The Devil’s Double

“Play the part or suffer the consequences”

Si bien, está sobradamente documentado, el uso de dobles por parte de algunos importantes nombres históricos, en el ámbito de la política y militar, como Stalin o Hitler, por decir 2 de los más famosos, el uso de estos “doppelgängers” es muchas veces, una teoría conspiratoria difícilmente de comprobar, pero la cual ha nutrido constantemente, muchos guiones cinematográficos.
El poder corrompe; y el poder sin control, crea monstruos.
En un mundo aparentemente sujeto a reglas, alguien que no solo escapa a ellas, sino que aprovecha su impunidad para practicar la infamia, al margen de toda humanidad, se convierte automáticamente, en alguien incomprensible para el resto.
Alguien inenarrable, alguien despreciable, que debe ser detenido o, como mínimo, denunciado en su escalada de atrocidades.
Uday Saddam Hussein al Tikriti, en árabe عُدي صدّام حُسين, fue el hijo mayor del presidente y dictador iraquí, Saddam Hussein; y era hermano mayor de Qusay Saddam Hussein al-Tikriti.
Uday, fue considerado como el posible sucesor de su padre; desde que era niño, era problemático, consentido, y egoísta.
Siempre utilizó el poder de su padre, para hacer que los demás cumplieran sus deseos.
Cuentan sus compañeros, que cuando estaba en bachillerato, solía llegar al colegio en un Porsche amarillo, acompañado de sus novias.
Durante las clases, también era contestón, y obligaba a sus escoltas, a que le hicieran las tareas.
Una vez, un profesor tuvo la osadía de decirle que no podía seguir yendo con sus conquistas, pues en ese país, las mujeres no son admitidas en los colegios masculinos.
El reclamo le salió caro; y nunca más volvieron a ver al profesor.
Uday, producía el periódico Babel, y un canal local de TV, llamado Al-shabab TV.
Estuvo casado con la hija de Izzat Ibrahim ad-Douri, que era vicepresidente, y presidente suplente del Consejo de Comando Revolucionario, pero se divorciaron después.
En octubre de 1988, en una fiesta en honor de Suzanne Mubarak, la esposa del entonces presidente de Egipto, Hosni Mubarak, mató al valet personal de su padre, Kamel Hana Gegeo, posiblemente a petición de su madre.
Antes, en una muestra de horribles gestos, un intoxicado Uday hirió a Gegeo, y le hizo el golpe de gracia, con un choque eléctrico.
Gegeo, recientemente le había presentado a Saddam, a una mujer joven, Samira Shabandar, que después sería su segunda esposa.
Uday consideró la relación de esta con su padre, como un insulto a su madre; a lo que Mubarak lo llamó, un psicópata.
Como castigo por el crimen, Saddam encarceló brevemente a su hijo.
La sentencia original, era por 8 años; probablemente, Uday estuvo 3 meses en una prisión privada.
En respuesta a la intervención personal del Rey Hussein de Jordania, su padre envió a Uday a Suiza, como el asistente del embajador iraquí; pero el gobierno suizo lo expulsó, después de un incidente, en el cual se involucró, en un restaurante.
Después, Uday fue nombrado Líder del Comité Olímpico Iraquí (COI), y La Federación de Fútbol, y subsecuentemente, el jefe de una de las organizaciones de seguridad.
En el anterior puesto, torturó a atletas que no lograban ganar; por lo que fue llamado “abu sarhan”, o “lobo” en árabe; no obstante, fue herido durante un intento de asesinato, en diciembre de 1996:
Fueron 8 balas, las que atravesaron su automóvil Porsche, e inicialmente estuvo paralizado; fue enviado al Hospital Ibn Sina, donde le hicieron varias operaciones, y una bala que había quedado en su columna, fue retirada, localizándose cerca de la espina dorsal.
En la ola de subsecuentes desafiliaciones, Saddam incrementó la responsabilidad, y la autoridad de Qusay, designándolo como su sucesor en 2000.
Como rebeldía, Uday abrió cuentas en Yahoo! y MSN Messenger, creando controversia cuando en el contenido de las cuentas, alegó violar las sanciones económicas de Estados Unidos contra Irak.
Poseía una gran colección de videos, hallados en su palacio en 2003, por marines estadounidenses, muchos de los cuales, registraban su lado público, y vida privada.
La vida de Uday Hussein está estrechamente ligada a la de Latif Yahia, en árabe لطيف يحيى‎, quien era uno de tantos oficiales del Ejército Iraquí, empantanado en La Guerra contra Irán cuando, en 1987, Uday Hussein, el primogénito del dictador de Bagdad, le ordenó que fuese su “fedai”, una palabra que significa a la vez, doble y guardaespaldas.
Y Yahia se resistió; Latif dijo que no, y entonces le dijeron:
“No lo ha entendido, no se lo estamos pidiendo.
O lo hace, o le matamos”
Fueron 2 de los guardaespaldas de Uday, quienes le vendaron los ojos, y lo llevaron a una celda; y 7 días más tarde, Uday lo visitó, y le dijo que si no accedía al “favor” que le pedía, violaría a su hermana pequeña.
Latif no tuvo más remedio que aceptar.
La obligación era, dar la cara cada vez que Uday sospechaba que alguno de sus muchos enemigos, se proponía matarlo, ese era uno de los gajes del oficio de Latif.
Y lo hizo desde 1987, hasta 1992.
De inicio, llevaba 7 meses en el frente, pero no estaba convencido de que, gracias a su parecido físico con el hijo de Saddam, le esperase una vida mejor.
Los sicarios de Uday “me amenazaron entonces, con violar a mis hermanas.
No tuve más remedio que aceptar”, explica Latif.
Unos oficiales le notificaron a su familia, que Latif había muerto en combate, y que no habían encontrado su cadáver.
Entre tanto, lo obligaron a vivir en un lujoso palacio, donde recibía el trato de un Príncipe:
Tenía 7 personas a su servicio, y las mujeres que quisiera.
Los médicos de los Hussein, lo examinaron, y concluyeron que se debía someter a varias cirugías maxilofaciales, pues la forma de su quijada, y sus dientes, eran diferentes a los de Uday.
Una vez realizaron las operaciones, lo entrenaron:
Le enseñaron a fumar, hablar, y caminar como su secuestrador; pero para ser convincente de veras, aún tenía que estudiar a fondo el porte, y los comportamientos peculiares.
Tenía que imitar a la perfección, la risita infantiloide de Uday, sus andares altaneros, y sus modales descuidados, su hábito de saludar a las personas con una larga mirada, que no auguraba nada bueno, su costumbre de sostener un Montecristo, entre los dedos índice y medio; y sus bromas de mal gusto, como la de disparar unos tiros al techo, cada vez que estaba en una discoteca, para que el pinchadiscos pusiera temas más marchosos.
Era solo el principio…
El despotismo y la violencia del hijo de Saddam, no parecían tener límite.
También, Latif conoció al viejo Saddam, quien le advirtió que si lo llegaba a hacer enfadar, lo pagaría muy caro.
Luego lo obligaron a realizar uno de los pasatiempos favoritos de Uday:
Ver cómo sus fuerzas secretas, torturaban a sus enemigos.
Ante estos horrores, el doble comenzó a beber sin control, para poder dormir y aguantar el suplicio.
Poco a poco, Latif se fue acostumbrando a ese ritmo de vida, pero no se dejó corromper por el régimen.
En una ocasión, Uday le pidió que le disparara a un hombre, que había ido a reclamarle por violar a su hija.
Pero él, en lugar de cumplir la orden, tomó un cuchillo, y se cortó la muñeca derecha.
Al ver su reacción, el hijo de Saddam se calmó, y entendió que podía perder a su doble, si le volvía a encargar una tarea como esa.
La nueva vida de Yahia, que ahora tiene 50 años, empezó con unas operaciones maxilofaciales, para que su dentadura se pareciese a la de Uday, del que había sido compañero de colegio.
Visionó también vídeos en los que el joven al que debía imitar aparecía discurseando, fumando, o caminando.
Tras 2 meses de intensa preparación, a Yahia le tocó, por fin, sustituir en público al vástago de Saddam, que ya temía ser víctima de un atentado, como el que estuvo a punto de costarle la vida, en 1996.
“He sufrido más de un intento de asesinato”, recuerda Yahia, incluido uno al final de La Guerra del Golfo, en 1991.
Poco antes, había viajado a Kuwait, por orden de Uday, para “organizar el traslado a Bagdad, de cientos de objetos de lujo robados, y valorados en $125 millones”
También, fue testigo de múltiples violaciones, y sesiones de tortura.
“Aquello era una salvajada permanente”, afirma.
“Tanta violencia rutinaria, cambió mi carácter”, dijo.
Uday tiene la reputación de ser un sádico, al que le gusta infligir sevicias a los adversarios del régimen, y no dudaba en secuestrar a jóvenes y adolescentes atractivas, para abusar de ellas, y humillarlas.
“Lo vi de cerca, pero no participé activamente en nada de ello”, se justifica el antiguo doble aunque, en una entrevista en la televisión alemana, reconoció que tuvo la oportunidad de disfrutar en “fiestas y orgías”
Como otros muchos secuaces de Uday, Yahia fue víctima de uno de sus arrebatos:
A mediados de 1991, disparó a su doble en una pelea en el hotel Meliá Mansour de Bagdad.
Herido en un hombro, Yahia aprovechó la confusión que reinaba en la posguerra del Golfo para, tras 4 años y medio al servicio del hijo del dictador, y huir del país.
Y cayó, en el norte de Irak, en manos de los guerrilleros kurdos.
“Me robaron los $50 mil que llevaba encima, y estaban dispuestos a entregarme a Uday, a cambio de más dinero.
Me rescató La CIA, que me ayudó a pasar a Turquía” dijo.
El espionaje de EEUU, quería saber de primera mano, cómo era el círculo íntimo de Saddam.
Empezó entonces para Yahia, un largo periplo por Europa:
Viena, Londres, Oslo, Ámsterdam, etcétera, salpicado de persecuciones por agentes de un Saddam deseoso de vengarse.
En la capital austriaca, un fotógrafo egipcio del semanario vienés News, escuchó por casualidad, en la terraza de un café, el estremecedor relato que Yahia hacía de su vida.
Se lo contó a su redactor jefe, Karl Wendl, quien, a su vez, le propuso hacer un libro.
“Comprobé previamente, que Latif fue un doble”, explica Wendl.
“Le llevé, por ejemplo, a un dentista, para que me confirmase la operación, y he visionado vídeos en los que se le ve actuar” dijo.
La autobiografía de Yahia, escrita por el periodista austriaco, se puso a la venta en 1994, pero pasó inadvertida.
Ahora, con el título “I Was Saddam’s Son”, fue publicada por Goldmann Verlag, en Alemania; y por Arcade, en EEUU.
¿Qué es lo que explica la locura de Uday?
Latif tiene sus propias teorías.
Según explica, la niñez de Uday estuvo marcada por toda clase de atenciones desmesuradas, pero también resultó traumática.
Latif asegura, que Saddam lo llevó a presenciar la primera ejecución pública, cuando tenía tan solo 5 años.
A los 10, le hizo contemplar vídeos, en los que los oponentes al régimen, eran torturados sin piedad.
Y para el joven Uday, no resultaba nada fácil, vivir a la sombra de su poderoso padre.
“Ese criminal, este hombre sin escrúpulos que era Uday, cuando se emborrachaba, rompía a llorar como un niño, y se quejaba de que su padre siempre le había ignorado”, recuerda Latif.
¿Qué opina Yahia de La Guerra en Irak?
“Me gustaría poder luchar por mi país, pero no lo haré porque, en cuanto cruce la frontera, me matarán los esbirros de Saddam”, contesta.
“Hay algo que los occidentales no entienden.
Los iraquíes nos peleamos entre nosotros, pero, frente al invasor, cerramos filas, y resistimos juntos.
Bush, Blair, y también Aznar, son tan culpables como Saddam” dijo.
Está convencido, de que La Invasión de EEUU fue un error, que tan solo sirvió para sustituir a un grupo de gánsteres, por otros enfrentados entre sí.
“Y hoy nos encontramos con que hay un montón de individuos, cuya única aspiración, es convertirse en Uday” sentenció el doble.
Latif asegura, que cuando se enteró de que Uday había muerto en un bombardeo en 2003, su única reacción fue pegarle al televisor.
Le enfureció saber que no podría ver a su verdugo, el hombre por el que arriesgó la vida, pagar por sus crímenes.
“Más bien, tenía ganas de llorar.
Los estadounidenses tendrían que haber cogido a Uday vivo”, afirma hoy.
“Lo que yo quería, era que fuese sometido a juicio, para que confesase al mundo entero, todos sus crímenes y asesinatos.
Hasta hoy, sigo sin dormir bien por las noches; no paro de pensar en él”, cuenta.
“Estoy condenado a vivir con Uday, el resto de mi vida, y es posible que me acompañe a la tumba” terminó diciendo.
“Please be clear about this, Latif.
Uday has chosen you.
You belong to him”
The Devil’s Double es una película de acción y drama, dirigido en 2011, por Lee Tamahori.
Protagonizado por Dominic Cooper, Ludivine Sagnier, Raad Rawi, Philip Quast, Mimoun Oaïssa, Khalid Laith, Dar Salim, Mem Ferda, Nasser Memarzia, Oona Chaplin, entre otros.
El guión es de Michael Thomas, basado en un hecho real, recogido en las memorias de Latif Yahia al-Salihi en su libro titulado “I Was Saddam's Son”, a su vez, basado en las memorias de Uday Hussein, hijo del dictador de Irak, Saddam Hussein, donde relata cómo se vio obligado a integrarse en la vida del clan Hussein, en el país islámico.
Uday Hussein, hijo de Saddam Hussein, fue uno de esos sujetos, cuyo historial de barbaridades, llega a revolver el estómago:
Un dictador sin trono, pero libre para destrozar vidas a placer, torturar, y violar de forma rutinaria, de manera indiscriminada.
The Devil’s Double, se basa en el libro autobiográfico, escrito por Latif Yahia, quien con varias novelas, afirma haber sido uno de los dobles del hijo del derrocado Saddam Hussein, quien a su vez, también usaba dobles.
Al tratarse de una adaptación de una biografía, la distancia entre realidad y ficción, parece que debe ser más estrecha; y el director Lee Tamahori explica, que las “biopics” no son su tipo de película favorita, ya que siempre se intenta ser extremadamente fiel a los hechos, y la verdad, en el cine, roba parte de la libertad de creación, y concluye explicando el estilo de su película, donde la verdad “con algunas capas”, sí le permite ser libre en su trabajo.
El rodaje de The Devil’s Double tuvo lugar en Jordania y Malta.
Es el año 1987, en Bagdad, cuando El Teniente del Ejército Iraquí, Latif Yahia (Dominic Cooper), es convocado desde la primera línea del frente, al Palacio de Saddam Hussein (Philip Quast), y se ve inmerso en las altas esferas de la familia real, al tener que convertirse, gracias a su gran parecido físico, en el “fedai”, doble o señuelo político del hijo de Saddam, el famoso Príncipe, Uday Hussein (Dominic Cooper), un imprudente joven, con un hambre feroz por el sexo, y la brutalidad.
The Devil’s Double comienza precisamente, cuando Latif es obligado a aceptar esta misión, que inicialmente rechaza, pero a la que acabará accediendo, cuando su familia sea amenazada por Uday.
Con su vida, y su familia en juego, Latif decide renunciar a su antiguo yo, para siempre, a medida que aprende a caminar, hablar, y actuar como Uday.
Con un movimiento en falso, que le puede costar su vida, Latif forja un vínculo íntimo con Sarrab (Ludivine Sagnier), la seductora amante de Uday, que es perseguida por sus propios Agentes Secretos.
Pero mientras se teje una guerra con Kuwait, y Uday se cierne con un régimen mafioso, que amenaza con destruirlos a todos, Latif se da cuenta, que escapar de “la guarida del diablo”, tendrá un alto precio.
Todo The Devil’s Double, está ambientado en la época, en la que justo Irak le declara la guerra a Kuwait, por los territorios del petróleo, y en esos momentos, se usaban los dobles de Saddam, como de su hijo, para que estén en muchos lados, con el motivo de confundir a sus agresores.
The Devil’s Double termina diciendo, que Latif ha sido un hombre muy difícil de encontrar, y que en la actualidad, se refugiaba en Irlanda, en donde vivía con su mujer, y sus 2 hijas.
Uday, igualmente habría reducido al mínimo su agenda pública desde el ataque, pero sobrevivió hasta su muerte, a manos de las fuerzas de EEUU, en 2003.
El director, sin embargo, se ha permitido ciertas licencias con la ficción, para inclinarse más hacia el género de acción.
“Además, los biopics no son mis películas favoritas, porque siempre intentan centrarlo todo cerca de los hechos.
La verdad mezclada con ficción, te hace ser más libre” dijo el director.
Así, The Devil’s Double es al mismo tiempo, una historia real, y un relato de crímenes, delincuentes organizados, poder, codicia, y ambición.
Una aventura desgraciada, en la que un hombre se ve envuelto en situaciones trágicas, terribles, en las que debe mostrar, imitar, el mismo sadismo que el personaje al que sustituye.
De lo contrario, se convertirá él, en la víctima.
Sea ficción o no, de lo que no hay duda, es que Latif Yahia ha escrito un libro perfecto, para ser adaptado a la gran pantalla.
La mezcla de verosimilitud, personajes históricos, toques de propaganda, y un personaje central inocente, y metido en medio de toda la vorágine, como testigo excepcional, logran que la historia de Yahia, tenga un gran atractivo a pesar de que se tengan que poner comillas en lo de “basado en una historia real”
Por lo que The Devil’s Double entremezcla verdades, mentiras, y mitologías creadas alrededor de la familia más poderosa de Irak, ahora destronada, y el realizador Lee Tamahori, reconstruye su mundo con esplendor, atractivo, y una puesta en escena, más que lograda.
Queda reflejada, una vez más, lo que los regímenes autoritarios pueden hacer en pueblos sometidos, donde una vida vale menos, que el precio de una bala.
“I love cunt more than I love God!”
The Devil’s Double está situado temporal, y espacialmente, en el conflicto entre Irán y Kuwait, en 1990.
Utilizando imágenes documentales, The Devil’s Double propone una mirada global y objetiva del conflicto, haciendo pesar el aspecto “pérdida de vidas humanas”, a la que estos conflictos llevan.
Luego, la parte ficcional, ya desde su título, deja en claro su postura sobre el régimen de Saddam, y en especial, sobre la maldad de su hijo Uday.
En este último sentido, es interesante la contraposición que hace entre Latif y Uday, entre un soldado que da su vida por un país, el cual es manejado por el “diablo”, compone una interesante paradoja.
Tamahori, deja de lado la vertiente política y militar, para centrarse en la moral, en el morbo sexual, en los excesos, abusos, y desmadres personales, de un personaje que se queda corto, comparado con el diablo; un pequeño tesoro descubierto, una realidad que sale a la luz, y que sorprende profundamente.
De ritmo rápido, recorrido frenético, colosal en su exposición de unos hechos reales, que explotarían por vergüenza al propio Lucifer, se vuelve un poco repetitiva, al insistir en exponer la clase de animal que era el protagonista; cruel, loco, repugnante, repulsivo, inmundo... todo se queda corto, para describir una forma de vida sin límites, donde todo se permite; todo, todo, todo lo que una menta sucia y enferma pueda imaginar.
Con una producción, que recrea magníficamente la ciudad de Bagdad, y el lujo excesivo de la familia de Saddam Hussein, The Devil’s Double se mueve entre el interés de ver a una de las familias que más han marcado los acontecimientos recientes, y los mórbidos excesos del hijo del dictador.
Dado que Uday tiene muchos problemas mentales, los cuales lo hacen un monstruo, no tiene piedad de nadie, es un sexópata, drogadicto, y bipolar; decide contratar a la fuerza a un conocido de su infancia, muy parecido a él.
El problema es que, cuando Latif Yahia, a la fuerza acepta vivir la vida del hijo del presidente, empieza a ver la cruda realidad detrás de los muros del Palacio, y también fuera de ellos.
De a poco, la moral empieza  a carcomer la cabeza de Latif, y con el comienzo de la guerra, deberá empezar a tomar decisiones, que lo pondrán en riesgo de muerte a él, su enamorada, y sus seres queridos.
Según se cuenta, The Devil’s Double se trata de una versión adaptada del atentado contra la vida de Uday, hecha por Latif y su socio, en 1996, con una emboscada, mientras Uday estaba tratando de atraer a unas jóvenes hacia su Porsche.
Uday resulta gravemente herido, incluyendo heridas en sus genitales con un tiro directo.
Uno de los guardaespaldas de Uday, captura a Latif mientras huye de la escena, pero el guardia, sin embargo, al que Latif pudo haberlo matado, al huir de la fiesta de cumpleaños de Uday, opta por permitir su huida…
Por lo que The Devil’s Double, es una muy buena adaptación autobiográfica de las andadas de un hombre, que vio truncada su vida, y que tuvo problemas en el paraíso.
Vio y aguantó violaciones, torturas, asesinatos, vejaciones, insultos, y corrupción por todos lados, y todo esto sale con gran impacto en la pantalla, y sin ningún pudor.
Esto en parte se agradece mucho, porque se le otorga realismo, pero no puede dejar de resultar bastante chocante, como algún que otro tajazo con un cuchillo.
Y Tamahori logra representar la terrible vida de Latif Yahia, convertido durante un largo tiempo, en Uday Hussein, su constante incomodes, y su malestar cuando tenía a Uday cara a cara, así como todo tipo de actos, y momentos violentos que quedan bien detallados, con planos bien cuidados, y una fotografía bastante conseguida, sobre todo, con los exteriores de esos maravillosos y exóticos parajes iraquíes, como la mansión de Uday.
Sin duda, The Devil’s Double parte de una premisa argumental, original y atrevida, que prometía ponernos frente a una película distinta, sobre los entresijos del poder.
Sin embargo, todas las expectativas se diluyen rápidamente, cuando vemos lo poco arriesgado que es el abordaje de Lee Tamahori.
Como “biopic”, estamos ante una típica historia de ascenso y caída, que no aporta nada nuevo al género, y que está trufada de escenas, donde la tónica general está marcada por el exceso.
La combinación de fiestas, drogas, armas, y sexo, trata de dar un aire “trash” a un filme que, en el fondo, es relamido, y se toma demasiado en serio.
Quizás, uno de los aspectos más decepcionantes, es el poco partido que saca a la figura del doble que, más allá de proporcionar 2 o 3 giros de guión muy previsibles, apenas tiene importancia.
The Devil’s Double, no invierte mucho en el dolor de renunciar a una vida, para obligarse a tomar otra, ni está capacitada para ser un verdadero drama, ni para mostrar la lucha del país, más bien, es un relato con buenas dosis de acción, sobre las grandes vidas en contraste con el simbolismo de la lucha contra el capitalismo, un degenerado consumista, con tendencias peligrosas.
Queda claro, que el hijo de Saddam Hussein es un psicópata como pocos, pero llega a parecer que se vertebra casi toda la trama, en función de sus brutales excesos, y se no hace un esfuerzo por adentrarse en un personaje central, el del doble, que podría haber resultado en un espectacular ejercicio, hacia el abismo emocional.
Encarnando tanto al infame Hussein como a Latif Yahia, Dominic Cooper hace de un “Doctor Jekyll y Mister Hyde” moderno, sin caer en la ampulosidad grotesca, como el escenario en el que se mueve la trama, y manteniendo un interesante duelo con sí mismo.
“Me encantó explorar acerca de cómo podemos disfrazarnos nosotros mismos, y convertirnos en alguien que no somos, y cómo siempre, estamos atormentados por eso, en lo que nos convertimos temporalmente” dijo el actor sobre su personaje.
El actor, encontró dificultades para encarnar al personaje del príncipe Uday.
Al no entender sus motivaciones ni su forma de ser, decidió enfrentarse al personaje, desde la relación que éste mantenía con su padre.
“Me imaginaba el rechazo que debía sentir, incluso como primogénito, cuando su padre no quería darle protagonismo alguno, porque no confiaba en él.
Uday fue criado en un ambiente tan brutal, que tuvo la necesidad de hacerse un nombre por sí mismo, a través de la violencia injustificada” dijo Cooper.
La condición de Latif, como doble de Uday, no difiere de la de su amante, Ludivine Sagnier, ni de la de otros personajes de su séquito:
Él es, simplemente, un esclavo.
Mientras The Devil’s Double retrata a Uday como un psicópata cruel, infantil, y descerebrado; Latif es presentado como un hombre bueno, extremadamente racional, y poseedor de un gran autocontrol.
Dominic Cooper, interpreta ambos papeles, de modo totalmente opuesto, acentuando esta idea, hasta un punto que resulta excesivamente molesto y maniqueo, inclusive se le nota exagerado.
El cruce de identidades, entre Latif y Uday, algo que The Devil’s Double parece querer sugerir desesperadamente, en algunos diálogos; se convierte entonces, en un simple trámite, en un peaje que hay que pagar, pero nunca en una verdadera preocupación.
Por otra parte, de vez en cuando, incluso sonando ridículo, aparece una que otra palabra, o frase en árabe, para retomar en seguida el inglés…
La verdad, no me gusta esto, pues deja en claro el colonialismo cultural al que se somete El Séptimo Arte.
De todas maneras, la historia de Latif Yahia, vista en The Devil’s Double, ha sido cuestionada en parte, por la falta de pruebas sobre su suplantación o, incluso, relación con Uday Hussein, o los niveles más altos del régimen de Saddam Hussein.
De hecho, 2 periodistas, uno del Irish Times, Eoin Butler; y otro del Sunday Times, Ed Caesar, han cuestionado la historia de Yahia.
En 2007, Butler entrevistó Yahia, y destacó las inconsistencias en muchas de sus declaraciones.
En 2011, justo antes del lanzamiento de The Devil’s Double, Butler comentó, que las historias de Yahia eran exageradas.
En parte, la ex esposa de Yahia contactó con Butler, y le dijo que cuando conoció a Yahia, utilizó otro nombre, Khalid al-Kubaisi.
Después los 2 se casaron, ella escuchó por primera vez, que Yahia dijo haber sido el doble cuerpo de Uday.
Una historia que a su propia mujer, le parecía como mínimo “dudosa”
En 2011, el periodista del Sunday Times, Ed Caesar, entrevistó a varias personas de la época del régimen de Hussein.
Aunque el uso de dobles, por parte de Saddam, era ampliamente conocido, 2 confidentes de Uday Hussein, negaron la existencia de dobles para él.
Uno incluso dijo, que Yahia, al parecer, había sido arrestado por suplantación de personalidad, la de Uday, en 1990.
Un guardia privado del Palacio Presidencial de Saddam, en el periodo de 1989-2003, también negó que Uday utilizara dobles.
El ex médico de Saddam Hussein, y un cirujano plástico, en el hospital de Ibn Sina, dijo que la cirugía reconstructiva que Yahia afirmaba haber sufrido, nunca se realizó.
Un ex agente de La CIA en Irak, afirmó que nunca había oído hablar de Yahia, ni oído de que Uday, u otro miembro de La Familia Hussein, usaran dobles.
Yahia por su parte, decía que era lógico, pues aquello era secreto de Estado.
Como obra, The Devil’s Double ha sido muy criticada, la escena final, por la forma como distorsiona el atentado que estuvo a punto de acabar con la vida de Uday, en 1996, y que le dejó secuelas que persistirían hasta el 22 de julio de 2003, día en que los soldados estadounidenses, finalmente lo rodearon a él y a su hermano Qusay, en una residencia de Mosul, en el tiroteo que siguió, donde ambos murieron junto con sus escoltas.
Por tanto, conviene ver The Devil’s Double, como una pura invención, un thriller de acción y política, que se presta a una nueva vuelta de tuerca, en torno al “doppelgänger”
Además, hay que destacar su diferencia de otros films hechos sobre los conflictos de Medio Oriente, los cuales casi siempre terminan condecorando “fílmicamente” a las tropas de EEUU, y pierden muchas veces el problema interno de raíz, en este caso, hay una mirada moral, más que política.
Por supuesto, no existe ni asomo de análisis sociológico, crítica política, o cualquier matiz que se tome en serio la vergüenza de lo que pasó en Irak, sus causas, y sus soluciones.
Además, no hay secundarios de enjundia, ninguno tiene peso, son meros floreros; como tampoco tiene mucho valor como retrato de un país asfixiado por el sátrapa, pues solo vemos al monstruo de hijo, moverse entre opulencia, y las clases altas.
Como mensaje, resalto el dolor de quien es humillado por el poder.
Terrible ver personas que se creen dueños del mundo, especialmente porque fueron educados en ambientes, donde sus padres en vez de formarlos, los deforman al hacerles creer que en la vida, lo importante es el fin, sin pensar en los medios.
Sexo, locura, desenfreno, drogas...
Ahí podemos encontrar la moraleja final, donde la propia búsqueda del placer, cada vez más corrompido, conduce a su propia autodestrucción.
“Poor child never knows what to wear.
He changes his mind every five minutes.
Depends on what car he's driving.
Honestly, habibi, that boy, he wears me out”
El 22 de julio de 2003, tropas de La 65ª Policía Militar estadounidense, ayudadas por Las Fuerzas Especiales de ese país, mataron a Uday Hussein, a los 39 años de edad; a su hermano menor, Qusay de 37; y el hijo de éste, Mustafa Qusay Hussein al-Tikriti, de 14 años; durante un tiroteo en una casa en la ciudad norteña de Mosul.
Fueron delatados por un iraquí no identificado, y esas Fuerzas Especiales, fueron a capturar a los habitantes de esa casa.
Tras abrir fuego, Las Fuerzas Especiales se desplazaron, y solicitaron refuerzos; cerca de 200 soldados estadounidenses, con el apoyo aéreo de helicópteros Apache y A-10, abrieron fuego contra la vivienda.
Tras 4 horas de batalla, la operación duró en total 6 horas, los soldados entraron a la casa, y encontraron 4 muertos, incluyendo los 2 hermanos, y su guardaespaldas.
Se reportó que el hijo de 14 años de Qusay, llamado Mustafa, era el 4º cadáver, y El General de Brigada, Frank Helmick, Comandante Asistente de La 101ª División Aerotransportada, comentó que todos los ocupantes de la casa, murieron durante el fuego.
Al día siguiente, 23 de julio, El Comando estadounidense dijo, que se concluyó la identificación de 2 de los hombres muertos, como los hijos de Saddam Hussein, por sus registros dentales.
Aunque algunos iraquíes se mostraron escépticos sobre las noticias de las muertes, el gobierno estadounidense, tomó fotografías de los cuerpos, y permitió al Consejo del gobierno iraquí, identificar los cuerpos, tras la objeción a la publicación de dichas imágenes, en la televisión árabe.
También se anunció, que el informante, posiblemente el dueño de la casa, recibió la recompensa de $30 millones, y Uday era “el As de corazones” en el juego de cartas de los iraquíes más buscados.
Su padre era “el As de picas”, y su hermano Qusay era “el As de tréboles”
Además, al dueño de la casa, Nawaf az-Zeidan, que se había distanciado de los Hussein, se le ofreció la ciudadanía, y se le permitió dejar Irak.
Los hermanos dijeron, que querían convertirse dominantemente en sus demandas, y querían su hospitalidad para sí.
El 18 de junio de 2004, el hermano de Zeidan, Salaah al-Zeidan, fue asesinado, y 3 parientes suyos, incluyendo un niño de 8 años de edad, fueron heridos por asesinos desconocidos, cuando iban en su automóvil.
Los Hussein, fueron enterrados en un cementerio cerca de Mosul.
Un informe del 20 de marzo de 2003, 1 día antes de La Invasión Estadounidense de Irak, de la cadena ABC, detalló las siguientes acusaciones contra Uday Hussein:
Como presidente del Comité Olímpico Iraquí, Uday ordenó el encarcelamiento y tortura de atletas, que no habían cubierto sus expectativas.
Según testigos, los torturó y mordió con perros, los pies de los jugadores de fútbol, dejándoles marcas visibles en el resto de sus cuerpos.
Se informó de cartas suyas, con instrucciones escritas, sobre las veces que cada jugador presentaba un mal rendimiento, y los llamaba “perros” y “monos” considerado como insultos en el mundo árabe, en sus caras.
Un desertor reveló, que encarceló a futbolistas, forzándoles a patear una bola de cemento, para rendir en las finales de La Copa Mundial de Fútbol de 1994.
El equipo nacional de fútbol, también sufrió.
Se menciona que Uday mantuvo relaciones con los atletas de La Liga Británica, que vivían en Everton y Rangers.
Se rumora que ordenó afeitarlos como castigo.
Otro desertor narró, que a los atletas se les sumergía en agua putrefacta, para infectar sus pies.
Después que Irak perdiera 4-1 contra Japón, en Los Cuartos de Final de La Copa Asiática de Fútbol de 2000, en Líbano, el goleador Hashim Hassan, el defensa Abdul Yaber, y el portero, Qahtan Chatir, fueron acusados de haber perdido, y eventualmente, fueron azotados durante 3 días por la seguridad de Uday.
Otras acusaciones incluyen:
Haber ordenado el secuestro de una mujer joven iraquí para violarla.
Uday era conocido, por entrar a fiestas y “descubrir” mujeres para violarlas.
La revista Time publicó un artículo en 2003, detallando su brutalidad sexual.
Cuando Las Tropas de Estados Unidos, tomaron su mansión en Bagdad, encontraron un zoológico personal, con leones y guepardos, un garaje subterráneo para su colección, de autos de lujo, cuadros glorificándolo a él y su madre con Saddam; se conoce que esto enfureció a su padre; cigarros cubanos con sus nombre inscrito, y millones de dólares en vinos finos, licores, y heroína.
La casona, estaba adornada con pinturas de mujeres desnudas, y fotografías de prostitutas bajadas de Internet, con datos completos, y una calificación escrita a mano, de cada una de ellas.
En la oficina de Uday, había bolsas y cajas de píldoras, y remedios por todas partes, tónicos sexuales de ginseng, antidepresivos Prozac, y hasta un dispositivo de control y prevención del SIDA.
Cerca de allí, había una casa con cúpula que, se cree, era donde vivían las concubinas de Uday, un lugar de mal gusto, con estatuillas de parejas en posiciones eróticas, sofás mullidos, una pileta de natación, y un bar.
Se le acusó de usar una máscara de hierro, en personas.
Haber matado a un oficial del ejército, cuando este rechazó que Uday bailara junto con su esposa; el hombre murió después de sus heridas.
Uday, también disparó, y mató a un oficial del ejército, cuando éste no lo saludó.
El heredero, tenía aproximadamente, 1,200 automóviles de lujo, incluyendo un Rolls-Royce Corniche, valorado en $200,000.
Un Lamborghini LM002, que le regaló el dictador de Libia, Muamar el Gadafi, que fue destruido con explosivos por las fuerzas estadounidenses, para demostrar los efectos de un coche bomba...
Según un nuevo reporte, Uday planeó en el año 2000, asesinar a Ahmed Chalabi, El Líder del Congreso Nacional Iraquí (CNI), presuntamente, para impresionar a su padre, después que Qusay fue nombrado su sucesor.
Hoy en día, este mito de los dobles de Saddam y los Hussein, cuentan con la piedra en el camino del médico personal del exdictador, quien afirma que no existieron, y la historia de Latif Yahia, bien podría ser una historia, valga la redundancia, ya que tanto médicos del régimen, ex oficiales de La CIA en el terreno, periodistas, y confidentes del propio Uday Hussein, han cuestionado su veracidad.
Desde que Latif Yahia al-Salihi publicó su novela, se ha encontrado con algunos detractores, y con gente que ha negado la veracidad de su historia, que termina cuando Uday, celoso tras ver que su doble tenía que sustituirle en una cita romántica, que entrañaba cierto peligro, disparó a Latif, que aprovechó su convalecencia para huir.
Hay quien asegura, que Uday usaba dobles...
Y hay quien, años después de la caída del régimen de Saddam Hussein, ya sin un peligro aparente sobrevolando sus cabezas, lo niega.

“When you say your prayers tonight, when you turn out the light and close your eyes, this is what you should be saying to yourself:
“Latif Yahia is dead.
He died in Iran.
May God have mercy on him.
Now I am Uday Saddam Hussein”



Comentarios

Entradas populares