente enfrentadas, ya que The National Union of Mineworkers (NUM), era uno de los sindicatos más poderosos del país, y que había conseguido, entre otros, derribar al gobierno conservador de Edward Heath, durante la huelga de 1974.
Esta huelga, fue la confrontación más importante, entre un sindicato y el gobierno de Thatcher; y en marzo de 1984, El Consejo Nacional del Carbón (NCB) propuso el cierre de 20, de las 174 minas propiedad del estado, con el despido de 20,000 de los 187,000 mineros.
Así 2/3 de los mineros británicos, liderados por la NUM, bajo el mando de Arthur Scargill, dejaron sus herramientas en protesta.
Por su parte, Thatcher se negó a cumplir las demandas de los sindicatos, y comparó las disputas con los mineros, con El Conflicto de Las Malvinas, al declarar en un discurso en 1984:
“Tuvimos que luchar con el enemigo en el exterior en Las Malvinas.
Siempre tenemos que estar alerta del enemigo interno, el cual es más difícil de combatir, y más peligroso para la libertad”
Después de un año en huelga, en marzo de 1985, el líder del NUM, cedió sin lograr ningún acuerdo.
El coste para la economía, fue estimado en al menos, 1,500 millones de libras, y la huelga fue responsable, en gran parte, de la caída de la libra esterlina, frente al dólar estadounidense.
En 1979, el número de paros laborales en todo el Reino Unido, ascendió a 4,583, cuando se perdieron más de 29 millones de días laborables.
En 1984, el año de la huelga de los mineros, hubo 1,221 paros, con la pérdida de más de 27 millones de días laborables.
Sin embargo, el número de paros descendió constantemente, a lo largo del mandato de Thatcher.
En 1990, se presentaron 630 paros, con la pérdida de menos de 2 millones de días laborables, y continuaron con la tendencia negativa, después de que Thatcher abandonara su cargo.
El número de trabajadores sindicalizados, también disminuyó de 13,5 millones en 1979, a menos de 10 millones, para 1990.
La huelga, afectó la explotación del carbón del este y el noreste de Sheffield, aunque es improbable que haya tenido un fuerte impacto en la economía de la ciudad.
La construcción del centro comercial Meadowhall, sobre el emplazamiento de una antigua acería en 1990, fue buena situación, y la vez mala:
Buena, debido a la creación de puestos de trabajos; lo negativo fue que ésta construcción, marcó el rápido declive del centro de la ciudad.
Así pues, bajo el gobierno de Margaret Thatcher, “La Dama de Hierro”, con sus políticas liberales, puso patas arriba el sistema de asistencia social y de Estado del bienestar, existente en Inglaterra.
Esta crisis, marcó una época, conocida como “thatcherismo”, que caló muy hondo en el imaginario de cientos de miles de ingleses, y que como no podía ser de otra forma, se vio también reflejada en el cine.
“I've got a degree in ass-wiggling, mate”
The Full Monty es una comedia inglesa, del año 1997, dirigida por Peter Cattaneo.
Protagonizada por Robert Carlyle, Mark Addy, Tom Wilkinson, Lesley Sharp, Paul Barber, William Snape, Steve Huison, Hugo Speer, Emily Woof, Deirdre Costello, Paul Butterworth, Dave Hill, Bruce Jones, Vinny Dhillon, entre otros.
El guión es de Simon Beaufoy; y el título, es una frase de uso generalizado en El Reino Unido, que significa “absolutamente todo” o “completo”; empleándose indistintamente las frases:
“The whole lot”, “the whole hog” o “the full monty”
En The Full Monty, los personajes la utilizan, para referirse al grado de desnudez que presentarían en el show, como se dice en una escena:
“No one said anything to me about the full monty!” o “¡A mí nadie me habló de un desnudo total!”
Y es que The Full Monty marcó un parteaguas, en los espectáculos de strippers, donde muchos eventos de este tipo, alrededor del mundo, fueron realizados por actores, cantantes, y gente común, sin una preparación correcta, que debe llevar un stripper.
Con todo, The Full Monty estuvo nominada a 4 Premios de La Academia:
Mejor película, director, y guión original, obteniendo sólo, El Oscar a La Mejor Banda Sonora en Comedia/Musical.
The Full Monty tuvo un enorme éxito de taquilla:
Más de $250 millones, para un presupuesto inicial de menos de $4 millones, dato que la convierte, en una de las películas más rentables de la historia del cine.
Toda la obra fue rodada en Sheffield, Inglaterra; y en ella se presentan espectaculares tomas panorámicas de los lugares, e hitos más representativos de la ciudad, mostrando además, algunos detalles.
The Full Monty es una película “blanca”, tolerada para todos los públicos, que sin embargo, no tiene reparos a la hora de hablar de temas tan trascendentes, como:
La propia aceptación, el fracaso, el amor incondicional, la valentía; y nos propone analizar la realidad de la precariedad laboral, de las vidas rotas, de las familias divididas, y las circunstancias familiares difíciles, desde un punto de vista atípico, desde una posición creativa, movida por la urgencia de la necesidad, y por la búsqueda de afectos.
Los créditos del inicio, caen sobre un documental promocional de los años 70, que pregona la prosperidad de Sheffield, una ciudad minera del norte de Inglaterra.
Acto seguido, se da paso al Sheffield de los 90:
El post-“thatcherismo”, y el colapso industrial y económico de la región, han convertido a la ciudad, en una ruina, con fábricas cerradas, y largas filas de desempleados por doquier.
Así, el cierre de la fábrica de acero de Yorkshire, deja sin trabajo a casi toda la población masculina; como Gary “Gaz” Schofield (Robert Carlyle), uno de los obreros afectados, que perderá el derecho de ver a su hijo Nathan (William Snape) si no consigue dinero para pagar la pensión de manutención familiar a su mujer.
En medio de la desesperación, se le ocurre una idea, a primera vista disparatada, y se la plantea a los amigos que están en la misma situación:
Organizar un espectáculo de striptease.
El acertado tratamiento, con una ironía cáustica, que hace reír al espectador mientras se le forma un nudo en la garganta, hará de The Full Monty, la piedra angular y definitiva del subgénero de reproche, al nefasto mandato Thatcher para la clase obrera.
Momentos como contemplar a un grupo de hombres, bailando en la cola del paro, es muy divertido, pero al mismo tiempo, profundamente triste, al constatar que hay momentos de tal desesperación, en los que se llega a hacer de todo…
La rueda del mandoble a la crisis, se ha puesto en marcha, y ante los estómagos rugientes, las facturas amontonadas, y las custodias de los hijos, sólo caben medidas desesperadas.
“I could just see Little and Large prancing around Sheffield with their widges hanging out.
Now that would be worth 10 quid!”
Peter Cattaneo, sorprendió al mundo con esta estupenda ópera prima, basada en un guión tan ingenioso como cautivador de Simon Beaufoy.
El asunto:
Unos obreros del metal en paro, sólo ven un modo de conseguir unas libras esterlinas:
Enseñando sus cuerpos nada apolíneos.
El problema:
Que para enseñar sus “dotes”, antes tendrán que esconder otras:
Su timidez y su orgullo.
Así, combina una simpática comedia, con un amargo drama, y discurre entonces, mostrando el origen de la idea, el “casting” para encontrar “bailarines”, los ensayos, y finalmente, el espectáculo.
Obviamente, todos los integrantes de este grupo, son desheredados que poco tienen que ver con los auténticos “hunks” a todos los niveles, pero más cornadas dan el hambre; y los personajes, a los cuales solo conocemos superficialmente, muestran sus miedos, sus cuerpos imperfectos, sus temores adolescentes... con lo cual, cada espectador, se verá reflejado en alguno de nuestros queridos aspirantes a strippers.
Aquí, el puñado de desempleados, no van hacer ni paros laborales, ni huelgas de hambre, ni proclamas incendiarias contra los políticos, o la situación social en la que se encuentran.
El mecanismo para recuperar su dignidad perdida, junto con su empleo, será paradójicamente, quitarse la ropa.
Una de las características de The Full Monty, es el humor, muchas veces, humor negro.
Frente a la desgracia del desempleo y la pobreza, queda la risa, la música, y la imaginación, para montar un espectáculo de striptease masculino, muy poco convencional.
The Full Monty hace especial énfasis, en la presentación, desde otra perspectiva, de la situación de desempleo, y precariedad laboral.
La mirada desde una posición creativa en la urgencia, que hace que se creen alternativas, donde nadie las ofrece ni facilita, pero donde finalmente, pueden hacer grandes avances, en cuanto a la recuperación de la esperanza, los afectos, y la vivencia de la desocupación, desde una ocupación en la salida a este pozo que se representa sin fondo.
La osadía, junto a la necesidad y afecto, conforman un nueva lectura de la precariedad laboral, y su modos de enfrentamiento.
Uno de los temas sobre el que se hace mayor énfasis The Full Monty, es cómo la precariedad laboral, deja huella en la dignidad y en la autoestima de los obreros.
Incluso, se sienten afectados en su masculinidad, pues la sociedad y ellos mismos, han asumido desde siempre, el rol de “padres de familia”, entendido como sostenedores económicos de ésta.
Ahora, sin trabajo, y con pocas posibilidades de obtenerlo, independientemente de su nivel cultural, o de su cualificación profesional, se sienten perdedores, y la sociedad también les ve así.
De hecho, Gaz tendrá que reconstruir el afecto hacia sí mismo, para poder conseguir el de su hijo.
Gran parte de la población, se ha quedado sin trabajo pero, sobre todo, se ha quedado sin ilusiones...
El trabajo dignifica:
No tener trabajo, supone la pérdida de la identidad personal, y de la integración social.
Es destacable que, frente a la humillante desesperación de la cesantía, sea paradójico que la autoestima y dignidad, surja del bailar desnudo frente a un público... pero con calidad, y buena preparación.
El querer trabajar en algo, y hacer bien el trabajo, es la fuente absoluta de la dignidad.
Otro tema, no menos relevante, es el trato que se hace a las identidades de género, en relación al ámbito laboral, intercambiando roles, y presentando también una denuncia de la ineficiencia de los instrumentos legales, en defensa de los roles, y funciones familiares.
Situación que es evidente, en las prohibiciones de las que es objeto Gaz, en la relación con su hijo.
Sin embargo, a pesar de lo duras e insólitas de algunas situaciones límite, éstas los llevan finalmente a tener la alegría de la esperanza.
The Full Monty es un filme irrepetible, en el que todos sus elementos parecen hallarse en estado de gracia.
Y además, una muestra emblemática de comedia comprometida, que logra lo más difícil:
Que el espectador se carcajee con situaciones que, en el fondo, no tienen maldita la gracia.
Los personajes, desbordan credibilidad, los gags se suceden sin pausa, atención a la secuencia del baile en la oficina del paro; y desprende acidez y mala suerte, al tiempo que elabora un canto a la dignidad de lo más emotivo.
Es sencillamente perfecta; una de esas películas que viene a demostrar que el físico no es nada, cuando el encanto, el “charming” entra en escena.
Ni Robert Carlyle, ni Mark Addy, ni Tom Wilkinson son “sex symbols”, pero The Full Monty se encarga de ofrecerlos, verdaderamente encantadores.
En la trama, aunque cómica, y muy adulta, la intervención de las mujeres es prácticamente nula, limitándose a la mujer de uno de los danzantes, y quien se encarga de recordar al espectador, que “el amor está por encima de la grasa”
Todos los actores están inmensos, y hay química entre ellos, pero Robert Carlyle está sencillamente perfecto.
Atención al tono, y al volumen de su voz, empleada aquí, adorable.
Un Mark Addy entrañable, y con actitudes entre lo inocente, dulce, bonachón, y con grandes problemas de autoestima.
Ni hablar de ese monstruo de la interpretación que responde al nombre de Tom Wilkinson, entre todos los demás.
Quizás, hay 2 cosas que no me gustaron mucho, pero totalmente perdonables:
Los pequeños hurtos, y la descalificación de ciertas profesiones.
Con todo, The Full Monty aborda un tema tan entretenido como espinoso, y que seguramente nos dejará pensando mucho en la autoestima, la desesperación, y el rol del hombre, dentro de la sociedad.
Y ese final, es uno de los más liberadores y alegres del cine, en toda su historia; y curiosamente, no hay villanos…
Como controversia, en El Reino Unido, The Full Monty causó cierta polémica, por el lenguaje vulgar que utilizan los personajes.
La escena más famosa, el baile de la canción “Hot Stuff” de Donna Summer, en la cola del paro, estuvo a punto de ser eliminada del montaje final, por resultar “poco realista”
Sin embargo, The Full Monty es uno de los pocos taquillazos a nivel mundial, que toca, aunque solo sea de pasada, cuestiones sociales como la obesidad, el paro, y la homosexualidad entre obreros.
Como dato, la secuencia inicial de The Full Monty es una promoción real a Sheffield, del año 1972, llamada “City On The Move”, una película por encargo de Pedro Wigley, Primer Oficial para la publicidad de Sheffield, para convencer a la gente, de que Sheffield era un centro para el turismo y el comercio.
“City On The Move” fue producida y dirigida por Jim y Marie-Luise Coulthard, que mostraba una próspera ciudad moderna, que se desarrolla rápidamente, gracias a la industria del acero, en Sheffield.
Sin embargo, la película pasó prácticamente inadvertida, hasta que a los Coulthards se les pagó £400 para que el filme apareciera en The Full Monty, y que ellos aceptaron.
Para 2008, “City On The Move” fue lanzada en DVD, bajo el nuevo nombre de “The Reel Monty”
Por último, destacar la sensacional la banda sonora, llevada por obra y gracia de la compositora nacida en Chatham, Inglaterra; Anne Dudley, que tuvo sus comienzos en La Orquesta de La BBC, para después pasarse a la música pop, y finalmente al cine, logrando el ansiado y codiciado Oscar por este trabajo, donde nos muestra un impresionante repertorio de grandes clásicos súper conocidos, a la vez que muy bien seleccionados, encajando todos a la perfección.
“Because you're fat and he's thin, and you're both fucking ugly!”
En forma de ácida comedia, Cattaneo expone el tremendo drama, que constituye el desempleo para la clase trabajadora, una parte fundamental de la sociedad, que basa su subsistencia en las rentas de su trabajo, la cual está siempre a merced del mercado, los empresarios o, como fue este caso, una política fuertemente restrictiva, que fundamentándose en la base capitalista de la productividad, provocó una de las crisis de empleo mayores en El Reino Unido.
Pero The Full Monty no entra en las causas de esta situación, y se centra en la desesperación de unas personas desamparadas, por un sistema que les había enseñado que, con su trabajo, tendrían una vida digna, y que ahora se ven olvidados en la oficina de empleo, o más bien de desempleo.
Una situación ubicada, en la antes industriosa, y ahora fantasmal Sheffield, pero que se puede extrapolar fielmente, a cualquier punto de La Europa Occidental, y América; donde el nivel de vida alcanzado por la clase obrera, no permite competir con la explotación en los países emergentes.
El coste social, económicamente es fácilmente asimilable, con los bajos costos de una mano de obra esclavizada en El Tercer Mundo.
Humanamente, la situación acabaría con la salud, la dignidad, y hasta con la vida de muchos, y excelentes trabajadores.
Qué mejor manera de acercarnos las vivencias de esas personas, a las que El Capitalismo dejó en pelotas, literalmente.

“Gentlemen, the lunchbox has landed”



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