The Guest

“What the fuck?”

Las “dime novels” estadounidenses, popularizaron en los albores del siglo XX, a los asesinos múltiples, presentándolos con un misterioso halo de romanticismo y peligrosidad.
Estos atroces individuos, alcanzaron una gran fama, que se ha extendido hasta el presente, y que se fundamenta en nuestra morbosa curiosidad, parcialmente aplacada por los sanguinarios relatos que, editados hasta la saciedad, explotaban la notoriedad del asesino.
Uno de los miedos con los que juega a veces el cine de terror, es la idea de que algo tan íntimo, como nuestro propio hogar, sea invadido por terceros, con malas intenciones.
Los invasores, se presentan como personajes amigables, carismáticos, que logran entrar a la casa de los protagonistas con engaños, haciendo que sean las futuras víctimas, quienes les permitan ingresar.
Pero una vez que se encuentran dentro, revelan sus verdaderas intenciones.
“I'm a soldier, man.
I like guns”
The Guest es una película de acción, del año 2014, dirigida por Adam Wingard.
Protagonizada por Dan Stevens, Maika Monroe, Leland Orser, Lance Reddick, Sheila Kelley, Brendan Meyer, Chase Williamson, entre otros.
El guión es de Adam Wingard y Simon Barrett.
Para los devotos de la serie B, y el cine de explotación, la equilibrada mixtura de cine de venganzas, experimentos militares, alumnos con problemas, camareras de “dinner”, estética ochentera suave, y fiestas de Halloween en el instituto, The Guest puede ser demasiado irresistible; es un “slasher” desmadrado, una comedia taimada y vacilona, que levita al compás del aura nostálgica.
El rodaje de The Guest, fue filmado en diferentes lugares como:
Moriarty, Edgewood, y Estancia, en New Mexico, EEUU.
La trama sigue a Los Peterson, una familia que continúa llorando el fallecimiento de su hijo Caleb en Afganistán.
En pleno duelo, David Andersen Collins (Dan Stevens,) irrumpe en el hogar familiar, y conquista a cada uno de sus miembros:
Primero a Laura (Sheila Kelley) la madre, y después al resto del núcleo:
Spencer (Leland Orser), el padre; Anna (Maika Monroe), la hija; y Luke (Brendan Meyer), el hijo menor.
Con David, el padre de familia, parece haber encontrado en él, a un compañero de cervezas perfecto y responsable, alguien en quien confiar la seguridad de su hogar.
Con Luke, el hijo menor, no tarda en acercarse a la figura protectora, que le ofrece el amigo de carne y hueso, que nunca ha tenido, y lo defiende de los matones del colegio.
Y con Anna, el guaperas le proporciona popularidad entre sus amigos.
Es con la madre, donde David afirma, haber compartido unidad y amistad con su, recientemente muerto en combate, manipulando la voluntad fuerte de la familia, la madre.
Así las cosas, la familia lo acoge temporalmente, ya que David no parece tener un sitio a donde ir.
Pero pronto, una serie “muertes accidentales” empiezan a suceder; y puede que David esté conectado con ellas.
No es hasta que uno de ellos comienza a intuir, que David no es quien parece ser.
The Guest, es una variante de la “home invasión”, en este caso silenciosa, la del extraño que entra en la familia, como benefactor, pero donde camufla las mismas intenciones destructivas, utilizando la manipulación emocional, en un claro alegato contra la guerra misma, y los efectos en sus soldados.
“You did the right thing.
I don't blame you”
El director, Adam Wingard, sigue la línea socarrona de la resurrección del “actioner” de los años 80, donde lo masculino, quizás mostraba más que nunca su neurosis, y necesitaba de estos ejercicios de glorificación, y reafirmación del macho, con aquel fetichismo patológico por la musculatura, y el cultivo exacerbado del cuerpo.
Aquí, el guión de Wingard/Barrett arranca con un amable, educado, y varonil soldado, tremendamente atractivo en todos los niveles, tanto que quita la concentración, visita a la familia de su compañero muerto.
Sabemos desde un principio, que la trama oculta algo siniestro, pero prácticamente, cualquier espectador acabará sorprendido, al descubrir el nivel de eufórica demencial que exhibe, en la que caben desde los clásicos matones de instituto, hasta la conspiraciones gubernamentales.
Desde la deleznable política de matar, es decir, la militar de Estados Unidos a su target; con 2 pájaros que mata de un tiro, mostrando como aquello que debe suponer seguridad nacional, acaba por dinamitar aquel valor que supuestamente, más se promueve desde los propios estamentos conservadores, que veneran el ejército en tierra de Obama:
El núcleo familiar, y hace a The Guest, un panfleto hasta político antibélico.
En la producción, Wingard en consecuencia, mimetiza los códigos y las fórmulas de aquellos años, le aplica un distanciamiento irónico, en cuanto lo revisa desde el presente, y acaba seduciendo al espectador, por la vía de la nostalgia, casi del mismo modo hipnótico que David utiliza a la familia.
De esta manera, le recupera el aroma de su infancia/adolescencia.
Es decir, The Guest toca la fibra sensible, en cuanto le activa la melancolía por los viejos tiempos, un mecanismo totalmente escapista, con una única finalidad:
Encontrar el placer en lo que vemos.
Estéticamente, The Guest es una joya, con una ambientación retro rural ochentera, que se huele, y se saborea en cada plano, a lo que sin duda contribuye, y mucho, el uso de la fabulosa y sorprendente banda sonora.
La inyección de un tono “fantastique halloweeniano”, traslada la historia y los personajes, a un terreno irreal, en el que uno participa de la fiesta, como un invitado más, sabiendo la total autoconsciencia que se puede tomar como un juego lúdico, entre autor y espectador, sobre todo, si ambos son amantes de estos géneros, y reconocen sus códigos y tópicos, que son tratados bajo un prisma paródico, muy divertido, sin llegar a la astracanada; ya desde el estupendo uso de la banda sonora, y la elección de una estudiada planificación, que denota la asunción de los tics de aquello en lo que se inspira; que es mucho.
Y es más, el pulso narrativo, recuerdan los filmes de muchos directores que usaron esa época del año, o bien que utiliza aquello de “uno contra todos”, mil veces vista, pero que aquí es firme, aprovechaba con inteligencia, debido a sus ajustados medios que la elevan por el resto.
En suma, nos hallamos ante un film, en el que no dejan de pasar cosas estúpidas, porque las hay, pero dotado de sagacidad a la hora de complacer al público, con interpretaciones, situaciones, e imágenes de calidad, todo bien rodado.
Su conclusión, ambientada en un colegio, decorado con motivos de Halloween, no deja lugar a dudas:
The Guest es puro cartón piedra, un artificio revisionista y sarcástico, que bebe de las energías de otro cine, ya periclitado, para establecer un ejercicio puramente lúdico, donde incluso, se mofa de la gravedad, y del mismo raído género.
Comprobaremos en este punto, que seguimos sin conocer los motivos que han llevado a David, a esta espiral de violencia, por lo que finalmente asimilaremos, que esa ausencia de fundamento, es la principal baza para criticar a un sistema vehemente e incomprensivo, que ha arrastrado al protagonista, a ese extremo de locura.
Y es que con The Guest, se aplaude con el mismo entusiasmo, tanto las secuencias de acción, en las que el psicópata protagonista fulminaba a sus propias víctimas, como en aquellas en las que él recibía su merecido.
Y seguramente, la misma persona lo haría en ambas secuencias, sin distinguir que son 2 cosas muy distintas.
Porque lo que aquí se expresa es, el puro goce del género, aquel que no tiene en consideración, el contenido ideológico, o la carga moral de lo narrativo en ese momento, sino que simplemente, se aprueba el virtuosismo fílmico, la ejecución de la secuencia de acción, por ejemplo:
La investigación policial, con respecto a esos asesinatos, es inexistente, por lo que también se detecta un claro distanciamiento con el filme detectivesco.
Y da igual, que en un caso sea una explosión de sadismo, o que ésta incorpore una función catárquica, en cuanto “el bien vence al mal”
Si ha conseguido asombrarme, si he disfrutado con lo que he visto, si me he olvidado de dónde está lo correcto y lo incorrecto, lo gratifico.
Buena parte del mérito, de que funcione The Guest, está en la caracterización de Dan Stevens, más allá de la tremenda interpretación que ofrece el británico, pues cambia acento, reside de nuevo en el libreto, capaz de medir cada aparición, y de conseguir que, escena tras escena, la sombra de ese personaje protagonista, se cierna sobre un film que, en parte, no deja de ser una extensión suya.
Stevens contribuye, de este modo, a dotar de una fuerza y un vigor a la obra de Wingard, que quién sabe si, con otro actor al frente, habría podido alcanzar.
Aunque ya sabemos cuál será el desenlace de la historia, con David transformándose en una amenaza para la familia, The Guest de todas maneras, es capaz de crear una atmósfera tensa, especialmente gracias a la intriga que rodea a sus motivaciones:
¿Por qué está haciendo todo esto?
¿Es maldad pura, o hay algo más?
¿Qué esqueletos tiene David en su armario, y de dónde ha salido?
Podemos ver que The Guest, presta una gran atención al psicópata, lo lee con la cámara, en su mirada, sus silencios, su sonrisa, hasta con sus tics; y Dan Stevens enamora con David, cumpliendo con el espectador, como una víctima más.
Por David es un personaje hipnótico, malicioso, imprescindible, que resulta convincente, tanto en la empatía, como en la brutalidad despiadada, dejando siempre un lugar para el humor salvaje. Su llegada al hogar, será una bomba que lo pondrá patas arriba, desde el adolescente que sufre abusos en el colegio, y le enseña a defenderse… hasta lo etiqueta de “gay” para salvarlo, dato que no es de extrañar, pues las miradas entre ellos están sutilmente trabajadas para segundas lecturas.
David pasa colaborar con Laura, en “la aceptación familiar de su entorno” con si David fuera su hermano fallecido, incrementándole a Anna su popularidad por el carisma que David irradia.
Con la madre, David ayuda en las tareas del hogar, resulta extraño que no se la encame, pues difícilmente se puede creer que Laura es mucho mayor que David.
Y al final, se transforma en un interlocutor de confianza para Spencer, el padre; que se siente un fracasado laboral, porque a él no le ascienden en su trabajo.
Pero será Anna, quien destapará ese misterio, y ponga en marcha la acción; de nuevo, el protagonismo, llamémoslo “antagónico” de The Guest, recae sobre una joven heroína, muy a su pesar como doble de la fallecida Brittany Murphy.
Y es que si bien estamos ante el villano de la historia, David es el protagonista.
El resto de los personajes, reacciona ante lo que él hace, convirtiéndose así en la fuerza motora de todo lo que ocurre.
Su carisma, lo convierte en algo terrorífico, pero a la vez fascinante.
Su figura, y el modo de actuar y mimetizarse en el ambiente, suplantando múltiples identidades, será el centro de la acción en todo momento, por lo que parece que el thriller psicológico, es la referencia más clara, donde el espontáneo comportamiento del protagonista, se muestra con una doble cara.
Y para que todo funcione, es la cara que se le pone al invitado, en este caso, el descubrimiento de Dan Stevens, en su primer papel protagónico, y su sonrisa que esconde más matices, que el de muchos actores en toda la trama.
De hecho, ese soldado educado, de modales suaves, que se dirige a todo el mundo como “señor” y “señora” con una sonrisa perfecta, definitivamente parece estar ocultando algo, y una llamada telefónica a la base militar, de la que David asegura que fue dado de alta, da como resultado, un sorprendente hallazgo que puede poner a toda la familia Peterson en peligro...
Y aun así, nos cuesta odiar a David.
El actor, Dan Stevens, que pasa de la humanidad a lo inhumano en medio segundo, nos deja a todos con la boca abierta.
¿Sus motivaciones?
Supongo que elige a los Peterson, porque es la opción más fácil:
Familia vulnerable por la pena de la pérdida, y en parte, conocida por él, pues Caleb se sometió al mismo experimento al que le sometieron a él, y supongo que se contarían sus cosas...
Por otra parte, el humor negro de ciertas escenas, es tan ácido como acertado, y sirve para arremeter severamente contra la armada estadounidense, y los cuerpos de seguridad.
El mensaje es claro, si te alistas en el ejército, tu destino será la completa locura, o el tráfico de armas, mientras que si no lo haces, eres un pringado y un drogadicto sin valor, ni futuro.
¿De qué lado prefieres estar?
Como notas negativas:
Las fantasmadas, típica de las películas de este género, que pueden molestar a más de uno.
El protagonista, es un arma de doble filo, pues no te lo crees, es un “plan robot” que muy pocas veces parpadea, sólo para cambiar de registro, y ese núcleo familiar, donde se acepta a un desconocido en el hogar, si tan siquiera investigarlo.
La gran cantidad de “homenajes/guiños” al género de acción, llega un poco a ser motivo de adivinación, sobre dónde se vio tal escena, en qué película, y con qué actor…
Por otra parte, creo que el film tiene un final algo precipitado, pero tiene sus aristas.
Previsible en todo momento… y lo malo malísimo de The Guest, es que el actor tan carismático como Dan Stevens, se encasille en este tipo de roles.
Lo peor que puede pasar, es que The Guest tenga una segunda parte, y que se aclaren las lagunas, pues lo atractivo reside en no saberlo.
Que haya salido “vivo” al final, está en creerte todo lo anterior, pues nadie se salva de tantas balas…
El total desconocimiento del experimento, y de cómo salió de donde tenían a David, es motivo para que The Guest tenga muchas lagunas argumentales.
Eso sí, sí tengo que destacar algo, sin duda alguna debo mencionar a Steve Moore, el encargado de poner la nota musical, que nos transporta directamente a los ochentas, y no necesariamente a la música de esa época, sino al ambiente que crea.
“I'm really sorry”
Resulta pues, que los Estados Unidos de América, despilfarra miles de millones de dólares en Afganistán…
Lanchas para una nación sin salida al mar; plantación de soja, en un país que come trigo; aviones oxidándose en la pista…
Buena parte de los $103,000 millones gastados por EEUU en Afganistán, fueron un completo despilfarro.
A menos que ese dinero, sea utilizado para otros fines, digamos, “médicos” o de experimentación.
El Ejército de Tierra, ha iniciado una investigación para conocer, si la participación en misiones en el exterior, provoca problemas psicológicos a los militares desplegados en Afganistán, un extremo sobre el que no se tienen “datos reales”, aunque sí, la creencia de que “no hay una incidencia significativa” del Estrés Post Traumático, o de combate en los contingentes, o el llamado “Síndrome de Afganistán”
Contrario a lo esperado, 5 asesinatos, y 2 suicidios en menos de un mes; 3 de ellos, cometidos por soldados que regresaban de Afganistán.
Todos ocurrieron en La Base de Fort Bragg, en Carolina del Norte, EEUU.
Perplejo, El Ejército de EEUU, ha mandado un equipo de especialistas, para averiguar las causas de las muertes, que podrían estar relacionadas con el uso de una medicina contra la malaria.
Los hechos ocurrieron entre junio y julio de 2002, pero sólo ahora, El Pentágono ha decidido despachar un equipo de 16 epidemiólogos, médicos, psiquiatras, ayudantes sociales, e incluso, un reverendo, para tratar de elucidar el caso.
Los expertos pasarán días en Fort Bragg, base de las tropas especiales, que han estado operando en Afganistán.
Del hermetismo militar, sólo se han hecho públicas 2 pistas:
Que 3 de los soldados, que presuntamente asesinaron a sus mujeres, acababan de volver del frente, y se sospecha, que todos tomaban un remedio común contra la malaria, comercializado por los laboratorios Roche, bajo el nombre de “Lariam”
Esta medicina, tal y como advierte la propia farmacéutica, puede tener serios efectos segundarios, y provocar “ansiedad, paranoia, depresión, hasta alucinaciones, y comportamientos psicóticos” en casos excepcionales; según la OMS, uno de cada 20,000.
Roche, también precisa que “Lariam” no puede ser consumido por “pacientes con depresión activa, o con antecedentes recientes de depresión”
Los investigadores, no han querido adelantarse, y han asegurado que analizarán todas las circunstancias de los asesinatos, desde la compleja reinserción tras meses de lucha, hasta los problemas personales de las parejas afectadas.
“Nuestra investigación, quiere ante todo, evitar que vuelvan a producirse hechos como éstos”, comentó uno de los oficiales.
“Tenemos unos 50 suicidios al año, tan sólo en El Ejército, y es un auténtico problema” agregó.
“Y es que el cerebro de los soldados en la guerra, se adapta para afrontar el combate, lo que provoca cambios irreparables en su estructura y funciones, disminuyendo sus habilidades cognitivas”, señalan los investigadores.
Así las cosas, las estimaciones acerca del Trastorno de Estrés Postraumático, y las lesiones cerebrales traumáticas, varían ampliamente, pero una cifra aproximada, es que estos problemas afligen al menos, a 1 de cada 5 veteranos de Afganistán e Iraq, informa un diario neoyorquino.
Un estudio concluye que, en una tercera o cuarta gira por Iraq, o Afganistán, más de una cuarta parte de los soldados, presentaban dichos problemas de salud mental.
Los investigadores indican, que esos cambios podrían complicar las posibilidades de los ex militares, de integrarse a la sociedad civil.

“Be careful who you let in”



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