Fury

“Ideals are peaceful.
History is violent”

En abril de 1945, hasta los nazis más fanáticos sabían que la guerra estaba perdida.
La Werhmacht, el brazo paramilitar del Partido Nazi, ya estaba exhausta y cansada de luchar en tantos combates, además de tener que combatir en 2 frentes a la vez, y que la situación en Italia era crítica, pues era vencida con relativa facilidad, durante sus combates contra Los Aliados occidentales.
Desde 1944, La Wehrmacht, ya debilitada por las pérdidas en combate contra el violento contraataque de La Unión Soviética, no pudo rechazar ni contener el avance de tropas británicas, estadounidenses, y canadienses en Francia y Bélgica, tras La Batalla de Normandía, debiendo efectuar un rápido repliegue.
A pesar de todo, durante el invierno de 1944 y 1945, La Wehrmacht realizó sorpresivamente en el frente occidental, su última gran ofensiva, llamada:
La Batalla de Las Ardenas.
Esta ofensiva, terminó en derrota germana, y representó la pérdida de hombres y material que La Wehrmacht, ya no podía reemplazar.
La Wehrmacht, carecía de suficientes soldados veteranos para cubrir sus filas, sus mejores tropas, habían sido destruidas en batalla, contra las tropas soviéticas en 3 años de cruenta lucha, quedando ante ellas, en una clara situación de inferioridad numérica, mientras que en el sector occidental, cuyas tropas eran soldados de 40 años y más, no podía resistir mucho tiempo, la abrumadora superioridad material de los aliados occidentales.
Por lo que La Alemania Nazi, intentó paliar ese déficit de tropas, instituyendo la “Volkssturm” o “milicia popular” desde octubre de 1944, como leva en masa, donde se enroló forzosamente en La Wehrmacht, a prácticamente todos los varones alemanes, entre 14 y 65 años de edad, y mujeres solteras, de los 17 a los 40 años, que aún quedasen en retaguardia, para defender el propio territorio germano; no obstante, estas tropas, carentes de instrucción militar, y de un armamento adecuado, y desmoralizadas por el visible curso adverso de la guerra, no podían en modo alguno, compararse a La Wehrmacht de 1940 o de 1941.
Así, La Wehrmacht fue derrotada finalmente por los soviéticos, en La Batalla de Berlín, mientras Los Aliados la batían en el oeste de Europa, dejando de existir tras la rendición alemana, el 8 de mayo de 1945.
Por otro lado, sobre el desarrollo militar, curiosamente, Estados Unidos realizó pocos adelantos en tanques, durante el período entre guerras, porque el arma de caballería era más veterana que la de blindados, y logró absorber la mayoría de la financiación destinada al desarrollo del tanque.
Incluso, George S. Patton, que tenía experiencia con tanques en la guerra, fue transferido del arma de blindados, al de caballería...
Durante La Segunda Guerra Mundial, se dieron avances en el diseño de tanques:
Los alemanes, inicialmente presentaron a combate, tanques poco blindados, y con armas ligeras, como el Panzer I, que se había creado con la intención de usarse sólo en entrenamientos.
Estos tanques ligeros pero rápidos, y otros elementos blindados, fueron un elemento clave en la guerra relámpago.
Durante la guerra, todas las fuerzas incrementaron en gran medida la potencia de fuego, y el blindaje de sus tanques:
Específicamente, el Tiger I, es el nombre por el que se suele conocer un tanque pesado alemán, desarrollado en 1942, y usado en La Segunda Guerra Mundial.
Su última designación oficial alemana fue “Panzerkampfwagen Tiger Ausf. E” o “Vehículo de combate blindado Tigre variante E”, a menudo abreviado como “Tiger”
El apodo del tanque, fue puesto por Ferdinand Porsche, ingeniero austríaco, fundador/diseñador de la oficina de estudios automovilísticos alemana Porsche; creador del Volkswagen Tipo 1 llamado “Escarabajo”; y el número romano del tanque, se le añadió después de que el Tiger II entrara en producción.
La primera designación oficial alemana fue “Panzerkampfwagen VI Ausf. H”, pero el nombre, en marzo de 1943, fue cambiado a “Panzerkampfwagen VI Tiger Ausf. E”
La designación del inventario de vehículos militares alemanes para este tanque, era “Sd.Kfz”
Los Tiger, podían destruir a la mayoría de sus oponentes, los T-34, Sherman o Churchill IV, a distancias superiores a 1,600 m.
Cuando las distancias se acortan, los cañones pueden realizar más daño.
La potencia de fuego del Tiger I, significaba que podía destruir a sus oponentes, en distancias que ellos no podían responder efectivamente.
En terreno abierto, esta era su mayor ventaja táctica.
El blindaje superior era de 25 o 40 mm de grosor, similar al de los modernos tanques.
El cañón, KwK 36 L/56 de 88 mm, fue la variante escogida para el Tiger, y fue junto con el KwK 43 L/71 de 88 mm del Tiger II, uno de los cañones más efectivos y temidos en La Segunda Guerra Mundial.
Del lado contrario, el M4 Sherman, formalmente Medium Tank, M4, fue el principal carro de combate, fabricado por Estados Unidos, y utilizado para su propio uso, y el de Los Aliados, durante La Segunda Guerra Mundial.
En el Reino Unido, los M4 recibieron el nombre de “Sherman” por El General William Tecumseh Sherman, de La Unión Americana, siguiendo la práctica británica de nombrar los carros de combate estadounidenses, con nombres de generales de La Guerra Civil de EEUU; posteriormente, el nombre comenzó a ser utilizado en los Estados Unidos.
El blindaje del M4 Sherman, está distribuido más uniformemente, y es de mayor grosor en los laterales, que el del Panzer IV.
El blindaje frontal del Sherman, fue diseñado para resistir un impacto de un cañón de 50 mm; pero tampoco era invulnerable contra el cañón KwK40 de 75 mm, que llevaban los Panzer IV Ausf.G y J, y varios cazacarros.
El Sherman, tenía buena velocidad, tanto en carretera, como en campo; su rendimiento en campo, variaba.
En el desierto, las orugas con zapatas de caucho del Sherman, funcionaban bien; en el terreno de colinas de Italia, el Sherman podía alcanzar terrenos, que los carros alemanes no conseguían.
Si bien, el mito de los 5 Sherman para abatir a un solo Tiger I, se pone en duda:
Se empleaban otro tipo de tácticas, pues los Tiger I, no actuaban en batallones aislados, por lo que si los Sherman se enfrentaban a un batallón de 20 Tiger I, reglamentario; para vencerlos, hubiera hecho falta atacar con 100 Sherman, lo cual no era factible.
De todos modos, cuando se habla del Tiger II, también se hace referencia a 5 Sherman, aun a sabiendas de que su blindaje y potencia, eran bastante superiores a los del Tiger I.
Así las cosas, la representación audiovisual del asesinato, han dejado de tener para la sociedad contemporánea, ese componente horrendo y aterrador, que sí afectaba a generaciones anteriores.
La culpa de que asumamos tamaño acto deleznable, con fría naturalidad es en gran parte, debido al cine bélico.
Un género cinematográfico, que se desarrolla y consolida a partir de los años 40, convirtiendo a Hollywood, en un fuerte aliado propagandístico, frente al avance nazi.
El enemigo, llámese alemanes, japoneses, italianos… quedaba sometido a una transformación despiadada, mostrándose como el único responsable del conflicto armado, y enfrentándose a un ejército de “hombres justos” que luchaban patrióticamente, por “el bien del planeta”
Las masacres estaban, pues, justificadas…
“War never ends quietly”
Fury es una película bélica, escrita y dirigida por David Ayer, en el año 2014.
Protagonizada por Brad Pitt, Logan Lerman, Shia LaBeouf, Jon Bernthal, Michael Peña, Xavier Samuel, Scott Eastwood, Jonathan Bailey, Branko Tomovic, Adam Ganne, Laurence Spellman, Jim Parrack, Brad William Henke, Kevin Vance, Jason Isaacs, Anamaria Marinca, Alicia von Rittberg, Daniel Betts, entre otros.
Fury es una buena película del género de cine de guerra, contra la guerra misma.
Aquí, cualquier rastro de Hollywood ha sido eliminado:
La trama es cruda, episódica, y sin ningún tipo de sentimentalismo; conjuga en el desarrollo la oscuridad, la crudeza, lo peculiar, y la barbarie, como parte de un todo, que hace rato no veíamos de forma tan honesta, en una pantalla de cine.
Fury es lo contrario a la épica, es minimalista, y visualmente sucia, además de claustrofóbica, pues no basa su encanto en nada, porque al fin y al cabo, lo que David Ayer quiere enseñarnos, es que todas las guerras carecen de cualquier encanto.
Realismo sucio, y situaciones límite, para echar sombras sobre la bondad del ser humano, esté en el bando que esté, huyendo de estereotipos de “buenos y malos” y centrándose en el sinsentido de cualquier guerra, para cualquier bando.
Así, Fury no es un filme tradicional, sobre La Segunda Guerra Mundial, ya que trata de adentrarse en la mente del soldado de tanques.
Fury fue rodada en Hertfordshire, Inglaterra; donde Ayer nos sitúa, en el último mes de guerra europea, antes de la rendición alemana.
Mientras los impecablemente uniformados altos rangos, descorchaban botellas de champagne, celebrando la inminente caída de Hitler, cientos de soldados seguían formando parte de una funesta ecuación, que fue cruelmente sometida a la introducción de 2 factores, producto de la locura de un hombre degenerado:
Las mujeres y los niños.
Una guerra en la que no hay héroes, sólo vencidos, en uno y otro bando.
Es abril de 1945, como Los Aliados hicieron su golpe final en Europa, El Sargento de La 2ª División Armada del Ejército de Estados Unidos, Don “Wardaddy” Collier (Brad Pitt), comanda un tanque Sherman M4A3E8, llamado “Fury”, y su tripulación de 5 hombres, en una mortal misión, tras las líneas enemigas.
Ellos son:
Boyd “Bible” Swan (Shia LaBeouf ), tirador; Grady “Coon-Ass” Travis (Jon Bernthal), cargador; Trini “Gordo” García (Michael Peña), conductor; y el asistente de conductor, Norman “Machine” Ellison (Logan Lerman)
Superados en número y en armamento, Wardaddy y sus hombres, se enfrentan a probabilidades abrumadoras, en sus heroicos intentos de atacar el corazón de La Alemania Nazi.
El Fury, se adentra en la batalla, sufriendo el ataque de aquellos que ya no tienen nada que perder, y lo dan todo por Hitler.
Fury, como en muchas otras películas, o quizás no tantas, nos hace ver el punto de fanatismo del bando contrario, los EEUU.
Algunos de ellos implacables ante los alemanes, sin ofrecer perdón alguno, y eliminando sin miramiento, a todo aquel que se ponga delante, siendo capaces de abusar, incluso de las mujeres.
La historia del “Fury”, nos habla del honor, de no darlo todo por perdido, y sobre todo, en no caer rendido ante el enemigo.
“Best job I ever had”
Producida por el propio Brad Pitt, y con un guión escrito por el director, Fury trata de ir al grano, mostrando la carnicería, y la crudeza del propio ejército alemán, capaz de colocar a niños en el punto de mira, y colgar a todo aquel que rehúse apoyarles.
David Ayer, explicó que con Fury, quería mostrar, cómo las tropas que participaron en La Segunda Guerra Mundial “estaban conformadas por gente normal, como podría ser un amigo, o un vecino” y revelar “cómo podía ser su día a día, durante la contienda, a bordo de un tanque”
La acción, que se desarrolla en 24 horas, incluye la participación de un novato, en un ambiente, altamente violento.
Este recurso temporal, juega una baza importantísima, a la hora de aportar verosimilitud a un relato crudo y descarnado, que pretende despoetizar la concepción belicosa, que “cualquier contienda marcial, lleva implícita, sirviendo de fiel complemento para las nuevas generaciones que se enfrentan a diario contra todo lo que, con mayor o menor rigor, quedó escrito en los libros de historia, y ha sido frívolamente disfrazado por la ficción cinematográfica, y televisiva”
Fury nos presenta un día completo, dentro del marco de la rendición alemana, cuando las facciones del ejército nazi, por la desesperación de quienes se saben derrotados, y sin nada que perder; se mostraban más crueles y violentos, cual animal acorralado.
Un día que pondrá término, a todo un ciclo vital, no sólo al visualmente evidente, sino también, al ciclo del razonamiento, madurez, y la evolución intelectual humana.
David Ayer, tiene una gran calidad, en los aspectos técnicos:
Tenemos consistencia en cuanto a fotografía, música, efectos de sonido, y edición,
el punto original de la visión de la guerra desde el tanque, es un punto muy a favor por la originalidad.
Aquí, si hay que mostrar sangre, se muestra.
En Fury hay aplastamientos, destrozos de cara, muertes dolorosas, de mejor calidad y muchos más creíbles de los comics de Quentin Tarantino.
En efecto, las acciones de los protagonistas, no responden a conductas racionales pero:
¿Quién dijo que la guerra fuera un ejercicio militar congruente?
Lo que se ve, es el producto de actos imprecisos, sujetos al siempre impredecible ataque enemigo, de un grupo de personas desesperadas, y mentalmente inestables, ante la necesidad de matar a seres humanos, para evitar ser asesinados
Es ese, probablemente, el aspecto más brillante de la obra, el realismo y la crudeza, y sobre todo, el estilo personal del director.
Fury invita al espectador, a subirse al interior de ese tanque, para ser testigo de los horrores de la guerra:
Un vehículo blindado, del que Pitt concluyó que fue “su casa”, y la del resto de actores, durante el rodaje, una sensación que cree que vivieron los soldados que participaron en el conflicto bélico.
Al serle preguntado, sobre cómo fue la experiencia de adaptarse a un espacio tan reducido, Pitt dijo en tono de humor, que “con el tiempo, aprendieron dónde colocar las tazas de café, para que no salieran en escena”
Los rostros abatidos de los combatientes, aquí se presentan fantasmales, mientras sus vacías miradas se clavan en el infinito, como buscando recuerdos del pasado, que ya no lograrán encontrar.
Sus vidas han terminado, entre cuerpos desmembrados, y cubos de sangre que tiñen de rojo el negro barro.
Algunos seguirán respirando, y ellos cargarán con el heroico epíteto, como la peor de sus condenas, deseando en secreto, haber recibido ese disparo en la sien, que terminó con el sufrimiento de su compañero, situado a escasos centímetros de él.
Las actuaciones en Fury son correctas, un conjunto bien amarrado y con gran química; cada uno de los 5 protagonistas cumplen, siendo Brad Pitt, LaBeouf y el sorprendente, Logan Lerman, los mejores.
Por allí también anda el hijo de Clint Eastwood, Scott Eastwood, como El Sargento Miles, a modo de cameo.
El personaje de Logan Lerman, es un joven que lleva 8 semanas alistado.
Una persona que no ha matado a nadie, es un taquígrafo, que acaba en el Fury, y que recibe la mayor de las lecciones, batiéndose entre la vida y la muerte:
Dependiendo de sus actos para salvar a los demás, o hundirlos, literalmente, en el barro.
Lerman experimenta la rabia, la impotencia, la paz, la violencia en su estado más duro, en el que es el papel que arrastra al espectador, a través de su aspecto barbilampiño, y bellos y esperanzadores ojos azules, que nos transmite los horrores de la guerra, visto la mayoría de las veces, por la estrecha mirilla de un tanque.
El guión desarrolla la evolución psicológica de Norman, que pasará de ser incapaz de disparar un arma, a matar sin contemplaciones, para sobrevivir, después de que un bombardeo nazi, acabase con la vida de una mujer, una joven alemana, con quien había entablado una relación sentimental, por pocos minutos entre tanto horror, durante el transcurso de los acontecimientos.
A la pregunta de, cómo evolucionó su relación con Pitt, debido a que el personaje del Sargento Collier supone una figura paternal para Norman, Lerman afirmó que, aunque predomina el respeto y la admiración, durante el rodaje, forjaron un vínculo “muy bueno y cercano” y eso se aprecia en pantalla y es de agradecer.
Shia LaBeouf, vuelve a convertirse en “robaplanos”, un personaje que como su apodo nos revela, “Bible”, es el más religioso, dando muestras de que “si están vivos, es porque el señor aun no los ha reclamado”
La moral cristiana, esperanza última de los moribundos, y discurso eterno de los portadores de las barras y estrellas, es también sometida a una completa sátira, encarnada en la imagen del soldado Boyd Swan, un acertadísimo Shia LaBeouf, que tirará de nuevo testamento como arenga personal, antes de masacrar a todos los “rubios” que se crucen en su camino, independientemente de su edad, o sexo, y se hará el sordo, cuando sus compañeros de pelotón afirmen que:
“Dios tiene que ser alemán”
LaBeouf presenta aquí, el mejor de sus papeles, una mirada llena de lágrimas, por disparar tantas veces, de forma asombrosa y certera, a través de la mirilla del Fury.
Jon Bernthal, que se marca un papel fastidioso, pero que lo mantiene a la altura, es el personaje de “la locura de la guerra”
Completamente comedido, su locura es natural, y siempre al borde del límite, como la situación misma en la que está inmerso.
Michael Peña, el eterno latino, aquí interpreta a “Gordo”, quizás el más racional del grupo.
Y después de todo, está Brad Pitt, quien en ocasiones me recordó a su Aldo Raine de “Inglourious Basterds” (2009), “a lo Popeye” de vez en cuando; con el uso adecuado del alemán, que sorprende, por la naturalidad de la dicción.
Don es un sanguinario, que no duda en eliminar a su enemigo, aunque respeta en profundidad a las mujeres; y que posee cierta humanidad que como líder, debe esconder a su batallón.
Y por último, Fury el tanque, como personaje sin sentimientos, sirve de catalizador de este drama, donde ni un solo personaje se libra de la crítica, y nos intenta enseñar, a través del personaje de Norman, que una guerra nunca podrá convertir a un muchacho, en un adulto, pero en cambio; sí que simplifica a los adultos, hasta llevarlos a su más básica condición.
Y es que el tanque Fury, parece a ratos un ataúd móvil, al igual que en el submarino.
Nada parecerá capaz de detenerle, ni tan siquiera, los monstruosos y militarmente superiores carros blindados germanos, hasta que una mina, en el único momento de calma de todo el metraje, le ocasiona la terrible “lesión”, que pondrá fin a su avance.
Desde el punto de vista bélico, Fury es perfecta.
Me parece una gran oportunidad, contar la historia de un tanque de guerra, en una película; pues recrea fantásticamente, las funciones de cada uno de los 5 miembros, la vida en su interior, la vida en su exterior, el aspecto puramente bélico, y la convivencia.
Todo con un toque de rudeza, crueldad, realismo bastante bueno, para la media de películas de guerra.
Fury transmite muy bien, cómo eran las vidas de estos campamentos, sus relaciones, la vida en las ciudades, las relaciones con los hombres y mujeres enemigos.
También, transmite muy bien, el aspecto bélico puro con las batallas, así como la ambientación:
Los campos, el barro, las necesidades, el fumar como único placer, la falta de medios, las misiones, los mandos…
Escenas tremendamente violentas, desgarradoras…
Se cuenta que, para derrotar a un tanque Tiger alemán, hacía falta 5 tanques Sherman, con riesgo de perder 3 de ellos.
En una de las escenas, se toman al pie de la letra esta frase, y es de agradecer, pues se desconocía el dato.
Esa gran escena del combate, entre 3 tanques Sherman, y un “antitanques” Tiger I alemán, es una magnífica maniobra, que nos pondrá de los nervios, perfectamente rodada, dando pulso a la acción, y al terror que desprende su realismo.
Como dato curioso, el 15 de octubre de 2013, durante el rodaje de Fury, un doble fue apuñalado en el hombro accidentalmente, por una bayoneta, mientras filmaba en el conjunto de Pyrton.
El doble fue llevado al Hospital John Radcliffe, Oxford; por una ambulancia aérea, posteriormente, la policía confirmó, que fue obra de un accidente.
En noviembre, Fury causó polémica, por rodar una escena en “El Día del Recuerdo”, llamado también “Día del Armisticio” o “Día de Los Veteranos”, en el cual, había extras con uniformes nazis...
Por su parte, Ayer se disculpó por el incidente, y Sony también hizo una disculpa…
Así, Fury es un coctel ideal para los fanáticos del detalle, sobre todo el bélico, relacionado con armas y uniformes de la época, por ejemplo:
Brad Pitt maneja un STG 44; y debe de ser ésta también, la primera vez que, en una película, dicha arma aparece en manos, no sólo de un soldado estadounidense, sino siquiera de uno alemán; y poco más.
Y es que Fury cuenta, con el último Tiger I operacional sobreviviente.
El vehículo, conocido como Tiger 131, pertenece al Museo del Tanque Bovington, en Inglaterra; siendo la primera vez, que un tanque Tiger I, y no una versión de apoyo, se utiliza en el set de rodaje.
Además, Fury, es el primer film, que ha utilizado un verdadero tanque Panzer VI.
Se trata del único tanque de su tipo, aún operativo, y que es propiedad también, del Museo de Bovington.
Destaco también, la genial ambientación de Fury, rodada en exteriores en Inglaterra.
Y el barro, presente en todo el metraje, como metáfora de que “la guerra es una mierda que impregna todo”
Desde el punto de vista histórico, me parece certera.
Una recreación realista, ruda, cruda, de un episodio de La Segunda Guerra Mundial, ya en su último tramo, previo al desembarco de Normandía.
Desde este punto de vista, aplaudirla, por atreverse con un episodio tan bélico, como la de los estadounidenses peleando a pie de campo con los alemanes, en territorio alemán.
Y es que en la batalla presentada por el director, las balas no silban, el aire no huele a pólvora, y las guapas enfermeras, no se dejan ingenuamente agasajar por los piropos de los heridos soldados.
En esta contienda, las balas gritan blasfemias, antes de perforar el pulmón de un anciano desarmado, el amanecer huele a excremento y a bilis, y las heridas de los caídos, se infectan irreversiblemente, ante la falta de material sanitario.
El director destruye cualquier falso esplendor, que pudiera quedarle a Hollywood, se atreve incluso, a conceder cualidades humanas y piadosas al enemigo, términos que parecían irreconciliable hasta la fecha; y ataca sin compasión, a la cadena de montaje homicida que representa “El Tío Sam”
Así, Ayer consigue hacer respirar de nuevo a la industria de Hollywood, arrebatándole aquello a lo que tan aferrada estaba:
Sus eufemismos románticos, que encumbraban la figura de sus mal llamados “héroes”
En lo negativo; Fury presenta una muy poco creíble munición.
Permitirse la licencia con todo tipo de munición:
Disparos, metrallas, cañonazos… para hacerlos visuales, creo que se puede valorar desde inadmisible, a casi irrisorio, a modo de rayos láser…
Puedo entender, que el momento que se debatió ese aspecto en el guión:
¿Cómo disparar millones de municiones, y que se vean las direcciones y efectos en pantalla, y no sólo el disparo, y la consecuencia?
Como pregunta es buena, como solución que han dado, les puede costar muy caro, por las críticas que van a recibir.
Además, con el rol que han dado a cada uno, en el tanque, en determinadas batallas, se podría asemejar perfectamente con “Star Wars”
En Fury hay un Han Solo (Brad Pitt), hay un C3PO (Sea LaBeouf), hay un Chewbacca (pues le llaman “Gordo”, y es hispano), y un Luke Skywalker, que se inicia muy joven y sin experiencia.
Y hasta un Halcón Milenario, el tanque Fury...
Los paralelismos están, y eso va en su contra.
Por otro lado, la capacidad heroica del quinteto protagonista, raya en lo absurdo y lo soez.
La letanía de que, Estados Unidos es “El Salvador del Mundo” encuentra un medio perfecto para esparcirse de nuevo por las salas de cine, y eso le resta puntos técnicos, a la hora de querer valorarla, por ese egocentrismo, en su más pura esencia.
Y es que no queda otra, pues es una guerra alemana/estadounidense…
Y ese típico “mantra”, de “lo que está bien para nosotros, está mal para los demás” solo fijarse en la escena del soldado alemán, con el abrigo estadounidense, y que lo lleva puesto a continuación, el personaje de Jon Bernthal.
Y es que los yanquis sacan un máximo de provecho, a un mínimo de recursos bélicos, mientras los malvados SS, resultan totalmente inoperantes, a pesar de todos sus Panzerfaust y su fanática determinación, le ganan la partida; eso es poco creíble…
Como me parece muy difícil entender, la decisión de Brad Pitt, de quedarse al frente de su tanque inutilizado, cuando les viene de frente, un batallón de Waffen SS:
No era mejor que te reagrupas con tus tropas, y otros se ocuparán de ello, pues estaban en muy malas condiciones y lo tenían todo en contra.
Por otro lado, se pasa mucho tiempo entre la decisión y el montaje de esa escaramuza final, si los alemanes estaban a un correr de Norman… demasiado cerca donde, en un momento es de día, y al siguiente, es de noche cerrada…
Cuesta entender, por lógica militar, que un alemán del pelotón, que ha luchado contra los miembros del tanque, perdiendo la vida de muchos, vea al joven Logan Lerman escondido, y lo deje libre...
Y es que los alemanes, que vivían sus últimos días en guerra, sabiendo que iban a perder, porque ya estaban sitiados en su ciudad, y que seguían colgando a los suyos, y sin embargo, éste hombre le concede la “libertad” haciéndose “la vista gorda” es cuestionable.
No obstante, a pesar de esta “jaladas de pelo”, Fury se hace “horrorosamente disfrutable”
Las escenas de batalla, son excelentes, no hay demasiadas, pero son crudas, visualmente muy bien coreografiadas, y da la impresión de que, en la realidad, debió ser algo muy parecido a lo que Fury cuenta, tanto en la batalla, como en los intermedios, con esa escena de las mujeres, y el piano, es fantástica.
La escena del encuentro con las alemanas:
Irma (Anamaria Marinca) y Emma (Alicia von Rittberg ), es uno de los mejores momentos del metraje.
De un alargado suspense, que se magnifica con la llegada del resto del grupo, justo el momento donde podemos ver en su salsa, a un Jon Bernthal en su locura interpretativa; en contraste con los ahorcados, con rótulos que decían:
“Ich bin ein feigling und wollte nicht für das deutsche volk kampfen” o “Soy un cobarde que no quería luchar para el ejército alemán”, por no cumplir el llamado del Volkssturm, para combatir defendiendo a Alemania, es realmente desgarrador, nunca antes visto.
Que luego es compensada por la de la ejecución sumaria del SS, ese “asesino de niños” y la escena, hermosa y densa, de la invitación forzada a comer, en el apartamento de las 2 alemanas, en la que Brad Pitt busca un paréntesis de normalidad, entre tanta locura de destrucción.
Las escenas del interior del Fury son magistrales, retratando la angustia de una tripulación, en un ambiente claustrofóbico; lo que debe ser estar dentro de un espacio tan reducido, que en caso de impacto o incendio, prácticamente no tendrás tiempo de escapar…
Como dato, las gafas de “Gordo” son un modelo alemán.
No es que fuera rarísimo, pero no era habitual.
Así como los otros tripulantes del Sherman, usan gafas M-1944, que según todos los indicios, no se usaron durante la guerra, sino inmediatamente después.
También, hay uno que utiliza gafas de piloto AN-6530, algo desde luego, no es demasiado habitual.
En el periodo en el que se desarrolla Fury, el anteojo del conductor típico, que la mayoría de tripulaciones llevaban, era la Polaroid 1021.
Por último, Steven Price, ganador del Oscar a La Mejor Banda Sonora el año pasado por “Gravity” (2013), compone ahora, para el film de Ayer, y genera una atmósfera que funciona de maravilla, de hecho, en donde el guión no avanza, la banda sonora le abre camino sin problemas.
La composición es una mezcla de texturas orquestales, con una gran variedad de materiales electrónicos, y sonidos varios, así como también, hace uso de un coro que matiza los “tracks” con suavidad o desesperación, dependiendo el caso.
“It will end, soon.
But before it does, a lot more people have to die”
Resulta que El Volkssturm, que se puede traducir como “fuerzas de asalto del pueblo”, fue la milicia nacional alemana, creada en los últimos días del Tercer Reich, específicamente, el 18 de octubre de 1944, bajo las órdenes de Joseph Goebbels, por lo que todos los hombres entre los 16 y 60 años, fueron conscriptos, e integrados en el plan de defensa de la patria, contra el avance del Ejército Rojo en el este, y las tropas anglo-americanas, en el oeste y en el sur.
Fue Martin Bormann, por orden directa de Hitler, quien reclutó casi 6 millones de alemanes, para formar una milicia nacional, entregando las respectivas órdenes, a todos los “Gauleiter” nazis locales.
La unidad básica del Volkssturm, era un batallón de 642 hombres, compuestos en su mayoría, por miembros de Las Juventudes Hitlerianas
Ancianos, inválidos, y personas consideradas anteriormente, no aptas para prestar servicio militar.
Pese al esfuerzo inicial de Bormann, durante los últimos meses de la guerra, el Volkssturm estuvo bajo el mando del jefe de las SS, Heinrich Himmler, y participó en la defensa de Berlín.
Los miembros del Volkssturm, fueron reclutados masivamente, desde noviembre de 1944, para darles el entrenamiento adecuado, pues fueron constituidos en milicias, en octubre de 1944, pero apenas 4 meses después de ello, en febrero de 1945, El Ejército Rojo entraba en Prusia Oriental, mientras el 9 de marzo de 1945, las tropas de Estados Unidos, cruzaban el río Rin, rebasando la última barrera geográfica que defendía a Alemania.
Como rasgo notable del Volkssturm, fue que desde el principio, Hitler y Himmler insistieron, no solo en la preparación estrictamente militar de los reclutas, sino además, en llenar de fanatismo nazi a estas milicias, para así, determinarlas a combatir hasta su aniquilación; por ello, el Volkssturm no empezó a operar bajo el control directo de la Wehrmacht, sino bajo la dirección del mismo Partido Nazi, mediante sus jefes locales, de cada ciudad o región.
Además de estar pobremente armados, los miembros del Volkssturm no tenían suficientes municiones para el combate, y se les exigió obtener por su propia cuenta:
Uniforme, mantas, utensilios de cocina, etc., por lo cual, el aspecto final de las tropas reclutadas, era sumamente abigarrado y desigual.
En realidad, la desordenada apariencia de los batallones del Volkssturm, no constituía un factor que elevara la moral civil, sino que al contrario, mostraba crudamente, la desesperada situación militar del Reich.
Como resultado de este muy deficiente entrenamiento, en muchos casos, los reclutas eran enviados al frente, sin haber aprendido siquiera, a manejar bien su propio armamento, además de ser evidente en muchos casos, su total inexperiencia en combate.
De esta manera, numerosos soldados del Volkssturm, murieron negligentemente durante las operaciones, otros muchos, practicaron deserciones masivas en el frente, o en todo caso, capitularon casi sin lucha, ante el avance de sus adversarios.
Y es que los alemanes, no fueron los únicos en echar mano de la población civil en momentos de desesperación, también sus aliados japoneses lo hicieron, y esos fueron los Kokumin Giyūtai.
La rendición de Japón, el 2 de septiembre, supuso que estas unidades civiles, apenas tuviesen oportunidad de combatir, dando por terminado el conflicto.

“Whom shall I send and who will go for Us?
And... I said:
Here am I, send me!”



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